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Tome las riendas de su economía

¿Sabe usted exactamente cuánto dinero ingresa y cuánto gasta cada mes?
¿Sabe en qué se gasta cada euro?
¿Tiene alguna vez problemas para llegar a fin de mes?
¿Ahorra todos los meses o se le va todo el dinero en pagar facturas y deudas?

Si tuviera una avería importante en casa o dejara de funcionar el coche,


¿cuenta con una reserva de dinero para los gastos imprevistos?

Y si usted o su pareja perdieran sus ingresos, ¿cuánto tiempo podría seguir


pagando sus gastos actuales?

Todos tenemos objetivos financieros a medio y largo plazo: comprar una


casa, cambiar de coche, acabar con las deudas, pagar los estudios de
nuestros hijos o los cuidados de nuestros mayores, tomar unas
vacaciones de ensueño, ahorrar lo suficiente para vivir cómodamente
después de la jubilación…

Por desgracia, muchas personas no se acercan cada mes más al logro


de sus objetivos porque el dinero “se les va” en gastos diarios. Y tienen
incluso verdaderas dificultades para llegar a fin de mes.
Sorprendentemente, ocurre también en familias que disponen de
buenos ingresos.

Sea cual sea nuestra situación económica, el presupuesto es la


herramienta imprescindible para tomar el control de nuestras finanzas
personales.

Sea cual sea su nivel económico, el presupuesto le permitirá sacar más


partido a su dinero.

Quizás elaborar un presupuesto le suene a algo complicado o le sugiera


imágenes desagradables, como privarse de cosas que desea o, incluso,
de las necesarias. En realidad, es todo lo contrario. El presupuesto es
la forma más eficaz para sacar todo el partido a nuestro dinero. Su
confección y seguimiento pueden resultar incluso divertidos.

Requiere un poquito de esfuerzo al principio, pero luego se convierte en


un hábito muy beneficioso que nos permite identificar en qué gastamos
nuestros ingresos y hacer los ajustes necesarios para ahorrar un poco
más cada mes, y así lograr nuestros objetivos a largo plazo.
El presupuesto sirve para:

• Saber en qué se va el dinero.


• Priorizar los gastos.
• Reducir o eliminar las deudas.
• Apartar alguna cantidad todos los meses para ahorrar, teniendo en
cuenta los objetivos a largo plazo.
• Evitar discusiones de pareja.
• Acumular un fondo para emergencias.
• Vivir dentro de nuestras posibilidades, con la tranquilidad que esto
supone.
• Hacer previsiones de futuro.
• Llevar un seguimiento y control para no desviarnos.

Siga los pasos que se indican a continuación para elaborar un


presupuesto personal o familiar.

Paso 1: Identificar ingresos y gastos


Cuanto más veraz sea la información que introduzca, más válido será
el presupuesto, así que merece la pena dedicar unos minutos antes para
recopilar los documentos necesarios: recibos de domiciliaciones,
compras y cajeros automáticos, extractos de bancos o tarjetas de
crédito, libretas, talones, nóminas…

Si no dispone de toda esta información, no se preocupe. Puede usar


cantidades estimadas, pero le aconsejamos comprobarlas luego y
ajustarlas a la realidad. Naturalmente, algunos meses se gasta más que
otros (seguro que el gasto de comida en diciembre no es igual que en
febrero y se gasta más electricidad en enero que en mayo), por lo que
la estimación debe ser un promedio calculado sobre un período de
tiempo razonable, por ejemplo, de seis a doce meses.

Ingresos:
Empezamos por listar todas las entradas de dinero. Las más
importantes suelen ser la nómina o la pensión de la Seguridad Social en
caso de jubilados, pero no olvide otros posibles ingresos como
pensiones alimenticias, intereses de cuentas bancarias, subvenciones,
trabajos extras y percepciones de sistemas de previsión social.
Gastos:
Los gastos son todas las salidas de dinero. Para saber realmente en qué
situación estamos, hay que incluir todoslos gastos actuales, desde
la vivienda hasta los pequeños desembolsos diarios. Y no debe olvidar
otros ocasionales como vacaciones, regalos de cumpleaños y compras
de Navidad.

Hay que identificar y apuntar todos sus gastos, por pequeños que sean.
Después de introducir todos los gastos conocidos puede que todavía
hay salidas de dinero sin documentar: considere las cantidades sacadas
de los cajeros automáticos para pequeños gastos diarios. Si tiene
familia, un experimento muy revelador es convencer a todos para que
lleven una agenda y apunten todoslos gastos realizados, por pequeños
que sean, durante un mes. El resultado le sorprenderá.

