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PAPADO Y REINO FRANCO. ORÍGENES DEL ESTADO PONTIFICIO


Uno de los principales sucesos de la historia europea, el acercamiento del
Papado al reino de los francos en el siglo VIII, se explica en primer lugar por la
situación reinante en Italia. Bizancio, la Roma Oriental, no podía ayudar eficazmente a
la Primera Roma contra los longobardos, pues Ella misma tenía que defenderse de las
embestidas de los árabes.
Por otra parte, la controversia de las imágenes1, que se arrastraba desde la
década de los años veinte (726), distanció aún más a Occidente de la soberanía
bizantina. El Papado, con sus abundantes posesiones en la Península Itálica, exigía una
posición relativamente independiente frente al Emperador Bizantino y a su Exarca de
Rávena.
El reino de los francos era el más fuerte en Europa Occidental desde tiempo
atrás. Allí, el poder cayó en manos de los mayordomos de palacio, que, haciendo a un
lado a los débiles reyes merovingios, asumirán el poder y la Corona, fundando la nueva
dinastía de los reyes carolingios
Carlos Martel (688-741) es un personaje clave en esta época. Pronto sus
sucesores (Pipino el Breve 714-768) con la anuencia del Papa Zacarías (741-752),
asumen el poder. Según el modelo bíblico, seguido ya por los visigodos, el nuevo rey
recibía la unción con el crisma:

EL GOLPE DE ESTADO DE SOISSONS. AÑO 749:

“Burcardo, obispo de Wurzburgo, y Folrado, capellán, fueron enviados al papa


Zacarías para interrogarlo si estaba bien que fuese rey de Francia el que ahora ejercitaba
el poder real. Y el papa respondió a Pipino que era preferible proclamar rey al que
detentaba el poder, antes que al que lo tenía sólo de nombre, y, con su autoridad
apostólica, ordenó que se hiciera rey a Pipino, a fin de no turbar el orden público.
Año 750: Pipino el Breve fue proclamado rey según la costumbre de los francos, ungido
por manos del arzobispo Bonifacio, de santa memoria, y ensalzado a la monarquía de
los francos en la ciudad de Soissons, Childerico, que sin derecho se llamaba rey, fue
tonsurado y enviado al monasterio” 2.

El Papa Esteban II (752-757) pide ayuda al rey Pipino contra los longobardos,
éste emprende una campaña bélica y devuelve territorios romanos que habían sido
usurpados por los longobardos; recibe el título de patricius romanorum, utilizado por
los altos dignatarios bizantinos y por generales germánicos, y que encerraba la idea de
soberanía y la obligación de prestar protección al Papado. Tras las campañas militares
de los años 754 y 756, el rey franco, en contra de las protestas bizantinas, mandó

1
El Imperio bizantino fue regido por unos Emperadores autocráticos que constituían la fuente de la
autoridad gubernamental. Ellos fueron los responsables de mantener la doctrina religiosa ortodoxa,
situando toda la fuerza del poder imperial bajo una uniformidad doctrinal. Los Basileus lucharon por esa
uniformidad, en parte para obtener el apoyo de la Iglesia, pero también porque creyeron que la
supervivencia y el bienestar del Imperio dependían del favor divino. En el 726, León III el Isaurio
instituyó la política contraria al uso de imágenes religiosas (íconos) en el culto, o iconoclasia; lo cual puso
en marcha una controversia que duró hasta el 843, con unas consecuencias de largo alcance para las
relaciones entre la religión y el arte en la sociedad bizantina.
2
Annales Laurissenses, P.L.CIV. Citado por: M. ARTOLA. Textos Fundamentales para la Historia. Ed.
Revista de Occidente, Madrid, 1973, p. 46-47.
200

restituir al Papado el territorio reconquistado: el ducado de Roma, el exarcado de


