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Este régimen especial surge con la aprobación del Convenio de Bruselas de 1924, de
unificación de ciertas reglas en materia de conocimiento de embarque. El convenio de
Bruselas de 1924, conocido también como "reglas de La Haya", se incorporó a nuestro
Derecho por medio de la Ley de Transporte Marítimo de 22 de diciembre de 1949, ley
que el Tribunal Supremo afirma que está vigente.
Cuando se reciben las mercancías para ser embarcadas en el acuse de recibo se deberá
indicar el estado de las mismas utilizando las siguientes opciones:
Limpio o “Clean On Board”: El Capitán del buque reconoce que las mercancías
han sido recibidas a bordo en “Perfecto Estado y Condiciones Aparentes”.
Sucio o “Dirty”: El Capitán del buque expresa reservas respecto al estado y
condición de las mercancías. Presenta dificultades por el crédito documentario.
“Cartas de Garantía”: el cargador traspasa al armador cualquier reclamación que
le puedan hacer por la extensión de conocimientos limpios cuando éste sean un
“poco sucios”. Pueden ocasionar fraudes.
Directo: Cuando no hay escalas entre Puerto de carga y Puerto de descarga.
Mixto o “Combined”: Cuando entre Puerto de carga y Puerto de descarga se
deben hacer transbordos. Un solo documento y se traspasa de una compañía a
otra hasta que la mercancía llega a destino.
Embarcado a Bordo o “Shipped On Board”: Es el conocimiento de embarque
expedido después del embarque de la mercancía a bordo del buque. Se el
conocimiento real, asume que la mercancía ha sido embarcada y que ha salido
del puerto de origen.
La posesión del Bill of Lading y por tanto la propiedad de la mercancía puede tener las
siguientes implicaciones:
Se establece la del capitán para con el porteador, y este a su vez, con los
cargadores por aquellas averias, perdidas y averias producidas en el
cargamento, considerándose nulas de valor cualquier clausula insertada en
el conocimiento para exoneración o aminoración de responsabilidades del
porteador derivadas de la falta de diligencia, negligencia o incumplimiento
deliberado de los deberes del mismo. No obstante, lo mencionado, si se
aceptan aquellas exoneraciones de responsabilidades del porteador por las
averías o perdidas que sufra el cargamento, como consecuencias de que, en
algún momento de la aventura marítima, desde el momento de la recepción
de las mercancías, durante su custodia y transporte en la mar, hasta la
entrega de las misma al receptor en el puerto de descarga, dichas averías o
perdidas sean consecuencias de la innavegabilidad del buque.