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"Los comunistas han de distanciarse ¡,~
de la máquina estatal y, previamente, Rudoll Bahro ¡"

poner fin al poder del aparato en su "<


propia organización. Han de inscribir
de nuevo en sus banderas la vieja
Por un .comunismo
consigna del Manifiesto según la cual democrático
«el libre desarrollo de cada uno es la 1\
condición para el desarrollo libre de
todos» y ser más conscientes que
nunca de que este programa hace sal- I; La alternativa
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tar el marco de cualquier plan- Contribución a la crítica
teamiento meramente nacional o con- !
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,, del s0,ralismo
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tinental. La igualdad real de todo
real~xistente
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aquello que lleve el . aliento humano
va a convertirse en una cuestión de Ii;t·
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vida o muerte de la política práctica. ·-:111...

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La paz solo podrá conquistarse, la 1L¡

elevación ulterior del hombre como ,.J;:


especie y como individuo solo podrá ,;:.
asegurarse, cuando desaparezcan las
desigualdades en cuanto a posibilida- ¡;;!;
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des de desarrollo en cada país y en el 1 -·

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INDICE

Introducción . 9

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,:; PARTE PRIMERA
j El fenómeno de la vía no capitalista a la sociedad
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1 industrio./ . 19
i La edición original alemana fue publicada por EUROPil.ISCHE
l VERLAGSANSTALT, con el título:
¡ Die Alternative
l. La abolición de la propiedad privada capi-
talista y la praxis del socialismo realmente
j © Europiiische Verlagsanstalt, 1977 existente
j 21
Koln, Frankfurt am Main 2. El origen de la vía no capitalista .
1 57
3. Del despotismo agrario al industria! 97
Cubierta de Alberto Corazón
Traducción de Gustau Muñoz
PARTE SEGUNDA
© de la edición cas,tellana: Materiales, S. A. de Estudios y
Publicaciones, 1979,. La anatomía del socialismo realmente existente 139
Todos los derechos reservados 4. Resumen de ·premisas 141
5. Organización global social sobre la base de
Impreso en: CONMAR COLOR, Corominas, 28, L'Hospitalet de Ll. la antigua división del trabajo . 161
:: ISBN: 84-85341·11-2 6. Las capas sociales en el socialismo realmen-
:j Depósito Legal: B. 13.261 - 1979 te existente
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22 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 23

adjunto al CC podía escucharse por aquella época la afir- mar¡<ista y la realidad del ..sociali5m<? ha penetrado hasta
mación sin circunloquios de que la concepción del socia- en la teoría oficial y la cuestión que importa es saber cuál
lismo que figura en la marxiana Crítica del Programa de es el carácte¡, más, o.menos de principio, de esa diferencia.
Gotha debía considerarse sobrepasada. Pero el marxismo Desde un enfoque metodológico, la mayor parte de los
no conoce hasta hoy un concepto más fundamental que el críticos marxistas no ·le ponen las cosas difíciles a nuestra
de formación económica de la sociedad. Si -de acuerdo ortodoxia. Se 5uelen quedar en el marco de las categorías
con la nueva teoría- el socialismo y el comunismo son ideal y realidad, de tal manera .que la discusión puede des-
formaciones diferentes, ¿qué es, entonces, el socialismo en lizarse fácilmente a una disputa irresoluble en torno a una
contraste con el comunismo? ¿Sigue siendo, en ese caso, realización «inevitablemente aún incompleta• o •deficien-
«comunismo en formación•? Si no lo es, ¿cómo puede en- te» del ideal. Los «idealistas», que no cesan de hablar de
tonces la clase obrera seguir estando directamente intere- deformaciones, que denuncian la desviación de principios
sada en él? ¿Acaso se resolverá en una nueva gran rever cualesquiera y que exigen el mantenimiento o el restable-
lución? El temor que inspiran tales posibilidades terribles cimiento de tales o cuales normas, obtienen ciertamente
se conjura en la palabrita «relativamente» («formación momentáneos éxitos demagógicos, pero nunca llegan a
social relativamente autónoma•), que permite estirarla, en- abordar ni en el plano teorético ni práctico-político, el
cogerla y darle la vuelta a voluntad. fundamento sobre el que se apoyan sus adversarios: la
Poco antes del VII Congreso y por más de un motivo realidad «desviada•. Hace poco que Svetozar Stojanovic ha
se retiró silenciosamente de la circulación este último demostrado con su libro «Entre el ideal y la realidad» que
grito de la ciencia socialista, que entretanto ha sido de- partiendo de · esta posición y aun trabajando con tan
clarado explícitamente falso. La Crítica del Programa de pocas limitaciones como puede hacerse en Yugoslavia, no
Gotha es de nuevo válida. De todos modos, en 1a •forma- se llega a poner pie firme en el· terreno real de lucha
ción social relativamente autónoma• se encerraba alguna creado por la revolución en su auténtica dimensión. Sto-
pretensión justificada y, sobre todo, algo de experiencia janovic describe el dilema del •estatismo• y el~anarco­
real. Antes o después, cada nueva generación de marxis- liberalismo», muestra la raigambre económiccrsocial de
tas y socialistas choca -siempre según el temperamento este último y apela, acto seguido, al posible surgimiento
y la actitud de los individuos-- con la diferencia, la con- -justo de estas condiciones dominantes- de más per-
traposición, la fisura, la brecha, el abismo que existe entre sonalidades democráticcrsocialistas. No revela esto pre-
la visión de los clásicos y la realidad de la nueva· sociedad. cisamente un modo de pensar marxista, materialista.
La existencia de una diferencia, al menos, es tan evidente Stojanovic se lo pone demasiado fácil a los más listos
que incluso en los documentos oficiales ha tenido que defensores ·del statu quo. El y los demás teóricos de la
recurrirse a la fórmula defensiva del •socialismo real- deformaeión se atienen, en último término, a la célebre
mente existente». Esta fórmula, acuñada a regañadientes, divisa de que <:uando la realidad se desvía de la idea,
resulta sintomática de cómo a nuestros partidos en el pcr entonces tanto peor ... para la realidad.
der se les deshace en los dedos la legitimación marxista No: el problema no se reduce, ni de lejos, a una dife-
de su praxis. Por eso resulta muy comprensible que lir rencia entre el ideal y la realidad del socialismo. Las afir-
gente más dinámica de la joven generación quisiera em- maciones de este tipo no hacen sino repetir lo que se le
pezar con la nueva teoría la huida hacia adelante, aunque ha venido reprochando innumerables veces al sistema
sólo fuese por una exigencia de racionalidad. Pero sea desde la primera aparición de la oposición obrera bol-
como sea, incluso con la fórmula conservadora puede de- <:hevique antes del levantamiento de Kronstadt en 1921 y
cirse que el reconocimiento de una·diferencia entre Ta idea nunca tan fundamentadamente como en el libro ya viejo

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La abolición de la propi~dad privada capitalista
y la praxis del socialismo realmente existente

Durante unos cuantos años la política oficial del par-


tido se basó en la RDA en la idea de que el socialismo no
era un breve período de transición, «Sino una formación
económico-~ocial relativamente autónoma en la época his-
tórica de la transición del capitalismo al comunismo a
escala mundial». Esta idea no se llegó a fundamentar teó-
ricamente, aun cuando se difundió en un libro con preten-
siones. De antemano estaba mal formulada. Con toda evi-
dencia, estaba destinada a servir a finalidades apologéticas
de Ja d;rección ,burocrática de la .economía. Por eso no
¡¡trajo en su momento la atención de nadie, excepto la de
algunos ideólogos, ni encontró siquiera el eco debido entre
los augures enemigos. Sin embargo, esta idea constituía el
enfoque sociológi~o más fecundo producido tras el enmu-
i decimiento de las discusiones teóricas de los años veinte
'' en la Unión .Soviética y su área de influencia.
Los inspiradores de esta idea, gentes versadas en el
l' marxismo, puede que fuesen aproximativamente conscien-
tes de la trascendencia de su empeño, igual que de la ine-
vitable mediocridad e incluso de lo atisurdo de su exposi-
l dón pública. Procedente del Instituto de Ciencias Sociales
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24 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 25
de Trotsky sobre el «Socialismo traicionado». De alguna julio, y después, como adulteración. de l~ Constitución de
manera todas recaen en la tesis del culto a la personalidad, 1793, que nunca llegó a entrar en vigor? ¿Dónde ha existi-
de las causas subjetivas, que estuvieron ciertamente en do el socia'!ismo que ha sido presuntamente deformado?
juego, pero que no explican nada. Desgradadamente tam- Ha existido en los libros de los socialistas. Por eso era
bién una gran parte de la oposición soviética sigue em- exacto el historiador Gitermann, que ha escrito una histo- .·.
peñada todavía en ocuparse de la maldad personal y de la ria de Rusia excelente para esclarecer las premisas de /
infamia ·del gran dictador, en vez de investigar la estruc- Octubre, cuando en el título de otro trabajo suyo hacía
tura. social cuya formación presidió aquél y a la que pre- referencia .a la tragedia histórica de la idea socialista. No
cedió la Revolución de Octubre como un gran fin de fiesta. hay duda de que esta idea se con>Jirtió en el destino de
Es aún comprensible que Trotsky no llegase jamás a plan- los revolucionarios que en Rusia la llevaron adelante. Su
tear la cuestión de si su nval accedió a la cumbre preci- perversión en una nueva ideología de dominación, en el
samente porque estaba en posesión de las pasiones histó- catecismo de una moderna iglesia estatal, culminó con-
ricamente necesarias para crear el aparato de poder ade- ·Secuentemente con la aniquilación de la vieja vanguardia
cuado a la transformación terrorista desde arriba que bolc.hevique por el aparato stalinista de poder. El curso
Rusia necesitaba entonces. Pero hoy de ninguna manera de la historia en la Unión Soviética significó una tragedia
se llegará a aproximación alguna a los resultados objeti- intelectual y moral para la consciencia de todos los comu-
vos de la era de Stalin y a sus superadas estructuras polí- nistas dignos de ser conceptuados en un sentido humano.
ticas residuales si se sigue husmeando, a la manera de un En el año 1900 Lenin confiaba, con la proximidad de la
Dostoyevsky, en la atmósfera moral de la dictadura. revolución popular, en poder «barrer del suelo ruso toda
Trotsky mismo se vio confrontado,- poco antes de su brutalidad». En lugar de eso, el enorme progreso de la
asesinato, de la mano de algunos de sus partidarios con Unión Soviética bajo Stalin iba a igualar de la manera
la idea entonces nueva de que la revolución rusa llevaba más terrible a las crueles deidades paganas evocadas por
objetivamente en tan escasa medida· al socialismo como Marx, que sólo querían beber el néctar en los cráneos de
la francesa había conducidó' a un estado general de liber- sus víctimas ..
tad, igualdad y fraternidad: No se trataba, por tanto, cte Hay que comprender la tragedia soviética. Se basa esa
un problema de realización insuficiente, sino de un nue- tragedia en que el movimiento socialista ruso de comien-
vo orden social antagónico situado más allá del capitalis- zos de siglo se encontró con que tenía que cumplir obje-
mo. Trotsky, a quien consternaba este ensombrecimien- tivamente una tarea diferente a la que creía proponerse.
to de su perspectiva, tuvo sin embargo el valor de plan- Mientras sólo exj.stió la Unión Soviética (con o sin su pe-
teárselo como posibilidad y llegó a la conclusión de que, riferia occidental) se podía seguir considerando el terri-
en tal caso, el lugar de los comunistas debía estar al lado ble «rodeo» de ta idea socialista por Rusia como un azar
de las masas nuevamente oprimidas. Aun cuando existiera europeo de naturaleza muy extraordinaria. Pero desde
sólo una posibilidad rriínima de que la idea de una nueva que existe también la República Popular China, en ausen-
dominación ·sobre los hombres pudiera ser acertada, la cia aún de revolución proletaria en Occidente, se impone
discusión tendría que penetrar sustancialmente más a la reflexión de que es la perspectiva entera bajo la que
fondo de todo lo que da a entender la teoría de la defor- hasta ahora habíamos contemplado el tránsito al comu-
mación. Porque en tal caso no sólo «Calumnia» el nuevo nismo la que precisa una corrección y ciertamente no
orden, sino que lo embellece y alimenta ilusiones perju- sólo en lo. relativo al factor tiempo. La supresión de la
diciales. ¿Qué opinaba Marx de los pensadores políticos propiedad privada de los medios de producción y la eman-
que criticaban al capitalismo francés de la monarquía de cipación .general del hombre están separados por toda

