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Dirección y coordinación
Equipo de Investigación
Manuel Trujillo (Análisis Estadísticos)
Luis Rodríguez-Morcillo Baena (Prácticas Cualitativas)
Angel Ramírez Troyano (Prácticas Cualitativas)
Juana Requena Girón (Prácticas Cualitativas)
Antonia Ramírez Pérez (Prácticas Cualitativas)
Colaboradores
Agustín Fleta Eugenia Gil García
Ignacio Rejano (Proceso de datos) Miguel Ángel González
Trabajo de Campo: Francisco Campuzano Izquierdo
Mari Carmen Abril Vega Ángela Moreno García
Juan Luis Mérida Galán María Victoria García de Léaniz Gutiérrez del
Maria Isabel Solís Morón Álamo
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y exclusión en Andalucía Pag 2
ÍNDICE
CAPÍTULO I
1.2 Metodología....................................................................................................... 14
CAPÍTULO II
2.1.3 Género................................................................................................................ 38
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CAPÍTULO III
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3.3.3 Relación entre gastos e ingresos en los hogares pobres y excluidos........... 146
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CAPÍTULO IV
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CAPÍTULO V
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Introducción
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En primer lugar, queremos agradecer el esfuerzo realizado por los miembros del
equipo investigador, sin cuya dedicación, entusiasmo y rigor en la realización de las
tareas que han tenido encomendadas no hubiera sido posible llevar a buen término este
empeño. Junto a ellos, también han hecho una importante aportación un amplio grupo
de colaboradores, sobre todo en la realización de unas entrevistas a una población a la
que acercarse es siempre difícil.
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Mientras que los primeros deben ser considerados también autores y los
segundos también inspiradores de este estudio, ninguno debe ser considerado
responsables de sus resultados, un papel que deben asumir las personas baja cuya
responsabilidad han sido hechos todos los trabajos.
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Esta es la principal razón que nos lleva a tener que pedir al lector paciencia para
leer una y otra vez coletillas como la de “pobreza y exclusión” que, a estas alturas, ya se
habrá dado cuenta que reiteraremos hasta el hartazgo. También esperamos saber
argumentar que si optamos por juegos de palabras como “precario y vulnerable” o
“pobre y excluido” no es por el regusto de la ambigüedad ni, mucho menos, porque no
se nos haya ocurrido ampliar el concepto de pobreza para incluir las condiciones de vida
o incorporarlo al de Exclusión, integrando la renta entre éstas. A pesar de nuestra
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Tras considerar la finalidad de servir como apoyo técnico a una Ley y un Plan
Integral de lucha contra la pobreza y la exclusión, se ha optado por definir tres objetivos
que se estiman adecuados para que la investigación pueda ser aplicada:
Con el primer objetivo se trata de definir quienes son los hogares que deben ser
considerados pobres y excluidos para poder cuantificarlos y conocer sus necesidades.
Este objetivo, que se aborda en el capítulo dos y tres, está orientado a servir de guía para
la elaboración de la Ley.
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1.2 Metodología.
Las encuestas que realizan algunas Comunidades Autónomas, como la del País
Vasco por ejemplo, de la que se han publicado ya los resultados para el año 2000.
También las encuestas sobre pobreza que realiza periódicamente Cáritas Española, la
última hecha en 1996, cuya submuestra para Andalucía, como ya se ha referido, ha
constituido la principal fuente secundaria de este estudio. El Panel de Hogares
Europeos que se realiza en el ámbito de la Unión Europea y que constituye la mejor
base para estudios comparados. Todos ellos constituyen precedentes de este enfoque
objetivo-cuantitativo que han sido utilizados por distintos autores para estudiar la
pobreza.
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El interesante trabajo sobre La medición de la pobreza en Andalucía. (Martín Reyes, G., García Lizana, A
y Fernández Morales, A., 1996) se ha hecho utilizando esta encuesta
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Entre este tipo de estudios puede mencionarse el realizado sobre Los perceptores de Rentas Mínimas de
Inserción en la Comunidad Autónoma de Madrid realizado por Ana Arribas y Araceli Serrano (1999)
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Así, se han utilizado prácticas o técnicas de investigación social tanto del tipo
denominado cualitativo como del denominado cuantitativo. Entre las prácticas
cualitativas de investigación social se ha recurrido a la realización de entrevistas
semiestructuradas a una muestra de 60 informantes cualificados seleccionados con
criterios de muestreo estructural. Igualmente, se han realizado historias de vida a 60
casos de personas pobres y excluidas seleccionadas a partir de los criterios establecidos
en la tipología de procesos de exclusión validada mediante las entrevistas a los informes
cualificados y la tipología de hogares pobres y excluidos construida mediante técnicas
cuantitativas. Estas dos prácticas cualitativas de investigación, cuyas características se
explican en los apartados 2.1 y 4.1, constituyen las dos fuentes primarias de esta
investigación.
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Ambas encuestas han servido para caracterizar los hogares pobres y excluidos de
Andalucía, estableciendo primero las diferencias entre hogares pobres y no pobres a
partir de EPF y, después a partir de EDIS, entre niveles de pobreza y tipos y subtipos de
hogares pobres y excluidos. Consideramos sinceramente que esta caracterización, que
se presenta en el capítulo 3, se basa en las dos mejores fuentes existentes para estudiar
el fenómeno. No obstante, con la misma sinceridad, debemos advertir de que ambas
fuentes presentan carencias a la hora de estudiar la pobreza y la exclusión social desde
el punto de vista que aquí se entiende.
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No obstante, los problemas de EPF siguen teniendo que ver con la muestra. En
primer lugar, el tamaño de la submuestra para Andalucía reduce el número de hogares
pobres y excluidos a un número de casos que impiden establecer diferencias
significativas sobre todo en los niveles de renta más bajo, que son, precisamente, los
que más interesan. En segundo lugar está el problema de la periodicidad de esta
encuesta que nos obliga a trabajar con datos de 1991, a la espera de que el INE termine
de revisar la nueva EPF realizada en 1997 con una muestra que permite la
desagregación regional. Algo que, naturalmente, afecta a los indicadores construidos
sobre datos más coyunturales.
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Respecto a SIUSS, hemos intentado durante más de seis meses conseguir hacer
una explotación de los datos existentes para 1996, sin ser capaces de superar las
carencias y limitaciones de la versión del programa facilitada y la falta de calidad de los
datos obtenidos, a pesar de haber realizado los mejores esfuerzos técnicos a nuestro
alcance. Ante el anuncio de que la base de datos de beneficiarios del salario social
estaba incluso peor, se tuvo que tomar la decisión de renunciar a la comparación entre
población pobre y excluida en general y la atendida por el sistema público de servicios
sociales.
Así que, desde el punto de vista científico, lo necesario y posible para mejorar
las fuentes de datos para futuros estudios en este terreno, es la realización de una
encuesta periódica que, asumiendo la perspectiva de la exclusión como un fenómeno
estructural, se base en una muestra que incluya a la población no excluida, así como que
incorpore información socioeconómica en cantidad suficiente para permitir establecer la
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v Primera fase
v Segunda fase
v Tercera fase
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Una exposición detallada y competente de esta evolución puede encontrarse en la primera parte sobre
“Construcción teórica del Concepto de exclusión social” de la tesis doctoral de Miguel Laparra Navarro “El Espacio
Social de la Exclusión. El caso de Navarra” hecha bajo la dirección de Gregorio Rodríguez Cabrero y presentada en
el Departamento de Sociología III de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en 1999 bajo la tutoría de
Fernando Reinares Nestares.
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Pobreza que se mide con relación a la distribución de la renta, generalmente hogares por debajo del
umbral del 50% de la renta neta media disponible.
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Pobreza que se mide con relación a un conjunto de necesidades consideradas básicas.
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Así, parece claro que la pobreza relativa (medida en términos del umbral del
50% de la RMND nacional) no siempre se corresponde con el concepto social de la
pobreza. Mucha de la población que cae por debajo del umbral de la pobreza, no sería
reconocida como tal por la mayoría de la sociedad, incluidos ellos mismos.
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Este estudio es, por el contrario, un estudio sobre pobreza y exclusión. Esto es,
un estudio que utiliza la renta como criterio tradicional de medición de la pobreza
económica y las condiciones de vida para medir la exclusión mediante un indicador
sintético que permite clasificar a los hogares de acuerdo a su intensidad y tipo, con el
objetivo de poder definir desde ambos puntos de vista a los hogares más desfavorecidos:
aquellos que son a la vez pobres y excluidos.
A partir de este doble criterio hemos sistematizado una serie de definiciones para
los conceptos que usualmente se suelen utilizar al aludir al fenómeno y que nos han
parecido más significativos.
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Introducción
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Esta decisión de restringir los teóricos al ámbito de Andalucía parecía justificada por el hecho de que,
además de ser éste el ámbito de la investigación, el trabajo de los teóricos de ámbito nacional podía ser
suficientemente conocido mediante la revisión bibliográfica. El hecho de haber tenido dificultades para encontrar
estos teóricos no implica, naturalmente, que no los haya. No obstante, estas dificultades sí pueden considerarse una
muestra más de la débil articulación de la comunidad científica de ámbito regional.
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Entrevistas realizadas
ALMERÍA 5
CÁDIZ 5
CÓRDOBA 13
GRANADA 5
HUELVA 7
JAÉN 6
MÁLAGA 7
SEVILLA 12
TOTALES 60
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laboral, educativo, etc. Como tal, el hecho de ser mujer añade un factor adicional a
cualquier otra desventaja que pueda concurrir en una persona. Así, la pertenencia a la
etnia gitana o a determinado grupos de inmigrantes se traducen en una mayor
desventaja si, además, se es mujer.
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Algo que, por ejemplo, ocurre en el 99% de las separaciones.
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Esto último, suele pasar con independencia de que medie una sentencia de separación que establezca
algún tipo de pensión. De hecho, sólo un 10% de los maridos cumplen regular y voluntariamente con el pago de estas
pensiones señaladas por sentencia. El 60% han visto alguna vez retenido su sueldo por negarse a pagar regularmente
lo establecido en el convenio de separación y un 30% no llega a pasar nunca manutención alguna (Trigueros, I;
1995:pp.84-85)
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A todo ello, sobre todo en el caso de las madres solteras, debe añadirse una
estigmatización social que refuerza la pérdida de autoestima que hacen de las
depresiones uno de los problemas de salud más comunes entre las mujeres de este tipo.
Inestabilidad emocional que, como en caso de las separadas, no se contradice, sino que
se refuerza, por la liberación que supone tomar la decisión, mayoritariamente adoptada
por las mujeres, de acabar con una situación que suele implicar fuertes conflictos
domésticos.
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2.1.3 Género
Descripción
En este área se han considerado tres tipos de situaciones que suelen considerarse
específicas de género:
a) Separadas y divorciadas;
b) Viudas jóvenes, y
c) Madres solteras.
a) Jóvenes fugadas
b) Prostitutas.
Dos de los tres tipos han sido confirmados en la información obtenida en las
entrevistas, aunque es necesario establecer algunas matizaciones respecto a los subtipos.
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Respecto al maltrato, a pesar de que se trata de un problema que en los últimos años ha
tenido una gran repercusión, parece existir un amplio consenso sobre el hecho de que se
trata más bien de una situación de especial necesidad, frecuentemente asociada a las
situaciones de separación, por un lado, y a las de adicciones, particularmente
alcoholismo, por otro9.
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La mayoría de los informantes coinciden en señalar que buena parte del maltrato se considera
desconocido. Dentro de este relativo desconocimiento, el más frecuente suele darse entre mujeres de entre 40 y 55
años, con varios hijos y con escasa formación académica, amas de casa o trabajadoras agrícolas y con escasas redes
sociales de relación e información.
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Respecto a las jóvenes fugadas del hogar paterno, no parece tratarse de una
situación que pueda considerarse suficientemente extendida o problemática para
considerarla como un subtipo específico. En todo caso, se trataría de una situación de
especial necesidad que se daría conjuntamente con la prostitución entre algunas de las
toxicómanas.
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El caso de estas toxicómanas prostitutas, muchas de las cuales son tambíen transeúntes, es un ejemplo
paradigmático de la diferencia entre dimensión subyacente y dimensiones del proceso de exclusión, que hemos
tratado de establecer en el apartado 2. El hecho de que su caída en la prostitución se origine más en la
drogodependencia que en el género, aconseja considerarlas una situación especial de los del área de salud.
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Situación de pobreza
Los diferentes tipos y subtipos considerados en esta área presentan una situación
desigual respecto a la pobreza. En principio ha de ser descartado que todas las mujeres
solas con cargas familiares deban de ser consideradas en situación de pobreza. En
general, las mujeres que ya están en el mercado de trabajo suelen tener la capacidad
para encontrar formas de compensar la pérdida de ingresos que pueda suponer el hecho
de tener que enfrentarse solas a su condición de cabezas de familia. Esto suele ocurrir
más bien recurriendo a una administración más estricta de los gastos, que aumentando
su actividad laboral para incrementar los ingresos, algo suele tener que ver con las
responsabilidades domésticas y las dificultades del mercado laboral.
