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s o b re el populismo
Arinna Ramo
( CON1CET- UNCS, ÜNMdP)
Introducción
ser .vistas co m o d iferentes cosas, u n tip o sim ilar de co n fu sió n o cu rre en teoría
política, en debates sobre el significado de las p alab ras” (H avercroft: 1-2).
Ese gran p ro b lem a acerca de q u é q u ieren d ecir las palabras q u e co n fo rm an la
realidad política aparecerá c o n sta n te m e n te c o m o u n espectro a lo largo de este
escrito. P orque d é algún nrodo revela n o sólo u n a p reo cu p ación epistem ológica,
p o n ie n d o en cu estió n m ed ian te q u é categorías p o d em o s c o n o cer el m u n d o p o
lítico, sino algo m ás p ro fu n d o y elem ental: c ó m o e n te n d e m o s q u e este m u n d o
se c o n stru y e. A su m ir q u e accedem os al c o n o c im ie n to de la realidad política
p o r m e d io d e sus “aspectos” im plica a su m ir tam b ié n su natu raleza paradójica
y co n tin g en te .
D ic h o esto, cabe la p reg u n ta ¿por q u é reparar en el populism o? Ju stam en te
p o rq u e nos presenta la p o sibilidad de hacer el ejercicio del q u e hablábam os
antes. El p o p u lism o es u n a categoría q u e, h a b ie n d o te n id o una fuerte im p ro n ta
en los d ebates teórico-políticos arg en tin o s y latin o a m e ric a n o s desde la década
del 6 0 , ha resurgido en los ú ltim o s año s bajo “n u ev o s aspectos , gen eran d o una
serie de desafíos y posibilidades al p e n sam ien to so b re “lo p o lític o ”.
C o n la idea en to n c e s de q u e la teo ría p o lític a p u e d e , a p a rtir de un
m ism o c o n c e p to , d e cir cosas m u y d istin ta s, n u e stro tra b a jo se e stru c tu rará
del sig u ie n te m o d o : E n p rim e r lu g ar rep asarem o s b re v e m e n te la p o stu ra de
C arlo s Vilas acerca del p o p u lism o , e n te n d id o c o m o fe n ó m e n o h istó ricam en te
situ a d o , en o p o sic ió n a aquellas c o rrie n te s q u e e n tie n d e n al p o p u lism o en
función de “ingredientes in d iv id u alm en te co n sid erad o s” . En segu n do térm in o ,
y e n c o n tra p o sic ió n con la visión a n te rio r, p re se n ta re m o s las tesis prin cip ales
expuestas p o r E rn esto L aclau con relación al p o p u lism o c o m p re n d id o com o
u n a lógica p o lítica . R eto m arem o s ta m b ié n a q u í alg u n as de sus ideas centrales
sobre la n o ció n de h eg em o n ía y su v in cu lació n co n el p o p u lism o . F in alm en te,
y en fu n c ió n d e los a rg u m e n to s cen trales de V ilas, revisarem os d o s trab ajo s
escrito s re c ie n te m e n te p o r G e ra rd o A boy C arlés y S eb astián B arros q u e fu n
c io n an co m o crítica d e éste pero a la vez c o m o re -co n sid e rac ió n de algunas
d e las tesis esbozadas p o r L aclau, fu n d a m e n ta lm e n te en su ú ltim a o b ra, La
razón populista.
M e d ia n te este ejercicio teórico q u erríam o s e n to n ce s d ar cu en ta tam b ién de
que a p a rtir de las d istin tas “visiones acerca del p o p u lism o ” es posible rastrear
d istin tas “visiones acerca de la política” . E sto nos p e rm itirá reflexionar sobre
el desafío q u e im plica para la teoría p olítica m o stra r q u e los d istin to s juegos
de lenguaje desde los cuales ab o rd am o s los fen ó m en o s políticos nos p erm iten
e n te n d e r de m o d o d iferente fen ó m en o s q u e en apariencia c o m p o rta n elem en-
C o n c e p c io n e s de la política, n,radas sobre el populism o
1. Populism o y fundacionalisnio
1 Los rasgos del populismo estarían dados por la movilización e- integración de las clases popu
lares (multiclasismo), el énfasis industrializador y redistributivo, nina econom ía mixta con Inerte
intervención estatal, una política nacionalista de no alineam iem to con las grandes potencias,
una conducción personalizada y un im portante grado de organización y encuadram iem o de las
m asas organizadas.