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26 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 27
una época. La historia nos ha situado ante Ja tarea de capitalista plenamente desarrollada, mientras que entre
comprender qué clase d.e sociedad es Ja del socialismo nosotros la socialización, en ·tanto que rasgo decisivo en
realmente existente. , la formación del socialismo, se halia aún completamente
Podría preguntarse, naturalmente, si a la vista del plan- enmascarada por la estatalización. Lo más exacto es su
teamiento de una tal tarea tiene realmente sentido exponer caracterización como protosocialista, es decir, tenemos so-
una vez más qué entendía Marx por socialismo. Pues des- cialismo en estado larvario. Aun cuando prescinda de este
de el punto de vista de la concepción materialista de la neologismo inusual y utilice en Ja mayor parte de los casos
historia, cualesquiera pruebas de que ésta o aquella prác- la expresión corriente de «socialismo realmente existente»
tica o incluso la praxis en su conjunto se desvían del eliminando incluso las molestas comillas, el sentido pre-
actual estado de cosas no son, en sí mismas, argumentos tendido será· siempre el mismo. Quienes más han de valo-
contra las condiciones existentes. La concepción histórico- rar la importancia de tal distanciamiento del uso acrítico
política que se maiiifiesta en el método de argumentación del concepto de socialismo han de ser precisamente aque-
que se basa en «lo que Marx dijo realmente• es comple- llos que están convencidos de la realidad de una auténtica
tamente estéril, conducirá siempre a deformaciones fá- per.spectiva socialista-comunista en el sentido de Marx.
cilmente vulnerables en la exposición de la •teoría• des- En último término se trata, por tanto, en mi concep-
plazando así la lucha al plano de las batallas escolásticas ción '-Y• éste <:s el segundo motivo para citar extensa-
de citas. El hecho de que sobre todo en los tres prime- mente a Marx-, de «desviaciones• de la historia en el
ros capítulos cite .YO repetida y extensamente a Marx, interior de un desarrollo histórico-universal en cuyo co-
Engels y también Lenin no obedece a este .fin dogmático. mienzo se encuentra Marx. Aquí sigo una idea de Antonio
Se trata de algo muy diferente. Gramsci: con Marx da comienzo, desde un punto de vista
En primer lugar, la teoría de . Marx pertenece a las intelectual, una época histórica que se va a extender pro-
premisas objetivas (objetivadas en .un movimiento real) bablemente durante siglos hasta que el «Estado» sea sus-
que han formado parte de las revoluciones· desde 1917. tituido por la «sociedad regulada» (Filosofía de la praxis,
Aunque en las exposiciones que siguen pongamos una y Barcelona; 1970, pág. 98). Gramscí recuerda Ja reflexión
otra vez ei acento en las diferencias históricas (es decir, de Rosa Luxemburg en el sentido de que algunas ideas de
explicativas en lugar de criticistas) entre Marx y Lenin Marx nos parecen superadas porque las necesidades prác-
y entre Lenin y nuestra praxis actual, el objetivo que per- ticas de nuestro movimiento no alcanzan aún para la valo-
siguen no es negar la continuidad bá·sica. La exposición rización de esas ideas. Naturalmente, no puede menos que
de Marx se orienta en este primer capítulo contra el pre- ocurrir que algunos detalles y determinados presupuestos
juicio central que bloquea cualquier análisis marxista de de Ja teoría de Marx estén realmente superados. ¡Pero la
nuestra realidad y que sanciona la permanente desvalo- envergadura de su teoría y su método es tan grande que
rización psicológica de los ideales socialistas necesarios aún hoy conquista las universidades de las sociedades de
para el progreso, a saber: puesto que venimos de Marx, capitalismo tardío! ·
todo el mundo considera a nuestros países como socialis- Cuando, como es usual, se busca en la Crítica del Pro-
tas, incluso como comunistas;·:a pesar . de que fundamen- grama de Gotha lo que Marx entendía por socialismo, se
talmente aún no lo son. Ni siquiera tiene justificación de- encuentra en ese texto sumariamente y sin intención de
nominarlos -en analogía con la primera fase de la era ca- agotar el tema el desarrollo de sus diferenciaciones. En
pitalista- como •Socialistas tempranos•. En el. capitalis- relación con la esencia general del socialismo, Marx for-
mo temprano se encuentran ya dadas todas las determina- mula la observación de que ·es la primera fase del comu-
ciones básicas del carácter de la posterior formación nismo, es decir, precisamente no una formación delimi-

; .:'- ~ .:-: '·' :. -· :·,' · ··"·º"·'•'.'.'.'/.·' '•!-:•.· ·,_,:J,r'.-!·~Q~,:-~,;-;.)!{'~.;::;'.(ri':~&'b{~~ .·;. ·.· ... · · · "'-"'<~-"'=".""'.'..· · ,., ,•.-,·.•,- •.•.•_,_,_.!,~,!,_.,_ lu~•,. "'·'• ,·.·~,¡;¡,.,).l:._,;19.;>,~•- ;-:·~;o::.-.;-~:·7·;.:.·-::··::··-;:.-:-~-- , ,., -.:"'.""~~-:-;:-r:-~---· ·, ,·._-~;-_ :;
LA ALTERNATIVA (PARTE I) 29
28 RUDOLF BAHRO
De todos modos, el humanismo ·de Marx perdió en este
tada, autónoma, con sus propias leyes. De la misma ma- camino su inmediatez anterior. Los utópicos anteriores a
nera que contra todo lo que pudiera esperarse es poco él habían partiüo en su totalidad más o menos directa-
conocido cómo entendía Marx el comunismo, tampoco su mente de la naturaleza genérica general del hombre -pre-
concepto de socialismo es precisamente patrimonio gene- sente porjo demás en la aceióri-'- y habían: mostrado con
ral. A continuación de sus manifestaciones acerca de los realismo Cómo ia:· sociedad existente-chocaba con esa natu-
principios de la distribución en el socialismo y en el co- raleza, para proyectar -en la segunda parte de sus teo-
munismo, Marx expresa su disgusto porque los autores del rías, de alguna manera- un estado de cosas acorde con la
proyecto de programa le hubiesen forzado a extenderse naturaleza humana. Sin embargo, jamás llegaron a decir
tanto justamente a este respecto, ya que la distribución cómo iba a surgir esa saciedad «natural» de la sociedad
de los medios de consumo no hacía sino reflejar las existente. Aquí se encontraba, precisamente, la barrera
auténticamente interesantes relaciones de apropiación de ante la que Marx se detuvo un momento en su tránsito
las condiciones materiales de producción. Sin claridad acer- hacia el comunismo y en relación con la cual Engels fue
ca de cómo podrían conformarse estas premisas en el en su ayu~a por vez primera aportando sus experiencias
comunismo, el ((sano entendimiento humano» suplantará concretas, que había obtenido en Inglaterra, acerca de la
siempre las fórmulas distributivas marxianas con las réla- dialéctica de la sociedad burguesa y del papel revolucio-
ciones que existen actualmente (técnicamente mejoradas), nario del proletariado. Cuanto más se adentraba Marx en
de manera que el principio de las necesidades se trans- las luchas políticas y en las contradicciones económicas
forma naturalmente en una utopía, mientras que el prin- de la sociedad burguesa, tanto más claramente percibía
cipio del rendimiento aparece como la justificación profé- que de lo que se trataba no era de urdir el modelo de una
tica y la idealización de la política salarial que pongamos nueva sociedad, sino -como expresó junto a Engels- de
en práctica en cada momento. descubrir ·e impulsar el movimiento real superador del
La mejor manera de comprender el comunismo cientí- estado de cosas existente. Este movimiento real tenía en
fico de Marx es recordar cómo llegó a él. Prescindiendo la clase obrera su paladín, su elemento revolucionario «ne-
de los dogmáticos de ambas partes que allá contraponen gativo», pero su contenido era el proceso global de desa-
,. al joven Marx con el viejo mientras que aquí contraponen rrollo de la sociedad burguesa, que tendía a la abolición
al viejo con el joven, cabe presuponer la continuidad de de la propiedad privada. Marx y Engels no gustaron jamás
la teoría y el carácter marxianos csn la convicción de que de formular definiciones de manual. Pero si se les hubiera
Marx elaboró su economía política al servicio de un ideal forzado a definir su comunismo, no habrían dicho algo
de la emancipación general del hombre que se marcó en distinto a esto: el comunismo es Za abolición de la pro-
su juventud y que fue desarrollado por él de una manera piedad privada ·capitalista (MEW 4/475).
cada vez más concreta. Su imperativo categórico de aca- Pero por ella no entendían meramente el acto de su
bar con toda relación en la que el hombre se encontrase supresión, y>or e1emplo mediante la conversión del Estado
como un ser humillado, avasallado, desvalido, envilecido, en capitalista general, sino ante todo el proceso económico-
es anterior y se encuentra por encima de toda fundamen- social de la apropiación positiva de .Ja riqueza social obte-
1 tación científica de. su realizabilidad. Este fue el en~rgico nida por los productores libremente asociados. En esta
'
motivo que le condujo del humanismo liberal pasando concepción estriba toda la fuerza de su socialismo-comu-
por la democracia revolucionaria al comunismo y el que nismo científico, así como -queremos anticiparlo aquí-
en último término le impulsó a buscar en la anatomía eco- el fracaso actual no sólo de los marxistas oficiales, sino de
nómica del capitalismo la fundamentación teorética del rodas los marxistas ortodoxos que no quieren comprender
movimiento comunista.

