Professional Documents
Culture Documents
Consideramos fundamental que los directivos y docentes se acerquen al lenguaje específico de la cultura de
la calidad total desde el contexto propiamente educativo que ellos conocen.
Pensamos que el enfoque que nos proporciona la nueva cultura de la calidad total puede responder a los
retos que le esperan a la escuela del futuro: una escuela distinta, un nuevo estilo docente.
En el mundo empresarial y/o comercial, calidad viene a reducirse a tres o cuatro acepciones con las que todo
el mundo está de acuerdo como: producto atractivo y duradero, satisfacción del cliente que vuelve a adquirir
el mismo producto porque le resulta gratificante, la relación costo-producto interesante para el consumidor.
En el mundo de los servicios y más concretamente en el mundo de la educación, calidad posee significados
muy distintos en función de los intereses de los distintos colectivos.
• Así mismo, la escuela preparará a los alumnos para aprender por sí mismos y el sistema facilitará a las
personas adultas su incorporación a las distintas enseñanzas. Lo coherente sería que los profesores, como
recurso humano fundamental de la administración para conseguir sus fines, participarán de las mismas
intenciones.
Los profesores entienden la calidad educativa como la capacidad que les ofrece la administración o la
institución para participar en aquellos ámbitos que les interesan y crear las estructuras que les faciliten y
hagan más cómodo el trabajo. Desde el punto de vista académico consideran calidad los altos niveles de
éxito alcanzado por sus alumnos en su asignatura.
Calidad se convierte así en altas expectativas en relación a un tipo estándar de inteligencia que hace
referencia al pensamiento formal.
Para una mayoría importante de profesores, la calidad es el correcto comportamiento de los alumnos en la
clase y el éxito en la consecución de unos objetivos mínimos que expresan lo que el común de los ciudadanos
debe saber para acceder a un nivel superior del sistema educativo, o para lograr el éxito profesional en el
nivel superior.
La sociedad en general, define la calidad como la cantidad de esfuerzo y dificultades que han tenido que
superar los estudiantes para aprobar ciertas asignaturas.
Es frecuente escuchar expresiones admirativas sobre aquellos profesores que reprueban a muchos alumnos,
expresiones que evidentemente la admiración por el profesor riguroso que selecciona a los mejores.
En resumidas cuentas, calidad es para muchos profesores: pocos estudiantes por clase para poder explicar
cómodamente; calidad es tener más tiempo para preparar las clases y menos horas de clase que le permitan
intervenir en la clase de forma más descansada; calidad para alguna minoría también significa un clima
propicio que facilite el trabajo en equipo con los compañeros. Los padres participan de algunos estereotipos
de calidad que acabamos de definir; sin embargo sus intereses, en este caso más vitales, hacen que se
matice y se enriquezca mucho más el concepto de calidad.
A cualquier madre que le preguntemos la opinión que le merece el colegio de su hijo nos contestará ya sea de
una forma admirativa o despectiva sobre los aspectos que le parecen buenos para su hijo o los aspectos que
considera inconvenientes.
Así, nos puede decir que el colegio de su hijo es maravilloso, porque siempre que ha intentado hablar con el
director lo ha conseguido fácilmente y éste la ha escuchado atendiéndola sin prisa y amablemente, o por el
contrario manifiesta un enorme descontento porque ha intentado ponerse en contacto con el profesor de su
hijo y éste le ha dado largas. Lo mismo pueden contarnos que el colegio es estupendo porque su hijo adora al
profesor de matemáticas y además ahora aprueba fácilmente la asignatura que antes reprobaba con otro
profesor, también valorará la cantidad de actividades que ofrece el centro fuera del horario normal, el orden y
control que se observa y lo limpio y cuidado que está el patio y el centro en general.
En resumen, nos dará una imagen valorativa del colegio en función de los indicadores que hacen referencia al
trato, a las instalaciones, al orden, a los servicios que ofrece la escuela y al éxito o fracaso escolar entendido
personalmente y si habláramos de educación superior muchos de estos aspectos coinciden. Los estudiantes
manifiestan de forma más arbitraria todavía, si cabe, la valoración que les merece su institución. En general,
frente a sus amigos valorarán su escuela por encima del de otros, aunque en su fuero interno lo consideren
mejorable.
Cuando hablan entre ellos consideran indicadores de calidad (atracción o rechazo) aspectos como la facilidad
de trato con los profesores, la cantidad de actividades lúdicas, festivas y deportivas que ofrece, el clima de
interacción positiva y la posibilidad de hacer amigos, la cantidad de trabajo que se exige para casa, la
facilidad con que se aprueba o reprueba, el clima de convivencia ordenado (no excesivamente riguroso), lo
bien que se lo pasan en la clase de tal o cual profesor, etc. la arbitrariedad o justicia con que algunos
profesores tratan a los alumnos.
Como puede observarse, a partir de los indicadores que hemos ido desgranando de forma más bien coloquial,
el concepto de calidad visto desde los protagonistas de la escuela es enormemente variable y subjetivo,
responde a intereses muy personales que evidencian, la satisfacción o insatisfacción del cliente y del
profesorado con un producto difícilmente cuantificable en términos universales. Porque calidad no se reduce
solamente a éxito escolar entendido como excelentes resultados académicos, aunque en este aspecto los
cuatro interlocutores estarían de acuerdo. Es muy probable, sin embargo, que surjan serias dificultades a la
hora de ponerse de acuerdo respecto a los recursos, medios y estrategias para conseguir esa calidad
entendida como éxito académico.
LA CALIDAD TOTAL COMO RETO EDUCATIVO
La adaptación de cualquiera de los modelos de gestión de calidad total al mundo de los servicios educativos
no debe ofrecer dificultades especiales cuando se trata de la enseñanza privada, que en ciertos aspectos
sobre todo financieros y de relación con el cliente se rige por las mismas normas de mercado que la empresa
comercial. Las situaciones peculiares se presentan cuando nos planteamos adaptar cualquiera de los
modelos de calidad total a la situación de la enseñanza pública. Los aspectos que ofrecen verdaderas
dificultades cuando nos referimos al cambio de la enseñanza pública, son los siguientes,
Rupérez (1994): “Concepción jerárquica de las funciones, centralismo administrativo que dificulta la verdadera
autonomía que las mismas leyes ofrecen, normativismo excesivo, prioridad de los procedimientos sobre los
resultados, concepción de la función pública como fuente de poder frente al ciudadano, escasa
responsabilidad de los funcionarios, escasa consideración de la evaluación y de la medida como instrumentos
de mejora, discontinuidad en las tareas de responsabilidad como la función directiva y jefatura de
departamento, desinterés por el largo plazo, rigidez y falta de flexibilidad de las estructuras organizativas,
inadaptación de los perfiles laborales a las necesidades de los clientes (estudiantes y padres de familia, así
como la sociedad en general), escasa intensidad de los compromisos y ausencia de cultura de supervisión y
evaluación institucional”.
