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Un nuevo mapa marítimo en el sur del país rige desde ayer.

El Perú ganó 50,284 kilómetros cuadrados de mar


(aproximadamente el tamaño del departamento de San Martín), de los 66,680 que solicitó, según lo determinó la
Corte Internacional de Justicia de La Haya, al fijar la línea de frontera con Chile en un histórico fallo.
A continuación les presentamos una cronología del diferendo:
1929
El Perú y Chile firman el Tratado de Lima, que resolvió el problema de Tacna y Arica y fijó la frontera terrestre definitiva
entre ambos países, la cual finaliza en el Punto Concordia.
1947
El Perú dictó el decreto supremo 781 para proteger, conservar y utilizar los recursos naturales de sus costas, debido a
la presencia de flotas extranjeras, en especial balleneras. No fijó límites marítimos con Chile.
1952
El Perú, Chile y Ecuador suscriben en Santiago la “Declaración sobre Zona Marítima”, que reconoce las 200 millas
náuticas de cada país.
1954
Perú, Chile y Ecuador firman en Lima el “Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima”, en la que acuerdan evitar
sanciones a pequeñas embarcaciones que debido a su escaso conocimiento en navegación incursionan en aguas del
país limítrofe.
1980
La posición peruana sobre delimitación marítima entre Estados con costas adyacentes fue presentada oficialmente por
el Perú en la Conferencia sobre el Derecho del Mar, en la ONU. Se sostuvo que, a falta de un convenio expreso de
límites, debe aplicarse como regla general la línea equidistante.
1986
En 1986 el embajador Juan Miguel Bákula, a nombre del Perú, presentó ante Chile una Nota Diplomática, en la que
propuso iniciar conversaciones bilaterales para fijar los límites marítimos. Chile respondió que necesitaba “hacer
estudios” sobre el tema.
2000
Chile deposita ante la ONU sus cartas náuticas que indican al paralelo 18°21’00” como frontera marítima con Perú, lo
que motiva la protesta peruana.

