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VIOLENCIA FAMILIAR
1. Introducción
El tema debe ser analizado, ya que declarar inaplicable un acuerdo repararorio pese
a que se cumplen los requisitos de ley, podría configurar arbitrariedad en las
atribuciones legalmente establecidas, máxime si hablamos de una persona privada
de su libertad.
Se dice que están dentro de las facultades discrecionales del Ministerio Público
porque su aplicación depende de la decisión del fiscal ya que dada su función
requirente, es éste el que debe determinar cuándo resulta viable renunciar a la
promoción de la acción penal. Sin embargo, no se trata de rechazar de plano su
aplicación aludiendo a una “independencia de criterio”, pues si el Fiscal o Juez
considera que no debe aplicarse un criterio de oportunidad – pese a que reúne los
requisitos- tendrá que argumentar por qué no lo aplica[4]. Sin embargo,
consideramos que la norma procesal peruana establece supuestos en los que es
obligatorio -y no facultativo- que el Fiscal acepte la aplicación de un criterio de
oportunidad.
El artículo 122 del Código Penal a partir del año 2015 ha sufrido importantes
modificaciones; antes, sólo regulaba dos supuestos, las lesiones leves físicas que
eran sancionadas con una pena no mayor de dos años y sesenta a ciento cincuenta
días multa y la muerte a consecuencia de dicha lesión. Las lesiones leves por
violencia familiar, se encontraban reguladas en el artículo 122–B del Código Penal y
se sancionaba dicha conducta con una pena no menor de tres ni mayor de seis años
privativa de libertad.
Surge el problema con la dación de la Ley N° 30364, publicada el 23 noviembre
2015, donde se agravaron las penas[5], y el delito de lesiones leves por violencia
familiar que estaba previsto en el artículo 122-B pasó a formar parte del artículo 122
del Código Penal con una pena no mayor de tres ni menor de seis
años. Actualmente, mediante el decreto legislativo N° 1323 del 05 de enero del año
2017 las penas de las lesiones físicas por violencia familiar se han mantenido.
Nuestro ordenamiento jurídico reconoce como principio general que la ley no tiene
efectos retroactivos, conforme lo proclama el artículo 103°, tercer párrafo, de la
Constitución Política del Perú, sin embargo, esta cláusula constitucional se
encuentra matizada por el principio de favorabilidad, que establece una importante
excepción en el caso de que la nueva ley sea más favorable al reo. Ello precisamente
porque la prohibición de retroactividad es una prohibición garantista, y establece una
preferencia a las leyes que despenalizan una conducta o que reducen la penalidad.
De igual modo, el alcance de este principio se manifiesta en la aplicación de la ley
más favorable al procesado en caso de duda o conflicto entre leyes penales, como así
lo consagra el artículo 139°, inciso 11), de la Constitución.
Precisada esta regla general, debe aclararse que, tratándose de normas de derecho
penal material, rige para ellas el principio tempus delicti comissi, que establece que
la ley aplicable es aquella vigente al momento de cometerse el delito, lo que es
acorde con el artículo 2° de la Constitución, literal “d” del numeral 24, que prescribe
que nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca,
como infracción punible, ni sancionado con pena no prevista en la ley. Se instituye
así un razonable tratamiento de la libertad y de la autonomía personal, fijando
límites de aplicación a las normas punitivas.
En el caso de las normas procesales penales rige el principio tempus regit actum,
cuyo enunciado es que la ley procesal aplicable en el tiempo es la que se encuentra
vigente al momento de resolverse el acto. Esto supone la aplicación inmediata de la
ley procesal, mas no que a través de ella se regulen actos procesales ya cumplidos
con la legislación anterior.
3. Problema específico
Son muy frecuentes los problemas familiares originados por temas económicos, por
alcoholismo, relaciones de pareja, etc. que desencadenan la detención en flagrancia
del agresor por lesiones leves por violencia familiar. Generalmente el agresor, para
obtener su inmediata libertad, solicita se le aplique un acuerdo reparatorio; sin
embargo, existen despachos que rechazan su pedido alegando, entre otros, que se
trata de un delito grave y que el Estado considera a la violencia contra la mujer
como un acto que lesiona no solo el interés público sino la dignidad de la mujer. El
Fiscal entonces, requiere al Juzgado se incoe proceso inmediato, alargando la
privación de libertad del detenido. Ya en la audiencia de proceso inmediato (y pese a
que en muchos casos el agresor y su víctima han llegado a algún acuerdo y al
parecer han solucionado sus discrepancias) se solicita al Juzgado la aplicación de un
acuerdo reparatorio, sin embargo, el Juez en varios casos rechaza la aplicación por
similares fundamentos antes esbozados, no teniendo la parte imputada más remedio
que llegar a una terminación anticipada con pena suspendida o continuar con un
proceso judicial obteniendo la generación de antecedentes penales y judiciales y el
perjuicio que un proceso genera.