Otro aspecto fundamental duramente criticado por Deming cuando se refiere al discurso educativo de los
políticos es el de las metas y fines que los Estados de carácter burocrático proclaman en sus reformas y que
carecen de medios y recursos para llevarlos a cabo. Para este autor “las metas que carecen de estrategias y
recursos no sirven, porque está demostrado que producen frustración en quienes pretenden alcanzarlas.
Las metas nebulosas, inalcanzables, admirablemente atractivas dominan la retórica de los políticos cuando
hablan de educación, sobre todo cuando justifican sus reformas educativas”. Deming considera este tipo de
discurso como discurso de la no calidad. Sin embargo sería injusto afirmar que la escuela pública se
desentiende de esta alternativa y no hace verdaderos esfuerzos por ofrecer una enseñanza de calidad.
Sorprende el número de instituciones que han iniciado los programas de mejora continua a pesar de los
obstáculos de tipo estructural, administrativo y burocrático que tienen que sortear, como apuntaba Rupérez.
Es importante, sin embargo, hacer un esfuerzo por adecuar el vocabulario de los modelos de calidad, a veces
de carácter mercantil por su procedencia empresarial, a la cultura propia de las escuelas, tanto privadas como
públicas. Este esfuerzo lo han hecho autores como Ibarzábal, (1995), Franklin (1993) Drummond (1995),
sobre todo cuando se refieren a las empresas de servicios, entre las que debemos contar la Educación.
El cambio hacia la calidad es un camino difícil que exige un gran esfuerzo personal y colectivo que a veces
compensa y otras veces produce verdadera frustración.
b) Concepto de cliente, consumidor y usuario. Consideramos que el receptor del servicio es un cliente,
(salud, educación o justicia) en cuanto que indirectamente paga el servicio a través de los impuestos que
paga la sociedad o con sus propios recursos. Esto le convierte en sujeto protagonista del servicio con derecho
a exigir calidad y a intervenir en la evaluación del servicio que se le ofrece. Esta evaluación se realiza en dos
formas. En los servicios de salud eligiendo al médico que uno desee, en el mundo educativo participando en
la evaluación interna o externa, ya sea a través de la inspección o de auditorías educativas como suele
hacerse en todos los países.
c) Concepto de cliente interno y externo. La EFQM considera a los trabajadores clientes internos de la
empresa, frente a los consumidores como clientes externos. Los profesores, por ejemplo, serían clientes
internos de los recursos que les ofrece la institución para hacer bien su trabajo. Estos recursos hacen
referencia a la tecnología de que dispone el centro, la formación permanente que reciben, las estructuras
organizativas que les facilita su coordinación, los presupuestos de cada departamento, etc., cliente externo es
a quien se le presta el servicio y la sociedad que recibe al egresado para integrarse al mercado laboral.
e) Concepto de resultados. La cultura empresarial tiene muy claro el concepto “resultados”. Casi siempre se
refiere a resultados financieros. Sería simplificar en la práctica educativa pretender reducir el concepto
resultados a lo meramente académico o económico.
En el largo proceso educativo al que está sometido el estudiante intervienen factores incontrolables que
hacen difícil evaluar con exactitud cuantitativa cuál es el resultado de un determinado periodo de la acción
educativa, entre otras cosas porque en su formación no sólo interviene la escuela, también intervienen la
familia, los amigos, la calle, los medios de comunicación y las diversas y complejas fuentes naturales y
psicosociales de motivación y aprendizaje. Sin embargo, es importante sintetizar este concepto tan
fundamental por la resonancia social que hoy día adquiere y, se busca de manera general, la formación
integral.
f) Concepto de impacto en la sociedad. En las empresas industriales el concepto de impacto está más
relacionado con la preservación del medio ambiente, mientras que en las empresas de servicio se considera
más importante la incidencia social y el beneficio que produce a la comunidad desde el punto de vista de los
valores fundamentales del individuo, tales como el derecho a la libertad, a la salud o a la educación. Por lo
que se refiere a la educación, el impacto social de la institución puede relacionarse con el intercambio cultural
que se establece entre la institución y su entorno, como por ejemplo las actividades culturales que irradia a su
entorno y los recursos de tipo cultural que el entorno ofrece al centro.
g) Concepto de política y estrategia. Se marcan desde la perspectiva de la satisfacción del cliente en tanto
en cuanto a la generación de beneficios. En las organizaciones de servicio la política y la estrategia se definen
en función de prioridades sociales y políticas determinadas por los gobernantes teniendo en cuenta a los
clientes en forma de usuarios como posibles sanciones de sus políticas.
RESULTADOS CUANTITATIVOS EN CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
(Fernández, Landa y Santini, 1999)
Para sistematizar y facilitar la comprensión del concepto desde la educación, planteamos tener en cuenta
cinco aspectos importantes en los que la institución tiene que hacer hincapié a la hora de evaluar y presentar
resultados, aunque sea desde una perspectiva cuantitativa.
1. Resultados financieros del estado de cuentas de la institución que definen su salud económica y que hacen
referencia a:
• La evolución de los ingresos.
• La evolución de los gastos.
• La evolución del número de alumnos en relación a la ocupación máxima.
• La evolución del beneficio.
2. Resultados académicos, que hacen referencia al éxito o fracaso escolar medido con relación a los objetivos
definidos en el proyecto curricular y a los estándares nacionales como:
• Índices de aprobación.
• Índices de reprobación.
• Eficiencia Terminal.
• Deserción.
3. Resultados de los servicios, en referencia sobre todo a aquellos servicios más sensibles como:
• Comedor.
• Transporte.
• Instalaciones.
• Servicios escolares y de caja.
• Tecnología de comunicación.
• Laboratorios y talleres.
Respecto al desempleo y subempleo profesional no hay una evidencia contundente de que la educación
superior sea la causa, sino que parece que ella misma padece el efecto de un aparato productivo ineficaz,
estrecho y poco dinámico. Por su parte, las instituciones de educación superior no podrían asegurar que el
tránsito por el currículo escolar garantiza la adquisición de un dominio técnico–profesional, tal y como lo
requieren los centros de trabajo. Por si fuera poco aquello, Blaug, en un trabajo reciente, afirma que el
dominio afectivo y del comportamiento resulta determinante en el acceso al mercado de trabajo, en oposición
al dominio cognoscitivo e instrumental (según las categorías de Bloom). La idea de que el servicio educativo
no es equitativo ni democrático ha puesto en entredicho la eficacia de la cobertura y de la oferta de la
educación superior. Y se podría afirmar que se ha observado cierta complicidad entre la institución pública y
privada en llevar el proceso de diversificación y diferenciación de la oferta educativa hacia una trayectoria sin
fin, puesto que en ambos casos ha permeado la idea de segmentar y, tal vez, jerarquizar el servicio educativo.
