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El Papa Esteban II (752-757) pide ayuda al rey Pipino contra los longobardos,
éste emprende una campaña bélica y devuelve territorios romanos que habían sido
usurpados por los longobardos; recibe el título de patricius romanorum, utilizado por
los altos dignatarios bizantinos y por generales germánicos, y que encerraba la idea de
soberanía y la obligación de prestar protección al Papado. Tras las campañas militares
de los años 754 y 756, el rey franco, en contra de las protestas bizantinas, mandó
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El Imperio bizantino fue regido por unos Emperadores autocráticos que constituían la fuente de la
autoridad gubernamental. Ellos fueron los responsables de mantener la doctrina religiosa ortodoxa,
situando toda la fuerza del poder imperial bajo una uniformidad doctrinal. Los Basileus lucharon por esa
uniformidad, en parte para obtener el apoyo de la Iglesia, pero también porque creyeron que la
supervivencia y el bienestar del Imperio dependían del favor divino. En el 726, León III el Isaurio
instituyó la política contraria al uso de imágenes religiosas (íconos) en el culto, o iconoclasia; lo cual puso
en marcha una controversia que duró hasta el 843, con unas consecuencias de largo alcance para las
relaciones entre la religión y el arte en la sociedad bizantina.
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Annales Laurissenses, P.L.CIV. Citado por: M. ARTOLA. Textos Fundamentales para la Historia. Ed.
Revista de Occidente, Madrid, 1973, p. 46-47.
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2º El período del ejercicio del poder de los mayordomos de Palacio, verá deshacerse la
vida eclesiástica organizada: los obispados y abadías se secularizaron, no se celebraron
sínodos ni concilios. Si bien Carlos Martel (688-741), uno de los más notables
mayordomos de Palacio, salva a la cristiandad occidental del peligro sarraceno, para
hacerlo debió saquear los bienes de la Iglesia y sin pretenderlo, destruir la vida religiosa
monacal.
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Lorenzo Valla (1407-1457), humanista italiano, figura influyente del Renacimiento. Se educó en los
maestros griegos y latinos. Fue profesor de Retórica de la Universidad de Pavía en 1431, pero tuvo que
abandonarla dos años después debido a una disputa. Fue nombrado secretario de Alfonso V de Aragón,
que se convertiría en Rey de Nápoles. En esta época escribió su tratado más notable, Declamatio
(1440), que ponía en duda que la Iglesia pudiera inmiscuirse en los asuntos mundanos. El tratado
produjo una gran polémica, y en 1444 Valla fue procesado por la Inquisición, que sólo lo liberó tras la
intervención del Rey Alfonso. Desde 1448 hasta su muerte desempeñó cargos en la curia papal.
Durante este tiempo tradujo, entre otros, a Homero, Esopo y Herodoto, y escribió textos como
Elegantiae linguae latinae (1444), que adelanta el concepto de la lengua basado en su uso y cambio a
través del tiempo. Se publicó por primera vez en 1471 y ejerció una gran influencia en humanistas
posteriores, empezando por Erasmo. El método de Valla era filológico y retórico, con un énfasis
especial en el lenguaje claro y preciso, la preponderancia de la experiencia humana y el desprecio de la
metafísica y el escolasticismo. Pese a haber influido a los reformistas protestantes del siglo siguiente
por medio de su creencia en que “no es el hombre exterior, sino el interior el que complace a Dios” ,
Valla fue fiel a la Iglesia, si bien se mantuvo infatigable en sus demandas de reforma.
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3º Un tercer período, bajo Carlomán y Pipino el Breve, hijos de Carlos Martel, quienes
se manifestaron claramente por una auténtica renovación de la disciplina eclesiástica y
una decidida voluntad de reforma de la Iglesia.
Pipino el Breve fue el verdadero fundador del reino franco. Fue el primero que
propuso ideales y objetivos de gobierno, que su hijo Carlomagno llevó a término.
Vemos cómo desde los últimos años de vida del Imperio de Occidente, hasta el
apogeo de la monarquía franca, la Iglesia de Galia fue cambiando de situación. Al
principio no fue sino una prolongación del cristianismo romano; para luego ser una
Iglesia regional y luego territorial, cuyo gobierno estaba asegurado por el rey.
Al momento de la debacle del Imperio romano de Occidente (siglo V), los
obispos fueron las únicas autoridades que permanecieron y llenaron el vacío de poder
dejado por la autoridad civil, llegando a ser de hecho verdaderas autoridades del país.