Rávena y la pentápolis. Así nació el Estado Pontificio, al principio sin separación
propiamente dicha del Imperio Romano, separación que se da a conocer por primera vez
en la acuñación de monedas y en la datación de documentos de los Papas desde el año
781
¿Actuaban ya el Papa y el rey franco bajo la influencia del documento falso,
según el cual el emperador Constantino habría concedido al Papa una posición imperial,
junto con Roma, todas las provincias, regiones y ciudades de Italia, y los países
occidentales, lo que se llamó la “donación de Constantino”, que los clérigos lateranos
presentaron como fundamentación histórica de la posición real del Papa, convencidos
del buen derecho de las formas de representación papal y romano-clericales?
La mencionada falsificación documental nos presenta al emperador Constantino
conduciendo de la rienda el caballo del Papa, y cuadra extraordinariamente bien con la
donación de Pipino a San Pedro. Siglos más tarde, cuando ya había ejercido con creces
su efecto, dicho documento, llamado “La donación de Constantino”, fue presentada por
Lorenzo Valla3 como una falsificación.

LA IGLESIA MEROVINGIA Y LA IGLESIA FRANCA (604 – 888)

La historia de la Iglesia franca desde el año 600 hasta la muerte de Pipino el


Breve (768) se desarrolla en tres períodos:

1º Mientras los reyes merovingios van perdiendo progresivamente la dirección de su


reino, la antigua de la vida eclesiástica de la Galia romana va a desaparecer poco a poco
y va apareciendo un nuevo estilo de vida religiosa, alrededor de abadías como la de
Saint-Denis, cerca de París.

2º El período del ejercicio del poder de los mayordomos de Palacio, verá deshacerse la
vida eclesiástica organizada: los obispados y abadías se secularizaron, no se celebraron
sínodos ni concilios. Si bien Carlos Martel (688-741), uno de los más notables
mayordomos de Palacio, salva a la cristiandad occidental del peligro sarraceno, para
hacerlo debió saquear los bienes de la Iglesia y sin pretenderlo, destruir la vida religiosa
monacal.

3
Lorenzo Valla (1407-1457), humanista italiano, figura influyente del Renacimiento. Se educó en los
maestros griegos y latinos. Fue profesor de Retórica de la Universidad de Pavía en 1431, pero tuvo que
abandonarla dos años después debido a una disputa. Fue nombrado secretario de Alfonso V de Aragón,
que se convertiría en Rey de Nápoles. En esta época escribió su tratado más notable, Declamatio
(1440), que ponía en duda que la Iglesia pudiera inmiscuirse en los asuntos mundanos. El tratado
produjo una gran polémica, y en 1444 Valla fue procesado por la Inquisición, que sólo lo liberó tras la
intervención del Rey Alfonso. Desde 1448 hasta su muerte desempeñó cargos en la curia papal.
Durante este tiempo tradujo, entre otros, a Homero, Esopo y Herodoto, y escribió textos como
Elegantiae linguae latinae (1444), que adelanta el concepto de la lengua basado en su uso y cambio a
través del tiempo. Se publicó por primera vez en 1471 y ejerció una gran influencia en humanistas
posteriores, empezando por Erasmo. El método de Valla era filológico y retórico, con un énfasis
especial en el lenguaje claro y preciso, la preponderancia de la experiencia humana y el desprecio de la
metafísica y el escolasticismo. Pese a haber influido a los reformistas protestantes del siglo siguiente
por medio de su creencia en que “no es el hombre exterior, sino el interior el que complace a Dios” ,
Valla fue fiel a la Iglesia, si bien se mantuvo infatigable en sus demandas de reforma.
201

3º Un tercer período, bajo Carlomán y Pipino el Breve, hijos de Carlos Martel, quienes
se manifestaron claramente por una auténtica renovación de la disciplina eclesiástica y
una decidida voluntad de reforma de la Iglesia.

