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Universidad de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades


Departamento de Estudios Pedagógicos
Taller de Investigación y Práctica II: El sujeto
en la Relación Pedagógica

PRE-INFORME 1;
“¿DESDE DÓNDE HABLO CUANDO PIENSO EN LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL?”

Felipe Urra Severin

Licenciatura en Educación Media y Profesor de


Educación Media en Asignaturas Científico- Humanistas

Profesora:
Patricia Gómez

Santiago, 5 de Septiembre de 2017


Resumen
La experiencia en la escuela siempre será un motor de sueños, frustraciones, deseos, y,
sobre todo, de un “querer ser” o un “no querer ser”. Por más que los años en la escuela
queden atrás, las experiencias vividas allí marcaran de una u otra manera el rumbo de lo que
viene después, y sobre todo, cuando se vuelve a ella, pero con otra disposición, y más
precisamente, la de profesor. Este pequeño informe muestra, sintéticamente, como mi
experiencia en la escuela como estudiante, ha influido en mi manera de ver y pensar la
educación, para posteriormente intervenirla desde la otra vereda.

Los recuerdos de mi estancia en el colegio parten más menos desde que tenía 6 años,
cuando cursaba Primero Básico, en el Colegio Heidi English School de la comuna de San
Ramón, en el cual solo cursé ese año. Este colegio era muy pequeño, ya que, por lo menos
cuando yo estuve ahí, solo se atendía a estudiantes desde Kinder hasta Segundo Básico.
Allí, recuerdo haber visto siempre caras conocidas del barrio (quedaba a una cuadra de mi
esa entonces casa de San Miguel), niños con los que siempre interactué tanto dentro como
fuera del aula. Las vivencias que allí tuve vienen a mi cabeza en forma de imágenes, en las
cuáles el juego, la diversión y el aprendizaje iban de la mano, no estaban separados en
ningún momento del proceso, algo que hacía que el aprender, desde lavarse los dientes,
hasta sumar, fueran aprendizajes lúdicos, y sobre todo, con sentido.

Con el correr de mi experiencia escolar, y el cambio al colegio en el cuál cursé desde


Segundo Básico hasta Cuarto Medio (Colegio Alberto Blest Gana de la comuna de San
Ramón), con un breve paréntesis en el primer semestre de Primero Medio (Liceo República
Argentina de Ñuñoa), el juego y la diversión fueron poco a poco alejándose, para entrar a
una fase de excesiva teorización, des-corporalización y, sobre todo, escasez de sentido de lo
recibido. ¿Porqué pasa esto? ¿Acaso el juego no puede llevarnos a un aprendizaje
coherente y cohesionador? ¿o se está “muy grande” para jugar en la escuela?. Uno de los
grandes objetivos y anhelos que tengo para con mi vida como profesor, es poder resignificar
el juego como una poderosa arma de aprendizaje y de cohesión entre el grupo curso dentro
del aula, junto con una re-significación de los cuerpos como cuerpos “vivos”, que existen, que
interactúan y que también aprenden y significan.
Desde muy pequeño, hasta el día de hoy, me ha llamado la atención el disciplinamiento y el
“lavado de cerebro” que se hace en muchos colegios durante las horas fuera del aula y/o en
actos especiales (cuadro de honor, actos de fiestas patrias, etc.). El hecho de que sonara el
himno nacional a todo volúmen, que un profesor nos dirigiera desde una tarima como un
director de coro (aún cuando nosotros no entendíamos nada de lo que gesticulaba) y que
posteriormente se nos hiciera gritar ¡Viva Chile! ¡Viva!, nunca me hizo sentido, y más bien,
me causaba rechazo por los orígenes “puros” que yo creía que tenía. Ya en ese momento,
me sentía más chino que chileno, a pesar de no conocer casi nada de China, ya que solo lo
conocía desde los relatos de mi madre hablando de su abuelo materno apellidado Ly. Había
algo en lo “chileno” que me causaba rechazo, que no quería que perteneciera a mi, o más
bien, eso “chileno” que los medios de comunicación, la publicidad y el Estado han pregonado
continuamente a través de los años es lo que desde un principio detesté. Porque si, nací en
un territorio determinado, bajo una bandera determinada, pero ¿y mis antepasados?, ¿y los
pueblos originarios que habitaron esta tierra? ¿Dónde está nuestro “ser mestizo”?. Para
llegar a una pedagogía de la diversidad cultural, en especial desde la disciplina musical, creo
que es esencial dar cuenta de las “historias de las músicas”, para así llegar a la conclusión
de que estas no nacieron por “combustión espontánea”, sino que son fruto de procesos de
hibridación constantes a lo largo del tiempo, por lo que la búsqueda de lo “puro” es un sin
sentido. Por ende, creo que es necesario y urgente ir más allá de lo “sonoro” del fenómeno
musical, o sea, no centrarse simplemente en tocar sólo por tocar, sino que englobar el
fenómeno como un todo (cultura, historia, política, etc.), lo que hará que el entendimiento de
lo musical, y sobre todo, de lo multicultural, tenga un sustento teórico y práctico de por
medio.

