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Sergio Aschero
(2018)
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CROMATEMÁTICA DE ASCHERO: UN CAMINO SIN RETORNO
HACIA EL FUTURO DE LOS NÚMEROS
1.- El espacio y el tiempo matemático
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También creo que se puede considerar la revolución científica como la acción
acumulativa de cambios en la cantidad de conocimientos científicos que llegan a
producir un cambio en la calidad del conocimiento, de acuerdo con la tercera ley
dialéctica de los saltos. Esta ley más que al materialismo dialéctico de Marx,
corresponde a su continuación con la doctrina llamada marxismo leninismo.
Una revolución científica no es exactamente lo mismo que una revolución cultural,
pero tiene muchos puntos de contacto. Seguramente la primera revolución cultural
tuvo lugar en el neolítico, unos 4000 años a.C, cuando el hombre se transforma de
cazador y pescador en agricultor y ganadero, y consiguió así su dominio sobre el
hábitat en que vivía.
Otra revolución cultural importante tuvo lugar en Mileto en el siglo VII a.C, cuando
comienzan las Matemáticas y la Filosofía griegas con Tales.
Los griegos han influido sobre nuestra Ciencia, principalmente con su Filosofía y su
Geometría. Las doctrinas filosóficas que más han influido sobre nosotros son las de
Platón (427-347a.C), Aristóteles (384-322 a.C), los atomistas (Leucipo, Demócrito y
Epicuro) y los pitagóricos. Tres grandes legados científicos nos han dejado los griegos,
uno falso y otros dos verdaderos, que han durado siglos y que son: La Física y la
Lógica de Aristóteles y la Geometría de Euclides. La lógica aristotélica, que sigue
siendo verdadera, ha reinado casi sin rival hasta la segunda mitad del siglo XIX, en
que comienza el desarrollo de la lógica matemática, que origina en el siglo XX el gran
florecimiento de las lógicas no aristotélicas.
La geometría de Euclides (siglo III a.C), sigue siendo verdadera, y reinando sin rival
hasta comienzos del siglo XIX, en que surge la primera geometría no euclídea con
Bolyai (1802-1860) y Lobatschewski (1792-1856), y a partir de ahí se sigue con la
geometría no euclídea de Riemann (1826-1866) en la segunda mitad del siglo XIX, y el
espectacular desarrollo de las geometrías no euclídeas del siglo XX.
La Física aristotélica es falsa y dura hasta el siglo XVII en que Galileo pone fin a su
reinado, porque con él llega el final de la Física aristotélica y el comienzo de una
nueva Física, que consolidará Newton, y dura hasta el siglo XX en que la Teoría de la
Relatividad y la Mecánica Cuántica ponen fin a la Física clásica iniciada por Galileo y
Newton, y dan comienzo a una nueva Física. No obstante, así como la Física
aristotélica es falsa, la Física clásica sigue siendo verdadera en un ámbito de
aplicación muy grande, y solamente una parte de los fenómenos físicos (muy
importantes y cada vez en mayor número) escapan a su control y tienen que ser
estudiados y resueltos por los métodos de la Mecánica cuántica y de la Teoría de la
Relatividad.
En la segunda mitad del siglo XX nacen la Electrodinámica y la Cromodinámica
Cuántica, prolongación de la Mecánica Cuántica, que entre otras cosas explican las
dos nuevas fuerzas o interacciones débil y fuerte que se añaden a las dos únicas
conocidas hasta entonces que eran la gravitatoria y la electromagnética.
Surge también en nuestros días la Física de las partículas elementales y la moderna
Cosmología, para el estudio de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande.
Entre Tales y Euclides transcurren unos cuatro siglos y entre ellos viven importantes
matemáticos griegos que fueron incrementando el volumen del saber geométrico.
Entre ellos descuella como un gigante Pitágoras que se cree que vivió entre los años
570 y 480 a.C.
Pitágoras descubrió el teorema que lleva su nombre de que "el cuadrado de la
hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los cuadrados de los dos
catetos", que es de una gran importancia.
Muchos siglos después, con el descubrimiento del cálculo diferencial, los geómetras lo
extendieron a los triángulos infinitesimales, lo que les permitió calcular la distancia
entre dos puntos infinitamente próximos del espacio en cualquier sistema de
coordenadas o de una superficie, es el o diferencial de las distancias. Esto es la base
de la geometría diferencial euclídea y de los espacios riemannianos y no riemannianos
modernos.
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Los griegos llamaban segmentos conmensurables a los segmentos de longitudes a y
b, tales que existen dos números enteros m y n para los que na mb y llamaban a el
cociente . Al principio creyeron que todo par de segmentos eran conmensurables, pero
como consecuencia del teorema de Pitágoras se dieron cuenta de que existían pares
de segmentos que no tenían esa propiedad y a estos segmentos les llamaron
inconmensurables.
La teoría correcta del número real no se conoce hasta la segunda mitad del siglo XIX,
y es debida a Dedekind y a Cantor. Por esta razón hoy se consideran defectuosas
algunas de las demostraciones de Euclides, entre ellas la primera, la que utiliza para la
construcción de un triángulo equilátero, en la que admite sin demostración que dos
circunferencias de igual radio e igual éste a la distancia entre sus centros se cortan en
dos puntos; aunque la visión de la imagen nos muestra que así nos lo parece, nada
prueba que existan tales puntos, porque al no conocerse la teoría del número real, las
circunferencias pueden tener "agujeros".
Hubo que esperar a poseer una teoría correcta del número real para poder demostrar
la proposición de Euclides sin tener que contemplar la figura, solo por vía deductiva.
Arquitas que vivió aproximadamente entre los años 430 y 345 a.C, perteneciente a la
escuela pitagórica, utilizó mecanismos y por tanto la Mecánica para la adquisición de
nuevos conocimientos geométricos; consideró que una curva podía ser generada por
el movimiento de un punto, y una superficie por el movimiento de una curva. Por ello
fue criticado por Platón y Aristóteles, pero sin embargo tuvo un gran mérito, es el
pionero de la disciplina que muchos siglos después se llamó geometría cinemática y
también geometría del movimiento. Hoy esta nueva rama de la Ciencia que había sido
la base de la Teoría e Ingeniería de los mecanismos, es también la base de la
moderna Robótica.
La crítica de Platón y Aristóteles a Arquitas fue en parte buena, porque favoreció el
desarrollo de la geometría como una ciencia abstracta y deductiva. El esquema de las
ciencias deductivas fue establecido por Aristóteles basándose en tres postulados, del
que el más importante es el llamado "de deductividad", que todavía es aceptado hoy.
Admite que todos los conceptos científicos se definen por un cierto número de
conceptos primitivos y todas las verdades científicas deben de ser demostradas a
partir de ciertas verdades indemostrables (los axiomas) mediante las leyes de la
lógica.
Sin embargo la crítica a Arquitas fue mala, porque debido a la gran autoridad de Platón
y Aristóteles, se obstaculizó el uso de uno de los métodos más potentes para hacer
progresar la geometría, que es la introducción en ésta del movimiento.
Euclides hacia el 300 a.C, recopiló el saber geométrico anterior a él, enriquecido con
sus contribuciones propias en sus "Elementos".
Comienza con las definiciones, los postulados y las nociones comunes. Vamos a
escribir las siete primeras definiciones, para después comentarlas. Son las siguientes:
4. Una línea recta es aquella que yace por igual sobre sus puntos.
7. Una superficie plana es la que yace por igual sobre sus líneas rectas.
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Lo que él llama línea es lo que nosotros llamamos curva, y lo que llama línea recta es
lo que llamamos segmento. Lo que nosotros llamamos recta es la unión de la
definición 4 y del postulado 2.
Al establecer extremos a curvas y superficies está considerando figuras geométricas
acotadas y no ilimitadas, si bien por el postulado 2 considera la posibilidad de rectas
ilimitadas.
1. (Es posible) trazar una línea recta desde cualquier punto a cualquier otro.
5. Si una recta incide sobre otras dos formando del mismo lado, ángulos internos
menores que dos rectos, al prolongarlos indefinidamente se encuentran por el lado en
que los ángulos sean menores que dos rectos.
1. Cosas que son iguales a una misma cosa, son también iguales entre sí.
4. Cosas que encajan cada una en la otra son iguales entre sí.
Obsérvese que los cinco postulados y la noción común 4 son de carácter geométrico,
mientras que las otras cuatro nociones comunes tienen un carácter más general, con
un campo de aplicación mucho mayor, por lo que en realidad la noción 4 es un
auténtico postulado.
Euclides considera que los postulados y las nociones son verdades incuestionables,
prácticamente evidentes, como hicieron sus seguidores.
Durante muchos siglos, hasta el XIX, la influencia de los "Elementos" y el prestigio de
Euclides fueron enormes, y se consideró a la geometría como la ciencia deductiva y
demostrativa más perfecta, hasta el punto de que aún en el siglo XX se hablaba de la
"nostalgia de la geometría", que es la aspiración que tenían otras ciencias de
conseguir una base axiomática tan buena como la de Euclides.
En el siglo XIX suceden dos acontecimientos muy importantes que echan por tierra la
admiración hacia Euclides, que son el advenimiento de la geometría no euclídea a
principio de siglo y la crisis de los fundamentos de las matemáticas, a finales de siglo,
que conducen al abandono de la axiomática de Euclides por insuficiente y a considerar
falsas algunas de sus proposiciones, como la que sirve para la construcción del
triángulo equilátero, a la que antes nos referimos.
En 1899 Hilbert establece una nueva axiomática, con 7 axiomas, que es la que hoy se
admite.
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Aun cuando se sigue reconociendo el mérito grandísimo de Euclides y de su obra y se
le sigue teniendo como un grande entre los grandes, se le hacen críticas que llegan a
ser feroces, hasta el punto de hablar del "fracaso de Euclides" y Dieudonné, uno de los
fundadores de Bourbaki en el congreso de matemáticas de Royaumont en 1959 lanzó
el famoso grito de "Abajo Euclides", que no va dirigido contra la persona sino contra lo
que representa. Se afirma que los griegos tenían ideas confusas sobre postulados y
axiomas, que las definiciones de Euclides son inaceptables e inoperantes. Sin
embargo Euclides sigue la línea de Aristóteles quien define los axiomas y postulados
de la siguiente manera: los axiomas (las nociones comunes de Euclides por ejemplo)
son verdades comunes a todas las ciencias y los postulados son los primeros
principios aceptados universalmente para cada ciencia concreta. Más alejados están
Aristóteles y Euclides respecto a lo que es una definición, para el primero es el nombre
que se le da a una colección de cosas que tienen propiedades iguales y para que la
definición sea correcta debe expresarse en términos de algo previo a la cosa definida,
es preciso usar términos indefinidos en toda definición.
Se acusa a Euclides de no hacer esto, que si hace Hilbert en su axiomática.
Hoy día no se hace distinción entre axioma y postulado y se emplea más la primera
palabra. Se considera que la base sobre la que se construye una teoría matemática
está constituida por nociones primeras o términos primitivos, y de axiomas que son
relaciones entre los mismos, escogidos arbitrariamente, que no sean contradictorias
entre sí, que se admiten como verdaderas por consenso. A la teoría matemática que
se construye sobre una base axiomática, se le exige que sea consistente (coherente) y
completa. La consistencia o coherencia significa que no se puede obtener nunca una
proposición de la misma que sea a la vez verdadera y falsa (principio de
contradicción). La completitud significa que nunca se puede obtener una proposición
que no sea verdadera o falsa (principio del tercero excluido, el tertium non datur de los
escolásticos).
Las proposiciones tienen que estar bien formuladas.
Hasta el siglo XVIII la geometría es la de Euclides, considerada como la única posible
y verdadera, y a la que se adapta tanto el universo como el mundo que nos rodea; las
máquinas y construcciones así como la forma de la Tierra en la que vivimos.
A partir del siglo XIX ya no es así, al principio del siglo aparecen dos nuevas
geometrías, tan verdaderas como la euclídea, que son la hiperbólica de Bolyai y
Lobatschevski y un poco más tarde la elíptica de Riemann. Después viene una
proliferación de geometrías y con el advenimiento de la Teoría de la Relatividad el
universo deja de ser euclídeo.
La duda es muchas veces creadora, y la duda sobre el 5º postulado de Euclides
condujo, durante el siglo XVIII, a tratar de demostrarlo como teorema, por los trabajos
de Saccheri, Lambert y Gauss entre otros, y al no conseguirlo a la posibilidad de
negarlo (considerarlo falso) y así se pudieron construir las dos primeras geometrías no
euclídeas antes citadas.
Las críticas a las definiciones de Euclides las han destrozado, no obstante es
interesante analizar algunas.
El concepto de punto euclidiano es para la geometría equivalente al átomo de
Demócrito en Física, y en tiempos modernos a los neutrinos, leptones y quarks, que no
tienen partes. Por el contrario la recta si tiene partes como son los segmentos, así
como cualquier otra figura geométrica que también tiene partes y todas están
formadas por puntos. En el proceso mental de divisibilidad de cualquier figura se van
obteniendo partes de la misma, contenidas en partes mayores y que contienen partes
menores (noción 5), hasta llegar a los puntos que ya no tienen partes; el punto es un
todo con una sola parte que es igual a sí mismo.
En la definición 2 al decir que una curva (línea) solo tiene longitud y en la 5 al decir
que una superficie tiene solo longitud y anchura permitirán en la geometría analítica
introducir la dimensión 1 para la curva, 2 para la superficie, 3 para el espacio; lo cual
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unido a que el punto no tiene longitud y por tanto tiene la dimensión cero, y por
generalización ascendente permitió llegar al espacio de cualquier número de
dimensiones. Por tanto estas definiciones de Euclides, aunque defectuosas e
insuficientes si poseen cierta operatividad.
La crítica es mayor para la definición de recta porque "yace por igual" significa no tener
puntos privilegiados, cosa que le pasa también a la circunferencia; pero el postulado 2
distingue ya claramente a la recta de la circunferencia.
Posteriormente se van creando nuevas ramas de la geometría como la geometría
cinemática, la analítica, la descriptiva, la proyectiva, la reglada.
La crisis de los fundamentos de las Matemáticas a fines del XIX afectó fuertemente a
la geometría. Pasch (1843-1930) preparó el camino a Hilbert (1862-1943), consideró al
espacio geométrico como la construcción que se hace mentalmente el hombre y como
reflejo del espacio físico, se dio cuenta de que los puntos, rectas y planos no deben
ser definidos, solamente se nos hacen comprensibles y manejables por sus
propiedades que resultan de los axiomas.
Encontró por primera vez la existencia de una proposición geométrica cuya verdad es
universalmente aceptada y en la que cree firmemente hasta un niño, que no figuraba
en la axiomática anterior a él, ni se puede demostrar como un teorema.
Propuso entonces enunciarlo como un axioma, que hoy lleva su nombre. El axioma de
Pasch afirma:
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Actualmente se puede decir que la axiomática de Hilbert es la solución final del
problema planteado.
Hilbert da una lista de veinte axiomas de los que el número 12 es de Pasch, el número
18 es el postulado de las paralelas de Euclides, el axioma 19 es el de Arquímedes.
Utiliza las tres nociones no definidas de punto, recta y plano, sobre las cuales insiste
en que son denominaciones totalmente arbitrarias y añade que igual podía haberlas
llamado vasos de cerveza, sillas y mesas.
El axioma de Pasch es de pocos años antes que el libro de Hilbert, y el de Arquímedes
es posterior a Euclides, afirma que "dados dos segmentos a y b (a b) existe un número
entero positivo n tal que es mayor que b". Este axioma lleva como consecuencia el
postulado 2 de Euclides y su importancia va más allá de la geometría, se aplica hoy a
los grupos totalmente ordenados que se llaman arquimedianos si cumplen el axioma
de Arquímedes, de los que es un ejemplo el conjunto de los números reales que es un
grupo aditivo totalmente ordenado.
