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Cuerpos y corporalidades

Volumen resultado del simposio


“CUERPOS Y CORPORALIDADES”
Quito, 21 a 23 de noviembre de 2013
Universidad San Francisco de Quito - USFQ
Colegio de Ciencias Sociales y Humanidades - COCISOH
2015
Catalogación en la fuente. Biblioteca Universidad San Francisco de Quito

 
Simposio Cuerpos y Corporalidades: Prácticas, Pensamientos,
Materialidades (2013 : Quito, Ecuador)
Cuerpos y corporalidades / volumen resultado del simposio “Cuerpos
y Corporalidades” Quito, 21 a 23 de noviembre de 2013. -- Quito :
Universidad San Francisco de Quito. Colegio de Ciencias Sociales y
Humanidades, 2015
p. cm.

978-9978-68-084-1
ISBN: 978-9978-68-058-2

1. Cuerpo humano—Aspectos sociales—Congresos, conferencias, etc.


-- 2. Cuerpo humano—Aspectos culturales—Congresos, conferencias,
etc.-- I. Título.

LC: HM 636 .S56 2015 CDD: 306.4

Simposio de Humanidades "Cuerpos y Corporalidades"(2015, Quito, Ecuador).


Cuerpos y Corporalidades/Ensayos académicos resultado del simposio de Hu-
manidades "Cuerpos y Corporalidades"; Alarcón, Mónica… [et al.]
1. Documentación –Congresos, conferencias, etc. 2. Ciencias de la información–
Congresos, conferencias, etc. I. Alarcón, Mónica II. Burneo Salazar, Cristina y
Ordóñez Charpentier, Angélica, editoras III. Título.

Publicado por la Universidad San Francisco de Quito


Cristina Burneo Salazar y Angélica Ordóñez Charpentier, editoras.– Quito, 2015.
Diseño y Diagramación: G&R Comunicación Gráfica
ISBN: 978-9978-68-084-1
Impreso en Quito (Ecuador) por Editorial Orión.
CUERPOS Y CORPORALIDADES

Mirar el cuerpo. Prólogo ......................................................................................................9

Piel esencial.
Jean Luc Nancy, Universidad Marc Bloch .....................................................................15

Passing Period/Cambio de clase


Gayle Salamon, Universidad de Princeton ...................................................................25

Materialidad e inmaterialidad del cuerpo


Charles Feitosa, Universidad Federal de Rio de Janeiro, .............................................47

De cuerpo presente
Juan-Ramón Barbancho, Pontificia Universidad Católica del Ecuador ....................59

La anatomía como teoría artística del cuerpo humano:


Conceptos desde la Antigüedad hasta el Renacimiento 
José Luis Crespo, Universidad de Cuenca ......................................................................77

Cuerpo, género y representación en el videoarte ecuatoriano


Christian León, Universidad Andina Simón Bolívar ...................................................89

La Gidouille o el estómago como cerebro en Alfred Jarry


Laura Fólica, Universidad Pompeu Fabra ..................................................................103

Entrenamientos, corporalidades y colonialidad


Fabián Barba, investigador independiente y Esteban Donoso,
Pontificia Universidad Católica del Ecuador ..............................................................111

Propriocepción, la ley y el deporte 


Álvaro Alemán, Universidad San Francisco de Quito ..............................................127
¿Es posible pensar el cuerpo como un objeto del saber útil para la subjetivación
femenina?
Girlandrey Sandoval, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO-Ecuador) ......................................................................................................135

Cuerpos naturales y sociales: Alfred North Whitehead. Sobre la materialidad, la


interpretación social y la metafísica del proceso 
Nathan Digby, Universidad San Francisco de Quito ...................................................147

Cuerpo individual y cuerpo colectivo. Apuntes sobre la competencia femenina en


el deporte
Angélica Ordóñez Charpentier, Universidad San Francisco de Quito .......................161

Más allá de las caderas: el baile de la Bomba en el Valle del Chota–Cuenca del río
Mira como una experiencia comunitaria
María Gabriela López, Grupo Itinerante de Artes “Guandul” .................................173

