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CONFUNCIONISMO

El CONFUCIANISMO –o CONFUCIONISMO– es el conjunto de doctrinas morales y


religiosas predicadas por el filósofo chino CONFUCIO (551-479 a.C.). El nombre en
chino de su escuela podría ser traducido como Escuela de los Letrados. El
confucianismo ha ejercido una gran influencia sobre China, Corea, Vietnam y Japón.
Fue la religión oficial de China hasta el siglo VII.

El canon de la filosofía confuciana lo componen LOS CUATRO LIBROS. Su


pensamiento se formó durante un largo período que abarca las épocas de Primaveras y
Otoños (722–481 a.C.) y Reinos Combatientes (siglo V al 221 a.C.). Cuando China fue
reunificada por el PRIMER EMPERADOR QIN (221 a.C.), ya era una doctrina
perfectamente formada y definida, con muchos seguidores y un gran corpus textual.
Luego de la breve dinastía Qin, su núcleo fundamental se ha mantenido casi intacto.

Como para la mayor parte de sus contemporáneos, los confucianos ven al cosmos
como algo armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y también la
humana. Si esta armonía fuere trastornada, habría graves consecuencias. Un ejemplo
común que utiliza el confucianismo es el del mal gobernante que conduce a su pueblo a
la ruina mediante su mala conducta. El mal gobierno contraría el orden natural y viola el
MANDATO DEL CIELO.

El gobernante que se conduce así pierde su legitimidad y puede ser depuesto por otro
que recibirá este mandato y así volver a la armonía cósmica. Un poco de Historia China
La historia de los chinos comienza con una serie de gobernantes mitológicos anteriores
a las primeras dinastías históricas, conocidos como LOS 3 AUGUSTOS y LOS 5
EMPERADORES. Existiendo grandes discrepancias sobre sus identidades, se acepta
que los 3 Augustos pudieron ser Fuxi, Nüwa y Shennong y los 5 Emperadores fueron el
Emperador Amarillo, Zhuanxu, Diku, Tangyao y Yushun. Según las MEMORIAS
HISTÓRICAS del historiador chino más importante SIMA QIAN (ca. 145–90 a.C.), la
primera dinastía china fue la DINASTÍA XIA, que se habría prolongado entre los años
2100 a.C. y 1600 a.C. aprox. (XXI–XVI a.C.), y habría ocupado el curso medio del Río
Amarillo (al sur de Beijing hacia el mar).

Sus 17 soberanos establecieron las sedes del gobierno en lo que hoy son el sur de la
provincia de Shanxi y el oeste de la provincia de Henan. En la dinastía Xia se elaboró el
primer Calendario Chino; donde se computan los doce meses según la posición de la
Osa Mayor, se explicaba sobre la astrología, los meteoros y otros fenómenos naturales,
y se determinaba las labores agrícolas y sus actividades políticas de cada mes.
La segunda dinastía fue la DINASTÍA SHANG, que se extendió en el tiempo desde el
1600 a.C. hasta el 1100 a.C. aprox. Los reyes de esta dinastía practicaban artes
adivinatorias utilizando los llamados huesos oraculares, omóplatos de buey y
caparazones de tortuga, sobre los que inscribían textos en los que se expresaba el
resultado del ritual de adivinación.

Estos textos inscritos en los huesos oraculares son la forma más antigua conocida de la
escritura china. El reino Shang era una sociedad altamente desarrollada, gobernada por
una clase hereditaria de aristócratas. El reino en sí no constaba de un territorio
consolidado, sino más bien de una suerte de red de ciudades que respetaban la
autoridad del rey. Estas ciudades que compartían cultura vivían junto a otros pueblos
que no formaban parte del mundo Shang.

Precisamente uno de estos pueblos, procedente de una ciudad de nombre Zhou,


derrotó militarmente a los Shang. La dinastía Shang Estaba dividida en dos clases
sociales, la nobleza y los plebeyos, guiados por un sacerdote-rey. Realizaron delicadas
tallas en jade, tejidos de seda y trabajos en bronce; también durante este período
fueron desarrollados los Extensión territorial de la dinastía Xia 1 carros de guerra
tirados por caballos, y el sistema de escritura Shang que usaba más de 3.000 símbolos,
tallados en trozos de hueso o caparazón de tortuga. Esta lengua de “oráculo”,
evolucionó más tarde en los caracteres usados en el idioma chino. Veneraban a sus
ancestros y a un panteón de dioses, practicando el sacrificio humano y enterraban vivos
a los esclavos en las tumbas de sus amos.

Tras matar al último rey Shang, el rey de los Zhou ocupó su puesto como soberano,
fundando la nueva dinastía Zhou. La DINASTÍA ZHOU gobernó China entre 1045 y 256
a.C. aprox. La sociedad Zhou tenía un sistema de clases parecido al de los Shang, con
aristócratas y plebeyos, y agregaron la clase esclava. La dinastía Zhou controlaba
solamente partes del norte de China, dividiendo el reino en varios estados: cada uno de
los estados estaba controlado por un gobernador local, que hacía cumplir la autoridad
central. Pasado el tiempo, estos estados crecieron cada vez más independientes, y el
poder de la dinastía se debilitó. Por el año 771 a.C., una invasión extranjera forzó a los
Zhou a abandonar su capital y trasladarse hacia el Este, comenzando el período ZHOU
ORIENTAL.

Las ciudades crecieron, creando una clase comercial que usaba dinero en vez del
trueque. La fabricación del bronce alcanzó un auge artístico y técnico; hubo grandes
pensadores y filósofos durante este tiempo, tales como CONFUCIO y LAO-TSÉ y
durante este período se produjeron cantidad de grandes libros, incluyendo el I CHING o
Libro de los Cambios, el SHIJING o Libro de los Poemas, el SHUJING o Libro de la
Historia, el LIJI o Libro de los Ritos, y el CHUNQIU o Anales de la Primavera y el Otoño.
La época de los Zhou Orientales se puede a su vez dividir en dos partes: el periodo de
las primaveras y los otoños, que abarca de 722 a.C. a 481 a.C., y el periodo de los
Reinos Combatientes, que va desde 480 a.C. hasta 221 a.C.
El primer periodo toma su nombre de un libro de anales, cuya recopilación se atribuye a
Confucio, en el que los capítulos se delimitaban por el comienzo de la primavera y el
otoño. Esta época fue un periodo en el que los reyes Zhou conservaban una autoridad
religiosa como poseedores del MANDATO DEL CIELO, y ejercían una autoridad política
bastante limitada sobre un número de estados en gran medida independientes. Fue una
época de gran esplendor cultural en la que vivieron y escribieron sus obras algunos de
los principales pensadores chinos de la antigüedad.