De esta forma, entre las mujeres solas con cargas familiares, habría que
distinguir a aquellas que ya parten de una situación económica modesta o pobre, a las
que una ruptura familiar puede llevarles a un empobrecimiento mayor, en todo caso
transitorio. Entre éstas, cabe destacar a aquellas que, por diferentes motivos, no cobran
pensiones, están en situación de exclusión laboral y cuentan con poco apoyo familiar.
Parece pues que, aunque existan casos aislados de mujeres de nivel medio a las que la
ruptura familiar puede llevar a una situación crítica, su situación rara vez termina
desencadenando un proceso de exclusión importante.
Un factor tiende a reducir esta probabilidad, suele ser el hecho ya aludido de las
mujeres con cargas familiares en las situaciones críticas recurren al apoyo familiar,
llegando a ser acogidas en el hogar de sus progenitores con los que comparten gastos y
obligaciones domésticas. La importancia de estas redes de apoyo familiar hace que su
ausencia deba de ser considerado como uno de los principales factores de riesgo que
pueden generar procesos de exclusión más graves.
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Dimensiones de exclusión
Así pues, educación, salud y trabajo son las dimensiones de exclusión en que se
suelen concentrar los procesos de exclusión que afectan a los tipos considerados en
estas áreas de género.
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Respecto al entorno, cabe destacar que sólo las prostitutas pueden asociarse a un
determinado tipo de barrio, aunque todos los tipos suelen darse con mayor frecuencia en
barriadas marginales. En general, todas pueden considerarse tipos urbanos, aunque cabe
señalar la situación específica de las prostitutas de clubes de carretera cuyo
confinamiento en casas de campo aisladas suele ser parte de los mecanismos de control
que tienen que sufrir. Respecto a las madres solteras, aunque evidentemente también se
produzcan en el mundo rural, suelen verse envueltas en procesos de exclusión que, bien
las lleva a aceptar un cierto confinamiento familiar, con lo que más bien padecen una
sobreprotección, o por el contrario, el rechazo familiar termina empujándolas a
abandonar el hábitat de origen por uno urbano que les ofrezca mayor anonimato y
oportunidades. Naturalmente, en estos casos el riesgo de que el proceso de exclusión
termine en situaciones extremas es alto.
De nuevo, es respecto a las madres solteras sin apoyo familiar que la situación
respecto a la vivienda presenta carencias especiales. Así, el hecho de que el proceso de
exclusión experimente un salto cualitativo en este momento crítico para el acceso a la
vivienda, implica una dificultad para instalarse que, en muchos casos, puede implicar
años de precariedad respecto a la vivienda. Por el contrario, separadas y divorciadas con
cargas familiares, suelen conservar la vivienda que, en la mayoría de los casos suele ser
en propiedad. En cuanto a las prostitutas, cabe mencionar el ya referido internamiento
de las que ejercen en clubes de carretera, la frecuente condición de sin techo de las
toxicómanas, y las condiciones de infravivienda de las que proceden zonas degradadas
de los cascos históricos de las grandes ciudades.
Proceso de exclusión
Los tres tipos considerados en esta área suelen presentar procesos de exclusión
claramente diferenciados. En el caso de las separadas y divorciadas este proceso se
inicia con una ruptura familiar, asociada a una situación de escasez de rentas y de
recursos humanos y sociales. Frente al empobrecimiento y la irregularidad de los
ingresos, se hace necesario recurrir al apoyo familiar, que puede llegar a significar una
vuelta al hogar paterno, para obtener ayuda económica y doméstica. El aislamiento
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Con relación a las madres solteras, el proceso se suele iniciar con un embarazo
no deseado en edad adolescente o muy joven que no es detectado a tiempo para una
interrupción voluntaria. El desconocimiento, desentendimiento o rechazo del padre
impide precipitar la formación de una pareja que, a corto o medio plazo, normalice la
situación. La reacción familiar es clave, pues de ella depende que el proceso de
exclusión se detenga o se precipite hacia una situación de acumulación de todo tipo de
carencias que pueden llegar a situaciones extremas.
Por último estaría el proceso de las prostitutas que suele implicar una situación
de partida que ya puede considerarse polipatológica, coincidiendo pobreza, bajo nivel
cultural, desestructuración de la familia de origen, abuso sexual y un entorno marginal.
Junto a esta manifestación más tradicional, estarían algunos casos individuales de otros
tipos de procesos de exclusión que afectan a las mujeres y que en situaciones extremas
pueden llevar a la prostitución, y un colectivo emergente de inmigrantes que terminan
en la prostitución.
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Descripción
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2) Enfermos mentales
Todas ellas se han confirmado en las entrevistas realizadas, salvo las de los
enfermos crónicos y terminales, en los que todas las enfermedades deben ser
consideradas con igual grado de exclusión, extrayendo de ellas, las que afectan a las
personas mayores y sin significar de forma diferenciada el SIDA, en las personas que no
son drogadictas, pues causaría los mismos efectos que cualquier otra enfermedad
crónica.
Así mismo, todas ellas pueden llegar a implicar graves procesos de exclusión.
En el caso de las adicciones, todas tienen una gran repercusión social y conforman
varios grupos de afectados. Los mayores de 40 años estarían en mayor grado afectados
por el alcoholismo y las ludopatías, dos problemas que llevan a excluirles en muchas
ocasiones de las relaciones familiares y del trabajo. Aunque son consideradas unas
patologías universales, tienen efectos diferenciados según la clase social de
procedencia. En los niveles sociales más bajos, afectaría gravemente a las relaciones
familiares y no tanto a los ingresos del hogar y posibilidades de trabajo, ya reducidas de
por sí. En las clases bajas y medias, donde son un claro factor de riesgo de exclusión
social, supondrían un empobrecimiento, afectaría a la situación laboral y también
afectaría a las relaciones familiares.
Otro grupo de adictos son los menores de 40 años, que se ven afectados por el
alcoholismo y las toxicomanías más graves como la heroína y la cocaína. Son factores
de evasión ante una realidad dura dentro de una cultura del ocio, que lleva a anular las
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Los discapacitados, tienen una situación similar a la del enfermo mental, pero en
este caso la estigmatización social que sufren, vienen derivadas de su percepción como
personas menos productivas, que les hace tener déficits formativos y laborales. En el
caso de los discapacitados psíquicos existe un déficit que tiende a excluirles de las
posiciones laborales más cualificadas.
Los enfermos crónicos han de hacer frente en la mayoría de las ocasiones a una
reducción de ingresos y a una reducción de relaciones sociales. Aunque suelen estar
cubiertos por los sistemas de protección social, los altos costos que los gastos
farmacéuticos pueden representar en las familias más modestas crean un problema serio
de pobreza.
Situación de pobreza
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El alcoholismo y las ludopatías, por su parte, son factores que empujan a los
trabajadores de clase acomodada a la ruptura laboral y familiar. De que se produzcan
ambas rupturas suele depender que se pueden mantener en una situación de penuria
económica y social o caer en la indigencia.
Dimensiones de exclusión
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los cuales tras la reforma psiquiátrica han pasado a formar parte de un creciente
colectivo de sin techo.
Procesos
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marginales, aunque no por ello ha dejado de afectar a jóvenes de otra extracción social.
Además está dejando de verse agudizado por su coincidencia con el SIDA.
Por otro lado, los otros tipos más tradicionales, parecen tener una cada vez
mayor atención social y una menor estigmatización social. Ello unido a los avances en
las posibilidades de integración laboral, hace pensar que a medio plazo puedan tener
una mejor integración laboral, que sigue siendo el principal handicap referido.
Descripción
1.- Personas con problemas de acceso al mercado laboral. Tenía dos subtipos:
Excluidos del mercado laboral y Buscadores de primer empleo con baja cualificación.
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Son las personas más desfavorecidas de las barriadas marginales las que se
encuentran en este tipo y probablemente sean tanto los padres como los hijos. Se ubican
principalmente en los barrios marginales de las grandes ciudades. Entre los jóvenes con
cualificación, se pueden encontrar algún problema esporádico de pobreza, cuando su
dificultad de incorporarse al mercado de trabajo, se junta con la expulsión del
progenitor del mercado laboral.
Con todo no se debe ignorar que hay muchos jóvenes cualificados que tienen
muchas dificultades de acceso al mercado de trabajo, pero que se hayan acogidos en el
seno familiar de forma solvente.
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incorporación laboral plena y estable y que a partir de los 40 años han sido expulsados
de sus empresas por diferentes motivos económicos o laborales.
Una nueva tipología, que se puede considerar en esta área, lo constituyen las
amas de casa mayores en busca de primer empleo o retorno al trabajo. Es un grupo
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específico, que se funde con los problemas de inserción laboral de las separadas y
divorciadas, pero que es más amplio. Abarca a todas aquellas amas de casa a la que la
perdida del trabajo del hombre cabeza de familia, les empuja a tener que encontrar un
trabajo para aportar recursos al hogar. En ellas se esconde una pobreza vergonzante, que
siempre ha tenido una vida normalizada y que está repartida en general por todo el
plano de las ciudades.
Situación de pobreza
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En cuanto a los trabajadores de pesca de bajura que han perdido sus empleos se
pasa desde la situación de trabajo temporal en la pesca a la de la pesca ilegal que reporta
ingresos irregulares y diferenciados según la época del año y, de ahí, al total abandono
del trabajo y por tanto de los ingresos. En algunas zonas se reconvierten a la agricultura
intensiva, como es el caso de la costa onubense.
Por último, entre las amas de casa en busca de empleo hay desde las que tienen
una posición social relativamente holgada por los ingresos del marido y que por
diferentes motivos quiere optar a un empleo, a las que tienen cargas familiares y que su
baja cualificación sólo les permite obtener empleos de tipo doméstico o de escasa
cualificación ligados a la limpieza. En general no obstante se admite que las mujeres
son capaces de llevar una vida más solvente con menos ingresos.
Dimensiones de exclusión
En cuanto al entorno social, influye sobre todo por que aquellas personas que
viven en entornos sociales con buena integración al trabajo, suelen tener mayores
oportunidades de obtener empleo. Así en las barriadas marginales que tienen los
entornos más desestructurados y desligados del trabajo, es donde se concentran los
mayores problemas.
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Procesos
En otro proceso estarían aquellas personas que con una cualificación no muy alta
o baja, se mantienen en situaciones de precariedad permanente sin llegar a alcanzar una
posición estable y segura en el mercado laboral.
El último proceso sería el de aquellos que son expulsados del mercado de trabajo
por diferentes motivos. Entre ellos se hayan los problemas de adicciones, de
enfermedad o simplemente de reconversiones y cierres de empresas. Después de pasar
una época viviendo de las prestaciones de desempleo, si no se consigue recolocar se
llega a una carencia de recursos que suele afectar al hogar, generando conflictos o
pérdida de vivienda que puede acabar con la familia en la calle o separada. En estas
personas aunque los familiares suelen prestar un valioso apoyo, si en un tiempo
relativamente corto no logran solucionar su situación, acaban en una gran exclusión,
afectando a todos los miembros del hogar. Es quizás, la situación grave más evitable.
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La intensidad del problema es desde luego donde más grave en las barriadas
marginales donde afecta tanto a hombres como mujeres, mayores y jóvenes. En otras
zonas sociales, la situación se ciñe a los problemas de trabajo, al menos que estos hayan
sobrevenidos por algún otro problema específico como suelen ser las adicciones. Quiere
ello decir, que la disponibilidad de salir de la situación es mucho mayor y no parece que
se reproduzca en sus hijos, tal como ocurre en las barriadas marginales.
El problema de las barriadas marginales por otro lado, no parece muy novedoso,
aunque sus problemas se han visto agudizados con nuevos otros factores de exclusión,
como las drogas. Por lo demás es un fenómeno que desde los años 80 empezó a
despuntar con fuerza y no parece que esté en el horizonte de los entrevistados, el que
vaya a haber grandes cambios respecto su situación.
Descripción
En este área se condensan a veces los problemas de exclusión que viven las
personas. En otras ocasiones, la vivienda es el único factor que permite guardar una
cierta estructuración vital cuando se ha entrado en un proceso de exclusión. Como el
trabajo, es un elemento esencial para la integración social de las personas.
De todos ellos, parece que el único que puede definirse como un tipo específico
y siempre como un punto de llegada que es cualitativamente diferente al proceso vivido,
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es el de los transeúntes o sin techo. El resto son situaciones que pueden ser consideradas
como situaciones de especial necesidad que afectan a otros tipos de exclusión.
Así que sólo los transeúntes se conforman como un tipo especial de exclusión al
que se llega por muy diferentes recorridos y que están provocados, fundamentalmente,
por factores de salud asociados a la pérdida o inexistencia de lazos familiares. A esta
situación se suele llegar por procesos de adicción que afectan a las personas y sus
entornos familiares, así como por enfermedades mentales. Cuando se pierde el
domicilio, se está ya sin recursos y se sigue una vida errante y de ir de un lado para otro
favorecidos por el sistema provisional de alojamiento que son los albergues de
transeúntes. En cada una de estas vueltas al circuito, el proceso de exclusión se agrava.
Situación de pobreza
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Dimensiones de exclusión
En general todas las situaciones que viven son de especial necesidad, pues lo
característico del transeúnte es tener varios factores graves acumulados.
