JUAN JOSÉ ARÉVALO HERNÁNDEZ

201812622
Ing. Electrónica, Universidad de los Andes
Ngozi, Chimamanda. (s.f.). Todos deberíamos ser feministas.

Chimamanda Ngozi es una escritora nigeriana nacida en 1977, reconocida feminista y

autora del libro Todos deberíamos ser feministas. Analizando el primer capítulo de este
podemos notar que Ngozi ha vivido en carne propia un gran numero de abusos de índole
machista y a partir de esto nos comienza a contar como el feminismo ha sido cargado de
estereotipos y connotaciones negativas que, entre otras cosas, nos hacen que rechacemos
este movimiento y pasemos por alto los problemas que defiende.
Ngozi, argumenta que hay conductas machistas que a lo largo de los años se han vuelto casi
una costumbre y por eso muchos de nosotros no podemos notar que dicha conducta es
machista. Para muchas culturas estos comportamientos son tradición y no son vistos como
una discriminación hacia determinado grupo de personas, es más, muchas veces ni siquiera
las personas a quienes se les vulneran estos derechos notan este tipo de abusos.
Según la autora, en el pasado tenía sentido que los hombres, por naturaleza, suelen ser mas
fuertes que las mujeres, y esto era un factor determinante en la supervivencia en la
antigüedad. Pero hoy en día esto es diferente, hay otros atributos que predominan y según
sus propias palabras “La persona más cualificada para ser líder ya no es la persona con más
fuerza física. Es la más inteligente, la que tiene más conocimientos, la más creativa o la más
innovadora. Y para estos atributos no hay hormonas. Una mujer puede ser igual de
inteligente, innovadora y creativa que un hombre” (Ngozi, P. 5) es decir los cargos
importantes y de liderazgo deberían estar ocupados equitativamente por hombres y mujeres,
pero esto no es así, y se ha vuelto tan normal que a la mayoría de nosotros esta problemática
no nos interesa mucho.
Y este problema inicia con la crianza de los niños, en muchas partes del mundo se les enseña
a las mujeres desde pequeñas a tratar de complacer a los hombres, a no ser duras ni agresivas,
a siempre tratar de “caer bien” mientras que a los hombres básicamente no les enseña nada
de esto y no tienen este tipo de preocupaciones, mas bien se les imparte la masculinidad, que
deben ser duros, que no deben demostrar sus sentimientos. Y Ngozi nos hace notar esto al
mostrarnos como la costumbre de que en una salida de una chica y un chico el hombre
siempre debe hacerse cargo del pago. Cosas como esta pueden parecer pequeñas, pero entre
ellas conforman un problema mayor.
En mi opinión existen grandes diferencias entre las comunidades alrededor del mundo, pero
en la mayoría de ellas podemos notar que existe un tipo de discriminación hacia la mujer, por
pequeño que sea, y el feminismo lo que trata es de reparar este tipo de actitudes, pero creo
que debería enfocarse en aquellos lugares donde se puede notar una gran diferencia entre el
trato que reciben hombres y mujeres, como en Arabia Saudí, en donde las mujeres ni siquiera
pueden conducir un auto, o en Yemen donde niñas son vendidas como mercancía a hombres
para que sean sus “esposas”, ya que en otros países, los problemas que tienen las mujeres son
más de índole cultural, e incluso los hombres también presentan problemas de este tipo que,
por lo tanto parece ilógico que el feminismo se centre en problemáticas mas triviales que las
que se presentan en países como los ya nombrados Arabia Saudí y Yemen.
En conclusión, este texto trata de abrirnos los ojos hacia problemas que suelen pasar
desapercibidos para nosotros y que afectan a un gran numero de mujeres alrededor del
mundo, y nos invita a tratar de comprender el movimiento feminista, dejando de un lado los
estereotipos y tratando de ver su esencia y su misión concreta. También, creo yo, que debería
servir también para aplicarlo a problemas que son exclusivos de los hombres y que suelen
pasar igualmente desapercibidos ante la sociedad, ya que, aunque es cierto que estos
problemas son muchos menos que los de las mujeres, la idea es buscar una igualdad y una
sociedad los mas armónica posible, donde nadie pueda sentirse discriminado.