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Aviaria Reano
* Un ejem plo de esta postura puede encontrase desarrollado en el artículo de Marcos Novaro
“Populismo y G obierno. Las transformaciones y la consolidación democrática en Argentina ". Allí
Novaro defiende la tesis de que el gobierno menemista en Argentina introduce la novedad política
de vincular populism o y gobierno. Con Menem. nos dirá, “por primea vez desde principios de
siglo se conform ó un gobierno que sum ó al respaldo popular sostenido una alianza estratégica
con los sectores dom inantes de la sociedad y la capacidad de increm entar paulatinam ente los
recursos institucionales de gobierno. Más curioso aún resulta el hecho de que esto se logró en
el contexto de una crisis muy profunda, y a partir de la aplicación de un program a de reformas
reñ ¡do con las tradicionales reivindicaciones populistas” (Novaro: 27).
' Para juzgar sobre el acierto o desacierto de la crítica de Vilas a la postura de Laclau r e m i l o a
los argum entos de Gerardo Aboy Caries (200S).
F.l artículo se concentra en las experiencias de Argentina con el gobierno de Carlos M enem,
en la de Perú con Alberto Fujimori y en la de México con Carlos Salinas de Cíonari.
C o n c e p c io n e s d e la p o lític a , m irad as s o b re I p o p u lism o
' Marcados por la alta participación popular, 1111 etecto social movilizado!’ y políticaincrnu ltiti |i|
dor, la prom oción de grandes organizaciones de clase y la apuesta por el capitalismo) puultii tlvu
con distribución clcl ingreso y crecim iento del empleo (Vilas 2004: 146-7).
2*i
Aviaria Reano
2. Populism o y post-fundacionalism o:
Laclau y su “razón populista”
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C o n cep cio n es de la p o lítica, miradas sobre el p o p u lism o
discursivamente dando paso a la dim ensión de “lo imaginario" (aquél conjunto de significacio
nes y discursos y representaciones que suturan el hiato resultante del choque entre lo real y lo
simbólico). Este registro im aginario es el que totaliza el campo de una cierta experiencia y le da
su peculiar dim ensión de horizonte (Laclau 1987: 27).
/ ' U na determ inada dem anda, que tal vez al comienzo era una más entre m uchas, adquiere eiS
/ cierto m om ento una centralidad inesperada y se vuelve el nom bre de algo que la excede, de algo
I que no puede controlar por sí misma; en este m om ento se convierte en una dem anda popular.
V D ebe convertirse en un punto nodal de sublimación (Laclan 2005:153). Es sólo entonces que el
A nana Reano
“nom bre se separa del “concepto’, el significado del significante. Sin esta separación no existiría
populism o para el am or argentino.
" Por cuestiones de espacio y pertinencia no podemos retomar aquí las consideraciones específicas
de Laclan respectode las nociones de identidad y dem anda. En el capítulo 4 de la segunda sección
de La razón populista puede hallarse la explicación de la relación entre dem anda e identidad y la
distinción entre dem andas democráticas v populares.
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C o n c e p c io n e s de l.i política, miradas sobre el p op u lism o
m os el hecho d e q u e c u alq u ier d isto rsió n del sen tid o p re ic d r, c u mi i ,i I de la i........ Iilild 'I'
expresar algo q u e el té rm in o literal sim p le m en te n o transm ilíii.i í n i su m ih Ii Im I,i i ,ii n nli i i
el d e n o m in a d o r c o m ú n d e la re to ricid a d c o m o tal (2005: % ) Un di ..h m llu i n di i iilli di i ilm
arg u m e n to s p u e d en e n co n tra rse en Laclau (2 002).
A rinna Retino
llegado a ser sím bolos equivalentes de u n a lucha única e irrepetible, que sin
em b arg o no opaca sus especificidades (Laclau y M ouíFe: 228). En definitiva, el
pro y ecto de u n a d em ocracia radical p erm ite o to rg a r un sen tid o c o n tin g e n te a
las prácticas políticas y a las in stitu cio n es en las q u e éstas se en carn an a p a rtir de
u n proceso hegem ónico q u e logra establecer d ete rm in a d as form as d e acuerdo
provisionales. N o o b stan te, c o m o sucede co n la o p eració n popu lista, el éxito
de la o p eració n p o lítica “d e p e n d e de q u e prevalezca el m o m e n to universalista
p o r sobre el particu larista” (Laclau 2 0 0 5 : 2 5 0 ). En am b o s casos, se trata, pues,
de ese cierto grado de totalización sim bólica q u e vuelve necesaria y a la vez
im p o sib le la co n stitu ció n d e u n o rd en social pleno.
