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Enlace Quimico. Introduccion.

Ante la diversidad de elementos químicos existentes en la naturaleza cabe preguntarse cuál es la


razón por la que unos átomos se reúnen formando una molécula y otros no; o de otra manera,
por qué no toda molécula o agrupación de átomos imaginable tiene existencia real. Una primera
respuesta puede hallarse en la tendencia observada en todo sistema físico a alcanzar una
condición de mínima energía. Aquella agrupación de átomos que consiga reducir la energía del
conjunto dará lugar a una molécula, definiendo una forma de enlace químico que recibe el
nombre de enlace covalente.
Junto con esa idea general de configuración de energía mínima, otros intentos de explicación de
este tipo de enlace entre átomos han sido planteados recurriendo a las características
fisicoquímicas de las estructuras electrónicas de los átomos componentes.

La teoría de Lewis
El químico estadounidense G. B. Lewis (1875-1946) advirtió que el enlace químico entre átomos
no podía explicarse como debido a un intercambio de electrones. Dos átomos iguales
intercambiando electrones no alterarían sus configuraciones electrónicas; las ideas válidas para
el enlace iónico no eran útiles para explicar de una forma general el enlace entre átomos. Sugirió
entonces que este tipo de enlace químico se formaba por la comparación de uno o más pares de
electrones o pares de enlace. Por este procedimiento los átomos enlazados alcanzaban la
configuración electrónica de los gases nobles. Este tipo de configuración de capas completas se
corresponde con las condiciones de mínima energía o máxima estabilidad características de la
situación de enlace.
La teoría de Lewis, conocida también como teoría del octete por ser éste el número de electrones
externos característicos de los gases nobles, puede explicar, por ejemplo, la formación de la
molécula de yodo I2:

Ambos átomos, que individualmente considerados tienen siete electrones en su capa externa, al
formar la molécula de yodo pasan a tener ocho mediante la comparación del par de enalce .
Existen moléculas cuya formación exige la comparación de más de un par de electrones. En tal
caso se forma un enlace covalente múltiple. Tal es el caso de la molécula de oxígeno O2:

para cuya formación se comparten dos pares de electrones. Representado cada par de electrones
mediante una línea resulta:

que indica más claramente la formación de un doble enlace.


En la molécula de nitrógeno N2 sucede algo semejante, sólo que en este caso se han de compartir
tres pares de electrones para alcanzar el octete, con la formación consiguiente de un triple enlace:

Esta explicación puede extenderse al caso de las moléculas


formadas por átomos de elementos no metálicos diferentes entre sí, tales como HCl o NH3 por

ejemplo:
Lewis contempló la posibilidad extrema de que los pares electrónicos de enlace fueran aportados
por un sólo átomo. Tal es el caso del ion amonio en el cual el atomo de nitrogeno aporta el par
de electrones al enlace con el ion H+:
Este tipo de enlace covalente se denomina coordinado.
Los subíndices que aparecen en las fórmulas químicas de compuestos covalentes expresan el
número de átomos que se combina para formar una molécula y están, por tanto, relacionados
con la capacidad de enlace de cada uno de ellos, también llamada valencia química. Según la
teoría de Lewis, la configuración electrónica de la capa externa condiciona dicha capacidad y es
la responsable del tipo de combinaciones químicas que un determinado elemento puede
presentar.
La teoría del enlace de valenciaLa superación del modelo de Bohr y el desarrollo del modelo
atómico de la mecánica cuántica tuvo una clara repercusión en las ideas sobre el enlace químico
en general y sobre el covalente en particular. Uno de los enfoques mecanocuánticos del enlace
covalente se conoce como teoría del enlace de valencia y permite comprender en términos no
sólo de energías, sino también de fuerzas, el fenómeno del enlace entre átomos.
La formación del enlace covalente simple tiene lugar cuando los orbitales correspondientes a dos
electrones desapareados de átomos diferentes se superponen o solapan, dando lugar a una región
común en la cual los dos electrones con espines opuestos, tal y como exige el principio de
exclusión de Pauli, ocupan un mismo orbital. Ese par compartido constituye el elemento de
enlace entre los dos átomos. Así, por ejemplo, cuando dos átomos de H se aproximan
suficientemente, existe una disposición en la cual sus nubes electrónicas están parcialmente
solapadas y para la que la energía potencial del conjunto es mínima, constituyendo, pues, una
situación de enlace. En términos electrónicos puede afirmarse que el orbital 1s de cada átomo de
hidrógeno, semiocupado por su electrón correspondiente, es completado por el electrón del otro
átomo de hidrógeno. Los dos electrones con espines opuestos de este par, son atraídos entonces
por cada uno de los núcleos, constituyendo el par de enlace. La existencia de este par común es
lo que determina que los núcleos estén ligados entre sí con las limitaciones que, en cuanto a
proximidad, imponen las fuerzas de repulsión nuclear.
La idea de comparación de electrones de Lewis sigue, de algún modo, presente en la teoría del
enlace de valencia, aunque se abandona la regla del octete y se sustituye por la condición de que
dos electrones desapareados puedan ocupar un mismo orbital. El número de enlaces covalentes
posible depende, entonces, del número de electrones desapareados presentes en el átomo
correspondiente o en algún estado excitado previo a la formación de la molécula
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