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La percepción individual de la inmigración[editar]

Los procesos migratorios son inherentes a la especie humana y a muchas otras especies.
Dichos procesos nacen del instinto de conservación de la especie más que del individuo, y se
deben siempre a una evaluación comparativa del entorno donde se vive en cuanto a los
recursos y posibilidades con que se cuenta, y de un entorno diferente, en el que existe una
percepción de que esos recursos y posibilidades pueden ser mayores y mejores. Esta
comparación entre la vida cotidiana en un país y otro se origina actualmente por la amplia
facilidad de desplazarse de un lugar a otro, con lo que resulta cada vez más fácil, enterarse de
cómo es la vida en otros países. Actúa en un doble sentido: cuando se tiene una percepción
favorable a su propio país y cuando esta percepción es desfavorable, lo cual es el motivo que
explica la inmigración en el primer caso y el que describe los motivos de emigración en el
segundo caso, como puede verse en un artículo de Axel Capriles en el periódico El
Universal de Caracas del 24 de septiembre de 2009 (1). Evidentemente, cuando se trata de
evaluar el nivel de vida que existe entre los diferentes países, no solo se puede lograr a través
de algún viaje al exterior sino por multitud de vías y procedimientos que hoy en día se han
hecho posibles por el desarrollo tecnológico de las comunicaciones y de los medios de
transporte: comunicación con familiares en el país de posible entrada, referencias de terceras
personas, propaganda turística o de otras actividades económicas, etc.

En el país de origen[editar]
En el país de procedencia del inmigrante suelen existir ciertos problemas legales para la
emigración, en gran parte creados por el gobierno respectivo, que trata de evitar la salida de
emigrantes, sobre todo porque la inmensa mayoría de ellos suelen ser adultos jóvenes en
edad de trabajar y contribuir al desarrollo del país o a los objetivos establecidos por el propio
gobierno. En especial, los gobiernos fascistas, comunistas o antidemocráticos en general,
siempre han tratado de poner trabas a la emigración, como puede verse en el artículo sobre la
emigración italiana en la Wikipedia en este idioma. Así, aunque en este último caso no quedó
muy claro los motivos que tenía el gobierno de Mussolini para restringir la emigración, lo cierto
es que prácticamente desapareció entre 1929 y el final de la segunda guerra mundial como se
señala a continuación:

L'emigrazione nelle Americhe fu enorme nella seconda La emigración a América fue enorme en la segunda
metà dell'Ottocento e nei primi decenni del Novecento. mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del
Quasi si esaurì durante il Fascismo, ma ebbe una siglo XX. Casi desapareció durante el fascismo pero
piccola ripresa subito dopo la fine della seconda tuvo un pequeño repunte al finalizar la segunda
guerra mondiale guerra mundial.

L'Emigrazione italiana

Sin embargo, es en la propia Wikipedia en italiano donde encontramos la crítica a las políticas
gubernamentales opuestas a la emigración:

Cosa intende per nazione, signor Ministro? È una ¿Qué entiende por nación, señor ministro? ¿Es una
massa di infelici? Piantiamo grano ma non masa de infelices?. Sembramos trigo pero no
mangiamo pane bianco. Coltiviamo la vite, ma non comemos pan blanco. Cultivamos la vid pero no
beviamo il vino. Alleviamo animali, ma non bebemos vino. Criamos ganado pero no comemos
mangiamo carne. Ciò nonostante voi ci consigliate di carne. No obstante, usted nos aconseja que no
non abbandonare la nostra Patria? Ma è una Patria abandonemos nuestra Patria. ¿Pero es una Patria el
la terra dove non si riesce a vivere del proprio lugar donde alguien no puede vivir de su propio
lavoro? trabajo?