12 Según Aboy Carlés un indicador de la revisión llevada adelante por Laclan sería su afirmación
de que “com o la dislocación que existe en la raíz de la experiencia populista requiere una inscrip
ción equivalencia!, cualquier 'pueblo' emergente, cualquiera sea su carácter, va a presentar dos
caras: una de ruptura con un orden existente: la otra introduciendo ‘ordenam iento’ allí donde
existía una dislocación básica" (Laclau 2005: 155). N o obstante, queda claro que, aunque esta
operación no se da de forma secuencia!, sino que se “confunden” constantem ente una y otra
a la vez, la apuesta de Aboy va más allá, al poner el acento en el lugar mismo de la tensión en
térm inos del m ovim iento pendular entre una y otra instancia.
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C o n c e p c io n e s de I.) política, miradas sobre el p o p u lism o
al extrem o—d e id en tid a d e s adversarias, de form a sim ultánea y co n trad icto ria e n
un cam po de representación q u e siem pre se revela com o dislocado. C o m o insiste
Aboy, “expresión d e.ag u d o s procesos de cam bio, los m ovim ientos populistas
em ergen com o a b ru p ta s fronteras respecto de un pasado repudiado y con la
pretensión d e en ca rn a r una representación hegem ónica de la sociedad frente
a u n adversario c o n sid erad o tan ilegítim o com o irrepresentativo (Aboy C arlés
2 005a: 11). N o o b sta n te , esta presentación bipolar del populism o no basta para
d e te rm in a r su carácter p ecu liar po rq u e, en tan to lógica, es capaz de extenderse
a variadas experiencias p o lític a s.13 Esta es más bien u n a de las características de
to d a lógica h eg em ó n ica, tal c o m o nos lo explica Laclau, con lo cual q u ed arn o s
sólo con esta idea no nos saca del problem a de la equiparación en tre la lógica
h egem ónica y la popu lista.
Sólo un “uso extrem o" de los m ecanism os de inclusión y exclusión, uso que
agudiza aún m ás la ten sió n original, será considerado p opulista en sen tid o
estricto p o r A boy C arlés. El m ecanism o específico del p o p u lism o su p o n e en
tonces u n a gestión ex trem a y radical que agudiza esta m ism a tensión to m a n d o
la form a de un in estable b o rra m ie n to y reinscripción e n tre el h eg em o n ism o y
el fundacio n alism o (A boy C arlés 2005a: I 1 -I 2 )1'. F u n d acio n alism o que, p ar
tien d o d e la d em arcació n d e u n a frontera con un pasado q u e debe ser “dejado
atrás” p o r in ju sto , nefasto v iolento o a u to ritario , co n stru y e un nuevo im agi
n ario desde el cual significar la realidad p o lí ti c a .S u m a d o a esta operació n se
15 D é hecho, un interesante rastreo realizado por Sebastián Barros muestra cóm o a través de esta
lógica es posible analizar la forma de operación del discurso del orden sostenido por las dictaduras
militares a partir de 1976. Para mayores detalles al respecto ver Barros (2002).
14 Es en esta sutil distinción entre la hegemonía -c o m o noción que nos remite 3 la lógica de
constitución de cualquier espacio de solidaridades políticas a través de la universalización de
un particular que representa un espacio más vasto- y el hegemonismo como tipo particular de
articulación hegemónica que pretende la clausura de cualquier espacio de diferencias políticas
al interior de la com unidad—donde Aboy Carlés se apoyará para despegarse de la idea de que
populism o y hegem onía sean “lo m ism o' (2005a: 12).
15 Uno de los ejemplos históricos a los que Aboy Carlés apela se ilustra en la forma en que el
yrigoyenismo gestiona la tensión entre la ruptura con el régimen conservador vigente a fines del
siglo XIX y el orden en la identificación de la U C R con la nación toda. ¿En qué radica la “gestión”
de esa tensión? En la despersonalización del cam po del adversario y en el sostenim iento de la ¡dea
que se luchaba contra un sistema y no contra hom bres concretos. Esta despersonalización posibi
litaba a su vez la im pronta regeneracionista de época que el yrigoyenismo hizo suya: el enemigo de
entonces, aquél al que se acusaba de haber usufructuado la venalidad comicial, sería el ciudadano
virtuoso de un m añana mejor. En este juego en dos tiempos, en el que los pecadores del hoy
son los redim idos de un m añana que encarna la propia frontera construida por el yrigoyenismo
respecto del pasado, se juega ese espacio de desplazamientos que perm ite negociar la ampliación
y reducción de la aspiración representativa. C ada vez que los rivales internos o conservadores
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A nana Reaño
articularon una oposición am enazante a los gobiernos de Yrigoyen. el m ovim iento reactualizó la
dim ensión de su ruptura fundacional. Cada vez que las aguas se aquietaron, ia pretensión de una
representación com unitaria cubrió el discurso yrigoyenista. Am bos m ovim ientos se sucedían en
un ¡uego incesante en el que la nación real y la nación verdadera nunca acababan de estabilizar
sus límites (Aboy Carlés 2005a: S-9).
