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GIMNASIO
A la hora de comenzar cualquier actividad física o deporte, debemos ser conscientes
de las posibles lesiones que puedan entrañar. No como algo que vaya a ocurrir con
una seguridad plena, pero si como una posibilidad que podamos prevenir. Según la
RAE, una lesión es un daño, un perjuicio o un detrimento corporal.
El primer paso para prepararnos es conocer nuestro estado físico, saber en qué punto
estamos exactamente con respecto a la actividad que queramos realizar. Cuando nos
atrae una actividad física por algún motivo concreto la mayoría tendemos a
lanzarnos a participar esforzándonos más de la cuenta fruto de la motivación por
la novedad y los efectos que creemos que va a realizar en nuestro cuerpo. Pues
bien, este es el principal error. La palabra clave es la progresión.
Lesiones
1.- Mialgia diferida (Agujetas): Evidentemente no hablamos de una lesión grave pero
las agujetas excesivas pueden producir incapacidad funcional e incluso fiebre, así que
si nos remitimos a la definición de la RAE si podemos hablar de un claro detrimento.
La teoría más aceptada por la comunidad médica hoy en día es la de micro roturas
en las fibras musculares. Esta ruptura es la que produce inflamación y dolor
muscular localizado.
Lo más importante en este tipo de afección es la prevención. La mejor manera de
prepararse para no padecerlas es realizar un buen calentamiento incluyendo un
buen programa de estiramiento. Al finalizar la sesión estirar hasta el punto de dolor
para devolver la musculatura a su tono normal junto con una buena ducha de agua
fría. Todo esto a nivel de una sesión individual, pero hablando en términos generales,
la idea será tener una buena periodización del entrenamiento, es decir, llevar una
progresión en el entrenamiento para ir adaptándonos paulatinamente las cargas.
2.- Contractura: Debido a una tensión excesiva o a un mal gesto, puede aparecer
una contracción involuntaria del músculo o grupo de fibras implicado que
denominamos contractura.
La forma más eficaz para evitar este tipo de lesión es, al igual que en la anterior, la
prevención. Un buen calentamiento, una buena alimentación, un buen
estiramiento y una buena progresión en el entrenamiento serán las claves para
evitarla.
3.- Tendinitis: La repetición de un gesto o la sobrecarga puede hacer que la zona
del tendón sufra ciertas alteraciones.
El tratamiento con frío reduce la inflamación y produce analgesia, así que es
aconsejable que en un estado agudo se reduzca la actividad lesiva y se aplique esta
técnica. Una vez pase la fase aguda y remita el dolor, la idea debe ser la de estirar
bien la zona pero aún más importante será descubrir cuál es la causa de la
tendinitis para poder reconducir el entrenamiento o en caso de ser algo negativo,
eliminarlo de la rutina.
4.- Rotura de fibras: Se produce una sensación de dolor repentino que en muchos
casos se describe como una puñalada o un pinchazo. En los casos de roturas pequeñas
el mayor síntoma es el de dolor e impotencia funcional. En casos de roturas más
grandes se producirán los síntomas anteriores acompañados de un hematoma.
Las causas suelen ser la realización de un estiramiento brusco, la tensión excesiva en
un músculo ya fatigado o un calentamiento deficitario.
Dicho esto, queda claro que la mejor forma de prevenirlas será realizar un
calentamiento adecuado a la actividad, sin prisa. Una técnica correcta que evite
posiciones y movimientos forzados y por último y no menos importante, tener una
buena hidratación, antes, durante y después de la actividad.
Quienes acudimos a un gimnasio desde hace tiempo de seguro tenemos claro que si
no estamos atentos a nuestro trabajo para producir movimientos correctos podemos
salir lesionados, por eso, hoy te mostramos cuáles son las causas más comunes de
lesiones en el gimnasio para que puedas evitarlas al entrenar.
Hombros encorvados: dentro de los errores técnicos este es uno de los más
frecuentes que puede ser causa de lesiones y además, puede desviar el esfuerzo
hacia zonas no deseadas. Para trabajar correctamente y no dañar la espalda ni
sufrir contracturas posteriores, siempre la espalda y los hombros deben estar
erectos, en una posición relajada pero sin curvas.
Hiperflexión de articulaciones: si hiperflexionas las rodillas al realizar
sentadillas o zancadas o si flexionas más allá del ángulo de 90 grados las
muñecas o los codos al hacer algún ejercicio, también corres riesgo de dañar la
articulación y el nervio que pasa por ella con cada repetición. Por eso, así como
no debes hiperextender las extremidades, procura cuidar la flexión de las
articulaciones más usadas en el gimnasio.
Cargar demasiado peso: usar un peso excesivo puede condicionar nuestra
postura, empujándonos a alterar la misma para poder concretar el movimiento.
Además, el esfuerzo muy intenso también puede lesionarnos y tensionar otras
partes del cuerpo que no deben participar del ejercicio. Asimismo, solemos
emplear un impulso para mover un peso excesivo algo que descontrola el
recorrido y puede ser causa de lesión también por originar gestos bruscos.