Respuesta anónima a un ministro italiano, siglo XIX (2)


El ejemplo de la emigración italiana es muy claro en este sentido y tal vez emblemático porque
su emigración tenía que ser a países con idioma diferente, principalmente, a los Estados
Unidos, Argentina, Brasil, Venezuela después de la segunda guerra mundial y a otros países
europeos en épocas recientes. Y los descendientes de los italianos que emigraron durante el
siglo XX son más de 60 millones, lo que significa tanto o más que la población italiana actual,
aunque hemos de tener en cuenta que resulta difícil de obtener cifras precisas en este sentido.
Algo distinto sucedió en Francia, donde sus habitantes siempre fueron bastante reacios a
dejar el país, con algunas excepciones con las antiguas colonias (Quebec, por ejemplo).

En el país de inmigración[editar]

El edificio Santillana en Caracas, nos recuerda, por su nombre y estilo arquitectónico la inmigración en
Venezuela procedente del Norte de España, durante la segunda mitad del siglo XX.

Mapa con la distribución territorial del español en los Estados Unidos según el censo de 2000.

En cada país, los obstáculos para la entrada de inmigrantes resultan mucho más claros y
tienen múltiples facetas, tanto por parte de los gobiernos respectivos como por parte de los
propios habitantes del país e incluso de otros inmigrantes ya establecidos, sobre todo si
proceden de países distintos. Una sencilla explicación del rechazo de los inmigrantes en el
país de entrada la ofrecen William F. Ogburn y Meyer F. Nimkoff en su libro Sociología:
Los individuos no siempre se muestran cordiales ante los cambios introducidos en el grupo al que
pertenecen, sino que suelen ser hostiles a innovaciones sugeridas por gentes de fuera o incluso por
recién llegados al grupo...Estas distinciones se comprenden mejor desde el punto de vista de la teoría
de las relaciones extragrupo e intragrupo, que puede decirse que surgen cuando grupos que actúan uno
sobre otro se sienten extraños u hostiles entre sí. Bajo tales circunstancias, todos los miembros del
mismo grupo constituyen un intragrupo o un «nosotros» como opuestos a un extragrupo o un «ellos».3

Sin embargo, hay ocasiones en las que esta inmigración resulta favorecida por los gobiernos
con el fin de encontrar gente experta en determinados trabajos, como se puede inferir de la
composición de la población por edad y sexo en los países petroleros del Golfo Pérsico, donde
abundan los adultos jóvenes, especialmente los hombres, mientras que los niños y la
población de mayor edad son muy escasos. Las pirámides de población de estos países del
Golfo Pérsico tienen una gran semejanza con la pirámide demográfica de la población
inmigrante en España, que puede verse en este mismo artículo.

La dispersión territorial de los seres humanos[editar]