El segundo período, de los Reinos Combatientes, por el contrario, estuvo marcado por
las guerras entre los diferentes estados, que acabaron negando la autoridad de la corte
Zhou. Tras la muerte del último rey Zhou en 256 a.C. se prolongó esta situación de
guerra constante y el gobierno central perdió poder y se separó en 7 grandes estados;
hasta que el Estado occidental de Qin conquistó a los demás. El rey de los Qin funda la
DINASTÍA QIN y toma para sí el nuevo nombre de HUÁNGDÌ, de connotaciones
religiosas, que se traduce como «emperador».

A partir de este momento, todos los monarcas chinos posteriores utilizarán este título,
abandonando la denominación de "reyes" (wáng), dando inicio a la ERA IMPERIAL
china. El nuevo emperador se hizo llamar Shî Huángdì (ca. 260–209 a.C., “Primer
Emperador"), viéndose a sí mismo como el primero de lo que esperaba fuera una larga
dinastía de emperadores. Con él surge, por primera vez en la historia, un estado chino
fuerte, centralizado y unificado, aunque sostenido con gran crueldad y oposición. Es la
primera dinastía de una China reunificada y mucho más grande que la gobernada por
los Zhou.

El Estado Qin llevó a cabo una labor intensa de unificación de normas: Se unificaron las
pesas y las medidas, así como el sistema de escritura. Se ordenó la tristemente célebre
quema de libros, en la que se destruyeron escritos que no se ajustaban al modelo
religioso y social del nuevo imperio. Construyó enormes palacios en Xianyang para
convertir a sus antiguos enemigos en cortesanos, unificó los fragmentos de muralla
construidos durante los siglos anteriores en la Gran Muralla; también inició la
construcción de su mausoleo: los famosos Guerreros de Terracota.

A pesar del éxito militar de la unificación, las características del estado Qin hicieron su
supervivencia inviable, y éste se vino abajo tras la muerte de Shi Huang. Su crueldad y
los numerosos trabajos que impuso al pueblo sembraron el descontento; tras su muerte
en 209 a. C., los rebeldes aprovecharon el reinado de su débil hijo Èrshì Huángdì
("Emperador Segundo"), para acabar con la dinastía Qin y arrasar su capital, Xianyang.
En 206 a. C., Liu Bang, que dirigía la rebelión militar contra el ejército Qin, se proclama
emperador, fundando una nueva dinastía: los Han. 2 Liu Bang estableció una nueva
dinastía, la DINASTÍA HAN.
China prosperó con rapidez, la agricultura, la industria y el comercio florecieron. Se
consiguieron caballos y armas para las continuas guerras contra los HUNOS; se
inauguró la Ruta de la Seda y un fructífero comercio de las telas; se inventa el papel –lo
que ayuda a promover la educación–, el sismógrafo y numerosas técnicas nuevas que
revolucionan el país. Pero los ideales que contribuyeron a levantar la dinastía Han
fueron desapareciendo en el tiempo, el pueblo que se encontraba disgustado va
aumentando su rechazo al régimen y surgen revoluciones en distintos puntos del país.
La dinastía Han se vio interrumpida brevemente por el "usurpador" por excelencia de la
historia china, WANG MANG, que instauró por un tiempo su propia DINASTÍA XIN e
intentó organizar un estado basado en el pensamiento confuciano.

Luego del PERÍODO DE LOS 3 REINOS, tiempo en que China se halla dividida tras la
caída de la dinastía Han, recién se produciría la reunificación de China bajo la
DINASTÍA JIN, que se divide en 2 etapas: los Jin Occidentales (265-316 d.C.), que
consiguieron unificar China, y los Jin Orientales (317- 420 d.C.), que continuaron
gobernando el sur de China. Así irán pasando distintas dinastías –incluyendo la
importante DINASTÍA MING (1368-1644) y la bélica DINASTÍA QING (1644-1911)–, con
mayor o menor tradición china, hasta que ya en el siglo XX, un 10 de octubre de 1911
se produce el Levantamiento de Wuchang, rebelión contra la DINASTÍA QING en la
actual ciudad de Wuhan, que provoca la Revolución de Xinhai, que acabará con el
derrocamiento definitivo del último emperador Qing, Puyi, en 1912, y la formación de la
REPÚBLICA CHINA.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Japón abandona sus conquistas
en Asia, y China recupera Manchuria y Taiwán. Cuando parecía que el gobierno chino
podría lograr consolidar la estabilidad de la república, comienzan los enfrentamientos
con los comunistas, hasta la guerra civil total a partir de 1947. Finalmente el 1 de
octubre de 1949, el líder del Partido Comunista Chino MAO TSE-TUNG proclama la
República Popular China desde la puerta de Tian'anmen de la Ciudad Prohibida de
Pekín. Mao fue el líder máximo de China hasta su muerte en 1976.

