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TEMA N°01 - PERFIL DEL DOCENTE COACH


Lo que se pretende de un coach profesional (en el caso nos ocupa, alguien dedicado a
la docencia), es que posea una serie de cualidades o habilidades que le permitan
desarrollar su profesión con solvencia, entre las que destacamos: saber escuchar,
ofrecer una disponibilidad, saber hacer su trabajo, ser competente, tener buen ánimo,
una actividad mental positiva… y sobre todo una metodología precisa.
El Coaching no tiene la finalidad de enseñar, sino de buscar la mejora del rendimiento.
Este punto es esencial porque incide en la individualidad de las personas, en la
individualidad de cada uno de los alumnos. Muchas veces no se es consciente de algo
que es trascendental en la educación de los alumnos. Y es que en muchas ocasiones
aquello que se enseña no hace más que entorpecer la capacidad innata que tienen los
alumnos para el aprendizaje. De ahí que el coaching educativo plantee o replantee una
forma distinta de aprender.
El coach-docente, debido a la filosofía subyacente que envuelve a esta disciplina, no te
dará consejos ni una solución ya hecha, simplemente ayudará al alumno a desarrollar
sus propios recursos, a ser consciente de sus propias pistas, y a ser capaz de alcanzar
los objetivos o las metas que se ha trazado.
Además, un coach competente debe tener un conocimiento del entorno en el que
tenga a intervenir sin tener necesidad de ser un verdadero experto, a diferencia de lo
que sería un consultor (especialista en el sector o ámbito donde actúa), una buena
capacidad de relación, algunas nociones de psicología y/o desarrollo personal, y un
perfecto conocimiento de sí mismo, condición necesaria pero no suficiente para
desarrollar una buena tarea.
A diferencia del terapeuta, que normalmente se adentra en el pasado para solucionar
el presente, el coach trabaja entre el problema presente, bien delimitado, y el objetivo
a la vista, suficiente atractivo y realista para movilizar la motivación.
Como dicen O´Connor y Lages, “si eres coach eres también líder, y el líder tiene tres
atributos principales: habilidad, conocimiento de sí mismo extraordinario, tener claro
la misión y la visión en su vida, o sea, donde quieren llegar, los objetivos trazarse y que
legado quieren dejar y además, tener claros los valores y las creencias que impulsan
sus actos.
En resumen, el buen docente, bajo los postulados del coaching, se conoce a sí mismo,
tiene claros no solo cuáles son sus objetivos sino también los valores y las creencias
que los motivan, se ha trazado un plan de acción en el aula y siempre que puede es
coherente: vive de acuerdo con sus valores y consistente: actúa y piensa de la misma
manera.
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De esta manera, podemos concluir diciendo que el profesor, bajo los supuestos del
coaching, necesita un amplio espectro de competencias que generalmente son:

a) COMPETENCIAS APTITUDINALES: conocimientos, habilidades e inteligencia.