Por lo cual no resulta raro que, desde los años sesentas, la educación privada haya crecido más rápidamente
que la pública, al grado de llegar a representar la tercera parte de la matrícula en 1985.
Sin embargo, este proceso de privatización de la educación superior no parece tener como finalidad la calidad
del servicio educativo.
El Desafío de la Calidad.
El sistema educativo siempre ha sido motivo de orgullo por lo que significa en números absolutos y relativos
de crecimiento, y en cuanto a la atención de la demanda social y la diversificación de las plazas escolares;
empero, sería difícil sostener la misma presunción en cuanto al desempeño escolar, el acceso al mercado de
trabajo, la innovación curricular y didáctica. Estas cosas se miden en forma diferente y tienen una ligazón
mayor con lo cualitativo.
De la misma manera, es diferente conocer la magnitud de la planta magisterial que de su capacidad
pedagógica, o de la infraestructura escolar, si no se conoce el grado de aprovechamiento de aquélla para una
enseñanza exitosa.
Este reto de la calidad consiste en saber si los universitarios son veraces en cuanto a lo que es la institución
de educación superior, sus funciones, sus productos y resultados. Es justo decir que las IES llevan recorrido
un largo trecho de buscar la calidad y de intentar la formulación y desarrollo de procesos de valorización de
dicha calidad, pero todavía falta mucho por recorrer.
Como lo afirma Croizer, ha concluido el reinado de la lógica de la cantidad, en adelante la inversión en calidad
será lo más importante que podrá hacer el Estado. Será indispensable la transformación de las universidades
y de las escuelas superiores. La calidad, demanda compromiso, participación y confianza.
En la cantidad lo que cuenta son los números y en la calidad lo que cuenta son los seres humanos y el uso de
la libertad
La evaluación de los resultados de los servicios que se ofrecen tendrá que ser oportuna, adecuada y legítima;
que no caiga en otra arrogante empresa tecno burocrática, ni en el menor clamor triunfalista de los
neoliberales.
Esta responsabilidad pública y privada del logro de la calidad académica constituye uno de los elementos de
mayor importancia ante la tradicional predominancia de la expansión educativa como valor fundamental. La
calidad de la educación superior no ha sido atendida en la práctica, más bien ha sido en el discurso, y a veces
como mero formalismo. No se han establecido adecuadamente las relaciones internas entre los componentes
educativos para poder fomentar la calidad. En muchos aspectos, la calidad sólo será alcanzable, sobre todo,
en campos especializados de conocimiento –como lo afirma la Comisión Regional de Educación
Superior para América Latina y el Caribe (CRESALC) con la acción conjunta de países y de importantes
núcleos de académicos, científicos y especialistas en la región de América Latina y el Caribe.
Las concepciones de la calidad de la educación y de la excelencia educativa han tenido una presencia
importante en el debate sobre el desarrollo de la educación superior en los últimos años.
Es evidente que la discusión sobre la calidad de la educación en el plano meramente filosófico, con el objeto
de encontrar o delimitar una esencia absoluta de la educación, que nos brinde un arquetipo para el proceso
educativo, no ha sido muy socorrida, aunque implícitamente ha sido atractiva.
La intención de la mayoría de los protagonistas del campo educativo no ha sido elaborar tratados sobre
filosofía educativa, en alguna rama de la ética o de la axiología, sino todo lo contrario.
El propósito fundamental de estos actores ha sido, en forma implícita e explícita, otorgarle atributos a la
misma educación. La variedad de estos atributos ha contribuido a conformar una larga lista de concepciones,
recomendaciones, estándares, indicadores y comparaciones.
Es obvio que la mayoría de quienes oponen tajantemente cantidad a calidad lo hacen dando por supuesto
que esta última remite oscuramente a un orden que escapa a la intuición sensible, a algo que “debe de
corresponder” al plano de la “estructura”, la esencia oculta de un objeto que, en nuestro caso, es un objeto
social. De esa forma, la vaguedad y la confusión, en torno al concepto de calidad, se aproxima al terreno de lo
misterioso, a lo mal llamado “metafísico”.
Esta forma de asumir el asunto de la calidad desdeña el componente valorativo que encierra, no el concepto
como tal, sino nuestras aproximaciones a un objeto dado, en virtud de la aceptación previa de tal categoría
ontológica (de importancia indudable en un sistema filosófico tan rico e influyente en nuestra cultura como el
aristotélico).
Ciertamente, todo objeto no se nos muestra con los rasgos que permiten determinar su calidad; pero dichos
rasgos carecen de sentido cualitativo mientras un sujeto cognoscente no parta, en primer lugar, del
presupuesto de la categoría de calidad y, en segundo lugar, no los asuma valorativamente. De ese modo, el
sujeto “pone” lo cualitativo en algunos aspectos objetivos presentes en el objeto (pues la valoración cualitativa
no es arbitraria ni enteramente subjetiva), asignándoles un determinado valor, encuadrándolos en juicios de
índole valorativa (positivo-negativo / bueno-malo / mejor-peor /-igual / etc.). De ahí que sujetos distintos
cualifiquen o califiquen de manera diferente un mismo objeto.
Esto permite advertir, de pasada, el peso ideológico en la valoración cualitativa, esto es, cuál es el objeto
educativo en la definición de la calidad de un objeto social. En vista de lo anterior, el asunto de la calidad de la
educación tiene tantas variantes como atributos se le han ido adjudicando a la educación. La educación
buena o mala, excelente o pésima, eficiente o deficiente, etc. en el presupuesto de que se juzga su calidad,
tiene varias denotaciones, al intentar su operacionalización.
Para A. Bienayme, la calidad de la educación superior está determinada por el comportamiento de ciertos
factores internos y externos (nuevos estudiantes, valores profesionales, educación de los maestros, métodos
de gestión administrativa y de enseñanza, acceso al empleo, salarios, etc.). En este sentido, la calidad de la
educación estará siempre asociada a la eficiencia y eficacia. Por otro lado, T, Usen acepta la idea de que la
calidad está asociada a normas (estándares y reglas) y se puede evaluar a través de índices del “modelo
CIPP”. Otro autor toma un modelo de maduración educativo y social, y concluye que el cuarto nivel de éste:
“significados” (capacidad expresiva oral y escrita, originalidad, cooperación grupal, liderazgo, etc.) caracteriza
a una excelente calidad de la educación.
Conceptos e indicadores asociados a la calidad de la educación De hecho, para cada uno de los
componentes del sistema educativo podrá corresponder un concepto e indicador sobre la calidad. El mismo
interés de los actores y protagonistas del proceso educativo y de su sustrato hacen que se aborde
particularmente cada uno de los factores constituyentes del espacio educativo; de tal manera que cada uno
de los componentes, como lo son: los alumnos, los materiales didácticos, los recursos humanos, las
bibliotecas, recibiese un calificativo y un indicador que sirviese para valorar o conocer el nivel de la calidad.