2004
Perú propone formalmente el inicio de negociaciones para terminar la controversia. Chile se negó. En una declaración,
los cancilleres de ambos países señalaron que Perú y Chile tenían posiciones distintas (una controversia jurídica).
2005
El Congreso peruano promulga la Ley de Líneas de Base del Dominio Marítimo, que establece las líneas a partir de las
cuales se mide la anchura del dominio marítimo del Estado. Chile aseguró que “continuará ejerciendo los derechos que
le corresponden en los espacios bajo su soberanía y jurisdicción”.
2007
Aplicando las Líneas de Base del Dominio Marítimo, el Perú realiza, por primera vez, la representación gráfica del mar
peruano en el sur, zona en controversia con Chile, y publica la nueva cartografía sobre su dominio marítimo.
2008
El 16 de enero, el Perú presenta ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya la demanda de delimitación marítima
con Chile.
2009
El 19 de marzo, Perú presenta una memoria escrita con sus argumentos ante la Corte.
2000
Chile deposita ante las Naciones Unidas sus cartas náuticas que indican el paralelo 18° 21’00’’ como frontera marítima
con Perú, lo que genera la protesta peruana.
2010
El 9 de marzo, Chile presenta la contramemoria. El 9 de noviembre, el Perú presenta una réplica.
2011
En mayo, Perú y Ecuador firman el tratado de límites marítimos entre ambos países. Así, se desestima que los
acuerdos pesqueros de la década del 50 sean acuerdos limítrofes, como señala la postura chilena.
El 11 de julio, Chile presenta a la Corte Internacional de Justicia una dúplica. Con ello finaliza la fase escrita del proceso.
2012
Entre el 3 y el 14 de diciembre se desarrolla la fase oral del litigio. Las partes expusieron sus fundamentos.
2013
El 13 de diciembre, la Corte de La Haya anunció que leerá su veredicto el 27 de enero de 2014.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya resolvió el lunes modificar la frontera marítima entre Chile y
Perú en una sentencia inapelable que fue recibida como una especie de salida intermedia en la que Lima
obtiene menos de lo que quería y Santiago no pierde tanto como podía.
La CIJ concedió a Perú un "triángulo exterior" que hasta ahora era chileno con su vértice a partir de las 80 millas
náuticas: alrededor del 70% de lo que aspiraba según la demanda que presentó en 2008 en una región pesquera muy
rica.
Sin embargo, la Corte respondió a la demanda validando el argumento chileno de que los tratados pesqueros de 1952 y
1954 entre ambos países suponen un acuerdo fronterizo tácito y además aceptó la idea de la línea paralela al Ecuador
como delimitador a partir del conocido como "Hito 1".
Lea también: Nuevo límite marítimo entre Chile y Perú
Los magistrados del alto tribunal dejaron intacta la frontera marítima, tal como defendían los chilenos, pero sólo hasta
las 80 millas náuticas, no las 200 que pretendían seguir conservando en Santiago.
A partir de la milla 80, la CIJ redibujó la frontera dejándola en una línea equidistante y entregándole a Perú un triángulo
que en los últimos siglos había controlado Chile.
Pero los chilenos, que asistían al fallo conscientes de que no tenían nada que ganar, respiraron aliviados porque no
perdieron en La Haya tanto como temían.
Lea también: Los territorios en disputa de América Latina
"Deja a las dos naciones medianamente satisfechas, medianamente insatisfechas. Ese estado de ánimo ayuda a que
se concrete un fallo y que en ese sentido no sólo es salomónico sino sabio", le dijo a BBC Mundo Antonio Zapata,
historiador y columnista peruano.
Al reaccionar al fallo, tanto el presidente chileno, Sebastián Piñera, como su colega peruano, Ollanta Humala, quisieron
ver la botella medio llena.
Piñera dijo que la corte "ha confirmado en lo sustancial la posición chilena" mientras Humala dijo que "Perú se siente
complacido con esta opción de paz".
Los pescadores chilenos: pierden
Si bien representantes de pescadores de la fronteriza población chilena de Arica dijeron respirar aliviados porque el fallo
podría haber resultado peor, una manifestación de varios centenares de personas terminó con la policía empleando un
cañón de agua y realizando varias detenciones.
Los más perjudicados son los pescadores de la ciudad fronteriza que ven cómo la nueva frontera invade una región
donde faenaban que es rica en palometa, tiburón, anchoveta y sobre todo bacalao.
En declaraciones a BBC Mundo, el presidente de la Asociación de Armadores Pesqueros de Naves Menores de Arica,
Manual Guajardo, se mostró contrariado al tiempo que aliviado "en gran medida".