Las migraciones son tan antiguas como la humanidad y aparecen en las relaciones más
antiguas de casi todas las religiones y culturas que existen. En el caso de la tradición
judeocristiana, la expulsión del hombre por el Creador después del pecado original constituye
la primera referencia a una especie de migración forzosa. Otros ejemplos se pueden encontrar
en el Éxodo o Huida de Egipto, los 40 años de la vida en el desierto del Sinaí, el
establecimiento en Canaán, etc. En la tradición islámica se puede citar la huida o traslado
de Mahoma desde La Meca a Medina, proceso conocido como la Hégira, que puede
traducirse como emigración.
La misma teoría de la evolución y el hallazgo de restos fósiles muy antiguos en África nos da
pie para creer que los seres humanos tuvieron un origen común desde donde emigraron en
distintas direcciones para irse estableciendo en lugares cada vez más apartados.
En general, puede decirse que el desarrollo tecnológico siempre ha dado origen a una
expansión territorial de los pueblos y al establecimiento de nuevos grupos humanos en lugares
cada vez más remotos: el descubrimiento del fuego, por ejemplo, permitió a los seres
humanos instalarse en lugares que eran mucho más fríos. Lo mismo podemos decir del
descubrimiento de la agricultura (la Revolución Neolítica), de la ganadería y domesticación de
animales, de la metalurgia, de las embarcaciones de vela, de la Revolución industrial,
del ferrocarril, del motor de explosión (que puso a valer regiones desérticas donde existía
petróleo y donde se establecieron mayoritariamente personas llegadas de otras partes) y
muchos otros ejemplos.
Alvin Toffler, en su famosa obra La tercera ola señala la ocurrencia de tres grandes
revoluciones en el tiempo que transformaron completamente la historia de la Humanidad. La
primera se refiere a la Revolución Neolítica, la invención y desarrollo de la agricultura, que dio
origen a la sedentarización de los seres humanos. Gordon Childe se refiere a esta Revolución
como la etapa que denomina Los Orígenes de la Civilización: en realidad, el asentamiento
estable de los seres humanos en torno a pueblos agrícolas cada vez más grandes constituyen
un paso gigantesco en la historia de la civilización ya que no debemos olvidar que el término
civilización procede de ciudad (civitas en latín) y las primeras ciudades fueron asentamientos
agrícolas. La segunda ola fue la Revolución industrial, que trajo consigo el desarrollo de la
producción masiva de productos industriales, el desarrollo del ferrocarril y otros inventos, que
permitieron el crecimiento de las ciudades hasta un punto nunca antes visto en la historia. A
su vez, este crecimiento de las ciudades trajo consigo un proceso enorme de éxodo rural,
primero en los países más industrializados y después en todo el mundo. Tanto la Revolución
Neolítica hace menos de 10.000 años, como la Revolución industrial iniciada hace unos dos
siglos, trajeron consigo enormes desplazamientos de millones de personas y cambios
enormes en las actividades humanas y los modos o estilos de vida: de nómada a sedentario y
de rural a urbano. Y la Tercera Ola, el desarrollo gigantesco de la tecnología en la segunda
mitad del siglo XX y comienzos del XXI, ha dado origen a unos movimientos gigantescos de
millones de personas, tanto espacial como temporalmente.
Las migraciones han sido siempre muy importantes. Históricamente, las migraciones han
cambiado totalmente el aspecto de los países, influyendo en su composición racial, lingüística
y cultural, así como otros cambios importantes de gran repercusión.
Durante miles de años, los seres humanos iban extendiéndose hacia nuevos territorios, a
medida que la población aumentaba y necesitaban nuevos espacios en los que obtener
recursos, especialmente, alimenticios. No podríamos entonces hablar de una verdadera
inmigración, ya que este término se refiere a la denominación de los recién llegados a un lugar
por parte de los que ya residían en ese lugar. Los centros poblados eran muy pequeños y
estaban rodeados por las tierras de donde obtenían su subsistencia.
Podemos decir que los conceptos relacionados con la inmigración surgen en la Edad Antigua
con la fundación y desarrollo de colonias en el Mediterráneo, por parte de las
ciudades fenicias, griegas, cartaginesas y romanas, aunque en este último caso, el proceso de
ocupación del territorio adquirió un sentido distinto, ya que existió la formación de una
institución político-territorial mucho más parecida a la de los estados nacionales surgidos en la
Edad Moderna que, dicho sea de paso, se inspiraron en gran parte en el legado jurídico y
forma de gobierno del Imperio romano (por ejemplo, el Imperio carolingio y el Sacro Imperio
Romano Germánico). En la época del Imperio romano ya podía hablarse de inmigración como
lo entendemos ahora: Mérida, por ejemplo, con el nombre de Emerita Augusta, fue fundada
con soldados licenciados del ejército romano (de ahí el nombre de Emerita ya que el nombre
romano para los soldados desmovilizados era el de eméritos o jubilados). Pero como la ciudad
ya existía desde antes, sus habitantes aceptaron esa "inmigración" a cambio de recibir el título
de "ciudadanos" romanos.
Hace mil quinientos años, en lo que actualmente conocemos como Moscú, no había un
sólo ruso, en Hungría no había un sólo húngaro, en Turquía no había turcos, España
empezaba a ser visigoda, en América sólo vivían indígenas, en Australia sólo polinesios y
melanesios, en la región de Kosovo vivían en forma minoritaria los albaneses, lo que hace
todavía más complejo el término desde el punto de vista histórico.
Y las invasiones bárbaras, que marcan el fin de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad
Media, constituyeron un buen ejemplo para explicar el rechazo de la población nativa de un
lugar a gente procedente de otros lugares, sobre todo por el hecho de que no se trata de una
verdadera inmigración sino de un proceso de invasión y conquista.
La época medieval (S. V - S. XV) es la época feudal, en la que los flujos migratorios eran
minimizados por la vida cerrada y autosuficiente de los feudos. Las relaciones entre pueblos o
grupos distintos fueron militares, de conquista y de desplazamientos forzosos de grupos y
pueblos enteros. En los diez siglos que duró, se destacan, además de las invasiones
bárbaras, la conquista árabe en el Mediterráneo, la Reconquista en la Península Ibérica, el
establecimiento de los normandos en territorio de la Francia actual, el desarrollo del
feudalismo en el continente asiático, con las invasiones de los pueblos mongoles y la lenta
pero continua expansión y poblamiento de los pueblos americanos (descendientes de
asiáticos que cruzaron el Estrecho de Behring en el último período glacial) a lo largo y ancho
de todo el continente.
Inmigrantes procedentes de Europa desembarcando en Ellis Island en Nueva York (Estados Unidos),
en 1902.