Procesos
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El fenómeno no tiene una gran extensión aunque ésta es una población difícil de
computar por su carácter errante. Pero por el contrario, su problema es si cabe el más
intenso de todos los de pobreza y exclusión y suele acabar en muertes relativamente
tempranas. Por otro lado la intensidad del mismo parece ir en aumento, pues si antes se
daba ligado a alcohol y salud mental, ahora se han añadido problemas de toxicomanías.
No obstante, en la situación de los sin techo hay que tener en cuenta a los
problemas serios de vivienda que tienen los inmigrantes ilegales, que aunque con una
vida precaria, no están tan desestructurados como transeúntes, pero en muchos casos
viven casi tan mal (en lo referente al alojamiento) como ellos.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 60
Digamos que los tipos como tales no se consideran, puesto que aquellas personas
que sufren procesos cruzados con esta situación, éstos constituyen aspectos de un
problema de otro orden al que vienen a agravar.
Los niños sin escolarizar existen, pero cuentan con otros elementos de exclusión
que en buena medida son anteriores a la desescolarización y de los cuales ésta se
convierte en un factor que agudiza la exclusión. Los jóvenes con fracaso escolar son en
definitiva la visión del problema en una fase más avanzada de su biografía. Ambos
casos se recogen en el grupo formado por grupos específicos de exclusión.
Por tanto los problemas derivados de este área serán tratados en principio como
problemas transversales que atraviesan muchos problemas de exclusión.
Particularmente relevante como tema transversal es el de las familias. En las de los
grupos sociales más marginales acumulan una gran desestructuración que va a
posibilitar la reproducción social del problema e incluso va a anular los esfuerzos
realizados por el sistema educativo y sanitario para conseguir una socialización más
normalizada.
Descripción
En este grupo se trata de especificar todos aquellos grupos sociales que sufren
problemas de exclusión y que tienen unos rasgos específicos que los distinguen del resto
de los miembros del grupo social de referencia, o que simplemente conforman un grupo
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 61
1.- Personas mayores dependientes con escaso apoyo familiar. Tenia 3 subtipos:
Dependientes con escaso apoyo familiar; dementes con problemas de conducta y
aislados.
Pues bien, todas ellas han sido confirmadas pero también han sido
reestructuradas. Las personas mayores no se diferencian por los subtipos, que en
conjunto vendrían a reflejar un mismo problema, que es el declive de salud que sufren
al final de su vida y que estaría agravado por los escasos apoyos que tuvieran. El mayor
aislado sólo es un problema si no tiene autonomía. Y ello se produce cuando le falta la
salud física o mental.
Los delincuentes se reformulan como presos y ex-presos, por cuanto los subtipos
avanzados no son sino distintas fases de un mismo problema que se da en el 90% de los
presos, según los entrevistados.
Los gitanos conforman un grupo estigmatizado y con una cultura muy arraigada
que les identifica y les provee identidad ante el resto de la sociedad. Pero no todos los
gitanos se pueden considerar excluidos y por ello sólo se consideran los de los barrios
más marginales, en los que sus dedicaciones laborales se centran en actividades no
formales, en ocasiones ilegales y que viven al margen de la mayoría de las instituciones.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 62
Situación de pobreza
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 63
Con relación a los ingresos, podemos diferenciar a los inmigrantes ilegales entre
los que, por un lado, se dedican a la agricultura intensiva y los que, por otro, se dedican
con carácter esporádico a la agricultura extensiva. Los primeros pueden tener unos
ingresos garantizado durante la mayor parte del año que algunos informantes calculan
en 4 o 6 mil pts/día. Los otros, al tener un gasto adicional por desplazamientos y la
mayor inseguridad en el trabajo, viven situaciones de falta de recursos. Estas faltas se
concretan en su mayor parte en el acceso a la vivienda.
Los menores y jóvenes marginados, son los hijos de las familias marginadas que
no tienen cultura de trabajo y tampoco una estructuración del hogar y la familia. Su
situación de falta de ingresos viene derivada de la descualificación de los progenitores y
de la poca cultura de trabajo que existe en ellos, que sólo se realiza cuando la necesidad
aprieta. Viven pues una pobreza extrema, con falta de atención familiar y escolar y con
muchos déficits sanitarios.
Dimensiones de la exclusión
La salud está más alterada sobre todo en los mayores, pero no deja de afectar a
todos los grupos más marginales, sobre todo los menores y jóvenes que en muchos
casos tienen deficiencias alimentarias o problemas con las drogas. La mala calidad de
las viviendas también les afecta y el inicio temprano al tabaco y el alcohol. En los
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 64
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 65
Procesos
Conviene distinguir aquí entre los procesos nuevos y aquellos que sólo
reproducen unas situaciones que han vivido los progenitores.
Entre los primeros, cabe incluir el que afecta a los mayores dependientes, que
poco a poco han ido perdiendo lazos familiares y han ido enfermando y perdiendo
autonomía, y el que afecta a los inmigrantes ilegales, en que el proceso se inicia con su
llegada a la región. Si el primer proceso la exclusión se agrava con el tiempo, en el
segundo lo habitual es que marche hacia la integración social.
El resto de grupos se funden en una patología, de las que cada grupo es una
diferente cara de un mismo problema de falta de formación educativa, de hacinamiento,
de familias numerosas, de falta de socialización básica con relación a la higiene y
organización vital, etc. En esa situación se está y en esa situación se padecen los
problemas en cada parte del ciclo vital. Suelen ser problemas que van viviendo
conforme avanza la biografía personal.
En estos procesos, hay que llamar la atención, por el papel que cumplen las
mujeres. Son las más marginadas en cuanto a la exclusión del trabajo, pero son las que
de alguna forma logran que en el seno familiar haya una mínima estructuración vital
logrando en muchos casos impedir en sus hijos la reproducción de los problemas de
drogadicción y delincuencia. En los profesionales de atención social, está extendida la
idea de que todo lo que se pueda trabajar por estos colectivos (salvo los ancianos y los
inmigrantes) pasa por la colaboración con las mujeres amas de casa.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 68
Los criterios metodológicos que justifican estas novedades, así como los
procedimientos de cálculo seguidos para llevarlos acabo, se exponen en el apartado
sobre medición de la pobreza.
Para definir la exclusión se ha partido de una tipología inicial que contempla los
tipos o situaciones de exclusión más comúnmente utilizados en la mayoría de estudios y
planes de atención. En el apartado sobre la construcción de esta tipología se explican los
criterios utilizados para operativizarla, estableciendo las relaciones entre diferentes
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 69
11
Así, por ejemplo, según las cifras aportadas por el banco de datos LIS (Luxembourg Income Studio) para
1991 (Smeeding, 1997), para 16 países desarrollados, España se situaría en el puesto 16º según una medida de
pobreza absoluta (para una ganancia de entre 10,8$/día y 14,4$/día), mientras que estaría en el 10º puesto utilizando
una medición relativa (umbral del 50% sobre la mediana de ingresos)
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 70
En primer lugar, debe reiterarse que la pobreza relativa es una forma de medir la
desigualdad y no la privación. De ahí que el número absoluto de pobres (los millones de
pobres) estimados a partir de datos de pobreza relativa (el porcentaje de la población
bajo el umbral del 50% de la renta media) no deba confundirse con las cifras de pobreza
absoluta (el número o porcentaje de personas que están por debajo de los ingresos
necesarios para cubrir unas necesidades que se consideran básicas).
Por las mismas razones, es posible que, al mismo tiempo, la pobreza absoluta
disminuya y la pobreza relativa aumente. De hecho, los periodos de intenso crecimiento
económico, que significan una mejora general de las condiciones materiales de la
población, suelen implicar también un crecimiento de la desigualdad12.
12
Desde una perspectiva neoliberal, esto se suele interpretar como la evidencia de que la desigualdad
produce riqueza. Desde, una perspectiva progresista, por el contrario, se entiende que para que el crecimiento de la
riqueza sea sostenible es necesario redistribuir y ampliar las medidas de protección para garantizar la cohesión social.
En todo caso, parece que el modelo de bienestar europeo todavía se basa en un amplio consenso social de que lo
inaceptable es que en un periodo de incremento de la riqueza también se incremente la pobreza absoluta. Buena parte
de los nuevos discursos sobre la sociedad del bienestar, que han supuesto la recuperación de las opciones
socialdemócratas tras la etapa neoliberal, se basan en diferentes formas de gestionar este consenso.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 71
inglesa y alemana, entre otras, este criterio podría ser el del acceso a las prestaciones de
rentas mínimas que, a pesar de no estar armonizadas en todo el Estado13, existen en
todas las Comunidades Autónomas.
Como se explicará más adelante, los distintos criterios utilizados para medir la
pobreza relativa conllevan importantes diferencias en los cálculos sobre la población
afectada. En el caso de un umbral de pobreza absoluto, establecido de acuerdo con el
criterio que aquí se propone, este cálculo se complica además por el carácter poco
progresivo de los criterios establecido para el acceso a la prestación14.
Dado que, en este informe se ha optado por el criterio de introducir una escala de
equivalencia para los ingresos familiares, no se va utilizar por el momento este umbral
de pobreza que, no obstante, conviene recordar que se encuentra algo por encima de la
pobreza severa. En la segunda fase de la investigación, en la que se tratarán las políticas
13
Algo que es urgente y necesario, si se quiere respetar el mandato constitucional de igualdad de derechos
en todo el Estado. Esta medida es una de las principales que debería contemplarse en una futura Ley de Derechos
Sociales que garantizara un nivel mínimo de prestaciones en todo el Estado y sentara las bases de un verdadero
Sistema Público de Servicios Sociales cuya consolidación sería, no obstante, tarea de las Comunidades Autónomas.
14
Según el decreto que actualmente regula la prestación, esta cantidad hay que incrementarla en un 8%, por
cada miembro de la familia. Una de las reformas a considerar en las políticas de atención a la pobreza y exclusión, y
en general en las prestaciones sociales, es la de establecer un criterio más progresivo tanto en los cálculos para su
concesión como para establecer la propia cuantía de la prestación. Es evidente que la diferencia entre las necesidades
de hogares no puede reducirse a un mero 8% por miembro adicional.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 72
15
Para incorporar este criterio a la caracterización de los hogares que más abajo se hace con los datos de la
encuesta EDIS es necesario, además, aclarar el criterio utilizado para imputar los ingresos familiares reales.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 73
Debe establecerse los umbrales de pobreza relativa empleados, que pueden ser el
50%, 40%, 35%, 25%, 15% o 10% de la renta media, o de la renta mediana.
Una vez decidido que la pobreza se medirá de forma relativa, es decir, con
referencia al grado de riqueza general del entorno, es necesario decidir cuál es ese
entorno. La mayor parte de los estudios realizados hasta ahora para cuantificar la
pobreza relativa en Andalucía han tomado como referencia el ámbito español. Este
criterio se explica, fundamentalmente, por el hecho de que uno de los objetivos
principales de esos estudios suele ser establecer comparaciones entre diferentes regiones
y provincias españolas.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que si se realizan comparaciones entre
distintas regiones teniendo en cuenta un umbral de pobreza referido a un ámbito
16
En realidad, también podría distinguirse entre familias y hogares ya que hay hogares en las que conviven
más de una familia e incluso familias que viven en más de un hogar. Sin embargo, en este estudio –como en casi
todos los de su naturaleza- no se distingue entre hogar y familia.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 74
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 75
Sin embargo, no por ello renunciaremos al estudio referido a otros ámbitos más
cercanos a la persona, como provincia o hábitat, que sería más próximo a lo que se
llama pobreza sociológica, por ser la que realmente se percibe de forma inmediata. De
hecho, éste será el criterio utilizado en la tercera fase de la investigación cuando el
objetivo prioritario sea analizar la distribución del fenómeno de la pobreza y la
exclusión.
En las diversas fuentes que tratan de medir los recursos monetarios de las
familias intervienen habitualmente los conceptos de ingresos de la unidad familiar, y
gasto familiar. En los diversos estudios realizados hasta ahora, se ha usado tanto uno
como otro. Por ejemplo, en (Ruiz-Castillo, 1987) y (Rodríguez Cabrero, 1994) se utiliza
los gastos, mientras que en (ECB, 1998) se utilizan los ingresos. Hay pros y contras
respecto a utilizar cada uno de los conceptos.
A favor de los ingresos, está que es la forma natural de medir los recursos que
posee la familia y que evita las distorsiones que se producirían en aquellas familias que
llevan vidas austeras ya sea por cultura o con el fin de acumular patrimonio. En cambio,
el grado de ocultación es mayor en los ingresos que en los gastos (Rodríguez Cabrero,
1994).
En este estudio se utilizará los ingresos, además de por las razones dadas
anteriormente, porque es la variable de la que parte la encuesta EDIS para determinar
las familias que deben ser consideradas pobres.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 76
El problema de las fuentes estadísticas es, en este caso, fundamental, tanto por
las limitaciones que presentan como por sus contradicciones. Para medir la renta media
en España de los hogares, la fuente oficial es la Contabilidad Nacional de España
(CNE). Concretamente la magnitud que interesa es la Renta Neta Familiar Disponible.