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pluralista” (A boy C aries 2 0 0 5 b : 1 8 ).1,1 A u n q u e, más q u e quim érica, si trataría
d e una insritucionalización parcial, frágil y potencialm ente desafiablc. Pero bien
p odrem os decir que ju stam en te es esta im posibilidad constante de estabilización
institucional lo qu e hace p ro p ia m e n te política a la lógica populista.
C o m p a rtie n d o gran p arte d e los a rg u m e n to s d e Laclau en to rn o a la lógica
d e la política en ta n to h eg em o n ía, S ebastián Barros tom ará cierta distancia del
tipo de especificidad q u e A boy C arlés o to rg a al populism o, para p o n er el acento
en o tro aspecto. Para B arros, el p ro b lem a d e la noción de populism o que plantea
A boy es q ue p asa'p o r alto q u e la ru p tu ra que genera el popu lism o “no es una
ru p tu ra m ás” en tre m u ch as otras posibles. A dem ás, su especificidad radica en
q u e el pop u lism o su p o n e un conflicto previo a la negociación de la tensión
exclusión/inclusión del adversario. Por el con trario , su argum ento plantea que “el
p o p u lism o es u na form a p a rticu la r de articu lació n hegem ónica en la cual lo que
se p o n e en juego es la inclusión radical de lina heterogeneidad social respecto del
espacio co m ú n d e representación q u e su p o n e toda práctica hegem ónica (Barros
2 0 0 5 : 10, cursivas nuestras). D esd e su p u n to de vista, el p o p u lism o im plica la
articulación de d em an d a s insatisfechas q u e hasta ese m ism o m o m e n to no eran
concebidas com o susceptibles de ser artic u la d a s1 y, al lograr eso, p o n e en d u d a
16 O tro de los ejemplos m ediante los cuales es posible percibir este juego pendular de inclusiones
y exclusiones puede observarse en dos discursos de Perón muy cercanos en el tiempo. Mientras
el ) 5 de julio de 1955, tras los bom bardeos del mes anterior en Plaza de Mayo, Perón animeiaba
que “la revolución peronista ha finalizado y comienza ahora una etapa de carácter constitucional
( ...) Dejo de ser el jete de una revolución para pasar a ser el jefe de todos los argentinos, amigos
y adversarios. M i situación ha cam biado com pletam ente, y al ser así, yo debo resolver todas las
limitaciones que se han hecho en el país sobre el procedimiento de nuestros adversarios impuestas
por la necesidad de cum plir con los objetivos, para dejarlos actuar libremente dentro de la ley,
con todas las garantías, derechosy libertades” (Discurso de Perón pronunciado ante legisladores
justicialistas), la tensa situación política llevaría al general, tan sólo un mes y medio después,
a pronunciar estas palabras: “A la violencia hemos de contestar con una violencia mayor (...)
C on nuestra tolerancia exagerada, nos hemos ganado el derecho a reprimirlos violentamente
(...) La consigna para todo peronista, esté aislado o dentro de una organi/.aiion. es uintesiat
a una acción violenta con otra más violenta. Y cuando uno de los nuestros uiig.t, inei.ín cinco
de los de ellos” (Discurso de Perón desde los balcones de la Casa de ( iobiei no. 31 di igosio de
1955). Según Aboy, en estos discursos puede verse cómo no es la mera imlusión/cM liision del
propio m ovim iento lo que está en juego, sino los límites mismos del cam po políiiio li gíllum y
la tolerancia respecto de la heterogeneidad externa (Aboy Carlés 2005b: 10 I ')
lr Barros ejemplifica muy bien ésto apelando a un ejemplo de la política p iu m lsu SI n pasamos \
los térm inos en los que se planteaba la oposición a Perón en 1944 y 1945. velemos que la lili a
de indisciplina laboral y resentim iento obrero se refiere constantemente a la idi a di 'palabias \
conceptos mal asimilados" que “habráfn] de sembrar el germen del desorden sm lal il /*/< idiiH
gentes de limitada cultura aspiraciones irrealizables'1(Torre 1995:30 .SI |. I a .miril.i/•> ill "i •l< n di
la com unidad, nos dice Barros, viene dada por la inclusión de aquellos qui no lu m u iIiuIh p a n j
Vi
Aviaria Reano
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C o n c e p c io n e s de la política, miradas sobre el p o p u lism o
Palabras finales
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Ariuihi Retrno
IS Un repaso de éstas y otras asimilaciones conceptuales a las que se lia visto expuesto el concepto
populism o pueden hallarse en el articulo de l’ierre-AndréTaguiefl (1996).