"No es como lo hubiéramos querido (…) pero obviamente no estamos conformes que nos hayan quitado prácticamente
120 millas de zona económica exclusiva. Lo bueno es que reconocieron el Hito 1", afirmó.
"No teníamos nada que ganar, a lo más conservar lo que ya teníamos y perdimos algo, pero podía haber sido peor así
que hay relativa tranquilidad", agregó.
Vamos a pedir una indemnización al Estado porque somos los más perjudicados (...). Ahora viene la lucha de
nosotrosRicardo Saavedra, sindicato pescadores de altura de Arica
La mayoría de los pescadores de Arica trabajan antes de las 80 millas, por lo que no se van a ver tan afectados. Pero
también hay una flota de pesca de altura que resultará perjudicada por completo.
"Estamos totalmente perjudicados. Nos liquidaron prácticamente en lo que respecta al bacalao que se pesca en
profundidad", le dijo a BBC Mundo Ricardo Saavedra, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales de Altura y
Turismo de Arica.
Saavedra explicó que unos 6 barcos con tripulaciones de entre 5 y 6 pescadores tendrán que irse más al sur, a la zona
de Iquique, y aunque reconoció no tener cálculos precisos, aseguró que su pérdida en hasta un 70% de los ingresos.
"Por supuesto que vamos a pedir una indemnización al Estado porque somos los más perjudicados", anunció el líder
pesquero. "Ahora viene la lucha de nosotros: acatamos el asunto pero lo tiene que acatar también el Estado y darnos
un pequeño cariñito".
Los peruanos querían más
Más contento se mostró el presidente Ollanta Humala, quien enfatizó en un mensaje público que el fallo "ha permitido el
reconocimiento de derechos soberanos sobre un espacio marítimo alrededor de 50.000 kilómetros cuadrados, lo que
representa más del 70 por ciento del total de nuestra demanda".
El "triángulo exterior" es nuestroOllanta Humala, presidente de Perú
"El 'triángulo exterior' es nuestro", recalcó el mandatario, que celebró la resolución con cientos de sus compatriotas en
la Plaza de Armas de Lima inmediatamente después de dar su discurso.
Ondeando banderas y con la cara pintada con el rojo y blanco nacional, en la plaza se habían reunido para escuchar el
fallo frente a las pantallas gigantes instaladas por el gobierno.
La fiesta comenzó en cuanto apareció en la pantalla el mapa con la nueva línea fronteriza inclinado hacia lo que antes
era zona marítima exclusiva chilena y ahora es peruana.
Sin embargo, pese a las celebraciones de los peruanos, que no dudaron en sentirse ganadores, el fallo da parte de
razón a los chilenos y eso hizo que la satisfacción no fuera total.
Así lo expresó el expresidente Alan García, bajo cuyo mandato su país presentó la demanda en 2008: "No es todo lo
que hubiéramos querido ganar. En la vida hay que saber reconocer que algo se ha ganado y que podemos estar
contentos".
"A media caña en cada uno, esto es signo de sabiduría en la corte", le dijo a BBC Mundo el historiador Zapata.
¿Por qué 80 millas?
Si bien la corte estableció que aquellos tratados de los años cincuenta efectivamente delimitan de forma tácita la
frontera entre Chile y Perú, cabe preguntarse entonces por qué resolvió modificar la línea paralela que hasta ahora
servía de límite práctico. Y por qué lo hace desde las 80 millas y no la 60 o 100, por ejemplo.
El profesor chileno Jorge Contesse, de Derecho Internacional de la Universidad de Rutgers-Newark (EE.UU.), le explicó
a BBC Mundo que lo que hace la CIJ en su sentencia es "justicia contextualizada".
"La corte parte del principio de que la manera de resolver esto es atender a las actividades pesqueras del tiempo en
que se celebraron los acuerdos, o sea, inicio de la década de los 50", afirma Contesse.
Así, la sentencia señala que la norma de las 200 millas de zona económica exclusiva data de la Convención del Mar de
1982 y no se puede, por consiguiente, retrotraer a los años 50.
A la hora de ubicar el punto, la sentencia explica la razón fundamental en que "la corte considera que la evidencia a su
disposición no le permite concluir que el acuerdo se extendiera más allá de las 80 millas náuticas".
Para el historiador peruano Antonio Zapata, la clave se puede encontrar en una pregunta hecha por uno de los
magistrados al final del juicio y que parafrasea como "¿tenían en los años 50 los Estados la capacidad para fijar
fronteras marítimas?".
"Derivado de la respuesta de ambos lados, se ha fundamentado buena parte del fallo", dijo al señalar que los
magistrados "se pusieron a pensar como los jueces en los años 50 y los Estados en los años 50, y han visto el alcance
de esas decisiones".