PRINCIPAL FIGURA DEL CONFUCIONISMO


Confucio el Maestro
El mayor exponente de esta notable religión fue K'ung-Tze (Kong Zi, según el moderno
sistema Pinyin de latinización del idioma chino, reconocido ya mundialmente, N.T.), o
K'ung-Fu-Tze (Kong Fu Zi. Idem, N.T.), latinizado por los primeros misioneros jesuitas
como Confucio. Confucio nació en 551 a.C., en lo que entonces era el estado feudal de
Lu, y que ahora está incluido en la moderna provincia de Shan-tung (Shang Dong.
Idem, N.T.).
Sus padres, aunque no eran ricos, pertenecían a la clase superior. Su padre era un
guerrero, que se había distinguido tanto por sus hazañas como por su noble
ascendencia. Confucio era apenas un niño cuando su padre murió. Desde su niñez
mostró gran aptitud para el estudio, y si bien hubo de trabajar como sirviente en sus
años mozos para mantenerse a sí mismo y a su madre, siempre encontró tiempo para
proseguir sus estudios favoritos. Progresó tanto en ello que a los veintidós años abrió
una escuela a la muchos llegaron atraídos por la fama de sus conocimientos. Su
habilidad y fiel servicio le merecieron una promoción al cargo de ministro de justicia.
Bajo su sabia administración el Estado alcanzó un grado de prosperidad y orden moral
que nunca antes había visto. Pero a través de las intrigas de estados rivales, el
Marqués de Lu fue llevado a preferir los placeres vulgares a la preservación del buen
gobierno. Confucio intentó, con sanos consejos, volver a su señor al camino del deber,
pero todo fue en vano.
A raíz de ello, Confucio renunció a su alto puesto a costo de su tranquilidad y
comodidad personales, y abandonó el país. Durante catorce años fue de estado en
estado, acompañado de sus fieles discípulos, buscando algún señor que quisiese
escuchar sus consejos. Sufrió muchas privaciones. En más de una ocasión estuvo en
riesgo inminente de ser acechado y muerto por sus enemigos, pero su valor, y la
confianza en el carácter providencial de su misión, nunca lo abandonaron. Finalmente
volvió a Lu, donde pasó los últimos cinco años de su larga vida animando a otros al
estudio y a la práctica de la virtud, y edificando a todos con su noble ejemplo. Murió el
año 478 a.C., a los setenta y cuatro años de edad. Su vida coincidió casi exactamente
con la de Buda, quien falleció dos años antes, a la edad de ochenta.
Poca duda cabe que Confucio poseía una noble y avasalladora personalidad. Ello
queda claro por los datos que tenemos acerca de su carácter, por sus elevadas
enseñanzas morales, y por los hombres de altos ideales a los que educó para que
siguieran su labor. En su entusiasta cariño y admiración, ellos lo declararon el más
grande de los hombres, el sabio infalible, el hombre perfecto. Los propios dichos que de
él se conservan muestran que él nunca pretendió poseer la plenitud de la virtud o de la
sabiduría.
Él estaba consciente de sus limitaciones y nunca intentó ocultar dicha conciencia. Mas
de su amor por la virtud y la sabiduría no puede haber duda. En las "Analectas", VII, 18,
se le describe como "alguien que en su apasionada búsqueda del conocimiento olvidó
la comida, y en el gozo de alcanzarlo olvidó su pena". Cualquier cosa que en las
constancias del pasado, ya en la historia, ya en la poesía lírica, o en los ritos y
ceremonias, fuese edificante y conducente a la virtud, él lo buscaba con celo infatigable
y lo daba a conocer a sus discípulos. Era un hombre de naturaleza afectiva, compasivo
y sumamente considerado con los demás.
A sus discípulos valiosos los amó entrañablemente y, a su vez, mereció de ellos su
perdurable devoción. Era modesto y sin afectaciones en su porte, inclinado a la
seriedad, pero poseía sin embargo una jovialidad natural que raramente lo abandonaba.
Educado desde la niñez en la adversidad, aprendió a encontrar satisfacción y serenidad
de mente aún donde faltaban las comodidades ordinarias. Gustaba mucho de la música
vocal e instrumental y frecuentemente cantaba, acompañándose del laúd. Su sentido
del humor se revela en una crítica que hizo de un canto muy estrepitoso: "¿Porqué
utilizar un cuchillo para reses cuando se quiere matar un gallo?".
Con frecuencia se tiene a Confucio como el prototipo de hombre virtuoso sin religión.
Se afirma que sus enseñanzas son principalmente éticas, en las que se buscaría en
vano una recompensa en la vida futura como sanción de buena conducta.

Pero la familiaridad con las antiguas religiones chinas y de los textos confucianistas
deja al descubierto lo hueco de la aseveración de que Confucio estaba desvinculado de
cualquier pensamiento o sentimiento religioso.
Él fue religioso a la manera de los hombres religiosos de su tiempo y de su tierra. Al no
hacer referencias a premios y castigos en la vida venidera él sencillamente estaba
siguiendo el ejemplo de sus ilustres predecesores chinos, cuyas creencias religiosas no
incluían este elemento de la retribución futura. Los clásicos chinos, antiguos ya incluso
en tiempos de Confucio, no tienen nada que decir del infierno. Sí tienen, sin embargo,
mucho que decir de los premios o castigos otorgados en la presente vida por el Cielo
que todo lo ve.
Hay una multitud de textos que muestran abiertamente que él no se separó de la
creencia tradicional en el supremo Dios-cielo y los espíritus subordinados, en la divina
providencia y en la recompensa, y en la existencia consciente de las almas después de
la muerte. Tales convicciones religiosas de su parte quedaron expresadas en múltiples
actos de piedad y culto.