El éxito de la axiomática de Hilbert se ve reforzado porque al suprimir el axioma nº 18
(el quinto postulado de Euclides, de las paralelas) se puede fundamentar la geometría
proyectiva y al sustituirlo por otro axioma, se puede fundamentar la geometría
hiperbólica y también la elíptica, en uno y en otro caso el axioma que sustituye al
quinto postulado es distinto.
Resulta muy interesante el apéndice tercero del libro de Hilbert en el que define el
sentido de una semirrecta y desarrolla la teoría de la adición y multiplicación de
sentidos en la geometría hiperbólica en forma abstracta.
La geometría euclídea y las dos no euclídeas, son las tres igualmente verdaderas y
desde el punto de vista lógico las tres están a la misma altura; sin embargo existe una
diferencia sustancial entre la primera y las dos últimas y es que mientras existen
modelos euclídeos de geometrías no euclídeas, por el contrario no existen modelos no
euclídeos de la geometría euclídea.
Las definiciones de las figuras y de las transformacionesde las no euclídeas se
expresan en el lenguaje de la euclídea (se traducen a él) y los teoremas se obtienen
por los métodos euclídeos y se traducen al lenguaje no euclídeo. Cambian de
significado palabras como paralelismo, perpendicularidad, cambian la distancia y los
ángulos, las propiedades de las figuras geométricas, etc.
Existe una jerarquía de las tres geometrías, en la base está la euclídea y sobre ella se
edifican las no euclídeas. Para poder conocer las geometrías no euclídeas hay que
conocer antes la euclídea. Exactamente lo mismo puede decirse de las cuatro
geometrías euclídeas, la primera es la básica (la ordinaria) sobre la que se construyen
las otras tres y también para conocer cualquiera de estas tres hay que conocer la
primera.
Con Einstein se rompen estos viejos esquemas conceptuales y puede hablarse, con
razón, del espacio y del tiempo antes y después de Einstein. En la Teoría de la
Relatividad Restringida, la primera y más sencilla el espacio y el tiempo no son
independientes sino que forman un continuo tetradimensional, de modo que los puntos
y los instantes se funden en los sucesos formados por la asociación de un punto del
espacio y un instante.
Se abandonan los conceptos clásicos de pasado y futuro por otros nuevos, y un tercer
concepto sin homólogo clásico, que es el tiempo que transcurre en otro lugar del
espacio y que no se halla con nuestro aquí y ahora en relación de pasado ni de futuro.
El concepto de simultaneidad que nos es tan familiar se complica enormemente y
requiere un análisis muy difícil.
El espacio y el tiempo siguen siendo físicamente inactivos y adquieren una estructura
métrica pseudoeuclídea.
La Mecánica clásica utiliza el espacio y el tiempo definido por Newton: "el tiempo
absoluto, verdadero y matemático transcurre en sí, uniformemente y sin ninguna
relación con los objetos externos"; la definición de un punto material como un punto
geométrico dotado de una masa y cinco postulados que se admiten como verdades
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indemostrables o evidentes por sí mismas, entiendo que no son verdades lógicas, sino
que se imponen a la mente, porque jamás la experiencia, de la que se tiene
conocimiento histórico se ha manifestado en contradicción con ellas.
Se ha llegado a la enunciación explícita de estos postulados por un camino totalmente
inductivo, como resultado de un número muy grande de observaciones, que han
sugerido a los físicos la necesidad de una aceptación universal. Posteriormente ha
sido comprobado por los físicos que los resultados obtenidos por vía analítica de estos
postulados, nunca eran desmentidos por la experiencia, lo que les confirmó la
necesidad de admitirlos como verdades indemostrables.
Cuando los adelantos y refinamientos de la Técnica experimental permitieron efectuar
medidas de extraordinaria precisión, que mostraron los errores de los resultados
obtenidos a partir de la Mecánica y de la Física clásica, se habló de la crisis de estas
ciencias y surgió en el siglo XX una nueva revolución científica con la Teoría de la
Relatividad y de la Mecánica Cuántica.
Entre estos postulados figura la ley de la inercia que afirma "todo punto material,
supuesto aislado o está en reposo o se mueve con movimiento rectilíneo de velocidad
constante (uniforme)".
Se llaman transformaciones de Galileo a las que sirven para pasar de las coordenadas
de un punto respecto a un referencial inercial a sus coordenadas respecto a otro
referencial inercial que se mueve con un movimiento uniforme de traslación respecto al
primero.
El tiempo es el mismo, es el de Newton. Las ecuaciones de la mecánica son
invariantes respecto a las transformaciones de Galileo, lo que significa que no
podemos darnos cuenta de un movimiento uniforme y rectilíneo del referencial. Por el
contrario las ecuaciones de Maxwell y la de las ondas del electromagnetismo y de la
óptica no son invariantes respecto a las transformaciones de Galileo, por lo que la
velocidad de la luz no es la misma en dos referenciales inerciales en un movimiento
uniforme de traslación de uno respecto al otro. Estas consecuencias son muy
importantes e hicieron entrar en crisis a la Mecánica y Física clásicas. Hubo necesidad
de cambiar las transformaciones de Galileo por las de Lorentz, para las que si son
invariantes las antes citadas ecuaciones de Maxwell y de las ondas, y para las que la
velocidad de la luz es la misma en referenciales inerciales.
Einstein formulaba en 1905 el principio de la Relatividad restringida que afirma: "la
sustitución de un referencial inercial por otro ha de dejar invariantes las leyes de la
Física", y por tanto es necesario sustituir las transformaciones de Galileo por la de
Lorentz. Para velocidades muy pequeñas en comparación con la de la luz, apenas hay
diferencias, por lo que para ellas se pueden seguir usando la Mecánica y la Física
clásica.
Desde el punto de vista matemático las transformaciones de Galileo y de Lorentz
forman grupo, lo cual es estrictamente necesario para poderlas usar en Física.
Las consecuencias físicas de este cambio de transformaciones son muy importantes,
entre ellas figuran:
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En la Relatividad general, matemática y conceptualmente más complicada que la
restringida, el espacio, el tiempo y la materia dejan de ser independientes, los dos
primeros son físicamente activos. La materia configura la estructura y la métrica del
espacio-tiempo, que ya no es ni plano ni infinito, sino curvo y finito, su geometría se
denomina pseudo-rriemanniana.
Surgen nuevos fenómenos físicos, inconcebibles en la Física anterior, entre ellos el
espacio ya no es estático sino dinámico, está en expansión y como está en expansión
no puede hacerse sin salirse de sí mismo, hay que introducir en un espacio euclídeo
de cuatro dimensiones ficticio, el espacio tridimensional no euclídeo. La expansión del
universo fue observada por los astrónomos en los años veinte, se conoce con el
nombre de fuga de las galaxias, que provoca un corrimiento hacia el rojo de los rayos
espectrales de la luz procedente de ellas.
Está de acuerdo con la Relatividad general.
En el sistema solar los fenómenos explicados por la Relatividad general son el
movimiento del perihelio de Mercurio, de las rayas espectrales de la luz solar hacia el
rojo (dilatación gravitacional del tiempo) y la curvatura de los rayos luminosos
procedentes de una estrella que pasan cerca del Sol. Estos fenómenos son
inexplicables por la Física clásica.
En 1915 Einstein enunció el principio de la Relatividad general, que es una
generalización del de la restringida. El principio de la Relatividad general de
Einstein afirma:
"Si se sustituye un referencial inercial S por otro S1 que no lo es, si existe un campo
gravitatorio C en S1, que lo convierte en inercial, las leyes de la Física son las mismas
en S que en S1 con C".
La formulación matemática de la Teoría de la Relatividad general la hizo Einstein en
1917, mediante un principio de mínimo en un espacio pseudo-rriemanniano que es de
cuatro dimensiones, tres espaciales y uno temporal. Casi al mismo tiempo llegó Hilbert
a las mismas conclusiones.
La Cosmología moderna y la Física de partículas elementales se explican por el uso
conjunto de la Teoría de la Relatividad y de las Teorías Cuánticas (Mecánica,
Electrodinámica y Cromodinámica Cuánticas).
La teoría, la observación y el experimento han conducido a enormes macromagnitudes
espaciales y temporales como son la edad del universo o las distancias a las galaxias
más lejanas, y también pequeñísimas micromagnitudes como son las dimensiones y
las vidas medias de las partículas elementales inestables; así como a pretender
conocer lo que sucedió en los primeros intervalos de tiempo infinitesimales después
del principio del universo (Big Bang) en su proyección hacia el (Big Crunch).
Combinando las probabilidades y la mecánica clásica se desarrolló en la segunda
mitad del siglo XIX la mecánica estadística clásica y en los años veinte del siglo XX las
dos mecánicas estadísticas cuánticas.
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del tiempo). Por decirlo con una fórmula deliberadamente simplista: la matemática
procede de una voluntad por anular el tiempo. La ventaja del simplismo radica en la
sencillez con que permite enunciar la conclusión que quisiera extraer aquí: el tiempo,
por su parte, no se somete a esa voluntad sin tomarse su venganza. Mírese como se
mire, no hay tiempo de las matemáticas; en la medida en que éstas pretenden
anularlo, el tiempo está en ellas. Pero su estar no es apacible sino, más bien,
inquietante.
La Cromatemática de Aschero inicia un proceso de cambio absoluto del lenguaje y los
procedimientos matemáticos tradicionales, inaugurando para esta ciencia la idea de la
sucesión y la simultaneidad temporal que desde lo operativo funciona reconociendo el
proceso (trayecto) de los números desde su punto de partida al de su llegada, con
todo lo que esto supone operativamente.
Ya veremos cómo se instala este código revolucionario.
Apuntaba al principio que dentro del modelo tradicional, incluso al margen de estas
consideraciones, la mera posibilidad de conjugar matemáticas y temporalidad se
presenta ya, de entrada, si más no, como problemática. Y es que, comparadas con
otras modalidades del saber científico, las matemáticas parecen ajenas al tiempo;
incluso, lo parecen por partida doble. Para empezar, la dimensión temporal no cuenta
para nada a la hora de delimitar los objetos matemáticos; al menos, no en el sentido
en que sí lo hace cuando se trata de las ciencias propiamente llamadas naturales
(biología, geología), que se ocupan de cosas a las que toman en consideración
precisamente en la medida en que poseen un espesor histórico. Así, para estudiar los
materiales que integran el globo terrestre, su distribución y sus formas, la geología
apela esencialmente a los procesos de formación de dichos materiales y a los
fenómenos que han determinado su disposición a lo largo del tiempo. Otro tanto
sucede con la biología: sea cual sea el nivel del análisis al que se somete un sistema
vivo (moléculas, células, organismos o poblaciones), la historia se presenta como
perspectiva necesaria, y la sucesión se establece como principio de explicación.
En uno u otro caso, los hechos de que se ocupa la ciencia en cuestión no se toman en
consideración sino en cuanto que son resultado de hechos anteriores. Por lo que
respecta a las ciencias físico-químicas, la situación es algo distinta. Si bien las
entidades a que, en última instancia, nos remiten son también fenómenos
protagonizados por fuerzas particulares o porciones individuales de materia que, en su
particularidad, poseen una historia, no es ésta lo que los convierte específicamente en
objeto de la ciencia, sino que más bien, al contrario, la ciencia pretende poder decirnos
algo de ellos a pesar de aquélla (no hay que perder de vista, sin embargo, que hoy la
física apela a la cronología -bien es verdad que reconstruida desde una determinada
lógica- para hablarnos de la materia actual, cuando recurre a los primeros instantes del
Universo con el objeto de justificar la estructura atómica que se le atribuye a dicha
materia). La matematización de la naturaleza, característica distintiva de la ciencia
moderna, es la responsable de que así suceda; el movimiento de los cuerpos ya no es
pensado como ese proceso individual del que hablaba la física aristotélica (de donde
lo matemático estaba excluido por definición) sino que, desde Galileo, ha pasado a ser
un estado universal de la materia del que nos habla el gran libro del mundo, escrito en
caracteres matemáticos. Pero, con todo, la experimentación parece ser la encargada
de concederle a la naturaleza la última palabra; o la primera.
Con lo que el devenir resulta estar, en definitiva, en situación de imponer una cierta
cuota de participación. Quizás la concesión de esa palabra no sea del todo sincera;
quizás esa lectura de la naturaleza que pasa por ser la física no consista sino en la
escritura de un texto que se ha elaborado a escondidas, o que se redacta a medida
que se enuncia.
Ahí están las interpretaciones convencionalistas o los principios indeterministas, para
alertarnos contra esa posibilidad. Quizás no se mide más que lo que ya de antemano
está medido. Pero, en cualquier caso, hoy como en tiempos de Aristóteles, la ciencia
se ocupa del movimiento; en consecuencia, el tiempo está en ella, siquiera reducido a
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la impotencia relativa que se deriva de haberlo elevado hipócritamente a la condición
de variable independiente.
Hay otro sentido en el que también parecen las matemáticas escapar a la obligación
temporal: es el modo en que establecen relación, no ya con sus objetos, sino con la
verdad asignada a éstos. Para las demás ciencias, el carácter contingente de esa
relación, sometida a rectificaciones o a falsificaciones, no es un obstáculo definitivo
para su marcha; hasta el punto de que haya podido verse, en esa contingencia, la
condición misma de posibilidad de un progreso. Progreso, no ya en el sentido
simplemente acumulativo del desarrollo lineal, sino en el de una verdadera evolución,
en la que los propios criterios de cientificidad están sometidos a la erosión temporal.
Un síntoma claro de esta situación (aunque no una verdadera explicación de la misma)
me parece poderlo encontrar en el hecho de que las ciencias puedan doblarse con una
filosofía que, reclamándose de ellas, tenga aspiraciones normativas. Mientras que, por
su parte, las matemáticas -para aquéllos, al menos, que consideramos empobrecedor
cualquier esfuerzo por reducirlas a un lenguaje anexionable a la lógica sólo llegan a
constituir (¡felizmente!) un arsenal de problemas para la reflexión filosófica, sin que
ésta alcance a proponerles ninguna regla a la que ajustarse con más ventaja que a la
que parece ser ya la suya propia. Frente a ese margen de libertad que aparenta
concederles a las ciencias de la naturaleza el reconocimiento de que su cientificidad
puede hallarse continuamente en suspenso, contrasta la exigencia de unas
matemáticas que, para serlo, han de establecer en cada instante una relación con la
verdad de sus objetos que sea definitiva (so pena de que dicha relación acabe por
revelarse como error y, en consecuencia, como mero fantasma inexistente).
Quizás los términos excesivamente simplificadores a los que he recurrido
Hayan podido producir la impresión de que yo, personalmente, no creo que las
matemáticas posean una historia distinta de la que se ocupa exclusivamente de
quiénes las han hecho y de cómo se han hecho. Por el contrario, frente a los
partidarios de esa historia exterior, soy de los que piensan en que la resolución de un
problema tal como el de afectar a las verdades matemáticas de un índice de
historicidad es una empresa realmente digna de atención filosófica. Pero, eso sí, una
empresa que, seguramente, para ser efectiva debería empezar por mostrarnos dónde
reside el equívoco de una situación que, por otra parte, parece imponérsenos con una
contundencia excesiva: mientras la cientificidad de los demás saberes se nos presenta
instalada en una evolución que es garantía de que pagan, como es debido, su tributo a
la historicidad, la verdad de las matemáticas toma con demasiada facilidad la
apariencia de una idealidad que se despliega en la historia a partir de un único gesto
fundacional. En otras palabras: sus comienzos tienen todo el aspecto de un origen que
encierra ya en sí el principio mismo de su historicidad; de modo que su mera repetición
valga, sin más, como justificación de la historia que él inaugura.