Frontera Marítima Perú Chile


Conflicto de límites
Controversia en delimitación marítima entre Chile y el Perú
Para Chile no existían temas limítrofes pendientes con el Perú, ya que los límites marítimos fueron definidos
en 1952 y 1954 cuando ambos países suscribieron Convenios de pesca donde se específicaban claramente
las fronteras marítimas.
Para el Perú, el límite marítimo con su vecino del sur no estaba definido ya que nunca se ha firmado un
Tratado que establezca dicho límite.
Para Chile, la frontera marítima con el Perú era la línea del paralelo (línea azul), lo que deja sin mar a las
provincias peruanas del sur.

El Perú, consideraba que le correspondería seguir una prolongación de sus costas (línea verde), pero que
eso no sería justo para Chile. Lo justo y equitativo para ambos países era trazar una línea media (línea roja)
para definir la frontera entre ambos países.
HISTORIA DE LA CONTROVERSIA
Este conflicto tuvo sus inicios en el siglo XIX cuando el mapa de
Sudamérica era diferente y Chile era un pequeño pero próspero país,
que explotaba recursos minerales en suelo boliviano con el apoyo de
capitales ingleses. En 1879 el gobierno de Bolivia decidió elevar en 10
centavos los impuestos a cada quintal de salitre extraídos de su
territorio y exportados por una empresa chileno-británica. En
represalia, Chile invadió Bolivia y le declaró la guerra.
Perú trató de mediar en el conflicto, pero Chile también le declaró la
guerra al Perú, debido a que el Perú tenía una alianza militar con
Bolivia.
La guerra tomó por sorpresa a Bolivia y Perú, quienes se encontraban
en clara desventaja militar frente a Chile. Bolivia no tenía armada ni
Ejército y tras un año de enfrentamientos se retiró de la guerra,
dejando al Perú solo contra Chile.
Luego de cuatro años de guerra, Chile venció al Perú y extendió sus
fronteras hasta sus actuales límites, apropiándose de las provincia
boliviana de Antofagasta y las provincias peruanas de Tarapacá y
Arica. También ocupó la ciudad de Lima por cuatro años y la provincia
de Tacna por 50 años. Bolivia perdió su acceso al mar.
Ya que el Perú se negaba a rendirse, Chile apresó al presidente
peruano y lo retuvo en territorio chileno hasta que se firmó el Tratado
de Ancón, que puso fin a la guerra en 1883 y por el cual Chile
incrementó su territorio, avanzando del paralelo 24 hasta el paralelo 18. En ese Tratado, así como en el
complementario Tratado de Lima de 1929 se determinan las nuevas fronteras terrestres, pero no existen referencias
sobre las fronteras marítimas entre Chile y Perú.
En 1947, tanto Chile como Perú proclaman unilateralmente, que sus respectivos Estados poseen sobería sobre los
mares adyacentes a las costas de sus territorios.
PRINCIPALES ARGUMENTOS CHILENOS
Chile sostenía que desde 1952, el Perú reconocía que la frontera marítima con Chile era la línea del paralelo, y lo ha
hecho a través de diversos documentos. Además, desde la Guerra del Pacífico, en el siglo XIX, Chile ejercía soberanía
y control en toda el área que el Perú estaba reclamando.
En 1952 Chile, Ecuador y Perú suscriben la "Declaración de Zona Marítima" en Santiago de Chile, por la que
establecen el reconocimiento de las 200 millas náuticas de cada país, cuya definición corresponde a un minuto de arco
sobre el paralelo de la línea del Ecuador.
En 1954, Chile, Ecuador y Perú deciden firmar un nuevo documento, llamado "Convenio sobre Zona Especial
Marítima", debido a que "se producen con frecuencia de modo inocente y accidental, violaciones de la frontera
marítima entre los Estados vecinos", situaciones que se intentan regular y para lo cual "establécese una zona especial,
a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el
límite marítimo entre los dos países".
En 1955, el gobierno del Perú, en la resolución Nº 23, afirma que la zona marítima peruana está "limitada en el mar por
una línea paralela a la costa peruana y a una distancia constante de ésta, de 200 millas náuticas" (punto 1) y que, de
conformidad "con el inciso IV de la Declaración de Santiago, dicha línea no podrá sobrepasar a la del paralelo
correspondiente al punto en que llega al mar la frontera del Perú" (punto 2).
En 1955, el Congreso del Perú ratifica los acuerdos de 1952 y 1954 (y otros acuerdos y convenios relacionados).
Según la posición chilena, los acuerdos de 1952 y 1954 tienen la naturaleza de un Tratado Internacional, se basan
para ello en la Convención de Viena de 1980, que si bien no tiene efectos retroactivos, están reconociendo un derecho
internacional consuetudinario.
La Convención de Derecho del Mar indica que los acuerdos previos vigentes entre los Estados y, además, la
existencia de derechos históricos, priman por sobre el establecimiento de la línea media contemplada por la misma
convención y desde hace más de 50 años, en la práctica, Chile ha ejercido soberanía en el espacio marítimo
reclamado por Perú, deteniendo a los buques pesqueros peruanos que han cruzado el paralelo.

PRINCIPALES ARGUMENTOS PERUANOS


El Perú no reconocía los acuerdos pesqueros de 1952 y 1954 como tratados de límites marítimos.
En 1982, las Naciones Unidas aprueban la Convención sobre el Derecho del Mar (Convemar) llamada, la Constitución
de los Océanos. La Convención del Mar establece que en ausencia de tratados formales, el método para establecer
los límites marítimos es el trazo de una línea media y la aplicación del principio de la equidad. Según la posición
peruana, Chile y Perú, nunca han firmado un Tratado específico de límites marítimos y Chile pretende imponer un
límite marítimo tremendamente inequitativo.

