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El presente de la escultura: la escuela contemporánea

La escultura contemporánea se entiende como una de las más modernas dentro del campo
del arte, pero esto no implica que su historia sea breve; la misma fue influida por varios
movimientos que la han convertido en lo que hoy es. Durante el siglo XX la escultura ha
protagonizado una ruptura con el pasado; podemos asegurar que ésta junto con la pintura,
surgieron en este siglo como dos ramas complementarias de una misma búsqueda formal y a
su vez persiguiendo fines iguales. Las escultura contemporáneas no fueron hechas
únicamente por artistas con el mote de “escultores” sino que éstos eran a la vez
pintores, los ejemplos más claros son los de Matisse, Picasso y Degas, ellos utilizaban la
volumetría escultórica para verificar la validez de su propia visión.

Características propias de la escuela contemporánea

Las esculturas contemporáneas tienen como característica principal el cambio; durante el


siglo XX se pierden las tradiciones técnicas y cae la función conmemorativa que solían tener
las obras.

Las funciones tradicionales que solían tener, en especial si hablamos de las religiosas y
políticas, se fueron desvaneciendo de a poco; las esculturas contemporáneas ya no son los
vehículos de pensamiento y de ética abstractos como lo eran antes; es por esto que en su
período se buscan nuevas funciones y simbologías. Este tipo de obras ya incluye otros
materiales que antes no eran tenidos en cuenta, los mismos permitían al escultor liberarse
de los condicionamientos convencionales; los mismo ocurrió con la aplicación de la
metalurgia industrial, ésta permitió a los escultores incorporar metales a sus obras.
pensador de Rodin

Picasso construyó una cabeza de toro con una silla y una manivela de una bicicleta, de
esta forma vemos que un objeto tomado de la vida real se incorpora a una escultura y se
convierte en obra de arte debido a que se le otorga un valor puramente estético. El
impresionismo fue un movimiento antiguo, principalmente pictórico, que brindó algunos
aportes al mundo de la escultura, y aunque, al principio, varios entendidos del arte estaban
en desacuerdo con emplear esta técnica en dichas obras Augusto Rodín se encargó de
demostrar lo contrario. Puede decirse que las esculturas contemporáneas nacieron de su
mano; en un viaje que realizó a Bruselas en 1871 descubre los efectos del Barroco Flamenco
en obras de Rubens, y luego en Italia, queda seducido por las obras de Miguel Ángel. A partir
de allí es donde comienza la era de las esculturas contemporáneas, se rompen los cánones
académicos y se deja de lado a la importancia de las críticas del arte oficial.

Rodín padeció la burla de varios de sus trabajos (El Pensador y El Beso), pero a pesar de
ello continuó con esculpiendo a su manera; las anatomías de sus obras revelaban las
deformaciones típicas del Expresionismo.

La escultura contemporánea es sin lugar a dudas la que experimenta una revolución más
radical; esto sucede porque sus tendencias evolucionan siguiendo un camino paralelo al de la
pintura; su punto culmine lo alcanza con el cubismo. Aquí la figura humana pierde su
omnipresencia para dar paso a las formas geométricas; otra característica que podemos ver
en las esculturas contemporáneas es el “patetismo” encontrando así un lenguaje escultórico
nuevo.

En conclusión: podemos decir que este tipo de arte surge a través de la


geometrización, la abstracción y el expresionismo.

Esculturas contemporáneas en Latinoamérica

Pero no solo Europa ha visto a la escultura contemporánea, Latinoamérica también ha sido


partícipe en este campo; Rogelio Yrutia es considerado uno de los principales artistas
argentinos de la primera mitad del siglo XX. Sus obras suelen caracterizarse por un realismo
histórico y se observan en ellas las influencias de sus maestros Lucio Correa Morales y Jules
Feliz Coutan. Por otra parte, Victor Brecheret es considerado el mejor escultor figurativo
del siglo XX, su formación fue clásica: estudió en Italia en donde la academia le hizo depurar
su técnica hasta llegar a convertirse en uno de los artesanos más completos. Durante su
segundo período en Francia, su estilo adquiere un toque más personal; más adelante sus
trabajos se verían influenciados por las culturas indígenas de Brasil. En Venezuela, la llegada
del siglo XX supuso una continuación academicista de la escultura; las obras se basaban en
tradiciones coloniales y religiosas, estos puede verse en los trabajos de José de la Merced
Rada y Manuel González.

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