El gran problema que surge al analizar la EPF es que, al comparar los ingresos
medios que se obtienen con las cifras proporcionadas por la CNE, se advierte que están
muy infravalorados: Según la CNE, para 1991 la renta media neta disponible per capita
del sector hogares en España era de 934.670 ptas. Sin embargo, según la EPF, los
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 77
ingresos medios por persona son 651.708 ptas. para España. De ello se deduce que la
infravaloración en la EPF es del 30,3%.
Así pues, una vez analizadas las distintas fuentes, en este informe se utilizará la
Contabilidad Nacional y Regional para determinar los umbrales de pobreza, y la EPF
para determinar la distribución de la población según los niveles de renta. Así mismo, se
actualizarán todos los datos a 1996, año de referencia que también se ha tomado para la
encuesta EDIS en que se basará para estudiar la exclusión.
Para 1995, la Contabilidad Regional contempla una renta bruta para Andalucía
en el sector hogares de 1.003.318 ptas. por persona y año. Sin embargo, como se ha
señalado, la magnitud que interesa es la renta neta. Para estimarla se utilizará la misma
proporción entre ambas magnitudes que se advierte en España. Concretamente, la CNE
en 1995 estima una renta neta para España de 1.198.825 ptas. por persona y año, y una
renta bruta de 1.257.130 ptas. Por lo tanto, la proporción entre renta neta y bruta es
0,9536. Aplicando esta misma proporción a la renta bruta andaluza, resultaría una renta
neta andaluza de 956.784 ptas. por persona y año.
Como éstas son cifras de 1995, para estimar las correspondientes a 1996 se
asumirá que el crecimiento en renta en Andalucía también ha sido el mismo que en
España. La renta neta para España en 1996 es de 1.249.703, lo que supone un
incremento del 4,24%. Aplicando este mismo porcentaje a la cifra calculada
anteriormente para Andalucía, resulta 997.368 ptas. por persona y año.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 78
El porcentaje de la media por debajo del cual una familia debe ser considerada
pobre también es objeto permanente de controversia. El más ampliamente utilizado es el
del 50%, considerado oficial por la ONU y establecido en el I Programa de Pobreza de
la Comunidad Europea. No obstante, este umbral es criticado porque parece discutible
que todos los hogares que quedan por debajo de ese umbral puedan ser reconocidos
como pobres socialmente. Por ello, además, se suelen utilizar otros umbrales que
añaden una gradación al calificativo de pobre. En concreto en (EDIS et al., 1998) se
toman los umbrales del 35%, 25% y 15%, calificándolos como pobreza moderada,
grave y extrema. En (ECB, 1996) no se toma el 35%, sino el 35,85%, por ser este el
porcentaje de renta que establece el límite superior de la decila inferior de la
distribución de la renta entre el total de la población. En (Smeeding, 1997) y (INE,
1993) sin embargo se utiliza los umbrales del 60% y 40%.
Entre los revisados, usaremos como umbral básico el 50%, que es el más
aceptado, aunque también nos referiremos al 25% y 35%, entre los inferiores. Así
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 79
Escalas de equivalencia
De entre todas las opciones existentes, parece que se está imponiendo (EDIS,
1998), (INE, 1993) una escala recomendada por la OCDE que suma los siguientes
valores: 1 por el 1º adulto en el hogar, 0.7 por cada uno de los siguientes adultos, y 0.5
por cada niño (de 14 años o menor).
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 80
• Con gasto total, los hogares de 6 personas o más suman solo el 1.6% en la
misma decila, mientras que con gasto per capita suman el 30.1%.
A ello habría que añadir, que cualquier comparación entre países o regiones,
pueden variar notablemente dependiendo de la forma en que se tome (o no se tome) en
cuenta las diferencias en las estructuras familiares.
Así pues, parece que lo más adecuado es tomar en consideración una escala de
equivalencia que permita tener en cuenta el tamaño de la familia y las economías de
escala. Dado que la escala OCDE parece estar imponiéndose, será la que se tome como
referencia en este estudio, a pesar de que tenga el problema de ser demasiado progresiva
y que, por tanto, sus resultados tiendan a aproximarse a los de la renta per capita. En
cualquier caso, también se usarán como referencia las dos extremas, el ingreso total y el
ingreso per capita. Por tanto, salvo que se diga lo contrario, los ingresos estarán
medidos en pesetas por adulto equivalente. En la tabla 3, se presentan los tamaños
equivalentes según la composición familiar.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 81
Según la EPF, los ingresos medios equivalentes en Andalucía son 1,33 veces los
ingresos por persona. Por tanto, los ingresos medios equivalentes que se obtendrían de
la Contabilidad Nacional serían 1.326.499,44 ptas./ año. Dividiendo por 12 meses, la
cifra de ingresos equivalentes mensuales sería 110.542 ptas./mes. El 50% de esta renta,
nuestro umbral de pobreza, sería 55.271 ptas./mes.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 82
Recapitulación
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 83
Una vez hechas estas precisiones sobre el cálculo de la pobreza relativa, se está
en condiciones de calcular su extensión de la pobreza relativa en Andalucía. Para ello,
como ya se ha mencionado anteriormente, se utilizará la EPF.
Con estos datos, los porcentajes de población y de hogares andaluces que quedan
por debajo de los umbrales de pobreza, serían los siguientes:
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 84
Como puede comprobarse comparando las dos tablas anteriores, las diferencias
entre criterios se traduce, no sólo en importantes diferencias sobre el volumen de
hogares pobres sino, como ya se dijo, en diferencias igualmente importantes en su
distribución entre provincias.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 85
De esta forma, como ya se ha dicho, los datos de esta tabla 8 serán los que se
utilicen en esta parte del informe para todos los cálculos sobre hogares o población
pobre en Andalucía, pues además de ajustarse al ámbito del objeto de estudio, elimina
en gran parte las diferencias atribuibles a la estructura de los hogares.
Respecto a estas tablas cabe destacar que los menores porcentajes de pobreza
corresponden casi siempre a los ingresos equivalentes. Ello es debido a que la escala de
equivalencia provoca que ningún tipo de familia quede perjudicada, mientras que los
ingresos per capita perjudican a las familias grandes y los ingresos totales perjudican a
las familias pequeñas.
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10. Proporción de hogares bajo el umbral del 50% según distintas escalas de
equivalencia por provincias
Ingresos familiares Ingresos Ingresos per capita
equivalentes
Almería 21,3% 15,3% 17,8%
Cádiz 18,7% 19,1% 21,7%
Córdoba 20,4% 18,2% 20,1%
Granada 24,5% 16,4% 16,5%
Huelva 18,0% 9,6% 11,2%
Jaén 24,0% 14,1% 19,0%
Málaga 18,7% 12,1% 15,5%
Sevilla 16,2% 13,3% 16,1%
ANDALUCÍA 19.7% 14.8% 16.1%
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 87
Evidentemente, lo óptimo sería poder contar con una única fuente que
satisficiera estas tres condiciones al mismo tiempo, algo que, dada la falta de
cristalización del concepto de exclusión y las consecuentes dificultades para
operativizarlo, sólo era esperable en la medida en que se hubiera diseñado un
instrumento específico para ello. Puesto que, como ya se anunciaba en el documento
metodológico, en esta investigación se ha preferido dar prioridad a una metodología
cualitativa que permita profundizar en la caracterización de la pobreza y la exclusión, ha
sido necesario recurrir a fuentes secundarias cuyo objetivo y diseño no se adaptan
exactamente a estos planteamientos.
Puesto que los problemas metodológicos son tratados de una forma más genérica
en la primera parte de este informe, en este apartado se tratará los problemas técnicos
que afectan a la cuantificación de la pobreza y la exclusión, en cuatro aspectos:
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Por otro lado, otra conclusión que se puede extraer de estos primeros datos es la
existencia de una fuerte correlación entre la falta de recursos educativos y la falta de
recursos en vivienda (0,40). Así mismo, se observa que la correspondencia entre déficits
en recursos laborales y en recursos educativos es similar a la que existe entre aquellos y
los recursos en vivienda (0,21 y 0,20, respectivamente)
17
En una correlación de Spearman las puntuaciones se distribuyen en un continuo que abarca del ±1 al 0.
Las correlaciones obtenidas, aunque no excesivamente altas, son muy importantes teniendo en cuenta la naturaleza de
los datos e indicadores con los que estamos tratando.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 91
Dimensiones %
Trabajo 28,5
Educación 15,4
Vivienda 38,8
En ninguna de las tres dimensiones 2,7
18
Indicador de exclusión que, como el de pobreza, puede construirse en términos absolutos o relativos. En
el trabajo realizado hasta ahora, y con la excepción de los indicadores de educación, se ha trabajado desde un punto
de vista absoluto. La posibilidad y pertinencia de trabajar con un enfoque relativo se planteará en la tercera fase de la
investigación.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 92
casos deberemos limitarnos a las situaciones y grupos específicos que, de acuerdo con
lo expuesto, se han podido operativizar en la encuesta EDIS.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 93
De igual forma se observa que aquellos hogares con problemas con la justicia
sufren en gran medida situaciones de exclusión en las tres dimensiones consideradas.
Por otra parte, como se dijo más arriba, la problemática que más se relaciona con la
existencia de una renta insuficiente es la que padecen las familias numerosas, en las que
también existe un alto grado de exclusión en educación y en vivienda. Asimismo, estas
dos carencias son de gran intensidad en aquellos hogares donde al menos un miembro
no se beneficia de las prestaciones de la seguridad social.
Por otro lado, la intensidad de la relación con las tres dimensiones es también
importante en los hogares donde habita algún disminuido psíquico, así como en aquellos
dónde hay personas con algún tipo de adición. No obstante, es interesante la escasa
relación que existe entre la educación y las personas ludópatas, es decir, se puede
considerar que estas personas no poseen niveles muy bajos de educación, cosa que no
ocurre con los hogares donde viven toxicómanos y alcohólicos.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 95
19
El análisis de componentes principales no lineal es una de las técnicas multivariantes para la reducción de
datos cuando el nivel de medida en que aparecen estos es nominal u ordinal. La lógica de este análisis es similar al
Análisis de Correspondencias Múltiples. Este procedimiento estadístico permite resumir varias variables en unas
pocas dimensiones factoriales que guardan la mayor cantidad de información. Este análisis es adecuado para
variables ordinales y nominales (Gifi, A., 1981). En este análisis aparecen como resultado tres gráficos distintos: el
gráfico de componentes, el gráfico de categorías y el gráfico de puntuaciones. El primero muestra la contribución de
cada variable a cada dimensión. Las variables con mayor contribución (influencia) en una dimensión factorial
aparecerán más alejadas del centro, y las que tienen menores contribuciones aparecen cerca del centro. El gráfico de
categorías o respuestas muestra como se sitúan éstas en el espacio de dimensiones creadas. También aquí las más
cercanas son las que tengan mayor relación entre sí. El gráfico de puntuaciones de objetos o individuos muestra como
se distribuyen los casos en el espacio de dimensiones creado. De esta manera, se puede llegar a una cuantificación del
fenómeno observado, habiéndose extraído una o varias dimensiones factoriales subyacentes.
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como la cercanía de las variables entre sí. Mediante este proceso, se puede conseguir
una cuantificación de los datos de carácter cualitativo.
Estas dimensiones factoriales dan cuenta de las relaciones entre las dimensiones
generales y las situaciones específicas de exclusión establecidas previamente. En cada
dimensión factorial encontraremos los tipos y dimensiones que más a menudo coinciden
en los mismos hogares:
20
La confección de tipologías en estos casos se ha hecho mediante la aplicación análisis cluster a estas
dimensiones factoriales (Aldenderfer, M. S., 1984). Con este análisis se busca agrupar a los sujetos que más parecido
tengan entre sí, y más se diferencien de los no pertenecientes a su grupo. La puntuación de los componentes de estos
grupos en las dimensiones factoriales nos indica cuáles son las características de los grupos de sujetos en el asunto
estudiado. Posteriormente se ponen en relación con las variables estructurales definidas anteriormente, lo que nos
aclara la naturaleza del fenómeno.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 97
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 98
Desde el punto de vista del grado de exclusión, estos cinco grupos pueden
agruparse en tres niveles:
3) Exclusión grave: integrada por los dos últimos grupos, agrupa al 18.9%
de la muestra y suponen unos 53.000 hogares.
Pobreza
Exclusión Leve (P1) Grave (P2) Severa (P3)
Leve (E1) Leves (P1,E1) leve-grave (P2,E1) Leve-severa (P3,E1)
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 99
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 100
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo II Pág. 101
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 102
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 103
Puesto que estos dos pares de variables no son independientes entre sí, sino que
han sido utilizadas las unas (niveles de pobreza y tipos de exclusión) para construir las
otras (tipos y subtipos de pobreza y exclusión), es lógico que casi toda la información
de las primeras esté contenida en las segundas. De ahí que la esta caracterización se
haga recurriendo, básicamente, a las variables de segundo orden. No obstante,
ocasionalmente también se hará alguna alusión a las variables de primer orden,
generalmente para ilustrar cuestiones que tienen que ver con la forma en que los
aspectos metodológicos pueden estar influyendo en los debates teóricos y en las
políticas públicas.