Sin embargo, sobresalen tres criterios que constituyen un marco comúnmente aceptado para valorar la
calidad de la educación, a saber: eficiencia, eficacia y congruencia.
En estos se engloban otros menos comunes como: optimación, funcionalidad, pertinencia.
Por otro lado, no se niega la utilidad de otros criterios de orden prácticamente axiológico, que pretenden dar
conocimiento del nivel de la calidad de educación, tales como: beneficio, compromiso, prestigio, libertad,
creatividad, orden y disciplina, entre otras.
2. De naturaleza docente: dedicación del profesorado, horas de preparación docente y de los estudiantes,
materiales de apoyo, número de libros en biblioteca.
1. de la economía política (“la excelencia se mide por el grado en que las universidades apoyan y
promueven el desarrollo social y económico de la nación”)
2. la productividad (“la excelencia se calcula por la eficiencia con que las universidades manejan los
recursos al realizar sus funciones de docencia, investigación y difusión”).
3. del valor agregado (“la excelencia se evalúa por el grado en que las universidades promueven el
desarrollo individual en sus educandos”).
5. del contenido de la educación (“La excelencia se juzga por la calidad y la amplitud del currículo”)
6. multidimensional (“la excelencia se mide por varias dimensiones, incluyendo la eficiencia, la eficacia y las
características de los participantes”).
Lo anterior demuestra que no hay que buscar la calidad de un terreno misterioso. No hay misterios en torno a
la calidad de la educación. La calidad de la educación se muestra en los indicios palmarios, evidentes, de los
sistemas educativos. En la “cantidad” de la dinámica educativa está la calidad de la misma.
Es un desafío epistemológico y procedimental (15) (relativo) a dispositivos, tácitos y técnicas de acopio de
información apropiado) generar las vías de representaciones fundamentadas de la calidad de los objetos
(sistemas) educativos, con apego a los requerimientos de la ciencia y la filosofía contemporáneas.
El imperativo de la calidad educativa, en los últimos años se ha convertido en una opinión común la
aseveración sobre el bajo nivel de calidad de las escuelas y universidades públicas en México. Desde que la
UNAM difundió sus estadísticas sobre los resultados obtenidos de la aplicación de los exámenes de admisión
para el ingreso al bachillerato y a la licenciatura, la opinión pública pareció reafirmar la idea sobre el
decaimiento de la calidad de la educación. Por tanto, no resultó extraño que un conocido estudioso de la
realidad universitaria mexicana -Daniel Levy- concluyese en un libro recientemente publicado, “Higher
Education and the State in Latin America; private challenges to public dominance”, que la competencia por el
prestigio social de la educación la estuviese ganando la universidad privada. Por su parte, las universidades
públicas han argumentado que es insensato considerar a una institución mala o de menor calidad, por el solo
hecho de no contar con la aprobación de ciertos sectores de la sociedad, dado que el desprestigio que se le
achaca se funda en factores que no son necesaria y únicamente imputables a la universidad.
Los juicios no siempre se fundan en datos y evidencias comprobables, y en este terreno quedarían muchos
fenómenos relativos a la deserción y a la reprobación escolar, al acceso al mercado de trabajo, al subempleo
y desempleo profesional, al manejo de la lengua nacional, al papel de las organizaciones sindicales, etc.,
sujetos a un examen más acucioso antes de poderse emitir un juicio inequívoco.
Por otro lado, las instituciones universitarias también se quejan y sufren de una gran incomprensión en cuanto
a que son censuradas por la baja rentabilidad de sus actividades de investigación, extensión de los servicios y
difusión de la cultura; sin mencionar otras funciones sociales que por su carácter controvertible son poco
conocidas y menos reconocidas, aunque, a veces, constituyen un verdadero desiderátum de la sociedad,
como lo fue la movilidad social.
b) Variables de proceso:
• Visión de lo que se desea. Perspectiva de futuro y planificación participativa mediante proyectos.
• Sentimiento de comunidad e implicación en un proyecto común orientado prioritariamente a lo académico.
• Objetivos: pocos, claros y asumidos por todos.
• Importancia de los resultados académicos. Retroalimentación continúa y regular sobre el progreso
académico mediante la evaluación externa, seguimiento y supervisión de los acuerdos y decisiones.
• Trabajo en equipo y participación del profesorado, sobre todo en la definición y desarrollo del programa de
estudios.
Las escuelas eficaces dan más importancia a la oferta; la institución ofrece unos modelos de eficacia que se
fundamentan en su alto nivel de éxito académico. Los indicadores que hacen atractiva la escuela han sido
definidos en función de los resultados, que en la mayor parte de los casos responden a estándares nacionales
definidos por evaluaciones externas. Los modelos que han inspirado su estilo de eficacia son modelos
predeterminados, en su mayoría escuelas de élite. El modelo de gestión de calidad parte, por el contrario, de
la realidad de la institución y su contexto, que por definición son siempre dinámicos. Sus estrategias se
fundamentan en una autoevaluación interna que detecta los puntos fuertes y las áreas de mejora en función
de la visión propia de la misión del centro. Cada institución debe responder a las expectativas y necesidades
de sus clientes que siempre son cambiantes y dinámicas.
• El tipo de liderazgo. El movimiento de escuelas eficaces define un tipo de liderazgo claro y fuerte de estilo
personal y jerárquico. El principio de autoridad, aunque sea visto desde la perspectiva del equipo, es
fundamental para hacer el seguimiento, supervisión y evaluación del personal y de sus resultados
académicos. Los modelos de gestión de calidad dan una enorme importancia al liderazgo horizontal. Intentan
convertir a cada responsable en líder (propietario) de su proceso y del equipo implicado en el mismo. Su
intención es desarrollar un tipo de liderazgo compartido incorporando al mayor número de personas a los
equipos de mejora.
• La relación proceso-producto. Los movimientos de escuelas eficaces, como acabamos de ver, dan una
enorme importancia a los resultados académicos como objetivos incuestionables de su eficacia. Lo que
importa es el producto y el producto es el éxito en la instrucción. Los modelos de gestión de calidad dan casi
la misma importancia de los resultados que a los procesos, incluso para muchos autores los resultados
dependen básicamente de los procesos. Las experiencias del modelo de gestión de calidad en la enseñanza
nos enseñan que los alumnos se educan, aprenden y se forman en tanto en cuanto se implican en los
procesos de aprendizaje. El modelo de gestión de calidad diferencia cinco tipos de resultados, todos
igualmente importantes para el cliente: los resultados financieros, los resultados académicos, los resultados
organizativos, los resultados de los servicios y los resultados de la interacción en el proceso de enseñanza
aprendizaje.
