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2.

ANTIBIOTICOS
Los antibióticos constituyen un grupo heterogéneo de sustancias con diferente
comportamiento farmacocinética y farmacodinámico, ejercen una acción
específica sobre alguna estructura o función del microorganismo, tienen elevada
potencia biológica actuando a bajas concentraciones y la toxicidad es selectiva,
con una mínima toxicidad para las células de nuestro organismo. El objetivo de
la antibiótico terapia es controlar y disminuir el número de microorganismos
viables, de modo que el sistema inmunológico sea capaz de eliminar la totalidad
de los mismos.

Bibliografía
V. Sejia, R. V. (2013). PRINCIPALES GRUPOS DE ANTIBIÓTICOS. España.

2.1. CLASIFICACIÓN:
Clasificación de los Antibióticos Según su Efecto
Efecto bactericida de los antibióticos: El efecto bactericida consiste en
producir la muerte del microorganismo sensible. Los antimicrobianos
bacterianos actúan en la fase de crecimiento logarítmico bacteriano. Los
antimicrobianos bactericidas deben administrarse siempre en infecciones
graves, cuando se necesita la muerte rápida de los microorganismos para
controlar la infección, y cuando no se cuenta con un sistema inmune adecuado
para detener el proceso infeccioso.
Ejemplos de enfermedades infecciosas donde deben utilizarse antimicrobianos
bactericidas lo constituyen la meningoencefalitis purulenta y la endocarditis
infecciosa, también se utilizan en el paciente con fiebre y neutropenia, o en
casos de infección en el paciente con SIDA.
Efecto bacteriostático de los antibióticos: El efecto bacteriostático consiste
en producir la inhibición del crecimiento bacteriano; mientras tanto, se espera
que la inmunogénesis aporte los elementos defensivos necesarios para el
control de la enfermedad. Por lo tanto, estos antimicrobianos no deben
indicarse al paciente inmunocomprometido. Actúan en la fase estacionaria de
crecimiento bacteriano. Algunos antibióticos poseen efecto bactericida o
bacteriostático según la droga actúe in vivo o in vitro, y según la dosis
administrada.
Por ejemplo, la Anfotericina B, tiene efecto fungistático in vivo y fungicida in
vitro; la estreptomicina y la eritromicina tienen efecto bactericida cuando se
administran a altas dosis y efecto bacteriostático si se administran a bajas
dosis.
Clasificación de los Antibióticos Según su Espectro
Antibióticos de amplio espectro: Actúan sobre una amplia gama de bacterias
Gram positivas y gramnegativos, y también contra Chlamydia, Mycoplasma,
Rickettsia, Espiroquetas y Actinomycetos. Ej: tetraciclinas, cloramfenicol.
Antibióticos de espectro limitado: Actúan sólo contra cocos Gram positivos y
gramnegativos, bacilos Gram positivos y espiroquetas. Ejemplo: penicilina.

Antibióticos de espectro reducido: Actúan sólo contra un sector limitado de


gérmenes.

Bibliografía
V. Sejia, R. V. (2013). PRINCIPALES GRUPOS DE ANTIBIÓTICOS. España.

2.2. MECANISMO DE ACCIÓN.


La unidad básica, sintetizada en el citoplasma celular y en la superficie interna
de la membrana citoplasmática, está constituida por un disacárido de N-acetil-
glucosamina y ácido Nacetil-murámico, en cuyo residuo de ácido murámico va
enlazado un pentapéptido cuyos aminoácidos terminales son Dala-D-ala
(NacGlu-NacMur-5pep). Esta molécula se transporta hasta la superficie externa
de la membrana citoplasmática tras la unión a un lípido conductor denominado
fosfato de undecaprenilo. Una vez en el exterior, una serie de transglucosilasas
alargan las cadenas glucídicas y enlazan el residuo de NacMur del nuevo
precursor al residuo de NacGlu del peptidoglucano ya formado. Finalmente, las
cadenas polisacáridas se unen entre sí mediante una reacción de
transpeptidación que crea un enlace peptídico entre el cuarto residuo de D-
alanina de los pentapéptidos de una cadena y un grupo amino libre del tercer
aminoácido de los pentapéptidos de otra.
Los centros catalíticos de estas 2 últimas actividades residen a menudo en
lugares distintos de varias enzimas bifuncionales, que se encuentran ancladas
en la superficie externa de la membrana citoplasmática. Estas enzimas, junto a
algunas otras que posibilitan reacciones auxiliares de carboxipeptidación, se
conocen con el nombre de proteínas fijadoras de penicilina (PBP, siglas en inglés
de penicillin-binding proteins). La denominación hace referencia a la propiedad
que tiene una serina situada en el centro catalítico de las transpeptidasas y las
carboxipeptidasas de formar un enlace covalente con el anillo betalactámico de
penicilinas, cefalosporinas, carbapenémicos y monobactámicos. Esta unión
impide que el sustrato natural D-ala se fije a esa serina y determina la inhibición
irreversible de la enzima.
La resistencia a los betalactámicos es a menudo mediada por enzimas que
abren el anillo betalactámico (betalactamasas), modificaciones de las PBP que
reducen la afinidad por estos antibióticos o la incorporación de PBP
supernumerarias sin afinidad por los betalactámicos, pero capaces de llevar a
cabo las reacciones de transpeptidación (PBP2a de Staphylococcus aureus
resistente a la oxacilina [SARO]
En clasificación seria:
 Inhibe la síntesis de la pared celular bacteriana o la destruyen
 Afectan la síntesis o destruyen la membrana celular
 Alteran o inhiben la síntesis de proteínas
 Alteran o inhiben la síntesis de ácidos nucleicos
 Alteran el metabolismo energético inhibiendo la síntesis de ácido fólico

