Desde el inicio de la revolución bolchevique, Lenin apunta a implantar como tarea
colectiva de los trabajadores, el registro y control riguroso de los flujos económicos, el
cuidado de los bienes comunes, la lucha contra el despilfarro, etc. Lenin concluye que los métodos económicos del comunismo de guerra caracterizados por la imposición administrativa y obligatoria, los métodos semimilitares, deben ser revisados. Al plantearse el tema de la organización económica de la sociedad emerge el papel de los sindicatos. Estalla una intensa polémica entre distintas posiciones. Lenin formula aquí las importantes tesis de que “la política es la expresión concentrada de la economía” y que “la política debe tener prioridad sobre la economía”. Por tanto los problemas de la producción y distribución, de la administración de las empresas, del rol de los sindicatos etc, sólo pueden ser abordados correctamente con un enfoque acorde con los intereses del proletariado y sus aliados - inmediatos y lejanos - y con los objetivos políticos del período. Lenin comienza a plantear la revisión de algunas tesis anteriores formuladas por él mismo, la necesidad de un repliege urgente para salir de la profunda crisis económica y afianzar el poder político del nuevo régimen. Uno de estos temas es el de las concesiones al capital extranjero según el cual, bajo determinadas condiciones, éste es autorizado a explotar los enormes recursos naturales del país, el carbón, el petróleo, minerales, bosques y tierras vírgenes en el territorio ruso, particularmente en Siberia. Europa está semidestruida y ávida de materias primas, EE.UU y Japón están interesados, pero todos vacilan, no quieren todavía legitimar la República soviética. Lenin explica las razones políticas y las ventajas económicas de las concesiones al capital extranjero que no significan ingenuidad ni menos traición a los principios socialistas. Está consciente de los peligros de restauración del capitalismo, advierte que habrá que vigilar a los concesionarios, pero a la vez, refuta los prejuicios dogmáticos de sus oponentes. Aunque las expectativas de utilizar el sistema de concesiones no se materializaron plenamente, Lenin se mantuvo firme en considerarlas un medio necesario o al menos complementario para la modernización de la economía socialista. Llega a la conclusión que para la construcción socialista es necesario contar con los campesinos medios, que ahora constituyen la mayoría, respetando y estimulando su interés personal, su pequeña producción, garantizando su diferenciación económica. Propone reemplazar la requisa por el impuesto en especie, con lo cual, los campesinos podrán disponer, luego del pago de impuesto en especie, de todo el excedente productivo para comercializarlo libremente, lo que llega hasta el 90% de lo producido.