Entrevista a Kléver Viera, bailarín y coreógrafo ecuatoriano


Mónica Alarcón, Albert Ludwigs Universität Freiburg .............................................195
Mirar el cuerpo

El cuerpo como tema de análisis se ha convertido en un tópico


importante para muchos círculos intelectuales contemporáneos. Mas,
¿de qué cuerpo se está hablando? Lejos de concebirse como algo claro
y nítido, el cuerpo se presenta hoy en día como complejo y ambiguo.
Tensiones entre una consideración esencialista y otra discursivista
habitan varias disciplinas. ¿Posee el cuerpo características particulares,
irreductibles, o puede ser entendido como el punto de intersección de
diversos discursos? ¿Está predeterminado por condiciones de orden
físico y/o cultural o posee una agencia y subjetividad propia en el
proceso de su materialización? Más allá de concepciones binarias que
determinan el cuerpo exclusivamente como discurso o naturaleza, o
como fuente de individualidad versus fenómeno social-político etc.,
es necesario reconocer su complejidad y abordarla desde diversas
perspectivas. El cuerpo es plural y entraña múltiples dimensiones. Esta
fue la convocatoria que el comité académico del Simposio Cuerpos
y Corporalidades: Prácticas, Pensamientos, Materialidades
hizo en 2013 para encontrarnos en Quito en el mes de noviembre
de ese año en una discusión que nos condujera a abrir el cuerpo al
desplegar estas preguntas. La reunión tuvo lugar en el Centro de Arte
Contemporáneo (CAC), que nos acogió durante tres días.

Es esta pluralidad de la idea del cuerpo la que tuvimos


intención de discutir en este espacio de reflexión y expresión artística.
Quisimos promover una reflexión desde las artes, la antropología, la
historia del arte, las artes visuales y escénicas, el cine, la literatura,
la filosofía, la política, la antropología, la sociología, la ciencia y las
tecnologías en relación con el cuerpo y las corporalidades, pero
también entre disciplinas. Esto nos permitió establecer algunas
cuestiones como una invitación a la reflexión. ¿Qué es el cuerpo? ¿Es
espacialidad? ¿Es biología? ¿Es taxonomía? ¿Es identidad? ¿El cuerpo
es un objeto cultural, es discurso? ¿Es un lienzo? ¿Es dolor, sensación,
violencia, enfermedad, discapacidad, tortura, represión, hambre? ¿Es

Burneo Salazar, Ordóñez et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 9
raza, etnia, migración? ¿Es género, deseo, capacidad, placer, emoción,
percepción, orgasmo? ¿Es la tecnología prolongación del cuerpo? ¿De
qué manera redefinen el concepto de cuerpo las prótesis y el cuerpo
cibernético? ¿Es el cuerpo objeto de consumo y/o de transformación?

Los ensayos compilados en el presente volumen abordan
estas y otras cuestiones. El filósofo Jean-Luc Nancy, profesor emérito
de la Universidad Marc Bloch, abrió nuestro encuentro con una
videoconferencia desde Estrasburgo. Pensador excepcional de
ontologías que van de la deconstrucción a la reconstrucción y uno de
los filósofos más influyentes de Francia hoy, Nancy presentó en “La
piel” una lectura del cuerpo que no se inscribe en su representación
sino en su escritura misma. “La piel desenvuelve el aliento, el
impulso, el brío y la vibración del cuerpo. Si el alma es la forma de
un cuerpo vivo, entonces la piel se conforma con esa forma: palidece
y se ruboriza con ella (...), modela sus inclinaciones, sus elevaciones
y sus repliegues”, escribe Nancy y marca, con su escritura, maneras
inesperadas y necesarias para leer el cuerpo hoy.

