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Desde su primera página, la Biblia insiste en el valor positivo de toda la creación
material. Según el primer relato de la creación (Génesis 1:12:4a), siete veces Dios
declara “bueno” el mundo material que va creando (la luz 1:3; tierra y mar 1:10;
vegetación 1:12; astros 1:18; peces y aves 1:21; animales 1:25; humanidad 1:31). La
última, después de la creación del ser humano, califica “todo lo que había hecho” Dios
como “bueno en gran manera”. La sexualidad es una bendición de Dios, pero dentro de
los parámetros establecidos por el, es una prueba de amor entre el hombre y la mujer
para complementar su amor, y para darse a demostrar a la pareja, no solo con frases
expresiones sino también con el cuerpo humano, es donde alcanza su máxima
expresión del amor en la pareja.
Versículos Más Relevantes
Génesis 1:27
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó.
Génesis 1:28
Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y
sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre
todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
Génesis 2:2324
Y el hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne; ella será
llamada mujer, porque del hombre fue tomada. Por tanto el hombre dejará a su padre
y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Génesis 2:1822
Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Y
el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo
al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ése
fue su nombre. Y el hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a toda
bestia del campo, mas para Adán no se encontró una ayuda que fuera idónea para él.
Génesis 3:16
A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a
luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti.
1 Pedro 3:
Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras
mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a
coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas. La
biblia en este punto manda al hombre a querer a la mujer respetarla y valorarla.
Abominaciones, en la Sexualidad según la biblia
Levítico 18:19
``Y no te acercarás a una mujer para descubrir su desnudez durante su impureza
menstrual.
La inmoralidad, la naturaleza de la Sexualidad
1 Corintios 5:910
En mi carta os escribí que no anduvierais en compañía de personas inmorales
1 Corintios 11:35
Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es Cristo, y la cabeza de la mujer
es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios. Todo hombre que cubre su cabeza mientras
ora o profetiza, deshonra su cabeza. Pero toda mujer que tiene la cabeza descubierta
mientras ora o profetiza, deshonra su cabeza; porque se hace una con la que está
rapada.
1 Corintios 14:3435
Las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les es permitido hablar, antes
bien, que se sujeten como dice también la ley. Y si quieren aprender algo, que
pregunten a sus propios maridos en casa; porque no es correcto que la mujer hable en
la iglesia.
Efesios 5:2225
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el
Salvador del cuerpo. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres
deben estarlo a sus maridos en todo.
Colosenses 3:1819
Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad
a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas.
1 Timoteo 2:1214
Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que
permanezca callada. Porque Adán fue creado primero, después Eva. Y Adán no fue el
engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión.
1 Pedro 3:1
Versículos Conceptos
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos
{de ellos} son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la
conducta de sus mujeres
Deuteronomio 22:5
La mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer; porque
cualquiera que hace esto es abominación al Señor tu Dios.
1 Corintios 11:1415
¿No os enseña la misma naturaleza que si el hombre tiene el cabello largo le es
deshonra, pero que si la mujer tiene el cabello largo le es una gloria? Pues a ella el
cabello le es dado por velo.
Mateo 19:46
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio
Los hizo Varón y hembra, y añadió: ``Por esta razón dejara el hombre su padre Y a su
madre y se unirá a su mujer , Y los dos serán una sola carne Por consiguiente, ya no
son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.
1 Corintios 7:24
No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y
cada una tenga su propio marido. Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e
igualmente la mujer {lo cumpla} con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su
propio cuerpo, sino el marido. Y así mismo el marido no tiene autoridad sobre su
propio cuerpo, sino la mujer.
Efesios 5:3133
Por esta razón dejara el hombre su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos
serán una sola carne. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la
iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y
que la mujer respete a su marido.
Mateo 19:12
Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que
fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se
hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo
acepte.
Éxodo 20:14
No cometerás adulterio.
Deuteronomio 5:18
``No cometerás adulterio.
Hebreos 13:4
Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los
inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios.
Mateo 5:28
Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio
con ella en su corazón.
Efesios 4:19
y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para
cometer con avidez toda clase de impurezas.
Efesios 5:3
Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre
vosotros, como corresponde a los santos;
Colosenses 3:5
Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la
fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría.
1 Pedro 4:3
Porque el tiempo ya pasado {os} es suficiente para haber hecho lo que agrada a los
gentiles, habiendo andado en sensualidad, lujurias, borracheras, orgías, embriagueces
y abominables idolatrías.