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30 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE !) 31

que la historia tenía que abordar antes una tarea distinta mitivos, como él los denomina, Marx no quiere generalizar
a la formulada por Marx. Quizá valga la pena subrayar la miseria, la idílica !imitación natural, asegurando tal
ahora una vez más que Marx veía las premisas del socia- resultado mediante un despotismo igualitario; lo que quie-
lismo y del comunismo no en las conquistas de la propie- re es generalizar la riqueza en su cualidad potencial de
dad privada sin más, sino en las conquistas de la pro- fondo para el desarrollo universal de todos los miembros
piedad privada capitalista, que comprenden un conjunto de la sociedad.
enorme de factores objetivos y subjetivos. La «vía no «Aufheben», determinación filosófica básica según He-
capitalista•, que desde 1917 mantiene en suspenso a la gel, que se repite por todas partes una y otra vez y que
humanidad, plantea unos problemas completamente dis- en su contracción más extrema incluye iricluso el concepto
tintos a los analizados por Marx y no puede asumir direc- de «negación de la negación., indica aun en su significado
tamente la misma perspectiva porque genera las premisas más pobre de contenido «poner fin•, suprimir, negar: en
del comunismo de un modo completamente diferente. En nuestro caso, quitar a las conquistas de la civilización bur-
Rusia, la abolición de la propiedad privada capitalista guesa su forma capitalista. Cierto: ya esto exigía nada
sólo podía tener una escasa importancia positiva, ya que menos que la revolución política, la instauración de la
sólo había poca propiedad ·privada capitalista, que se «dictadura del proletariado». Empero, no es nada sor-
encontraba muy lejos de penetrar toda la vida nacional. prendente que ios bolcheviques acostumbrasen a conside-
En un sentido ortodoxo puede decirse que tenía razón rar con frecuencia su Octubre, después, como un juego de
Rosa Luxemburg y el mismo Kautsky, que tenía razón todo niños. Es' decir, como un juego de niños en comparación
el menchevismo con su crítica al leninismo, el cual se con las inmediatas tareas positivas de la construcción
puso objetivamente al servicio de una tarea completa- material, para la que la burguesía apenas había aportado
mente distinta, completamente nueva, sumamente necesa- en Rusia elementos aprovechables. En su segundo signi-
ria en el plano histórico-mundial, pero que sólo de modo ficado, mucho más concreto, «Aufheben» quiere decir con-
indirecto se encontraba teoréticamente preparada en el servar, pero conservar en un contexto global nuevo y supe-
marxismo. rior, de tal manera que, en resumidas cuentas, «Aufheben»
La concepción marxiana del comunismo data de los significa .«elevar a un nuevo estadio•. ¿Qué es lo que ha-
Manuscritos económico-filosóficos del año 1844. Su aspecto bía que· negar/asumir, en este· complejo sentido, en la
económico fue precisado en los trabajos preparatorios del propiedad privada capitalista; cuáles_ era sus realizaciones
Capital hasta finales de los años cincuenta y su aspecto en compirración con todas las fon:haciones sociales ante-
político en el análisis de la Comuna de París del 1871. En riores? Y ¿cómo iba lo conquistado a patentizar a través
'>U núcleo, esta concepción siguió siendo la misma entre de la revolución su determinación nueva y superior?
1844 y el famoso paso sobre el «reino de la libertad» del ¿Cómo_ se llega en general a la producción de riqueza?
tercer volumen del Capital editado por Engels bastante En el despotismo oriental, en la antigua esclavitud, len
después de la muerte de Marx. Cuando Marx, que procede e¡ feudalismo europeo, el plusproducto era extraído a
ciertamente de Hegel, se refiere a que quiere negar/asu- los productores para su goce directo por el explotador o
mir la propiedad privada capitalista, hace patente desde para su adición al tesoro que aseguraba a éste su poder e
el principio su actitud positiva en relación con el papel influencia. Los trabajadores, aún no separados de sus
histórico del capitalismo, en un sentido análogo a como medios y condiciones de trabajo, podían contar con segu-
reconocía muy conscientemente, justo al principio del ridad, al margen de catástrofes naturales y guerras, con
Manifiesto Comunista, enfáticamente, la praxis revolucio- lo necesario para subsistir y generaban plusproducto sólo
naria de la burguesía. A diferencia de los comunistas pri- en proporción a la coerción extraeconómica que los domi-

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32 RUDOLF BAHRO
LA ALTERNATIVA (PARTE I) 33
nadores estaban en condiciones de ejercer sin poner en pe-
ligro su dominación. En estas condiciones, el plusproducto consideraba igualmente asumibles, su libertad y demo-
crece con mucha lentitud y sobre todo actúa la tendencia cracia burguesas, precisamente porque Ja disciplina laboral
-visible hoy aún en muchos países del Tercer Mundo-- se conseguía económicamente.
a compensar todo aumento de la produciividad, todo plus Por contra, desde el punto de vista esbozado por Marx,
en cuanto a medios de vida, con aumentos de población. es difícil llegar a explicar cómo un país precapitalista
Pero el capital no busca más valor de uso, no busca en puede industrializarse en ausencia de trabajo asalaria-
modo alguno plusproducto, lo que persigue es plusvalía. do y de coerción laboral extraeconómica. Una de las
Marx muestra cómo el capitalista se ve obligado, bajo dos debe·existir (Grundrisse, Berlín, 1953/232). La aboli-
peligro de su propia bancarrota, a aumentar su capital, ción de la propiedad privada capitalista significa en tales
en caso de necesidad incluso limitando su propio goce, condiciones una decisión por el terror (o por un inaca-
para poder subsistir en Ja concurrencia. El asalariado, por bable tormento de desarrollo, si no llega a cuajar una
su parte, sólo obtiene lo necesario para subsistir en la dictadura estable) y el problema real consiste entonces en
medida en que genere tanta plusvalía como permita la su función productiva. «Moralmente» esta dictadura entra
«jornada laboral normal» vigente en cada caso al nivel en la parte de razón que Marx atribuía a Ricardo cuando
dado de productividad. En realidad, dado que la acumula- escribía: «La importancia de este autor estriba precisa-
ción originaria Je priva de cualquier medio de producción, mente en lo que algunos le reprochan: en que, sin preo-
está en otro caso condenado a morir de hambre. Así fuerza cuparse de "los hombres", analiza la producción capita-
el capital a sus trabajadores, a este tipo nuevo de explo- lista· fijándose solamente en el desarrollo de las fuerzas
tados, a realizar p!ustrabajo en una medida ilimitada, pues productivas, cualquiera que sea el sacrificio de hombres y
la productividad crece en este sistema mucho más de de valores de capital que ese desarrollo lleve consigo. El
prisa que el salario, que se qw:da fijado al mínimo de desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social es
subsistencia. lo que constituye la misión histórica y la razón de ser del
Escribe Marx: «El gran sentido histórico del capital es capital». (MEW 25/269.)
el de crear este trabajo excedente ... Su cometido histórico La productividad de la dictadura revolucionaria sólo
está cumplido, por un lado, cuando las necesidades están
puede medirse como generadora de las fuerzas producti-
tan desarrolladas que el trabajo excedente que va más allá
vas modernas, suponiendo esas fuerzas 'Productivas mo-
de lo necesario ha llegado a ser él mismo una necesidad
general, que surge de las necesidades individuales mis- dernas en primer término no una técnica, sino hombres
mas; por otra parte, la disciplina estricta del capital, por dispuestos a trabajar y disciplinados. China, por ejemplo,
la cual han pasado las sucesivas generaciones, ha desarro- tiene Ja fortuna de 'que su población estaba constreñida
llado la laboriosidad universal como posesión general de también en su antiguo modo de producción asiático a
la nueva 'generación» (Grundrisse, Berlín, 1953/231). Con una agricultura de trabajo intensivo que, de otra parte,
otras palab!'lls: como trabajar más allá de lo estrictamente no era compatible con la servidumbre. Esta es una con-
necesario no forma parte de la «naturaleza» del hombre, dición extremadamente favorable para 'SU vía no capita-
se precisaba de la presión laboral capitalista durante ge- lista al soi::ialismo, en lo que se refiere a la actitud here-
~: neraciones para generar el tipo de ·productor, la capaci- dada hacia el trabajo.
dad productiva humana, que haría realmente posible un Marx, naturalmente, no se proponía medir el desarrollo
comunismo de Ja abundancia. La sociedad burguesa estaba de la capacidad productiva humana por Ja mera cantidad
en condiciones de permitirse conquistas políticas que Marx de la riqueza acumulada. De lo que se trataba, para él,
era de abolir todo un sistema de producción, todo un