Gayle Salamon, profesora de la Universidad de Princeton que


trabaja en un cruce muy sugerente entre la fenomenología a partir de
Merleau-Ponty y las teorías queer, se acerca al cuerpo del adolescente
Lawrence King, asesinado en 2008 a los 14 años: lo que hace su
cuerpo lo lleva a la muerte, dice la norma jurídica, que lo convierte
en perpetrador y no en víctima. La manera en que caminaba King,
escribe Salamon, se convierte en una actividad de alto riesgo, pues el
sonido de sus tacones y la cadencia de sus movimientos molestaban a
sus compañeros. ¿Cómo puede nuestra manera de caminar ponernos
en riesgo de muerte?

Charles Feitosa, profesor de la Universidad Federal de Río


de Janeiro, realiza un recorrido de cuerpos y corporalidades desde la
filosofía pop y el performance en distintas estéticas contemporáneas.
La experiencia de pensar dentro de la filosofía y el arte sitúa la obra

10 Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015
de arte como una ventana a través de la cual se puede considerar
posibilidades de comprensión que van de lo estético a lo filosófico.
Feitosa nos brindó pautas importantes para pensar la filosofía en y de
las calles, es decir, una filosofía planteada en oposición a la excesiva
erudición y a la simplificación a la vez. Su texto plantea la idea del
fin del arte a través de la desmaterialización de la obras artísticas con
la ayuda de la tecnología y con la transgresión de temas, medios y
materiales.

Desde la historia del arte, Juan Barbancho expuso acerca del


cuerpo como metáfora, como lugar de prácticas artísticas, sociales y
políticas, ubicando su trabajo en Andalucía y tomando en cuenta el
tema de género. José Luis Crespo, por otro lado, presentó el tema de
la anatomía, estudiada por los artistas del Renacimiento, como un
reflejo de la lucha por la secularización, donde ciencia e Iglesia se
disputaban la supremacía del saber y el establecimiento de normas
sociales.

Christian León, situando su análisis en el videoarte ecuatoriano,


cuestiona el predominio de lo masculino y lo pictórico en la escena
artística ecuatoriana. León nos adentra en la historia desconocida del
videoarte realizado por grupos de mujeres, gays y otros colectivos,
como el espacio para indagar el cuerpo, el género y la sexualidad,
innovando en el arte del país.

En el ámbito de la danza, Esteban Donoso y Fabián Barba


nos ofrecieron una crítica sugerente de la danza y el entrenamiento
corporal vista desde una posición descolonizadora y culturalmente
situada. María Gabriela López presentó un análisis del baile de la
bomba como experiencia comunitaria en el Valle del Chota. Su
investigación se enfoca en el tema del “empuje de las caderas” como
transgresión y como expresión del communitas.

Burneo Salazar, Ordóñez et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 11
La literatura y la traducción tuvieron un espacio de reflexión
durante la presentación in absentia del texto de Laura Fólica. Esta
autora elaboró acerca de la centralidad del cuerpo en la poética de
Alfred Jarry. La importancia de la palabra en su graficalidad sonora,
representada en su cuerpo y no en una abstracción, nos descubren un
camino novedoso para concebir el lenguaje y la traducción.

Nathan Digby escribe sobre la filosofía del proceso en


Whitehead, quien ofrece una síntesis del cuerpo que trasciende la
división biológica, cultural y filosófica de éste. Este texto propone
pensar el cuerpo como una sociedad estructurada, compleja y también
individual; presenta la posibilidad de entender el cuerpo material y
mental, como la unidad de la humanidad en la naturaleza.

Dentro de una línea similar, Gilandrey Sandoval indaga


acerca del cuerpo como objeto de conocimiento y su proceso de
subjetivación en las mujeres. Sandoval elabora su reflexión en torno
a conceptos como identidad, colonialidad, feminismo comunitario,
para abogar por una mayor autonomía femenina.

Por último, los textos de Álvaro Alemán y Angélica Ordóñez


se instalan en el tema de cuerpo y deporte. Álvaro Alemán propone
usar el concepto de la propiocepción para reflexionar sobre el cuerpo
de la ley del deporte. Su texto cuestiona el discurso de la ley, las
afirmaciones abstractas del espíritu deportivo, como entelequias que
impiden vislumbrar la persistencia de la exclusión, las jerarquías y las
desigualdades en el campo deportivo ecuatoriano.

