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Marco teórico

Habitualmente, se definen como facultades inherentes a la persona, irrevocables, inalienables,


intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos es universal
(para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible con los sistemas basados en la
superioridad de una casta, raza, pueblo, grupo o clase social determinados. Según la concepción
iusnaturalista tradicional, son además atemporales e independientes de los contextos sociales e
históricos.
La doctrina teórica de tales derechos ha realizado un importante esfuerzo por clasificar y
sistematizar los derechos humanos. Normalmente se dividen en dos categorías: derechos positivos
y derechos negativos. Los derechos negativos, como el derecho a la intimidad o a no sufrir tortura,
se definen exclusivamente en términos de obligaciones ajenas de no injerencia; los derechos
positivos, por el contrario, imponen a otros agentes, tradicionalmente —aunque ya no de manera
exclusiva— el Estado, la realización de determinadas actividades positivas. Otra clasificación muy
extendida es la que ordena los derechos humanos en tres o más generaciones, atendiendo por lo
general al momento histórico en que se produjo o produce su reivindicación.
Marco histórico
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, son una idea de gran fuerza
moral y con un respaldo creciente. Legalmente, se reconocen en el derecho interno de numerosos
Estados y en tratados internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los derechos humanos
se extiende más allá del derecho y conforma una base ética y moral que debe fundamentar la
regulación del orden geopolítico contemporáneo. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos se ha convertido en una referencia clave en el debate ético-político actual, y el lenguaje
de los derechos se ha incorporado a la conciencia colectiva de muchas sociedades. Sin embargo,
existe un permanente debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias políticas sobre la naturaleza,
fundamentación, contenido e incluso la existencia de los derechos humanos; y también claros
problemas en cuanto a su eficacia, ya que existe una gran desproporción entre lo violado y lo
garantizado estatalmente.
De acuerdo con De Souza Santos, hoy es innegable la hegemonía de los derechos humanos como
lenguaje de la dignidad humana. Sin embargo, esta hegemonía debe convivir en una realidad
alarmante. La gran mayoría de la población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino el
objeto de los discursos de derechos humanos.

Origen cultural
Existe un importante debate sobre el origen cultural de los derechos humanos. Generalmente se
considera que tienen su raíz en la cultura occidental moderna, pero existen al menos dos posturas
principales más. Algunos afirman que todas las culturas poseen visiones de dignidad que se
plasman en forma de derechos humanos, y hacen referencia a proclamaciones como la Carta de
Mandén, de 1222, declaración fundacional del Imperio de Malí. No obstante, ni en japonésni
en sánscrito clásico, por ejemplo, existió el término derecho hasta que se produjeron contactos
con la cultura occidental, ya que estas culturas han puesto tradicionalmente el acento en
los deberes. Existen también quienes consideran que Occidente no ha creado la idea ni el concepto
de derechos humanos, aunque sí una manera concreta de sistematizarlos, una discusión progresiva
y el proyecto de una filosofía de los derechos humanos.
De acuerdo a lo dispuesto en la Declaración adoptada por consenso de los 171 Estados reunidos
en Viena en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en 1993: “todos los derechos humanos
son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí”. “Entonces, la
universalidad, indivisibilidad e interdependencia son los pilares conceptuales en que trata de
sustentarse el reconocimiento y protección internacional de los derechos humanos”
La universalidad es “inherente a los derechos fundamentales del hombre porque estos son
expresiones de la dignidad de todo individuo” y por lo tanto deberían ser aceptados, respetados y
garantizados por los Estados no importando el sistema político-ideológico, económico y socio-
cultural que expresen. Cuestión que viene a ser un tanto ambigua y complicada debido a las
distintas cosmovisiones regionales y localistas.
Las teorías que defienden la universalidad de los derechos humanos se suelen contraponer
al relativismo cultural, que afirma la validez de todos los sistemas culturales y la imposibilidad de
cualquier valoración absoluta desde un marco externo, que en este caso serían los derechos
humanos universales. Entre estas dos posturas extremas se sitúa una gama de posiciones
intermedias. Muchas declaraciones de derechos humanos emitidas por organizaciones
internacionales regionales ponen un acento mayor o menor en el aspecto cultural y dan más
importancia a determinados derechos de acuerdo con su trayectoria histórica. La Organización
para la Unidad Africana proclamó en 1981 la Carta Africana de Derechos Humanos y de los
Pueblos, que recogía principios de la Declaración Universal de 1948 y añadía otros que
tradicionalmente se habían negado en África, como el derecho de libre determinación o el deber
de los Estados de eliminar todas las formas de explotación económica extranjera. Más tarde, los
Estados africanos que acordaron la Declaración de Túnez, el 6 de noviembre de 1993, afirmaron
que no puede prescribirse un modelo determinado a nivel universal, ya que no pueden desatenderse
las realidades históricas y culturales de cada nación y las tradiciones, normas y valores de cada
pueblo. En una línea similar se pronuncian la Declaración de Bangkok, emitida por países
asiáticos el 22 de abril de 1993, y la declaración de El Cairo, firmada por la Organización de la
Conferencia Islámica el 5 de agosto de 1990.