Deuteronomio 22:1321
Si un hombre toma a una mujer y se llega a ella, y después la aborrece, y la acusa de
actos vergonzosos y la difama públicamente, diciendo: ``Tomé a esta mujer, pero al
llegarme a ella no la encontré virgen", entonces el padre y la madre de la joven
tomarán las pruebas de la virginidad de la joven y las llevarán a los ancianos de la
ciudad, a la puerta.
Romanos 1:24
Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de
modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos;
Levítico 19:29
Versículos Conceptos
``No degradarás a tu hija haciendo que se prostituya, para que la tierra no se entregue
a la prostitución ni se llene de corrupción.
Romanos 1:2627
Por esta razón Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron
la función natural por la que es contra la naturaleza; y de la misma manera también
los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lujuria
unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en
sí mismos el castigo correspondiente a su extravío.
Génesis 19:47
Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma,
rodearon la casa, tanto joven como vieja, todo el pueblo sin excepción. Y llamaron a
Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos para
que los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la entrada, y cerró la puerta tras sí.
Levítico 18:22
No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación.
Éxodo 22:19
A cualquiera que se eche con un animal, ciertamente se le dará muerte.
1 Corintios 6:910
¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni
los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores
heredarán el reino de Dios.
Apocalipsis 21:8
Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y
todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es
la muerte segunda.
Apocalipsis 22:15
Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo
el que ama y practica la mentira.
1 Corintios 6:11
Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero
fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Mateo 22:30
Porque en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como
los ángeles de Dios en el cielo.
LAS RELACIONES SEXUALES EN EL MATRIMONIO Y SUS LÍMITES
¿Qué dice la Biblia al respecto?
No hay dudas de que Dios ha establecido que el matrimonio es algo honroso y, por
tanto, es algo que debe traer honor y gloria al Señor. Hebreos 13:4 dice: “Sea el
matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin mancilla, porque a los
inmorales y a los adúlteros los juzgará Dios”. Consecuentemente, sin importar cuáles
sean las prácticas sexuales en que incurran los esposos, entendemos que estas deben
ser hechas en santidad.
En la Palabra de Dios no hay límites específicos señalados en cuanto a las relaciones
sexuales dentro del matrimonio, pero sí hay algunos principios que deben tomarse en
cuenta;
1) Los esposos no deben tener relaciones anales: Se entiende que el ano ha sido
diseñado por Dios como un órgano de desecho y no de placer, hasta el punto que sus
fibras están constituidas de tal manera que su fisiología natural es de permitir que los
excrementos puedan ser expulsados hacia afuera, y no de permitir que algo pueda ser
introducido a través del orificio anal. El apóstol Pablo también nos dice en Romanos
1:26 que “Dios los entregó a pasiones degradantes; porque sus mujeres cambiaron la
función natural por la que es contra la naturaleza”. Este versículo probablemente
llama la atención sobre dos cosas diferentes: a) La práctica del lesbianismo; y b) La
práctica del sexo anal, porque claramente dice que la mujer cambió la función natural
por aquella que es contra la naturaleza, y entendemos que el sexo anal es contra la
naturaleza.
2) Los matrimonios deben evitar el uso de material pornográfico para producir
excitación en el uno y en el otro, porque el material pornográfico de por sí es
pecaminoso. Esto incluiría revistas o películas.
3) El matrimonio no debe hacer uso de vibradores, que se han puesto muy de moda en
los últimos años, porque entendemos que el Creador sabía en el momento de la
creación qué necesitaría el hombre y la mujer para estar plenamente satisfechos
sexualmente. El fenómeno de la vibración no fue algo que Él consideró en su diseño
original, y esto puede conllevar a otras prácticas más extrañas dentro de lo que es el
matrimonio. Tenemos que cuidarnos de no ir degenerando de una práctica en otra,
hasta terminar quizás en hechos aún más vergonzosos.
4) La práctica del sexo oral es algo que ha sido altamente controversial en la vida de la
iglesia, ya que algunos cristianos la aprueban y otros la condenan. Creemos que este
es un punto que tiene que ser guiado por el Espíritu de Dios y la conciencia de cada
quien. Sí entendemos que la sensibilidad de cualquiera de los dos cónyuges no debe ser
violada con esta práctica, o con cualquier otra, en caso de que uno de los dos en la
pareja no se sienta cómodo con esta o cualquier otra práctica similar.
Es importante recordar que el pensamiento hebreo no admitía ninguna dicotomía
dentro de la persona humana. El dualismo de cuerpo y alma, o la tricotomía de
cuerpo, alma, y espíritu, no vinieron de la enseñanza bíblica sino de filosofías griegas.