Pipino el Breve fue el verdadero fundador del reino franco. Fue el primero que
propuso ideales y objetivos de gobierno, que su hijo Carlomagno llevó a término.
Vemos cómo desde los últimos años de vida del Imperio de Occidente, hasta el
apogeo de la monarquía franca, la Iglesia de Galia fue cambiando de situación. Al
principio no fue sino una prolongación del cristianismo romano; para luego ser una
Iglesia regional y luego territorial, cuyo gobierno estaba asegurado por el rey.
Al momento de la debacle del Imperio romano de Occidente (siglo V), los
obispos fueron las únicas autoridades que permanecieron y llenaron el vacío de poder
dejado por la autoridad civil, llegando a ser de hecho verdaderas autoridades del país.
Esto continuó así durante la dinastía merovingia, muy débil como para asumir la
dirección y construcción de una autoridad fuerte y centralizada.
Los Obispos, generalmente provenientes de familias aristocráticas, gobernaban
las “ciudades”, administraban justicia y remediaban las calamidades públicas. Hacia el
año 700, la Iglesia era dueña de la cuarta parte de las tierras cultivadas. Los obispos eran
hombres competentes, designados por el rey y vivían en armonía con los ministros. No
se hacía ninguna distinción política ni social entre obispos francos y romanos;
conservando Roma, sin embargo, cierto prestigio: era la suprema autoridad en materia
de doctrina y principios.
Junto con las Iglesias de dependencia episcopal, van apareciendo las Iglesias
privadas dependientes de un Señor feudal. El sacerdote y el culto se sostenían con las
oblaciones de pan y de vino, las ofrendas de Pascua y otras fiestas como con el diezmo a
partir de siglo VIII.
El período de gobierno del mayordomo de Palacio Carlos Martel (719-741), suele
considerarse como aquel en que el sistema feudal apareció por primera vez con
caracteres bien definidos:

 El nivel de civilización había decaído con el derrumbe del Imperio y las oleadas de
invasiones bárbaras. Ya Roma no ejercía la tradicional vigilancia sobre las Iglesias.
 Va naciendo una sociedad nueva sobre las ruinas de pasado romano: aumenta la
desigualdad social. Aparece una clase nueva y poderosa de terratenientes guerreros.
Las capas populares pasan a formar parte de la multitud de siervos.
 Los nobles luchan denodadamente por el poder. Los obispos actuaron como
elementos influyentes, apoyando a unos u otros. En muchos casos compraron su
nombramiento y se adueñaron de monasterios para consolidar su poder.
 El nivel de disciplina religiosa decayó. La transformación de los obispos en señores
seculares y la secularización de la propiedad eclesiástica para hacer frente a la lucha
contra los árabes, empobrecieron a la Iglesia en hombres y recursos.
 Carlos Martel para equipar a sus hombres en armas, se apropió de los bienes de la
Iglesia y tuvo que repartir “beneficios” a señores y jefes de tropas, con la donación
de tierras.
 Se introduce el juramente de fidelidad como elemento de tal transacción.
 Muchas Iglesias y monasterios pasan a poder de señores laicos; éstos se aprovechan
de las rentas y daban a los monjes lo justo para sobrevivir.

Los hijos de Carlos Martel (Carlomán y Pipino el Breve), llevaron a cabo una
restauración parcial de la Iglesia, cuyo principal agente fue San Bonifacio.
202

Especialmente Pipino el Breve, reúne sínodos reformadores, redujo la parte de la


propiedad laica arrendando tierras de la Iglesia y estableció la supremacía de los obispos
sobre sus diócesis e instituyó arzobispados, junto con conservar la amistad de los papas,
sin convertirse en su lacayo.

CARLOMAGNO Y LA IGLESIA

AÑO ACONTECIMIENTO

Cronología: Carlomagno
742 Nace el 2 de abril, probablemente en Aquisgrán, hijo del rey franco Pipino el Breve.

754 Comienza a acompañar a su padre en diversas campañas militares, como la


conquista de Aquitania y la invasión de Italia en apoyo del papa Esteban II frente a
los lombardos.
768 A la muerte de Pipino, el reino franco es repartido entre sus hijos: Carlomagno
pasa a reinar sobre los territorios de Neustria, Austrasia y el occidente de
Aquitania; en tanto que su hermano Carlomán lo hace sobre Borgoña, Provenza y
el oriente de Aquitania.
770 Se casa con la hija del rey lombardo Desiderio.

771 Fallece Carlomán. Carlomagno se apodera de los dominios de aquél.

772 El papa Adriano I solicita su ayuda frente a los lombardos.

774 Derrota a Desiderio y se convierte en rey de los lombardos. El papa Adriano I le


declara ‘protector de Roma’.

775 Inicia la campaña para conquistar y cristianizar a los sajones.

778 Combate a los musulmanes en la península Ibérica. Tras retirarse, crea el territorio
fronterizo denominado Marca Hispánica.

