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PROCESO
(Hechos 2:38)
1. ARREPENTIMIENTO
El hombre está muerto en delitos y pecados, estando en enemistad con Dios o separado de
Él, y no tiene la capacidad por sí mismo para reconciliarse con Dios, como tampoco el de
hacer alguna cosa para lograrlo.
Es cuando el Espíritu Santo actúa de manera soberana en una elección por su amor y su
gracia. El Espíritu convence de pecado, de justicia y de juicio.
Convence de pecado. Esto hace que el pecador pueda tener consciencia de su condición de
pecador.
Una vez que se dan estos pasos la persona toma la decisión de creer y aceptar la redención
en Cristo. El Espíritu Santo produce en el interior del pecador la fe para que esto suceda. A
partir de ese momento se inicia la salvación y llevarnos al siguiente paso.
2. CONVERSIÓN
Es pasar de muerte a vida, resucitar de la muerte espiritual a la vida eterna. (Juan 5: 24)
Uno inmediato, completo total, lo que indica que la persona es salva ahora mismo, pasa a
ser un hijo de Dios. Deja de ser un hijo de ira, para ser reconciliado con Dios y adoptado
hijo suyo. (Gálatas 4:4-7)
1. LA OBEDIENCIA – UN MANDATO
Dios nos da mandatos en su Palabra con la finalidad de ser obedecidos. Lo que significa
que tanto el mandato como la obediencia están unidos en esencia, dos caras de la misma
moneda.
La Palabra nos llama siervos y esta es una condición o actitud de humildad ante nuestro
Señor. Otra expresión encontrada en las Escrituras es la de soldado. En ambas está implícita
la idea de la obediencia.
Así como el esclavo obedece a su dueño sin esperar nada a cambio, y de la misma manera
que el soldado obedece a su superior sin pedir explicaciones temiendo el castigo, cuanto
más no obedeceremos a Dios quien nos ama y quiere para nosotros lo mejor. A parte de que
nuestra obediencia a Él es y debe ser por amor.
Él demanda de nosotros siervos, discípulos e hijos ser obedientes a su Palabra (Juan 8:31;
15:14; 1 Juan 2:3-5)
Dios desea lo mejor para nosotros, esa es la razón por la que Él quiere que le obedezcamos.
Dios sabe lo que nos conviene, cuales son las cosas que nos perjudican y las que nos
permiten un desarrollo saludable, no solo en el ámbito espiritual sino, en todas las áreas de
nuestra vida.
Cuando obedecemos en las cosas que Él quiere de nosotros, empezamos a ver resultados
positivos y experimentamos las maravillosas bendiciones de parte del Señor.
En la obediencia está el éxito que esperamos. Si nos dejamos dirigir por Él definitivamente
tendremos victoria en todo.
No es sino a través del camino de la obediencia que recibiremos todas las cosas que Dios ha
preparado para nosotros. Dios de acuerdo a su propósito con uno, nos ha dado grandes y
ricas promesas, que solo se harán realidad cuando obedezcamos a su Palabra
(Deuteronomio 30: 9-10).
LA SANTIDAD
PROCESO
(Romanos 6:22; Efesios 5:8; 1:4: Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:14-17; 2:9-10)
CONCEPTO
La condición del hombre sin Cristo era la de muerte espiritual, pero Él nos resucitó
dándonos la vida. Esta nueva vida se hace notar en nuestra santidad, porque esa nueva
naturaleza es santa.
Al resucitarnos de la muerte espiritual y darnos nueva vida, nos dio también un nuevo ser,
un nuevo hombre santo.
B. Por Vocación
No existe otra cosa que el cristiano quiera hacer, sino, vivir en santidad, esa es la vocación
con que hemos sido llamados.
4. UNA EXIGENCIA
Lo maravilloso de esto, es que no estamos luchando contra el pecado nosotros solos, o sin
las herramientas, o recursos apropiados, el Señor nos ha dado su Poder para vencer al
pecado y no ceder a la tentación. Nuestras armas son poderosas en Dios. (2 Corintios 10:4)
Si bien es cierto que el Señor nos ha hecho santos por su gracia y su poder, también es
cierto que la santidad al ser un proceso en esto está implícito la voluntad y decisión de la
persona. Podemos echar manos del Poder Divino, pero también es necesario que queramos
y decidamos ser santos.
5. UN RESULTADO
Llevar una vida en el Espíritu es someternos voluntariamente a los designios del Espíritu y
no dando lugar a los deseos pecaminosos o de la carne. Para ello es importante los
ejercicios espirituales de la oración, el estudio de la Palabra y el permanecer en alerta y no
darle lugar a la tentación.
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