La Declaración de Zona Marítima de 1952, firmada por delegados de Chile, Ecuador y Perú, define como zona
marítima de cada uno de los países las 200 millas medidas desde la costa. Perú sostiene que debido a las
características de la costa del Pacífico, las 200 millas de Chile se sobreponen a las 200 millas del Perú. Si como Chile
exige, se considerara al paralelo como límite, la ciudad peruana de Camaná solo tendría 100 millas de mar territorial,
Mollendo sólo tendría 80 millas, Ilo 40 millas, Sama 20 millas y Tacna no tendría mar, pues tendría 0 millas en el punto
de la Concordia.

Para el Perú, el acuerdo de 1954, firmado por delegados de Chile, Perú y Ecuador, denominado "Convenio sobre Zona
Especial Fronteriza Marítima", sería sólo un convenio de pesca y no un tratado de limites. Sólo por error los
negociadores habrían mencionado límites marítimos, que no se encontrarían definidos por tratado alguno.
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, señala que no puede tomarse un acuerdo internacional,
usándolo en otro sentido: "Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que haya de
atribuirse a los términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin".
Situación de facto hasta 2014
En la práctica Chile siguió ejerciendo soberanía en el espacio marítimo reclamado por Perú, por lo cual la Armada
chilena, en los casos que buques pesqueros peruanos cruzasen el paralelo, procedía en la forma habitual (detención,
traslado hasta el puerto de Arica, confiscación de los productos obtenidos, imposición de una sanción pecuniaria y la
deportación al Perú).
El 23 de mayo de 1986, el Perú solicitó a Chile establecer el límite marítimo entre ambos países, bajo la premisa que
aún no se ha celebrado un Tratado especifico de delimitación marítima. Para el Perú, todos los acuerdos anteriores,
eran apenas convenios de pesca, ante lo cual Chile respondió que los acuerdos de 1952 y 1954 constituían tratados
de límites marítimos entre ambos países.
Perú solicitó llegar a un entendimiento pacífico usando los mecanismos
bilaterales, como la Comisión Mixta Permanente de Límites, Chile
respondido que la frontera marítima ya está definida.
Finalmente el Perú decidió presentar el diferendo ante la Corte Internacional
de La Haya, en virtud a que Chile y Perú suscribieron el Tratado Americano
de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá) de 1948, que establece que si no
existe voluntad de las partes, y no habiéndose convenido un procedimiento
arbitral, cualquiera de los Estados parte tienen derecho a recurrir a la Corte
Internacional de Justicia, existiendo competencia obligatoria de ésta,
tratándose controversias de orden jurídico que verse, entre otras, sobre la
interpretación de un tratado y cualquier cuestión de Derecho internacional
(artículo XXXI y XXXII del Pacto de Bogotá de 1948, en concordancia con el
artículo 36 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia).

FRONTERA MARÍTIMA PERÚ - CHILE


El 27 de Enero de 2014, la Corte Internacional de
Justicia de La Haya falló la nueva frontera del Perú y
Chile. Se estableció que la frontera sigue el paralelo
geográfico por 80 millas y luego se transforma en
equidistante hasta las 200 millas. La Corte dio un
veredicto salomónico, que reconocía argumentos
peruanos y chilenos.
Para el fallo, la Corte concluyó que no existía un
Tratado de límites marítimos entre ambos países, pero
que el Perú había reconocido de facto, la frontera
tradicional entre Perú y Chile, que se estableció en 80
millas desde la frontera terrestre. Luego de las 80
millas, la línea de frontera se vuelve equidistante hasta
las 200 millas.
Si bien, parte de la costa peruana permanece sin mar
(lo que es llamado seca), el Perú amplía su dominio
marítimo en unos 50.000 kilómetros cuadrados sobre
los que no ejercía soberanía, lo significa más del 70%
del total de la demanda peruana sobre el mar del
Océano Pacífico sur.
El fallo de La Haya en el caso Chile-Perú: antecedentes e
implicaciones
Un largo conflicto
El reciente dictamen sobre la demanda interpuesta por Perú ante la Corte Internacional de Justicia para definir sus
límites marinos con Chile despertó enormes expectativas y colmó la agenda política y mediática de ambos países
durante varios meses.
El litigio y el fallo también tienen que ver con la necesidad histórica de los peruanos de resarcir el sentir colectivo frente
a lo que han considerado como una actitud desdeñosa por parte de Chile.
Dar el caso por cerrado por decisión de la más alta instancia internacional en la materia podría ser la manera de pasar
la página de la Guerra del Pacífico, que a finales del siglo XIX enfrentó a Bolivia y a Perú con Chile en los mares que
hasta hoy estaban en entredicho. Podría, además, propiciar un cambio en las miradas antagónicas que reiteradamente
aparecen de uno y otro lado de los 169 kilómetros que separan a Chile de Perú.
Si bien el arbitraje que rindió la Corte de La Haya el pasado 27 de enero refleja la búsqueda de equidad, resultó muy
favorable para Perú