796 Conquista el territorio ávaro. Convierte a Aquisgrán en la capital de su Imperio y


asienta definitivamente en ella a su corte, después de emplearla como tal desde
dos años antes.
800 El papa León III le corona en Roma emperador de los romanos.

812 El emperador de Oriente (bizantino) Miguel I le reconoce como emperador de


Occidente.

813 Designa a su hijo Luis sucesor suyo y le corona personalmente.

814 Fallece el 28 de enero en Aquisgrán, en cuya catedral es enterrado.

Con Carlomagno (742-814), y sus sucesores la Iglesia Occidental adquiere un


contorno más definido y una configuración que se va a mantener toda la Edad Media.
Por otra parte, la conversión e integración de los sajones en Occidente y de los eslavos
en el Imperio Oriental señala el mapa del cristianismo y las fronteras de las dos grandes
obediencias: Roma y Constantinopla. Sajones y eslavos aportaron su talante y espíritu a
203

un cristianismo que hasta ese momento había sido fundamentalmente en sus orígenes
semita, griego y luego romanizado.

Con Carlomagno se creó el


Imperio cristiano, una renovación
del Imperio Romano, pero con
carácter religioso-eclesial. En
realidad, fue una idea y una
determinación de los papas. En la
Navidad del año 800 el papa León
III4 coronó Emperador a
Carlomagno con un ceremonial
solemnísimo que recordaba al
Basileus bizantino. El Emperador se
convertía en el protector de la Iglesia
y del Romano Pontífice. Éste lo
coronaba, otorgándole así la
dignidad imperial, pero, a su vez, el
Emperador adquirirá el derecho de
confirmar la elección del papa.
La instauración del Imperio occidental desembocará casi necesariamente en
frecuentes tensiones y enfrentamientos con el pontificado. Se enfrentan dos poderes que
tenían similares pretensiones hegemónicas en ese mundo, pero a veces contrapuestas. A
lo largo del medioevo, hasta la Reforma, ambas instituciones se ayudarán con
frecuencia, pero también se combatirán con dureza.

Del 768 al 814, el Emperador consagró la mayor parte de sus esfuerzos al


establecimiento y gobierno de una gran comunidad cristiana. Carlomagno se comportó
siempre como guía supremo del Imperio cristiano, como Rey-sacerdote, nuevo David,
para esta tarea usó a los eclesiásticos como agentes y consejeros y casi como ministros
responsables de un sector particular del Imperio.
Como conductor y protector de la Iglesia, Carlomagno obligó a aceptar el
cristianismo a los sajones, ávaros, moravios y bohemios, formando un reino en el que
quiso instaurar la fe y la cultura cristiana. Para lograr esto lo organizó eclesiásticamente
creando los arzobispados de Colonia, Tréveris, Maguncia y Salzburgo, de los que
dependían numerosos obispados. Esta organización favoreció una rica vida eclesial,
religiosa y espiritual. Durante los cincuenta años de su reinado, no se tienen noticias de
calamidades y miserias de la Iglesia, fruto de los vicios y escándalos de la época.

4
San León III (c. 750-816), papa (795-816). En el año 800 coronó a Carlomagno como Emperador de
Occidente. A cambio, bajo la protección del Emperador, la soberanía temporal del Papa sobre la ciudad y
estado de Roma quedó establecida. Esta coronación, un hecho decisivo en la historia de Occidente, señala
el final de la dependencia papal a los Emperadores de Oriente y el comienzo de una nueva etapa en la
sociedad europea occidental, en la que el Emperador ostentaba el dominio temporal y el Papa el dominio
espiritual.
Carlomagno interfirió con frecuencia en los dominios del papa, pero éste consiguió controlar los asuntos
doctrinales; así, para evitar ofender a la Iglesia Oriental, se mantuvo firme ante la presión imperial para
insertar el filioque en el credo de Nicea I. Con dinero aportado por Carlomagno, León III construyó y
decoró muchas iglesias de Roma.
204