Bibliografía
Basualdo, J. A. (1996). MICROBIOLOGIA BIOMÉDICA. Argentina: Agrovetmarket.

2.3. EMPLEO Y DESECHO.


Empleo
Empleo empírico
Antibióticos presenten un espectro de acción limitado va a determinar la necesidad de valorar
muy bien la elección del mismo antes de iniciar un tratamiento, ya que en la mayoría de las
ocasiones o bien no se dispone del aislamiento del germen causante de la enfermedad, o bien
el inicio del tratamiento no admite demora. Si es posible se recogerán muestras para cultivo
de los fluidos o secreciones que se sospechen contaminados, iniciando a
continuación el tratamiento antibiótico empírico que se considere más adecuado. Se tendrá
como criterio fundamental para su elección la actividad sobre el/los microorganismos/ s que
con mayor probabilidad producen el cuadro clínico que presente el paciente.

Empleo tras antibiograma

Antes del inicio de la antibioterapia deben recogerse muestras procedentes del foco infeccioso
para intentar el aislamiento e identificación del patógeno causante (esputo en neumonía, orina
en pielonefritis, exudados, etc.). En caso de no existir focalidad es recomendable la extracción
de hemocultivos coincidiendo con un pico febril.

Una vez realizados, se iniciará un tratamiento antibiótico empírico, que podrá ser
posteriormente modificado, si es necesario, en función del antibiograma del germen aislado. Si
el patógeno es sensible y la evolución clínica favorable, se deberá continuar el tratamiento
el tiempo recomendado según lo comentado en el punto anterior. Si el patógeno es resistente
al antibiótico prescrito deberá sustituirse por aquel otro que además de presentar
actividad frente al microorganismo reúna las mejores condiciones de seguridad de uso,
bactericida frente a bacteriostático, vía oral frente a parenteral, menor número de
dosis diarias, menor concentración mínima inhibitoria (CMI), etc. Si el
patógeno es sensible pero la evolución clínica es desfavorable habrá que sospechar, una vez
descartada la presencia de otra patología concomitante, la existencia de una coinfección por
otro microorganismo resistente al tratamiento indicado, precisando la adición de
forma empírica de otro antibiótico. El último supuesto posible sería la ausencia de
crecimiento, en cuyo caso deberá valorarse el cambio de tratamiento cuando la
evolución clínica no sea favorable, no desaparezcan o empeoren las alteraciones que hubiera
en las exploraciones complementarias, o aparecieran efectos farmacológicos adversos.

Valoración

La respuesta de los microorganismos a los antibióticos depende fundamentalmente de la


especie bacteriana y de la concentración del antimicrobiano. Esta respuesta puede
cuantificarse tanto in vitro como in vivo. La interacción entre los 2 elementos producirá un
efecto bacteriostático cuando la multiplicación bacteriana se ralentiza o incluso se detiene, o
bien un efecto bactericida cuando el resultado final es la muerte y lisis bacteriana, si bien en el
primer efecto influyen otros factores como el tiempo de exposición, carga bacteriana y las
condiciones fisicoquímicas del medio de cultivo. El efecto bacteriostático se cuantifica
mediante la CMI, que equivale a la primera dilución del antibiótico capaz de inhibir un
crecimiento visible, mientras que el efecto bactericida se cuantifica mediante la
concentración mínima bactericida (CMB), que equivale a la menor concentración de
antibiótico que tras 18 horas de incubación permite la supervivencia de
1/10.000 microorganismos. Un antibiótico se clasifica como bacteriostático cuando la
relación CMI/CMB es superior a 4, y como bactericida cuando es inferior o igual a esta
cifra. Una especie bacteriana se considera resistente a un antibiótico cuando la concentración
necesaria para conseguir un efecto bactericida o bacteriostático es superior a la que es posible
alcanzar in vivo con dosis no tóxicas. Las resistencias bacterianas son un problema cada día
mayor, debido a que constantemente
aparecen nuevas cepas resistentes de especies normalmente sensibles a un determinado
antibiótico.

