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Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas
por Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos
de libertadpolítica, de fraternidad y de igualdad, e conoce con el nombre de revolución
francesa al movimiento político, social, económico y militar, que surgió en Francia en
1789; el mismo que trajo como consecuencia el derrumbe de la monarquía absolutista, que
hasta entonces había regido en Francia, a la vez que originó el establecimiento de un
gobierno republicano democrático y asimismo, la iniciación de una nueva época llamada
como La época contemporánea. La revolución francesa difundió por el mundo los
ideales de libertad y fraternidad, así como el de la soberanía popular; y divulgó,
primordialmente el conocimiento de los derechos fundamentales del hombre y del
ciudadano.o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre
la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las
instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada por un
sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos
privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de
la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la
producción aFrancia se hallaba regida por una monarquía absoluta que gobernó con un
poder ilimitado. El rey, que se creía designado por Dios para gobernar, procedía en forma
arbitraria, pues no daba cuenta de sus actos a nadie; gastaba como y cuando quería las
rentas del Estado; nombraba los funcionarios; declaraba la guerra y firmaba la paz; dictaba
leyes; creaba impuestos y hasta podía disponer de los bienes de sus súbditos cuando así lo
estimaba convenientemente. No había libertad individual, pues el soberano podía ordenar la
detención de cualquier ciudadano sin causa justificada; tampoco existía libertad de
conciencia y ningún libro ni periódico podía publicarse sino bajo el control de censura. Por
otra parte, las leyes, que eran diversas, no se aplicaban por igual ni con el mismo rigor: así
tenemos que por un mismo delito la pena no era la misma tratándose de un noble y de un
labriego.graria de terratenientes y campesinos, lo que produjo una grave escasez de
alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como
políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a
consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia
con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal)
y el aumento de los precios agrícolas.
accediera a ella una pujante clase profesional y comerciante. El ejemplo del proceso
revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio político entre otros.
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos
estaban separados a la hora de deliberar, y tenían sólo un voto por estamento. La
convocatoria de 1789 fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía
la creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular
la asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la
idea de soberanía nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados
Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político, particularmente
por la determinación del sistema de votación. El Parlamento de París propuso que se
mantuviera el sistema de votación que se había usado en 1614, si bien los magistrados no
estaban muy seguros acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Dada la complejidad
del proceso histórico de la Revolución Francesa, muchas veces es muy difícil
de estudiar. Para facilitarlo hemos realizado un resumen o guía de los hechos
históricos más relevantes. En esta ocasión nos hemos centrado en la primera etapa de
la Revolución, abarcando los períodos de los Estados Generales, la Asamblea Nacional y
la Asamblea ConstituyenteSí se sabía, en cambio, que en dicha asamblea habían estado
representados (con el mismo número de miembros) la nobleza (Primer Estado), el clero
(Segundo Estado) y la burguesía (Tercer Estado). Inmediatamente, un grupo de liberales
parisinos denominado «Comité de los Treinta», compuesto principalmente por gente de la
nobleza, comenzó a protestar y agitar, reclamando que se duplicara el número de
asambleístas con derecho a voto del Tercer Estado (es decir, los «Comunes»). El gobierno
aceptó esta propuesta, pero dejó a la Asamblea la labor de determinar el derecho de voto.
Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros del
Tercer Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a escribir
una Constitución. La Revolución Francesa (1789-1799) ha sido tradicionalmente
considerada como el indicador del final de una época histórica y el punto de arranque de
una nueva etapa: la Edad Contemporánea. Por este motivo puede aceptarse que, aunque
cronológicamente el siglo XIX comenzase en 1801, históricamente se inició en 1789.
Ciertamente, el estallido de la Revolución Francesa señala una línea divisoria entre dos
sistemas sociopolíticos opuestos: en el Antiguo Régimen, anterior a la Revolución
Francesa, el absolutismo monárquico regía una sociedad feudal; en el Nuevo Régimen
surgido tras la misma, en cambio, reconocemos muchos de los rasgos que caracterizan la
organización política y social del mundo contemporáneo.Sectores de la aristocracia
confiaban en que estos Estados Generales pudieran servir para recuperar parte del poder
perdido, pero el contexto social ya no era el mismo que en 1614. Ahora existía una
élite burguesa que tenía una serie de reivindicaciones e intereses que chocaban frontalmente
con los de la nobleza (y también con los del pueblo, cosa que se demostraría en los años
siguientes).
A nivel político, la monarquía absoluta dejó paso a una monarquía constitucional, y ésta a
una república liberal de tipo moderado, salvo el paréntesis radical del gobierno jacobino.
A nivel socioeconómico, e impulsado por el cambio político, Francia inició el camino hacia
la industrialización moderna y el establecimiento de la sociedad burguesa.
La Revolución Francesa fue el cambio social y político más importante que se produjo en
Europa, a fines del siglo XVIII. No fue sólo importante para Francia, sino que sirvió de
ejemplo para otros países , en donde se desataron conflictos sociales similares, en contra de
un régimen anacrónico y opresor, como era la monarquía. Esta revolución significó el triunfo
de un pueblo pobre, oprimido y cansado de las injusticias, sobre los privilegios de la nobleza
feudal y del estado absolutista.
Esta revolución eñala uno de los momentos cruciales en la historia política de la humanidad.
Su influencia ha sido decisiva en la transformación de los regímenes monárquicos
patrimoniales en regímenes democráticos electoralistas.
A través de la unión de escuelas de pensamiento filosóficas, sociales y políticas, los
iluministas buscaron extender la crítica racional en todos los campos del saber humano.
Por lo tanto, hicieron hincapié en la defensa de conocimiento racional para deconstruir los
prejuicios y las ideologías religiosas. Por su parte, éstas serían superadas por las ideas de
progreso y perfectibilidad humana.
En su crítica, pensadores de la Ilustración argumentaron en contra de los mercantilistas y
determinaciones religiosas.
También fueron reacios al absolutismo ya los privilegios dados a la nobleza y al clero. Esto
sacudía los cimientos de la estructura política y social absolutista, esto dio inicio a la
revolución francesa.
El principio de la soberanía de los reyes fue substituido por el de la soberanía de las naciones
y de los pueblos. El reconocimiento de los derechos del hombre y los principios de igualdad,
libertad y fraternidad, penetran, a partir de ella, cada vez más, en la vida y en la organización
política del mundo moderno.
Durante el reinado de Luis XIV (1643-1715) (foto), Francia se hallaba bajo el dominio de
una monarquía absolutista, el poder de rey y de la nobleza era la base de este régimen, pero
en realidad el estado se encontraba en una situación económica bastante precaria, que se
agravó por el mal gobierno de Luis XV (bisnieto de Luis XIV), y que tocó fondo durante el
reinado de Luis XVI, gobernante bien intencionado, pero de carácter débil, por lo que se lo
llamaba el buen Luis