El artículo 2 del Código Procesal Penal dice literalmente, que procederá el acuerdo
reparatorio en los delitos previstos y sancionados en el artículo 122 del Código
Penal y el artículo 122 en el numeral 3 literal c, regula el delito de lesiones leves por
violencia familiar, por tanto, se debe afirmar que es procedente aplicar un acuerdo
reparatorio en casos de lesiones leves por violencia familiar, salvo se den las
excepciones previstas en el propio artículo 2 del Código Procesal Penal.
Sin perjuicio de lo antes indicado, cabe preguntarse ¿Prevenir las agresiones físicas
leves en un contexto de violencia familiar, es de interés público? Para resolver tal
interrogante debemos determinar que se entiende por interés público y para ello
citamos el siguiente texto: “En un estado constitucional no todo asunto que de facto
interesa a la ciudadanía justifica jurídicamente que los poderes públicos lo aborden
para desencadenar consecuencias de jure. Si aquel fuere el factor determinante
para considerar que un asunto reviste interés público, la dignidad humana se
encontraría en serio peligro”. Se preguntarán entonces ¿cuál es el interés público?
Pues bien, ese interés es el de la cosa o institucionalidad pública, lo que
corresponde al Estado y tiene que ver con él. Ello tiene además lógica, pues para
discernir en asuntos privados está el Poder Judicial, y en su jurisdicción está
prohibido inmiscuirse, como lo determina el mandato constitucional (artículo 139
numeral 2). No obstante lo expuesto siempre hay quienes confunden las cosas, unos
por ignorar la materia legal y otros quizá por mala fe, pues a sabiendas que no
pueden entrometerse en los temas que no son de interés público, con ánimo
morboso, cuando no de hurgadores de las ‘miserias’ humanas, fisgonean en temas
privados”.[12] Es decir, el interés público tiene estrecha relación con la
institucionalidad pública. Todos los delitos merecen ser sancionados y afectan a la
comunidad, pero no todo delito –lesiones leves a una mujer en un contexto de
violencia familiar– afecta la institucionalidad pública es decir el interés público.
Algunos operadores del derecho indican que los criterios de oportunidad previstos
en el artículo 2 del Código Procesal Penal sólo se aplican a delitos de mínima
culpabilidad y no al delito de lesiones leves por violencia familiar que está
sancionado con una pena grave no menor de tres ni mayor de seis años. Tal
argumento no es compartido ya que la naturaleza jurídica y la aplicación del
principio de oportunidad y del acuerdo reparatorio son diferentes, la mínima
culpabilidad está referida al principio de oportunidad, no al acuerdo reparatorio.
El acuerdo reparatorio procede y debe aplicarse en los delitos previstos
taxativamente por la ley.
Todo acto violento, en especial contra una mujer es reprochable y no debe ser
permitido; sin embargo, el imputado debe gozar de un debido proceso y el
ordenamiento legal le otorga la posibilidad en caso haya cometido alguno de los
supuestos previstos en el artículo 122 del Código Penal, acogerse a un acuerdo
reparatorio. La utilización de esa figura procesal resulta adecuada para fines político
criminales ya que su aplicación según el propio texto de la norma no procede, entre
otros, para personas habituales, reincidentes, ni para aquellos que pese haber
celebrado un acuerdo reparatorio no cumplieron con lo acordado.
Definitivamente el tema merece ser resuelto por la instancia superior a fin de dar
predictibilidad a las decisiones fiscales y judiciales y generar certidumbre jurídica.
[1] Ilícito previsto en el artículo 122 numeral 1 y 3 literal c) del Código Penal.
[2] Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los
integrantes del grupo familiar, de fecha 06 de noviembre del año 2015.
[3] “Formas agravadas. Lesiones leves por violencia familiar (artículo derogado).
Artículo 122-B.- El que causa a otro daño en el cuerpo o en la salud por violencia
familiar que requiera más de diez y menos de treinta días de asistencia o descanso,
según prescripción facultativa, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de seis años y suspensión de la patria potestad según el
literal e) del artículo 75 del Código de los Niños y Adolescentes.
[4] Rosas Yataco, Jorge. Tratado de derecho procesal penal”. Volumen II. Lima:
Instituto Pacífico, 2013, pp. 1134.
[12] http://www.elperuano.com.pe/noticia-solo-asuntos-interes-publico-54783.aspx