Al traducir los términos hebreos de Ruach (viento, aliento) y Nefesh (vida) por pneuma
y psujé, respectivamente, en las escrituras cristianas, el dualismo extrabíblico invadió
al cristianismo por la tendencia de entender los términos en su sentido griego en lugar
de su original sentido bíblico. Esa infiltración condujo a una exaltación del espíritu o
del alma racional y un desprecio al cuerpo. En la antropología hebrea, cuerpo y
espíritu son inseparables y merecen igual respeto.
Un cántico a la vida del cuerpo es el libro de Cantares, en contraste con los constantes
esfuerzos de espiritualizar su mensaje. Describe detalladamente el cuerpo femenino
(4:15) y masculino (5:1016) con gran realismo y erotismo. El libro respira “el placer
de saberse cuerpo digno de ser cantado”. Bien comenta Elsa Tamez que sería imposible
imaginar Cantares “sin cuerpos, caricias y besos, pero tampoco se puede deleitar la
lectura del texto pasando por alto la fertilidad de la tierra, la frescura de las frutas y la
belleza de los animales”. En las escrituras, la teología de la creación es de una sola
pieza.
El cuerpo tiene central importancia también en las escrituras cristianas. El anuncio de
Juan el Bautista y de Jesús de Nazaret era que el Reino de Dios se había acercado. Los
discípulos llegaron a percibir que Dios mismo estaba presente en este extraordinario
Galileo, presente de manera única en una vida humana y en un cuerpo físico. El autor
del cuarto evangelio lo describió como una encarnación (“El Verbo era Dios…y el Verbo
fue hecho carne”, Jn 1:1,14). Mucho de la actividad del Mesías consistía en sanar los
cuerpos, alimentarlos, y dignificarlos. En su cuerpo de carne y hueso, según el
evangelio cristiano, nos redimió por la entrega de ese cuerpo en la Cruz (cf. Romanos
8:34). Y con su cuerpo resucitó, se presentó a sus discípulos, caminaba con ellos y
comía con ellos. San Pablo describe el cuerpo de los fieles como “templo del Espíritu
Santo” (1 Corintios 3:1617; 6:1920). Y todo el Nuevo Testamento promete también la
resurrección final del cuerpo como triunfo definitivo de la vida sobre la muerte.
Después el libro de Apocalipsis termina con la promesa de una nueva creación, de cielo
y tierra (Apoc 2122). Todas esas enseñanzas pueden ser muy discutibles, pero dejan
más allá de toda duda la importancia decisiva del cuerpo en las escrituras cristianas.
Los dos relatos de la creación al inicio del Génesis (1:12:4a; 2:4b25) dan un lugar
prominente a la sexualidad. Cuando el relato sacerdotal describe la creación humana
a la imagen y semejanza de Dios, agrega que “hombre y mujer los creó” (Génesis 1:27).
De eso entendemos que la condición sexuada, tanto de la mujer como del hombre,
pertenece a la esencia de la imagen de Dios en el ser humano. En seguida el Creador
pronuncia su bendición sobre esa sexualidad y da un mandamiento sexual: “Sean
fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla” (1:28). Es obvio en estos
textos que la práctica sexual, única manera de procreación humana, pertenece al plan
de Dios y su perfecta voluntad para la humanidad.
Es importante insistir en que según este relato, la sexualidad existe antes del pecado y
totalmente aparte del pecado. Es más bien la intención pura y original del Creador.
Además, según la Biblia, el sexo no tuvo nada que ver con el origen del pecado en la
humanidad. El relato de Génesis refuta dos de los “mitos” que creen muchas personas:
que la sexualidad comenzó con la caída en pecado, y que el trabajo fue castigo por la
desobediencia. Al contrario, la bendición y mandamiento de Génesis 1:28 sitúa la
procreación sexual dentro del mismo orden de la creación, y el contexto (1:26—30)
implica que el trabajo también antecedía al pecado.
El segundo relato lo hace explícito: Adán, aun antes de desobedecer, está llamado a
labrar la tierra y guardarla (2:15).
Ni el sexo ni el trabajo comenzaron con el pecado. La sexualidad, en el estado de
inocencia que describe el Génesis, era pura y perfecta; el sexo en sí, en todas sus
dimensiones, es santo. Lo que el pecado introdujo fue el desorden (3:13,16), el abuso
del sexo, el usar la otra persona en vez de amarla. En forma parecida, la esencia del
trabajo humano en el plan de Dios era creatividad y libertad, a la imagen del mismo
Creador. El pecado cambió el trabajo de creatividad a fatiga y carga pesada.