LOS TEXTOS CONFUCIANISTAS

Dado que el Confucianismo en su sentido más amplio abraza no sólo las enseñanzas
inmediatas de Confucio, sino también los documentos, costumbres y ritos tradicionales
que él ratificó con su aprobación y que hoy se apoyan sobre todo en su autoridad, entre
los textos reconocidos como confucianistas se cuentan varios que aún en sus días eran
venerados como herencia sagrada del pasado. Los textos están divididos en dos
categorías conocidas como los "king" (ching. Idem, N.T. ) (Clásicos), y los "shuh"
(libros). Se reconocen comúnmente cinco, y a veces seis, "king", que son los primeros
en importancia.
El primero de ellos es el "Shao King" (Shuh Ching. Idem, N.T.) (Libro de la Historia),
una obra religiosa y moral, que detecta la mano de la Providencia en una serie de
eventos grandiosos de la historia pasada e inculca la lección de que el Dios-cielo
concede prosperidad y larga vida únicamente al gobernante virtuoso que es motivado
por el verdadero bienestar de su pueblo. La unidad de su composición puede muy bien
ubicar la fecha de su publicación en algún punto alrededor del siglo sexto a. C., aunque
las fuentes en que se basan los primeros capítulos podrían ser casi contemporáneas a
los mismos sucesos relatados.
El segundo "king" es el así llamado "She-king" (Shi Ching. Idem, N.T.) (Libro de los
Cantos), frecuentemente mencionado como las "Odas". De sus 305 breves poemas
líricos, algunos pertenecen a la época de la dinastía Shang, (1766-1123 a.C.). El resto,
y quizás la parte mayor, a los cinco siglos de la dinastía Chow (Zhou. Idem, N.T.), o sea,
hasta cerca del año 600 a. C.
El tercer "king" es el así llamado "I-king" (I Ching. Idem, N.T.) (Libro de los Cambios), un
enigmático tratado sobre adivinación utilizando tallos de una planta nativa, los cuales,
una vez arrojados y según se conformen, dan diferentes indicaciones referentes a
alguno de los sesenta y cuatro hexagramas formados por tres líneas continuas y tres
discontinuas.
Las breves explicaciones que los acompañan, en gran medida arbitrarias y fantásticas,
se ubican en el tiempo de Wan y de su ilustre hijo, Wu, fundadores de la dinastía Chow
(1122 a.C.). Desde el tiempo de Confucio, la obra se ha visto acrecentada por una serie
de apéndices, en número de diez, de los cuales ocho se atribuyen a Confucio. Sin
embargo, únicamente una porción de éstos es probablemente auténtica.
El cuarto "king" es el "Li-ki" (Li-chi. Idem, N.T.) (Libro de los Ritos). En su forma actual el
libro data del siglo segundo de nuestra era. Constituye una compilación de un amplio
número de documentos cuya mayor parte se remonta a la parte inicial de la dinastía
Chow.
La obra proporciona normas minuciosas de conducta referentes a ceremonias religiosas
de culto, funciones de la corte, relaciones sociales y familiares, vestido. En pocas
palabras se refiere a todas las esferas de la actividad humana. Continúa siendo aún la
guía más autorizada del comportamiento correcto para todo chino cultivado. En el "Li-ki"
se encuentran muchos de los dichos atribuidos a Confucio y dos largos tratados
compuestos por sus discípulos, de los que se puede decir que reflejan con substancial
acierto los dichos y las enseñanzas del Maestro.
Uno de ellos es el tratado conocido como "Chung-Yung" (La Doctrina del Medio) y
conforma el libro XXVIII del "Li-ki". El otro tratado, que forma el libro XXXIX del "Li-ki",
es el llamado "Ta-hio" (Ta Hsüeh. Idem, N.T.) (Gran Aprendizaje). Pretende contender la
descripción de un líder virtuoso hechas por el discípulo Tsang-tze, basado en las
enseñanzas del Maestro. El quinto "king" es el breve tratado histórico conocido como
"Ch'un-ts'ew" (Ch'un Ch'iu. Idem, N.T.) (Primavera y Otoño) y del que se dice que fue
escrito por el mismo Confucio. Consiste en una serie interrelacionada de simples anales
del reino de Lu que van del año 722 al 484 a.C. A esos cinco "king" se les añade un
sexto, el así llamado "Hiao-king" (Hsiao Ching. Idem, N.T.) (Libro de la Piedad Filial).
Los chinos atribuyen su composición a Confucio, pero en la opinión de los críticos
investigadores, es el producto de la escuela de su discípulo, Tsang-tze.

Se acaba de hacer mención de los dos tratados incorporados en el "Li-ki", "La Doctrina
del Medio" y "El Gran Aprendizaje". En el siglo XI de nuestra era esas dos obras fueron
unidas con otros textos confucianistas constituyendo lo que se conoce como "Sze-shuh"
(Shih Shu. Idem, N.T.) (Cuatro Libros). El primero de estos es "Lun-yü" (Analectas).
Esta es una obra de veinte breves capítulos que nos muestran qué clase de persona
era Confucio en la vida diaria y conservan muchos de sus impresionantes dichos
referentes a temas morales e históricos.
La obra, escrita por alguno de la siguiente generación, parece incorporar el auténtico
testimonio de sus discípulos.
El segundo lugar en el "Shuh" se le da al "Libro de Mencio". Mencio, "Meng-tze" (Meng-
zi. Idem, N.T.), no fue discípulo directo del Maestro; vivió cerca de un siglo después.
Adquirió gran fama como exponente de la enseñanza Confucianista.
Sus dichos, en su mayoría referentes a temas morales, fueron atesorados por sus
discípulos y publicados bajo su nombre. En tercer y cuarto orden del "Shuh" están "El
Gran Aprendizaje" y "La Doctrina del Medio".
Nuestros primeros conocimientos de los contenidos de los textos confucianistas se los
debemos a la penosa investigación realizada por los misioneros jesuitas en China
durante los siglos diecisiete y dieciocho. Ellos unían al celo heroico por la extensión del
Reino de Cristo una diligencia y una habilidad tales para el estudio de las costumbres
chinas, literatura e historia que les han dejado un reto perdurable a sus sucesores
investigadores.
Entre ellos podemos mencionar a los Padres Prémare, Régis, Lacharme, Gaubil, Noël,
Ignacio da Costa, por quienes fueron traducidos y explicados con gran erudición la
mayoría de los textos confucianistas. Era natural, sin embargo, que sus estudios
pioneros en un campo tan difícil estuviera destinado a ceder su lugar a los monumentos
más precisos y completos de la investigación moderna. Pero aún allí tienen dignos
representantes en académicos de la talla del Padre Zottoli y Henri Cordier, cuyos
estudios chinos rinden evidencia de su vasta erudición. Los textos confucianistas fueron
hechos asequibles a los lectores de habla inglesa por el Profesor Legge.
Al lado de su obra monumental en siete volúmenes, intitulada "Los Clásicos Chinos" y
su versión del "Ch'un ts'ew", ese autor ha terminado las traducciones revisadas de
"Shuh", "She", "Ta-hio", "Y" y "Li-ki" en los volúmenes III, XVI, XXVII, y XXVIII de "Los
Libros Sagrados del Oriente".

LOS FUNDAMENTOS RELIGIOSOS

La religión de la antigua China, a la que Confucio prestó su adhesión reverente, era una
forma de culto a la naturaleza, muy cercana al monoteísmo. Aunque se reconocían
muchos espíritus asociados con la naturaleza- espíritus de montañas y ríos, de la tierra
y de los granos, de los cuatro cuartos del cielo, el sol, la luna y las estrellas- todos
estaban subordinados al supremo Dios-cielo, T'ien (Cielo), también llamado Ti (Señor),
o Shang-ti (Supremo Señor). Todos los demás espíritus no eran sino sus ministros,
actuando siempre en obediencia a su voluntad. T'ien era quien sostenía la ley moral,
practicando una providencia benigna sobre los hombres. Nada que se hiciese en
secreto podía escapar su ojo omnipresente.
Su castigo para las malas acciones tomó ya la forma de calamidades o muerte
prematura, ya la de alguna desgracia ocurrida a los descendientes del malvado. En
numerosos pasajes del "Shao-" y "She-king" encontramos esta creencia, afirmada como
motivación a la conducta recta. La muestra de que esto no fue soslayado por Confucio
está en su dicho: "quien ofende al Cielo no tiene ya a quien orar".