Bibliografía
Orero, A. e. (1997). ANTIBIOTICOS EN LOS HOGARES ESPAÑOLES. Barcelona: Med Clin.

2.4. ANTIBIOGRAMA.
Pruebas de susceptibilidad in vitro a los antibióticos. Son métodos de laboratorio
que estudian la sensibilidad de un microorganismo a la acción de los antibióticos.
El término sensible es muy usado como sinónimo de susceptible. Susceptible
significa que un microorganismo es inhibido o muerto en las pruebas in vitro por
una concentración del antibiótico accesible en la sangre, cuando ese mismo
antibiótico se usa in vivo. Estas pruebas pueden ser de tipo cualitativo si el
resultado expresa la característica de susceptibilidad o resistencia de un
microorganismo frente a un antibiótico; o de tipo cuantitativo si permite obtener
información gradual de esa susceptibilidad.
¿Qué es?
El antibiograma es la prueba microbiológica que se realiza para determinar la
susceptibilidad (sensibilidad o resistencia) de una bacteria a un grupo de
antibióticos. Las técnicas de antibiograma son las utilizadas en el laboratorio de
microbiología para estudiar la actividad de los antimicrobianos frente a los
microorganismos responsables de las infecciones.
¿Por qué realizar un antibiograma?
El primer objetivo del antibiograma es el de medir la sensibilidad de una cepa
bacteriana que se sospecha es la responsable de una infección a uno o varios
antibióticos. En efecto, la sensibilidad in vitro es uno de los requisitos previos
para la eficacia in vivo de un tratamiento antibiótico. El antibiograma sirve, en
primer lugar, para orientar las decisiones terapéuticas individuales.
El segundo objetivo del antibiograma es el de seguir la evolución de las
resistencias bacterianas. Gracias a este seguimiento epidemiológico, a escala
de un servicio, un centro de atención médica, una región o un país, es como
puede adaptarse la antibioterapia empírica, revisarse regularmente los espectros
clínicos de los antibióticos y adoptarse ciertas decisiones sanitarias, como el
establecimiento de programas de prevención en los hospitales.
Hay pues un doble interés: Terapéutico y epidemiológico.
¿Cuándo realizar un antibiograma?
Siempre que una toma bacteriológica de finalidad diagnóstica haya permitido el
aislamiento de una bacteria considerada responsable de la infección.
Establecer esta responsabilidad exige una colaboración entre el bacteriólogo y
el clínico. En efecto, en ciertas circunstancias, el microbiólogo no podrá
determinar con certeza que el aislamiento de una bacteria exige un antibiograma,
sin los datos clínicos que le aporta el médico. Por ejemplo, una bacteria no
patógena puede ser responsable de la infección de un enfermo inmunodeprimido
o en un lugar determinado del organismo. La presencia de signos clínicos puede
ser también determinante para la realización de un antibiograma (por ejemplo: la
infección urinaria con un número reducido de gérmenes).
Interpretación de un Antibiograma
La lectura interpretada del antibiograma es una práctica habitual en el
laboratorio de microbiología como complemento de la interpretación o de la
categorización clínica de los resultados de sensibilidad. Consiste en el
reconocimiento fenotípico de los mecanismos de resistencia y permite, a partir
de éste, la inferencia de fenotipo inicial. Asimismo, condiciona la modificación de
las categorías clínicas y la deducción de los valores de sensibilidad de
antimicrobianos no incluidos en el antibiograma. Es una herramienta
imprescindible para establecer medidas epidemiológicas, adecuación de los
tratamientos y aplicación de políticas de antimicrobianos. La lectura interpretada
del antibiograma trasciende la vertiente clínica del microbiólogo y es útil en la
toma de decisiones. Éstos hacen esencialmente referencia al análisis de las
poblaciones microbianas en función de los valores de la CMI (Concentración
inhibidora mínima) de los antimicrobianos, su relación con los mecanismos de
resistencia, la Pk del antimicrobiano, en particular en el compartimento sérico, y
la correlación entre el valor de la CMI y el posible éxito o fracaso terapéutico.
Asimismo, diferentes grupos han utilizado distintas definiciones de las categorías
clínicas que aparecen en los informes de sensibilidad y no fue hasta hace pocos
años en los que la International Organization for Standardization redefinió estas
categorías con el objetivo de evitar la confusión existente hasta el momento, en
particular con la categoría intermedia. Éstas han quedado definidas en función
de la probabilidad del éxito o del fracaso terapéutico
Sensible: cuando un aislado bacteriano es inhibido in vitro por una
concentración de un antimicrobiano que se asocia a una alta probabilidad con el
éxito terapéutico.
Intermedio: cuando un aislado bacteriano es inhibido in vitro por una
concentración de un antimicrobiano que se asocia a un efecto terapéutico incierto
A) Antibiograma por difusión con discos en el que se observa la presencia de
halos de inhibición.
B) Antibiograma por E-test en el que se observa una elipse de inhibición. El punto
donde la elipse corta con la tira es el valor de CMI, en este caso 0,5 mg/l.4
Resistente: cuando un aislado bacteriano es inhibido in vitro por una
concentración de un antimicrobiano que se asocia a una alta probabilidad con el
fracaso terapéutico.