21
Debemos insistir en recordar el hecho de que los niveles de pobreza están calculados sobre la base de la
renta regional. De ahí que los resultados que se presentan sean diferentes de los obtenidos en los diferentes informes
de Edis sobre las Condiciones de Vida de los hogares Pobres”.
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 104
Por su parte según EDIS, el 82.8% de los cabezas de familia de los hogares
pobres y excluidos son hombres, mientras que sólo el 17.2% son mujeres. Como ilustra
el gráfico 1, elaborado a partir de la encuesta EDIS, la tendencia según el grado de
pobreza, no es hacia la feminización sino, más bien, hacia lo contrario.
18,7
19
18
17
Leve Grave Severa
%
16
15,9
15
14
13
13,3
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 105
Por otra parte, tanto EPF como EDIS coinciden en el hecho de que la edad
media del cabeza de familia desciende conforme aumenta el grado de pobreza. Así,
mientras que la edad media de los cabezas de familia “no pobres” es de 54 años, la de
60
55 53
50
Leve Grave Severa
48
45
44
40
los hogares pobres es de 49 según EPF (tabla A-1) o 51 según EDIS (tabla B-1). De
acuerdo con ésta última encuesta, la edad media de los cabezas de familia también
desciende de forma significativa conforme aumenta el grado de pobreza.
Sin embargo, este descenso de la edad media de los cabezas de familia parece
obedecer más al descenso de la proporción de cabezas de familia mayores 65 años que
al aumento de la proporción de cabezas de familia menores de 35 años. Así, en EPF la
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 106
proporción de los primeros pasa de 27.4% en los hogares no pobres al 15.1% en los
hogares pobres (tabla A-1). En Edis, por su parte, las diferencias en la proporción de
hogares encabezados por personas menores 35 años entre los hogares que sufren
pobreza severa y el conjunto de hogares pobres es de 3.7 puntos (20.9% a 17.2%)
mientras que la diferencia entre hogares encabezados por personas de 65 años o más es
de 18.5 puntos (22.9% a 4.4%).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 107
20 15,4
13,5
15
10
4,4
5
0
T otal Leve G rave Severa
m enos de 35 años 65 años y m ás
P ro p o rc ió n d e c a b e z a s d e fa m ilia v iu d o s y s e p a ra d o s /d iv o rc ia d o s
s e g ú n n iv e l d e p o b re z a
20
1 4 ,6
15
1 2 ,8
1 1 ,9
%
10
5 ,9 6 ,3
3 ,8 4 ,3
5 3
0
T o ta l Leve G ra v e S e v e ra
V iu d a /o S e r p a r a d o /d iv o r c ia d o
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 108
35%
30% 28,7%
26,9%
A1 Ancianos
25%
A2 Vulnerables
B1 Enfermos
20% B2 Pobres
C1 Discapacitados
15% C2 Adictos
11,8% C3 Excluidos
D1 Toxicomanos
10% 8,4%
7,5% D2 Marginados
6,5%
4,9%
5% 4,1%
2,7%
0,1%
0%
Pareja estable Soltero/a Viuda/o Separado/a
Divorciado/a
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 109
22
Las encuestas suelen estar sesgadas respecto al tamaño de los hogares. Así, la encuesta Edis recoge un
5.6% de hogares unipersonales, un 55.3% de hogares que tienen de dos a cuatro miembros y un 39.2% tienen cinco o
más. Por su parte, la encuesta del IESA-A sobre Calidad de Vida en Andalucía (1998) presenta un 6.9% de hogares
unipersonales, un 65.5% con de dos a cuatro miembros y un 27.8% con cinco o más. Según el censo de 1991, en
Andalucía habría un 11.8% de hogares unipersonales, un 65.5% de hogares con entre dos y cuatro miembros; y un
23.5% con cinco o más miembros. No obstante, el efecto de este sesgo sobre la media es menor.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 110
80%
70% A1 Ancianos
A2 Vulnerables
60%
B1 Enfermos
50% B2 Pobres
40% C1 Discapacitados
30% C2 Adictos
C3 Excluidos
20%
D1 Toxicomanos
10%
D2 Marginados
0%
Un solo Dos miembros Tres-cuatro Cinco-seis Siete y mas
miembro miembros miembros miembros
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 111
18
16
3,9
14
12 1,6
10
8 0,8
12,8 Tres o mas
6 0,4
10,4 Dos
4
6,4
2 4,8
0
Precarios y Pobres y vulnerables Precarios y Pobres y excluidos
Vulnerables Excluidos
Analizando esta relación de forma más detallada (tabla C-4) se puede distinguir
entre lo que parecen dos tipos de problemas diferenciados. Por una parte, aparece un
conjunto de hogares pertenecientes a subtipos con problemas asociados a la salud: C1-
Discapacitados (11.1%) C2-Adictos (14.1%), B1-Enfermos (16.1%) y Toxicómanos
(16.4%). Por otra, dos subtipos marcados por la intensidad de su grado de exclusión:
C3-Excluidos (11.1%) y D4-Marginados (17%)23.
23
El subtipo marginado presenta un porcentaje de hogares con tres o más núcleos familiares que llega al
5.7% (tabla C-4)
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 112
De todo lo expuesto, se deduce que el problema del tamaño de los hogares, tanto
en términos del número de miembros como del número de núcleos familiares que lo
forman, está fuertemente asociado a la pobreza y a la exclusión. De ahí que uno de los
criterios generales a tener en cuenta respecto a las prestaciones sea la necesidad de
hacerlas más progresivas, tanto con relación a los criterios de acceso24 como a los de
aplicación25.
Además, parecería que respecto al tamaño de los hogares se definen dos tipos de
problemáticas: las asociadas a algún problema de salud (discapacidad, enfermedad o
adicción, sobre todo toxicomanía) y los asociados a un problema de intensidad de la
pobreza y la exclusión (sobre todo los hogares marginados donde el tamaño del hogar
viene determinado por el número de núcleos que lo forman). Si respecto al primer tipo
de problemática es necesario considerar otras cuestiones antes de llegar a más
conclusiones, respecto al segundo parece evidente que cualquier solución pasa por
medidas de acceso a una nueva vivienda.
24
Por ejemplo, si el número de miembros del hogar apenas tiene efecto sobre el acceso o la cuantía de una
renta mínima de inserción se está perjudicando a los hogares con más necesidades.
25
En principio, esto no tiene porqué implicar más gasto sino un mejor reparto del que se hace. Aunque,
dado el carácter verdaderamente mínimo de casi todas las prestaciones existentes para esta población, sería de esperar
que la aplicación de criterios más progresivos implicara un incremento del gasto total.
26
El máximo (aunque improbable) se podría estimar sobre la base del total de hogares con más de un
núcleo familiar. Computando sólo dos núcleos en el 1.1% de la muestra que declaran estar formados por tres o más
núcleo, ascenderían a 25.000 núcleos familiares.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 113
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 114
Dentro de este epígrafe se considera los hogares que están integrados por grupos
o situaciones que suelen ser considerados de especial necesidad. Entre ellas primero se
analiza de nuevo el número de miembros que viven en el hogar considerados esta vez
desde el punto de vista de constituir una familia numerosa. En segundo lugar, se trata a
las familias monoparentales, a las pertenecientes a la minoría étnica gitana y a los
inmigrantes. Por último se presenta a los hogares con algún miembro con muy mala
salud y a los que tienen algún miembro que haya tenido problemas con la justicia.
Familias numerosas
8%
6%
4%
2%
0%
Total No pobre Umbral 60% Pobre
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 115
Estos datos coinciden con los obtenidos de la encuesta EDIS donde, además,
puede comprobarse que la proporción de familias numerosas se concentra claramente en
el nivel de pobreza severa. Así, el 7.6% de hogares por debajo del umbral de pobreza
que, de acuerdo con EDIS, son familias numerosas, aumenta hasta el 25.7% en el nivel
de pobreza severa.
30
25
20
15
10
5
0
Total Leve Grave Severa
Población Pobre
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 116
1% 2% 2%
E x c lu id o s
28%
M a rg in a d o s
65%
2%
D is c a p a c ita d o s A d ic to s E x c lu id o s T o x ic ó m a n o s M a r g in a d o s R e s to
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 117
Familias monoparentales
% de Familias Monoparentales
2 1,8
1,5 1,4
1 0,8
0,6
0,5
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 118
% de Familias Monoparentales
5
4,1
4
3 2,8
2
2
1,3
1
0
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 119
20
15,8
15 14
12,5
10
5,9
5
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
Esta proporción de hogares pobres formados sólo por personas mayores aumenta
hasta 9.87% en EDIS, donde se confirma que este tipo de hogares disminuye
drásticamente conforme aumenta el nivel de pobreza.
14,89
15
9,88
10
5
1,85
0,42
0
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 120
20
15,6
15
10
6,2 7,1
5 3,9
0
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 121
TOTAL
PRECARIOS Y
VULNERABLES
D2 M arginados 22,2%
31,6%
D1 Toxicomanos
TOTAL POBRES Y
12,1%
VULNERABLES
16,6%
RESTO DE C3 Excluidos
PRECARIOS Y 11,0%
EXCLUÍDOS
6,6%
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 122
Según EDIS, un 3.4% de los hogares pobres de Andalucía están integrados por
algún miembro que ha tenido problemas con la justicia. Desde el punto de vista de la
pobreza, las diferencias observadas entre los distintos niveles no permiten confirmar la
leve tendencia al alza existente.
6 5,1
5
4 3,4 3,6
2,9
3
2
1
0
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 123
Distribución hogares con algún m iem bro que hay a tenido problem as con la justicia por
subtipo de pobrez a y exclusión
R esto
M arginados 0,7%
11,4% E xcluidos
8,3%
Adictos
45,3%
T oxicóm anos
34,3%
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 124
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 125
60 54,7
52,5 49,6
50
43,2
40 35,4 37 35,8
30 24,4 26,9
20
10 9,1 10,3
5,9
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 126
70 60,6
60
50
38,7
40 32,1 35,4
30
21,2 21
20 17,9 28,4 14,4 17,5
10 23,6 8,9 8,1
10,9 15,9
7,6
0
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 127
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 128
D ife re n c ia s d e p ro p o rc io n e s e n tre h o g a re s c o n c a b e z a s d e
fa m ilia T ra b a ja n d o p o r s u b tip o s ( X = 2 8 .7 8 )
40
35
30
25
s
os
s
os
es
os
s
no
le
do
do
do
ct
br
rm
an
ab
ia
ui
ta
na
di
Po
m
nc
fe
er
cl
ci
gi
co
En
ln
Ex
20 pa
A
ar
2
B
Vu
xi
C
1
ca
M
1
3
A
To
B
C
is
2
2
A
D
D
1
D
15
1
C
10
5
0
90
80
70
60
50
C2 Adictos
40
30
20
os
os
os
os
os
os
le
do
re
an
ct
id
rm
an
d
b
ita
na
ra
di
D1 Toxicomanos
u
Po
i
A2 Vulnerables
om
nc
fe
cl
e
A
ac
gi
10
En
ln
Ex
A
ic
ar
2
p
B
Vu
C
1
x
ca
M
1
3
A
To
B
C
is
2
2
A
0
D
D
1
D
1
C
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 129
Sólo labores
del hogar
Estudiante
Otros
Pensionista
Parado
Trabaja
0 20 40 60 80
Porcentajes
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 130
Por su parte, Edis parece apuntar una tendencia a que la proporción de cónyuges
dedicados en el exclusiva a las tareas del hogar disminuya conforme aumenta el grado
100
82,4 80,5
80 71,4 68
60
40
20
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
de pobreza.
88 87,4
86 85,5
84 83,6
82
80,3
80
78
76
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 131
60
42,6 42,8 46,5 46,6
40 35 39,7 39,2
32,3
20 17,3 19,3
11,4 10,3
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 132
100
86,3
80 75,5 73 75,9
60
40
21,7 23,9 21,8
20 11,7
0 2,3 2,4 2,3 1,9
TOTAL Leve Grave Severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 133
Las diferencias entre EPF y EDIS ya mencionadas no permiten más que llegar a
conclusiones genéricas respecto a la este apartado. Así, de acuerdo con EPF, cabe
destacar que los proporción de hogares donde todos los miembros en edad activa están
en paro se multiplica casi por cuatro en los hogares pobres (31.8%) con respecto a los
hogares no pobres (8.3%). Del mismo modo, debe señalarse que los hogares del umbral
60 presentan valores más próximos a los de los hogares no pobres en las dos situaciones
extremas en las que están parados todos o ninguno de los miembros y, por el contrario,
presentan valores más próximos a los de los pobres al considerar la situación en la que
sólo algún miembro está en paro.
80 72,5 77,8
67
60
48,4
40 13,9 18,6 31,8
15,1
20 12,3 14,5 19,8
8,3
0
TOTAL No Pobre Umbral 60% Pobre
Por su parte, EDIS cifra el porcentaje de hogares pobres en los que todos sus
miembros están en paro en un 57,5%, reduciendo el porcentaje de hogares pobres en los
que ningún miembro está en paro hasta un 27.8%. Las diferencias entre niveles de
pobreza, por lo demás, acercan a los hogares con un nivel de pobreza grave y severa en
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 134
los casos en que se considera las situaciones extremas en las que todos o ningunos de
los miembros están en paro.