En el pasado, grandes flujos de inmigrantes hicieron que países americanos se convirtieran en


prósperos y activos. Los Estados Unidos son los que tradicionalmente recibieron (y siguen
recibiendo) a inmigrantes de todas partes del mundo.
Sólo cuatro países promueven actualmente la inmigración (Australia, Canadá, Israel y Nueva
Zelanda), en el caso de Israel a cualquier judío que esté en la diáspora, en los otros,
limitándose a aquellos interesados que demuestren su 'empleabilidad' potencial y un nivel
adecuado de adaptación a las culturas locales.
Otros países le permiten en circunstancias especiales, por ejemplo para cubrir puestos donde
la oferta local es escasa, para inversionistas, en caso de matrimonio, o asilo político, o bajo
acuerdos multilaterales como en la Unión Europea.
Las diferencias salariales pueden ser tan importantes que la inmigración ilegal puede volverse
una importante "industria". Otras razones que impulsan los flujos migratorios incluyen la
persecución política y la reagrupación familiar.
Muchos negocios (legítimos o ilegítimos) se han desarrollado como respuesta a la presencia
de las comunidades inmigrantes: envío de dinero, locutorios, restaurantes típicos y
especialidades propias de la cocina del país lejano.
Algunos economistas afirman que un mercado laboral libre a nivel mundial, sin restricciones a
la inmigración, contribuiría a largo plazo, a impulsar la prosperidad general, teniendo un efecto
más beneficioso que la libre circulación de bienes y capitales. Otros están en desacuerdo,
señalando que esa situación afectaría negativamente a los salarios y a la sindicalización de
los trabajadores, y dispararía la población inmigrante a niveles insostenibles. En pro de esta
última idea se encuentra el hecho de que el desarrollo tecnológico está dejando sin empleo a
millones de personas cada año, tanto en los países desarrollados como subdesarrollados. Y
otra idea que hay que tener en cuenta es la del fantasma de la superproducción, tanto de
productos agrícolas como industriales, a pesar de que cada vez existen más millones de
personas fuera de los niveles mínimos de consumo.
Además de los países que alientan la inmigración, probablemente países típicos de
inmigrantes son Alemania, Australia, Argentina, Brasil, Canadá, Costa Rica, Estados
Unidos, Francia, México, Nueva Zelanda, Reino Unido, Venezuela, entre otros; siendo en ellos
donde podemos estudiar el fenómeno de los extranjeros que van para trabajar. Asimismo los
típicos países que ahora tienen un alto porcentaje de emigración
serían Albania, Bulgaria, China, Colombia, Cuba, Ecuador, India, Marruecos,
México, Nicaragua, Perú, Rumania, Turquía, Uruguay y Venezuela, entre otros, los cuales
registran tasas de migración neta negativas,4 constituyéndose así como regiones expulsoras o
protagonistas de grandes movimientos migratorios, siendo la América Latina, Europa Oriental,
Asia y África, las principales regiones expulsoras de emigrantes hacia el mundo más
desarrollado.
Muchos países y regiones han atravesado diversas etapas o ciclos con respecto a las
migraciones y de ser naciones de fuerte emigración (como España antes de 1960) han pasado
a ser receptoras de inmigrantes. Los motivos suelen ser económicos, políticos (regímenes
dictatoriales o militaristas), guerras, etc. También ha sucedido con mucha frecuencia el caso
inverso: Argentina fue durante el primer tercio del siglo XX (y aún antes) un país receptor de
millones de inmigrantes procedentes principalmente de Italia, España, Inglaterra, Francia y de
otras partes de Europa, hoy sigue siendo un país receptor pero de países