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34 RUDOLF BAHRO
LA ALTERNATIVA (PARTE I) 35
modo de producción. En este sentido señalaba «tres he-
chos fundamentales de la producción capitalista»: en una economía de tiempo, pero está referida a la única
1) «Concentración de los medios de producción en meta de la producción comunista: conseguir un hombre
pocas manos, con lo que dejan de aparecer como propie- libre · y omnilateralmente desarrollado que satisfaga sus
dad de los productores directos y se convierten, por el necesidades y goce de su existencia de un modo activo y
contrario, en potencias sociales de la producción» (MEW productivo y por medio de un vínculo transparente y
25/276). La preparación más inmediata del socialismo la estimulante con sus semejantes.)
veía él bajo la forma de la sociedad por acciones y del 2) La supresión de la antigua división del trabajo,
monopolio. es decir, la esclavizadora subordinación de los jndividuos
2) Organización del trabajo mismo como trabajo so- a· !imitados trabajos parciales. Aquí hay dos aspectos: de
cial: por medio de la cooperación, la división del trabajo un lado; la superación de las oposiciones (desigualdades)
(en el interior de la fábrica) y la combinación del trabajo sociales heredadas y ancladas en toda la, estructura: de
con la ciencia natural. Tanto en uno como en otro aspecto, las fuerzas productivas y de las relaciones de producción
el régimen de producción capitalista suprime el trabajo precedentes, entre hombre y mujer, ciudad y campo,
privado, aunque bajo formas antagónicas. trabajo manual e intelectual. De otro,· la superación de
3) Implantación del mercado mundial (MEW 25/277). la división téénica del trabajo en el interior de la fábrica,
Todo esto junto puede resumirse en el denominador en el interior de la necesaria prestadón laboral, me-
común de la socialización de las fuerzas productivas: un diante la inclusión de la: ciencia natural moderna en ·la
proceso -aunque inacabado- que se realiza a escala producción regulada oor medio del trabajo científico.
mundial (en esta medida Marx incluía necesariamente al (A este respecto Marx· suponía que la integración de las
colonialismo en su consideración positiva del capitalismo). ciencias alcanza también al individuo en su especializa-
En este marco, la abolición de la propiedad privada com- ción, de tal.manera que la aplicacióñ a una modalidad
prende para Marx los siguientes procesos sistemáticamente laboral detetminada, especial y evidente de por sí, no
trabados unos con otros: excluye la presencia de una capacidad laboral universal
1) La socialización directa de los medios de produc- sino, antes bien, la presupone. La reducción del gasto
ción y de las condiciones de producción, es decir, del tra- de tiempo riecesario para la reproducción material se
bajo pasado, objetivizado, concentrado hasta entonces en asociaba igualmente en esta perspectiva a la idea, que
el capital. La expropiación de los capitalistas despoja in- indigna aún hoy mismo a cualquier filisteo socialista
mediatamente a toda esta riqueza de su forma de valor, cualificado, de que todos deben compartir el resto ine-
la reduce a valor de uso. Es por tanto idéntica a la supre- vitable de tareas pesadas, sucias, vulgares y esquemá-
sión de la producción mercantil y del dinero, en los que ticas.)
la enajenación del productor de los productos de su acti- 3) La apropiación de los medios de producción por
vidad alcanza una expresión concentrada. (Si los traba- los productores asociados anula la· expresión más acusa-
jadores la llevan a cabo, se sobreentiende la desapari- da, política, de la vieja división del trabajo y del viejo
ción del trabajo asalariado; la fuerza de trabajo pierde dominio de clase; la mdquina estatal/ el' aparato de Esta-
su forma de valor en el acto de toma de posesión so- do, elevando las necesarias 'funciones ·sociales usurpadas
bre los medios de producción. Mientras esté en vigor por el Estado, ínás allá de: cualquier ·dominio sobre
el principio del rendimiento es posible que mediante va- hombres, a una administración no política de cosas; al
les \Se justifique el trabajo realizado, pero ya no serán frente de la cual se sitúari no'·funcioriários especiales,
dinero: no circulan. Toda economía se resuelve entonces sino delegados elegidos, responsables y efectivamente re-
vocables en cualquier momento.

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36 RUDOLF BAHRO
núcleo afecta a las condiciones materiales del comunis-
4) El mercado capitalista mundial, finalmente, es abo- mo, al carácter del trabajo y a las consecuencias de la
lido por los proletarios victoriosos de los países más división del: trabajo. En este primer capítulo, en princi-
avanzados y transformado en la unión supranacional de pio, quiero ocuparme del aspecto más destacado de esta
la humanidad que aprovechará solidaria y fraternalmente diferencia, el reflejo de las estructuras materiales en la
(lo que, por de pronto, significa ayuda para los pueblos esfera del Estado. En cuanto se ha realizado la expropia-
históricamente atrasados) las fuentes de riqueza del globo ción de los capitalistas y se ha asegurado frente a los
terráqueo para entregar mejorado el planeta a las genera- intentos de restauración, los productores se encuentran
,•
ciones futuras. abocados a la tarea .Positiva de disponer colectivamente
:¡ Este es el comunismo de Marx. Aquellas personas de todo el proceso de producción y consiguientemente,
!• que persiguen la totalidad de estos cuatro objetivos o también de la distribución de los resultados. Esta tarea
~~ -seamos más modestos- que, al menos, se hallan con- no tenía, para Marx, nada que ver con la cuestión de la
·'
~j vencidas de su necesidad y realizabilidad, pueden lla- dictadura (en tanto que -en cierto modo- «política exte-
::•' marse comunistas en• el sentido de Marx. En la mayor rior» de los trabajadores contra la burguesía). Pero ella
'.;
parte de los países del «•socialismo realmente existente» precisamente es la que se ha demostrado, entretanto,
hay que buscarlas con lupa. Precisamente entre los ideó- como el gran problema no resuelto de los países indus-
logos de alta formación y en privado no se encuentra trializados. Hoy sólo pocas personas pueden realmente
la mayor parte de las veces sino sonrisas irónicas cuan- imaginarse cómo va la sociedad a desembarazarse real-
do se habla de «ilusiones» tales como la abolición éie la mente de su maquinaria estatal. Y esto a pesar de que
división del trabajo, el final de las relaciones de domi- en la práctica se ha ·demostrado la existencia de una
::1 nación y. la extinción del Estado. Nuestros problemas diferencia colosal entre· que los mismos trabajadores aso-
«serían muy otros». Como máximo se critica la pobreza ciados controlen por su cuenta el proceso de reproduc-
de las recetas que utiliza la burocracia para «reformar». ción o que éste sea manejado (¿aparentemente?, ¿efecti-
El comunismo de Marx contiene, en efecto, elemen- vamente?) «en su interés•. Ese coloso que en nuestro
tos utópicos. Marx sobrevaloró desde un principio y en socialismo real se denomina partido-y-gobierno, «repre-
todo momento la madurez de las precondiciones del co- senta• la asociación ·supuestamente libre igual que en
munismo y de las inevitables etapas previas. No previó todas las civilizaciones anteriores el Estado representa a
que la emancipación general del hombre iba a enfren- la sociedad. ·
tarse a un nuevo desafío determinado por el nudo gor- En ningún punto como en el relativo al carácter del
diano, tendido a escala universal, de la burocratización Estado hay una oposición teóricamente más clara entre
y de las desigualdades de desarrollo, que además resul- el comunismo de Marx y el socialismo realmente exis-
taría agravado suplementariamente por los residuos no tente en el bloque soviético. Avanzando de nuevo que
superados de la propiedad privada capitalista. Pero todo se trata de una constataci6n, no de una acusación, me
esto no indica sino que ya no basta con ser «marxista» propongo mostrar que en nuestros países domina una
en el sentido tradicional. Más bien, de lo que se trata es maquinaria estatal como la que Marx quería romper con
de transformar la herencia de Marx, la teoría y el mé- la revolución, para no permitir que bajo ninguna forma
todo más avanzado de la ciencia social, en el comunismo ni pretexto: pudiera recoinponer·se. Para Marx, como dia-
del presente. léctico, era del todo evidente que la forma de la máquina
Pero la premisa inevitable de este cometido es la con que Ja burguesía ejerce su dominio es inseparable de
delimitación de 1a diferencia de principio entre el pro- su contenido, de manera que nunca jamás podía tratarse
yecto de Marx y el socialismo realmente existente. Su
38 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 39