Hasta la firma del Tratado de Ancón, que puso fin a la Guerra del Pacífico en 1883, estos dos países no tenían frontera
común. Por cuenta de ese conflicto, Perú cedió definitivamente a Chile el departamento limítrofe de Tarapacá y dejó en
administración chilena por diez años las provincias de Arica y Tacna.
Si bien esta provincia fue devuelta al Perú mediante un nuevo tratado, la derrota le ocasionó la pérdida de 158.000
kilómetros cuadrados de territorio. Para Bolivia, la cesión a Chile del Departamento del Litoral -de una extensión de
154.000 kilómetros cuadrados- cerró hasta el día de hoy su acceso soberano al mar.
El resentimiento hacia Chile se fue cimentando en la sociedad peruana a lo largo de los casi cincuenta años que
transcurrieron hasta la firma del Tratado de Lima en 1929, que fijó definitivamente la frontera terrestre. La humillación
infligida por la ocupación chilena de Lima -entre 1881 y 1883- y el recorte territorial acabaron por forjar identidades
opuestas en ambos países. A la imagen de un Perú derrotado se superpuso un cierto sentimiento de superioridad con
respecto a los vecinos bolivianos y peruanos en Chile.
La estrategia de Perú ante La Haya
La adopción de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en 1982, que reconoce la zona
económica exclusiva de las 200 millas de mar territorial, abrió las puertas a la demanda peruana. En 1986, Perú
empezó la búsqueda de una solución negociada y alertó al país vecino sobre la inexistencia de una delimitación
marítima.
El inicio de acercamientos por la parte peruana quedó plasmado en el llamado Memorando Bákula, nombre de quien
era entonces embajador peruano en Chile y reconocido experto en temas limítrofes.
Las renovadas demandas de Perú, rechazadas por Chile por considerar que esos límites ya estaban establecidos en los
tratados pesqueros de 1952 y 1954, lo llevaron a recurrir finalmente a la justicia internacional para dirimir el conflicto.
El agotamiento de las posibilidades de negociación bilateral, por la negativa chilena de reconocer el tema pendiente,
funcionó, paradójicamente, como una oportunidad para que Perú construyera una política de Estado de defensa del
interés nacional. La demanda, que acabaría siendo oficializada en enero de 2008, fue precedida por actuaciones
certeras de la diplomacia que despejaron el camino hacia La Haya y dieron solidez a su posición.
El agotamiento de las posibilidades de negociación bilateral, por la negativa chilena de reconocer el tema pendiente,
funcionó, paradójicamente, como una oportunidad para que Perú construyera una política de Estado de defensa del
interés nacional.
En el manejo peruano de la controversia es notable el respaldo de todas las fuerzas políticas a la posición del Estado
durante los tres Gobiernos sucesivos a los cuales desde 2004 correspondió tramitar el caso. Otro factor clave en el
desenlace favorable para Perú fue la calidad del equipo jurídico encargado de la defensa ante la CIJ, liderado por dos
ex ministros de Relaciones Exteriores de los Gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García, y la incorporación, en 2011,
de quien fuera canciller cuando en nota diplomática se dieron por terminadas las negociaciones directas.
La decisión de la Corte
Si bien el arbitraje que rindió la Corte de La Haya el pasado 27 de enero refleja la búsqueda de equidad, resultó muy
favorable para Perú. El fallo acogió más del 70 por ciento de la demanda peruana, y amplió en cerca de 50.000
kilómetros cuadrados la extensión de su dominio marítimo, al que por ley se le dio la denominación de “Mar de Grau” en
1984, en honor del héroe peruano de la Guerra del Pacífico.
La Corte estableció que a partir del Hito 1, por donde pasa el paralelo donde se inicia la frontera marítima entre ambos
países, se trazara una línea paralela de 80 millas que estaría bajo soberanía de Chile y a partir de ese punto se traza
una línea equidistante hasta el límite de las 200 millas que pasa a ser zona económica exclusiva de Perú. Para tomar la