CAMBIO DE PERSPECTIVAS EN LA EDUCACIÓN
El modelo de gestión de calidad no es ajeno a los cambios que cada día demanda la sociedad al sistema
educativo. Este modelo adaptado con imaginación y eficacia podría ser un buen instrumento para potenciar el
cambio. Pocas personas interesadas en el hecho educativo, padres, profesores, alumnos e incluso,
administración, están de acuerdo con la escuela. Hace tiempo que ha dejado de ser garantía de trabajo. La
devaluación de los títulos que otorga la ha sumido en un profundo desprestigio y las reformas que se han
sucedido desde mediados de los años setenta, después de la gran crisis económica, han sido palos de ciego,
sin duda dados sin intención de desprestigiarla.
La sociedad cambia de forma vertiginosa influida por los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
La globalización de la economía y la irrupción de tecnología avanzadas han cambiado las reglas de juego que
dirigían el mercado laboral dando un giro que ha dejado en paro a una buena parte de la población de Europa
y ha causado una gran deficiencia educativa en América Latina. Lo único que no cambia, que permanece
anclada en sus rutinas y en sus métodos de siempre es la escuela y la universidad.
Cuando se generalizó el sistema y grandes masas de la población accedieron a los estudios secundarios
obligatorios, la estructura y la filosofía del bachillerato siguieron inalterables. La formación profesional como
alternativa fracasó porque era la oferta hecha a los fracasos. “El sistema de secundaria y bachillerato, en
palabras de Enghlis y Hill, continuó centrándose en la departamentalización y en las disciplinas, no en la
interacción interdisciplinar. En este sentido la mayor parte de las reformas que vinieron después del acceso
de la mayoría de la población a la educación han resultado un fracaso, no porque lo encuentren difícil los
estudiantes, sino porque la burocracia de la administración, de la universidad y de las secretarías, las
asociaciones corporativas, los formuladores de exámenes nacionales, los sindicatos y colegios de profesores
han hecho prevalecer sus intereses y posiciones corporativas sobre los intereses de los clientes” a los que
consideran meros usuarios.
a) Cambio radical de talante en la administración dando una verdadera autonomía a las instituciones
educativas haciéndose depender de administraciones más cercanas al ciudadano y sus intereses.
c) Cambio radical del perfil de los profesores de secundaria y bachillerato. Deben asumir que debe producirse
un cambio del perfil de catedráticos (que viene de cátedra y lección magistral) a inductores y facilitadores del
aprendizaje y de la maduración del niño y del adolescente.
¿QUÉ PUEDEN APORTAR LOS MODELOS DE CALIDAD TOTAL A LAS INSTITUCIONES CON
VOLUNTAD DE CAMBIO?
• Una sensibilidad especial hacia los procesos considerados como elementos claves del aprendizaje y de la
calidad.
• Un planteamiento de carácter solidario que se expresa en gano-ganas, el principio fundamental de la
colaboración y del trabajo en equipo.
• Una metodología que se fundamenta en la autoevaluación para detectar los puntos fuertes del centro y las
áreas de mejora.
• Una estrategia de solución de problemas basada en los equipos de mejora constituidos por los propios
trabajadores (profesores y personal no docente), que desde el conocimiento de la realidad y de los problemas
del centro, a través de los datos que les proporcionan las autoevaluaciones, analizan, estudian y proponen
soluciones.
• Un liderazgo compartido que facilita a los profesores y personal no docente ejercer el liderazgo responsable
del cambio en los distintos espacios interdisciplinarios del centro.
• Una filosofía de la participación centrada en la consecución de resultados que incentivan al equipo que los
ha conseguido.
• Una concepción de la empresa de servicio centrada en la satisfacción del cliente como protagonista de
todos los procesos que se generan en la vida del centro.
• Una estrategia de motivación como punto de partida para el desarrollo y crecimiento profesional de los
enseñantes.
Grupo de trabajo es un conjunto de personas que realizan dentro de una organización una labor similar.
Suelen estar próximas físicamente, tienen un mismo jefe, realizan el mismo tipo de trabajo pero son
autónomos, no dependen del trabajo de sus compañeros: cada uno realiza su trabajo y responde
individualmente del mismo.
Otras actividades en cambio presentan tal nivel de complejidad que difícilmente va a ser posible que una
persona abarque y domine su problemática. En estos casos sería necesario constituir un equipo de trabajo
formado por especialistas que cubran todas las áreas afectadas.
Por otra parte, en muchas organizaciones sigue prevaleciendo el trabajo individual, donde el equipo de trabajo
no deja de ser algo novedoso en lo que no tienen experiencia y de lo que inicialmente desconfían. Algunos
directivos llegan a pensar que estos equipos suponen una pérdida de tiempo. El equipo debe desarrollar una
buena comunicación con el resto de la empresa, integrarse en la misma y no quedar como un mundo aparte.
Algunos directivos pueden ver en los equipos de trabajo una amenaza a su posición, invaden sus áreas de
competencia, emplean a miembros de sus departamentos, etc.
Por ello pueden tratar de boicotearlos o al menos de no prestarles el apoyo necesario.
La introducción del equipo de trabajo en la empresa debe contar con un apoyo visible de los niveles
superiores. Que todo el mundo tenga claro que no son el resultado del capricho de un jefe cualquiera sino que
responden a una nueva visión de la organización del trabajo dentro de la empresa. Estos apoyos de los
niveles superiores permiten que el resto de la plantilla se convenza de que hay que apoyarlos, que no puedan
boicotear su labor. Para evitar posibles malentendidos la dirección debe fijar claramente el cometido del
equipo y su ámbito de actuación (para evitar que ningún departamento se sienta invadido en sus
competencias). Todo ello se debe comunicar tanto al propio equipo como al resto de la organización. Por otra
parte, si la organización desarrolla y fomenta el trabajo en equipo debe tener en cuenta esta realidad en
aspectos tales como la evaluación del empleado y la política de incentivos. En ambos casos no se podrán
basar únicamente en el trabajo individual sino que también tendrán que tener en cuenta el desempeño del
equipo en el que participa. Además, la formación que se brinde al empleado o al estudiante tendrá que
considerar este nuevo método de trabajo. Habrá que enseñar a los empleados a trabajar en equipo, con las
diferencias que ello comporta respecto al trabajo individual.
Simplemente reunir a un grupo de personas para realizar un trabajo no significa constituir un equipo de
trabajo. El equipo exige mucho más: coordinación, comunicación entre sus miembros, complementariedad,
lealtad hacia el equipo, etc. Hay que definir con claridad cuáles van a ser sus cometidos y cuales los objetivos
que deberán alcanzar. Hay que tener muy claro que la tarea encomendada debe justificar la formación de
equipo de trabajo. Sólo se deben formar equipos cuando haya razones de peso, si no será una pérdida de
tiempo y esfuerzo.