Al tener, desde una edad muy temprana, noción de que mis antepasados maternos eran
chinos, la “diferencia” para mi nunca fue un tema, por lo que el día que llegó a nuestro curso
una compañera con tez morena y rasgos afro, no sentí incomodidad ni curiosidad al
respecto, ella simplemente era “una más” dentro del curso. Ella era chilena, pero para mis
compañeros, era distinta, era como las “negritas” que salían en la televisión bailando o
cantando de una manera sublime, o siendo grandes deportistas, obteniendo récords
mundiales y jugando básquetbol en la NBA. Pero ella no era nada de eso, era “normal”, igual
que todos nosotros. ¿Acaso esto también no es una especie de discriminación?, ¿El creer
que porque el otro es de una “raza” o “etnia” particular se será mejor o peor que los demás?
¿El creer que sólo lo biológico entra en juego en estas materias acaso no es discriminar?.

En sexto básico, llega a nuestro curso un nuevo profesor de Historia y Geografía, el cuál,
antes de empezar cada unidad y/o temática, nos pregunta: ¿Qué saben del tema?, ¿les
suena algo?, y durante el transcurso de la unidad, ¿qué opinan al respecto?. Por primera vez
en mi experiencia escolar experimentaba la sensación de que se me pregunte la opinión y se
busque en mi pasado y en mis experiencias previas lo relativo al tema. Por primera vez, una
asignatura de la escuela me hacía sentido y me sentía vinculado a ella, vínculo que hasta el
día de hoy perdura. Gracias a él, entendí que yo, como estudiante, también tengo un rol, que
para la educación tradicional es de un simple vaso vacío que va a ser llenado por un “sabio”.
Como estudiante, tengo un rol activo en el proceso de construcción del conocimiento, y mis
experiencias están al servicio de este, por eso, otra de mis grandes metas como profesor es
poder lograr que mis clases sean divertidas, dinámicas y, por sobre todo, con sentido, que el
estudiante vea que sus intereses, sus experiencias y sus maneras de ver el mundo, y en el
caso de mi disciplina, la música, sean escuchadas y puestas en la mesa como válidas.
Además, creo que es importante hacer saber que la “discriminación musical” no debe estar
permitida en ningún momento, esto quiere decir, que comentarios como “esa es música de
niñitas” o “esa música es de flaites”, no pueden tener lugar en ningún espacio, ya que,
muchas veces, estas discriminaciones musicales encubren una discriminación que va mucho
más allá de los simplemente musical, por ejemplo, la violencia de género, la violencia racial o
étnica, entre otras.

En síntesis, mi experiencia escolar sacó a relucir las dudas, miedos y preguntas que hasta el
día de hoy rondan en mi actuar, sobre todo pensando en una pedagogía del estudiante,
inclusiva, generadora de reflexión y de cuerpos presentes. Dentro de esta reflexión, la
pedagogía para la diversidad es la clave para llevar a cabo todas estas caracterizaciones,
siendo esta una pedagogía de la memoria, pero también una pedagogía del presente y del
futuro.
EVALUACIÓN: PRE-INFORME 1 PTJE PTJE
IDEAL OBTENIDO
1 Presenta título que sintetiza el “tema”. 5
2 Contextualiza con datos e información relevante a modo de introducción 5
(lugar donde estudió, nivel socioeconómico de la escuela, etc).
3 Evidencia lo instituido en su relato. 5
4 Evidencia un acucioso trabajo reflexivo abordando ejes temáticos que 5
aportan a la reflexión sobre una pedagogía para la interculturalidad.
5 Indica aspectos positivos y negativos que plantean “tensiones” en la 5
educación tradicional que pretende una educación para la ciudadanía y
en ello una pedagogía para la interculturalidad.
6 Su relato evidencia claridad sobre su intención de aportar al proyecto 5
PPDC y su participación en este.
7 Su reflexión personal analiza e interpreta aspectos observados en su 5
experiencia de vida escolar, que podrían ser “impulsores” y/o
“gatilladores” de cambio y transformación en educación pensando en la
pedagogía para la diversidad cultural.
8 Su conclusión evidencia cierre del relato implicando una puerta a abrir 5
como área de trabajo de su interés focalizando la educación intercultural.
9 Formalidad en presentación. 5
Nota 7,0: Total puntaje 45

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