Visión: La visión permite comprender profundamente toda la complejidad de la
situación y así poder ayudar a los alumnos en la creación de alternativas
realistas y superadoras de su situación problemática.
Es inteligencia en acción. Es la capacidad de lograr una apreciación global de un
fenómeno en sus dimensiones temporal y espacial. Es poder percibir en una
visión integradora, el corto, el medio y el largo plazo y considerar los detalles
en sus diferentes manifestaciones. Es la posibilidad de realizar sucesivas
inversiones de “figura y fondo” en el proceso perceptivo, para lograr una
percepción más completa de la situación.
Sabiduría: se entiende en coaching, siguiendo el significado tradicional del
término, como el conocimiento profundo que se adquiere a través de la
experiencia, del paso de los años. Experiencia, no entendida como antigüedad,
sino como el caudal intelectual que se obtiene a partir de haber realizado un
permanente análisis sobre las vivencias personales y profesionales. Es lo que
permite mantener la serenidad frente a los desafíos que plantea el aula, que se
basa en la convicción de que existen los recursos necesarios como para resolver
la situación.
Sería la más alta de las cualidades que debería tener un coach – docente, la
sabiduría entendida como la combinación de inteligencia, conocimientos y
experiencia.
b) COMPETENCIAS DE PERSONALIDAD: que definen su carácter y forma de ser.
Humildad: Para entender el concepto de humildad en coaching tenemos que
acudir a la etimología de la palabra, que proviene del latin humilis, “que queda
en tierra”, “poco elevado”, derivado de humus, que significa tierra.
Si supiéramos el sentido que vulgarmente se ha dado al termino y vamos a su
origen, podemos decir que humilde, es una persona realista, que tienen “los
pies en tierra”, que no hace ostentación de sus virtudes.
Se afirma en lo que sabe, es consciente de lo que no sabe y de que nadie puede
pretender saberlo todo. El profesor debe ser humilde en el sentido de realista.
Curiosidad: es el deseo de conocer lo que no se sabe, el interés por aprender y
lograr un conocimiento amplio sobre todas las cosas y circunstancia.
Flexibilidad: Seria la capacidad para adaptarse con facilidad a las diversas
circunstancias. E coaching, también se refiere a la capacidad de aprender desde
cero, pero también se refiere a la capacidad de aprender desde cero, pero
también de desaprender lo aprendido, para “grabar” en su lugar algo diferente
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y nuevo. Es el proceso que podríamos definir como “antiesclerosis” y
“antinarcisismo”.
“Antiesclerosis” en el sentido que flexibilidad no es debilidad, del mismo modo
que firmeza no es rigidez. La firmeza deviene de poder mantener una posición,
con la flexibilidad suficiente como para mantenerse abierto a una escucha
activa frente a lo que se presenta como algo diferente a la propia visión.
Y “antinarcisismo” porque se es consiente de que nadie puede saberlo todo. Se
trata de estimular y aprovechar la posibilidad de ampliar la visión que da el
compartir. Es simplemente poder pensar, “que estará viendo el otro que yo no
veo”, en lugar de pretender convencerle de la verdad absoluta de mi punto de
vista.
El profesor no debe caer en dogmatismo.
Seguridad en sí mismo: la seguridad en sí mismo surge de la convicción
alcanzada a lo largo del tiempo, de haber logrado resultados satisfactorios en el
proceso de ayudar a otros. Nos referimos a esta, como cualidad básica para el
desarrollo del rol de coach-profesor. Es la condición que nos permite
conducirnos con espontaneidad frente a las dificultades, pues somos
conscientes tanto de nuestras capacidades como de nuestros límites.
Paciencia: la paciencia es una cualidad indicadora de fortaleza. Es la fortaleza
necesaria para mantener bajo control la ansiedad. La posee aquel que por
haber percibido cual será el curso que naturalmente seguirán los
acontecimientos en una situación dad, puede esperar pacientemente su
desenvolvimiento en el tiempo que sea necesario.
Consistencia: Se es consistente cuando se observa inequívocamente una íntima
relación entre lo que una persona dice y lo que hace, cuando lo que expresa
con palabras y lo que traduce en hechos concretos guarda una íntima relación.
Esta no es una cualidad que se pueda aprender fácilmente, habitualmente una
persona es consiente o no lo es, expresa aspectos estructurales de su
personalidad, tiene más que ver con cómo es esa persona, más que con lo que
ha aprendido.
Coherencia: Ser coherente es ser consecuente con los propios valores y
demostrarlo con los hechos permanentemente, es mantener a lo largo del
tiempo: hoy, mañana, y pasado, una línea de conducta que permita percibir sus
valores. La coherencia ayuda al afianzamiento del vínculo con el otro. Cuando
una persona es coherente, el otro sabe a qué atenerse. Lo que puede esperarse
en el vínculo con el otro es previsible.
Convicción: Las convicciones son las creencias y valores. Están profundamente
arraigadas en la personalidad y de ellas surgen los paradigmas o modelos
mentales desde los cuales percibimos la realidad y operamos sobre ella. Se
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trata así de poseer la convicción de que practicar coaching es algo posible y es
algo en sí mismo bueno y útil.}
Proactividad: La palabra proactividad significa que somos capaces de llevar las
riendas de nuestra vida que a diferencia de las personas reactivas sabemos
tomar la iniciativa. Con esto, lo que estamos indicando es que somos
responsables de nuestras propias vidas. Nuestros actos son una función de
nuestras decisiones, no de nuestras condiciones. Tenemos la iniciativa y la
responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. Somos la causa de nuestra
vida, más que el efecto.