La visión de Vilas los procesos históricos com o determ inantes de cierto tipo de prácticas
políticas hacen imposible una visión del populismo que pueda resurgir en contextos contem
poráneos bajo nuevas dinámicas y actores sociales. Por eso, com o señalamos al inicio de este
escrito, los aspectos en los cuales se focalicen las reflexiones acerca del populism o dan cuenta de
—y expresan- un m odo más amplio de analizar la dinámica política en general. Entender, com o
lo hace Vilas, que “lo que legitima la caracterización de tal o cual régimen o m ovim iento cóm o
populista es la articulación en una experiencia particular de un conjunto de rasgos determ inados”
(1994: 38) da cuenta de una visión de la política entendida com o orden. Ella nos ha servido de
disparador para argum entar que. desde una visión de la política com o contingencia, el populis-
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C o n c e p c io n e s d e la p o lític a , m irad as s o b re el p o p u lism o
las luchas políticas, los agentes q u e las en c a rn a rán y las circunstancias socio
económ icas en q u e acaecerán p erm an ecen siem p re en el orden d e lo incierto.
E sto no sólo da cuenta del carácter ab ierto d e lo social en general, sino q u e en
el casó del p o p u lism o en p articu lar nos p o sicio n a frente al desafío de no e n
ten d erlo co m o un fen ó m en o específico del p asado sino a m an ten ern o s siem pre
expectantes frente sus “posibles nuevas m an ife sta c io n e s”.
Esta form a de abordar el populism o sólo p uede ser sostenida en la m edida en
q u e co m p ren d am o s q u e hay política sim p le m e n te po rq u e n in g ú n orden social
se fu n d a en la naturaleza y p o rq u e n in g u n a ley divina ordena las sociedades
h u m anas. E n otros térm in o s, el fu n d a m e n to d e la política es, precisam ente, la
ausencia de fu n d a m e n to , la p u ra co n tin g e n c ia d e todo o rd en social. La política
no se juega en la sim ple oposició n de co n trario s, ni en el acuerdo e n tre los dife
rentes; es aq uella q u e n o tiene lugar p ro p io y q u e d eam bula p erm a n e n te m e n te
en ese abism o in te rm in a b le e n tre el aco n tecer y la significación de ese aco n te
cer. El h iato q u e se p ro d u ce “e n tre las palabras y las cosas, e n tre los signos y el
m u n d o ” (R inesi: 9 6 ), es el m ism o q u e se p ro d u ce en tre la radical co n tin g en cia
de las prácticas políticas y el ord en siem p re cu estionable bajo el cual se crea la
u n id ad q ue da “form a a la política” .
Pero se na t a de una “form a d e la política” que im plica “la afirm ación de
u n ‘fu n d a m e n to ’ q u e sólo vive de negar su carácter fu n d am en tal; de un o rd e n ’
q u e sólo existe com o lim itació n parcial del desorden; d e un ‘se n tid o ’ que sólo
se co n stru y e com o exceso y parad o ja frente al sinsentido —en o tro s jé rm in o s ,
el cam po d e la p olítica co m o espacio de un juego que n u n ca es ‘sum a cero’
p o rq u e las reglas y los jugadores n o llegan a ser jam ás p le n a m e n te explícitos"
(Laclau y Mouflfe 20 0 4 : 239). Este es un juego q u e elude el c o n c ep to , pero que,
al d a r cu e n ta del carácter indecid ib le de las prácticas, p o d rá a d o p ta r el nombre
d e hegem onía, de dem ocracia o d e p o pulism o. Lo cierto es q u e más allá de las
provocaciones al p en sam ien to , c o m o ya señalam os en la in tro d u c c ió n , cada
categoría del análisis p o lítico se nos presenta com o el locusde juegos de lenguaje
indecidibles. Precisam ente por eso, el desafío es tratar de no caer en la tram pa de
polem izar sobre cuál d e esos juegos es el “correcto” . Pues en d efin itivita, com o
ya nos lo advirtiera W ittg e n ste in , ello dependerá d e “los asp ecto s”. . .
m o puede ser entendido de otro m odo, igualmente legítimo a los fines del conoe ¡miento v di I
debate teórko-político.
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Ariana Retino
Referencias bibliográficas
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C o n c e p c io n e s de la políricaniiradas sobre el p o p u lism o
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