ANALISIS NORMAS DE
CONSTRUCCION En ella se dan los requisitos mínimos con los
SISMORRESISTENTE
COLOMBIANA DEL 2010
Camilo José Fernández E, Jesús Esmir
Erazo Arrieta. Estudiantes Ingeniería Civil.
Universidad de Antioquia.
Las normas sismorresistentes
colombianas NSR-10; son unos reglas y
criterios técnicos con los que se deben
realizar cualquier proyecto de edificación en
el territorio de la republica colombiana, con
el fin de preservar las edificaciones de las
diferentes fuerzas de la naturaleza y del uso.
Las normas vigentes para la construcción
sismo resistente en Colombia son:
a) Ley 400 1997
b) Ley 1229 de 2008
c) NSR-10
d) Resoluciones dadas por las
Comisiones Asesoras Permanentes
del Régimen de Construcciones
Sismo Resistentes del gobierno
nacional.
La NSR-10 tiene como objetivo primordial la
preservación de las vidas humanas, la
conservación de las edificaciones tanto
estatales como de los ciudadanos, con
capacidad de resistir temblores de diferentes
intensidades esperándose posibles daños
estructurales y no estructurales reparables sin
el colapso de las edificaciones, por ejemplo,
hospitales en los que se pueden esperar un
bajo grado de daños, que son reparables y no
impiden la operación y funcionamiento de
estos en todo momento.
que se debe diseñar y construir una
edificación nueva, para que puedan resistir
las cargas de uso y las fuerzas naturales como
sismos, también se brindan pautas para la
evaluación, adición, modificación y
remodelación de edificaciones construidas
anteriormente con el fin de mejorar sus
condiciones y capacidades para soportar los
esfuerzos de las distintas cargas, y además,
normas para el reforzamiento y rehabilitación
para una edificación posteriormente de un
evento sísmico. Para las edificaciones que se
consideran indispensables según la NSR-10,
de tipo de uso III y IV, se dan unas
normativas especiales para que estas puedan
soportar y resistir un sismo, permitiendo ser
ocupadas y prestar su servicio, debido a su
importancia en la recuperación de la
población luego de un desastre.
La NSR-10 no aplica para construcciones
diferentes de edificaciones, por ejemplo;
puentes, muelles, estructuras hidráulicas, etc.
Y otras estructuras que tienen un
comportamiento diferente a los generados
por los sismos, por ejemplo, vías o carreteras.
Con el fin de cumplir con todos los propósitos
propuestos por la NSR-10, se dan los
procedimientos de diseño y construcción de
edificaciones. En primer lugar, se debe llevar
a cabo un estudio geotécnico del subsuelo
donde se va asentar la edificación y sus
alrededores, con el fin de dar resultados
(entre ellos el asentamiento esperado y la
variabilidad en el tiempo), y
recomendaciones al constructor para que
sean tenidas en cuenta para el diseño,
evaluación de efectos sísmicos locales, etc.
En segundo lugar, el diseño arquitectónico
se debe hacer según a los requerimientos
locales, especificando el tipo uso de cada una
según como lo enuncia esta normativa. En
tercer lugar, el diseño estructural debe
realizarse cumpliendo una resistencia y
rigidez mínima a los esfuerzos; -La
restricción de las deformaciones mediante
una rigidez apropiada de los elementos
estructurales, para que estas durante el
servicio puedan ser soportadas y no afecten el
funcionamiento de la edificación. En cuarto
lugar, en los diseños de la cimentación se
deben de tener en cuenta los efectos de los
movimientos sísmicos sobre la cimentación y
el suelo que la va a portar. En quinto lugar,
para el diseño de los elementos no
estructurales, se deben clasificar en los
grupos según su tipo de uso, y cumplir de
acuerdo con lo anterior un grado de
desempeño superior. En sexto lugar y ultimo
de la etapa de diseño, se debe hacer una
revisión de estos y generalmente son
ejecutadas por curadurías o en otro caso
independientes, con el fin de obtener la
licencia de construcción que es la que permite
iniciar con la ejecución de la etapa de
construcción.
Haciendo énfasis en la etapa de diseño
estructural, es de notar la importancia de
algunos parámetros como el establecimiento
de las dimensiones tentativas de la
edificación, verificar la existencia de un
decreto de microzonificación sísmica del
lugar donde se emplazará, el tipo de uso que
se le va dar, el grado de irregularidad,
materiales y características de la estructura
(grado de disipación de energía), con el fin
de tener un estimado de las cargas estáticas,
dinámicas y los distintos esfuerzos que estas
producen, para el diseño estructural
correspondiente mediante modelos
matemáticos, utilizando siempre los valores
más desfavorables.
En el proceso de construcción es importante
cumplir los requisitos impuestos por esta
norma de acuerdo con los materiales, y
adoptar los procedimientos y
especificaciones dados por los diseñadores,
además la supervisión técnica profesional es
obligatoria de acuerdo con unos parámetros
como, el tamaño de la construcción (>3000
m2) *, según la clasificación del tipo de uso
(III y IV), o si el diseñador lo requiere. En la
construcción de viviendas de uno y dos pisos
no se requiere obligatoriamente una
supervisión técnica profesional, pero esto no
exime a el constructor de llevar registros y
controles de calidad.