Confieso que, a mí, esa perspectiva me resulta inquietante. Si más no, porque haría
buena, para cualquier autor de una eventual contribución matemática, la
caracterización que Einstein dio de Newton como "un escenario en el cual se
desarrolla la lucha por la eterna verdad". Galileo vino a decir lo mismo, aunque en
términos más halagüeños, cuando defendió que el hombre tenía de las matemáticas
un conocimiento que no era esencialmente distinto del divino, por más que se
diferenciase de éste en que había de alcanzar por deducción y raciocinio lo que Dios
conocía por una única intuición. Otra manera de hacer explícita la misma inquietud
sería la de remitirme a los términos en que un matemático constructivista plantea la
cuestión de cuál es la naturaleza de los entes matemáticos: ¿son comparables a los
personajes históricos, o a los de las ficciones literarias? Las preguntas por
Vercingétorix admiten todas ellas respuesta, aunque ésta escape eventualmente a
nuestros conocimientos; mientras que las cuestiones que podamos plantearnos a
propósito de Don Quijote sólo tienen sentido si pueden responderse a partir de lo que
Cervantes dejó escrito. Un resultado tan conocido como el que Paul Cohen obtuvo
respecto de la incompletud del sistema de los números reales, debería convencernos
12
de que estos son como Don Quijote: la pregunta por la existencia de conjuntos de
números más numerosos que el de los enteros y menos que el de los reales, es de las
que no admiten respuesta en sentido afirmativo ni negativo. A las matemáticas, la
transhistoricidad que sus objetos exhiben en casos como este les debe de tener sin
cuidado, poseedoras como son de la clave de su propia coherencia en algún registro
que, hoy por hoy, se nos escapa; pero al matemático, en momentos así, la conciencia
de escenario no puede menos que resultarle abrumadora... Máxime, si se tiene en
cuenta que su actividad resulta estar inserta en el tiempo con la misma necesidad con
que los productos que de ella se siguen parecen rehuirlo; porque, como tantas veces
se ha dicho, un razonamiento matemático es comparable a la música en el sentido de
que su comprensión auténtica exige su reproducción, su despliegue temporal, de
manera análoga a como la apreciación de una melodía no se confunde con el
conocimiento del conjunto de los sonidos que la integran, sino que reclama captar su
enlace como sucesión.
Aunque esta situación podría ya interpretarse como venganza de la temporalidad por
el agravio que supondría la desmesurada pretensión del matemático de poner sus
verdades a salvo de la implacable huella del tiempo, no es a este desquite al que
quería referirme al principio. Al fin y al cabo, este estado de cosas resulta, a la postre,
digestible si se acepta lo que, en el fondo, implica la metáfora einsteniana del
escenario y que hasta hoy ha sido moneda corriente: que el contexto en el que el
científico realiza su tarea (el contexto de la invención o del descubrimiento) es
inconmensurable con aquel otro en el que se insertan sus producciones (el contexto
de la justificación); que no hay medida común entre lo que es, efectivamente y en cada
momento, la actividad científica y el "deber ser" que impera en el conjunto de las
verdades de la ciencia. No creo que la distinción tenga más sentido que el de
perpetuar una cierta pereza endémica a la hora de enfrentarse con los problemas que
plantea la existencia misma de la ciencia; pero ello no quita que el recurso a dicha
oposición sea habitual. Pues bien, si se quiere, aceptando por un momento los
términos de la distinción, yo diría que, para el caso de las matemáticas, el tiempo ha
conseguido ejercer sus represalias en el propio contexto de la justificación; es decir,
allí donde las verdades pretenden llevar una existencia independiente de la de sus
creadores. En lo que sigue, trataré de señalar, muy esquemáticamente, en qué
consiste lo que a mí me parece constituir el aspecto principal de este conflicto entre
matematicidad y temporalidad dentro del lenguaje tradicional ya que la Cromatemática
parte de otros supuestos teóricos que contienen también lo temporal.
Para continuar con la metáfora escenográfica, podría hablarse de una línea
argumental del drama, históricamente desarrollado a partir de un nudo inicial que fue
la aparición de los números llamados irracionales.
Y quiere la tradición que ese episodio primero haya contenido efectivamente
elementos dramáticos; piénsese en la leyenda de Hipaso, ahogado en un naufragio
como castigo de los dioses por la impiedad que supuso revelar el secreto en que los
pitagóricos mantenían la existencia de magnitudes irracionales… Sea como fuere, si el
descubrimiento de dicha existencia no fue piedra de escándalo, sí que constituyó, por
lo menos motivo de asombro; de ello nos da testimonio, entre otros, Aristóteles en un
conocido pasaje de la Metafísica. Allí utiliza Aristóteles la inconmensurabilidad entre la
diagonal y el lado del cuadrado para ilustrar su tesis general de que el conocimiento (la
ciencia; la filosofía) procede de la admiración.
He aquí, pues, que, en un principio, la temporalidad y lo matemático hubieron de
convivir en armonía, siendo así que entre ellos existía una relación genética. Del
carácter de dicha relación, sin embargo, el lenguaje voluntariamente mítico del Timeo
no nos proporciona más que atisbos.
Y quizás no podamos aspirar a más… Pensemos que el nexo arcaico entre tiempo y
número es el que hubo de dar sentido a cosas tan esotéricas -para nosotros- como los
"secretos" de las pirámides egipcias; es decir, la coincidencia de orientaciones
astronómicas muy precisas de las estructuras arquitectónicas con la presencia, entre
13
las magnitudes utilizadas para su construcción efectiva, de valores numéricos que,
desde nuestro punto de vista, constituyen muy buenas aproximaciones del número
que llamamos n.
A los ojos de la razón -de nuestra razón- esa coincidencia les resulta, por lo menos,
inquietante y difícil de apresar, revestida como está de la polisemia que, como diría
Hegel, "es característica esencial del jeroglífico".
Pero el paso de Egipto a Grecia coincide, justamente, con el descifre de ese
jeroglífico, con el desmontaje de su estructura propiamente simbólica.
Para el caso que nos ocupa, cabría preguntarse: ¿cómo se desarmó la antigua alianza
entre tiempo y número?; ¿cómo se deshizo el tejido en que se entrelazaban las hebras
de lo temporal y lo matemático? La respuesta, aunque obvia, no es fácil de captar de
inmediato en la complejidad de todas sus implicaciones; ni mucho menos es
susceptible de resumirse aquí en pocas palabras. Digamos, tan sólo, citando a Giorgio
de Santillana, que el antiguo Orden del Tiempo se vio subvertido en Grecia por la
instauración de un nuevo Orden del Espacio; y que Parménides y Demócrito hubieron
de ser los principales artífices de esa subversión. Mencionar a Parménides en un
contexto matemático puede parecer una ocurrencia fuera de tono, cuando no un
despropósito. Estamos demasiado acostumbrados a verlo, con los ojos de una
tradición que él mismo contribuyó decisivamente a inaugurar, como el fundador de la
doctrina del Ser, verdadero punto de partida de una metafísica que nos resulta
excesivamente alejada de esas preocupaciones prácticas por contar y por medir que
los propios griegos acabaron por identificar como el origen de las matemáticas. Sin
embargo, precisamente ahí reside el quid de la cuestión: si esas prácticas universales
contuvieran efectivamente, siquiera como en germen, las condiciones de su ulterior
despliegue teórico, ¿por qué dicho despliegue de las matemáticas como teoría hubo
de realizarse exclusivamente en esa Grecia donde, según la tradición, Pitágoras
acertó a elevarlas a la condición de paideia? Como ya dijo Einstein y repitió Koyré, no
es en la ausencia de ciencia entre egipcios, chinos o babilonios donde cabe encontrar
un motivo de sorpresa; lo admirable -es decir, aquello que, siguiendo a los propios
griegos, debe movernos a reflexiones que el modo científico de mirar al mundo llegara
a hacer aparición entre los pensadores de la antigua Grecia. Tan admirable es el caso
que se lo ha calificado, incluso, de milagro; lo que equivale a reconocer que la razón
no puede encontrar razones que den cuenta de ella fuera de sí misma. Croce decía
que la filosofía es el único precedente histórico posible de la propia filosofía, como lo
vivo lo es de lo vivo. La biología actual parece, sin embargo, proporcionarnos una
explicación físico-química de la vida; por su parte, la crítica historiográfica de los
últimos tiempos ha multiplicado los testimonios conducentes a diluir la fuerza de
persuasión de que antaño disfrutara la imagen tópica del "milagro griego".
En efecto, aunque hoy pueda entreverse, con una cierta confianza siquiera, cuál hubo
de ser el origen de la vida, no se conoce a ciencia cierta qué serie de acontecimientos
es la que condujo efectivamente de lo orgánico a la vivo. El químico podrá
convencernos de que la evolución biológica no hace sino prolongar una evolución
química que la precede necesariamente; pero fracasará a la hora de aplicar esa
certeza al objetivo de obtener, en el laboratorio, un sistema suficientemente integrado
como para reproducirse. Por su parte, el biólogo, seguro de que la marca de lo vivo
reside en la facultad de reproducción, se verá incapaz de situar el origen de la vida
fuera de sí misma, aún a sabiendas de que no es ella la que propiamente constituye el
objeto actual de sus investigaciones.
Algo parecido sucede cuando de lo que se trata es del origen de nuestro pensamiento,
de eso que llamamos a menudo la razón, aunque, ocasionalmente y por mor de
restarle arrogancia al término, la califiquemos de occidental. Y es que, por más que
esa misma calificación lleve implícito el reconocimiento de un origen histórico, por más
convencidos que estemos de que la luz vino de Oriente (aunque Occidente acertara a
sujetarla a su ley), por más proclives que podamos hoy sentirnos a concederles a los
"otros" un derecho al pensamiento, no disponemos de expediente alguno
14
verdaderamente satisfactorio a la hora de reconstruir los pasos por los que esta razón
nuestra devino lo que es a partir de algo que no lo era. No resisto la tentación de
completar el paralelismo haciendo notar que, tanto para la razón como para la vida, se
ha pretendido "resolver" la cuestión del origen situándolo fuera de nuestro planeta; que
los científicos de la NASA puedan pasar por ser más respetables que Velikovsky y Von
Daniken no debería ser óbice para reconocer que, unos y otros, no parecen haber
avanzado sustancialmente respecto de los planteamientos que, hace dos siglos largos,
llevaron a Bailly a postular la existencia remota de un pueblo desconocido poseedor
del saber en toda su integridad, ante el escepticismo de Voltaire y el regocijo de
D'Alembert.
Lo que movió al astrónomo Bailly a formular su pintoresca hipótesis fue el
descubrimiento, entre chinos e hindúes, de elementos de un saber matemático y
astronómico que, ante lo que él consideraba como la indigencia intelectual propia de
aquellas gentes, sólo le parecían verosímiles interpretándolos como vestigios de un
primitivo monumento científico que el tiempo había destruido. Hoy estamos en
situación de enfrentarnos a esa misma cuestión sin sentirnos de inmediato movidos a
resolverla tan drásticamente; las investigaciones etnográficas nos han mostrado la
plausible presencia de saberes similares entre pueblos considerados aún más
primitivos, por no hablar ya de la matemática y la astronomía megalíticas que algunos
prehistoriadores han puesto en evidencia; mientras que, por su parte, el evolucionismo
cultural, el psicologismo o el materialismo vulgar nos han acostumbrado -aunque,
quizás, sin convencernos- a considerar la posibilidad de que se trate de un
patrimonio de la condición humana, enraizado en la propia relación entre el individuo y
su entorno, y más o menos potenciado por la cultura.
Para volver al caso de las matemáticas, que es el que nos ocupa y del que este largo
capítulo puede parecer habernos separado demasiado: en la actualidad ya no
sorprende oír hablar del conocimiento generalizado de la relación pitagórica en el
neolítico, o entre los egipcios, chinos e hindúes; ni tampoco, que se nos diga que estos
últimos contaron con demostraciones geométricas de dicha relación. Claro está que
ello implica no ser demasiado exigentes con los requisitos que se consideren
indispensables para que una prueba gráfica resulte ser equivalente a una
demostración matemática... Y aquí enlazamos de nuevo con Parménides y con los
irracionales. Porque parece claro que, aun sin pretender que ello valga corno una
explicación del origen, la transformación entre los griegos de un tratamiento concreto
de las cantidades y las magnitudes en una matemática abstracta y demostrativa, pasa
por el esfuerzo de someter el número y la figura a las exigencias de la llamada
demostración indirecta o por reducción al absurdo; y este tipo de demostración, que
Platón consideraba como característica de las matemáticas, tuvo en Parménides a su
primer teórico conocido (y en Zenón, al gran explotador de sus potencialidades). Por
otra parte, se da el caso de que la demostración presumiblemente más antigua de la
inconmensurabilidad entre la diagonal del cuadrado y su lado es una demostración
indirecta, en la que dicha inconmensurabilidad se establece como consecuencia de la
imposibilidad de que un número entero sea, a la vez, par e impar. Ello no significa que,
con anterioridad al establecimiento de este proceso demostrativo, se pensara que la
diagonal y el lado del cuadrado eran conmensurables; por el contrario, procedimientos
concretos como el de la antanairesis o untifuiresis (método de sustracción recíproca a
partir de dos cantidades dadas, que es la base del llamado algoritmo de Euclides para
el cálculo del máximo común divisor de dos números enteros), aplicado al par de
magnitudes constituido por la diagonal y el lado de un cuadrado, ponía
inmediatamente de manifiesto su inconmensurabilidad. Vale la pena sin embargo,
detenerse un momento en el significado de ese "poner de manifiesto"; porque debió de
tratarse, efectivamente, de una "prueba sin carácter demostrativo", siendo así que la
visualización geométrica del mencionado procedimiento (de la que existe traza en los
Elementos de Euclides) no hace sino ponernos en presencia de una serie indefinida de
cuadrados, de tamaños crecientes o decrecientes, obtenidos cada uno a partir del
15
anterior. Esta "materialización" de la inconmensurabilidad en el ámbito de la geometría
tiene la virtud de corresponderse formalmente con el procedimiento de las series de
números laterales y diagonales (transmitido por Teón de Esmirna) que hace posible la
obtención de las sucesivas aproximaciones, por defecto y por exceso, de la raíz
cuadrada de 2. Es inevitable que a nuestra mirada, educada en la "equivalencia"
cartesiana entre álgebra y geometría, esta correspondencia le resulte una simple
ilustración natural de cómo la indefinición numérica se traduce en indeterminación
geométrica. Con todo, es posible percibir que la traducción no es, quizás, tan
transparente como cabría imaginar: en efecto, por una parte, el procedimiento
recogido por Teón constituye, a fin de cuentas, un proceso que permite efectivamente
"acercarse" tanto como se desee al valor de la raíz de 2, por más que dicho valor se
sepa inalcanzable; mientras que, por otro lado, la correspondiente construcción
geométrica no va más allá de enfrentarnos, reiteradamente, con la imposibilidad de
traspasar las propias condiciones iniciales del problema. Aun aplazando
indefinidamente el cálculo efectivo de un valor exacto, el proceso aritmético exhibe un
carácter de diferenciación progresiva que contrasta con la obstinada repetitividad de la
construcción geométrica que pasa por traducirlo.