Otro motivo cuasi religioso para la práctica de la virtud era la creencia de que las almas
de los parientes difuntos dependían en gran parte para su felicidad de la conducta de
los descendientes vivos. Se enseñaba que los hijos tenían el deber hacia sus padres
difuntos de contribuir a su gloria y felicidad con una vida virtuosa.
A juzgar por los dichos de Confucio que han sido preservados, él no desdeñaba esos
motivos hacia una vida virtuosa, pero ponía mayor énfasis en el amor a la virtud por sí
misma.
Los principios de moralidad y su aplicación concreta en las variadas relaciones de la
vida diaria quedaron incorporados en esos textos sagrados, los cuales, a su vez,
representaban las enseñanzas de los antiguos sabios, educados por el Cielo para
instruir a la humanidad. Dichas enseñanzas no fueron inspiradas, tampoco fueron
reveladas, pero sí eran infalibles. Los sabios nacían dotados de una sabiduría querida
por el Cielo para iluminar a los hijos de los hombres. Era, por tanto, una sabiduría
providencial, más que sobrenatural. La noción de una revelación divina positiva está
ausente de los textos chinos. Seguir la ruta del deber tal como ha quedado establecido
en las reglas autorizadas de conducta está al alcance de todo hombre, mientras su
naturaleza, buena de nacimiento, no quede irremediablemente perturbada por
influencias perniciosas.
Confucio sostenía la opinión tradicional de que todos los hombres nacen buenos. No
hay la menor señal en su enseñanza de algo semejante al pecado original. Parece
haber sido incapaz incluso de reconocer tendencias hereditarias perniciosas. Para él, lo
que pervierte al hombre es el medio ambiente malo, el mal ejemplo y una inexcusable
concesión ante los apetitos malos que cualquiera que usase correctamente sus fuerzas
naturales podría y debería dominar.
La caída moral causada por las seducciones de espíritus malvados no tenía lugar en su
sistema. Como tampoco hay noción de una gracia divina para reforzar la voluntad e
iluminar la razón en la lucha contra el mal. Hay una o dos alusiones a la oración, pero
nada que muestre que la oración diaria es recomendable para quien aspira a la
perfección.

LOS ORÍGENES DEL CONFUCIANISMO

Para ignorar los misterios de la vida es el precio que Confucio tuvo que pagar a enfocar
su energía en este mundo. A menudo se afirma que existe una falta de imaginación en
el confucianismo, que es una filosofía reacia a imaginar lo nuevo, para abrazar los
cambios y las innovaciones. La confuciana indiferencia a los grandes misterios, si causa
o efecto de la falta de imaginación, parece ser el único enfoque consistente con el
tiempo cuando Confucio desarrolló su pensamiento, cuando hubo lucha política, caos
moral y intelectual de conflictos, en definitiva, cuando la orden era casi
inexistente. Confucio pensaba que volviendo a las formas tradicionales era el único
camino para volver a la sociedad. Él vivió durante un tiempo cuando la dinastía de Zhou
estaba inmersa en conflictos políticos graves.

La atención de Confucio fue atraída hacia consideraciones muy prácticas de este


mundo en lugar de buscar consuelo en las nociones de otro mundo. Decidió buscar una
solución para los desafíos de su tiempo, una manera de curar a una sociedad que, casi
todos estaban de acuerdo, estaba enferma.
A menudo menciona algunos de los emperadores de sabio del pasado: Emperador Yao
(un legendario gobernante del siglo III A.C.), su sucesor emperador Shun y el duque de
Zhou, que eran considerados responsables de establecer las bases de la cultura
China. Éstos eran considerados por Confucio como inspiración los modelos para una
sociedad, mucho más útil que otras ideas metafísicas o seres sobrenaturales.
Las enseñanzas de Confucio han llegado a nuestros días a través de sus Analectas,
una colección de aforismos, máximas y anécdotas diferentes, probablemente pero no
ciertamente compilados por estudiantes de Confucio.

Fue durante la dinastía Han (206 A.C.-220 CE) cuando el confucianismo se convirtió en
la ideología política dominante y las Analectas se conocía por ese nombre. Todas las
primeras versiones de este texto han sido desplazadas por una versión compilada cerca
del final de la dinastía Han. Unos 175 CE esta versión fue tallada en tablas de piedra y
los fragmentos sobrevivientes de esas piedras fueron nuevamente editados
innumerables veces. A pesar de que no es enteramente seguro si las Analectas
realmente contienen el mensaje de Confucio, está generalmente aceptado que es la
fuente más fiable de la opinión de Confucio.

EJEMPLOS DE CONFUCIONISMO ACTUAL

Un énfasis en la familia, el mejoramiento personal y el respeto por la edad y la autoridad