Angélica Ordóñez usa algunos conceptos psicoanalíticos para


pensar la competencia deportiva femenina y la dificultad de crear un
cuerpo colectivo que integre a las mujeres, transformando la escena
deportiva actual.

12 Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015
El presente volumen cierra con una entrevista a de Mónica
Alarcón a Kléver Viera , uno de los coreógrafos y bailarines más
importantes de Ecuador y de nuestra región, cuyo trabajo sugerente,
impactante y constante a lo largo de estos últimos cuarenta años lo
ha llevado a ser un referente imprescindible en el mundo de la danza,
las artes escénicas y la reflexión en torno al cuerpo. Kléver Viera fue
invitado a cerrar nuestro simposio de 2013 con sus obras Anfisbena y
El cuerpo que escribe. Desde el hacer de la danza, nos llevó al espacio
del arte para explorar las cuestiones aquí planteadas. Su puesta en el
espacio en el patio de ladrillo del CAC a la caída de la tarde se quedará
grabada en nuestra retina por largo tiempo.

El apoyo de la USFQ y de COCISOH hicieron posible este


encuentro a partir de la iniciativa de Mónica Alarcón, filósofa de
la danza ecuatoriana afincada en Alemania y profesora invitada
en nuestra universidad durante 2013, a quien le agradecemos
profundamente por su gestión y trabajo constantes, desde la
organización del simposio hasta su colaboración en la edición de
este volumen. El comité académico contó con los valiosos aportes
de nuestros colegas Santiago Castellanos, Álvaro Alemán y Germán
Maldonado. El comité organizador, por su parte, halló el apoyo
entusiasta de un grupo nutrido de estudiantes del COCISOH para la
logística y coordinación. En cuanto al presente volumen, queremos
agradecer especialmente a Jean Racines por haber trabajado con
nosotras en la coordinación y edición y a Andrés Anrrango por el
diseño y la diagramación.

Cristina Burneo Salazar y Angélica Ordóñez Charpentier


Universidad San Francisco de Quito
Cumbayá, 2015

Burneo Salazar, Ordóñez et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 13
Nancy, J. PIEL ESENCIAL

PIEL ESENCIAL
« Hacerse con la piel»

Jean-Luc Nancy
Versión al español de Cristina Burneo Salazar*

E sta locución del francés coloquial


significa “matarlo” o, por metáfora,
“ejecutarlo”, “reducirlo a nada”, “arre-
toca una y otra vez en el anudamien-
to de la piel. Más que un anudamien-
to, en realidad: el aspecto del ombligo
glar cuentas”. La piel abierta, aguje- es el de un nudo, pero en realidad es
reada por un arma, deja que la vida se una sutura, una soldadura del tipo de
escape. La piel intacta guarda la vida, aquello que llamamos “cicatriz”. Es un
la mantiene acumulada dentro de sí. tejido fibroso que se prolonga hacia
Para ello, la piel tendrá que haberse dentro del cuerpo por medio de nu-
anudado: anudar sobre ella la atadura merosos ligamentos, vestigios de vasos
rota del cordón umbilical. Este cordón que pasaban por el cordón umbilical.
prolongaba la piel en la masa nutricia
de la placenta: ésta, sin embargo, no Anudamiento de sí, cicatriz
se confundía con el cuerpo de la ma- del corte: estos dos movimientos, estas
dre. Lo penetraba por minúsculas ra- dos pulsiones y estas dos emociones se
mificaciones, pero formado como un han precedido siempre en su comple-
órgano “independiente dentro de la mentariedad y en su distinción. La piel
interdependencia”, según una fórmula se cierra sobre sí misma inscribiéndo-
que hace mucho tiempo se arriesgó en se como trazo de lo otro, visible en el
la política. La placenta deja a la madre afuera y atada al adentro. De manera
tanto como al hijo, pero no tiene exis- más exacta, es aquí donde afuera y
tencia propia, desaparece una vez que adentro, de hecho, se desempatan y
ha cumplido su función (en muchos se empatan. A la vez, hay dos regiones
mamíferos, la madre se la come, la re- distintas, y éstas no se hallan separadas
toma en su sustancia propia). sólo como lugares en un espacio, sino
que se definen la una en relación con
El ombligo forma la estampa la otra: aquello que vuelve a cerrar-
o el sello de la propiación: en adelante, se bajo la cicatriz excluye al resto y se
hay un cuerpo propio, por completo define por esa vía como una relación
distinto –que, por otra parte, jamás se *Universidad San Francisco de Quito. Agra-
halló sin distinción, siendo constituido dezco a Cristina Rodríguez Marciel, filósofa
súbitamente según una autonomía. El española y traductora de Jean-Luc Nancy,
anudamiento de dos cromosomas se por sus minuciosos comentarios a esta ver-
sión.

Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 15
consigo mismo, exactamente como na), pero la palabra designa, en primer
lo hace toda célula viva, pero esta re- lugar, la integralidad y la integridad del
lación consigo mismo se implica a sí cuerpo vivo, según la traducción latina
misma como relación con lo otro, con (caro), del hebreo basar, que designa,
el afuera. La piel forma la combina- primero, la sustancia blanda del cuer-
ción de ambos. La intrincación de uno po de las criaturas en tanto ellas mis-
al otro o, bien, el hecho de que “lo en mas en su fragilidad.
sí mismo” se halla “en” un afuera de sí
para ser “sí”. El desollado

He ahí como “hacerse con la Con frecuencia, la piel se se-
piel” puede significar “matar” (tam- para de la carne muerta (chair) que se
bién decimos “querer, tener la piel de convierte en alimento (viande). Levan-
alguien”). “Hacerse” adopta un sentido tada, se convierte en peletería, es decir,
violento y antifrástico: apoderarse de y cuero, a veces cubierto con su propio
deshacer, arruinar, destruir la piel en pelo. Aquello que aparece bajo la piel
tanto envoltura y protección del otro, lleva, en términos anatómicos, el nom-
en tanto su demarcación. Abolir la bre de “desuello” (écorché), palabra que
frontera, abrir aquello que no es, pro- remite a “corteza” (écorce): parte exte-
piamente hablando, una abertura sino rior y separable de un árbol (se llama
una herida, una llaga, una falla, un cortex a la capa superior del cerebro).
corte o una brecha. El inglés técnico retoma el vocablo
“desollar” pero para el verbo to skin,
La sangre corre enseguida, en donde la piel deviene ella misma la
circulando en la piel misma, justo bajo acción de despellejar –en español, piel
su capa última, expuesta al afuera. Esta y pelar, de manera similar–, o bien, de
sangre que brota de una herida tiene, dépiauter (pelar), como lo dice una pa-
en latín, un nombre específico, cruor1, labra familiar en francés, al igual que
que se diferencia de sanguis, la sangre el verbo peler –en español pelar–, sa-
que circula dentro del cuerpo. Cruor car la piel de una fruta. Esto se vincula
designaba, primero, la carne sangran-
te, lo que en francés se llama viande y 1
Nota de traducción: en español, crúor es
un coágulo sanguíneo, vocablo para la
que se diferencia de chair (como en in- hemoglobina o para designar la sangre en
glés meat de flesh)2. La primera, vian- tanto líquido.
de, está muerta y se puede comer, tan- 2
Tanto en francés como en inglés, existen
to cruda (decimos “sangrienta”) como dos palabras en la lengua cotidiana para
cocida (la palabra viande viene de vi- distinguir la carne como alimento y la car-
venda, aquello que sirve para vivir). La ne viva. En español, se utiliza el vocablo
carne en ambos casos, indistintamente.
carne, la chair, puede servir para califi- En la reflexión de Nancy, viande y chair to-
car la viande (una carne –chair– tier- man dos caminos paralelos.