Hay que determinar su posición dentro de la organización, de quien va a depender, cuáles van a ser sus
relaciones con el resto de las áreas. Hay que seleccionar a sus miembros.
En función de la tarea asignada hay que buscar a personas con capacidades y experiencia suficiente para
cubrir adecuadamente las distintas facetas del trabajo encomendado.
Hay que seleccionar personas con capacidad para trabajar en equipo evitando ser individualistas. Es
preferible además que tengan personalidades diferentes ya que ello enriquece al equipo: unos más
extrovertidos que otros, unos apasionados y otros reflexivos, unos generalistas y otros más detallistas.
Aunque pueda parecer que la diversidad puede complicar la gestión del equipo, lo que sí es cierto es que
contribuye a su enriquecimiento, cada persona aporta unas cualidades diferentes. Entre los miembros
seleccionados se nombrará un jefe de equipo en base a su mayor experiencia, a su visión más completa del
trabajo asignado, a su capacidad de conducir grupos, etc. Al equipo hay que comunicarle con claridad el
proyecto asignado, el plazo previsto de ejecución, los objetivos a alcanzar, cómo se va a evaluar y cómo
puede afectar a la remuneración de sus miembros. Ya dentro del equipo, el jefe les informará de cómo se van
a organizar, cuál va a ser el cometido de cada uno, sus áreas de responsabilidad, con qué nivel de autonomía
van a funcionar, etc. Una vez constituido el equipo, el jefe los reunirá antes de comenzar propiamente el
trabajo con vista a que sus miembros se vayan conociendo, que comience a establecerse una relación
personal entre ellos. No se trata de que tengan que ser íntimos amigos pero al menos que se conozcan, que
tengan confianza, que exista una relación cordial. Es conveniente fomentar el espíritu de equipo, sentirse
orgulloso de pertenecer al mismo. No se trata de fomentar un sentimiento de división entre “nosotros”(los
miembros del equipo) y “ellos” (el resto de la organización), pero sí un sentimiento de unidad y de cohesión.
El equipo no puede funcionar de espalda a la organización como una unidad atípica, extraña. Muy al
contrario, debe estar plenamente integrada en la misma. Para ello resulta muy interesante las actividades
extra laborales: comidas informales, actividades de ocio, excursiones, equipos deportivos, etc. Hay que ser
consciente de que los equipos van a necesitar tiempo para acoplarse y funcionar eficazmente.
Conociendo este desarrollo, es conveniente al principio no presionar al equipo en exceso, darle tiempo para
que se vaya rondando. Un equipo que empieza funcionando bien tiene más probabilidades de tener éxito; por
el contrario, un equipo que comienza con problemas y tensiones es muy posible que entre en una espiral
negativa de la que difícilmente saldrá.
Además para muchas personas trabajar en equipo resulta una experiencia novedosa, diferente de su forma
habitual de funcionar, por lo que hay que darles tiempo. Resulta interesante ofrecer a sus miembros cursos de
formación sobre el trabajo en equipo (coordinación, toma de decisiones, responsabilidades, desarrollo de las
reuniones, funciones del líder, etc.) Equipo eficaz es aquél que consigue coordinar de manera óptima el
esfuerzo de sus componentes obteniendo el máximo rendimiento. Ello permite funcionar fluidamente, de
forma compenetrada, alcanzando las metas propuestas por la dirección. El éxito de un equipo no es resultado
de la buena suerte ni de la casualidad.
Detrás de este éxito se encuentran una serie de factores que lo hacen posible. Entre las
notas distintivas de un equipo eficaz se encuentran las siguientes:
• Sabe seleccionar a sus componentes: gente con experiencia, con capacidad de trabajar en equipo, con
personalidades complementarias. Gente motivada, con ganas.
• Se nombra un jefe de equipo con carisma, una persona capaz de conducir grupos humanos, con capacidad
de organización. Una persona que sabe comunicar, motivar, exigir; una persona que se sabe ganar la
confianza y el respeto de sus colaboradores.
• Se define claramente el cometido del equipo, sus funciones, los objetivos que tiene que alcanzar.
• El proyecto encomendado es difícil, exigente, pero alcanzable. Se trata de un proyecto ilusionante que
supone un auténtico desafío profesional.
• La organización presta al equipo el apoyo necesario, facilitándole los medios humanos y técnicos
requeridos, el acceso a la información pertinente.
• Existe mucha comunicación dentro del equipo, la atmósfera de trabajo es de cordialidad, de respeto. Existe
cohesión dentro del equipo, surge un sentimiento de compromiso.
• El ambiente es de participación, los miembros exponen sus opiniones, se fomenta el debate abierto, sin
cortapisas, no se intenta imponer un pensamiento único.
El equipo sabe integrarse dentro de la organización, desarrolla lazos eficaces de comunicación y colaboración
con el resto de departamentos. La organización establece un sistema de motivación y remuneración que tiene
presente tanto al equipo en su conjunto, como a sus miembros individualmente. La organización sabe
recompensar el esfuerzo realizado. A veces los equipos de trabajo no terminan de funcionar, en algunos
casos incluso a pesar de haberse realizado una selección muy rigurosa de sus miembros.
Los motivos de este fracaso pueden ser numerosos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes:
• Falta de liderazgo: el jefe no organiza, no motiva, no empuja. En definitiva, no lidera.
• Objetivo mal definido: esto origina que el equipo no sepa a qué atenerse, que se produzcan conflictos con
otras áreas de la organización por invasión de competencias, que no se aborden temas que en cambio sí le
corresponden.
• Escasa comunicación: tanto dentro del equipo como con el resto de la organización.
• Desmotivación: se ofrece al equipo un proyecto muy interesante y al final la realidad resulta ser muy
diferente, con trabajos rutinarios y de poca trascendencia.
• Complejidad del proyecto: también puede ocurrir justamente lo contrario, que el trabajo asignado sea
demasiado complejo y que el equipo no se encuentre preparado, no cuente con gente con la formación y
experiencia necesarias.
• A veces lo que falla es la adaptación de la organización a esta nueva forma de organizar el trabajo.
• Falta de reconocimiento: Si el proyecto exige a los miembros del equipo un fuerte sacrificio personal hay que
compensarles económicamente.
• Dificultades de relación dentro del equipo. Inicialmente sus miembros se encuentran ilusionados, con ganas
de hacer, orgullosos de pertenecer al equipo, pero poco a poco este ambiente cordial se va deteriorando.
Hay que dejar antes de nada una idea clara. La dirección de un centro se lleva a cabo en un contexto
determinado tanto temporal como físico, en un marco jurídico y político concreto, así como con una historia
propia que a lo largo de una serie de años se ha ido creando, que el propio centro sustenta y de la que no se
puede sustraer. Esto caracteriza a estas organizaciones como complejas, diferentes y poco estables, así
como origina escenarios únicos y diferentes.