continúan manifestándose grandemente en la vida de los coreanos hasta la actualidad,
unos 2500 años después de la muerte del filósofo.
El especialista en ética y director del Instituto para Estudios Humanísticos avanzados
de la Universidad de Pekín, Tu Weiming es insistente en que el confucionismo todavía
tiene mucho que ofrecer a una sociedad moderna tal como la coreana.
"Podría decirse que el confucionismo es el humanismo más completo e integrado en la
historia mundial. Es también una de las más importantes y significativas maneras
racionales de aprendizaje humano entre todas las civilizaciones de la Era Axial,
llámense la filosofía griega, el judaísmo -y por implicación el cristianismo y el islam- el
hinduismo, el budismo, el confucionismo y el taoísmo. Le ofrece a Corea los "valores
fundamentales" que la harán un estándar de excelencia moral tanto en el mundo en
desarrollo como en el mundo desarrollado" dice Tu.
Tu afirma que los valores fundamentales se separan de las nociones occidentales de
ética tales como la "Regla de Oro".
"Sólo para mencionar dos de esos valores: el espíritu de humanidad -simpatía y
compasión- y la práctica de la reciprocidad. Yo me atrevería a afirmar que la idea
confuciana de reciprocidad es más agradable para el diálogo y las diferencias religiosas
entre civilizaciones".
Tu incluso menciona, que los valores confucianos del bien común y el trabajo duro sin
recompensa inmediata contribuyeron a la rápida recuperación de Corea durante la crisis
financiera del 2009. En el 2010, la economía del país creció un 6% mientras que en la
mayor parte del mundo desarrollado se mantuvo estancada o tuvo un crecimiento
negativo.
"Ejemplos similares pueden ser encontrados en otras sociedades confucionistas, tales
como Japón y Singapur. En todas esas sociedades, el liderazgo -a menudo la
colaboración entre las élites políticas y de negocios- puede movilizar a la sociedad
entera -incluyendo la fuerza laboral y los ciudadanos- para afrontar una crisis nacional
como empresa colectiva. Este fenómeno es difícil de imaginar en muchas sociedades
contemporáneas tales como las de EEUU, Inglaterra, Francia o Grecia" agregó Tu.
Hahm Chai-bong, presidente del Instituto de Asan para Estudios Políticos y co-autor de
"Confucionismo para el mundo moderno" concuerda en el que confucionismo ha jugado
un papel decisivo en la propensión de los coreanos a unirse por una causa común.
"En 1997 cuando se desató la crisis financiera de Asia, tuvimos muchos coreanos
cediendo su oro. El gran espectáculo de gente haciendo filas en las calles para donar
su oro [Nota del traductor: el oro era donado por los ciudadanos al gobierno, para que
éste lo fundiera y el país vendiera lingotes en el mercado internacional] porque
pensaban que nuestro país estaba yendo en picada. Es un gran contraste con la
manera en que los griegos, los italianos o los españoles están respondiendo a sus crisis
financieras, en las que ellos simplemente le echan la culpa a los políticos y a los otros.
Realmente no se puede explicar eso sin el confucionismo, donde el sentido de
nacionalismo económico viene del sentir que esta nación está toda en el mismo barco"
dice Hahm.
Para Keating, el confucionismo es totalmente incompatible con la vida moderna.
"Cualquier filosofía, religión o ideología se tiene que examinar desde el punto de vista
del mundo para el cual ésta fue creada y sobre las respuestas a la manera de vivir que
ofrece. El confucionismo fue construido para una sociedad y una economía basadas en
la agricultura: nótese que el rango más bajo de la pirámide social era para los
comerciantes - y cómo esto ha cambiado. Ese es uno de los problemas que veo. El
mundo actual no está basado en la agricultura, sino que es una sociedad globalizada
donde las personas son muy móviles, y la mayoría de trabajadores gana dinero de muy
diferentes maneras.
Mientras que rastros de esta filosofía pueden ser encontrados desde los más
tempranos registros de la Península Coreana, su influencia creció considerablemente a
partir del siglo XIV durante la dinastía Choson. Para el año 1500, el neo-confucionismo
había logrado dominar el pensamiento y las costumbres sociales en el reino,
principalmente debido a la influencia de Yi Hwang y Yi I, los dos más prominentes
eruditos de la época, quienes aparecen hoy en día en los billetes de 1000 y 5000
wones.
El confucionismo enfatiza la armonía y la importancia de la familia, al reconocer que, en
palabras de Tu "la familia es indispensable para la sobrevivencia humana y su
florecimiento". Consecuentemente, las sociedades influenciadas por esta tradición tales
como Corea, Japón y Taiwan tienden a tener envidiables bajos niveles de crímenes
violentos y rupturas familiares. Keating argumenta, sin embargo, que tales indicadores
sociales positivos no deben ser tomados al pie de la letra.
Las enseñanzas del filósofo chino Confucio han tenido una profunda influencia en
Corea del Sur. Tanto es así, que la nación es a menudo referida como la sociedad más
confuciana del planeta.
Un énfasis en la familia, el mejoramiento personal y el respeto por la edad y la autoridad
continúan manifestándose grandemente en la vida de los coreanos hasta la actualidad,
unos 2500 años después de la muerte del filósofo.
El especialista en ética y director del Instituto para Estudios Humanísticos avanzados
de la Universidad de Pekín, Tu Weiming es insistente en que el confucionismo todavía
tiene mucho que ofrecer a una sociedad moderna tal como la coreana.
"Podría decirse que el confucionismo es el humanismo más completo e integrado en la
historia mundial. Es también una de las más importantes y significativas maneras
racionales de aprendizaje humano entre todas las civilizaciones de la Era Axial,
llámense la filosofía griega, el judaísmo -y por implicación el cristianismo y el islam- el
hinduismo, el budismo, el confucionismo y el taoísmo. Le ofrece a Corea los "valores
fundamentales" que la harán un estándar de excelencia moral tanto en el mundo en
desarrollo como en el mundo desarrollado" dice Tu.
Tu afirma que los valores fundamentales se separan de las nociones occidentales de
ética tales como la "Regla de Oro"; Dos de esos valores: el espíritu de humanidad
-simpatía y compasión- y la práctica de la reciprocidad. Yo me atrevería a afirmar que la
idea confuciana de reciprocidad es más agradable para el diálogo y las diferencias
religiosas entre civilizaciones".
Tu incluso afirma que los valores confucianos del bien común y el trabajo duro sin
recompensa inmediata contribuyeron a la rápida recuperación de Corea durante la crisis
financiera del 2009. En el 2010, la economía del país creció un 6% mientras que en la
mayor parte del mundo desarrollado se mantuvo estancada o tuvo un crecimiento
negativo.
"Ejemplos similares pueden ser encontrados en otras sociedades confucionistas, tales
como Japón y Singapur. En todas esas sociedades, el liderazgo -a menudo la
colaboración entre las élites políticas y de negocios- puede movilizar a la sociedad
entera -incluyendo la fuerza laboral y los ciudadanos- para afrontar una crisis nacional
como empresa colectiva. Este fenómeno es difícil de imaginar en muchas sociedades
contemporáneas tales como las de EEUU, Inglaterra, Francia o Grecia" agregó Tu.
Hahm Chai-bong, presidente del Instituto de Asan para Estudios Políticos y co-autor de
"Confucionismo para el mundo moderno" concuerda en el que confucionismo ha jugado
un papel decisivo en la propensión de los coreanos a unirse por una causa común.
"En 1997 cuando se desató la crisis financiera de Asia, tuvimos muchos coreanos
cediendo su oro. El gran espectáculo de gente haciendo filas en las calles para donar
su oro [Nota del traductor: el oro era donado por los ciudadanos al gobierno, para que
éste lo fundiera y el país vendiera lingotes en el mercado internacional] porque
pensaban que nuestro país estaba yendo en picada.
Él también cree que los rigurosos estándares éticos de la filosofía confuciana han sido
una gran influencia positiva en la nación, a pesar de las pasadas y presentes faltas de
decoro en el mundo de la política y los negocios.
"El confucionismo todavía necesita que la gente ceda mucho de su poder o autoridad.
Esto realmente nos ha servido muy bien y ha sido la mayor fuente de desarrollo social y
político en la sociedad" dice Hahm.
Pero el confucionismo tiene sus críticas, que van desde su visión de la mujer hasta su
reforzamiento de las jerarquías, sea que éstas sean realmente merecidas o no. En
"Outliers", el autor Malcolm Gladwell citó el respeto hacia los superiores, una
característica del confucionismo profundamente incrustada en la cultura coreana, como
el principal factor de que Korean Air [Nota del traductor: Korean Air es una de las dos
aerolíneas de bandera de Corea del Sur] tuviera uno de los peores historiales
mundiales de seguridad desde 1988 hasta 1998.
"El confucionismo comenzó con una pequeñísima movilidad de las personas et alter, se
sostiene en una jerarquía inalterable, las mujeres se quedan cortas en casi todas las
relaciones" dice Jerome F. Keating, un antiguo profesor en la Universidad Nacional de
Táipei y autor del documento "El lado oscuro del confucionismo".
"El siglo XXI tiene un creciente sentido de democracia, incluso la Primavera Árabe es
un sentir de esto, donde las personas quieren tener el derecho de escoger a sus líderes
y no quieren depender de la "benevolencia" de los que están más arriba. Técnicamente
el confucionismo relega responsabilidades hacia arriba y hacia abajo en la escala
social, pero esto es más cierto en la teoría que en la realidad".
Para Keating, el confucionismo es totalmente incompatible con la vida moderna.
"Cualquier filosofía, religión o ideología se tiene que examinar desde el punto de vista
del mundo para el cual ésta fue creada y sobre las respuestas a la manera de vivir que
ofrece. El confucionismo fue construido para una sociedad y una economía basadas en
la agricultura: nótese que el rango más bajo de la pirámide social era para los
comerciantes - y cómo esto ha cambiado. Ese es uno de los problemas que veo. El
mundo actual no está basado en la agricultura, sino que es una sociedad globalizada
donde las personas son muy móviles, y la mayoría de trabajadores gana dinero de muy
diferentes maneras.
El confucionismo enfatiza la armonía y la importancia de la familia, al reconocer que, en
palabras de Tu "la familia es indispensable para la sobrevivencia humana y su
florecimiento". Consecuentemente, las sociedades influenciadas por esta tradición tales
como Corea, Japón y Taiwan tienden a tener envidiables bajos niveles de crímenes
violentos y rupturas familiares. Keating argumenta, sin embargo, que tales indicadores
sociales positivos no deben ser tomados al pie de la letra.
Hahm, también, acepta las limitaciones de la filosofía, haciendo ver que los estrictos
mandatos del confucionismo a menudo no concuerdan con la realidad de la gente con
una moral débil.
No solo la medición ética es alta, sino que es diferente a la de otras sociedades, añade
Hahm.
"Existen también diferentes estándares. Algo como el escándalo Lewinsky, no creo que
ningún político coreano hubiera podido sobrevivir a algo como eso. Así que en ese
sentido tenemos un estándar mucho más alto que el de las sociedades occidentales,
donde ellos piensan que eso es un asunto privado, un asunto privado mientras que el
tipo esté haciendo un buen papel como presidente, esto es por lo que nos deberíamos
de preocupar, no tanto porque tipo de vida privada lleve esa persona. Ese es el tipo de
distinción que los coreanos aún no logran hacer".

