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EL SOCIALISMO ACTUAL
ANTE
EL HECHO RELIGIOSO Por Rrcan¡o Ar¡¡nol
1. Posiciones teóricas
2. Comportamientos polítieos
Se puede enuncia¡ una regla general q,ue rezaría asi cuanto más
democrático es el proyecto socialista, tanto menor es el riesgo de enfren-
tamiento con las religiones en la práctica política. Con tal de que se
cómplemente esa regla con la siguiente: cuanto mayo¡ es la dedicacióit
de las religiones a su tarea específica (que no se reduce, por cietto, a lo
cultual-sacramenral), tanto menor es el riesgo de enfrentamienro con la
práctica política socialista-
Dicho de manera general, los gobiemos socialistas del tipo que nos
ocupa no suelen poner obstáculos a la práctica. del culto religioso y a las
manifestaciones no¡males de las dive¡sas religiones; aunque es verdad
que existen grandes dife¡encias ent¡e los socialismos nórdicos y los más
cercanos a las riberas del Mediremáneo.
Pe¡o no siempre sucede así; por el contrario, también hay que decir
que los socialismos no siempre son suficientemenre democráticos, ni hañ
abandonado por completo uo esratismo que preteode suprimir el prota-
gonisrno de las fue¡zas sociales e ignorar el pluralismo social que el
Esta.lo debe respetar.
Con este título ran genérico que¡emos abarcat situaciones bien di-
fetentes pero coincidentes en la inspiración marxisra de un proyeco
socialista de sociedad. La propia ¡ealidad nos obliga sin embargo. a un
tratamiento difereociado de los partidos en el poder y de los que oo han
logrado plasmqr su proyecto en realizaciones políticas concretus.
1. Brcrs. TEóRrco-JURíorcas
a) Marx y Engel,t
Casi telegráficamente se pueden enunciar los principios de los funda-
dores respecto a la política religiosa.
Distinción fundamental entre el Estado y el Partido. El Estado
- debe respetar la libertad religios4 mientras el Partido debe en-
tender la libertad religiosa como lucha contra la religión para
conseguir la total emancipación de los trabajadores.
tipo de persecución religiosa es cootraproducenre, ya
-Cualquier
que no hace más que favorecer a Ia religión que se quiere suprimir.
b) Modificacione¡ lenini¡tas
Es f¡ecuente achacar a Lenin un cambio en las posiciooes de Marx y
Engels respecto de la política religiosa- La afrrmacióo es ambigua y resulra
tendenciosa en algunas formulaciones. Antes de la ocupación del poder,
Leoin maotuvo exacramente las mismas posiciones de sus maestros. Al
convertirse en el líder indiscutible del nuevo Estado soviético, hizo de
éste en la práctica un Estado areo.
2. Po¿Ínc,r REr.rcrosa
Las indudables diferencias existentes entre los distintos países de rc-
cialismo rcal y la no meoos indudable evolución hisó¡ica no puedeo
oculta¡ una ve¡dad fusdaroental: el Xstado ateo persigue a las religiones
que carece[ de libertad su6ciente pala ejercer su misión y p¡oseguit sus
objetivos-
RIC,TRDO ALBERDI $7
En otras ocasiones la necesidad de agrupar a toda la población en
defensa del país amenazado por la invasión (caso de Stalin en la ultima
gueffa mundial) ha inducido a los partidos comunistas a otorgar ciertas
concesiones a religiones determinadas
b) Medidas antireligiorus
Entre ot¡as muchas que se podrían reseñar, se pueden indicar como
más importantes:
la reducción de lo religioso a lo cultual, en el sentido más es-
- tricto. Todo lo demás se estima como proselitismo religioso o como
ingerencia en lo político. Evidentementg oo son los países socia-
listas los únicos que inciden en esta reducción; los conservadores
de Occidente siempre se han opuesto a una intervención religiosa
que ponga en duda el sistema o le haga objeto de crítica desde el
punto de vista ético. Pero en los países llamados socialistas las me-
didas son mucho más graves;
los obstáculos a la edición de libros religiosos, a las traducciones,
- etcétera, que dificultan o impiden una formación adecuada de los
fieles de las distintas religiones y privan ¿ las instiruciones, en el
caso de que sean toleradas, de inst¡umentos imprescindibles para
la rcalizacií¡ de su misión;
la educación impartida en los centros estatales, los únicos recono-
- cidos y que pueden funcionar, de acuerdo con La doctrina del ma¡-
xismo-leninismo.' Es claro que se trata de una interpretación del
marxismo que los propios cristianos marxistas |uzga¡ incompatible
coo la fe cristiana. Como dice Elleinstein, el Estado soviético ex-
presa su ideología «también a través de los cu¡sos de materialismo
histórico y de materialismo dialéctico eo todas las escuelas sovié-
ticas» (7);
1. Panrroos MARXISTAS-LENrNrsrAs
Poco hay que decir de ellos, puesto que basta ¡emitirse a la doctrina
leninista ya expuesta. El Estado debe ser laico los de mayor influen-
-en
cia stalinista o maoísta también el Estado es confesional en cuanto acepta
como suya la ideología marxista-leninista. Por supuesro, el Partido es con-
fesional y debe combarir a la religión por todos los medios.