De ahí que me decante por un paradigma interpretativo y un enfoque etnográfico en el análisis de estas
instituciones, basándose la metodología en tres actuaciones: la observación participante, la entrevista no
directiva y el estudio de documentos. No se puede abstraer lo que piensan miembros de una comunidad
escolar o lo que sucede en un centro del propio centro y su contexto temporal y físico. Cada escenario
provoca problemas distintos en situaciones parecidas.
Así, en el marco del paradigma interpretativo he optado por seguir los planteamientos metodológicos de la
Grounded Theory. Su justificación la encontramos en cuanto el cambio es un rasgo constante en la escuela,
que necesita ser comprendido, analizado y explicado. La interacción y los procesos sociales que se producen
en la escuela son los puntos de referencia para el análisis de la investigación. Asimismo, el objetivo clave es
comprender en toda su extensión los puntos de vista de los actores para comprender las interacciones, los
procesos y los cambios.
a) Estilo administrativo El estilo administrativo se caracteriza por ser un estilo de dirección cuyo objetivo
final es mantener estable la organización que se dirige y procurar que todo funcione como está establecido,
sin procurar llegar mucho más allá. No importa el posible cambio, la estabilidad que se persigue es totalmente
estática. La gestión es lo importante, no la mejora. La estabilidad del centro y el procurar que no surjan
problemas ni conflictos son los parámetros que configuran este estilo. A este estilo también le denomino de
mantenimiento y reproducción, ya que procura mantener el “statu quo” de la situación y reproducir los
modelos y procesos, tanto curriculares como organizativos, como ya están institucionalizados. No preocupa
especialmente participar de programas de innovación o de mejora. Así, este estilo provoca que el ambiente
sea más bien distante, aunque no necesariamente crispado o de enfrentamiento, ya que esto último viene
ocasionado por otros factores ligados a la historia y contexto del centro. La sala de profesores no es el lugar
informal de encuentro donde se ponen en común los problemas y los deseos, es más, no suele estar muy
utilizada. Al no generarse relaciones cordiales y estrechas entre ellos, el escenario en el que estas relaciones
se revitalizan no es necesario utilizarlo. El Director se suele encerrar en su escenario preferido, como es su
despacho, dedicándose esencialmente a dirigir, no a liderar. La utilización del “papeleo” y de las reuniones
formales como sistema de trabajo en la organización, dejando de lado “la conversación”, constituyen la
manera habitual de trabajar en el centro. No se trata de convencer para buscar el compromiso en un proyecto
común, sino de gestionar la organización que han puesto a su disposición.
Los conflictos se mantienen soterrados, implícitos, no salen a la luz. Un buen equipo directivo, desde el punto
de vista administrativo, es aquel que procura que los conflictos no se pongan encima de la mesa, no tienen
por qué surgir. Si no se intenta cambiar nada, sino que todo quede como está no se deben generar conflictos,
ya que cada uno dispone de una situación que domina y va reproduciendo cada curso. Asimismo, la escuela
está más segura si se mantiene lo más aislada del entorno. Los padres deben participar según está
establecido, pero nada más. Es un estilo que no favorece en nada la participación de los padres, las salidas
escolares, las actividades extraescolares, en suma la relación con el entorno.
b) Estilo participativo El planteamiento esencial de este estilo para el equipo directivo es lograr la
participación en las decisiones por el profesorado. No se trata en este caso de dirigir, sino sobre todo de
liderar. La gestión del centro es un aspecto más, y desde luego importante, pero preocupa especialmente que
el centro mejore, que el profesorado se comprometa en un proyecto común. Este estilo provoca que el
ambiente entre el profesorado sea cordial y que las relaciones tiendan a ser más estrechas que en los centros
caracterizados por el estilo administrativo. Asimismo, la sala de profesores suele utilizarse realmente como
lugar informal de encuentro de la mayoría de los profesores.
Es curioso constatar que este estilo, en principio, debería ocasionar relaciones tirantes y problemáticas al
posibilitar que los conflictos surjan diariamente, sin embargo he observado que en los dos centros en que se
plantea este estilo no es así, surgiendo los conflictos, pero manteniendo relaciones cordiales entre la mayoría
del profesorado. El rol del Director se asemeja más a un Director de pasillo, que “conversa” con todos, que
dialoga y busca la persuasión y el compromiso por medio de la conversación. En ambos centros ha coincidido
con personas abiertas y flexibles, que posibilitan este tipo de comportamientos, lo que me dice que serán
factores importantes para desarrollar este estilo de dirección.
Estamos ante un equipo directivo que procura solucionar muchos problemas más en el pasillo o en la sala de
profesores que en las reuniones formales del Claustro o Consejo Escolar. Los conflictos surgen en el día a
día. Aunque no tienen muy claro los equipos directivos de estos centros que el conflicto sea algo inevitable,
normal y lógico en una organización de este tipo, en cierto modo lo asumen así. En este estilo de dirección se
vería el conflicto como un proceso que hace crecer y desarrollar a la propia organización, como algo
saludable y que ayuda a revitalizarla. La conversación y el diálogo son las armas que se utilizan en mayor o
menor grado según el centro en el manejo de estas situaciones conflictivas. La escuela está abierta al
entorno. Los padres tienen posibilidad de participar en diversas actividades y procesos que se generan en la
escuela. Asimismo, es un estilo que favorece el compromiso en programas de innovación y de mejora, que
crea a la vez una cultura de cambio e innovadora en el centro, de la que participan por lo menos un colectivo
importante del centro.
a) La cultura como equipo directivo Existe una primera conclusión muy importante, como es que la idea de
equipo directivo es asumida en general por el profesorado, que entiende que la dirección del centro recae
sobre un equipo de tres personas que comparten responsabilidades, tareas y proyectos. Sin embargo, para el
resto de la comunidad escolar la cultura de equipo no solamente no es asumida, sino que no la perciben.
Para los padres existe el Director y nada más. Una figura tan importante como el Jefe de Estudios no la
entienden como parte del equipo que dirige. Para ellos la dirección recae sobre el Director, que es el que
detenta el poder y debe asumir las responsabilidades.
Por otra parte, en el desarrollo de esta cultura de equipo existe otro matiz importante, en cuanto se percibe
una cierta confusión entre el cargo y la persona que lo ocupa. No existe la diferencia entre la variable persona
y la profesional, no saben o no quieren deslindar el ámbito personal y el profesional. Todos los directivos
están de acuerdo en que esta situación viene motivada por el acceso al cargo, en cuanto son compañeros de
trabajo, que en un momento determinado acceden al cargo de directivo. En aras a plantear posibles caminos
para solventar estas contradicciones, las opiniones van todas en la línea de posibilitar que sean Directores
profesores de otros centros o de que puedan volver a otros centros, una vez que termine su trabajo como
directivos.