100
80 82,6
70,3
60 57,5
47,3
40 38,3
27,8
20 14,7 14,4 18,8
10,9 8,19,3
0
TOTAL Leve Grave Severa
Desde el punto de vista de los subtipos (tabla C-10), las diferencias más
destacables se establecen en la baja proporción de hogares en las que ningún miembro
está en paro que presentan los subtipos B2 “Pobres” (11.8%), C2 “Adictos” (13.1%), y
D2 “Marginados” (3.4%). Ello se traduce en una altísima proporción de hogares en las
que todos están en paro en el caso de los subtipos B2 “Pobres” (71.6%)” (71.4%) y D2
“Marginados” (88.3%). Además se da la particularidad de que los dos subtipos con
problemas de adición, el C2 “Adictos” que no presenta una diferencia significativa
respecto a los hogares (13.1%) y el D1 “Toxicómanos, son los que presentan un
porcentaje mayor de hogares en los que sólo algunos de los miembros están paro.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 135
De acuerdo con estos cálculos realizados a partir de EPF (Tabla A-13), sólo el
0.5% de todos los hogares andaluces o el 3,3% de los hogares pobres estarían por
debajo del umbral del 15% de la renta media regional medida en términos de ingresos
mensuales por unidad de consumo. Por debajo del 25%, que marca el umbral utilizado
para definir la pobreza severa, estaría el 2% de la población o el 13.5% de los hogares
pobres. En la pobreza grave, definida entre la línea del 25% y el 35%, estaría el 3,1% de
los hogares andaluces o el 20.7% de los pobres. En la pobreza leve, definida por las
líneas del 35% al 50% estaría el 9,7% de todos los hogares o el 65,7% de los hogares
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 136
pobres. Bajo este umbral andaluz de la pobreza estaría en total el 14,8% de todos los
hogares andaluces.
Distribución de los hogares andaluces según sus ingresos m ensuales por unidad de consumo
36,7%
M ás de la m edia
39,9%
(60% -M edia)
8,6%
(50-60% )
5,7%
(42.5-50% )
4,0%
(35-42.5% )
3,1%
(25-35% )
1,5%
(15-25% )
0,5%
(> 0-15% )
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 137
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 138
100,0%
90,0%
70,0%
30,0%
8,9%
8,8%
8,6%
20,0%
11,1%
10,7%
9,7%
10,0% 4,2%
6,0% 3,1%
2,6% 2,0% 2,5%
0,0%
Ingresos familiares Ingresos por unidad de consumo Ingresos per capita
equivalente
Las diferentes fuentes utilizadas para caracterizar a los hogares pobres, también
suponen cambios cuantitativos en su distribución entre los distintos niveles
considerados aunque, naturalmente, al no afectar a la proporción de hogares por debajo
del umbral de la pobreza, sólo se traduce en pequeñas variaciones internas. Estas
discrepancias entre fuentes, en el caso de las encuestas utilizadas en este estudio, se
concretan en una diferencia de 2.7 puntos porcentuales entre los niveles grave y leves,
que en EPF aparecen en el nivel de pobreza leve y en EDIS en el nivel de pobreza
grave.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 139
Diferencia entre EPF y EDIS en la distribución de hogares andaluces pobres. ingresos equivelentes
63,0%
Pobreza Leve (35-50%)
65,8%
23,4%
Pobreza grave (25-35%)
20,7%
13,6%
Pobreza Severa (>0-25%)
13,5%
EPF EDIS
100% 6,3%
14,9% 12,6% 12,1%
4,0% 18,1%
90% 5,6% 27,7%
5,1% 6,6% 11,7%
80% 4,6% 6,8% 8,7%
5,2%
70% 12,6%
60% 28,2%
63,0%
50,5%
50%
3,1%
40% 74,0% 71,1%
60,4%
30%
41,0%
20%
24,8% 20,9%
10%
0%
Pobreza Severa (>0- Pobreza grave (25- Pobreza Leve (35- Umbral 60 (50%- (60%-Media) Más de la media
25%) 35%) 50%) 60%)
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 140
100% 6,7%
12,4%
5,9%
90% 7,4% 6,8%
37,2%
80% 7,4%
70%
9,6%
60%
5,9%
65,7%
50%
40% 70,4%
30% 47,2%
20%
10% 14,9%
0,4% 1,8%
0%
Pobreza Severa (>0-25% ) Pobreza grave (25-35%) Pobreza Leve (35-50%)
Así, en términos de ingresos familiares, los hogares que sufren pobreza severa
están integrados, respectivamente, por un 24.8% y 20.9% de hogares que pertenecen al
tipo “Anciano” y sólo por un 14.9% y 6.3% de excluidos graves. Por el contrario, en
términos de ingresos equivalente, los hogares integrados por ancianos casi desaparecen
siendo sustituidos por hogares que sufren situaciones de exclusión grave que pasan a
suponer un 37.2% en el caso de la pobreza severa y un 12.4% entre los hogares con
pobreza grave.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 141
ingresos familiares, todos sean considerados bajo el umbral de pobreza grave, mientras
que, en términos de ingresos equivalentes, este porcentaje se reduzca hasta el 4.8%. En
el caso de los excluidos graves, en términos de los ingresos familiares, sólo un 63.2%
estarían por debajo del umbral de la pobreza y, de ellos, sólo 34.1% en niveles de
pobreza grave o severa. Por contra, con este criterio de medir los ingresos en términos
familiares, hasta un 34.3% debería considerarse situado entre el umbral de la pobreza y
la renta media y hasta un 26.4% sería “no pobre” independientemente de que el ámbito
de referencia fuera regional o nacional.
Distribuciónde los tipos de exclusiónpor niveles de renta.
INGRESOSFAMILIARES
80% 11,6%
60,1% 10,4%
70%
8,0% 18,2%
60% 32,3%
19,4%
10% 12,4% 10,7% 12,0%
0%
ANCIANOS VULNERABLES EXCLUÍDOSFÍSICOS ADICTOS EXCLUÍDOS GRAVES
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 142
De ahí, que además de las razones estadísticas consideradas a la hora de crear los
subtipos, a las que se han aludido en el capítulo anterior, las diferencias “cualitativas”,
que se aprecian a la hora de considerar las características de los hogares, sirvan para
refrendar las decisiones metodológicas tomadas para aproximar el fenómeno de la
pobreza y la exclusión de forma conjunta.
100%
SUBTIPO C3
SUBTIPO C1 "EXCLUIDOS"
90% "DISCAPACITADOS"
SUBTIPO A2 SUBTIPO C2 34,8%
"VULNERABLE "ADICTOS"
80%
SUBTIPO A1
54,9%
70% "ANCIANOS" 64,3% 62,8%
60%
95,2% 24,0%
50%
SUBTIPO D2
"MARGINADOS"
40%
25,9%
30%
25,7% 25,5% SUBTIPO D1
SUBTIPO B1
"ENFERMOS"
"TOXICÓMANOS" 41,3%
20% SUBTIPO B2
"POBRES"
19,3%
10%
9,9% 11,6%
4,3%
0%
ANCIANOS VULNERABLES EXCLUÍDOS FÍSICOS ADICTOS EXCLUÍDOS GRAVES
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 143
Una vez caracterizados los hogares pobres y excluidos a partir de sus ingresos,
puede compararse con sus gastos. De acuerdo con EPF, apenas existen diferencias entre
la distribución de los ingresos y gastos de los hogares andaluces. Así, en ambos casos,
la proporción de hogares que se encuentran por encima de la media es algo mayor que
el 36%. Entre el 60% y la media, la diferencia es algo mayor (2.2 puntos) porque parte
de la población que en términos de ingresos estaría en este intervalo, aparece entre los
hogares situados entre las líneas del 50% y 60% de la media.
100%
70%
60%
40%
30% 9,9%
8,6%
20%
9,7% 11,1%
10% 3,1% 3,7%
2,0% 1,4%
0%
Ingresos por unidad equivalente Gastos por unidad equivalente
Fuente: EPF(91). Datos actualizados para 1996, a partir de las Tablas A-13 y
A-15
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 144
Por debajo de la línea del 50% de la media que marcaría los respectivos
umbrales de pobreza, se sitúa el 16.2% de hogares en términos de gasto por unidad
equivalente y, como ya se ha referido repetidamente, el 14.8% en términos de ingresos
equivalentes. Este incremento se debe, principalmente, a la mayor proporción de
hogares que sufren pobreza leve en términos de gasto equivalente (1.4 puntos más) ya
que las diferencias entre los niveles de pobreza grave y severa se compensan unos a los
otros.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 145
Distribución de los hogares por niveles de pobreza definidos por mediante los gastos
mensuales por unidad de consumo equivalente
1,8% 1,2%
2,2% 1,6%
100% 3,2%
5,9%
12,4%
90% 9,8%
80%
52,5%
70%
60% 57,3%
50%
81,6%
40%
30%
36,1%
20%
26,7%
10%
6,4%
0%
Pobreza leve Pobreza grave Pobreza severa
Pobreza Severa (>0-25%) Pobreza grave (25-35%) Pobreza Leve (35-50%) Umbral 60 (50%-60%) (60%-Media) Más de la media
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 146
Con todas las precauciones que estos indicios de ocultación de ingresos suponen,
es posible aproximar la cuestión de cuáles serían los hogares pobres que necesitarían
mayor apoyo para garantizar su renta, aunque sea por la vía indirecta de analizar las
diferencias entre los ingresos que se consideran necesarios y los ingresos declarados.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 147
De acuerdo con EPF, el 72.7% de los hogares declaran que nunca han pasado
dificultades económicas, un 19,2% dicen que alguna vez la han pasado y un 5.7% que lo
hace a menudo. Entre los hogares pobres, el porcentaje de hogares que nunca ha pasado
dificultades baja hasta el 50.6%, los que la han pasado alguna vez aumentan hasta el
30.4% y los que lo han pasado a menudo hasta el 17%. Los hogares situados en el
umbral 60% están en una posición equidistante entre pobres y no pobres, excepto
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 148
cuando se trata pasar dificultades económicas a menudo que están claramente más
cerca de los no pobres (Tabla A-21)
70% 30,4%
60%
50%
77,9%
40% 72,7%
65,1%
30% 50,6%
20%
10%
0%
TOTAL NO POBRE UMBRAL 60% POBRES
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 149
70% 30,4%
60%
50%
77,9%
40% 72,7%
65,1%
30% 50,6%
20%
10%
0%
TOTAL NO POBRE UMBRAL 60% POBRES
Esta presentación de una situación más pesimista por parte de EDIS se vuelve
dramática al considerar el porcentaje de familias que declaran pasar hambre. Así un
24.1% de todos los hogares pobres declaran que alguna vez han pasado hambre, otro
7.3% declaran que han pasado hambre con frecuencia y un 5.8% afirman que están
pasando hambre ahora. Este último porcentaje asciende al 18% entre los hogares que
sufren pobreza severa.
Entre los subtipos, A1 “Ancianos” destacan tanto por la alta proporción que
declaran haber pasado hambre en el pasado (54.1%) como por la baja proporción que
declaran estar pasándola ahora (1.6% frente a los 5.8% de la media). El subtipo B1 por
su parte también registra una proporción relativamente alta de hogares que han pasado
hambre (41.3%) pero los hogares que declaran estar pasando hambre ahora aumentan
hasta el 14.6%. Entre los que pasan hambre destacan también el subtipo C3
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 150
5,8% 2,9%
100% 6,8%
6,9%
7,3% 6,5% 18,0%
90%
70%
20,2%
60%
50%
40%
20%
10%
0%
TOTAL Pobreza leve Pobreza grave Pobreza severa
No.Nunca Alguna vez, no ahora Con frecuencia, no ahora La estamos pasando ahora
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 151
50% 24,9%
40%
74,5%
69,4%
62,7%
30%
52,9% 54,1%
43,3% 46,1% 47,3% 45,7%
20% 35,2%
10%
0%
A2 Vulnerables
D2 Marginados
A1 Ancianos
C1 Discapacitados
B2 Pobres
C2 Adictos
B1 Enfermos
C3 Excluidos
D1 Toxicomanos
TOTAL TABLA
No.Nunca Alguna vez, no ahora Con frecuencia, no ahora La estamos pasando ahora
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 152
De acuerdo con EPF, más de la mitad de los hogares pobres (55.5%) tiene un
cabeza de familia con un nivel de estudios menor que primarios, mientras que en los
hogares no pobres, esta proporción se reduce hasta el 38.5%. Los hogares del umbral
60%, por su parte, están más cercanos a los valores de la población pobre.