Su preocupación por la cultura se plasmó en la obligación que tenían las


catedrales de fundar una escuela en la que se enseñaban los conocimientos elementales.
El despertar cultural de Occidente encontró en Carlomagno su gran animador. Llamó a
su corte a los hombres más eruditos de su tiempo de todos los países europeos y realizó
un programa sistemático de reforma de la instrucción eclesiástica.
En la escuela palatina, dirigida por Alcuino de York5, estableció un centro de
estudios superiores, donde por primera vez en el medioevo los eruditos y los nobles,
laicos y clérigos, se encontraban en el terreno común del humanismo literario y
discusión racional, con el objetivo de crear una cultura cristiana. Este espíritu de
humanismo cristiano aparece en la carta de Alcuino a Carlomagno: “Si tus proyectos se
realizan puede ser que una nueva Atenas nazca en el país franco, y una Atenas más
bella que la antigua, porque nuestra Atenas, ennoblecida por la doctrina de Cristo,
sobrepasará la sabiduría de la Academia”. Carlomagno fue consciente de que un
renacimiento cultural inspirado y dirigido por la Iglesia resultaba el medio más decisivo
para conseguir una sociedad cristiana.

Esta cultura tuvo un carácter marcadamente monástico. Los grandes monasterios


fueron los centros culturales del Imperio carolingio y gracias a ellos el Emperador pudo
realizar sus ambiciosos proyectos de reforma eclesiástica y litúrgica que, en gran
medida, contribuyeron a crear las características de la cristiandad medieval. En este
campo se manifiesta la separación entre laicos y clérigos. Estos sabían latín y aquellos
no. En el Este cristiano en cambio, el lenguaje social y el litúrgico eran el mismo; pero
en Occidente en el siglo VIII nadie aprendía latín ya como su lengua vernácula; aún así,
toda obra culta, litúrgica o devocional estaba escrita en latín. El latín se convirtió en un
lenguaje clerical y de la cultura también. Esto llevará a que sean clérigos quienes dirijan
las cancillerías y las haciendas imperiales y reales en Occidente.

Carlomagno impuso, también, una reforma litúrgica que adoptó el rito romano
como rito común para todo el Imperio carolingio. En realidad, él había quedado
impresionado durante sus viajes a Roma por la belleza y la sencillez de la liturgia que
vio allí. Poco después este rito se impuso en Europa occidental. Este rito romano era el
resultado de la fusión de elementos romanos y galicanos, fruto de la revisión de los
libros litúrgicos realizada por Alcuino de York y sus colaboradores. Aparecen el
5
Alcuino de York (735-804), monje y erudito británico, cuyas cartas son una de las más valiosas fuentes
de información sobre la vida social y el desarrollo educativo del Imperio carolingio en el siglo VIII.
Alcuino estudió en la escuela catedralicia de York. Llegó a ser director de la escuela en el año 778. Con
ocasión de una misión a Roma en el año 780, entró en contacto con Carlomagno, por quien fue requerido
para que dirigiera un programa educativo en el Imperio desde el año 781 hasta el 790, ejerciendo una
fuerte influencia en la vida intelectual del mundo occidental. En el año 794, en el Concilio de Frankfurt
defendió con éxito la lucha contra el adopcionismo, herejía que entonces dividía a la Iglesia. Alcuino
volvió a Francia, donde fue nombrado abad de San Martín de Tours en el 796. Allí escribió muchas cartas,
trabajos sobre retórica y poemas.
El empuje dado por Alcuino y sus sucesores a los estudios humanísticos provocó no sólo un aumento del
interés por el conocimiento, sino también el desarrollo de la escritura, denominada carolingia o carolina,
en minúscula, que influyó en la escritura a mano del renacimiento italiano e, indirectamente, en las letras
romanas de las que deriva la tipografía moderna.