Esto continuó así durante la dinastía merovingia, muy débil como para asumir la
dirección y construcción de una autoridad fuerte y centralizada.
Los Obispos, generalmente provenientes de familias aristocráticas, gobernaban
las “ciudades”, administraban justicia y remediaban las calamidades públicas. Hacia el
año 700, la Iglesia era dueña de la cuarta parte de las tierras cultivadas. Los obispos eran
hombres competentes, designados por el rey y vivían en armonía con los ministros. No
se hacía ninguna distinción política ni social entre obispos francos y romanos;
conservando Roma, sin embargo, cierto prestigio: era la suprema autoridad en materia
de doctrina y principios.
Junto con las Iglesias de dependencia episcopal, van apareciendo las Iglesias
privadas dependientes de un Señor feudal. El sacerdote y el culto se sostenían con las
oblaciones de pan y de vino, las ofrendas de Pascua y otras fiestas como con el diezmo a
partir de siglo VIII.
El período de gobierno del mayordomo de Palacio Carlos Martel (719-741), suele
considerarse como aquel en que el sistema feudal apareció por primera vez con
caracteres bien definidos:
El nivel de civilización había decaído con el derrumbe del Imperio y las oleadas de
invasiones bárbaras. Ya Roma no ejercía la tradicional vigilancia sobre las Iglesias.
Va naciendo una sociedad nueva sobre las ruinas de pasado romano: aumenta la
desigualdad social. Aparece una clase nueva y poderosa de terratenientes guerreros.
Las capas populares pasan a formar parte de la multitud de siervos.
Los nobles luchan denodadamente por el poder. Los obispos actuaron como
elementos influyentes, apoyando a unos u otros. En muchos casos compraron su
nombramiento y se adueñaron de monasterios para consolidar su poder.
El nivel de disciplina religiosa decayó. La transformación de los obispos en señores
seculares y la secularización de la propiedad eclesiástica para hacer frente a la lucha
contra los árabes, empobrecieron a la Iglesia en hombres y recursos.
Carlos Martel para equipar a sus hombres en armas, se apropió de los bienes de la
Iglesia y tuvo que repartir “beneficios” a señores y jefes de tropas, con la donación
de tierras.
Se introduce el juramente de fidelidad como elemento de tal transacción.
Muchas Iglesias y monasterios pasan a poder de señores laicos; éstos se aprovechan
de las rentas y daban a los monjes lo justo para sobrevivir.
Los hijos de Carlos Martel (Carlomán y Pipino el Breve), llevaron a cabo una
restauración parcial de la Iglesia, cuyo principal agente fue San Bonifacio.
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CARLOMAGNO Y LA IGLESIA
AÑO ACONTECIMIENTO
Cronología: Carlomagno
742 Nace el 2 de abril, probablemente en Aquisgrán, hijo del rey franco Pipino el Breve.
778 Combate a los musulmanes en la península Ibérica. Tras retirarse, crea el territorio
fronterizo denominado Marca Hispánica.
un cristianismo que hasta ese momento había sido fundamentalmente en sus orígenes
semita, griego y luego romanizado.
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San León III (c. 750-816), papa (795-816). En el año 800 coronó a Carlomagno como Emperador de
Occidente. A cambio, bajo la protección del Emperador, la soberanía temporal del Papa sobre la ciudad y
estado de Roma quedó establecida. Esta coronación, un hecho decisivo en la historia de Occidente, señala
el final de la dependencia papal a los Emperadores de Oriente y el comienzo de una nueva etapa en la
sociedad europea occidental, en la que el Emperador ostentaba el dominio temporal y el Papa el dominio
espiritual.
Carlomagno interfirió con frecuencia en los dominios del papa, pero éste consiguió controlar los asuntos
doctrinales; así, para evitar ofender a la Iglesia Oriental, se mantuvo firme ante la presión imperial para
insertar el filioque en el credo de Nicea I. Con dinero aportado por Carlomagno, León III construyó y
decoró muchas iglesias de Roma.
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Carlomagno impuso, también, una reforma litúrgica que adoptó el rito romano
como rito común para todo el Imperio carolingio. En realidad, él había quedado
impresionado durante sus viajes a Roma por la belleza y la sencillez de la liturgia que
vio allí. Poco después este rito se impuso en Europa occidental. Este rito romano era el
resultado de la fusión de elementos romanos y galicanos, fruto de la revisión de los
libros litúrgicos realizada por Alcuino de York y sus colaboradores. Aparecen el
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Alcuino de York (735-804), monje y erudito británico, cuyas cartas son una de las más valiosas fuentes
de información sobre la vida social y el desarrollo educativo del Imperio carolingio en el siglo VIII.