para él de desembarazarse de la "\Iltigua casta de funcio- constituir un poder que, de hecho, tomó el lugar del
narios, de rebautizar los centros de poder y de proveer- sobrenatural cielo del medioevo con todos sus santos.
los con nuevoo cuadros,. No, ya en· la Ideología alemana Cualquier limitado interés particular que surgiese de las
(MEW 3/77) se . decía que Jos . proletarios «se encuen- relaciones de los grupos sociales era separado de la so-
tran... en directa contI"aposii::ión con la forma como los ciedad... y contrapuesto a ésta en la forma de interés
individuos de. la sociedad se han dado hasta ahora una estatal administrado por sacerdotes del Estado con fun-
expresión general, al Estado, y tienen que derrocar al Es- ciones jerárqllicas determinadas con precisión» (MEW
tado para afirmar .su personalidad.• Pues la finalidad de 17/539). Napoleón, la Restauración, la Monarquia de Julio,
dominación y eJ!Cpresión penetraba la construcción ente- ito hicieron · sino continuar esta obra, completaron la
ra de .la máquina, de )a que. era imposible hacer un ins- máquina. estatal •en lugar de deshacerse de esta pesa-
trumento de emancipación. Por eso tenía que poner en dilla mortal• añadieron «a la explotación económica di-
su lugar de inmediato la ,comuna, o si se quiere: el esta- recta una segunda explotación del pueblo» (MEW 17 /
do-comuna. ¡De inmediato, y no en el comunismo acaba- 539 y s.). El Segun.do Imperio, al que suprimió la Comuna,
do! Todo lo que podemos leer en Marx y Engels acerca era la forma más prostituida de un poder gubernamental
del estado-comuna se refiere a la transición al socialismo, que se proponía •Ser señor en vez de servidor de la
a la primera fase del comunismo. Pues según la expre- sociedad• (MEW 17/542).
sión conclusiva de Engels en 1891: «Observad a la Comuna «Pero esta forma de dominación de clase sólo fue
de París: ¡He ahí la dictadura del proletariado!» (MEW rota para hacer del poder efectivo, de la máquina estatal
1 17 /625). De esta manera, como corroborarán las siguien- de gobierno, el gran y único objeto de ataque de la
1 tes y necesariamente extensas citas, debía comenzar la revolución» (MEW 17/543). La Comuna •inicia la libera-
::!
nueva ·sociedad. ción del trabajo -su gran objetivo-- cuando, de un
::1 En el primer borrador de la Guerra Civil en Fran- lado, suprime la• actividad improductiva y perjudicial de
i¡'
' cia, Marx hacía preceder a su caracterización de esta los pa~sitos del. Estado; eliminando las causas que de-
«forma política de la emancipación social» finalmente terminan efsacrificio de una porción gigantesca del pro-
hallada la descripción de su antítesis, la máquina esta- ducto nacional para satisfacción del: monstruo estatal y
tal centralizada, que «abraza con sus. omnipresentes y cuando, de Otro lado, hace que se,. ejecute el trabajo
complejos órganos militares burocráticos, espirituales y efectivo de administración local y nacional a cambio de
jurídícos, toda la fuerza vital de la ·sociedad burguesa un salario de obrero. Comienza, por tanto, con un in-
como una boa constrictor» (MEW 17 /538). Aquella dio menso ahorro, con la reforma económica paralela a la
sus primeros pasos cuando el absolutismo, en nombre transformación política» (MEW 17/546). «La Comuna
de la primera sociedad burguesa naciente, puso «en el era. una revolución .contra el Estado mismo, contra ese
lugar de la abigarrada anarquía (disfrazada de banderías) aborto sobrenatural de la sociedad», contra «esa abyecta
de los poderes medievales hostiles entre sí, el plan ajus- máquina del dominio de clase» (MEW 17 /541). Marx, re-
tado de un poder esta tal basado en una división del firiéndose a Comte, afirmaba que los trabajadores no
trabajo sistemática y jerarquizada» (MEW 17 /539). La tenían nada que ver con los proclamadores «de la jerar-
revolución burguesa en Francia se vio «obligada a desa- quía en todas las esferas de la actividad humana, incluso
rrollar aquello que había iniciado la monarquía absoluta, en la esfera de la ciencia» (MEW 17/555). Y sobre Mazzini
a extender la centralización y organización del aparato decía: «Para él el Estado, al que veía representado en la
estatal, el número de sus instrumentos, su independencia imaginación, lo era todo; la sociedad, sin embargo, que
y su poder sobrenatural sobre la sociedad real, hasta está en la realidad, no era nada. Cuanto más rápidamente

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RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 41
40
se desembarace el pueblo de un hombre así, tanto mejor». titución del sufragio universal por la investidura jerár-
(MEW 17 /639.) ¡Y el Estado que quería Mazzini era la quica» (MEW 17 /340). «El sufragio ilniversal. .. se ajusta _,
república! a su ,finalidad real: que las .comunidades elijan a sus
Marx elogiaba a la Comuna por haber «Suprimido el mandatarios para administrar y legislar» (MEW 17/544).
espejismo de que la administración y la dirección polí- Y, así hasta llegar a la escala nacional, en la que la repre-
tica sean secretos, funciones trascendentes accesibles sentación sería también confiada a un cuerpo elegido y
únicamente a una casta ilustrada -parásitos del Estado, simultáneamentF legislativo y ejecutivo. La nación no
sicofantes y sinecuristas excelentemente remunerados- iba a ser sino la unión de las comunas. «Toda Francia
situada en los puestos más elevados y que absorbe a los tenía que organizarse en comunas autónomas y autogo-
elementos formados de las masas para ponerlos en los bernadas .. .,. las funciones estatales (centrales) se reduci-
niveles más bajos de la jerarquía y enfrentarlos con rían a muy pocas funciones relacionadas con objetivos
aquellas» (MEW 17 /544 ). Y seguro que para no ser ma- nacionales de carácter general» (MEW 17 /545). E incluso
lentendido, por ejemplo por algún alemán con mucho las escasas funciones públicas reservadas al gobierno cen-
,sentido de la jerarquía y de lo estatal, añadía Marx: tral tenían que ser «ejecutadas por funcionarios comu-
«Supresión de toda jerarquía estatal y sustitución de los nes y por tanto, sujetas al control de la Comuna» (MEW
arrogantes dominadores del pueblo pór servidores revo- 17 /596 ). Es conveniente dejar bien sentado aquí, a la
cables en cualquier momento, de la responsabilidad apa- vista de nuestra empedernida experiencia con la sustitu-
rente por la responsabilidad efectiva; ya que trabajan ción de la asociación por su representación gubernativa,
en permanencia bajo control público» (MEW 17 /544). La que «la Comuna» es realmente la Comuna, esto es la
1

clase obrera,, señalaba Engels a este respecto, tenía que comunidad pública constituida como tal, y no meramente
precaverse «frente a ,sus propios diputados y funciona- un simple comité, un consejo elegido (o aparentemente
rios» a la vista del· hecho de que hasta entonces los elegido). Este sistema es la supresión radical de la buro-
órganos estatales habían impuesto siempre sus intereses cracia y obviamente también del ejército permanente,
1

particulares. En este sentido, el pueblo había utilizado de la policía centralizada. La Comuna es, en consecuen-
1
en la Comuna «dos remedios infalibles», a saber: «Pri- cia, realmente «la recuperación del poder estatal por la
mero, proveía todos los cargos administrativos, judicia- sociedad en tanto que su propio poder vivo ... , la recupe-
les, docentes, por elección mediante sufragio universal ración del poder del Estado por las masas populares
de todos los afectados, con derecho permanent,e de re- mismas ... » (MEW 17 /543).
vocación por los propios afectados. Y en segundo lugar, Sin embargo, bajo esta configuración se asemeja mucho
todos los funcionarios, altos o bajos estaban retribuidos a aquellas situaciones que entre nosotros se motejan de
como los demás trabajadores ... De esta manera se ponía anarquía. ¿Acaso no conduciría todo esto, de ser puesto en
coto al carrerismo y al arrivismo» (MEW 17 /623 y s.). práctica, a un gran caos? Marx decía: «No se trataba
Así no podía por menos que suceder que la Comuna de romper la unidad de la nación, sino por el contrario
hiciese algo que nunca hará ninguna jerarquía, ninguna de organizarla a través de la constitución comunal; esa
burocracia: «Publicaba todas las deliberaciones y actua- unidad. tenía que hacerse realidad a través de la destruc-
ciones, comunicaba al público todas sus insuficiencias• ción del poder estatal que se presentaba como la encar-
(MEW 17 /348). nación de esa unidad, pero que quería ser independiente
Marx señalaba explícitamente que no había funcio- y situarse por encima de la nación ... » (MEW 17 /340).
narios, «no había rutinarios» del tipo conocido: «nada Engels señala que los blanquistas abandonaron en Ja
podía ser más ajeno al espíritu de la Comuna que la sus- praxis de la Comuna su concepción originaria de un

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LA ALTERNATIVA (PARTE I) 43
42 RUDOLF BAHRO
venido haciendo hasta aquí, es decir, por medio del Estado
poder central dictatorial y revolucionario: «Educados en y de sus funcionarios bien retribuidos». El Estado en
la escuela de la conspiración y mantenidos en cohesión general es «en el mejor de los casos un mal que se trans-
por la rígida disciplina que ésta comporta, los blan- mite hereditariamente al proletariado triunfante en su
quistas partían de la idea de que un grupo relativa- lucha por la dominación de clase. El proletariado victo-
mente reducido de hombres decididos y bien organizados rioso, lo mismo que hizo la Comuna, no podrá por menos
estaría en condiciones, no sólo de adueñarse en un mo- que amputar inmediatamente los lados peores de este mal,
mento favorable del timón del Estado, sino que, desple- hasta que una generación futura,. educada en con-
gando una acción enérgica e incansable, seria capaz de diciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de
sostenerse hasta lograr arrastrar a la revolución a las ,.. todo ese trasto viejo del Estado». (MEW 17/625). Así pues,
masa·s del pueblo y congregarlas en torno al puñado Marx y Engels no pensaban en una función •económico-
de caudillos. Esto presuponía, ante todo, la más rígida organizativa» ni tampoco «cultural-educativa• del Levia-
y dictatorial centralización de todos los poderes en ma- tán. Más bien estaban convencidos de que «los principios
nos del nuevo gobierno revolucionario. ¿Y qué hizo la de la Comuna son eternos y no pueden ser destruidos;
::::omuna, compuesta en su mayoría precisamente por blan- se impondrán más y más hasta que la clase obrera haya
·~uistas? En todas las proclamas dirigidas a los franceses alcanzado su plena liberación» (MEW 17 /637). Pensemos
de provincias, la Comuna les invita a crear una Federa- ahora en el ·socialismo realmente existente con su fo-
ción libre de todas las comunas de Francia con París, mento de la desiguaidad social que va mucho más allá
una organización nacional que, por vez primera, iba a ser del abanico de los ingresos económicos; con la persis-
creada realmente por la misma nación• (MEW 17 i623). tencia en él del trabajo asalariado, de la producción
De la misma manera que la construcción de la vida mercantil y del dinero; con su racionalización de Ja vieja
social tenía que basarse en las Comunas, también el pro- división del trabajo; con su política familiar y sexual
ceso de la producción nacional tenía que apoyarse en aso- cuasi-eclesiástica; con sus altos cuadros de funcionarios,
ciaciones de producción dirigidas por consejos obreros. su ejército permanente y su policía, sólo responsables
Engels destacaba que «el decreto con mucho más impor- hacia arriba; con sus corporaciones oficiales de encua-
tante de cuantos dictó la Comuna dispuso una organiza- dramiento. y tutela de la población; con su informe du-
ción para la gran· industria e incluso para la manufactura, plicación de la máquina estatal en aparato de Estado
que no se basaba sólo en. la asociación de obreros dentro y de partido; con su aislamiento en las fronteras esta-
de cada fábrica sino que debía también unificar a todas tales .. Su incompatibilidad con las concepciones de Marx
estas asociaciones en una gran Unión• (MEW l7 /623). y Engels resulta evidente.
«;Pero esto es el comunismo, el comunismo imposible ... ! Digámoslo una vez más: la apologética de este estado
si la totalidad de las asociaciones de producción regu- de cosas tiene razón en la medida en que lo retrotrae a
lan la producción . nacional según un plan común ... » las más diversas necesidades y casualidades históricas, a
(MEW 17 /343). factores objetivos y subjetivos. No ha sido creado por ca-
Una vez descrito el programa de la Comuna, Engels pricho de nadie y, por tanto, visto en conjunto no precisa
se burla de Ja «veneración supersticiosa del Estado», en ni de justificación ni de disculpa alguna, sino de autén-
particular en Alemania, «que va arraigando en las con- tica ·descripción y análisis. El tono polémico de tal gé-
ciencias con tanta mayor facilidad cuanto que la gente se nero de crítica en el sentido estricto deo la palabra viene
acostumbra ya desde la infancia a pensar que los asuntos determinado sólo por la hipocresía con que ·Se carac-
e intereses comunes a toda la sociedad no pueden gestio- teriza este estado de cosas como socialismo, haciéndolo
narse ni salvaguardarse de otro modo que como se ha

---~~~--Y~· ::r ·:·:.-;.-..