Entendida como límite (diríamos nosotros) de la sucesión formada por sus
aproximaciones, la raíz de 2 posee una existencia; a condición, desde luego, de que
esa existencia se entienda en el tiempo. Esta manera de concebir la existencia ha de
resultar, con seguridad, muy alejada de nuestros propios modos intelectuales, estando
como está asentada, al cabo, sobre la base de una coextensividad entre ser y
pensamiento que el propio Parménides tomó como punto de partida, aun cuando fuera
para inaugurar una tradición encargada de disolverla. Quizás podamos alcanzar a
tener algún atisbo de ella si pensamos que una de las fuentes históricas relevantes
(posiblemente, la más antigua) del interés por entidades como la raíz de 2 fue el
campo de la música y, en especial, el problema de la división de la octava. Sea como
fuere, el desplazamiento semántico que acompañó al cambio en la denominación de lo
que nosotros llamamos número irracional, el cual pasó de ser designado como
arrheton (inenunciable, innombrable, indecible) a recibir usualmente el calificativo de
alogon, debería asimismo llevarnos a considerar esa posible condición de la
temporalidad como sustrato de la existencia. Porque, efectivamente, en el tiempo, el
número irracional se caracteriza ni más ni menos que por no poseer un "nombre"
definido (una expresión decimal finita o periódica, diríamos nosotros), sin que ello
suponga una merma decisiva de su realidad; al fin y al cabo, no disponemos de un
procedimiento -por más que interminable- para ir "construyendo" ese nombre.
En el espacio, por el contrario, la perspectiva parece invertirse completamente: nada
más fácil que toparse con el irracional, en forma, por ejemplo, de pares de magnitudes
perfectamente construibles y que, sin embargo, no admiten medida común
(asimmetron); la eternidad -potencial- del cálculo se convierte en imposibilidad -actual-
de alcanzar una unidad última, y lo infinitamente grande en el tiempo se trastoca en
infinitamente pequeño en el espacio.
La historia triunfalista no cesa de repetirnos que los griegos no atinaron a superar el
problema que, de esta suerte, les planteó el infinito; que, manteniéndose estrictamente
fieles a la idea de proporción (logos), no supieron resolver una cuestión que sólo podía
zanjarse merced al cálculo infinitesimal y al concepto de límite. No cabe duda de que,
para ejercer impunemente ese triunfalismo, hay que ignorar hasta qué punto la
consideración matemática del infinito y del continuo sigue siendo una cuestión
candente, con una virulencia que demasiado a menudo se pretende mitigar
provisionalmente por la vía expeditiva de las dosis masivas de formalismo. Pero,
sobre todo, para seguir pensando que la matemática actual es la mejor por ser la más
"moderna", dejando de lado la Cromatemática es inevitable pasar por alto su condición
histórica y, en particular, el hecho de que si el arrheton pasó a ser alogon y el
innombrable se convirtió en impensable, ello no fue en virtud de ninguna "lógica
interna" que, desde la eternidad, hubiera ya previsto ese tránsito como inevitable en la
16
historia. Por el contrario, utilizando términos expresamente opuestos a los de ese
planteamiento, cabría decir que tal conversión no se produjo sino como consecuencia
de la "opción" que nuestro pensamiento ejerció una vez al abandonar el reino de
Cronos, el abrigo arcaico de la temporalidad, y al empezar a construirse un habitáculo
en el ámbito espacial, en ese receptáculo al que todavía Platón se resistía a
concederle la condición de ser.
Con la Cromatemática de Aschero se corrigen una serie de errores que en el lenguaje
tradicional matemático se consideran aciertos. Y esto supone para su aplicación en
todos los órdenes de ese extraordinario saber una auténtica revolución sin retorno.
17
2.- Introducción a la Cromatemática
Este reconocimiento de una propiedad abstracta que tiene en común ciertos grupos, y
a la que nosotros llamamos número, representa ya una importante etapa en el
desarrollo humano.
Así que sepamos, no ha existido nunca ninguna sociedad sin alguna forma de contar.
En un principio por métodos rudimentarios que poco a poco se fueron complicando a
medida que fueron mayores las cantidades a simbolizar, llegando a veces a sistemas
que pese a lo rudimentario de sus formas ya sean estas, muescas, conchas, nudos,
etc., requerían una complejidad de métodos al alcance de sólo una élite. Así empiezan
a aparecer una simbología para representar números de cierto tamaño, incluso con el
uso de los lenguajes se asocian unos sonidos o fonemas.
18
de elementos (símbolos o números), operaciones y relaciones que por intermedio de
reglas propias permite establecer el papel de tales relaciones y operaciones.
Un sistema de numeración puede representarse como: N = (S,R)
N es el sistema de numeración considerado.
S es el conjunto de símbolos permitidos en el sistema.
R son las reglas del sistema.
Estas reglas son diferentes para cada sistema de numeración considerado, pero una
regla común a todos es que para construir números válidos en un sistema de
numeración determinado sólo se pueden utilizar los símbolos permitidos en ese
sistema.
Los sistemas de numeración pueden clasificarse en tres grupos que son:
=> S. Numeración no-posicional.
=> S. Numeración semi-posicional.
=> S. Numeración posicional.
En los sistemas no-posicionales los dígitos tienen el valor del símbolo utilizado, que no
depende de la posición (columna) que ocupan en el número.
Por ejemplo, el sistema de numeración egipcio es no posicional, en cambio el
babilónico es posicional. Las lenguas naturales poseen sistemas de numeración
posicionales basados en base 10 ó 20, a veces con subsistemas de cinco elementos.
Además, en algunas pocas lenguas los numerales básicos a partir de cuatro tienen
nombres basados en numerales más pequeños.
En los sistemas no-posicionales los dígitos tienen el valor del símbolo utilizado, que no
depende de la posición (columna) que ocupan en el número.
Entre ellos están los sistemas el antiguo Egipto, el sistema de numeración romana, y
los usados en Mesoamérica por mayas, aztecas y otros pueblos.
El sistema de los números romanos no es estrictamente posicional. Por esto, es muy
complejo diseñar algoritmos de uso general (por ejemplo, para sumar, restar,
multiplicar o dividir). Como ejemplo, en el número romano XCIX (99 decimal) los
numerales X (10 decimal) del inicio y del fin de la cifra equivalen siempre al mismo
valor, sin importar su posición dentro de la cifra.
En los sistemas de numeración ponderados o posicionales el valor de un dígito
depende tanto del símbolo utilizado, como de la posición que ése símbolo ocupa en el
número.
El número de símbolos permitidos en un sistema de numeración posicional se conoce
como base del sistema de numeración. Si un sistema de numeración posicional tiene
base b significa que disponemos de b símbolos diferentes para escribir los números, y
que b unidades forman una unidad de orden superior.
El color ha sido empleado por ciertos métodos de enseñanza de la matemática. Las
regletas Cuisenaire son de forma rectangular, de diez tamaños y colores. Cada
tamaño va asociado a un color y a un número. La más pequeña tiene una longitud de
un centímetro, y las restantes aumentan de centímetro en centímetro, hasta la mayor
que tiene una longitud de 10 centímetros. Y son un método para el estudio y didáctica
de la aritmética y de los números naturales, sobre todo en niños.
19
Fueron creadas por el maestro belga Emile George Cuisenaire, que publicó en 1952
"los números de color" pero fue Caleb Gattegno quien desarrolló su aprovechamiento
didáctico.
En 1954 Gattegno fundó la Cuisenaire Company para fabricar regletas y publicar libros
y materiales asociados. Las regletas Cuissenaire son un material matemático
destinado básicamente a que los niños aprendan la composición y descomposición de
los números e iniciarles en las actividades de cálculo.
Por tanto, del espectro visible, que es la parte del espectro electromagnético de la luz
solar que podemos notar, cada longitud de onda es percibida en el cerebro como un
color diferente.
20
Newton uso por primera vez la palabra espectro (del latín, "apariencia" o "aparición")
en 1671 al describir sus experimentos en óptica. Newton observó que cuando un
estrecho haz de luz solar incide sobre un prisma de vidrio triangular con un ángulo,
una parte se refleja y otra pasa a través del vidrio y se desintegra en diferentes bandas
de colores. También Newton hizo converger esos mismos rayos de color en una
segunda lente para formar nuevamente luz blanca. Demostró que la luz solar tiene
todos los colores del arco iris.
Cuando llueve y luce el sol, cada gota de lluvia se comporta de igual manera que el
prisma de Newton y de la unión de millones de gotas de agua se forma el fenómeno
del arco iris.
A pesar que el espectro es continuo y por lo tanto no hay cantidades vacías entre uno
y otro color, se puede establecer la siguiente aproximación:
Consideremos una manzana "roja". Cuando es vista bajo una luz blanca, parece roja.
Pero esto no significa que emita luz roja, que sería el caso una síntesis aditiva. Si lo
hiciese, seríamos capaces de verla en la oscuridad. En lugar de eso, absorbe algunas
de las longitudes de onda que componen la luz blanca, reflejando sólo aquellas que el
humano ve como rojas. Los humanos ven la manzana roja debido al funcionamiento
particular de su ojo y a la interpretación que hace el cerebro de la información que le
llega del ojo.
21
Se llama síntesis aditiva a obtener un color de luz determinado por la suma de otros
colores. Thomas Young partiendo del descubrimiento de Newton que la suma de los
colores del espectro visible formaba luz blanca realizó un experimento con linternas
con los seis colores del espectro visible, proyectando estos focos y superponiéndolos
llegó a un nuevo descubrimiento: para formar los seis colores del espectro sólo hacían
falta tres colores y además sumando los tres se formaba luz blanca.
El proceso de reproducción aditiva normalmente utiliza luz roja, verde y azul para
producir el resto de los colores. Combinando uno de estos colores primarios con otro
en proporciones iguales produce los colores aditivos secundarios, más claros que los
anteriores: cian, magenta y amarillo. Variando la intensidad de cada luz de color
finalmente deja ver el espectro completo de estas tres luces. La ausencia de los tres
da el negro, y la suma de los tres da el blanco. Estos tres colores se corresponden con
los tres picos de sensibilidad de los tres sensores de color en nuestros ojos.
Los colores primarios no son una propiedad fundamental de la luz, sino un concepto
biológico, basado en la respuesta fisiológica del ojo humano a la luz. Un ojo humano
normal sólo contiene tres tipos de receptores, llamados conos. Estos responden a
longitudes de onda específicas de luz roja, verde y azul. Las personas y los miembros
de otras especies que tienen estos tres tipos de receptores se llaman tricrómatas.
Aunque la sensibilidad máxima de los conos no se produce exactamente en las
frecuencias: roja, verde y azul, son los colores que se eligen como primarios, porque
con ellos es posible estimular los tres receptores de color de manera casi
independiente, proporcionando un amplio gamut. Para generar rangos de color
óptimos para otras especies aparte de los seres humanos se tendrían que usar otros
colores primarios aditivos. Por ejemplo, para las especies conocidas
como tetracrómatas, con cuatro receptores de color distintos, se utilizarían cuatro
colores primarios (como los humanos sólo pueden ver hasta 400 nanómetros (violeta),
pero los tetracrómatas pueden ver parte del ultravioleta, hasta los 300 nanómetros
aproximadamente, este cuarto color primario estaría situado en este rango y
probablemente sería un violeta espectral puro, en lugar del violeta que vemos).
Muchas aves y marsupiales son tetracrómatas, y se ha sugerido que algunas mujeres
nacen también tetracrómatas, con un receptor extra para el amarillo. Por otro lado, la
mayoría de los mamíferos tienen sólo dos tipos de receptor de color y por lo tanto
son dicrómatas; para ellos, sólo hay dos colores primarios.
Los televisores y los diversos monitores de ordenador y pantallas de celulares son las
aplicaciones prácticas más comunes de la síntesis aditiva.
22
Rojo + Verde = Amarillo
Verde + Azul = Cian
Azul + Rojo = Magenta
Azul + Rojo + Verde = Blanco
Todo lo que no es color aditivo es color sustractivo. En otras palabras, todo lo que no
es luz directa es luz reflejada en un objeto, la primera se basa en la síntesis aditiva de
color, la segunda en la síntesis sustractiva de color.
Así mezclando sobre un papel blanco cian al 100% y magenta al 100%, no dejaran
pasar el color rojo y el verde con lo que el resultado es el color azul. De igual manera
el magenta y el amarillo formaran el rojo, mientras el cian y el amarillo forman el verde.
El azul, verde y rojo son colores secundarios en la síntesis sustractiva y son más
23
oscuros que los primarios. En las mezclas sustractivas se parte de tres primarios
claros y según se mezcla los nuevos colores se van oscureciendo, al mezclar estamos
restando luz. Los tres primarios mezclados dan el negro.
En la impresión en color, las tintas que se usan principalmente como primarios son
el cian, magenta y amarillo. Como se ha dicho, el Cian es el opuesto al rojo, lo que
significa que actúa como un filtro que absorbe dicho color. La cantidad de cian
aplicada a un papel controlará cuanto rojo mostrará. Magenta es el opuesto al verde y
amarillo el opuesto al azul. Con este conocimiento se puede afirmar que hay infinitas
combinaciones posibles de colores. Así es como las reproducciones de ilustraciones
son producidas en grandes cantidades, aunque por varias razones también suele
usarse una tinta negra. Esta mezcla de cian, magenta, amarillo y negro se
llama modelo de color CMYK. CMYK es un ejemplo de espacio de colores
sustractivos, o una gama entera de espacios de color.
A partir de la novena semana de gestación, el feto ya tiene ojos de bebé, con córnea,
iris y cristalino, que permanecen abiertos hasta que se forma el párpado que se cierra
para protegerlos.
Dos meses antes del nacimiento, el bebé puede distinguir entre lo claro y lo oscuro, y
cuando el doctor le enfoca una luz clara al vientre de la madre, el pequeño manifiesta
su malestar.
El bebé apenas nace puede percibir sueltas vagamente, pero su sistema visual no
funciona del todo bien ya que necesita adaptarse al nuevo entorno. Para ello es
preciso que los ojos reciban una cantidad determinada de estímulos así se desarrolla
la zona cerebral encargada de la vista.
La evolución más significativa del sistema visual es en el primer semestre de vida,
aunque la madurez completa no se alcanza hasta los dos años.
24
Forma y color cumplen la dos funciones más características del acto visual: nos
permiten obtener la información más importante para el reconocimiento de los objetos.
La identidad perceptiva depende relativamente poco de la dimensión. La forma, el
color la orientación de un objeto no se alteran con el cambio de dimensión. Un objeto
es siempre reconocible aún si la dimensión se altera.
Con la forma se identifican los símbolos y los operadores; y con el color y su posición,
los números.
En este modelo por ejemplo cuando contamos hasta diez, hemos agotado los
símbolos disponibles para la primer columna; por lo tanto si contamos (sumamos) una
unidad más, se inicia la segunda columna con la cifra diez y uno.
El uno es el número que inicia el conteo de cada nueva serie numérica.
Como vemos, un sistema de numeración posicional se comporta como un
cuentakilómetros: va sumando 1 a la columna de la derecha y, cuando la rueda de esa
columna ha dado una vuelta (se agotan los símbolos), se añade una unidad a la
siguiente columna de la izquierda.
Queda claro que un sistema de numeración está definido por la elección arbitraria de
una base de numeración (esta base, en la Cromatemática de Aschero, es igual al
número de colores, llamados cifras, que se utilizarán para representar los números) y
por ciertas reglas de posición.
La representación escrita de los números naturales se fundamenta en el hecho de que
todo número natural se puede expresar de forma única como combinación lineal de
potencias de la base elegida, siendo los coeficientes de la combinación números
naturales estrictamente inferiores a la base (estos números pueden ser nulos).
Por otro lado, la palabra cifra proviene del árabe sifr, "vacío", "cero". Primero sirvió
para designar al cero, pero después pasó a utilizarse para el resto de los numerales.
¿Qué hicimos entonces para nombrar al cero? Pues tomamos del italiano la
palabra cero, curiosamente del mismo origen árabe sifr, pero en este caso
evolucionada a partir del latín zephўrum.
Total, que a todos los guarismos los estamos llamando, en el fondo, cero.