Lectura interpretada de un antibiograma


La lectura interpretada del antibiograma no debe confundirse con el proceso de
interpretación de los resultados de las pruebas de sensibilidad. Este último
consiste en la categorización clínica de los resultados, es decir, en la traducción
en las categorías clínicas sensible, intermedia o resistente, antes mencionadas.
Por el contrario, la lectura interpretada realiza un análisis fenotípico de los
resultados de las pruebas de sensibilidad y se fundamenta en el conocimiento
de los mecanismos de resistencia y en su expresión fenotípica. Su objetivo
principal es evitar el posible fracaso terapéutico derivado del uso antimicrobiano
cuando se expresan estos mecanismos de resistencia en la bacteria estudiada
en el antibiograma.
Esta actitud es complementaria a la categorización clínica. Microbiológicamente,
con la lectura interpretada del antibiograma se facilita poder establecer su
epidemiología con independencia de la propia caracterización fenotípica del
mecanismo de resistencia. Este hecho redunda en una mejor información para
una correcta utilización dirigida y empírica de los antimicrobianos, por lo que
puede influir en un mejor control de la resistencia. Incluso trasciende a un valor
de microbiología de salud pública.
Durante el proceso de la lectura interpretada del antibiograma puede inferirse la
sensibilidad de antibióticos no incluidos en el antibiograma. Esta práctica atiende
esencialmente a la posible resistencia de clase, como es el caso de la resistencia
a la oxacilina en S. aureus que implica resistencia a todos los antibióticos
betalactámicos comercializados hasta la fecha o la resistencia al ciprofloxacino
en Streptococcus pneumoniae cuando se detecta resistencia a levofloxacino o
moxifloxacino.

Se debe solicitar un antibiograma cuando:


1. El microorganismo aislado, causante de la patología, no es uniforme en su
comportamiento frente a los antibióticos usuales.
2. En infecciones microbianas graves que comprometen seriamente la salud del
paciente. Ej: endocarditis, absceso cerebral, septicemias, osteomielitis,
meningitis, etc.
3. Si se desconoce la susceptibilidad del microorganismo aislado a los
antibióticos de uso frecuente.
4. En una patología que no responde al tratamiento antibacteriano clásico.

Bibliografía
Jorge Calvo, L. M. (2009). MECANISMOS DE ACCION DE LOS ANTIMICROBIANOS. mexico:
Martinez.