Mientras el primer relato de la creación relaciona la sexualidad con la procreación, el
segundo lo enfoca en términos del amor, el compañerismo, y la solidaridad de la
pareja. En esta versión, muy diferente del primer capítulo, Yahvé crea primero a
Adán de la tierra (hebreo Adamah) y le prepara un huerto (2:78). Pero por primera
vez en la Biblia se dice que algo no está bien: “No es bueno”, dijo Dios, “que el hombre
esté solo” (2:18). El ser humano es un ser social, creado para el compañerismo con
otros seres humanos. Entonces, con un simbolismo curioso, frente a la soledad de Adán
Dios crea los animales. Dios los lleva a Adán, quien les da nombre (2:19). “Sin
embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre” (2:20). A
continuación, Yahvé crea a la mujer del mismo ser del hombre. Igual que antes, Dios
la lleva a Adán y Adán le da nombre (mujer, ishá). Ahora ha aparecido la compañera
para hacer completa la vida humana sobre la tierra, y Adán la declara “hueso de mis
huesos y carne de mi carne” (2:23). En el perfecto designio de Dios, “los dos se funden
en un solo ser” (2:24) y ninguno sentía vergüenza de su desnudez (2:25). Llama la
atención que todo este relato yahvista se concentra en la relación humana como
realización y comunidad de la pareja, sin la menor referencia a la procreación de hijos
e hijas.
Otro texto que destaca, mucho más eróticamente, la relación de pareja es Cantar de los
Cantares. Es un drama muy sensual, sin pudores ni tabúes, sobre el amor apasionado
de la sulamita y su muy enamorado novio. Los primeros renglones introducen el tono
de intenso deseo físico que caracteriza todo el libro. Dice la sulamita a su amado:
Ah,, si me besaras con los besos de tu boca…
¡Grato en verdad es tu amor, más que el vino!
Grata es también, de tus perfumes, la fragancia;
Tú mismo eres bálsamo fragante.
¡Con razón te aman las doncellas!
¡Hazme del todo tuya!
Date prisa!
¡Llévame, oh rey, a tu alcoba!
Sucesivos pasajes describen con gran detalle la belleza del cuerpo femenino (4:15; 6:5
12; 7:19) y del masculino (5:1016). Hay invitaciones a encuentros amorosos en el
jardín, en la alcoba, y en el campo. Y lo sorprendente en todo este largo poema es que
nunca relaciona el amor erótico con la familia ni con los hijos. El amor sexual, con
todos sus anhelos y deleites, se trata en Cantares como un valor en sí mismo, que no
necesita ninguna otra justificación.
En ese aspecto, el Cantar de los cantares puede verse como un extendido comentario
sobre la palabra “bueno” en el primer capítulo del Génesis. Cuando Dios bendice la
sexualidad humana, y ordena la práctica sexual de la pareja, está bendiciendo el
mismo proceso de deseo y deleite que se experimenta también hoy. El relato implica
que todo el sistema fisiológico de la sexualidad fue creado bueno y santo por nuestro
Dios, antes de que mediara el pecado. Todo el sistema nervioso asociado con la
experiencia sexual, las diversas zonas erógenas del cuerpo, las hormonas y las
glándulas y todos los demás aspectos de esta maravillosa “máquina de placer” (por
expresar así este aspecto de la fisiología sexual), no es un producto del pecado, ni una
trampa maliciosa de Dios para probar nuestra resistencia, sino una parte esencial de
la creación primigenia y de la imagen de Dios en los seres humanos. Como tal, es
“bueno en gran manera” (Génesis 1:2731).
Algunas corrientes de ascetismo cristiano (p.ej. unos extremos del pietismo
protestante) han enseñado que el sexo es necesario y bueno como medio de
procreación, pero que cualquier placer sensual anexo al acto sería pecado. Llama la
atención que las escrituras hablan con mucha naturalidad del orgasmo femenino (“el
deleite”, Génesis 18:12) y hasta emplea los mismos términos para el deleite del alma
en Dios (Salmos 36:9; cf vocablos parecidos en Salmos 1:2; 16.11). En ningún momento
las escrituras separan el acto sexual (como bueno) del placer que conlleva (como malo).
En la larga historia de la teología cristiana, con lamentable frecuencia se ha denigrado
el sexo y específicamente a la mujer como causa de pecado mediante el deseo erótico.
En ese contexto es muy interesante, y bastante sorprendente, un pasaje de la Suma
Theologica, Parte Primera, cuestión 98, primera parte. Aquí el “Doctor angelicus”
plantea dos preguntas curiosas: Si en el estado de inocencia había procreación, y si
dicha generación hubiera sido mediante el coito. A la primera pregunta Aquino
contesta que sí, porque el mandamiento de reproducción sexual fue dado a la pareja
antes de pecar, y al contrario el pecado hubiera sido necesario para la bendición que
Dios pronunció sobre la procreación humana. A la segunda pregunta, del coito, Santo
Tomás explica que precisamente la dualidad sexual es en orden a dicho acto sexual.