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Veamos un modelo de equivalencia bisistemática:
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uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho nueve diez
700nm. 400nm.
Los símbolos matemáticos buscan llegar históricamente a la mayor síntesis posible sin
pérdida de sentido.
La cromaticidad que parte del análisis óptico, otorga al lenguaje matemático una
herramienta poderosa para definir todas las magnitudes de lo numerable.
El perímetro de la cifra estará delimitado por una línea negra circular que actuará
como contenedora del color.
Veamos su representación:
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Comparemos estas dos imágenes:
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Y ya podemos iniciar el camino cromatemático con sus divergencias y aportes con
respecto al modelo tradicional:
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El infranúmero es un nuevo concepto matemático creado por Aschero que determina
la diversidad de lo no existente, actuando como una alternativa eficaz y lógica ante la
invariabilidad del cero tradicional, que no tiene en cuenta el desarrollo de las diversas
operaciones que finalizan o pasan por él.
Desde el momento en que existe un dato distinto a la nada (singularidad irrepetible),
contamos con una energía numeral que llegará a ser infranumeral en el caso de lograr
su completa interferencia con las operaciones lógicas del sistema.
También un haz de luz viene a estar compuesto por un tren de ondas. Cuando dos
haces luminosos de iguales características chocan entre sí, su energía se interfiere
provocándose la oscuridad; pero la energía no ha desaparecido.
Por tanto, tiene que aparecer una cantidad exactamente igual de energía en otra forma
distinta; y en este caso es el calor.
Supongamos que damos cuerda al resorte de un reloj; ahora contiene más energía
que cuando estaba distendido.
35
Si empezamos con dos soluciones ácidas a la misma temperatura y disolvemos en
una de ellas el muelle distendido y en la otra un muelle tenso (por lo demás idénticos),
la segunda solución tendrá al final una temperatura mayor que la primera.
Así como el infranúmero cuestiona la existencia del cero como único símbolo
representativo de la nada, el ultranúmero actúa como símbolo inverso de aproximación
al concepto del todo, identificado tradicionalmente por los diversos infinitos y en el
modelo de Aschero con el ultra cero. Un mismo punto bidireccional de polo positivo y
negativo, origina y finaliza lo incontable, que se extiende más allá y más acá de toda
serie numérica, tanto como se desee. Si el número avanza, el ultranúmero retrocede y
en la medida que se aleja su magnitud decrece, con lo cual se invierten todas las
operaciones aritméticas. Con el número y el infranúmero se cuenta, con el ultranúmero
se descuenta. El absoluto es mensurable mediante el ultra cero, y así se define uno de
los límites que ayuden de una vez por todas a solucionar alguno de los enigmas y
contradicciones más importantes del lenguaje matemático. Para esto se establece la
serie ultranumeral.
Es tan lógico contar a partir de la nada como descontar a partir del todo.
Cada ultranúmero que proceda del todo es algo que debe ser medido con exactitud,
para así establecer su magnitud, que tiene una progresión decreciente en la medida
que se aleja de su punto de partida: el ultra cero.
La serie ultranumeral es ilimitada y se utiliza indistintamente para los ultranúmeros
reales y los imaginarios.
De esta forma la Ecuación de Wallis se resuelve: ultra uno es el uno más grande que
existe ya que es el número uno más próximo a ultra cero. En cambio, lo que es
imposible de determinar es el ultranúmero menor (el de mayor cantidad de cifras: el
ultra infinito).
La frontera (o el puente) que vincula a los números con los ultranúmeros para permitir
el traspaso entre ambos es (por ahora) el gúgolduplex.
El gúgolduplex es uno de los números más grandes a los que se puso nombre. Así
como una hoja de papel lo suficientemente grande como para escribir todos los ceros
de un gúgolplex es más grande que el universo conocido, entonces, una hoja de papel
lo suficientemente grande como para escribir un gúgolduplex sería más grande que un
gúgolplex de universos como el nuestro.
36
=
>
A partir de aquí podemos establecer por un lado cuál es el número primo mayor que
existe. Sin lugar a dudas es ultra uno, por ser el número uno más próximo un infinito
mensurable:
El tipo menor de infinito es el que se obtiene simplemente contando sin descanso para
siempre: 0, 1, 2, 3, 4… y así hasta el infinito. Este número lo llamó Alef 0 (que recibe su
nombre de la primera letra del alfabeto hebreo). Este número pertenece a lo que
Cantor llamó números transfinitos.
Cantor también demostró que existen otros infinitos incluso mayores, empezando por
el Alef1, un número tan grande que ni siquiera puede alcanzarse contando durante una
cantidad infinita de tiempo.
Resulta que también hay un número infinito de más infinitos, cada uno mayor que el
anterior, hasta llegar al mayor de todos ellos, conocido como el infinito absoluto y
denominado Omega.
Para la Cromatemática esta idea brillante de Cantor lo único que hace es establecer
puentes mucho más lejanos dentro de lo numerable, que al convertirse en ultra
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infinitos pasan a ser, por la propia construcción de los ultranúmeros, en números más
pequeños que cualquier meganúmero descubierto, con lo cual siempre estarán
infinitamente más lejos de ultra cero que recordemos, es el número más grande que
existe y que contiene en su ser a todo lo finito e infinito.
(ultra cero es mayor que ultra infinito que es igual a infinito Omega y a todos los
infinitos Alef).
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3.- La matriz de los números
Desde hace mucho tiempo, los científicos se han planteado cómo vemos el mundo a
través de nuestros ojos. Pese a lo cotidiano que nos resulta la vista, lo cierto es que el
funcionamiento de la visión del ser humano a nivel cerebral es todavía un enigma en
muchas de sus facetas. Y así, muchas cuestiones formuladas hace bastante tiempo
aún siguen vigentes: ¿Vemos las cosas como algo innato o hemos aprendido a verlas
a lo largo del comienzo de nuestra vida? ¿Qué capacidad tiene el hombre para
adaptarse a un cambio drástico en la visión?
Buena parte de estas preguntas pueden responderse, en parte. Por ejemplo, hoy en
día sabemos que no nacemos con la habilidad de distinguir caras o percibir la
profundidad de los objetos. Eso sí, poseemos la capacidad para aprender a desarrollar
estas habilidades tras el nacimiento. Pero si algo fuera mal en los periodos de tiempo
críticos para el aprendizaje visual (si el bebé quedase ciego o no recibiera los
suficientes estímulos visuales) esas habilidades quedarían ausentes para siempre, sin
la posibilidad de volverlas a aprender en épocas más tardías de su vida. Por otro lado,
también poseemos habilidades visuales que podríamos llamar innatas. Por
ejemplo, somos capaces de percibir movimientos al poco tiempo de nacer, sin un
aprendizaje visual previo.
Una de las cuestiones más relevantes, planteada desde hace siglos, trata sobre la
forma en la que nuestro cerebro nos permite ver las imágenes en la forma en la que
las vemos. Resulta paradójico que las imágenes que capta la retina procedentes de
la córnea y el cristalino son totalmente invertidas. Es decir, a la retina llegan imágenes
donde lo que está arriba se ve como si estuviera abajo y lo que está a la derecha se ve
a la izquierda, y viceversa. Y esto tiene que ver con la mirada.
Hay dos maneras de crear con la mirada: hacia adentro, haciendo surgir ideas; o hacia
fuera; reinventando la realidad; y en ambas actúa la curiosidad como la luz que ilumina
la mente y la impulsa a pensar y a funcionar de diferentes maneras. La palabra
"mirada" proviene del verbo mirar. Este acto infiere que hay un sujeto (el que mira) y
un objeto (lo mirado).
Habitualmente, cuando hablamos de mirar o de mirada, tendemos a observar el objeto
de dicha mirada. Por tanto, la mirada interna se podría entender como la mirada "hacia
adentro".
Sin embargo, en este caso, cuando hablo de mirada no estoy pensando en aquello
que es mirado, sino en aquel que mira.
Algo se puede definir por lo que es, o bien por lo que no es, o bien por su opuesto. Por
tanto, podemos intentar definir la mirada interna diciendo que es aquello distinto a la
mirada externa. En rigor, la diferencia está en los adjetivos "interna" y "externa", ya
que el acto de mirar es el mismo.
Si el acto es el mismo, al diferenciar la mirada interna de la externa, debemos buscar
dicha diferencia en el objeto mirado o bien en el sujeto que mira. Según la acepción de
mirada interna como "mirada hacia dentro", la diferencia está en el objeto.
La mirada interna mira hacia dentro del sujeto que mira (yo me miro a mí mismo) y la
mirada externa mira hacia fuera del sujeto (yo miro a aquello que no soy yo).
Si, en cambio, ponemos el acento en el sujeto y no en el objeto mirado, encontramos
que el sujeto es siempre el mismo. Tanto si mi mirada es interna como externa, sigo
siendo yo quien mira. No obstante, hay una diferencia en el mirar, yo no miro de
cualquier manera.
Creo que, en última instancia, la diferencia entre mirada interna y externa radica en la
forma de mirar, sin importar quién mira ni qué es lo mirado. La observación creativa es
la clave del progreso: durante siglos se quiso medir el tiempo separando el día de la
noche, pero ambos variaban su duración. Recién lo consiguieron al dividir la jornada
total en veinticuatro horas. Se necesitó cambiar la discontinuidad por lo continuo para
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romper con la costumbre. La lógica automatiza y redefine lo que ingresa a la mente,
las palabras etiquetan los conceptos y éstos condicionan la conducta. El arte de la
observación es vivencial pero se nutre de la historia del conocimiento. El sistema
perceptivo humano filtra, organiza, dirige la información y promueve el desenlace. Para
aprender a mirar hay que reconfigurarlo para que no se mecanice, manejando intuitiva
o lógicamente la llave de la atención, tomando conciencia y registrando los procesos
para rediseñarlos. La capacidad de observación depende también de la calidad de
las experiencias de vida. Cuanto más se fragmente una cultura, cuanto más se aísle,
menor será la posibilidad de aceptar la diversidad que ensancha la capacidad de
atención. Si todo juicio es un prejuicio es necesario atender a lo que nos pasa cuando
algo nos impacta o lo ignoramos. Es imprescindible separar los datos de los fetiches y
de los espejitos de colores. El hábito de diferir aplicado a la percepción desaprovecha
la primera mirada pensando en la segunda, así se pierde la frescura de la primera
ocasión. Cómo no existe una segunda oportunidad para la primera impresión
la mirada debe ser siempre nueva aun para dirigirse a la misma realidad. Una idea
nueva, un descubrimiento o una observación creativa nos asemejan a la gallina de los
huevos de oro. Al aprender a mirar todos los días entrenaremos esa mirada y no
dejaremos que nos atrape la rutina y sentiremos como una sangre
diferente recorre nuestras venas transportando el líquido amniótico de la aventura
creativa.
Los números naturales son los números que utilizamos a diario para contar: 1, 2, 3, 4,
5, 6, etc. Están formados por el número 1, los números primos y los números
compuestos. Los números primos son los números que tienen 2 divisores: Sólo
pueden dividirse en forma exacta por la unidad y por sí mismos. Entre los primeros 10
números naturales encontramos 4 primos: 2, 3, 5 y 7. Del 1 al 100 hay 25 primos. Del
1 al 1000 hay 168 y a medida que avanzamos por la recta se hacen cada vez más
escasos, siendo su distribución muy irregular. Los números primos son importantes
porque son los átomos de la matemática. Todos los demás números se construyen a
partir de ellos. Los números primos son infinitos como lo demostró Euclides alrededor
del año 300 a.C. Los primos menores que 10 son extraordinarios: el 2 es el único
primo par. El 2 y el 3 son los únicos primos contiguos. El 5 es el único primo terminado
en 5. Por último: 3, 5 y 7 forman la única tríada de primos gemelos en toda la recta
numérica. Las lagunas, desiertos o boquetes son los sectores de la recta numérica en
donde no aparece ningún primo. Por ejemplo; una pequeña laguna está localizada en
el intervalo que contiene a los números 8, 9 y 10. Se sabe que estas regiones
formadas por números compuestos pueden llegar a tener cualquier longitud que se
desee. Los números compuestos son los que tienen más de 2 divisores. Los
divisores de un número son los números que pueden dividirlo en forma exacta (sin
generar resto). Por ejemplo: Los divisores del 4 son: 1, 2 y 4. Los divisores del 6 son:
1, 2, 3 y 6. Entre los primeros 10 números naturales se encuentran los siguientes
compuestos: 4, 6, 8, 9 y 10.
En esta nueva mirada sobre los números, yo sostengo que tienen una "matriz"
(invisible para la mirada externa), constituido por la articulación de todas sus
combinaciones numéricas. Y esta mirada interna me induce a replantear algunos
modelos numerales.
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4.- Operaciones cromatemáticas
Suma
+ =
Resta
- = - = - + =
Multiplicación
Es una suma reiterada; los factores (multiplicando y multiplicador) operados entre sí,
dan el producto.
x =
División
: =
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Potenciación, Radicación y Exponenciación
= X (la potencia es )
X = (la base es )
X
= (el exponente es )
Suma
Resta
Multiplicación
División
Potenciación
Radicación
Exponenciación
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Jerarquía operativa
El cálculo con números o letras lleva implícito una prioridad entre las operaciones.
Esta jerarquía u orden de ejecución interoperativo se ha hecho por convenio, y las
calculadoras y computadoras están programadas para hacerlo así:
b.- Multiplicación
c.- División
d.- Suma
e.- Resta
Factorial
Expresión algebraica del producto de todos los números naturales hasta n, escrito n!.
!= x x x =
Tipología numeral:
Número Abundante
Número natural para el cual, la suma de sus divisores es mayor que su duplo:
+ + + + + = ; > x
Números Amigos
Dos números tales que la suma de los divisores de cada uno de ellos es igual al otro
número respectivamente: y
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Números de Fibonacci
, , , , , , , …
Números de Pitágoras
+ =
Números Triangulares
, , , …
Números Cuadrados
, , , …
Números Pentagonales
, , …
Números Pares
, , , …
Números Impares
, , , …
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Números Opuestos
/ ,- /
Números Perfectos
, , …
= + + + +
Números Primos
, , , , , …
Números Racionales
/ , / …
Números Binarios
Números Naturales
, , , …
51
Números Ordinales
, , …
Números Negativos
- ,- ,- …
Números Positivos
, , …
π = , …
e = , …
Números Enteros
- , , …
Números Decimales
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Números Algebraicos
(X - )
Números Imaginarios
i, i…
Números Complejos
Infranúmeros
, , …
Ultranúmeros
, , …
Algoritmo
Período
/ = , …
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Número combinatorio
( / )= x x x x : x x x x =
Cuadrado mágico
Ordenación cuadrada de números enteros, de forma que las sumas por columnas, por
filas y en diagonal coincidan.
Triángulo de Tartaglia
Paréntesis
a x (b + c) = ab + ac
a x b + c = ab + c
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a + b (c + d) = a + bc + bd
a + b (c - d) = a + bc – bd
a - b (c + d) = a - bc - bd
a - b (c - d) = a - bc + bd
Sucesión armónica
, / , / , / , / , / …
Sucesión convergente
/ + / + / + / … (menor que )
Sucesión divergente
/ + / + / + / … (mayor que )
Raíz
√
√
Área
Círculo: πxr
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Volumen
Esfera: πxr
Sistema octal
, , , , , , ,
Sistema hexadecimal
, , , , , , , , , , ABCDEF
Símbolos matemáticos
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57
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5.- Signos y símbolos
Los signos pueden ser comprendidos por los seres humanos y, algunos (como
los signos gestuales), incluso por ciertos animales; los símbolos son
específicamente humanos.
Los signos señalan; son específicos de un cometido o una circunstancia. Los
símbolos tienen un significado más amplio.