2.5. RESISTENCIA A ANTIBIÓTICOS.


La resistencia antibiótica es una propiedad de las bacterias de evadir la acción
bactericida o bacteriostática de los antibióticos. Podemos hablar de la resistencia
antibiótica en tres niveles que incluyen:
1. Los mecanismos de resistencia que intervienen en la relación molécula de
antibiótico con la célula bacteriana. Dentro de este capítulo deberemos referirnos
a los métodos usados por la célula bacteriana para resistir a la acción de los
antimicrobianos.
2. La resistencia antibiótica de una población bacteriana. Es el resultado de
la presencia de mecanismos de resistencia en las células bacterianas que
forman la población en estudio. Se refiere a la capacidad de un cultivo de una
cepa bacteriana de resistir a la acción de una concentración dada de un
antibiótico en el medio de cultivo. En otras palabras, es el tipo de comportamiento
que estudiamos en las pruebas de laboratorio para catalogar una cepa
bacteriana como sensible o resistente. Estas técnicas de estudio relacionan el
comportamiento que la población bacteriana tiene en el laboratorio con la
concentración del antibiótico en el sitio de la infección.
3. La resistencia de una población bacteriana que está produciendo una
infección a la acción de un antibiótico que le ha sido administrado al paciente.
Esta resistencia se correlaciona con la resistencia anterior, aunque en algunos
casos pueden no coincidir en función de factores externos como, por ejemplo, la
localización de la infección.
Resistencia natural: Es la que ofrecen las bacterias de una misma especie o
cepa frente a un determinado antibiótico; todos los integrantes de la misma
especie son resistentes al fármaco. Ej: Pseudomonas aeruginosa, naturalmente
resistente a las cefalosporinas. Son cepas insensibles.
Resistencia adquirida: Esta resistencia afecta a algunas bacterias de una
misma especie o cepa, pero no a la totalidad; se logra en el transcurso del tiempo
por dos mecanismos básicos: por mutación en un gen cromosómico (resistencia
cromosómica) o por la adquisición de material genético extra cromosómico -
plásmidos- (resistencia extra cromosómica).
1. Resistencia cromosómica: Se origina por mutación espontánea, hecho que
lleva a un cambio genético estable. En una primera etapa aparecen pocas
bacterias resistentes, pero a medida que el antibiótico selecciona los
microorganismos, se desarrollan células resistentes hasta transformarse en un
cultivo puro antibiótico-resistente. La mutación espontánea puede acelerarse por
acción de agentes físicos mutágenos o sustancias químicas. Por ejemplo:
Pseudomonas aeruginosa frente a aminoglucósidos.
2. Resistencia extra cromosómica: Se produce por incorporación de material
genético por fuera del cromosoma bacteriano. Se la llama también resistencia
transferida o resistencia mediada por plásmidos o transposones. El rápido
aumento de la diseminación de la resistencia de un antibiótico dentro de una
misma especie o entre especies está relacionado con la diseminación de
plásmidos de resistencia. Los transposones son segmentos de ADN que se
pueden trasladar desde una a otra zona del cromosoma bacteriano o entre el
cromosoma y un plásmido o entre el cromosoma y el ADN de un bacteriófago; la
transposición es un proceso siempre presente en las poblaciones bacterianas.
El ingreso del material transferido puede realizarse por diferentes mecanismos
denominados:
a. Conjugación: Consiste en la transferencia de genes entre bacterias
sexualmente diferentes; requiere del contacto de célula a célula a través de pelos
sexuales para la transmisión del factor R (gen extra cromosómico de la
resistencia). Hay un puente citoplasmático de conjugación entre bacterias de
distintas especies. La resistencia así obtenida se extiende con rapidez, pues
cada bacteria infectada se transforma en donante de genes de resistencia.
b. Transducción: Se realiza por medio de bacteriófagos, que transportan ADN
de una bacteria a la otra.
c. Transformación: Se produce entre bacterias homólogas, al producirse la lisis
de una bacteria resistente, una porción de ADN penetra la pared celular de una
bacteria susceptible y ambos ADN se combinan.
d. Transposición: Consiste en el intercambio entre plásmidos, o de un plásmido
hacia un cromosoma o hacia un bacteriófago sin necesidad de homología entre
el donante y el receptor. Los elementos así actuantes son los denominados
transposones, que seleccionan su propio sitio de inserción.
Resistencia cruzada: Abarca a los antibióticos de estructura química idéntica;
cuando el microorganismo adquiere resistencia a un determinado antibiótico,
también será resistente a los demás integrantes de ese grupo de fármacos. Tal
es el caso de Bacteroides para los aminoglucósidos o Staphylococcus para
tetraciclinas. El conocimiento de la resistencia cruzada evita la prescripción de
antibióticos similares cuando fracasa la terapéutica.

Bibliografía
Jorge Calvo, L. M. (2009). MECANISMOS DE ACCION DE LOS ANTIMICROBIANOS. mexico:
Martinez.
UNIVERSIDAD POPULAR DE LA CHONTALPA
Universidad del pueblo y para el pueblo

Nombre: Barrueta Molina Jessica Anahí

Semestre: 3º A

Tema: ANTIBIÓTICOS

Carrera: Lic. Químico Farmacéutico Biólogo

Profesor: J. Antonio Orosco Hernández

Materia: Bacteriología

Fecha: 23/03/2018

Lugar: Cárdenas, tabasco.

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