Un truco: Si utiliza mucho la tarjeta de crédito o débito, cúbrala con un


post-it o guárdela en una funda de papel. Cada vez que la use debe
anotar para qué la ha empleado y cuánto gastó.

Una vez que tengamos una estimación fiable de nuestra situación


financiera, podemos proceder al siguiente paso: evaluar y ajustar los
gastos según los ingresos.

Paso 2: Evaluar los gastos y hacer ajustes

Ingresos anuales 20, gastos anuales 19,6 = felicidad


Ingresos anuales 20, gastos anuales 20,6 = miseria
Charles Dickens – David Copperfield

Bueno, quizá es una simplificación, pero el concepto es fundamental.


Gastar más de lo que se ingresa es sumamente peligroso. Si este es su
caso, hay que economizar como sea. Punto.

En muchos hogares, los ingresos mensuales son relativamente


estables, pero los gastos varían. Unos meses se gasta menos y al final
hay un poquito de superávit. Otros meses los gastos son mayores que
los ingresos y se recurre al superávit de meses anteriores para pagarlos.
Y así van tirando mes a mes, pero sin llegar nunca a controlar la
situación. Los problemas surgen cuando hay varios meses seguidos en
los que los gastos superan a los ingresos. Entonces se agotan los
ahorros y no hay más remedio que pedir dinero prestado para atender a
los pagos.
En realidad, es aconsejable que los gastos no superen el 90% de los
ingresos, para poder ahorrar, como mínimo, el 10% restante cada mes.
Este 10% se puede destinar a reducir las deudas, a crear un fondo para
emergencias y a lograr los objetivos financieros a medio y largo plazo,
como acumular capital para una adquisición importante y preparar la
jubilación. Sin ahorro, nada de esto es posible. Sin ahorro nunca
tendremos el control sobre la situación.

Evidentemente, cuanto más ahorre, antes logrará sus objetivos, contará


con más opciones de inversión y dispondrá de más control sobre su vida
y su futuro.

Así que ajuste su presupuesto, tanto si tiene problemas para llegara a


fin de mes como si le hubiera gustado ahorrar un poco más. Para ello
sólo hay dos opciones: aumentar los ingresos o reducir los gastos.

Las posibilidades para aumentar los ingresos pueden ser limitadas. Hay
que asegurar la optimización de nuestra carga fiscal, para no pagar más
impuestos de los necesarios, y consultar las ayudas y deducciones
aplicables. Si la situación lo permite, podríamos intentar negociar un
aumento de sueldo, cambiar de trabajo o buscar un segundo empleo.
Pero como normalmente no está en nuestras manos aumentar los
ingresos, lo habitual es tener que reducir gastos.

¿Cómo reducir gastos?


Nunca es divertido recortar gastos, pero hasta lograr una situación
financiera saneada suele ser un mal necesario. La clave está en
priorizar.

Conviene distinguir entre:

• Gastos fijos obligatorios: como la hipoteca o alquiler de la casa y las


cuotas de otros préstamos. Su importe no varía mucho mes a mes.
• Gastos variables necesarios: comida, ropa, electricidad, etc.
• Gastos discrecionales: todos los demás gastos que, en caso de
necesidad, se podrían reducir o eliminar.

Cuando hay que economizar, normalmente es más fácil empezar con
los gastos discrecionales.
Gastos discrecionales
gastos para cosas que nos gustan, pero que no son imprescindibles.
Cuando hay que recortar, deben ser los primeros. Todos podemos
descubrir gastos superfluos que realmente no añaden mucho a nuestra
calidad de vida, y que drenan fondos que podríamos utilizar para otros
fines más productivos.

Calcule honestamente lo que representan al año las cosas que se


compran porque “están bien de precio”, los DVD que sólo se ven una
vez, las suscripciones de revistas que no se leen, los mensajes
multimedia y descargas para el teléfono móvil y las comidas
innecesarias fuera de casa.

Por ejemplo, un paquete de tabaco (o si prefiere, un desayuno completo)


todos los días puede llegar a costar unos Q. 3,5. Parece poca cosa, pero
si eliminamos este gasto y metemos su importe mensual (Q. 105) en
una cuenta que paga un 2% de intereses, al cabo de 10 años equivaldría
a casi Q. 14,000.

¡Cuidado con los lujos disfrazados de necesidades!


Puede que formen parte de nuestra rutina el capuchino diario, ir al cine
y salir a tomar una copa los fines de semana, el gimnasio, la ayuda
doméstica, la peluquería, la pizza a domicilio, la televisión de pago…
pero si nuestros ingresos no cubren la totalidad de nuestros gastos,
descontada alguna cantidad para el ahorro, se trata de lujos.