*Según decreto 945 del 5 de julio de 2017; es
obligatoria la supervisión técnica si la edificación
supera los 2000 m2.
Existen también otras consideraciones
especiales que deben de hacerse en
edificaciones que se clasifiquen como
indispensables, o si se cree que es pertinente
en las que se clasifican en los grupos I y II; se
deben de llevar a cabo estudios de las
posibles amplificaciones de las ondas
sísmicas en el terreno, la posibilidad de
licuación de estos, desplazamientos en masa,
entre otras que pueden ser factibles, ya que
son muy importantes para el aumento de la
calidad y seguridad de los diseños
sismorresistentes.
Con el fin de obtener la licencia de
construcción se presenta a modo de evidencia
ante la curaduría o la institución facultada,
planos y memorias de cálculo, debidamente
firmadas y selladas por los responsables, que
deben cumplir con los requerimientos de la
ley 400 de 1997, estos son básicamente que
la persona sea capacitada e idónea para ser el
responsable de dichos diseños. Los planos
deben ser de los elementos estructurales,
arquitectónicos y no estructurales en los que
se debe registrar la clasificación en los grupos
según el tipo de uso, de acuerdo con esta
norma. Deben contener las características de
los materiales de construcción, las
dimensiones y localización de los elementos,
las distintas fuerzas a las que están sometidas
estáticas y dinámicas de diseño, y todas las
recomendaciones y procedimientos que debe
tener en cuenta el constructor o el supervisor
en la etapa de construcción. En las memorias
de cálculo de debe dar evidencia de todos los
procedimientos por medio de los cuales se
realizaron los diseños, deben contener la
descripción del sistema estructural utilizado,
las fuerzas de diseño, el tipo de análisis y
todos los parámetros que fueron tenidos en
cuenta en esta etapa.
Es muy importante para la etapa de diseños la
ubicación de la edificación, dentro de una
clasificación de la amenaza sísmica que ya
está previamente establecida en la NSR-10,
también se pueden hacer estudios más
detallados o estudios de microzonificación
sísmica ya realizados, esto con el fin de
entender mejor la amenaza sísmica de la
zona, y los posibles efectos sobre los suelos
como la amplificación sísmica.
Se establecen unos valores que determinan
los niveles de amenaza sísmica, que
básicamente obedecen a parámetros del suelo
y a la cercanía a las fuentes sísmicas. Estos
clasifican las regiones del 1 al 10 según dos
parámetros (aceleración horizontal y
velocidad vertical), siendo 1 y 2 regiones con
amenaza sísmicas bajas, 3 y 4 intermedias, y
el resto se consideran como altas. Por
ejemplo, la ciudad de Medellín se ubica en
amenaza sísmica intermedia (región 3),
mientras que Quibdó tiene una alta amenaza
sísmica alta (región 7), se puede notar que a
medida que nos acercamos a la costa pacífica
colombiana la amenaza sísmica es la más
alta, esto es debido a su cercanía con la zona
de subducción entre las placas Sudamericana
y Nasca, y por donde pasa el famoso cinturón
del fuego. Aunque también hay otras zonas
más hacia el este con amenazas sísmicas
altas, esto se debe a fallas como el nido de
Santander, que es el segundo más activo del
mundo. Mientras que otras zonas como los
llanos orientales presentan la más baja
amenaza sísmica.
Los efectos locales se evalúan mediante los
perfiles de suelos, con estos se analizan los
efectos de un sismo sobre el terreno donde se
va a establecer la edificación. En la NSR-10
se dan unos perfiles de suelos prescritos, en
ellos se asumen que los depósitos de suelo
son estables, en el caso que estos no lo sean
(suelos potencialmente licuables y/o laderas),
es necesario la realización de estudios
detallados para establecer los efectos de la
incidencia de un sismo sobre este, que serán
con los que se procede a el diseño.
Se encuentran 6 tipos de perfiles de suelo
prescritos, y corresponden a los 30 metros
medidos desde la superficie hacia abajo.
Aunque esto no aplica para todos los suelos,
en otras ocasiones no debe limitarse a los 30
metros. Esta clasificación de los suelos se
hace a partir de varios parámetros como los
30 metros de profundidad, y otras
propiedades físicas y mecánicas de los suelos
como el contenido de agua y el índice de
plasticidad. Los tipos de perfil de suelo son
A, B, C, D, E, y F. en los que se puede decir
que el mejor caso es el tipo A que se define
en la norma como roca competente, y el peor
de los casos es el tipo F que se subdivide en
otros cuatro tipos, en los que se pueden
encontrar arcillas orgánicas, suelos licuables,
entre otros que generalmente tienen
reacciones destructivas para las
edificaciones. Esta clasificación de los tipos
de perfiles de suelos es muy importante
porque los comportamientos de las
edificaciones y de estos son diferentes ante
un evento sísmico. Además, los diseños de
las cimentaciones son distintos, por ejemplo,
en manglares que son suelos con un alto
potencial de licuación, es necesario el pilotaje
en la cimentación. Los suelos tipo A y B
absorben o no amplifican las vibraciones
sísmicas, mientras que los suelos tipo C, D,
E, y F amplifican considerablemente las
vibraciones.