RELIGION EN EL CONFUCIONISMO
La religión de la antigua China, a la que Confucio dio su adhesión reverente era una
forma de culto a la naturaleza muy de cerca se acerca al monoteísmo. Si bien
numerosos espíritus asociados a los fenómenos naturales fueron reconocidos - los
espíritus de las montañas y los ríos, la tierra y el grano, de los cuatro trimestres de los
cielos, el sol, la luna y las estrellas - todos estaban subordinados al supremo Dios-cielo,
T'ien (el cielo) también llamado Ti (Señor), o Shang-ti (Señor Supremo).
Todos los demás espíritus no eran sino sus ministros, actuando en obediencia a su
voluntad. T'ien era el defensor de la ley moral, el ejercicio de una providencia benigna
sobre los hombres. Nada de lo hecho en secreto podía escapar su ojo que todo lo ve.
Su castigo por malas acciones tomó la forma de calamidades y la muerte prematura, o
de la desgracia en cama para los niños del malhechor. En numerosos pasajes del
"Shao-" y "She-rey", nos encontramos con esta creencia de afirmarse como un motivo
para la conducta correcta. Que no fue ignorada por el propio Confucio se muestra por
sus palabras grabadas, que "el que atenta contra el cielo no tiene a nadie a quien
pueda orar".
Otro motivo cuasi religioso para la práctica de la virtud era la creencia de que las almas
de los parientes fallecidos eran en gran parte depende de su felicidad en la conducta de
sus descendientes vivos. Se enseñaba que los niños se lo debía como un deber de los
padres muertos de contribuir a su gloria y la felicidad por la vida de virtud.
A juzgar por los dichos de Confucio que se han conservado, no ha vulnerado los
motivos para la conducta correcta, pero él puso jefe hincapié en el amor de la virtud por
sí misma. Los principios de la moralidad y su aplicación concreta a las relaciones
variadas de la vida están consagrados en los textos sagrados, que a su vez representa
las enseñanzas de los grandes sabios del pasado planteadas por el Cielo para instruir a
la humanidad. Estas enseñanzas no fueron inspiradas, tampoco fueron revelados, sin
embargo, eran infalibles. Los sabios han nacido con la sabiduría significa el cielo para
iluminar a los hijos de los hombres.
Era, pues, una sabiduría que fue providencial, más que sobrenatural. La noción de la
revelación divina positiva está ausente de los textos chinos. Para seguir la senda del
deber establecido en las normas de conducta de autoridad estaba al alcance de todos
los hombres, siempre que su naturaleza, bien al nacer, no fue irremediablemente
dañado por las influencias viciosas. Confucio celebró la opinión tradicional de que todos
los hombres nacen buenos.
De cualquier cosa como el pecado original no hay un rastro en su enseñanza. Parece
que no han reconocido aún la existencia de tendencias hereditarias vicioso. En su
opinión, lo echado a perder los hombres fue de mal ambiente, mal ejemplo, un
inexcusable ceder a los apetitos mal que todo el mundo por el uso correcto de sus
poderes naturales podría y debería de controlar. caída moral causada por las
sugerencias de los espíritus malignos no tenía cabida en su sistema.
Tampoco hay ninguna idea de la gracia divina para reforzar la voluntad e iluminar la
mente en la lucha con el mal. Hay una o dos alusiones a la oración, pero nada indica
que la oración diaria, se recomendó al aspirante a la perfección.