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LA ALTERNATIVA (PARTE !) 45
pasar habitualmente bajo cuerda como situación eterna
y natural. Es difícil que nuestros ideólogos oficiales pue- dependencia sería para ellos más gravosa que la anti-
dan y quieran decir en qué ha de diferenciarse . funda- gua, justo porque en ésta no han sido abolidas las con-
mentalmente un comunismo futuro de nuestra situa- quistas de la época burguesa? Con mucho presentimien-
ción actual. Sólo conocen una perspectiva, la que consiste to y en ·realidad con una comprensión profunda Teilhard
en el «papel creciente», sin desmayos, de su máquina de de Chardin añadía en el fragmento citado: «¿Acaso no
partido y de Estado. En su argumentación flota su propia es el moderno principio de totalidad precisamente tan
dialéctica, la consistente en indicar que el progreso hacia terrible por ser la caricatura de una idea maravillosa
el comunismo consistiría precisamente en eso. Para salir- y por acercarse tanto a la verdad?» Donde se pensaba
les al paso en el plano ideológico hay que hacer frente en en la reabsorción del Estado ppr la sociedad nos en-
profundidad a cada intento suyo de conceptualizar el contramos ante un esfuerzo desesperado por articular
orden establecido ·con las categorías marx-engelsianas de toda la sociedad viviente en la estructura cristalina del
la abolición de la propiedad privada y del comunismo. Estado.. Estatalización en lugar de socialización, y esto
Precisamente en comparación con Marx, nuestro so· significa: socialización bajo una forma totalmente ena-
cialismo realmente existente suscita en el humanista y jenada.
católico heterodoxo Teilhard de Chardin la exclamación de De todos modos, esta caracterización, que sitúa inob-
que es «el cristal en lugar de la célula. El termitero en jetablemente a nuestro sistema en el marco del principio
lugar de la fraternidad. En lugar del esperado despertar marx-engelsiano de pensamiento, presupone sin duda la
futuro de la consciencia, la mecanización, que», a lo que realidad histórica y la fecundidad precisamente de aquel
parece, «surge inevitablemente de la totalización» (Der concepto de socialización y de aquella idea de comuna.
Mensch im Kosmos/296). Es cierto que la perspectiva de En otro caso, resultaría dogmática y contemplativa. En
Teilhard acerca del camino del hombre es demasiado Fran"cia, los elementos de la Comuna, en la medida en
general para describir globalmente lo concreto-histórico, que pretendían extenderse en lo econópiico y político a
para poder comprender el proceso real que puede suscitar escala nacional, no llegaron a plasmarse en la práctica a
tal impresión. Absolutiza una tendencia, que en moao causa de la victoria de Versalles. En Rusia, la revolución
alguno domina en solitario el terreno de lucha, hasta hacer tuvo que saltarse el democratismo de los soviets para
de ella un prejuicio que comparte con gentes que van salvar su vida. (Por lo demás, es probable que también
hasta el inverosímil Salvador de Madariaga. Pero el mis- París, caso de que se hubiese dispuesto a una dictadura
mo Teilhard es todo lo contrario de un anticomunista blanquista-«bolchevista» a gran escala, hubiera resistido
l. profesional y la finalidad de su afirmación no es una durante mucho más tiempo.) Sólo en Yugoslavia es el
cruzada, sino un llamamiento. Y sobre todo: lo que él sistema de consejos sobre base cooperativa componente
expresa es aquello que genera en la profundidad de de una praxis. Sin embargo, fue precisamente allí donde
las masas trabajadoras de los países industriales de se expresó por vez primera en generalización crítica el
Occidente el rechazo instintivo hacia nuestro sistema, otro principio, que se opone objetivamente a los «prin-
sin el cual la manipulación anticomunista perdería mu- cipios eternos de la Comuna)): el «estatismo)), el princi-
cho de su eficacia. ¿Hasta qué punto carece de justi- pio de la dictadura burocrático-centralista. Y en esta
ficación la sospecha de que este sistema nuestro no les medida tiene seguramente razón Stojanovic en el sentido
procuraría auténtica libertad y progreso, sino sólo una de que con demasiada frecuencia es el «anarcoliberalis-
dependenc_ia distinta a la del capital? ¿Acaso no hay di- mo» en vez del comunismo Jo que se opone desde los
mensiones de la existencia humana en las que la nueva colectivos empresariales al «estatismo», expresando así
1a verdadera estructura social interna de estas asocia-

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46 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 47
ciones. El nacionalismo parece ser allí sólo la suma e cional, así como sus impresiones de la Socialdemocracia
integración en un plano superior de esta tendencia. alemana, a la que identificaba -incluidos todos sus erro-
Mientras la Liga de los Comunistas se desliza así en Yu- res- con Marx y Engels. Pero Marx extractó con tal
goslavia valerosa y pacientemente por el estrecho filo de la detenimiento el libro de Bakunin que el manuscrito
navaja, triunfa en los dos bloques europeos el monopo- resultante ocupa actualmente más de 40 páginas de letra
lismo de estado. Precisamente es ésta la dirección en la menuda en la Marx-Engels-Werkausgabe (MEW) y ello
que ambos parecen marchar en paralelo, no obstante a pesar de que lo tuvo que traducir del idioma ruso
todo el antagonismo de su origen y conformación. que acababa de aprender. Con el prog;ama anarquista
De un lado, en Occidente la propiedad privada se de Bakunin, naturalmente, no tenía nada que ver en
resuehe de tal modo en las estructuras reguladoras del aquella época bajo ningún concepto, sobre todo porque
monopolismo de estado, que ya está la segunda ola del en realidad ese programa se reducía a la idea de que el
movimiento obrero organizado comenzando la «marcha movimiento· revolucionario que ha de realizar el ideal de
a través de las instituciones», donde va a reencontrarse sociedad igualitaria y sin dominación ha de funcionar
con la primera. Cada vez parece más imposible romper en medio de la sociedad de clases como si aquélla se
sencillamente la maquinaria estatal, y no precisamente hubiera alcanzado ya, es decir, se reducía al antiquísimo
por su dispositivo armado. En los países del socialismo lugar común de la identidad absoluta y metafísica, entre
realmente existe, de otro lado, la máquina estatal ha jugado medios y fines. Sin embargo, en el año 1873 5e puso de
a lo largo de un período decisivo un papel predominan- manifiesto que aún no había ajustado todas las cuentas
temente creativo. El aparato estaliniano ha «organizado con la crítica anarquista del marxismo. Y así podemos
económicamente• y ha •educado culturalmente», ambas leer hoy con incrédula sorpresa en el extracto de Marx
cosas a la máxima escala. lo que Bakunin quería haber visto en el fondo de la
Para el marxismo moderno es actualmente de la má- teoría y praxis marxista (MEW 18/603; 625, 628, 635 y ss.).
xima importancia la comprensión del hecho, y de sus Bakunin había visto en ellas •un despotismo de la
causas, de· que tal perspectiva no se desprende de la minoría gobernante, tanto más peligroso cuanto que
teoría de Marx y Engels a pesar de que en la práctica aparece como expresión de la llamada voluntad popular».
siempre se vieron confrontados con la misma y en tanto «Pero esta minoría, dicen los marxistas», (Marx pregunta
que organizadores del movimiento obrero tomaron obje- aquí: ¿dónde?) «Se compondrá de obreros. Con perdón:
,,:: tivamente parte en ella. Nos encontramos aquí con una de antiguos obreros, ya que en cuanto se conviertan en
impresionante ironía de la historia documentada por ef meros representantes · o gobernantes del pueblo, dejan
if:; propio Marx. Al mismo Marx que generaliza precisa- de ser obreros y contemplarán a todo el común mundo
mente los principios de la Comuna y que da cuenta de los obreros· desde la altura de la estatalidad; ya no
" explícitamente de los •muchos malentendidos», incluido representarán al pueblo, sino a sí mismos y a sus expec.
~:1 el de que podría «Conducir a una nueva forma de domi- tativas de gobernar al pueblo». Esta «minoría inteligente
<1
:·' nación de clase• (MEW 17 /433), se le opone Bakunin en y por tanto privilegiada» gobernará •como si compren-
1873 en su libro Estatismo y anarquía con la acusación diese los intereses verdaderos del pueblo mejor que el
frontal de que él, Marx, era justamente el profeta en- pueblo mismo». Se hará un mal usó del concepto de
carnado del socialismo de estado. Bakunin ignoraba la «socialismo científico» para la fundamentación de tales
Guerra civil en Francia_ Reflejaba esencialmente sus ex- expectativas. El llamado estado popular de Wiihelm
periencia con Marx en la lucha fallida por la toma def Liebknecht, que Bakunin atri.buía a Marx, no sería sino
poder por parte del anarquismo en la Primera Interna- «la muy despótica dirección de las masas populares poz'