decisión de las 80 millas, la Corte se basó en la evidencia de la actividad pesquera hacia 1950 cuando se firmaron los
tratados de pesca entre ambas naciones.
La decisión salvaguarda los intereses económicos de Chile en el primer triangulo en disputa, que cubre cerca de 38.000
kilómetros cuadrados, de los cuales recibe más del 40 por ciento y dentro de los que se realiza la casi totalidad de la
actividad pesquera de la región de Arica. Pero también reconoce la soberanía del llamado triángulo externo para Perú y
que, según la posición chilena, pertenecía a las aguas internacionales.
Lo que el fallo hace posible
La delimitación de esta frontera marítima no es apenas una cuestión de intereses pesqueros en una zona que cuenta
con una gran riqueza. Las expectativas frente al fallo también están puestas en disfrutar de relaciones más fluidas y de
mayor integración, para lo cual debían evitarse posibles interferencias del diferendo marítimo en el desarrollo de la
relación bilateral.
Con ese propósito, la Cancillería peruana propuso una estrategia de acompañamiento de la resolución de la
controversia por la justicia internacional conocida como la política de las “cuerdas separadas”. Esta ha permitido llevar
por separado los asuntos de la delimitación y el de la integración económica y lograr una relación relativamente cordial
durante los últimos años.
Un trazado marítimo definitivo permitirá fortalecer las importante y sólidas relaciones comerciales entre ambos países -
Perú es el primer destino de las inversiones chilenas en la región- y probablemente tendrá efectos positivos para la
comunidad peruana radicada en el país del sur, una población que, según datos del Departamento de Extranjería y
Migraciones, representa el 37 por ciento de la población inmigrante en Chile.
Cerca de cinco mil personas transitan diariamente por la frontera entre los departamentos de Tacna y Arica, donde se
producen intercambios significativos de bienes y servicios. Los chilenos viajan, por ejemplo, para ser atendidos en los
hospitales tacneños o para conseguir mercancías más baratas, mientras que la región de Arica se beneficia con la
llegada de trabajadores peruanos temporales en las aéreas de la construcción y de servicios.
El mal ejemplo colombiano
El desacato de Colombia a las reglas de juego internacionales por el fallo emitido por la CIJ sobre su diferendo con
Nicaragua flotaba en el ambiente como un mal presagio de la posición que Chile podría asumir.
La argumentación colombiana, dada a conocer un año después de emitido el fallo, y que declara su inaplicabilidad pues
la modificación de límites territoriales debe ser revisada por la Corte Constitucional y aprobada por el Congreso de la
República, abre la vía a inéditas interpretaciones que podrían tener como objetivo detener, retrasar, o sencillamente no
ejecutar decisiones internacionales de carácter vinculante e inapelable.
Dar el caso por cerrado por decisión de la más alta instancia internacional en la materia podría ser la manera de pasar
la página de la Guerra del Pacífico, que a finales del siglo XIX enfrentó a Bolivia y a Perú con Chile en los mares que
hasta hoy estaban en entredicho.
Probablemente Chile no llegue a retirarse del Pacto de Bogotá, con el cual aceptó la jurisdicción de La Haya, pero sí
podría adoptar maniobras de dilación para la ejecución de la sentencia.
Está por verse si el nuevo Gobierno de Michelle Bachelet, al que le corresponderá la etapa de aplicación, se sumará a
las voces que ya en Chile han pretendido que el fallo es negociable, que exigen la modificación de la constitución pues
esta no sería consistente con lo que establece el derecho internacional del mar, o que condicionan su aplicación a la
firma de la Convención del mar por parte de Perú.
La hora de La Haya también marcará el reequilibrio de las relaciones entre estas naciones. Chile tiene la oportunidad
histórica de demostrar al país vecino que los 135 años de desencuentros quedaron en el pasado.

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