Adopcionismo, herejía cristiana semejante al nestorianismo, cuyo origen data del siglo III y que tuvo
nuevo impulso a finales del siglo VIII en España. Elipando, arzobispo de Toledo, y Félix, obispo de
Urgel, mantuvieron que, aunque Cristo era el Hijo de Dios en cuanto a su naturaleza divina, como hombre
sólo fue aceptado por ser el primer Hijo nacido de Dios. Esta doctrina provocó tres sínodos: Ratisbona
(792), Frankfurt (794) y Aix-la-Chapelle (799); cada uno el adopcionismo fue condenado por herético.
205

Confíteor y los inciensos en la misa. Los fieles, a los que el oficiante da la espalda, ya
no ofrecen los dones en el ofertorio y no se asocian al Canon de la misa, que es recitado
sólo por el sacerdote.
Durante este reinado se prepararon una serie de esquemas de sermones con el fin
de que las homilías de los sacerdotes fueran mejores. El canto enriqueció los oficios
litúrgicos; se renovó la penitencia pública por los pecados graves y se insistió en la
importancia de la confesión personal. Se trató, en una palabra, de renovar la vida
espiritual de los fieles, a los que se les inculcó la necesidad de aprender algunas
oraciones y fórmulas devocionales.

EL “CESAROPAPISMO” CAROLINGIO

“Lo nuestro es: según el auxilio de la divina piedad, defender por fuera con las
armas y en todas partes la Santa Iglesia de Cristo de los ataques de los paganos y de la
devastación de los infieles, y fortificarla dentro con el conocimiento de la fe católica.

Lo vuestro es Santísimo Padre: elevados los brazos a Dios como Moisés, ayudar
a nuestro ejército, hasta que gracias a vuestra intercesión el pueblo cristiano alcance la
victoria sobre los enemigos del Santo Nombre de Dios, y el Nombre de Nuestro Señor
Jesucristo sea glorificado en todo el mundo”.
Carlo Magno, carta al Papa. Epístolas VIII (año 796). Artola, Op. Cit., p. 50.

CAPÍTULOS REFERENTES A TODOS EN GENERAL (SÍNODOS ECLESIALES


CAROLINGIOS):

“XL. En último lugar, pues, de todas nuestras disposiciones deseamos saber en nuestro
reino entero tanto de nuestros legados (missi) como, entre los eclesiásticos, de obispos,
abades, presbíteros, diáconos, canónigos, de todos los monjes y monjas, de qué manera
cada uno, tanto en su cargo como en la promesa que nos ha empeñado, ha cumplido la
orden o decreto; dónde corresponde dar por ellos las gracias a los ciudadanos por razón
de su buena voluntad o concederles ayudas, y dónde queda alguna necesidad que
remediar.
Lo mismo de los seglares en todas partes, dondequiera que sea. De qué modo
obedecen a nuestra autoridad y voluntad acerca de la protección a las santas iglesias, a
viudas, huérfanos y menesterosos; acerca de la talla, de la reunión de la hueste y en la
administración de la justicia, cómo han cumplido nuestro precepto y cómo se esfuerza
cada uno en perseverar respecto a todo ello en el santo servicio.

Y, si todo esto es bueno y está bien para gloria de Dios omnipotente,


mostrémosle nuestra gratitud, según es de justicia. Pero allí donde pensamos que algo
está mal, pongamos todo nuestro empeño y voluntad por enderezarlo con la ayuda de
Dios, para eterna recompensa nuestra y de todos nuestros fieles. Igualmente deseamos
conocer con buen suceso todo lo antedicho por lo que atañe a los condes y a los
centenarios, funcionarios nuestros”.

EL FIN DEL IMPERIO CAROLINGIO


206

La obra arquitectónica más interesante construida por el Emperador Carlomagno


es la capilla de su palacio imperial en Aquisgrán. Debió ser un monumento
extraordinario. Los escritores de su tiempo hablan de ella como de un edificio
maravilloso. Allí fue enterrado y allí estaba su sepulcro antes del bombardeo de 1944.

El control que Carlomagno ejerció sobre la Iglesia imperial iba crear un


precedente y a servir de ejemplo durante toda la Edad Media. Es verdad que en muchos
aspectos esta política consistió sencillamente en volver a prácticas ya existentes. Sin
embargo, la persona y el talento del Emperador, la extensión de su Imperio, la
perfección y el éxito relativo de su obra son rasgos que dan a su reinado un esplendor
notable. Con él, una Iglesia regional se transformó en la Iglesia Imperial; durante un
corto período, fue un solo individuo quien gobernó la cristiandad occidental; pero, por
encima de todo, Carlomagno se convirtió en una figura arquetípica y legendaria, en un
mito, quizá el más influyente de la historia de la Europa occidental. No en vano
actualmente existe el premio “Carlomagno”, para premiar al ciudadano europeo que se
haya destacado en su trabajo por la unidad de Europa.