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LA ALTERNATIVA (PARTE 1) 49
RUDOLF BAHRO
48
modo alguno fueron ignoradas por Marx. La contradic-
(una) nueva y muy poco numerosa aristocracia de autén- ción entre trabajo intelectual y trabajo manual tenía que
ticos o presuntos intelectuales. El pueblo no es científico, expresarse como contradicción entre ciencia y clase obre-
lo que significa que se le libera por completo de las ra. Esto es lo que contempla precisamente la exigencia
preocupaciones del gobierno, que se le encierra por com- marxiana de unificación de la filosofía y el proletariado,
pleto en un establo gobernado». «Como la ciencia no es que se encuentra en la fase de toda la concepción mar-
accesible a todos, esos pocos Jo dirigirán todo», de tal xista del partido y que en su intención _no ha sido supe-
suerte «que al día siguiente de la revolución ,se fun- rada hasta hciy. Puesto que la lucha por la emancipación
dará (una) nueva organización social- no a través de la sólo puede emprenderse en las_ condiciones realmente
unificación libre de las organizaciones populares, de las dadas y puesto que estas . condiciones se caracterizan
comunidades, los municipios, las regiones, de abajo ha- fundamentalmente por una división del trabajo que se-
cia arriba.,., sino a través del poder dictat,,rial de aque- para a la masa de los productores de la cultura inte-
lla minoría ilustrada». En Alemania, «los trabajadores lectual, el partido de la emancipación -ha de incluir en
alemanes se someten ciegamente a sus dirigentes, mien- su seno la contradicción entre la intelligentsia revolucio-
tras que Jos dirigentes, los organizadores del Partido So- naria y la clase obrera. Todo el sistemático esfuerzo con
cialdemócrata Alemán, no los conducen ni a la libertad que una y otra vez se. combina entre sí el conjunto de
ni a la fraternidad internacional, sino al yugo del Estado citas acerca de partido y clase, consciencia y espontanei-
pangermanista», que reproducen en sí mismos. Lo que dad con el fin de demostrar la existencia de una armo-
Engels no se imaginaba en 1895, Bakunin lo señalaba de nía preestablecida a este respecto es completamente irre-
manera casi plástica: el «hundimiento» de la Socialde- levante. En realidad sólo muestra, en el mejor de los
mocracia alemana en el año 1914. casos, que Marx y Lenin plantearon correctamente el
Ante el «gobierno de los intelectuales» descrito por problema. Pero el auténtico objetivo en función del cual
Bakunin, Marx exclamaba: «quelle réverie!», «¡qué cosa se lleva a cabo todo ese esfuerzo no consiste en la defen-
fantasiosa!». Lo hacía a pesar de que Bakunin fantasea- sa de Lenin frente "a determinadas interpretaciones equi-
ba en este punto precisamente con algo más de concre- vocadas, sino más bien en el intento de cubrir en el
ción: ellos, los marxistas, fundarán una vez que el pue- sufrido papel el abismo que en la nueva sociedad separa
blo haya depositado todo el poder en sus manos, «Un a dominados y dominadores. Lo que no fue previsto por
único banco estatal, que concentrará en sus manos toda Marx es el hecho, que entretanto se ha revelado notorio,
la producción comercial-industrial, agrícola e incluso de que la unificación entre filosofía y proletariado, entre
científica, y dividirán a la masa del pue"Jlo en dos ejér- soci¡¡lismo (como ciencia) y movimiento obrero podía
citos: industrial y agrícola, bajo el mando directo de , desdoblarse tras la revolucón, de la misma manera que
los ingenieros del Estado, que constituyen un nuevo es- en su época el te,rcer estado, del que surgió la burgue-
trato político-científico privilegiado», Esta última expre- sía que se hizo con el poder. Ningún género de antiguas
sión es de una exactitud impresionante. Probablemente citas ha ayudado a la «acientífica» ·comprensión por
hacía falta ser anarquista y ruso para barruntar en el parte del pueblo del carácter de dominación del nuevo
año 1873 tras la autoridad de Marx y de su teoría la orden.
sombra de Stalin. Marx no vio la sombra, no pudo ni Pero ('.qué fue lo que impidió a Marx enfrentarse se-
quiso verla. riamente con Ja posibilidad de una evolución tal? ¿Por
Los elementos sobre los que se apoya Bakunin for- qué, de otro lado, la objección burguesa de que el comu-
man parte, naturalmente, del marxismo o, mejor dicho, nismo generalizaría el despótico sistema fabril de Ja em-
se reflejan en él ya que se trata de realidades que en

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50 RUDOLF BAHRO
LA ALTERNATIVA (PARTE I) 51
presa individual a escala de toda la sociedad no le me-
reció más que un simple rechaZo irónico? (¡Marx y Siempre que este siste¡na se proyectaba más allá de sí
Engels, ciertamente, habían aceptado ambos la inevita- mismo como resultado de sus propias consecuencias,
bilidad tecnológica de una dirección por naturaleza auto- Marx situaba la perspectiva de la socialización en sen-
ritaria en el ;:iroceso de producción de su época y poste- tido socialista. Esta constelación teorética ha demos-
riormente!) No quiero entrar aquí en un terreno psico- trado poseer tal capacidad de permanencia que incluso
lógico, pero sí aludir a su tradición hegeliana y sobre en el presente muchos observadores marxistas del mo-
todo al predominio histórico-universal de Europa en el nopolismo de estado de Occidente se dan regularmente
siglo xrx. Es posible que la tradición hegeliana y un por satisfechos coi:¡. la indicación de que todo lo ocurrido
eurocentrismo en verdad difícilmente evitable sean los desde el tránsito al monopolio no supone sino la prepa-
responsables de que Marx dirigiese su atención dema- ración cada vez más perfecta de aquella socialización.
siado unilateralmente a la propiedad privada capitalista y En principio, de este modo puede uno ahorrarse el estu-
viese todo el proceso histórico anterior y futuro mediado dio de todos estos fenómenos en su específica significa-
por ésta. ción. Todos ellos han sido explicados, ciertamente, hace
En relación con el moderno problema del Estado, ya mucho tiempo, con el único problema de detalle de
Marx estaba, en ·prmcipio, lastrado a priori por el acto que las consecuencias demostradas cientos de veces en
decisivo de su desprendimiento de Hegel. La ruptura ha- Ja teoría nq se han verificado. La acusación que subyace
bía consistido precisamente en la inversión de la rela- aquí no af.ecta ,evidentemente a Marx, sino al pensa-
ción hegeliana de Estado y sociedad, en la que el Estado miento de la época postleniniana.
venía a constituir su existencia superior, «real», racional, Pero pasemos al otro elemento de la tradición hege-
y en mostrar que el Estado no es sino la expresión polí- liana, el que. Marx -a diferencia del que acabamos de
tica de la vida social real con sus tendencias de intere- considerar- asumía de un modo esepcialmente positivo.
ses enfrentadas unas con otras. En el siguiente paso Se trata de la hipótesis metodológica de la unidad de lo
desenmascaraba a partir de la economía, a partir de las lógico y lo histórico, de la que' Marx se apropió si bien
relacicnes de producción, la estructura y dinámica reales -naturalmente-- con hs · necesarias reflexiones críticas
de la sociedad burguesa. Si el tardío absolutismo pru- adicionales, pero desarrollando sus consecuencias en mu-
siano había confirmado al menos la apariencia de una chos sentidos con independencia de este distanciamiento
independencia del Estado respecto de la sociedad, el general. Se encuentra en juego en primer plano siempre que
Estado burgués se iba reduciendo de una manera cada Marx demuestra ad finitum, con un salto apodíctico, ten-
vez más abierta en las luchas de clases que siguieron en dencias históricas que capta de una manera genial en
Francia a 1789 a un puro instrumento de coerción para base a la idea de que históricamente ha de verificarse
completar la explotación capitalista, cuyo funcionamiento de inmediato aquello que lógicamente parece ya verifi-
era primariamente económico. Tenía que existir y desa- cado. El menosprecio del momento cuantitativo en que
parecer con ella, como ya he expuesto con anterioridad. se incurría de esta manera se sumaba, como tuvo que
El Estado burgués postrevolucionario no había ostentado reconocer el viejo Engels, a la errónea valoración cuali-
en ningún momento una función de organizador de la tativa, por una parte, de la madurez de las fuerzas pro-
producción y la mera representación de ésta se encon- ductivas para una revolución proletaria victoriosa y, por
traba en oposición completa a la esencia del capitalismo otra, de la capaCidad de expansión de las relaciones
concurrencia!, cuyo régimen de producción se basaba por capitalistas de producción en general. El peor servicio
completo en la iniciativa de los capitalistas privados. que le podríamos prestar a la teoría económica de Marx
sería no extraer conclusiones «revisionistas» de la pavoro-

~:·: .. ..,
:·.::::-.:~_-:,_--.:.-,·.·.-.-~·:·~·M·}~~ ·:•.o!·'..:•.·:M!.·.<r~:·:-;.m:;;:.,.,¡;;_.;>$,·.'5~.·-'-'-·. ·7· . ._..:. _·.·. ,','· --~·~· -~-~-:~··«'"".'.•:".'·':'::':~(·:-:....•!, ,_,. <-·::-~;..; ·.·,·~-;--·-;;-...,:.,_~~:'77: . .·~·'.''.·:·-:~·:-:---:-;--.- · .-.·-:·:·;>:· -
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52 RUDOLF BAHRO LA ALTERNATIVA (PARTE I) 53