vecinos, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Perú, y de otros países latinoamericanos
destacándose Venezuela, Colombia, de África, continente asiático (Corea, China, Líbano), y
de algunos países de Europa, pero con goteo emigratorio desde 1973.
Hacia 2009 Argentina tiene más de 1,5 millones de extranjeros concentrándose en su mayoría
en la Ciudad de Buenos Aires, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y el resto
dispersos en otras provincias.
En Centroamérica y el Caribe destacan dos países; Belice y Costa Rica, que son los
principales receptores porcentuales de inmigrantes en la región y poseen una de las tasas
inmigratorias per cápita más altas del mundo. En el caso de Belice, en su población se
encuentran casi 15% de inmigrantes, principalmente
de Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos. Esto convierte al país en uno de los
mayores receptores porcentuales de inmigrantes en el continente americano. Mientras tanto,
Costa Rica se perfila como el mayor receptor porcentual de inmigrantes en América Latina,5 y
el principal destino migratorio de todo el istmo, con alrededor de entre 9% y 11% de
inmigrantes en su población y cerca de medio millón de extranjeros radicados en el país, la
cifra más alta en América Central.6 La inmigración en Costa Rica se compone principalmente
de latinoamericanos7 (Nicaragua, Colombia, República Dominicana, El Salvador, entre
muchos otros), pero también habitan en el país miles de estadounidenses, canadienses,
afroantillanos, europeos (Reino Unido, Italia, Francia, España y Alemania), africanos
(Ghana, Marruecos y Egipto) y asiáticos (Líbano, Emiratos Árabes, China, Taiwan y Hong
Kong). Estos flujos migratorios se mantienen desde el siglo XIX, pues desde entonces Costa
Rica es el tradicional, principal y más popular destino centroamericano para italianos,
españoles, franceses, libaneses y chinos.
Igualmente, en México siempre han existido importantes comunidades extranjeras desde el
siglo XIX, pero desde el 2000 hubo un crecimiento exponencial de la población inmigrante
respecto a las décadas anteriores; en el país existe una población importante de
estadounidenses, dada la cercanía, durante el censo de 2014 se contaron 1,010,103
estadounidenses viviendo en México, convirtiéndose en el país donde viven más
estadounidenses fuera de Estados Unidos en el mundo,8 se destaca también una tasa
considerable de inmigración procedente de
España, Guatemala, Colombia, Italia, Canadá, Argentina, Alemania, Australia, Japón, Cuba, V
enezuela y Corea del Sur. También durante el siglo XX se destaca una tasa de migración
sudamericana hacia México debido a problemas que tenían algunos países sudamericanos en
ese tiempo. Hoy en día México enfrenta ciertos problemas de inmigración ilegal o
descontrolada que ingresa a su territorio, cuyo origen son principalmente países
latinoamericanos, caribeños y asiáticos.
Hoy en día, los países americanos en los cuales se observa mayor diversidad étnica y cultural
son: Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Costa Rica, México, Puerto
Rico, Uruguay y Venezuela.
Lejos de la persecución política y las crisis económicas de este periodo, la mayoría de los
argentinos emigraron a países del Continente Americano y otras naciones tales
como España, Italia, Reino Unido, Australia e Israel, los dos primeros países de los cuales
salieron muchas de las personas que emigraron a Argentina en el siglo pasado.
Hasta el 2008, el número de inmigrantes se incrementó debido a la necesidad de trabajadores
de las economías desarrolladas y al menor precio de los pasajes internacionales.9

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