Los sucesores de Carlomagno no pudieron conservar su obra. Además de la falta


de talento, la extensión enorme del Imperio y la falta de estructuras administrativas
desarrolladas ayudaron a desmembrar esta enorme maquinaria. Su hijo y sucesor
Ludovico Pío6 no era un hombre talentoso ni con el carácter suficiente para ser un gran
Emperador. Con él comenzó la desintegración del Imperio carolingio. Su vida estuvo
orientada hacia la religión y la vida monástica.
Los asuntos de la Iglesia fueron asumidos por un grupo de obispos formados en
los sínodos de Carlomagno. Ellos y sus sucesores gobernaron la Iglesia franca durante
los cincuenta años siguientes. Eran hombres cultos, fruto de las enseñanzas de Alcuino y
sus colegas, sobre todo si les compara con sus predecesores y sucesores. Pronto se
contaron entre ellos no sólo controversistas7 como Hincmaro, sino también los autores
de las falsas Decretales y Capitulares.

Bajo Carlos el Gordo (888), se disuelve definitivamente el Imperio carolingio. El


siglo que siguió al derrumbe del poder real en Francia fue en muchos aspectos un siglo
oscuro y terrible, uno de los siglos más desastrosos de la historia de la Europa medieval.
La autoridad desapareció entre las manos de duques y señores feudales, de las cortes y
de los obispos. Señores laicos sustituyeron en muchos casos a los Abades en los
6
Luis I el Piadoso (778-840), emperador (814-840) y rey de Aquitania (781-840). Hijo y sucesor de
Carlomagno. Luis planificó en el año 817 una sucesión ordenada entre sus hijos: Lotario I, Luis II (Luis
el Germánico) y Pipino de Aquitania. Quiso posteriormente incluir en la sucesión a Carlos II (Carlos el
Calvo), hijo de su segundo matrimonio. Sus hijos mayores, irritados, se rebelaron en dos ocasiones (830 y
833) contra su padre, pero además combatieron entre ellos para obtener la supremacía. Pipino murió en el
año 838 y el Imperio quedó repartido entre los tres restantes hermanos mediante el Tratado de Verdún,
paz firmada en el año 843 entre los tres hijos que aún sobrevivían de Luis I el Piadoso, que había muerto
en el 840. El tratado puso fin a la contienda entre los tres hermanos por la posesión del Imperio franco. El
Imperio quedó dividido en tres partes: el hijo mayor Lotario I, quien había sucedido a su padre en el trono
imperial, recibió la parte central del Imperio (Italia, Provenza y Lotaringia). Luis II el Germánico obtuvo
el control de los territorios orientales del reino franco (Alemania). Carlos el Calvo, se quedó con el reino
franco de occidente (Francia, y la Marca Hispánica).
7
Controversistas que se revelaron en las dos grandes querellas teológicas de la época: la referente a la
naturaleza de la presencia de Cristo en las especies consagradas, a la que se asocian grandes nombres
como Pascasio Radberto y Rabano Mauro, y la relativa a la gracia y a la predestinación, entablada por
Godescalco, Hincmaro y otros.
207

monasterios. De todo esto resultó el empobrecimiento y a veces la desaparición


completa de los bienes eclesiásticos, pues los abades comendatarios laicos se
apoderaron de la parte de la propiedad monástica reservada para la subsistencia de los
monjes.
A esto se añadió la devastación de los vikingos, con su secuela de muerte, robo y
destrucción de numerosas abadías. Entonces se produjo una situación que hizo temer el
aniquilamiento definitivo de la vida monástica y de toda disciplina religiosa organizada.
De hecho, la civilización occidental tradicional se salvó en Francia por su
flexibilidad y su notable capacidad de reacción. Los vikingos fueron expulsados, o al
menos contenidos en Normandía y otros lugares. Y como los daneses en Inglaterra, los
feroces normandos se impregnaron rápidamente de la atmósfera religiosa de su nueva
patria.

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