¿Qué puede ofrecer a la ciencia del color la perspectiva semiótica, en relación a las
perspectivas física, fisiológica y psicológica? ¿Es el color una sensación, una
percepción, un fenómeno óptico o un fenómeno físico?
Podemos decir que es todo eso, dependiendo del contexto en el cual es considerado.
Si consideramos el color como signo, estamos incluyendo todos los aspectos, ya que
un signo no es una cosa definida previamente sino una consecuencia de varios
factores y del contexto en que es tomado como tal. El color puede ser el signo de un
fenómeno físico y el signo de una sensación. También puede ser el signo de un
mecanismo fisiológico o de una asociación psicológica. Como quiera que sea, en
todos estos casos es un signo diferente.
Por "color" se entiende la percepción de la distribución espectral de la radiación visible,
lo que produce las sensaciones cromáticas elementales (rojo, verde, azul, amarillo,
blanco y negro, según la teoría de oponencia cromática) y sus combinaciones. El color
se da sólo en presencia de tres factores: radiación visible, objetos físicos y observador.
Si falta alguno de estos factores el color no existe. Una persona en una habitación
cerrada, sin aberturas exteriores y sin iluminación artificial, no ve el color de los
muebles y demás objetos porque falta el primer factor: radiación visible. Un astronauta
en una nave espacial fuera de la atmósfera terrestre ve un "cielo" negro porque, si bien
la radiación solar atraviesa el espacio, falta el segundo factor: partículas u objetos que
reflejen esa radiación. En un planeta deshabitado llega la radiación solar y hay objetos
(supongamos, minerales), pero no podemos decir que exista la sensación de color
porque no hay un observador con un sistema visual que sense esa radiación reflejada
por los objetos. En resumen, la radiación visible incide sobre la materia física, que
puede absorberla, reflejarla o transmitirla en forma selectiva con respecto a su longitud
de onda en distintas proporciones. Pero tanto la materia física como la radiación no
tienen color por sí mismos, sólo tienen la capacidad de producir una determinada
distribución espectral que un observador interpreta como sensación de color.
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El conocimiento de algo se basa en los enunciados o las representaciones que de ese
algo se tienen. En este sentido, las teorías científicas deben considerarse como
modelos mediante los cuales se representa de una manera determinada algún aspecto
del mundo que se desea conocer. Estudiar los objetos visuales equivale a estudiar los
sistemas mediante los cuales puede producirse algún tipo de conocimiento acerca de
ellos. Estos sistemas pueden incluirse en una variedad muy amplia de campos: la
morfología, la ciencia del color, la semiótica del espacio, la semiótica visual, la
psicología de la percepción. Cada uno de estos campos produce un enfoque
determinado de la cuestión, centrándose particularmente en la explicación o la
producción de ciertas cualidades de lo visual. A su vez, cada uno de estos campos
involucra ciertas áreas de conocimiento o se nutre de otros campos.
Así, la morfología, que en el área de la visión abarca el estudio de las formas visuales,
tiene relación con los modelos teóricos de definición de la forma y el espacio, tales
como la geometría euclidiana, las diversas geometrías contemporáneas, la topología,
etc., involucrando asimismo los sistemas de representación de la forma y el espacio
tales como la geometría descriptiva, la perspectiva y otros.
La ciencia de la luz y el color se ha basado tradicionalmente en tres áreas: 1) la óptica,
que estudia los procesos físicos de la luz y el color, 2) la fisiología y la neurofisiología,
que estudian los mecanismos de la visión, y 3) la psicofísica y la psicología de la
percepción, que estudian las representaciones sensoriales y perceptuales de los
fenómenos de luz y color.
La semiótica se ocupa del estudio de la semiosis, es decir, los procesos de
significación. Hablamos de semiosis toda vez que estamos frente a situaciones donde
se produce una transmisión o intercambio de información, una reacción física o un
efecto de sentido dados a través de signos que actúan como agentes entre un objeto y
un sujeto, sirviendo para ese sujeto como representación del objeto. Desde una base
semiótica, se considera a los objetos bajo estudio como signos pertenecientes a algún
sistema y mediante los cuales se puede representar de alguna manera el
conocimiento de una parcela del mundo. La semiótica del espacio es la parte de la
semiótica que se interesa por el estudio de los mensajes y los procesos de
significación generados mediante signos espaciales. Dentro de ella, la semiótica visual
se ocupa del estudio de aquellos procesos donde intervienen signos que operan en el
canal de la visión. Este capítulo se centrará a su vez en cierto tipo de semiosis visual,
aquella donde los signos están dados exclusivamente por diferentes distribuciones de
la luz en el espacio (la clase de signos visuales que se ha llamado cesías) y por
diferentes distribuciones espectrales de la luz (el color).
Podemos considerar que el universo de la investigación visual está compuesto por
todo el conjunto de signos visuales, divididos en signos de delimitación espacial o
forma, de color, de textura visual y de cesía. El conjunto es infinito y cada uno de los
subconjuntos también lo es (en el mismo sentido en que el conjunto de números reales
es infinito). Esto no implica que el universo no sea abarcable o acotable. Lo es por
medio de estructuras y variables de análisis. La hipótesis que intentaré demostrar en la
sección siguiente es que el estudio de los objetos visuales sólo puede hacerse desde
los sistemas de representación cognitiva de los mismos.
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¿Qué puede ofrecer a la ciencia del color la perspectiva semiótica, en relación a las
perspectivas física, fisiológica y psicológica? ¿Es el color una sensación, una
percepción, un fenómeno óptico o un fenómeno físico?
Podemos decir que es todo eso, dependiendo del contexto en el cual es considerado.
Si consideramos el color como signo, estamos incluyendo todos los aspectos, ya que
un signo no es una cosa definida previamente sino una consecuencia de varios
factores y del contexto en que es tomado como tal. El color puede ser el signo de un
fenómeno físico y el signo de una sensación. También puede ser el signo de un
mecanismo fisiológico o de una asociación psicológica. Como quiera que sea, en
todos estos casos es un signo diferente.
61
detectarse errores conceptuales respecto de ciertos aspectos físicos o psicofísicos de
la cuestión.
El aporte de una investigación visual con base semiótica sería entonces cubrir el vacío
que aparece en el cruce de estas dos disciplinas, la semiótica y la ciencia de la luz y el
color. Si bien ambos campos del conocimiento tienen desarrollos teóricos sumamente
elaborados, hace falta justamente un trabajo interdisciplinario que arroje como fruto
una coherente y consistente semiótica visual de la luz y el color.
5 FÓVEA
14
ENTRE 1 Y 2 HUMOR ACUOSO
5 4 CANAL
1 1 CRISTALINO
7 4 HIALOIDE
2
7 NERVIO
3
2 CÓRNEA
ÓPTICO
6 3 ARTERIAS Y VENAS
DE LA RETINA
6 RETINA
8
8 MÚSCULO OBLÍCUO SUPERIOR
9 12 CONDUCTO LACRIMAL
11 PUPILA
10
9 MÚSCULO RECTO LATERAL
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1.- El cristalino se encuentra justo al lado de la pupila y está protegido por el líquido
acuoso que existe entre él y la córnea. El cristalino se mantiene en su lugar gracias
a un ligamento que está unido a un músculo ciliar que se encuentra en la parte
frontal del ojo. El cristalino refracta la luz para enfocar nítidamente una imagen en la
retina. En una persona sana, los músculos de este elemento tan elástico pueden
cambiar de tamaño para enfocar objetos que se encuentran a diferente distancia.
Cuando se mira un objeto distante, el músculo ciliar se relaja y el cristalino tiene una
forma algo curvada. Para enfocar un objeto cercano, el músculo ciliar debe
contraerse, dando una forma más curva al cristalino. Sin embargo, si el globo del ojo
presenta una forma por la cual la retina está demasiado cerca (hipermetropía) o
demasiado lejos (miopía) del cristalino, los objetos no estarán enfocados. Esto
puede corregirse muy a menudo con gafas o lentes de contacto. El astigmatismo se
debe a una forma irregular de la córnea o del cristalino. Los recién nacidos suelen
ser hipermétropes y no pueden enfocar objetos cercanos durante los primeros
meses. Los niños pequeños suelen tener una vista normal, aunque pueden
producirse algunos cambios con los años. Algunas personas de edad avanzada
tienen problemas para enfocar tanto objetos cercanos como lejanos, ya que sus
cristalinos han perdido su elasticidad natural. Este problema puede solucionarse con
lentes bifocales.
2.- La córnea es un abultamiento en la parte anterior del ojo. Es transparente y está
cubierta por la conjuntiva, una fina membrana protectora. Permite el paso de los
rayos lumínicos dentro del ojo y los refleja o los refracta. El iris está situado justo
detrás de la córnea.
3.- Las arterias y las venas de la retina aseguran un constante flujo sanguíneo a los
ojos. Discurren paralelas al nervio óptico hasta llegar al centro del cuerpo vítreo.
4.- El canal hialoide, también conocido como conducto de Stilling, es un fino canal de
líquido cubierto por una membrana que se extiende desde el centro del cuerpo vítreo
partiendo del nervio óptico hasta el cristalino.
5.- La fóvea es el punto focal de la retina. Solamente contiene conos que permiten
una vista precisa cuando hay mucha iluminación. La fóvea tiene un campo de visión
reducido, por lo que el globo del ojo se mueve constantemente para mantener la
imagen dentro. La fóvea es el área de visión más aguda y nítida.
6.- La retina es una finísima capa que protege la parte posterior del globo del ojo.
En ellas se encuentran células receptoras especiales, denominadas conos y
bastones, que detectan la luz. Las células nerviosas de la retina transforman la
energía de la luz en mensajes eléctricos que se transmiten al encéfalo gracias al
nervio óptico.
7.- El nervio óptico transmite los impulsos nerviosos de los conos y bastones de la
retina al encéfalo. Esta zona de la retina, donde el nervio óptico abandona el ojo, se
llama punto ciego. Al no presentar células visuales es insensible a la luz.
8.- El movimiento del globo del ojo se controla gracias a pequeños músculos. El
oblicuo superior es un músculo fusiforme que ayuda a mover el ojo lateralmente y a
rotarlo ligeramente. El oblicuo superior trabaja con los otros músculos para mover el
ojo. Estos músculos están unidos al escleroides cerca de la córnea. El encéfalo
envía mensajes de estos músculos, moviendo los dos ojos en la misma dirección y al
63
mismo tiempo. Cuando no hay coordinación entre los músculos, la persona está
bizca o tiene leucoma corneal (exotropía).
9.- El movimiento del globo del ojo se controla gracias a pequeños músculos. El
músculo recto lateral empuja el ojo hacia fuera. Trabaja junto con los otros músculos
del ojo para poder moverlo. Todos ellos están unidos al escleroides cerca de la
córnea. El encéfalo envía mensajes a estos músculos para que muevan los dos ojos
en la misma dirección y al mismo tiempo. Cuando no hay una coordinación entre los
músculos, la persona está bizca o tiene leucoma corneal (exotropía).
10.- El movimiento del globo del ojo se controla gracias a pequeños músculos. El
músculo recto inferior empuja el ojo hacia abajo y medialmente. Trabaja junto con
los otros músculos del ojo para poder moverlo. Todos ellos están unidos al
escleroides cerca de la córnea. El encéfalo envía mensajes a estos músculos para
que muevan los dos ojos en la misma dirección y al mismo tiempo. Cuando no hay
una coordinación entre los músculos, la persona está bizca o tiene leucoma corneal
(exotropía).
11.- La pupila se encuentra situada en el centro del iris y es de color negro.
Alrededor de la pupila hay un esfínter que se contrae según la cantidad de luz que
haya. Si el ojo está expuesto a una luz fuerte, el ojo se contrae para proteger las
células nerviosas que hay en el fondo del ojo. Si hay poca luz, la pupila se agranda
para dejar pasar la mayor cantidad de luz posible.
12.- El conducto lacrimal es uno de los dos canales que segrega el líquido lacrimal
estéril, que continuamente empapa la parte frontal del ojo y la conjuntiva, que es su
fina membrana protectora. Aunque el flujo de líquido lacrimal es continuo, solo se
produce alrededor de 1/2 a 2/3 de gramo al día. El conducto lacrimal se encuentra
en el borde interno del párpado inferior.
13.- El iris es ese anillo de color que está situado justo detrás de la córnea y que
rodea la pupila. Esta membrana coloreada le da a los ojos su color característico.
Está compuesto por un esfínter en forma de anillo y por músculos dilatadores, los
cuales controlan el tamaño de la pupila. El color de los ojos se debe a depósitos de
pigmento (que varían desde el amarillo al marrón rojizo). Los ojos son azules
cuando los pigmentos están ausentes y permiten ver la superficie violácea de la
parte posterior del iris. A veces hay un pigmento blanco que hace que el iris sea de
color gris. Los recién nacidos frecuentemente tienen los ojos azules, ya que todavía
no tienen pigmento en el iris.
14.- Entre el cristalino y la retina se encuentra un gran compartimento que contiene
un líquido viscoso (una sustancia clara parecida al gel) que forma la mayor parte del
globo del ojo. Esta área se conoce como humor o cuerpo vítreo. El humor vítreo
mantiene la retina en su posición y conserva la forma esférica del globo ocular.
15.- La esclerótica es la parte blanca del ojo. Está compuesta de un resistente tejido
fibroso de color blanco que recubre el globo del ojo. El escleroides contiene finos
vasos sanguíneos. Cuando el ojo está irritado a causa del polvo o de alguna otra
dolencia, los vasos sanguíneos se alargan y el "blanco" del ojo aparece de color rosa
o inyectado en sangre.
16.- El hueso frontal es uno de los huesos del cráneo. Su forma es aplanada y
forma la parte frontal y el techo de las órbitas (cuencas del ojo). El hueso frontal
también forma la parte superior de la cavidad nasal, así como el piso del cráneo,
64
donde se encuentra el encéfalo. Dentro del hueso frontal existen dos cavidades,
denominadas senos frontales, situadas al lado de los puntos encima de cada órbita.
El hueso frontal está conectado a los huesos parietales mediante la sutura coronaria
y gracias a otras suturas a los huesos esfenoides, etmoides, maxilar, nasal, lacrimal
y malar (cigomaticofacial). En el centro de la parte delantera del hueso frontal, justo
en la parte superior central de las órbitas, se encuentra una parte elevada del hueso
denominada glabela. El hueso frontal también presenta dos agujeros (o cortes).
Cada uno de ellos se encuentra justo encima de cada órbita (por lo que se les
denomina agujeros supra orbitarios).
(Sin numeración entre 1 y 2. Humor acuoso). Entre la córnea y el iris se encuentra
un pequeño compartimento formado por un líquido claro denominado humor acuoso.
Este líquido protege el cristalino y nutre la córnea. El líquido se sustituye cada
cuatro horas, pero puede tener ocasionalmente impurezas, lo que produce sombras
en la retina y crea "puntos delante de los ojos". Generalmente, el humor acuoso se
segrega al lado del iris rodeado de la pupila y se filtra al exterior entre el iris y la
córnea. Sin embargo, si el líquido se segrega más rápidamente de lo que puede ser
reabsorbido por las venas, la presión aumentará y se desarrollará un glaucoma.
65
Esta diferencia entre el aprendizaje humano y animal es algo que aparece
habitualmente asociado al empleo ordinario del término "pensar", pues cuando se
aprende de un modo determinado se ejercitan actos de pensamiento. Así el aprender
humano no sólo supone la capacidad de pensar sino que, además lo muestra en su
actividad. En los seres humanos el aprendizaje configura una seria de características
que lo hacen específico. Cabe resaltar entre éstas el rasgo del perfeccionamiento: el
enriquecimiento del individuo como ser humano. Pensar le abre unas grandes
posibilidades: si alguien ha hecho una combinación jugando, pongamos por caso, o la
ha hecho por casualidad, y después la aplica como método para desarrollar esto o
aquello, diremos que piensa. Al reflexionar repasaría mentalmente recursos y tácticas.