sa productividad del «capitalismo tardío» en los EE.UU., entre el capital y el trabajo· asalariado no viene a signifi-
Japón y Europa Occidental. Marx hubiera sido el pri- car, como se desprendía de· foda "la" discusión en tomo a
mero en revisarse a sí mismo para poder fundamentar la Comuna, sino la exclusión del problema del Estado en
mejor la praxis revolucionaria. la crítica de la economía política. Marx partió en general
Una consecuencia aún más esencial relacionada con y ante todo de la idea de que la propiedad privada capi-
el principio metodológico de la unidád de lo lógico y lo talista, es decir, la enajenación capitalista, contiene ne-
histórico es la sobrevaloración o absolutización del papel, gada y asumida toda enajenación anterior. En los Ele-
por lo demás poderoso, sin duda, de la propiedad pri- mentos fundamentales para la crítica de la economía
vada capitalista. Lo que quiero decir con esto se deduce política (Grundrisse) se refiere a la relación de capital
de la mejor manera del proceso de restricción experimen- explícitamente como •forma extrema de la enajenación»
tado por el concepto de enajenación en el curso del de- y la interpreta como punto necesario de tránsito que
sarrollo científico de Marx. En La Ideología alemana de contiene en sí mismo ya la disolución de todas las rela-
1845/46 aparece la enajenación, «esta plasmación de las ciones limitadas, esto es, precapitalistas (Grundrisse/
actividades sociales, esta consolidación de nuestros pro- 414 y s.).
pios productos en un poder material erigido sobre noso- En el famoso apartado sobre las «Formas que pre-
tros, sustraído a nuestro control, que levanta una barrera ceden a la producción capitalista• (Grundrisse/375 y ss.)
ante nuestra expectativa y destruye nuestros cálculos» Marx analiza todo el desarrollo de la disolución de la
aún como «Uno de los momentos fundamentales que se propiedad comunal primitiva hasta el umbral de la acu-
destacan en todo el desarrollo histórico anterior» en mulación originaria precisamente tendiendo a este re-
general (MEW 3 /33 ). Sería completamente absurdo ex' sultado, es decir, muestra la sucesión lógico-histórica de
cluir, por ejemplo, a las pirámides, en las que las anti- estadios en el proceso de separación de los productores
guas dinastías de faraones invertían casi todo el plus- de todas sus condiciones materiales de producción. Y en
trabajo de varias generaciones de la población egipcia, este aná!Lsis asume el presupuesto implícito de que el
con el fin de prolongar sus privilegios de poder en el ·es ta dio en cada caso superior, aun cuando no parece
reino de los muertos, del concepto de enajenación. Marx resultar siempre en concreto del anterior, contiene siem-
y Engels continúan acto seguido en el pasaje que acaba- pre los resultados del previo. En esta perspectiva la abo-
¡ mos de citar: «precisamente en vírtud de esta contra- lición de la propiedad privada capitalista, esta quinta-
J
esencia de todo el progreso anterior y de toda la enaje--
f dicción entre el interés particular y el interes común,
cobra el interés común, en cuanto Estado, una forma nación anterior, ha de resolver en un proceso unitario
l propia e independiente, separada de los reales intereses todas las 'viejas contradicciones históricas, Sólo bajo esta
particulares y colectivos y... como una comunidad ilu- premisa es válida la temprana tesis de los Manuscritos
·Soria» (MEW 3/33). Desde un punto de vista histórico el económico'filosóficos de que el co'Ilunismo es «la vuelta
Estado es, junto a la religión, el fenómeno más amplio total, consciente, realizada en el interior de toda la ri-
de enajenación, concretamente .el de mayor extensión queza .del desarrollo anterior, del hombre para sí», así
temporal. Las pirámides no se basan en la explotación como «el rompecabezas resuelto de la historia» (Kleine
j por medio de· la propiedad privada y los monumentos okonomische Schriften, Berlín, 1955/127).
1 del estalinismo, empezando con el mausoleo en el que Sin embargo, es preciso dejar sentado que este tipo
se momificó a Lenin como si de un faraón se tratase, de concepción, naturaimente, sólo se apoya en un senti-
1
tampoco. Lo que se utiliza en El Capital de Marx del do formal en la tradición hegeliana, máxime cuando no
j concepto de enajenación en lo referente a la relación sólo por ex hegeliano se está expuesto a la tentación de

L:·; :·-< .-..... ', ·i', , ·-· ,_.:~.)S'..'... "'·' -_ .... f d•;..~;.•,,;:o;;:-,:;.;:;:~.c_,,,~~'l'úi.;;¡¡;:: · ·.•:1_ .• ·:·é·
54 RUDOLF BAHRO
LA ALTERNATIVA (PARTE I) 55
pasar de Ja abstracción a Ja absolutización. Pues lo que túan una actividad espiritual, creativa, de· planificación
aquí se absolutiza es, en realidad, el papel histórico de y dirección).
Europa, particularmente en el siglo XIX. Junto a Ja ma- En estos tres fenómenos, que siempre han sido con-
durez de las fuerzas productivas europeas Marx sobre- cebidos por el marxismo en términos de relaciones eco-
valoró también el despliegue extensivo y Ja función in- nómicas, estaban ya dados Jos elementos fundamentales
tensiva del mercado capitalista mundial. Y de aquí se de la división del trabajo social y del Estado y ello toda
derivaba, igual que de las reflexiones teoréticas acerca de una época antes de que entrase en la escena histórica
Ja línea nodal de relaciones de producción sucesivas, la propiedad priva(!a sobre los medios de producción o
la ya no especialmente reseñable perspectiva capitalista sobre las condiciones de trabajo. La supresión de la pro-
para todo el resto del mundo, en la medida en que no piedad privada, de un lado, y la superación de la división
se adelantase la revolución proletaria de los países euro- . del trabajo y del Estado, de otro, pueden quedar separa-
peos más avanzados. dos aún más allá del capitalismo por toda una época.
1 En realidad, ni siquiera aquí en Europa s~ encontra- Así es, en cualquier caso, en los países del socialismo
1
ban las capas históricamente más antiguas de la opre- realmente existente.
sión y de la desigualdad social tan totalmente superadas A un programa de acción de las fuerzas progresivas,
por las formaciones superiores como lo presuponía eI por tanto, se le plantearían, en cuanto estuviesen apro-
desarrollo lógico. Se sobrecarga la noción de abolición ximativamente dadas las premisas materiales del socia-
de la propiedad privada si se incluye en ella la supera- lismo, las dos cuestiones siguientes:
ción de relaciones que, en último término, no se basan 1) ¿Qué ha de suceder para liquidar los soportes co-
en la propiedad privada y que nunca aparecieron con munes de toda cultura patriarcal de dominio en su base
ella, tampoco en Europa. material y económica?
Se trata de Jos siguientes tres •retrasos» que origi- 2) ¿Cómo pueden apropiarse de las conquistas cultu-
nariamente y hasta hoy son característicos de socieda- rales e institucionales positivas de la época burguesa so-
des en ias que no se llegó a la propiedad privada como ciedades cuya civilización industrial no se basa, o se basa
relación de producción dominante: sólo .parcialmente, en la abolición de la 'propiedad priva-
-La explotación y opresión de la mujer en la estruc- da capitalista?
tura familiar patriarcal muy vinculada a aquéllas, esto- La primera cuestión se refiere primariamente a las
es, el dominio del varón, del cabeza de familia (en las modificaciones necesarias en la estructura social del pro-
sociedades patriarcales gentilicias y en condiciones pre- ceso de trabajo y conocimiento. La segunda se refiere en
capitalistas aquél ejerce su dominio, en Ja mayor parte· particular al despliegue libre de obstáculos de la sub-
de los casos, también sobre otros individuos dependien- jetividad humana y a la institucionalización de la demo-
cracia ·política, imprescindible aún durante un largo
tes).
-El dominio de Ja ciudad (durante un tiempo del tiempo en la sociedad liberada de la propiedad privada.
castillo y del burgo) sobre el campo, a la que éste tenía Pero para poder responder a ellas no 'basta sólo con
que alimentar y posibilitar lujos a costa de su población. clarificar Ja inap!ioabilidad de las categorías comunisf'as
-La explotación y opresión de los trabajadores ma- a nuestra situación tal como es, por muy necesaria que
nuales (aquellos que predominantemente han de efectuar sea esta actividad negativa. Antes bien, de Jo que se tra-
ta es de comprender el nuevo campo de lucha a partir
trabajos físicos, _esquemáticos, de ejecución) por los tra-
de su propio devenir, de sus propias leyes. Si el socia-
bajadores intelectuales (quienes predominantemente efec-
lismo realmente existente no es la abolición de la propie-

---- ·---::-::---;-~---.7-_-.-.-·~·:·:·:·~·:·:'!"·:·:·.·.::;-:::-:-._.. ~,:-_·;,:.:ú,·-·:·:·:·::-;;:;-::;-.:;,.,1,•...J.:•.• ;;¡,,. :~-~::---:~-:-- :.- · ~:-'."""-·-·--:-;.:~->~""'.-'19~ .1, .!''>.'\'f."., .. d1_1_¡,_. .,r. ..•. ;. :;v; .-~-:~·::·:·--.:·:-":'~" '". ~-. .. '0~-~~:.-.~;~-:;r .·.·.- ";;¡.-e·-·:· '~·.·oc,
56 RUDOLF BAHRO

dad privada capitalista, entonces ¿qué es lo que repre-


senta en su propia· esencia interna? En cualquier caso,
lo que ha de quedar claro es que la investigación de
este problema -que marca nuestra época- no podemos
comenzarla por países como la RDA o la RSCH precisa-
mente porque son atípicos, ya que habían experimenta-
do con anterioridad una industrialización capitalista. La
clave ·Se encuentra en Asia y en parte en un pasado que se
extiende mucho más allá de nuestro propio pasado euro-
peo. Y después, naturalmente, en el pasado de Rusia y en el
presente soviético.

2
El qrigen de la vía no capitalista

Entre 1905 y 1923 ·se vino fraguando y desde 1945 se


ha hecho evidente que el progreso de la humanidad reco-
rre en el siglo XX caminos distintos a los que pudieron
prever Marx y Erigels. Ellos habían analizado la forma-
ción social a la que había accedido la parte europea de
la humanidad (Norteamérica incluida) siguiendo una vía
específica a través de la antigua esclavitud y del feuda-
lismo germánico y habían llegado a la conclusión de que
los antagonismos internos del capitalismo, que ellos ha-
bían descubierto, conducirían directamente a su destruc-
ción por una revolución proletaria. Las reacciones y evo-
luciones con que respondieron los pueblos de Asia (que
puede, en este contexto, ser representativa también de
Africa y, en menor medida, de América Latina) a la con-
quista europea del mundo para el mercado capitalista
_:1
les interesaron básicamente en relación con la agudiza-
ción de las contradicciones intracapitalistas, con la me-
jora de las condiciones de lucha del proletariado euro-
peo. Fue Lenin quien primero se dio cuenta, a la vista
de los movimientos anticoloniales- y de las revoluciones
que siguieron en Persia, Turquía, China e India a la revo-
lución rusa de 1905, del desplazamiento que se anunciaba

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