La palabra “responsabilidad” incluye las palabras “responder” y “habilidad”


(habilidad para tomar decisiones). Las personas muy proactivas reconocen esa
responsabilidad de elegir la respuesta. Su conducta es un producto de su propia
libertad para elegir conscientemente y sin presiones las decisiones que quieran, y
no las que les impongan los demás o determinadas situaciones.

Si nuestras vidas están en función del entorno ya sea por decisión consiente o por
dejación, debemos saber que elegimos otorgar a esas cosas el poder de
controlarlos.

Si nuestra elección es esa, nos volvemos reactivos, somos personas a merced de


nuestro ambiente físico y social, cualquier cosa puede desestabilizarnos: si el clima
es bueno, nos sentiremos alegres; si llueve, nos sentiremos tristes; si en una
reunión nos tratan bien, no sentiremos estupendos; si nos ignoran nos volveremos
defensivos, ausentes o autoprotectores, y así sucesivamente. Las personas
reactivas se ven condicionadas por los sentimientos, por las circunstancias, por las
condiciones, o por el ambiente.

Las personas proactivas llevan consigo su propio estilo. El hecho de que el entorno
los trate de una u otra manera no les afecta en gran medida. Su fuerza impulsadora
reside en los valores y sobreponen ese valor a todas las demás circunstancias.

Las personas proactivas también se ven influidas por los estímulos externos: sean
físicos, sociales o psicológicos, pero su respuesta a los estímulos, consciente o
inconscientemente, es una elección o respuesta basad en valores.

Como dijo Eleanor Roosevelt, una de las mayores defensoras de los derechos
humanos, “nadie puede herirte sin tu consentimiento”

c) COMPETENCIAS RELACIONALES: que muestran el dominio en ambientes sociales.


Inteligencia emocional: La inteligencia emocional, se podría definir como la
capacidad de poder conocer nuestros propios sentimientos, así como los de los
demás, y gestionaros de forma beneficiosa para ambos.
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Podríamos hablar también de inteligencia personal, o utilizando un término que
ha caído en desuso, de habilidades sociales.

Como decía Goleman en su libro, Inteligencia Emocional, citando a Salovey y


Mayer, dichas habilidades, capacidades o competencias, se pueden dividir en
cinco dominios: el conocimiento de las propias emociones (autoconocimiento),
el control de estas, la capacidad de motivarse uno mismo, el reconocimiento de
las emociones en los demás y el manejo de las relaciones.