N iv e l d e e s tu d io s d e l c a b e z a d e fa m ilia
1 0
2 ,4
,8 %
100% 7 ,7 % 1 ,8
,5 %
% %
9 ,8 %
90%
7 ,5 %
9 ,1 %
80% 4 1 ,4 %
4 4 ,6 %
70%
4 2 ,6 %
4 2 ,6 %
60%
50%
40%
3 7 ,7 % 4 1 ,2 %
30% 3 2 ,4 %
3 0 ,1 %
20%
10% 1 4 ,6 % 1 4 ,3 %
9 ,8 % 8 ,4 %
0%
TO TAL NO PO BRE U M B R AL 60% PO BRES
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 153
90%
80% 41,1%
42,0% 40,2%
47,3%
70%
60%
50%
35,9%
40% 36,8% 38,0%
33,9%
30%
20%
17,6% 21,1%
10%
17,3% 16,1%
0%
T O TA L P ob re za leve P ob re za gra ve P ob re za se ve ra
EDIS recoge unos datos similares para el conjunto de los hogares pobres, siendo
un 54.3% los hogares pobres que están encabezados por una persona con un nivel de
estudios menor que primarios. Entre niveles de pobreza, sin embargo, apenas se dan
diferencias.
Esta falta de diferencias entre niveles de renta oculta, sin embargo, grandes
diferencias internas entre los distintos tipos de hogares pobres y excluidos. Así, los
subtipos A1 “Ancianos” y B1 “Enfermos”, cuyos cabezas de familia tienen una edad
media muy alta, son también los que registran una mayor proporción de cabezas de
familia con niveles de estudios menores que primarios (87.4% y 85.7%,
respectivamente). En el caso del subtipo C1 “Discapacitados” esta mayor proporción
(67%) puede explicarse por las limitaciones personales y sociales que sufren. Sin
embargo, "Excluidos" (68.1%) y "Marginados" (74.3%) presentan valores que,
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 154
teniendo en cuenta la edad media de sus cabezas de familia, les sitúa con valores
anteriores a la Educación General Básica.
95,0%
87,4%
85,0%
75,7%
74,5%
75,0%
68,1%
67,0%
65,0%
58,7%
54,9%
55,0%
A1 Ancianos A2 Vulnerables B1 Enfermos B2 Pobres C1 C2 Adictos C3 Excluidos D1 Toxicomanos D2 Marginados
Discapacitados
45,0%
45,3%
42,4%
35,0%
Con respecto al número de miembros con baja preparación, sin embargo, las
diferencias entre niveles de pobreza sí son significativas. Así el porcentaje de hogares
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 155
con preparación muy baja o ínfima pasa del 28.1% en el nivel de pobreza leve al 39.3%
en el nivel de pobreza severa (Tabla B-24).
80.0%
70.0% 67.8%
66.5%
60.0%
50.0%
42.6% 42.7%
40.0%
36.6%
33.1%
30.0%
A130.4%
Ancianos A2 Vulnerables B1 Enfermos B2 Pobres C1 C2 Adictos C3 Excluidos D1 Toxicomanos D2 Marginados
Discapacitados
20.0%
21.7% 22.3%
10.0%
0.0%
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 156
Algo más del 66% de la población estudiada define su estado de salud como
bueno, mientras que el 30.4% lo define como malo y sólo el 3,2% como muy malo
(tabla B-25). Considerando relación los distintos niveles de pobreza y el estado de salud
subjetivo, podemos afirmar que a medida que se incrementa el nivel de pobreza, mejora
la percepción subjetiva del estado de salud. En este sentido, son los pobres severos los
que poseen una percepción más positiva de su salud, con un 72,7% en la categoría de
estado de salud bueno. Por contra, los hogares con nivel de pobreza leve son los que
tienen una percepción más negativa pues sólo un 63,4% declaran encontrase bien
mientras que alcanzan mayores porcentajes en las categorías de estado de salud muy
malo y malo.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 157
Por otro lado, el tipo Pobre y Vulnerable es el que valora su estado de salud
como más positivo, alcanzando un 73,5% en el estado de salud considerado bueno y
siendo también el segundo tipo con porcentaje más bajo en la categoría de estado de
salud muy malo (con un 2,9%) (tabla C-25).
En cuanto a los subtipos, enfermos y discapacitados son los que tienen peor
percepción acerca de su salud, alcanzado porcentajes en la categoría de estado de salud
muy malo que en ambos casos superan el 30%. Contrariamente vulnerables, pobres,
excluidos y marginados son los que opinan de forma más positiva puesto que presentan
los menores porcentajes en la categoría anteriormente citada (en ningún caso llega al
1%) y las mayores proporciones en la de estado de salud bueno (entre un 73% y un
77%) (tabla C-25).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 158
80,00%
70,00%
60,00%
50,00%
40,00%
30,00%
20,00%
10,00%
0,00%
Precarios y Pobres y Precarios y Pobres y
Vulnerables Vulnerables Excluidos Excluidos
Tipos de pobreza y exclusión
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 159
3.5.2 Discapacidades
T ip o d e d is c a p a c id a d
8%
10%
F ís ic a
P s íq u ic a
S e n s o ria l
82%
Por otro lado, no existen diferencias significativas entre los hogares con distintos
niveles de pobreza con relación al número de personas con discapacidad en el hogar,
puesto que tanto pobres leves como graves y severos mantienen unas proporciones
similares.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 160
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 161
3.5.3 Adicciones
El 7.1% de los hogares pobres y excluidos tienen algún miembro que ha sufrido
algún tipo de adicción. Esta proporción pasa del 5.9% en los hogares con pobreza leve
al 12.1% en los hogares con nivel de pobreza severa, por lo que parece existir una clara
relación entre niveles de pobreza y adicción.
En cuanto a la relación entre las adicciones y los tipos de hogares según las
variables de pobreza y exclusión, podemos observar que apenas existen problemas de
adicción en los hogares caracterizados por la vulnerabilidad. No encontramos ningún
caso dentro del tipo de Precarios y Vulnerables y tan sólo unos pequeños porcentajes en
el subtipo enfermos en las categorías de toxicómanos y alcohólicos en el caso de los
Pobres y Vulnerables (tabla C-28).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 162
aparecen mejor clasificados entre los otros subtipos que presentan exclusión grave
(Tabla C-28).
7.0%
6.6%
6.4%
6.0%
5.0%
4.5%
4.1% 4.1%
3.8%
4.0%
3.5%
3.2%
3.0%
2.0%
0.8%
1.0%
0.5% 0.4% 0.5%
0.0%
TOTAL Pobreza leve Pobreza grave Pobreza severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 163
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 164
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 165
respectivamente) a representar una proporción igual a la del alquiler entre los hogares
con nivel de pobreza severa (tabla B-29)
80%
32,3%
33,0% 29,7%
70%
42,0%
60%
50%
40%
10%
0%
TOTAL Pobreza leve Pobreza grave Pobreza severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 166
5,1% de ocupadas y otros modos frente a un 0,5% que tiene el tipo Precarios y
Vulnerables (tabla C-29).
Frente a ellos, se encuentran los hogares pertenecientes a subtipos que como los
C2 “Adictos” (48,2%), C3 “excluidos”, D1 “Toxicómanos” y D2 “Marginados” (con
porcentajes que oscilan entre el 38 y el 39%) son los que presentan mayor porcentaje de
viviendas de alquiler . Por su parte, C3 “excluidos” y D1 “Toxicómanos” destacan
también por el alto porcentaje de hogares que tienen viviendas cedidas (21% y un
15,6% respectivamente). Por último, los hogares del subtipo D2 “Marginados”
presentan niveles relativamente altos (6,8%) de viviendas ocupadas (tabla C-29).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 167
100%
7,5% 6,8%
13,8%
90% 15,6%
21,0% 14,1%
28,2% 23,1%
80% 20,8%
34,1%
70% 32,8% 48,2%
14,1% 39,0%
60% 38,4% 38,5%
50%
40%
61,8%
30% 54,8%
53,3%
47,0% 43,8%
20% 34,6% 37,1%
31,8% 33,1%
10%
0%
B1 Enfermos
B2 Pobres
C2 Adictos
A1 Ancianos
C3 Excluidos
D2 Marginados
A2 Vulnerables
D1 Toxicomanos
Discapacitados
C1
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 168
100% 7.3%
11.1%
4.0%
90%
7.0%
80% 6.9%
70% 34.0%
26.5% 24.2%
27.3% Más de 25 mil
60%
De 20 a 25
De 15 a 20
50%
De 10 a 15
De 5 a 10
40% Hasta 5 mil
30%
48.6% 51.6%
48.3%
45.1%
20%
10%
0%
TOTAL Pobreza leve Pobreza grave Pobreza severa
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 169
Entre estos subtipos que están por encima del gasto medio en vivienda de los
hogares pobres, también se encuentran el A2 “vulnerable” (10.089 ptas./mes). Frente a
ellos, encontramos a los C1 “ancianos” que con una media de 5.342 pesetas, son el
subtipo que menos dinero emplea en vivienda (tabla C-30).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 170
La mayor parte de los hogares (46,6%) declaran que sus viviendas gozan de
buen estado, un 40.2% consideran que tienen un estado regular y un 10.9% que está en
mal estado, mientras que un 1,6% considera su vivienda como infrahumana y sólo un
0,8% como lujosa. A excepción de la categoría “regular”, siempre de difícil
interpretación, la tendencia parece consistente con los niveles de renta, aumentando el
buen estado con el nivel de renta y el mal estado con el nivel de pobreza (tabla B-31).
50.0%
45.0%
9.7%
40.0%
35.0%
6.8%
30.0%
25.0%
Media am bas
2.6%
20.0%
3.3% categorías=
35.7%
12.5%
15.0%
2.2%
1.2% 27.2%
0.5%
10.0%
17.1% 0.1% 18.7%
12.4% 14.0%
12.2%
5.0% 0.3% 8.9%
3.7%
0.0%
A1 Ancianos A 2 Vulnerables B1 Enferm os B 2 Pobres C1 C2 Adictos C3 Excluidos D1 D2 Marginados
Discapacitados Toxicom anos
No obstante, es al relacionar los distintos subtipos con las categorías que recogen
las peores condiciones de vivienda (mal estado e infrahumana) cuando las diferencias
parecen más claras. Así, casi la mitad de los hogares del subtipo D2 “marginados”
(45.4%) declaran tener viviendas en mal estado o vivir en condiciones infrahumanas
(9.7%). Destaca, de igual modo, el subtipo C3 “excluidos” y el B2 “enfermos” en el
que los hogares que habitan viviendas en mal estado están, respectivamente, casi tres o
dos veces más que la media (34% y 20.3%) y los que están en condiciones
infrahumanas llegan al 6.8% y el 3.3%, respectivamente.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 171
De acuerdo con la EPF (Tabla A-31), los hogares pobres que carecen de uno o
varios equipamientos básicos (13.7%) son más del doble que los hogares no pobres
(5.4%), mientras que los hogares del umbral 60 están en una situación intermedia
(10.7%).
EDIS detalla más estas carencias de equipamientos del hogar. Así, el porcentaje
de hogares que no tienen calefacción central es del 97.4% y el que no tiene teléfono del
62.8%. Respecto a estos dos equipamientos, sin embargo, las diferencias por nivel de
renta se comportan de forma dispar pues, en el caso de la calefacción, no hay
variaciones significativas, mientras que en el caso del teléfono las diferencias entre
niveles de pobreza marcan una tendencia al pasar del 57.9% (leve) al 65.6% (grave) y
al 80.7% (severa).
H o g a r e s s in e q u ip a m ie n to s b á s ic o s
2 5 .0 %
2 1 .3 %
2 0 .0 %
1 5 .0 %
S in a g u a c o r rie n te
1 2 .5 %
S in a g u a c a lie n te
1 1 .5 %
S in W C p ro p io
9 .9 % S in lu z e lé c tric a
1 0 .0 %
7 .2 %
7 .0 %
4 .7 % 4 .9 %
5 .0 % 4 .1 %
2 .9 %
2 .1 % 2 .2 % 2 .2 %
1 .7 % 1 .6 %
0 .9 %
0 .0 %
TOTAL P o b re z a le v e P o b re z a g ra v e P o b r e z a s e v e ra
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 172
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 173
3.6.5 Hacinamiento
El 5.7% de los hogares andaluces sufren hacinamiento, una carencia que afecta a
sólo el 2.9% de los hogares no pobres, al 9.4% de los hogares en el umbral 60 y al 18%
de los pobres (Tabla A-31). La encuesta EDIS rebaja esta proporción de hogares pobres
que sufren hacinamiento hasta el 15%. Este porcentaje de hogares que padecen
hacinamiento aumenta significativamente con el nivel de pobreza (Tabla B-32), pasando
desde los 11.6% de la pobreza leve hasta los 29.6% de los hogares con pobreza severa.
En la tipología de hogares pobres y excluidos los subtipos que están por encima
de la media son los que están en condiciones de exclusión (Tabla C-32). Entre ellos,
destacan los pertenecientes al subtipo C3 “Excluidos” (44%) y los D2 “marginados”
(50%).
60.0%
50.0%
50.0%
44.0%
40.0%
30.0% 28.9%
23.3%
20.0% 13.1% 16.8%
11.0%
10.0% 8.7%
1.0%
0.0%
A1 Ancianos B1 Enfermos C1 C3 Excluidos D2 Marginados
Discapacitados
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 174
Los pobres leves destacan en las categorías de barrio residencial medio y antiguo
en buen estado, además de ser los únicos presentes en los barrios residenciales altos
(con un 0,3%). Es decir, no existe ningún pobre grave ni severo que viva en un barrio
residencial alto, sin embargo los primeros son mayoritarios en los barrios obreros
deteriorados (con un 23,3%) y los segundos en los suburbios (con un 9,9%) y en el
medio rural (con un 22,9%) (tabla B-33).