FIGURAS SAGRADAS EN EL CONFUCIONISMO

Las imágenes de Confucio fueron usadas en los primeros templos confucionistas desde
el siglo II D.C. Retratos de Confucio o Kongzi, como también era conocida, lo muestran
meditando o enseñando. Su discípulos, filósofos que son también considerados santos
dentro de esta corriente, aparecen aprendiendo de él o sosteniendo tablas que ilustran
sus posiciones.
También son comunes las estatuas de Confucio y sus discípulos y muestran el ideal
académico del confucionismo.
 YIN-YANG TAOÍSTA

El símbolo común del yin y el yang, asociado principalmente con el taoísmo, también es
utilizado para representar el confucionismo. Este símbolo representa el balance entre
fuerzas opuestas, que surgió en el neo-confucionismo en el siglo XI como el "qi" o
fuerza del universo y el "li" que representa los rituales o actos adecuados. Los
confucionistas posteriores crearon sus propias versiones del símbolo.

 Ideograma del agua

El ideograma chino del agua es usado por muchos académicos para representar el
confucionismo. El agua es vista como fuente de vida por la filosofía china y Confucio
decía que " los hombres sabios se regocijan en el agua".

Los principios del confucionismo, incluyendo la sinceridad, la benevolencia, la piedad y


el buen comportamiento, sigue siendo la estructura moral básica y las bases de vida de
la cultura china, tanto de los adherentes al confucionismo como de los que no forman
parte de esta comunidad.
 Imágenes vegetales y animales

Además del agua, el confucionismo usa imágenes clásicas de plantas y animales.


Figuras de plantas o animales de la mitología china aparecen en las túnicas de los
emperadores confucionistas chinos o en los emblemas portados por los servidores
públicos adherentes a esta filosofía.

Los filósofos confucionistas representados en pinturas o en otras formas de arte pueden


tener figuras de plantas o animales en sus ropajes o en las tablas que llevan para
representar su posición.
DOCTRINA DE CONFUCIO
Es mejor amar la verdad que el frío conocimiento de la misma; es mejor complacerse
en la práctica de la verdad que el simple amor hacia ella.

Su doctrina, denominada “la religión de los ritos” (Li) o “la religión de la caballerosidad”
(Ju), se caracteriza por su énfasis en lo moral y práctico, aplicado a lo individual y lo
colectivo, sin descartar por completo lo metafísico. Su racionalismo se fundamenta en la
mente superior (manas} como vía de acceso a la perfección y, como consecuencia, a la
felicidad.
Su filosofía, netamente humanista, sacraliza lo cotidiano, eleva el sentido de las
costumbres, y las relaciones humanas adquieren misticismo. Su aspiración fue la de
purificar y plasmar las formas de los fenómenos temporales según las más profundas
leyes de la vida y según el camino del hombre. Este camino conducía a la cultura, a una
cultura que no estaba reñida con la Naturaleza, sino que había de ser armonizada y
ordenada por esa misma Naturaleza. Más que una religión, Confucio nos ha legado una
filosofía práctica, profundamente pedagógica.

La ética confuciana se basa en el áureo medio (la dorada armonía), en el equilibrio y


armonización interior, que se verán reflejados en el hombre de bien (jen) a través de
una conducta moderada que evite los extremos; no apasionarse, no exagerar, no tener
ímpetus y no tener arranques emocionales.

Confucio nos enseña que el universo sigue un orden, una armonía –a la que denomina
“el camino del centro” (chung)–, en cuya dirección debe también marchar el hombre.
Esta ley cósmica es también reguladora del comportamiento humano. Es decir, no solo
nos indica el sendero que debemos seguir, sino que también ajusta nuestras acciones a
sus designios.

“El camino recto del universo, el centro; la armonía es su ley universal y constante”.

La virtud consiste, por lo tanto, en mantenerse con perseverancia en el centro (chung).

“Cuando el centro y la armonía han alcanzado su máximo grado de perfección, la paz y


el orden reinan en el cielo y la tierra, y todos los seres alcanzan su total desarrollo”.

El hombre alcanza la felicidad a través de la perfección interior, de la paz y serenidad


inalterables. El hombre debe meditar y penetrar en la esencia de todas las cosas,
dedicar toda su vida con diligencia y perseverancia al descubrimiento del bien y la
verdad.

El bien es el camino del centro, el equilibrio, la vibración en armonía con el universo. El


mal es artificial, antinatural; el hombre es arrastrado al mal por un error de juicio, por el
predominio de la pasión sobre la razón.

Tres doctrinas de Confucio son particularmente importantes:

La primera es la benevolencia (jen). Confucio consideraba la benevolencia como algo


que la gente cultiva dentro de sí mismos antes de que pueda afectar a sus relaciones
con los demás. La mejor manera de acercarse a la benevolencia es en términos de su
propio interés, es decir, poner el auto en la posición de la otra y, a continuación el
tratamiento de la otra consecuencia.
Dos refranes de Confucio mejor expresa esta idea: y "¿á los demás lo que deseas
hacer para a ti mismo." "Hagas a otros lo que ustedes no como a ti mismo"
no, benevolencia significa la práctica de estas dos palabras.

El segundo se refiere a la doctrina de hombre superior (chun - tzu). El hombre superior


es aquel que practica la bondad sin importar los antecedentes familiares.

Propiedad ritual es la tercera doctrina. Confucio hizo hincapié en el comportamiento


correcto en una de las relaciones, el hombre debe actuar de acuerdo con propiedad. Así
se comporta un ritual con el otro. Este comportamiento se llama li, se refiere a las
normas sociales y estéticos que guían a las personas en sus relaciones sociales.

NUMERO DE SEGUIDORES
Las personas se han dividido en miles de religiones, algunas de ellas mucho más
grandes y numerosas que otras. Un punto a tener en cuenta es que las cifras sobre los
creyentes en una religión no siempre son exactas ni confiables. Algunas religiones
cuentan a sus adeptos con solamente nacer en ese pueblo o con haber sido bautizados
en esa religión, aunque ya no la profesen.

 Religión tradicional china (Taoísmo y Confucianismo):

La religión tradicional china es politeísta y está influenciada por el budismo,


confucionismo y taoísmo. Además de ser politeístas, incluye ciertos elementos de
chamanismo, convirtiéndola así en una religión muy variada. El número de creyentes es
difícil de calcular porque no se tiene claro cuando se acaba una creencia y empieza otra.

Es por eso que el número de seguidores oscila entre 400 y 1000 millones.

UBICACIÓN GEOGRAFICA

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