Alcuino estudió en la escuela catedralicia de York. Llegó a ser director de la escuela en el año 778. Con
ocasión de una misión a Roma en el año 780, entró en contacto con Carlomagno, por quien fue requerido
para que dirigiera un programa educativo en el Imperio desde el año 781 hasta el 790, ejerciendo una
fuerte influencia en la vida intelectual del mundo occidental. En el año 794, en el Concilio de Frankfurt
defendió con éxito la lucha contra el adopcionismo, herejía que entonces dividía a la Iglesia. Alcuino
volvió a Francia, donde fue nombrado abad de San Martín de Tours en el 796. Allí escribió muchas cartas,
trabajos sobre retórica y poemas.
El empuje dado por Alcuino y sus sucesores a los estudios humanísticos provocó no sólo un aumento del
interés por el conocimiento, sino también el desarrollo de la escritura, denominada carolingia o carolina,
en minúscula, que influyó en la escritura a mano del renacimiento italiano e, indirectamente, en las letras
romanas de las que deriva la tipografía moderna.
Adopcionismo, herejía cristiana semejante al nestorianismo, cuyo origen data del siglo III y que tuvo
nuevo impulso a finales del siglo VIII en España. Elipando, arzobispo de Toledo, y Félix, obispo de
Urgel, mantuvieron que, aunque Cristo era el Hijo de Dios en cuanto a su naturaleza divina, como hombre
sólo fue aceptado por ser el primer Hijo nacido de Dios. Esta doctrina provocó tres sínodos: Ratisbona
(792), Frankfurt (794) y Aix-la-Chapelle (799); cada uno el adopcionismo fue condenado por herético.
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Confíteor y los inciensos en la misa. Los fieles, a los que el oficiante da la espalda, ya
no ofrecen los dones en el ofertorio y no se asocian al Canon de la misa, que es recitado
sólo por el sacerdote.
Durante este reinado se prepararon una serie de esquemas de sermones con el fin
de que las homilías de los sacerdotes fueran mejores. El canto enriqueció los oficios
litúrgicos; se renovó la penitencia pública por los pecados graves y se insistió en la
importancia de la confesión personal. Se trató, en una palabra, de renovar la vida
espiritual de los fieles, a los que se les inculcó la necesidad de aprender algunas
oraciones y fórmulas devocionales.
EL “CESAROPAPISMO” CAROLINGIO
“Lo nuestro es: según el auxilio de la divina piedad, defender por fuera con las
armas y en todas partes la Santa Iglesia de Cristo de los ataques de los paganos y de la
devastación de los infieles, y fortificarla dentro con el conocimiento de la fe católica.
Lo vuestro es Santísimo Padre: elevados los brazos a Dios como Moisés, ayudar
a nuestro ejército, hasta que gracias a vuestra intercesión el pueblo cristiano alcance la
victoria sobre los enemigos del Santo Nombre de Dios, y el Nombre de Nuestro Señor
Jesucristo sea glorificado en todo el mundo”.
Carlo Magno, carta al Papa. Epístolas VIII (año 796). Artola, Op. Cit., p. 50.
“XL. En último lugar, pues, de todas nuestras disposiciones deseamos saber en nuestro
reino entero tanto de nuestros legados (missi) como, entre los eclesiásticos, de obispos,
abades, presbíteros, diáconos, canónigos, de todos los monjes y monjas, de qué manera
cada uno, tanto en su cargo como en la promesa que nos ha empeñado, ha cumplido la
orden o decreto; dónde corresponde dar por ellos las gracias a los ciudadanos por razón
de su buena voluntad o concederles ayudas, y dónde queda alguna necesidad que
remediar.
Lo mismo de los seglares en todas partes, dondequiera que sea. De qué modo
obedecen a nuestra autoridad y voluntad acerca de la protección a las santas iglesias, a
viudas, huérfanos y menesterosos; acerca de la talla, de la reunión de la hueste y en la
administración de la justicia, cómo han cumplido nuestro precepto y cómo se esfuerza
cada uno en perseverar respecto a todo ello en el santo servicio.