T ip o d e b a r r io
3 5 .0 %
3 3 .6 %
3 2 .9 %
3 1 .7 % 3 1 .9 %
3 0 .0 %
2 5 .0 %
2 0 .0 % A n t ig u o b u e n e s t a d o
O b re ro b u e n e s ta d o
A n t ig u o d e t e r io r a d o
O b r e r o d e t e r io r a d o
1 5 .0 %
S u b u r b io
M e d io r u r a l
1 0 .0 %
5 .0 %
0 .0 %
TO TAL P o b r e z a le v e P o b re z a g ra v e P o b re z a s e v e ra
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 175
Según los subtipos de hogares, los adictos (con un 0,9%) los discapacitados y los
excluidos (ambos con un 0,7%) son los más presentes en los barrios residenciales altos,
mientras que enfermos, pobres, toxicómanos y marginados no aparecen representados
en este tipo de barrio. Los discapacitados son también los más presentes en los barrios
residenciales medios (con un 7,8%, seguidos de muy cerca por los enfermos con un 7%)
y en los barrios antiguos en buen estado con un 10,6%. Por otro lado, adictos,
vulnerables y toxicómanos comparten proporciones muy similares en los barrios
obreros en buen estado (entre un 37% y un 40% todos ellos), mientras que en los
antiguos deteriorados predominan también los adictos con un 16,4% junto con los
ancianos con un 16,2%, los cuales son mayoritarios también en el medio rural con un
32%. Por último, los toxicómanos tienen mayores proporciones en los barrios obreros
deteriorados (24,2%), mientras que los marginados y los excluidos los tienen en los
suburbios con un 15,4% y un 14,2% respectivamente (tabla C-33).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 176
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 177
En E.P.F. hay una pregunta como la del encabezamiento que trata de ver la
cobertura sanitaria pública de la población. De cuerdo con ella, la atención sanitaria
garantizada por la Seguridad Social constituye un sistema universal que protege a
prácticamente toda la población andaluza, de forma que el 99,3% de la población está
cubierta. Según esta fuente, el porcentaje de hogares pobres no cubiertos por la
seguridad social aumenta hasta un 1,2%, pero sin bajar de un porcentaje de cobertura
que prácticamente beneficia a la totalidad de la población (Tabla A-35).
C O B E R T U R A P O R L A S E G U R ID A D S O C IA L
9 9 ,6
9 9 ,4
9 9 ,2
99
9 8 ,8
9 8 ,6
9 8 ,4
TO TAL NO PO BRE UM BRAL 60% POBRES
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 178
Ello es así para todas las perspectivas. Según el umbral de pobreza, según la
tipología de exclusión por hogares y según los tipos de pobreza y exclusión. Pero la
situación se decanta de manera clara en el lugar más extremo. Es decir, en la Pobreza
Severa (92,4% de escolarización completa), Excluidos Graves (88,3%) y Pobres y
Excluidos (87.6%). Entre estos últimos, cabe destacar los hogares integrados en los
subtipos D1 “Toxicómanos” y D2 “Marginados” donde, respectivamente, el 8.5% y el
14.4% tienen al menos un hijo sin escolarizar (Tabla C-36).
H o g a re s c o n n iñ o s s in e s c o la riz a r
1 6 .0 %
1 5 .0 %
1 4 .0 %
1 3 .0 %
3 .7 %
1 2 .0 %
1 1 .0 %
1 0 .0 %
9 .0 % M e d ia h o g a re s
c o n n iñ o s s in Dos o m ás
8 .0 %
e s c o la riz a r = Uno
7 .0 % 3 .1 %
6 .0 % 1 .3 %
1 0 .7 %
5 .0 %
4 .0 % 7 .7 %
3 .0 %
5 .2 %
2 .0 % 3 .8 %
1 .0 % 2 .0 % 2 .1 %
1 .3 % 1 .4 %
0 .0 %
le s os res s ctos os s s
rab erm Po b ado Ad i luid ano ado
ulne Enf B2 acit Ex c om rgin
V B1 s cap C2 C3 T oxic 2 Ma
A2 D i
D1 D
C1
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 179
Prestaciones sociales
Aunque los hogares no pobres perciben en general menos pensiones que los
hogares situados en el umbral de la pobreza o los que son pobres (un 41,5% de los
hogares no pobres no percibe ninguna pensión frente a un 34,8% de los hogares situados
en umbral 60 o un 33,1% de los pobres), son más numerosos cuando las prestaciones
que se perciben son dos (un 15,3% frente a un 13,6% de los hogares situados en el
umbral 60 y un 14,2% de los pobres). Finalmente, los hogares situados en el umbral 60
son los que reciben en mayor medida tres o más pensiones con un 6,3% frente a un 4%
de los no pobres y un 2,9% de los pobres (tabla A-37).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 180
80%
70%
41,3% 39,2%
60% 45,3% 49,7%
50%
40%
30%
39,7% 41,5%
20% 34,8% 33,1%
10%
0%
TOTAL NO POBRE UMBRAL 60% POBRES
De acuerdo con esta misma fuente, los hogares no pobres recibirían más
pensiones de jubilación mientras que respecto a las pensiones no contributivas, las
diferencias entre niveles rentas no serían significativas (Tabla A-38). Por el contrario,
los hogares pobres que percibirían prestaciones por desempleo sería más del doble
(36.9%) que los no pobres (16.8%).
EDIS aborda la cuestión de las prestaciones sociales de una forma algo diferente.
Según sus datos el 68.7% de todos los hogares pobres reciben alguna prestación, una
cifra cuyas diferencias con EPF (65.8%) estaría dentro de los correspondientes errores
muestrales. Sin embargo, EDIS registra un porcentaje de hogares con algún miembro
que percibe pensión de jubilación contributivas (23.5%) y no contributivas (5%) mucho
más alto que EPF (12.2% contributivas, 1.5% no contributivas). En sentido contrario,
los hogares que reciben prestaciones por desempleo son algo menos en EDIS (24.3%
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 181
entre desempleo y ayuda familiar) que en EPF (36.9%). De acuerdo con estas cifras, se
repetiría la pauta de que las grandes diferencias entre niveles de pobreza con respecto a
las pensiones contributivas no se compensaran con las no contributivas. EDIS permite
además comprobar que, respecto a las prestaciones por desempleo, la ayuda familiar
aumentaría con el nivel de pobreza mientras que el subsidio de desempleo disminuiría.
(Tabla B-38).
Con una cobertura algo inferior pero muy por encima de la media, encontramos
los hogares pertenecientes a los subtipos (89.3%), B1 "enfermos" (84.3%) y C2
"Adictos" (82.3%). En los "C1 Discapacitados" hay una proporción de hogares similar
entre los que tienen miembros que reciben pensiones contributivas (57.4%) y los que
tienen miembros que reciben pensiones no contributiva (54.3%), mientras que los que
reciben prestaciones por desempleo ascienden al 20.7% (11.3% subsidio y 9.4% ayuda
familiar). Una situación similar se da en los hogares pertenecientes al segundo de estos
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 182
subtipos, el B1 "enfermos", con una cobertura algo menor pero igualmente equilibrada
entre prestaciones contributivas (43.5%) y no contributiva (43.7%), así como unas
prestaciones por desempleo bajas (8.8%) que, en este caso, están un poco compensadas
por el PER (5.7%). Por último, entre estos subtipos con una protección amplia, está el
subtipo C2 "adictos" que presentan una distribución de las prestaciones mucho más
diversificadas, manteniendo un cierto equilibrio entre pensiones contributivas (36.2%) y
no contributivas (30.7%), pero con tasas de cobertura mediante prestaciones por
desempleo mucho más altas (43.3%), ya sea en subsidio (22.3%) o ayuda familiar
(21%). Estos tres subtipos son, por lo demás, los únicos que registran proporciones de
hogares perceptores del salario social mencionables (2% B1 “enfermos”; 2.2% C1
“discapacitados” y 2.5% C2 “Adictos”.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 183
.
H o g ares q ue p ercib en p restacio nes so ciales
110,0%
99,7%
100,0%
89,3%
90,0%
84,3%
82,3%
80,0%
70,0%
50,0%
40,0%
30,0%
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Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 184
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 185
Teniendo en cuenta estas precauciones, cabe señalar que parece que cuanto
mayor es el nivel de pobreza mayor sería la utilización de estos centros, pasando el
porcentaje de hogares que nunca habría utilización los servicios sociales del 62.3% en el
nivel de pobreza leve a sólo el 25.9% en el nivel de pobreza severo (TablaB-40).
90%
82,5%
80%
70% 68,5%
64,7%
60%
56,0%
48,7% 49,4%
50% 47,5%
34,7%
30%
26,2%
20%
10%
0%
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 186
Desde el punto de vista de los subtipos, parece existir una clara correlación entre
grado de utilización y de pobreza y exclusión (Tabla C-40). Así, los dos subtipos
pertenecientes al tipo de hogar precario y vulnerable, A1 "Ancianos" y A2 "vulnerable"
serían los que menos recurrirían a los servicios sociales (26.2% y 34.7%
respectivamente). Algo por encima de la media de los hogares pobres y excluidos, con
porcentaje que rondan la mitad de los hogares implicados, estaría los subtipos B1
"Enfermos" (47.5%) B2 "Pobres" (48.7%), C1 "Discapacitados" y C2 "adictos" (56%).
Por último con valores claramente superiores a la media y un nivel de utilización que
empieza a poder considerarse generalizado estarían los hogares integrados en el subtipo
C3 "Excluidos" (64.7%) y los dos subtipos que integran el nivel de pobreza severa y
exclusión grave, el D1 "Toxicómanos" (68.5%) y el D2 "Marginados" (82.5%).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 187
E n c a s o d e h a b e r re c u rrid o ¿ re s o lv ie ro n s u p ro b le m a ?
100%
2 4 .7 % 2 5 .8 % 2 4 .4 % 2 2 .3 %
90%
80%
70%
60%
4 7 .5 % 4 5 .0 % 5 0 .5 %
5 0 .3 %
50%
40%
30%
20%
2 7 .8 % 2 9 .2 % 2 7 .2 %
2 5 .4 %
10%
0%
TO TAL P o b re z a le v e P o b r e z a g ra v e P o b re z a s e v e ra
No E n p a rte L o re s o lv ie ro n to ta lm e n te
Estas diferencias tampoco están muy claras al analizarlas por subtipos. Por una
parte, los hogares del subtipo A1 "Ancianos" son los que más consideran que no le
resolvieran su problema (37.3%), sobre todo porque hay muchos menos entre los que
declaran haber obtenido una solución parcial (37.4%, casi diez puntos menos). Por el
contrario, los hogares pertenecientes al subtipo B1 "enfermos", que son los segundos en
declarar que no le solucionaron el problema (34.3%), lo son debido a la notable menor
proporción de hogares que confiesan que le solucionaron su problema totalmente
(10.5%, menos de la mitad de la media). Los tres subtipos de hogares precarios y
excluidos, C1 "Discapacitado", C2 "Adictos" y C3 "Excluidos", se caracterizan por
tener valores algo por encima de la media de fracaso total (alrededor del 32%) porque
están algo por debajo de la media de éxito parcial (alrededor de 37%) y bastante por
encima de la media de quienes declaran que le resolvieron el problema totalmente
(alrededor del 30%). Por último, los subtipos D1 "Toxicómanos" y D2 " Marginados
que integran el grupo de hogares pobres y excluidos se diferencia por ser, en el caso del
primero, el que declara tener mayor éxito total (38.8%) y, en el caso del segundo, el que
menos soluciones totales ha recibido (15.7%), no tanto porque no haya recibido ninguna
solución (29.1%) sino porque parece ser el subtipo en el que más hogares sólo obtienen
soluciones parciales (55.2%).
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 188
Rica
Acomodada
100% Modesta
Pobre
80%
Muy Pobre
60%
40%
20%
0%
TOTAL P Leve P grave P severa
Umbral de Pobreza
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 189
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 190
Concluimos este capítulo con las opiniones que sobre la pobreza manifiesta la
población pobre de Andalucía. En primer lugar sobre sus respuestas a la raíz o causa de
la pobreza. Tres son las respuestas habidas, la incultura, la falta de trabajo y la pereza
de los pobres. La más citada ha sido la segunda, ya que un 96.9% afirma estar de
acuerdo o en total acuerdo con esa explicación. La misma respuesta la dan al ser
preguntados por la incultura como raíz de la pobreza un 51.4%; y al serlo por la pereza
de los pobres sólo un 20.1%.
IESA DE ANDALUCÍA
Pobreza y Exclusión en Andalucía Capítulo III . Pág. 191
O p in i ó n d e l o s p o b r e s s o b r e l a s
c a u s a s d e la p o b r e z a
100
90 I n c u lt u r a
80
70 F a lt a d e
t r a b a jo
60
P e re za d e
50 lo s p o b r e s
40
30
TO TAL
20 U m b ral d e
10 P G ra ve
p o b rez a
0
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