La norma como ya se pudo ver, presenta una
clasificación en grupos según su tipo de uso,
estos son I, II, III, y IV. En el grupo cuatro es
donde se encuentran todas las edificaciones
que deben mantenerse en pie y funcionando
ante la ocurrencia de un sismo, en el grupo III
encontramos por ejemplo universidades,
aeropuertos, que son edificaciones que le
sirven a la población como albergues y
comunicación después de un desastre. En el
grupo II podemos encontrar edificios de
unidades residenciales, oficinas, o centros
comerciales. En el grupo I se encuentran por
ejemplo las viviendas en las que la mayoría
de población colombiana vive.
Esta clasificación es relevante porque está
ligada con un coeficiente de importancia,
para cada grupo de uso hay uno especifico en
base a la relevancia de estos. Por ejemplo,
para el grupo de uso IV el coeficiente de
importancia es 1.5 mientras que para el I es
1.0. Este coeficiente tiene su efecto en los
diseños, haciéndolos más rigurosos por
razones obvias. El coeficiente tiende a
aumentar de grupo I al IV.
La norma da unos parámetros mínimos con
los que se debe adelantar un estudio de
microzonificación sísmica, estos tienen como
objetivo determinar cuál es la influencia de
los suelos de determinado lugar en la
ampliación de las ondas sísmicas, para
efectos de detallar y mejorar los diseños
sismorresistentes de edificaciones.
Básicamente estos estudios profundizan en
los estudios de los efectos sísmicos, y son de
carácter obligatorio en ciudades con más
100.000 habitantes, ubicadas en zonas de
amenaza intermedia o alta, y deben de ir de la
mano con los planes de ordenamiento
territorial a la ciudad que le corresponda.
Las microzonificaciones se realizan en base a
estudios detallados de la geología,
sismología, y geotécnicos de la región, que
son necesarios para su fin.
Los estudios de la geología regional se
dividen en tres casos, uno general, y otros dos
especiales. En el caso general se trata de
hacer un estudio geológico y geomorfológico
de la región, identificando las
discontinuidades sobre la corteza que datan
del periodo cuaternario, con el fin de obtener
periodos de recurrencia sísmica, la forma
(características morfológicas como la
longitud) y los movimientos (cinemática) de
las fallas, los tipos de roca y de estructuras
superficiales. El primer caso especial aplica
cuando una falla activa se encuentre a menos
de veinte kilómetros, se deben realizar
estudio detallados de esta, para determinar
datos prehistóricos con el fin de estimar las
máximas aceleraciones horizontales posibles
generadas por esta. El segundo caso especial
es cuando una falla o varias estén
directamente debajo de la ciudad, y debe
hacerse un estudio riguroso de la cinemática,
los efectos como deslizamientos, y nivel
freático de los suelos. Sin lugar a duda el caso
cuando una falla cruza por una ciudad, es un
caso más severo, debido a el aumento de la
amenaza sísmica, y a los efectos que esta
tiene sobre la corteza alterando las estructuras
geológicas tanto superficiales como internas
por su continuo desplazamiento.
El segundo componente, el estudio de la
sismicidad regional, es la recopilación de
información de la cual existen registros de los
eventos sísmicos ocurridos en la región. Son
importantes para este estudio datos como la
localización, la profundidad o su magnitud,
los reportes de daños, con el fin de estimar
periodos de recurrencia, y/o la intensidad de
estos eventos.
Con base a lo anterior se deben definir cuáles
son las fuentes sismológicas de la región, esto
es las que pueden o tienen actividad sísmica.
Pueden existir también fallas que hacen parte
de un nido de fallas, en estos casos es practico
considerar a todo el grupo de fallas. Si se
tienen datos acerca de sismos a los cuales no
se atribuye alguna falla, deben prestársele
especial atención, por último, determinar
periodos de recurrencia de los sismos para
todas las fallas, considerando las magnitudes,
tanto pequeñas como altas.
La norma también nos dice que se debe dar
una revisión a estudios geotécnicos
realizados con anterioridad, que puedan ser
enriquecedores del estudio de
microzonificación.
La última etapa, que es la busca cumplir con
el objetivo de la microzonificación, en ella se
unen todos los estudios geotécnicos,
sismológicos, etc. Se deben definir mediante
estudios la amplificación de la onda, y los
parámetros para diseño. Se deben examinar
zonas de especial cuidado como por ejemplo
la laderas ya que tienen comportamientos
ante un sismo diferentes y otras
potencialidades.