• Equipos para resolver problemas y tomar decisiones Estos equipos merecen atención especial porque
sus actividades son particularmente importantes y porque la información relacionada a este esfuerzo de
equipo se obtiene más rápidamente que entre los equipos funcionales. Los equipos para tomar decisiones
han sido el centro de muchas controversias.
Círculos de calidad Se conoce como círculos de calidad a los grupos integrados por 5 a 10 empleados que
hacen un trabajo similar o relacionado y se reúnen con regularidad para identificar, analizar y sugerir
soluciones para los problemas que comparten.
Se usan como medio para que los empleados participen en las metas de organización a través de sus
sugerencias para mejorar el flujo de trabajo, reducir costos, etc.
El proceso de participación en los círculos de calidad empieza cuando los miembros hacen una lluvia de ideas
de problemas o preocupaciones con relación al trabajo y reúnen datos respecto a estos temas. El proceso
continúa cuando se generan soluciones y recomendaciones que se comunican a la dirección. Casi siempre
los círculos de calidad se reúnen 4 o más horas al mes y las juntas son dirigidas por un líder de grupo elegido
por el mismo. El líder no tiene un papel de autoridad, sino que sirve como facilitador del proceso de discusión.
Grupos autónomos de trabajo Los grupos autónomos de trabajo están integrados por obreros sin un líder
formal designado por la empresa. En estos grupos se decide respecto a varios asuntos tradicionalmente
reservados a los supervisores.
Es común que estos grupos se decide respecto a varios asuntos tradicionalmente reservados a los
supervisores. Es común que estos grupos decidan la asignación diaria de labores, el uso de la rotación de
puestos, qué orientación se dará a los empleados nuevos, que necesidades de capacitación se experimentan
y los horarios que regirán. Algunos grupos llegan incluso a encargarse del reclutamiento, la selección y la
disciplina.
Aún no es claro si esta nueva técnica constituye la avanzada de una práctica que se generalizará por todo el
mundo industrial. Lo indudable es que estas innovaciones indican en forma inequívoca que existe una
demanda de soluciones nuevas al balance eficiencia
Conflictos en un equipo de trabajo Uno de los grandes problemas en el trabajo de equipo es el hecho de que
no todos pueden pensar igual y que pueden surgir antagonismos y disensiones si se permite que los
participantes tomen posiciones de ganar-perder y de competencias y lucha. El equipo que ha trabajado junto
durante algún tiempo a menudo tiene una serie de problemas o preocupaciones diferentes de los que tiene el
equipo nuevo. Algunas veces, un grupo ha trabajado junto durante muchos años, pero nunca se aclararon las
asignaciones básicas, o las condiciones han cambiado y las antiguas definiciones de los papeles ya no son
adecuadas. La mayoría de los equipos nunca han dedicado el tiempo adecuado para asegurarse de que
todos los miembros entienden sus papeles y que se espera de ellos. Algunas veces se puede observar que el
problema básico de una unidad de trabajo es el predominio del conflicto perturbador y la hostilidad.
En algunos departamentos los sentimientos de hostilidad entre los individuos y los camarillas han llegado a
tanto que las personas que necesitan trabajar juntas no se hablan.
Eficacia y eficiencias (de grupo) Si la eficacia de sus decisiones se define por rapidez el individuo es
superior. Si la creatividad es importante, los grupos tienden a ser mejores que el individuo. Cuando la eficacia
significa el grado de aceptación que consigue la solución definitiva el grupo resulta más adecuado.
Pero la eficacia no puede considerarse si evaluar al mismo tiempo la eficiencia. Tomando esa última como
criterio, los grupos casi siempre van a la zaga del individuo. Salvo contadas excepciones, la toma de
decisiones en grupo requiere más horas de trabajo que si una persona abordase sola en el mismo problema.
Las excepciones tienden a estar representadas por aquellos en que, para lograr cantidades semejantes de
aportaciones diversas. El individuo a de dedicar mucho tiempo analizando los archivos y hablando con la
gente. Como los grupos pueden incluir a personas de varias disciplinas se reduce el tiempo de la búsqueda
de información. Sin embargo, según hemos señalado antes estas ventajas de la eficiencia normalmente
constituye la excepción. En general los grupos son menos eficientes que las personas. Al decidir si se recurre
a ellos, antes es preciso evaluar si una mejor eficacia justifica la perdida de eficiencia.
Desventajas:
• Lentitud: Se requiere tiempo para reunir a un grupo. La interacción que se realiza una vez reunido el grupo
resulta a veces ineficiente. A consecuencia de ello los grupos tardan más tiempo en llegar a una solución que
si un individuo la tomara. Esto puede reducir la capacidad de la gerencia para intervenir de inmediato con una
acción decisiva cuando se necesita.
• Conformismo: Se dan presiones sociales en el grupo. El deseo que tienen los miembros de ser aceptados y
considerados un elemento positivo propicia la desilusión del desentimiento, con lo cual se favorece el
conformismo entre las diversas perspectivas.
• Dominio de la discusión: Uno o algunos miembros a veces dominan la discusión en grupo. Sin la coalición
dominante se componen de personas de capacidad baja y media, mermara la eficacia global del grupo.
• Responsabilidad ambigua: Los miembros del grupo comparten la responsabilidad, pero ¿Quién es el
responsable del resultado final? En el caso de una decisión individual resulta patente que lo es. En una
decisión colectiva, se diluye la responsabilidad de los miembros. Importancia Es evidente que la formación de
equipos ha ido más allá de simplemente ver las relaciones entre los individuos y proporcionar
retroalimentación a las personas. Son una fuente de enriquecimiento y profundidad en la obtención de
información. Si se componen de personas con diversa formación, las opciones producidas serán más amplias
y el análisis más crítico. La formación de grupos de trabajo es como un sistema de sugerencias, lo que
también son un medio importante para motivar a los empleados, involucrándolos en los sistemas de
recompensas y en la toma de decisiones de la organización, (suponiendo que la dirección toma en serio las
sugerencias de sus empleados). Lo que también implica un mejor y aumento de la participación de los
integrantes del equipo en el trabajo, hacia la empresa. Le crea una manera de compromiso hacia la empresa,
y o lo motiva a ser más y mejor en su desempeño.
Los grupos normalmente tienden a tener muchos puntos en común: objetivos de grupos, diferenciación de
funciones, sistemas de valores, normas de comportamiento, niveles de poder, influencia y grados de
cohesión. Se desarrollaran mejores relaciones interpersonales, se satisfacen las metas personales y se
producen otros dividendos positivos. Todo ello para logros personales y organizacionales simultáneamente.
Actualmente los equipos de trabajo (o teamwork) son considerados imprescindibles para generar nuevas
ideas y mejores soluciones, especialmente en los niveles gerenciales medios y altos de las empresas.