Analizando la definición anterior podríamos deducir que si fuéramos capaces de


conocer como sentimos y como nos comportamos ante determinadas
situaciones y utilizar toda nuestras energía en manejar esas reacciones
emocionales en beneficio propio y ajeno, habríamos dado un gran pasó para
mejorar nuestras competencias sociales.
Estaremos en el camino adecuado para conseguir todos los objetivos que nos
propongamos, cuando seamos capaces de comprendernos a nosotros mismos y
a los demás. De esta manera, habríamos incrementado nuestra inteligencia
emocional, hoy en día, el concepto más importante para conseguir el éxito
personal y profesional.
De hecho, las emociones son lo que nos mantiene vivos, lo que nos mueve
hacia adelante, como el viento las velas de un barco, y la Inteligencia Emocional
es la capacidad para que toda esta fuerza que despliegan nuestras emociones
no vaya a la deriva y se maneje en pos de nuestros objetivos.
Es importante tener conciencia de todas las emociones que vamos teniendo a
lo largo de nuestra existencia y analizarlas en función de las distintas
situaciones para poder aprender a utilizar estas en beneficio nuestro y de los
demás.
Todas las reacciones emocionales tienen su razón de ser y nos proporcionan
una información muy significativa sobre como interpretamos la realidad. En
todo caso, este autoanálisis nos debe facilitar el aprendizaje de mecanismos de
adaptación que nos sirvan para utilizar nuestras emociones en beneficio propio,
sin hacer daño a los demás.
Como decía Goleman, el conocimiento y análisis de nuestras propias reacciones
emocionales, la autoconciencia, es la primera de las competencias emocionales
y la base sobre la que vamos a construir las demás. El autoconocimiento es
liberador si lo emprendemos como una tarea de toda una vida y como una
decisión en la que besaremos nuestro modelo de persona.
“Darse cuenta” de lo que sentimos es importante, pero debemos aclarar que no
se produce conciencia, ni cambios, sin dolor. Todo proceso de crecimiento
personal comporta cierto nivel de sufrimiento, porque tomar conciencia, dar
nombre a los sentimientos y analizar nuestras actitudes y comportamientos es
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parecido a un “parto emocional” que nos empujara a realizar cambios en
nuestra vida para ser coherentes con la nueva forma de entender la realidad.
Y, a veces, esos cambios pueden tener un enorme impacto en nuestra vida
diaria, pudiéndose producir perdidas en nuestro balance vital. Pero esto es
parte del proceso y no nos debe desalentar porque no tomar decisiones
también es una opción con consecuencias, muchas veces, peores.
Lo que debemos intentar es aplicar toda nuestra inteligencia para realizar una
buena gestión de nuestros recursos emocionales que permita invertir toda
nuestra energía en beneficio propio y para favorecer las relaciones con los
demás. De esta, adoptaremos una posición de sujetos activos y responsable,
congruentes con las decisiones que tomemos.
No puedo dejar pasar la ocasión de mencionar en este apartado otro concepto,
que aunque de aparición reciente y por tanto con menor referencia
bibliográfica, va a tener, a mi entender, igual o mayor repercusión que la
inteligencia emocional, hablo del concepto de inteligencia espiritual, entendido
no como un concepto religioso sino como el deseo de encontrar un sentido y
un propósito fundamental a nuestras existencia.

d) COMPETENCIAS TÉCNICAS: donde se muestra el dominio de las herramientas que


se utilizan en el proceso de coaching.
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TEMA N° 02 - APORTES DEL COACHING EDUCATIVO A TU LABOR COMO DOCENTE.

1. Potencial. El coaching educativo no se centra en el aprendizaje, sino en el potencial


de cada uno de tus alumnos. De lo que se trata es de aflorar el potencial y, una vez
detectado, hacer que sea sostenible en el tiempo.

2. Conciencia. El planteamiento que el coaching educativo hace de la conciencia es


trascendental. Sólo se podrá sacar lo mejor de los alumnos cuando se pueda inculcar
la responsabilidad personal y fortalezcas su autoestima. Uno de los grandes errores
que se comete cuando se enseña, es que lo haces mediante órdenes. Como
docente, ordenas y persuades. En cambio, lo que hace el coach educativo en lugar
de dar órdenes es transformar la obligación por implicación, por responsabilidad
personal, por elección. Cada vez se trata más de aumentar la conciencia para
aumentar la independencia y la responsabilidad de los alumnos. A la hora de
enseñar, también debe haber un espacio para trabajar y potenciar la conciencia,
porque ello implica de por sí la reflexión, la observación y la interpretación de
aquello que rodea y perciben tus alumnos. De ahí que cuando se trabaja la
conciencia no debe olvidar que:

 La conciencia consiste en saber lo que sucede en todo momento a tu alrededor.


 La conciencia de uno mismo consiste en saber qué se experimenta.

3. Responsabilidad personal. Cuanta más conciencia adquieran los alumnos, mayor


grado de independencia tendrá, mayor capacidad de decisión y de resolución
adquirirán frente a los problemas. Es más, ello les permitirá poder resolver por sí
mismos sus conflictos porque la confianza que tendrán sobre ellos mismos será
mucho mayor, así como su auto concepto y autoestima. Cuando educas a un alumno
no a partir del conocimiento, sino a partir de la responsabilidad que implica este
conocimiento, estás haciendo a tus alumnos más independientes y, por ende, más
libres, porque mayor será su capacidad de elección. Y no olvides que mediante una
orden el alumno nunca mejora, porque las órdenes son incapaces de generar
opciones, mientras que la responsabilidad personal sí.