Pero, a tal efecto, ya debe tener algunos su disposición. El pensar le da la posibilidad
de perfeccionar sus métodos. El "piensa" cuando ha llegado a perfeccionar su método
de determinada forma.
Aparece ahora el término el pensar, que incluye el empleo de recursos y tácticas ya
conocidos, así como la posibilidad de perfeccionar los métodos que se han utilizado.
Las actividades mediadas por el pensar, entre las que destaca el aprender, no pueden
ser explicadas desde un puro análisis en función de estímulos y respuestas. Si unimos
a esto que el término pensar se refiera la vida humana y se aprende a usar para ser
aplicado sólo a los seres humanos, tenemos entonces la propuesta de una neta
orientación psicológica, que afecta notablemente a las nociones debatidas por
psicólogos y antropólogos: propicia un enfoque distinto de los conceptos de instinto y
reflejo condicionado, que incide en el problema básico de la voluntariedad o no de la
conducta.
La cohesión del reflejo condicionado se enraíza en la teoría del condicionamiento
clásico de larga tradición psicobiológica, en las que se ha tratado de hacer coincidir el
aprendizaje humano y animal.
No existe una inteligencia general que crezca o se estanque, sino un elenco múltiple
de aspectos de la inteligencia, algunos mucho más sensibles que otros a la
modificación de estímulos adecuados.
Cuando hablamos de desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y
física del niño hasta el máximo de sus posibilidades, nos estamos refiriendo a su
desarrollo integral.
Este desarrollo integral es lo que se conoce como desarrollo de las inteligencias
múltiples.
Según investigaciones en el campo de la neurobiología, existen en el cerebro zonas
que se corresponden a ciertos espacios de cognición. Cada una de esas zonas
alberga una zona específica de procesar la información, así cada uno puede expresar
una forma distinta de inteligencia.
Así, los programas educativos deben dirigirse a la consecución de todas las
potencialidades físicas y psíquicas del niño, lo cual equivale decir que ha de dirigirse a
la formación y desarrollo de todas sus inteligencias. Para su sistematización, hemos
tomado como patrón la división que de las mismas, en sus primeras investigaciones,
realiza Gardner, que relata la presencia de siete inteligencias básicas:
66
· La inteligencia lógica y matemática, o capacidad de manejar números, relaciones y
patrones lógicos de manera eficaz, así como otras funciones y abstracciones de este
tipo.
*Inteligencia lógico-matemática
· Resolución de problemas
· Clasificación
· Comparación
· Seriación
· Agrupaciones
*Inteligencia espacial
· Relaciones espaciales
· Memoria visual
· Orientación espacial
· Localización espacial
· Representación gráfica
*Inteligencia físico-cinestésica
· Motricidad fina
· Motricidad gruesa
· Expresión corporal
· Esquema corporal
*Inteligencia musical
· Relaciones temporales
· Audición musical
· Instrumentos musicales
· Entonación
· Percepción, discriminación y memoria auditiva
· Discriminación y comprensión de sonidos
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*Inteligencia interpersonal
· Cooperación
· Comunicación
· Solidaridad
· Respeto a los demás
*Inteligencia intrapersonal
· Autodisciplina
· Amor propio
· Expresión
· Seguridad en sí mismo
· Responsabilidad
· Autocrítica
68
contribuido considerablemente al diseño del hardware computacional y a las técnicas
de programación. Las matemáticas también ayudan de manera importante a la
ingeniería, como en la descripción de sistemas complejos cuyo comportamiento puede
ser simulado por la computadora. En tales simulaciones, pueden variarse las
características del diseño y las condiciones de operación como un medio para
encontrar diseños óptimos. Por su parte, la tecnología computacional ha abierto áreas
totalmente nuevas en las matemáticas, aun en la misma naturaleza de la
comprobación, y también continúa ayudando a resolver problemas anteriormente
atemorizantes.
La investigación matemática
El uso de las matemáticas para expresar ideas o resolver problemas comprende por lo
menos tres fases:
1. representar de manera abstracta algunos aspectos de las cosas;
2. manejar las abstracciones mediante reglas de lógica para hallar nuevas relaciones
entre ellas, y
3. ver si las nuevas relaciones indican algo útil sobre las cosas originales.
Las palabras son signos. En los signos podemos distinguir entre el significado y el
significante, entre los cuales se establece una relación convencional que
denominamos significación o, en este caso, sentido. Pero no solo las palabras son
signos; también las cosas y los acontecimientos pueden serlo.
Además, hay signos que remiten a otro significado: se tratan de los símbolos.
Podemos entender los símbolos como un signo que significa un objeto que, a su vez,
significa otra realidad. La relación del símbolo con el objeto simbolizado es social y
cultural.
69
8.- Símbolos y percepción
70
El aprendizaje provoca el estrechamiento del espacio sináptico. Hay dos tipos de
memoria que dependen del tiempo de aprendizaje:
A corto plazo (M.I) o memoria inmediata: es aquella que tiene un aprendizaje de muy
pocos segundos.
Memoria a largo plazo (M.L.P): para que lo aprendido en La M.I pase a M.L.P es
necesario emplear más tiempo en ese aprendizaje y además repetirlo en sucesivas
ocasiones. Si aprendemos con objetos concretos se llama memoria mecánica. La
Cromatemática utiliza este tipo de memoria al relacionarse con los colores de la
realidad.
1) condicionamiento clásico
El ruso Iván Pavlov elabora la teoría del aprendizaje como condicionamiento. Observó
que todo organismo vivo emite unas respuestas reflejas o innatas al serle presentado
un estímulo adecuado. Su trabajo consistió en transmitir a un estímulo neutro, que es
incapaz de provocar por sí mismo una respuesta refleja, las propiedades de otro
estimulo que fuera capaz de ello.
Se pueden encontrar muchos ejemplos de este tipo de conducta en el ser humano.
Las fobias se desarrollan en su mayoría de este modo. Si en el momento en que un
niño acaricia a un animal se produce algo extraño que pueda asustarlo, el niño
aprenderá a temer al animal, aunque este no sea la causa del sobresalto. Así, la
conducta refleja queda explicada por un mecanismo fisiológico de asociación.
71
pretende explicar todo tipo de respuestas. En este tipo de condicionamiento, la
conducta actúa sobre el medio para producir algún efecto y, al mismo tiempo, puede
ser controlada mediante la alteración de las consecuencias que le siguen. Se le da el
nombre de refuerzo a todo estimulo capaz de aumentar la frecuencia de una
respuesta.
El aprendizaje se realiza a través del ensayo-error y depende de la obtención del
refuerzo.
Tipos:
72
Con esta inteligencia el ser humano se libera del mero dato sensible, de la percepción
y de la imagen, y llega a las nociones de carácter general y abstracto. Gracias a ella la
resolución de problemas se efectúa por la vía del pensamiento (capacidad de
representación simbólica).
La inteligencia específica de los seres humanos permite nuevas formas de
comportamiento marcadas por diversas formas de pensamiento. Gracias a estos
procesos cognitivos superiores hemos desarrollado la técnica, la ciencia y la filosofía.
Estas inteligencias son la base operativa de la Cromatemática.
Teoría psiconeurológicas
Teoría evolutiva
Jean Piaget sostiene que los procesos cognitivos que muestran la inteligencia en el
individuo evolucionan de un periodo cronológico al siguiente. Según él la conducta
inteligente manifiesta la capacidad de los sujetos de adaptarse al ambiente. Considera
que hay dos principios que rigen el desarrollo de la conducta inteligente:
a) La organización permite ordenar la información interiorizada de los sujetos,
conformando esquemas.
b) La adaptación a las circunstancias ambientales. Esta adaptación implica dos
procesos complementarios:
La asimilación, proceso de captación de aquellos elementos del mundo exterior que
son capaces de ajustarse al conocimiento que tiene el sujeto.
La acomodación, el ajuste del propio organismo a fin de adaptarse mejor a las
circunstancias.
El producto de los sucesivos encuentros de asimilación y acomodación con el medio
ambiente permitirá la incorporar nuevos esquemas mentales.
Esta teoría presenta los estados de desarrollo cognitivo desde la infancia a la
adolescencia.
73
Con el término pensamiento creativo nos referimos a ese modo peculiar por el que el
ser humano conoce, proyecta y crea la realidad en que vive.
La creatividad es la capacidad para ver las cosas desde una perspectiva original, para
ver problemas que nadie ha visto antes y descubrir soluciones nuevas y eficaces.
En este sentido, habría que hablar del pensamiento del hombre como proyectista,
como creador de proyectos, sugeridor de fines. La formulación de problemas, de
metas es una actividad esencial del pensamiento creador.
Inteligencia es la capacidad de resolver complicadas integrales, pero ante todo es la
aptitud para organizar los comportamientos, descubrir valores, inventar proyectos,
solucionar problemas y plantearlos.
Esta capacidad de dirigir la conducta mediante proyectos implica necesariamente la
presencia de libertad para elegir entre varios. Por ello podríamos decir que el hombre
es un ser inteligente capaz de auto determinarse, de elegir y de construir el proyecto
de sí mismo.
74
El siguiente paso tiene que ver con las Regletas Cromatemáticas y sus mecanismos
de aprendizaje.
Los signos naturales, puesto que constituyen signos, presuponen una conexión entre
el signo que representa y un objeto determinado que está representado. Sin embargo
esta conexión queda establecida por la naturaleza sin la menor intervención humana;
se sitúa en el mundo físico, exclusivamente, y el intérprete no hace más que constatar
ese hecho.
Todos los códigos normativos están constituidos por su propia función y son un
instrumento convencional no originado en la naturaleza. Para cambiarlos hace falta
tener en cuenta los siguientes requisitos:
75
El maestro tendrá el papel de mediador entre el niño y el material didáctico para
resolver posibles dudas, conflictos, al mismo tiempo que observará la ejecución y
resolución de las actividades. Además el maestro tendrá un papel de dinamizador, es
decir, será capaz de promover el deseo de los niños a adquirir conocimiento,
aprovechando la potencialidad del lenguaje cromatemático para crear un entorno
favorable, y desarrollar el pensamiento creativo de los niños.
• Iniciar en los alumnos la comprensión del mundo que les rodea a través
de la exploración matemática.
Consideraciones teóricas
Para Vigotsky la acción de contar y el cálculo son sistemas simbólicos, que no solo
permiten al niño resolver situaciones, sino también construir su pensamiento.
76
Es a partir de esta práctica que constatamos la importancia del contar para el
desarrollo del pensamiento matemático del niño, con la apropiación de las reglas del
conteo.
Por lo cual pensamos que para la Didáctica de la Matemática "que la acción de contar
desempeña un papel importante en el desarrollo de la competencia numérica" y que
"calcular es progresar en la apropiación del número".
Se pueden distinguir dos momentos bien diferenciados en el paso del manejo de las
regletas a los números. Se inicia con la manipulación, se incentiva la creatividad y la
oralidad; luego, en una segunda etapa, cuando el niño tiene dominio del material y
puede dejarlo a un lado se inicia con el apoyo de sus compañeros de clase y del
profesor en la escritura de las relaciones numéricas que ha encontrado; lo hace sin
dificultad y busca nuevas posibilidades de expresión matemática que enriquezcan su
saber.
La escritura nace de la necesidad que tiene cada niño de traducir y comunicar por
escrito lo que está en su mente, por ello el niño debe "descubrir" la notación de la
misma manera que descubre sus ideas: paso a paso.
El número natural y las operaciones con números naturales pueden trabajarse con
ayuda de distintos materiales.
Crear situaciones mentales, firmes y precisas en las que el alumno se pueda apoyar
para seguir trabajando la matemática.
Observar, crear, analizar, reflexionar, criticar, dialogar con sus compañeros, y llegar a
encontrar las formas esenciales del pensamiento: el concepto que refleja los indicios
sustanciales de una acción, el juicio que permite afirmar o negar algo sobre los objetos
y el razonamiento, que a través de los juicios, llega a conclusiones válidas. El diálogo
con los compañeros es un medio que permite una dinámica de grupo y aporta
cualidades muy significativas en la educación, como el desarrollo de la capacidad
social, la adquisición de conocimientos y la responsabilidad del niño hacia el respeto
de los demás. Mediante la creatividad el niño se potencia, tanto si es una creación
ambigua e incompleta para nosotros, tanto si es el fruto de una válida reflexión. El
hacer creativo rompe los moldes previsibles y ofrece una originalidad que va más allá
de una inteligente solución. El niño creativo se expresa libremente. Pues en sí la
77
esencia del pensamiento reside en la capacidad de producir formas nuevas, de
conjugar elementos que se consideran, por lo general, independientes o dispares.
Desde las cuatro operaciones básicas, sus propiedades y relaciones hasta el cálculo
combinatorio o las progresiones aritméticas; también: medida de segmentos
rectilíneos, potencia, logaritmo, divisibilidad…, y multitud de relaciones anteriores al
concepto de número, tan importantes para el desarrollo del pensamiento lógico-
matemático.
Es un proceso constructivo que se inicia de manera muy precoz, a través de una gran
variedad de intercambios, de acciones y de transformaciones que el sujeto (alumno)
realiza con los objetos del entorno.
Este conocimiento evoluciona a partir de la propia actividad del sujeto, encaminada a
la búsqueda, exploración y verificación de significados en torno a los objetos de
conocimiento.
El conocimiento implica no sólo actuar con y sobre los objetos, sino comprenderlos,
representarlos ("internamente") y formar ideas, conceptos, nociones, relaciones, etc.
El conocimiento apela tanto a las representaciones de los objetos, como a la
interiorización de las acciones aplicadas, ejercidas o realizadas sobre ellos.
78
79
Hablar de los niños y los números es abrir el diálogo a un universo amplio, profundo
y tan lleno de variaciones y detalles como niños hay. Si bien nuestro propósito a
largo plazo es tratar de abrazar ese universo, tenemos claro que para lograrlo
debemos comenzar por acotar, delimitar en la medida de lo posible y conocer
seriamente cada uno de los aspectos que lo integran.
Una primera delimitación de este universo y tema de esta entrega puede ser: ¿a
cuáles niños estamos haciendo referencia, de qué edad? La respuesta es
contundente y puede sorprendernos: a niños de cero años en adelante. Aclaremos lo
anterior.
Efectivamente, el niño entra en contacto con las matemáticas desde que nace,
puesto que el lenguaje cotidiano en el que está inmerso expresa -dependiendo, en
mayor o menor grado, de la cultura y el medio social al que pertenece- gran cantidad
y variedad de nociones matemáticas. Las palabras que las expresan se van
adquiriendo conjuntamente con el resto de la lengua sin que exista, la mayoría de las
veces, conciencia de ello por parte de los adultos que rodean al niño en distintos
momentos de su vida: los padres, los familiares, los educadores. No es poco
frecuente la creencia de que el primer contacto del niño con las matemáticas, y en
particular con los números, tiene lugar en el jardín de infantes; sin embargo, se trata
de un gran equívoco que puede llevar a que la escuela no sólo desaproveche el
bagaje matemático con el que llegan los menores, sino que incluso lo ignore
totalmente.
Detengámonos por un momento a pensar cuáles son esas palabras que denotan
nociones matemáticas y hagamos una lista de ellas. Pensemos, asimismo, el
contexto en el que las empleamos. Esta actividad nos ayudará a ver cómo las
matemáticas no son algo ajeno al entorno familiar y social cotidiano del niño, ni algo
80
que comienza cuando éste empieza a ir a la escuela. Por el contrario, desde
pequeño se encuentra colocado en gran cantidad de situaciones matemáticas que
son expresadas con un determinado lenguaje: el niño oye, y más adelante habla de
números, tiempos, espacios, distancias, formas, pesos, tamaños., y en sus juegos
compara, agrupa, separa, ordena, mide y resuelve pequeños problemas de suma,
resta, reparto, etcétera.