2. P,tnt¡oos socrALIsrAS
Nos ¡eferimos en esre epígrafe a los partidos socialistas ,europeos de
cor¡e tradicional los herederos de la II Internacional que no han rene-
gado del marxismo.
-
Nada mejor que dos citaciones, uoa de ámbito internacional y otra
referente al Partido Socialista Obre¡o Español (PSOE).
«El socialismo es un movimiento internacional' que no exige rígida
unifo¡midad en sus concepciones; que los socialistas funden sui convic-
ciones en el marxismo o en orros métodos de anrilisis de la socieda4 o
que los funden en principios religiosos o humanira¡ios, todos luchan
por el mismo fin» (8).
(8) Declaración del Congre5o del Partido Socialista Obrero Español
de 1967, en Los martistas españoles g La Retigión, Madrid, 19?9, 162.
3. PARTTDoS EURocoMUNrsrAS
c) Conzpatibilidad n¿arxi¡mo-ui¡tiani¡tno
Cont¡a lo que opinan algunos partidos marxisras cali6cados de extre-
ma izquierd4 los partidos eurocomunistas no se han pronunciado sobre
2. La interpretación leninista
a) Situación inici¿l
como ace¡tadamente ha expuesro Giulio Girardi, rodos coincidían en ,
RICÁRDO ALBERDI
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a
Por lo que respecra a la comprensión del marxismo, Girardi indica (17)
tres posiciones diferentes entre los cristianos ma¡xistas:
la de los que entienden eI marxismo como un humanismo'
- apoyados ei los escritos de juventud de Marx' No han sobre-
pásado el socialismo utóPico;
la que se adhiere el marxismo en cuanto teoría científica de
- 1á s'ociedad y de Ia historia, a la que se pod,rían a-gregar los
q"á el marxismo como método de análisis de la
"o.riia"ian
realidad;
la de los que, como eI propio Girardi' estiman que no sea
- pueden seplrar ciencia y ñlosofía en el marxismo' aun
sabiendas dá la imposibilidad de aceptar toda la filosofía
marxista.
En cuanto a la comprensión de las contradicciones, Girardi ha expe-
rimentado en sí mismo- una Profunda evolucióft, a párrtir del deScubri-
miento de la ruptura epistemálógica de Louis Alrhusser. De ahí su des-
co¡fra¡za hacia quienei, col"gai suyos, todavía no han descubierto la
radicalidad de la crítica marxista de la religión (18).
por lo que respecta a las soluciones, también existen diferencias entre
los que defienden i.ru .onpr..rsión exclusivamente cientíñca del marxismo
y loi que aceptan de alguna manera su frlosofí¿
Los primeros despachan rápidamente la cuestión coo una afirmación
rotunda,- el marxismo ha elaborado una ciencia de las ideologías y la
religión es una de ellas; por consiguiente, el marxismo no puede enfren-
turr" .on el cristianismo desde el punto de vista teóric¿ ya que se en-
cuenrra¿ en distintos planos. El enfrentamiento se Ploduce entle el mo-
vimiento comunista révoluciona¡io y un cristianismo vivido de forma
feaccionaria. Bastará un cambio en el comportamiento de los creyentes ¡-
de las iglesias para que,el problema del areísmo comunista quede resuelto.
El ateísmo es un Problema político.
Otros, como Girardi o Reyes Mate, perciben agudamente le profun-
didad de la crítica marxista de la religión, gE oo se dirige sólo a las
religiones reaccionarias, sino que Pronuncia un juicio esencial sobre todas
ellas.
«en este Punto Preciso, la elección que hizo Marx, por muy legítima
y coherente qo. t.", no es la única posible; que, Partiendo de las mismas
iremisas, no es obligado llegar a las mismas conclusiones; que el proyecto
'¡evolucionario,
co¡ il que impone, con los conflictos que
rigor científico
ptovoca, con la concepción del hombre que comporra puede ser vivido
plenamente en la esperanza de La Resur¡ección» (20).
Algo más que una duda surge con la leco¡a de este texto: ¿es
posiblJ aceptar como punto de partida la concepción del hombre de
Marx si encierra un inmanentismo radical? ¿No implica su Proyecto re-
volucionario la emanctpación del hombre resPecto de lo que es con-
sideraCo .o¡s ¿llenación religiosa, y no precisamente en la parte de
verdad que encierra la teoría marxista en este punto?
La intervención de Girardi, en todo caso, ha contribuido a desvelar
que la revisión de la crítica marxista de |a religión por los marxistas no
creyentes no ha abordado el punto central-