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EL NACIONAL

Del petróleo y otras urgencias

LA OPINIÓN DE Gustavo Roosen@roosengustavo

15 DE ENERO DE 2018 12:11 AM

Las urgencias del momento venezolano exigen establecer prioridades y el petróleo


siempre ha sido una prioridad. Por ello, sería suicida para nuestro país proyectar el futuro
de sus hidrocarburos ignorando lo que está ocurriendo en el mundo en torno a este
mercado.

Primer dato: crecimiento de la producción. Tres ejemplos: Estados Unidos, Noruega,


Guyana. El nuevo plan norteamericano para el quinquenio 2019-2024 incorpora un
importante viraje geopolítico al permitir la exploración y la explotación de petróleo y de
gas natural en más de 90% de las aguas continentales del Atlántico, el Pacífico y el
Ártico. Con esta decisión y el decreto de Trump de abril 2017 que ordenaba una revisión
de todas las concesiones públicas a la industria se espera que la producción
norteamericana de crudo suba 10% este año, hasta 11 millones de barriles diarios, con
lo que superaría la de Rusia y Arabia Saudita y pasaría de importador a exportador.
Noruega, por su parte, cuya economía depende en gran medida de la exportación de
crudo y gas, ha abierto la exploración petrolera en el círculo polar ártico. En Guyana,
finalmente, luego de los resultados positivos obtenidos en el pozo Ranger-1, el sexto
descubrimiento petrolero desde 2015, Exxon Mobil acaba de anunciar la primera fase de
perforación del proyecto de aguas profundas “Liza”, a 120 millas de la costa. Para 2020
Guyana podría exportar prácticamente todo el petróleo que produzca. Los cálculos sobre
el petróleo recuperable en sus yacimientos rondan los 4.000 millones de barriles.

Segundo dato: reducción del consumo en el sector automotriz. Para 2030 Volkswagen
fabricará versiones híbridas y eléctricas de cada uno de sus 300 modelos. Para 2025
Tesla y Volkswagen planean producir más de 1 millón de autos eléctricos al año. Volvo
ya anunció que a partir de 2019 todos sus nuevos modelos serán híbridos o funcionarán
exclusivamente con batería. Mercedes-Benz hizo un anuncio semejante. Alrededor de
2025, cada modelo de la línea de Toyota y Lexus estará disponible como un modelo
totalmente eléctrico o con opción de energía eléctrica. El objetivo de Toyota para 2030
es vender más de 5,5 millones de vehículos eléctricos. Bloomberg proyecta que para
2040 los autos híbridos y totalmente eléctricos constituirán 54% de las nuevas ventas de
vehículos comerciales ligeros en todo el mundo. El aumento en el uso de vehículos
eléctricos reduciría el consumo mundial en 8 millones de barriles de combustible por día
(cerca de 98 millones actualmente).

Tercer dato: el compromiso mundial con la preservación del ambiente comienza a


manifestarse. China ha decidido promulgar una ley que prohíba el uso de coches que
funcionan con combustible. Francia, al igual que Reino Unido, anunció la prohibición de
venta de vehículos de combustión en 2040. París ya implantó restricciones a la
circulación de los vehículos pesados, incluidos autobuses, matriculados antes del 1 de
octubre de 2001. Algo semejante ocurre en Madrid. Noruega y Holanda han fijado este
objetivo para 2025, India para 2030, Escocia para 2032.

Sin profundizar en el análisis, se hace cada vez más evidente que el horizonte de tiempo
para los hidrocarburos se reduce y que el futuro petrolero se concentra en el barril más
económico, más competitivo. Se hace también más evidente que la actividad petrolera
pasará a ser una inversión de alto riesgo y de disminuida rentabilidad. La pregunta,
entonces, se vuelve inevitable: ¿debe el Estado venezolano seguir invirtiendo en petróleo
o debe orientar sus inversiones a sus responsabilidades prioritarias?

Pensar con visión realista y de futuro debería llevar, por ejemplo, a reivindicar para la
educación el lugar prioritario que le corresponde. Ningún campo con tanta garantía de
ganancia para un país como la educación, y más cuando logre ser orientada no solo a
las destrezas y los conocimientos sino, de manera muy especial, a los valores, a la
formación de una cultura de la libertad, de la dignidad, del trabajo, de la convivencia, del
civismo, de la productividad, de la responsabilidad personal. El futuro de Venezuela pasa
por allí: cuando la riqueza no esté en las promesas del subsuelo sino en la realidad y
capacidad de su gente.

nesoor10@gmail.com

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