La historia de África
se refiere al conjunto de sucesos relativos al poblamiento humano del continente africano, desde
los orígenes de los seres humanos hasta la actualidad.
La prehistoria de África comienza con el surgimiento de los primeros homínidos hace unos cinco
millones de años, por lo que el período prehistórico en África incluye hechos mucho más antiguos
que la historia de los otros continentes poblados por seres humanos mucho más tardíamente.
El período propiamente histórico de la Edad Antigua en África incluye la aparición de
la civilización egipcia, el posterior desarrollo de las sociedades fuera del valle del Nilo y la
interacción entre ellas y las civilizaciones fuera de África. A fines del siglo VII el norte y este de
África fueron fuertemente influenciados por la expansión del islam, propiciando la aparición de
nuevas culturas, tales como los pueblos suajili. Esto también incrementó el tráfico de
esclavos (previamente existente) y que culminaría formalmente en el siglo XIX. La historia
africana precolonial se enfoca en la época que transcurre entre comienzos del siglo XVI,
caracterizada por el traslado de grandes cantidades de pobladores africanos en calidad de esclavos
al Nuevo Mundo, hasta el inicio de la disputa europea por África. El periodo colonial africano
transcurrió desde finales de los años 1800 hasta el advenimiento de los movimientos
independentistas en 1951 cuando Libia se convirtió en la primera colonia africana en ganar su
independencia. La historia africana moderna ha estado plagada de revoluciones y guerras,
contando también, no obstante, con el crecimiento de las economías de algunas naciones africanas
a lo largo del continente.
Los viejos prejuicios contra los africanos de raza negra han hecho que hasta hace poco la historia
africana fuera narrada o representada de forma marcadamente eurocéntrica o racista. La historia
africana ha sido un reto para los investigadores dada la escasez de fuentes escritas en grandes
partes del África subsahariana, y también debido a las opiniones contrastantes sobre lo que es y no
es africano. Algunas técnicas de estudio como el registro de la historia oral, la arqueología,
la paleontología lingüística y la genética—para rastrear el movimiento de los pueblos— han sido
cruciales a la hora de escribir la historia de varias regiones africanas que en el pasado había sido
un misterio.

Política

La Política es la forma ideológica que centra el poder a un grupo de personas que lideran y velan
por las garantías de una población. El termino política se remonta al siglo V a.c. cuando Aristoteles
desarrollo una obra que la tituló “Política”, la cual fundamento los principios de lo que actualmente
es Administración de poder.

En efecto, Por ser la Política la Administración de Poder que tiene un encargado y sus seguidores,
debe ser tratada con cautela, actualmente la política posee distintas vertientes, dadas las formas de
pensar de diferentes pueblos que practican diferentes culturas y estilos de vida. La Política se debe
adaptar a las condiciones de la región en la que se emplea, pero también la política se utiliza para
la relación entre países para el desarrollo de las comunidades con ayuda externa.

La política de hoy en día se divide en Bancadas “Izquierda” y “Derecha” separadas así fomentan
una eterna discusión por quien administra mejor patrocinados por ideas socialistas, democráticas,
comunistas y capitalistas.

La Política también obedece a la doctrina de que fue creada con el fin de ayudar a las personas a
administrar sus bienes y recursos, con el fin de garantizar el máximo aprovechamiento de estos y
su optimización, para configurar un estado cuyo desarrollo sostenible sea favorable. El termino
Política también es sinónimo de Leyes, ya que ante cualquier, transacción, negocio, firma de
acuerdo o establecimiento de sociedad se fijan previamente términos y políticas de
condiciones que deben ser respetadas y ejercidas por las partes involucradas.

En resumen, existe política para todo, los fundamentos de las leyes que rigen las políticas de
un país, una comunidad o sociedad son pieza clave para el desarrollo y avance de las mismas. Este
concepto, blanco de criticas de muchos campos de la vida social, debe mantenerse esclavo de sus
principios morales ante tanta guerra y falta de paz en el mundo.
LIGA DE GIMNASIA DEL HUILA LOGRÓ SU CUPO
Cuatro deportistas opitas lograron el tiquete en las justas más importantes del país, luego de
participar en el Campeonato Nacional de Gimnasia que se desarrolló en Melgar.

Son tres mujeres y un hombre los encargados de representar al departamento en los próximos
Juegos Nacionales. Francy Castiblanco, Magaly Forero, Valentina Molina y Cristian Valderrama
quien obtuvo además una presea dorada en salto al caballo.

Los deportistas de la Liga Huilense de Gimnasia iniciarán su preparación para asumir un nuevo
reto en el próximo clasificatorio que se realizará del 30 de mayo al 2 de junio en la ciudad de Cali.
Luego viajarán a Medellín donde tendrán un reto más en el mes de agosto.

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