Dicho esto, en cuanto hayamos salido de los números rojos, es buena


idea presupuestar algo para ocio, siempre sin endeudarnos. También
hay que disfrutar de la vida, y los presupuestos son como las dietas: los
demasiado estrictos suelen fracasar. Lo importante es buscar la forma
de incluir estos conceptos dentro del presupuesto y ajustarse para no
gastar más de lo permitido.

Gastos variables necesarios

Electricidad, comida, transporte, son gastos necesarios para vivir, pero


de los que podemos ahorrar si hacemos un uso racional. Por ejemplo,
tenemos la posibilidad de reducir la factura de la luz apagando
lámparas, ajustando el termostato y utilizando bombillas de bajo
consumo.
Como estos gastos son necesarios, normalmente sólo es posible
economizar haciendo pequeños recortes. Un poquito aquí, un poquito
allá, es el ahorro típico de la hormiguita: comprar marcas más
económicas, andar o utilizar transporte público en vez de pagar gasolina
y parking, coger el autobús o metro en vez de un taxi, comprar ropa,
muebles y electrodomésticos sólo durante las rebajas (y más
importante, ¡sólo si hace falta!), comparar precios de distintos
establecimientos, buscar el mejor plan para el teléfono e Internet, etc.
Suele haber más margen de lo que piensa.

La calculadora de presupuestos ofrece un gráfico para que vea qué


porcentaje de sus ingresos se gasta en alimentación, ropa, ocio, etc. y
compara estos porcentajes con los de la media de familias españolas.
Es perfectamente normal que gastemos más en algunos conceptos y
menos en otros, pero si comprueba que, por ejemplo, gasta el doble en
comida u otro concepto, piénselo.

Gastos fijos obligatorios

Son, por ejemplo, la hipoteca o el alquiler de la vivienda, los gastos


de comunidad u otros préstamos bancarios. Hay que pagarlos sin falta
y sus importes son difícilmente negociables. Si no se abonan al banco
dentro de los plazos establecidos, se aplicarán gastos adicionales de
demora, engordando cada vez más la deuda y la cantidad a pagar.
Además, puede verse afectado nuestro historial crediticio, lo que
dificultará la obtención de crédito en el futuro. En el peor de los casos,
podríamos perder nuestras posesiones, incluyendo nuestra vivienda. Si
no cumplimos con los gastos de comunidad, tendremos que afrontar
desagradables juicios y demandas, con sus correspondientes costes.
Hay que pagar estos gastos lo primero y sin falta.

Siempre tiene que pagar primero estos gastos obligatorios. Si realmente


atraviesa dificultades para atender estos pagos, plantéese negociar con
los acreedores y llegue a un acuerdo para aplazar alguno de ellos hasta
que se sanee su situación financiera. Pero sólo debemos hacerlo
después de reducir al máximo los demás gastos.

El exceso de endeudamiento, con sus correspondientes intereses a


pagar, aumenta los gastos fijos obligatorios hasta límites insostenibles,
dejándonos con margen escaso o incluso negativo para poder atender
los demás pagos.
En otro apartado, veremos cómo puede fijar el límite de su capacidad
de endeudamiento, cómo evitar endeudarse en exceso y cómo reducir
las deudas actuales.

El ahorro como gasto fijo obligatorio


Con la excepción de unos pocos afortunados, todos trabajamos mucho
para ganar nuestros salarios; dinero que luego se destina a pagar a los
demás: al banco, al casero, a los colegios, al Estado, a las compañías
de electricidad, teléfono y seguros… Todos son pagos necesarios,
pero ¿por qué no se paga también a sí mismo?

Ya hemos mencionado la importancia del ahorro para lograr nuestros


sueños y el objetivo de guardar cada mes por lo menos el 10% de los
ingresos.

La mejor forma de lograrlo es incorporando ese 10% dentro de los


gastos fijos obligatorios del presupuesto. Es decir, asuma la obligación
de pagarse una cantidad fija cada mes antes de presupuestar otros
conceptos variables.

¡Páguese a sí mismo!
Aparte todos los meses un 10% de sus ingresos, como mínimo.

Quizá su entidad de crédito ofrezca alguna opción para transferir esta


cantidad desde la cuenta corriente hasta una cuenta de ahorro u otro
producto, de forma automática todos los meses. También lo puede
hacer si usa la banca online o si la ordena en su propia sucursal.

Lo importante es coger el hábito a principios de mes antes de gastar el


dinero en otras cosas.