Lejos de ignorar esta riqueza, la escuela debe no sólo aprovecharla, sino promoverla
en los hogares. Cada vez es más claro que la educación no es una cuestión
exclusivamente escolar sino social, que maestros, padres y alumnos deben trabajar
conjuntamente. El aspecto de la adquisición de las primeras nociones matemáticas
resulta un terreno ideal para esta colaboración. Como educadores, podemos informar
y orientar a los padres respecto al importantísimo papel que el entorno familiar juega
en el desarrollo de dichas nociones en el inicio del proceso que
llamamos numerización temprana.
81
adquirir un adecuado sentido matemático, lo que los lleva a diferenciar la matemática
"de la escuela", que se aprende para aprobar (o no se aprende y se fracasa), y la
matemática "de la vida". Por eso es muy importante que los docentes puedan redefinir
el verdadero sentido y los objetivos del conocimiento matemático a enseñar en la
escuela, que difiere tanto del conocimiento matemático cotidiano como del
conocimiento científico. La enseñanza de la matemática ganaría en significatividad si
incorporase elementos de la práctica cotidiana a sus actividades típicas, "más
formales".
La consecuencia de un aprendizaje eficaz en la escuela es poder reconocer las
relaciones entre la matemática (conocimiento científico) y la vida (conocimiento
cotidiano). Por ello, lo importante es ubicar a los niños y las niñas en situaciones que
realmente los obliguen a "pensar matemáticamente" y en este caso
"cromatemáticamente."
El profesional o el científico utilizan una forma peculiar de pensar que depende de su
razonamiento para adquirir información y utiliza la argumentación como medio de
descubrimiento para resolver los problemas. En cambio, el niño o la niña dependen de
su actividad en el mundo exterior para resolver los problemas, utiliza una aproximación
empírica.
Para acercar a los niños y las niñas a la forma de operar del científico, los docentes
deben organizar sus actividades para que aprendan aquello que valoran los
matemáticos, cediendo progresivamente la responsabilidad a los alumnos y las
alumnas a través de un proceso de participación guiada.
Las investigaciones de las últimas tres décadas muestran que los niños llegan a
preescolar con grandes diferencias entre sí. Desde pequeños puede haber una
brecha entre ellos: los que en su hogar han sido muy estimulados hacia el conteo y
otras nociones matemáticas, y los que no. Pensemos, a manera de ejemplo, en un
niño que entra a la escuela sabiendo la secuencia numérica oral hasta diez y otro
que no; o en el niño que es capaz de coordinar cada elemento contado con una
palabra numérica y el que todavía omite objetos o cuenta uno de ellos dos o más
veces.
Los estudios muestran que si esta diferencia entre unos y otros no es salvada en los
primeros años de escolarización, tenderá a hacerse más profunda a medida que los
niños avanzan en los grados escolares; y, debemos decirlo, no es un problema de
fácil solución en el contexto del trabajo en el aula. De ahí que, para contribuir a que
la brecha de conocimiento entre los niños sea lo más pequeña posible, debemos
insistir en hablar con los padres de familia acerca de la importancia de estimular a
sus hijos mediante juegos.
Hay muchas actividades que se pueden sugerir a los padres de familia, pero es
importante que éstas vayan acompañadas, en la medida de lo posible, de cierta
fundamentación teórica que explique por qué se propone y qué se pretende lograr
82
con ellas, aunque esto sólo sea el acercamiento o la introducción del niño a una
noción, misma que se adquirirá mucho después y luego de repetir y variar la
actividad en diversas ocasiones.
La enseñanza de las matemáticas parte del uso del material concreto porque permite
que el mismo estudiante experimente el concepto desde la estimulación de sus
sentidos, logrando llegar a interiorizar los conceptos que se quieren enseñar a partir de
la manipulación de los objetos de su entorno. Como bien lo dice Piaget los niños y
niñas necesitan aprender a través de experiencias concretas, en concordancia a su
estadio de desarrollo cognitivo. La transición hacia estadios formales del pensamiento
resulta de la modificación de estructuras mentales que se generan en las
interacciones con el mundo físico y social. Es así como la enseñanza de las
matemáticas inicia con una etapa exploratoria, la que requiere de la manipulación de
material concreto, y sigue con actividades que facilitan el desarrollo conceptual a partir
de las experiencias recogidas por los alumnos durante la exploración. A partir de la
experiencia concreta, la cual comienza con la observación y el análisis, se continúa
con la conceptualización y luego con la generalización.
Lo anterior, lleva a reconocer la importancia que tiene la enseñanza de las
matemáticas en la básica primaria a través del uso de instrumentos y objetos
concretos para el estudiante, ya que estos buscan lograr un aprendizaje significativo
dentro de sus estudiantes, pues los resultados de los ellos en el aprendizaje de las
matemáticas no son satisfactorios en los contenidos conceptuales de los diferentes
temas que se trabajan en esta área, pues las estrategias que el maestro está
utilizando para la enseñanza de la matemáticas no garantizan la comprensión del
alumno frente al tema estudiado debido a que se ha limitado a estrategias
memorísticas y visuales que no crean ningún interés en el estudiante y por lo tanto
ningún aprendizaje significativo.
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Éste es el color del número uno. ¿Podemos encontrarlo en otras cosas?
84
Éste es el color del número cuatro. ¿Podemos encontrarlo en otras cosas?
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Éste es el color del número siete. ¿Podemos encontrarlo en otras cosas?
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Éste es el color del número diez. ¿Podemos encontrarlo en otras cosas?
87
También se pueden asociar los números cromatemáticos con objetos reales:
88
89
Respecto de la suma, uno de los primeros sentidos que elaboran los alumnos y las
alumnas del ciclo inicial es el de agregar, unir, y respecto de la resta el de perder,
quitar.
Por ejemplo, para comenzar a trabajar el sentido de agregar y dar significado a las
escrituras a + b y a - b, se puede presentar a los alumnos y las alumnas el siguiente
esquema:
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Se trata de una secuencia, que intenta avanzar progresivamente en la complejidad de
las situaciones de suma y resta, abarcando lo numérico, los distintos tipos de
enunciados y los procedimientos de cálculo (desde estrategias de cálculo mental hacia
el cálculo algorítmico).
Debido a la necesidad de avanzar progresivamente en la comprensión de las
operaciones de suma y resta, resulta necesario presentar a los alumnos y las alumnas
una gran gama de situaciones. La ampliación del tipo de problemas que los niños y las
niñas pueden resolver en la escuela exige un trabajo específico.
Como se ha visto anteriormente, los problemas aditivos no constituyen una clase
homogénea; presentan una estructuración que es necesario desarrollar durante un
largo período de tiempo.
Respecto de la suma, uno de los primeros sentidos que elaboran los alumnos y las
alumnas del primer ciclo es el de agregar, unir, y respecto de la resta el de perder,
quitar.
Y aquí cabe la capacidad de cada docente para incorporar las variables que hagan
más atractiva la apropiación de la Cromatemática.
91
abandonar procedimientos inadecuados o poco óptimos para la resolución de
los problemas,
incorporar procedimientos planteados por los otros, como propios,
reflexionar y tomar conciencia de lo que saben y de lo que no saben,
reflexionar acerca de lo que es fácil o difícil para unos y para otros,
tomar conciencia de lo que se aprende con la resolución de los problemas.
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Se considera que la construcción del sentido de la división se logra cuando los niños y
las niñas reconocen cuál es el conjunto de problemas que se resuelven con dicha
operación. Progresivamente, deberían poder reconocer y resolver nuevos tipos de
problemas, de mayor complejidad, ampliar los recursos de cálculo que utilizan y
sistematizar nuevos conocimientos sobre las propiedades de la operación.
Aun cuando los niños y las niñas de primer año no hayan aprendido "la tabla de dividir"
pueden movilizar recursos para resolver problemas "de división".
93
10.- Propiedades (y falsedades) matemáticas
Propiedades de la Suma
La suma de números reales, también llamada adición, es una operación que se
efectúa entre dos números, pero se pueden considerar también más de dos
sumandos. Siempre que se tengan dos números reales, se pueden sumar entre sí.
La suma tiene las siguientes propiedades:
a+b=b+a
FALSO: Para la Cromatemática: el orden de los sumandos altera la suma ya que
la composición interna de ambas expresiones es distinta. Sólo es igual lo igual.
• Elemento neutro. El número real 0 sumado a cualquier número lo deja sin cambiar:
si a es un número real, entonces:
a+0=a
VERDADERO: Para la Cromatemática: el elemento neutro (cero) no modifica en
la suma de los números reales el resultado.
• Elemento inverso. Todo número real tiene un inverso aditivo, lo que quiere decir que
si se suman el número y su inverso, el resultado es 0; si a es un número real, entonces
a + (–a) = 0
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FALSO: Para la Cromatemática: la suma de un número real y su inverso generan
un infranúmero equivalente.
Propiedades de la Resta
Aunque la resta está muy emparentada con la suma, no tiene todas las propiedades
de la suma. Por ejemplo, la resta no es una operación conmutativa.
Propiedades de la Multiplicación
• Conmutatividad. La expresión usual de esta propiedad es: "el orden de los factores
no altera el producto". Si a y b son dos números reales, la conmutatividad se puede
expresar así:
axb=bxa
FALSO: Para la Cromatemática: el orden de los factores altera el producto ya
que la composición interna de ambas expresiones es distinta. Sólo es igual lo
igual.
95
• Elemento neutro. El número real 1 multiplicado a cualquier número lo deja sin
cambiar: si a es un número real, entonces:
ax1=a
VERDADERO: Para la Cromatemática: el elemento neutro no modifica en la
multiplicación de los números reales el resultado.
• Elemento inverso. Todo número real distinto de cero tiene un inverso multiplicativo,
lo que quiere decir que si se multiplican el número y su inverso, el resultado es 1, si a
es un número real distinto de cero, entonces:
ax=1
a
Propiedades de la División
96
11.- Conclusión
Fueron los mitos los que dieron inicio a la regulación del tiempo a partir
de actos humanos; por ejemplo, las primeras civilizaciones ofrecían
sacrificios a los dioses en lugares y momentos específicos —cíclicos—
, alrededor de los rituales de regeneración determinados por el final -inicio
de una etapa en la naturaleza.
Algunos de los primeros dioses de las civilizaciones antiguas, fueron
relacionados con el tiempo y el carácter que éste tenía en la cultura. En
el papel de las deidades que representaban cada aspecto del tiempo y su
iconografía, destacan las primeras divinidades griegas y romanas: Eón
(dios del tiempo eterno), Kairós (dios del clima y de las estaciones), Febo -
Apolo (dios de las visiones futuras) y Artemisa -Diana (diosa relacionada
con la feminidad), quienes eran representados como jóvenes alados y
tenían connotaciones astronómicas y zodiacales.
Por otro lado, Cronos, dios del tiempo, inicialmente era representado como
un anciano campesino de aspecto humilde que portaba una hoz. Sin
embargo, en la mitología, éste destronó a su pa dre Urano y a su vez fue
destituido por Zeus en un drama familiar de infanticidios caníbales,
tomando así un perfil más tétrico, fijando en la cultura la imagen del tiempo
como algo devastador, corrosivo y finito: vejez, enfermedad y muerte. Un
ejemplo de ello es la alegoría de este dios que se encuentra en la siguiente
imagen, en la que se muestra a Cronos cortando las alas de Cupido, pues
el amor no trasciende sobre el tiempo.
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El inicio de las tres principales religiones monoteístas (judaísmo,
cristianismo e islamismo) están fuertemente vinculadas a esta noción, ya
que las tres se basan en el principio de que el tiempo se creó junto con el
Universo. Además, el cambio de pensamiento es muy evidente: mientras
que todas las civilizaciones anteriores se habí an sentido parte de la
naturaleza y sus cíclicos ritmos, las sociedades monoteístas se sienten
parte de una historia iniciada con la creación de todo (por parte de Dios),
incluido el tiempo, y que terminará con el fin del Universo.
98
Por otro lado el pensamiento es la actividad y creación de la mente; dícese de todo
aquello que es traído a existencia mediante la actividad del intelecto. El término es
comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la
mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las
abstracciones de la imaginación; todo aquello que sea de naturaleza mental es
considerado pensamiento, bien sean estos abstractos, racionales, creativos, artísticos,
etc. Para muchos tratadistas el pensamiento estratégico de una institución es la
coordinación de mentes creativas dentro de una perspectiva común que les permite
avanzar hacia el futuro de una manera satisfactoria para todo contexto.
Características
*El pensar lógico se caracteriza porque opera mediante conceptos y razonamientos
*El pensar siempre responde a una motivación, que puede estar originada en el
ambiente natural, social o cultural, o en el sujeto pensante.
*El pensar es una resolución de problemas. La necesidad exige satisfacción.
*El proceso de pensar se presenta como una totalidad coherente y organizada, en lo
que respecta a sus diversos aspectos, modalidades, elementos y etapas.
*El pensamiento es simplemente el arte de ordenar las matemáticas, y expresarlas a
través del sistema lingüístico.
Clasificación:
• Deductivo
• Inductivo
• Analítico
• Creativo
• Sistémico
• Crítico
• Interrogativo
• Pensamiento social
La integración del saber gira sobre un eje que tiene dos puntos de apoyo: la unidad de
la razón humana y la unidad de la verdad. Ambas deben ser aceptadas a título de
supuestos, aunque supuestos necesarios. Decía Descartes que el buen sentido es la
cosa mejor repartida del mundo, puesto que nadie se queja de la dosis que le ha
tocado en suerte. Es innecesario prohibir que haya quien posea facultades cognitivas
insólitas, experiencias extraordinarias o revelaciones privadas. Pero la inmensa
mayoría solo cuenta con órganos sensoriales para percibir lo externo, autoconciencia
para mirar hacia dentro y capacidad para convencerse que dos más dos es igual a
cuatro. No hace falta más para llegar a todo lo sustancial que han descubierto tanto la
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ciencia como la filosofía al cabo de dos o tres mil años. El hecho de que las ciencias
filosóficas y últimamente también las ciencias positivas se hayan desperdigado y no
encuentren consensos es —hoy como ayer— un hecho, pero no un derecho. De ahí
que siempre surgirá quien no se resigne a él, y vuelva una vez más a reemprender la
tarea de recomponer el jarrón tantas veces roto. Con más frecuencia de lo que a
primera vista parece, ocurre que a veces los hijos son más juiciosos que sus padres.
Vástagos de estirpes que se juraron odio eterno, escuchan la llamada del amor como
si fuera el primer día de la creación. El caudal de conocimientos es tan enorme que
nadie puede ni siquiera recorrer los de una sola ciencia.
El catálogo de alternativas teóricas para resolver preguntas importantes descorazona
a cualquiera que lo examine. Nadie que empiece a caminar en el ámbito del
conocimiento científico o filosófico dejará de aspirar a la unidad, al menos hasta que
pierda la inocencia como investigador.
Mi propuesta con la Cromatemática, es la de generar un nuevo modelo para la escritura
numeral, modelo que teniendo como referencia el ayer, tiene el valor y la convicción de
mirar hacia adelante para proponer desde la educación inicial un cambio definitivo.
Y eso también tiene que ver con abrir perspectivas poderosas para que nuevos
investigadores puedan sacar sus conclusiones y presentarlas al mundo sin temor.
Ese es mi cometido.
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12.- Indice (página 101)
Sergio Aschero
sergioaschero@gmail.com
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