Ejemplo:

“Si ordenas a un alumno que vaya a buscar director a su oficina, este irá porque se lo
has ordenado. No estás creando opciones. Si no encuentra al Director en su oficina no
lo buscará en otro sitio porque tú no le has dado la libertad para hacerlo. En cambio, si
preguntas al grupo quién quiere ir a buscar al Director en su oficina, el planteamiento
es muy diferente. El alumno que vaya lo habrá decidido libremente, sin que se lo hayas
ordenado. Este alumno habrá adquirido una responsabilidad y querrá encontrar por
todos los medios al Director. Si no lo encuentra en su oficina, dicha responsabilidad
hará que busque otras opciones, porque le has dado la libertad, la oportunidad de
escoger entre otras opciones, le habrás dado a elegir al alumno, habrás incidido en su
autoestima”.
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4. Feedback. El feedback o la retroalimentación es un aspecto determinante en el
coaching educativo y a lo que como docente siempre debes tener muy presente en
sus clases. El feedback es tremendamente importante porque es toda la
información que obtienes de tu entorno más cercano, de las señales que te manda
tu propio cuerpo, de tus propias acciones, así como de lo que experimentas por tu
cuenta. El feedback ayuda a los alumnos a tomar conciencia de ellos mismos, así
como de sus actuaciones. A mayor feedback, mayor conciencia y a mayor
conciencia, mayor percepción de la realidad y, por ende, una mejora en el
rendimiento personal de los alumnos. En muchas ocasiones como docente sólo te
preocupas por generar información, por generar contenido, sólo alimentas los
alumnos. Por eso, es tan importante alimentar como retroalimentar, recuperar lo
aprendido y lo experimentado para fijarlo en la conciencia y potenciar la
responsabilidad personal.

Cualidades del coach aplicables a tu tarea como docente.


 Paciencia.
 Imparcialidad
 Apoyo
 Interés
 Escucha activa
 Percepción
 Consciencia de uno mismo
 Atención
 Buena memoria
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TEMA N°03 - HERRAMIENTAS INTERNAS Y EXTERNAS DEL COACH (DOCENTE)

Dada la variedad de situaciones o de proyectos en los cuales el coaching puede ayudar,


el coach – profesor necesita dominar un amplio abanico de recursos para aplicarlos en
el momento oportuno.
No es mi intención proponer un inventario exhaustivo de las técnicas que se emplean,
sino más bien evocar los principios que guían a los coaches o profesores en su trabajo.
Además hay que decir que listar una serie de herramientas no tiene ninguna utilidad
por sí misma, ya que cada sesión de coaching (o de aula) responde a una dinámica
propia, centrada en las necesidades y los objetivos de los alumnos y por lo tanto se
aplican unas u otras herramientas en función del momento. La elección de las técnicas
apropiadas dependerá de la interacción coach – coachee, profesor – alumno y del
avance hacia el objetivo común.
El coaching como dijimos anteriormente se inició en el campo del deporte, con la
intención de hacer alcanzar al deportista profesional su nivel más óptimo, no
enfocándose exclusivamente en la consecución de las marcas, y en esta disciplina
utilizo un gran abanico de técnicas que luego pasaron a la actividad profesional, de
empresa y posteriormente, al ámbito personal.
En el campo deportivo, las herramientas se utilizaron para mejorar cuatro aspectos: el
potencial del deportista, su capacidad de actuar, el aprendizaje de técnicas para la
competición y los sistemas y condiciones de trabajo entre el deportista y su
entrenador.
En coaching, aunque el recurso principal es la palabra, lo importante cuando se aplican
las herramientas que veremos a continuación es que permitan seguir poniendo énfasis
en el alumno.
Una máxima en coaching es que los alumnos marcan la agenda de la clase y por lo
tanto, estas herramientas se deben adaptar a las necesidades y reacciones observadas
en estos, deben respetar su visión de las cosas y por último, no se deben utilizar si no
tenemos claro el objetivo que queremos conseguir.

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