Ojos que no ven, corazón que no siente. Si nos acostumbramos a no


contar con este 10% dedicado al ahorro, no lo echaremos de menos.

El mejor destino para este ahorro dependerá de las circunstancias


personales, etapa de vida y situación financiera de cada uno.

Posiblemente, según sus circunstancias personales o la etapa de


su vida, después de realizar todos los recortes posibles, el presupuesto
siga siendo demasiado ajustado para permitir este 10% de ahorro
mensual. No se desespere; póngase de momento una cantidad menor,
un 5% o incluso menos. Aunque sólo pueda ahorrar 5 ó 10 euros cada
mes, merece la pena. La cantidad es menos importante que la
constancia. Busque la forma de incorporar el ahorro sistemático, por
pequeño que sea, a su manera de vivir.

Paso 3: Aplicar el nuevo presupuesto y hacer un seguimiento

Recuerde: el objetivo es que nuestros ingresos cubran todos nuestros


gastos, incluido el 10% destinado al ahorro mensual. Una vez
identificados los recortes necesarios para conseguirlo, confeccione su
presupuesto y comprométase a cumplirlo.

Controle sus gastos para no excederse de lo presupuestado. Planifique


los gastos y el ahorro y convierta su cumplimiento en un hábito.

Paso 4: Revisar el presupuesto y hacer los ajustes necesarios

Las cantidades presupuestadas para ciertos gastos posiblemente no


resultan realistas. A lo mejor el gasto en otros conceptos es menor de lo
que pensaba. Es normal revisar varias veces el presupuesto para que
se ajuste a la realidad con objetivos alcanzables.

Si sus ingresos aumentan, no deje que sus gastos aumenten por igual
importe.

Recuerde que debido a la inflación aumentará el coste de la vida. Una


tasa anual de inflación del 3% significa que todo costará el doble dentro
de 24 años. Es decir, dentro de 24 años se necesitará el doble de dinero
para mantener el mismo nivel de vida que se hoy disfruta.

Por ello, si le suben el sueldo, resista la tentación de subir sus gastos la


misma cantidad y destine al ahorro una parte del aumento.
Consejos para gestionar mejor el presupuesto

• Si vive en pareja o tiene familia, involúcrelos en el presupuesto.


• Sea metódico y clasifique, ordene y guarde sus papeles y documentos.
• Busque un sistema para hacer un seguimiento de los gastos que resulte
cómodo para todos: apunte los gastos en una agenda, calendario o en
algún programa de ordenador.
• Apunte en el calendario las fechas de los vencimientos de pagos:
contribución, impuestos de circulación, pólizas de seguros, cuotas de
préstamos y todos los recibos domiciliados. Esta previsión le evitará
sorpresas y penalizaciones por demoras o por saldo negativo.
• Compruebe los extractos de cuentas, los recibos domiciliados y los
resúmenes de tarjetas de crédito en cuanto se reciben y contacte con
su entidad de crédito si no entiende un apunte o si cree que hay un error.
• Controle regularmente su presupuesto: mida sus gastos y repase sus
cuentas bancarias con frecuencia. Si es necesario, proceda a los ajustes
oportunos para hacer frente a algún imprevisto.

Apuntar los ingresos y los gastos permite prever cuándo necesitará


emplear fondos adicionales procedentes del ahorro o de préstamos e
identificar qué gastos se podrían reducir o aplazar hasta un momento de
mayor desahogo económico.

Si se ajusta al presupuesto verá cómo su dinero se estira.

El control de sus cuentas bancarias, con los documentos a mano y


ordenados, le permite, en caso de necesidad, demostrar que ha pagado
una deuda o una factura y reclamar cualquier cobro indebido.

Si todo esto le parece trabajo y esfuerzo extra, considere que si no lleva


el control de su dinero es imposible llevar el control de su vida. ¿Acaso
hay algo que merezca más unos minutos de dedicación?

Razones para elaborar un presupuesto:


• Gestionar mejor su dinero
• Ver como aumentan sus ahorros
• Mejorar su calidad de vida
Consejos para llegar a fin de mes:
• Conozca bien todos sus gastos (apunte todo durante un mes).
• Priorice los gastos y elimine aquellos que no mejoren su calidad de vida.
• Recorte los gastos discrecionales y reduzca en lo posible los variables
hasta que la totalidad de sus desembolsos no supere el 90% de los
ingresos.
• Utilice dinero en efectivo para sus gastos diarios.
• Elimine deudas por las que paga un interés alto (entre otras, los pagos
aplazados de las tarjetas).
• Aparte alguna cantidad todos los meses para ahorrar.

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