Entonces sigue a preguntar si en el paraíso el coito se hubiera acompañado del placer
sensual (el orgasmo). Aquino reconoce que la concupiscencia desordenada es
consecuencia del pecado, pero en seguida afirma que “en el estado de inocencia el
deleite sensual no hubiera sido menos sino tanto mayor en proporción a la mayor
pureza de la naturaleza [humana] y la mayor sensibilidad del cuerpo”.
Las escrituras cristianas afirman también el valor positivo del sexo y exhortan a
“tener todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado”
(Hebreos 13:2 BJ). Aunque San Pablo, por situaciones pastorales y por sus
perspectivas escatológicas, tiende más hacia cierto ascetismo, también afirma los
valores del matrimonio y lo pone como figura de la relación de Cristo y la iglesia. En el
contexto de consejos pastorales, expresa la mutualidad corporal del sexo en términos
de deberes y derechos: “El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e
igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio
cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino
su esposa” (1 Corintios 7:34).
Conclusión
Encontramos en las sagradas escrituras una valiosa teología de la sexualidad, y quizá
aun más, una espiritualidad (o una mística) de la sexualidad humana. Es desde el
inicio una valoración muy positiva del sexo, dentro de perspectivas humanizadoras de
esta dimensión tan importante de la existencia. Podemos resumir esta visión de la
sexualidad bajo los tres propósitos del sexo que hemos encontrado en nuestro recorrido
por la Biblia:
1) El fin primordial de la sexualidad humana es la unión y comunión de dos seres en
amor (Génesis 2; Cantares). Según Génesis 2 hemos sido creados para comunidad, con
la tierra y con el reino animal pero sobre todo con el sexo opuesto. Génesis 1 distingue
la creación de los animales y su reproducción de la creación y la sexualidad humana.
Aunque los procesos fisiológicos son casi idénticos (aparte de los estros de muchas
hembras animales), el sentido existencial y teológico es cualitativamente distinto. Y es
precisamente la profunda dimensión afectiva de la sexualidad humana, plasmada en
una entrega total e incondicional, la que marca el carácter interpersonal de nuestra
sexualidad como seres humanos.
Sin el amor genuino, la relación sexual se vuelve egoísta y frustrante, sin realizar su
verdadero propósito y sentido. Muchos pasajes bíblicos insisten en esta realidad. Muy
dramático es el relato de Amnón, hijo de David, que se enamoró locamente de su
hermana Tamar (2 Samuel 13). Como ella no respondió a sus avances, Amnón la
engañó con un truco y después la violó a la fuerza. Una vez logrado su vil propósito,
dice el texto, “el odio que sintió por ella después de violarla fue mayor que el amor que
antes le había tenido” (13:15). Sexo sin amor termina en desprecio y odio; sexo con
amor sincero y compromiso mutuo, es la voluntad de Dios y trae bendición y vida.
2) Un segundo propósito del sexo, que debe reconocerse y respetarse, es el placer
erótico. En su sabiduría Dios ha asociado dos funciones fisiológicas humanas, el comer
y la reproducción, con grandes estímulos sensuales. El Creador no hubiera diseñado
un sistema tan complejo de estímulos y respuestas, de anhelos y satisfacciones, si el
placer que produce fuera contra su propia voluntad. Dentro del debido compromiso
personal, este placer debe disfrutarse en su plenitud, con acción de gracias al Creador.
3) Un tercer propósito del sexo es, obviamente, la procreación. Sin embargo, lejos de
ser el definitivo “fin natural” que justificara los demás fines, es de hecho el menos
importante. Un matrimonio, debidamente casado y que produce cada año un niño,
pero que no se aman ni disfrutan mutuamente del placer sexual, es un matrimonio
que no está realizando la voluntad de Dios. En cambio, una pareja por alguna razón
impedida de tener hijos o que por razones justificadas planifica su procreación, pero
que se aman sincera y profundamente, no sufre ningún desmedro debido sólo a la falta
de los hijos. Por otra parte, una pareja que se ama pero que se cierra al deleite mutuo
que tanto ensalza el Cantar de Cantares, tengan o no hijos, no está realizando la
visión bíblica del sexo. Se les recomienda leer juntos el libro de Cantares, de noche en
la cama, a la luz de una romántica candelita.