16 Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015
Nancy, J. PIEL ESENCIAL

al vocablo en francés antiguo pel (del toda música que no proviene de la


latín, pellis), aunque proviene de poil lira. El instrumento de Apolo es acor-
(del latín pilus, otra palabra). La piel de a valores precisos y armoniosos; la
deviene aquí, en sí misma, en acción flauta, en cambio, es apasionada y vi-
de levantarse y despegarse (como el bra al soplo, como la voz, los vientos
inglés to peel, por otro lado). y el trueno. Así, Platón la condena en
beneficio de la lira. Por otro lado, las
La piel posee entonces la “mujeres de goce” o heteras tocan la
virtualidad del desprendimiento, una flauta en los banquetes. Entonces, es
capacidad de levantarse y separarse la Afrodita Urania quien renuncia a
de la carne que envuelve. El desollado hinchar sus mejillas, mientras que la
conserva la forma entera del cuerpo pandemiana y la chtoniana sin duda
y todas las características de su acti- compartieron su instrumento con el
vidad viva y, sin embargo, sabemos sátiro.
que es una especie de monstruo, de
robot o de mutante perturbador, si
acaso repulsivo, porque exhibe lo que
no está hecho para exhibirse: aquello
que no sólo permanece oculto bajo la
piel, sino que se oculta porque toda esa
maquinaria debe animar la piel bajo la
cual se mueve, palpita, respira y meta-
boliza.

El desprendimiento proclive
de la piel responde a su ser esencial, Apolo desollando a Marsias. Cuadro de Ribera
que no es simplemente envolver, sino comentado por Stéphane Dumas3 en su análisis
desenvolver aquello que envuelve: ex- del mito de Marsias
ponerlo y ponerlo afuera y en el mun-
do. El desollado mítico se llama Mar- La piel desenvuelve el alien-
sias. Se trata de un sátiro que Apolo to, el impulso, el brío y la vibración
despelleja en castigo por buscar riva- del cuerpo. Si el alma es la forma de
lidad con él. Apolo toca la lira y, Mar- un cuerpo vivo, entonces la piel se
sias, la flauta. El sátiro se apropia de conforma con esa forma: palidece y
una flauta que Atena ha abandonado se ruboriza con ella, se hace suave o
porque sus mejillas se deformaban al áspera, trepida, eriza el vello, modela
tocarla. A él no le preocupan sus meji- sus inclinaciones, sus elevaciones y sus
llas infladas y toca de manera admira- 3
Stéphane Dumas es un artista y teórico de
ble. Según algunas versiones del mito, la piel en el arte. Ver
su piel desollada sigue resonando en http://www.stephanedumas.net

Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 17
repliegues. La piel se tensa, se distien- más ligero posible pero sin quedarse al
de, se pliega y se vuelve fibrosa. La piel margen. Tocar pero sin apoyarse. To-
se modifica, modula su espesura y su car menos la piel que su flor: su pelusa
soltura, tiende al cuero o al tegumen- o bien a ella misma, en tanto se halle
to, a la película (la piel pequeña) o a la volteada hacia afuera, la película ínfi-
membrana (envoltura de un miembro ma de su faz expuesta, despojada de
o de una parte del cuerpo). Se hume- espesura y signo, sin embargo, de una
dece y se invagina, se vuelve mucosa, profundidad infinita. Signo o señal,
labios e, imperceptiblemente, se trans- presagio, promesa. La piel promete ja-
forma en garganta, en tripas, en vía de más cesar, ni extenderse, ni ofrecerse,
acceso o de salida. El desollado se des- ni profundizarse. Ella afirma que este
enrolla allí por su envolvimiento, sus cuerpo está allí, todo entero en ella,
ventanas nasales respiran, sus poros que ella misma es este cuerpo y, en
transpiran, sus esfínteres se estrechan consecuencia, que es su alma.
y se sueltan, sus párpados desvelan o
velan el mundo, los cartílagos de las El cuerpo florece, eclosio-
orejas vibran, los sexos se hinchan y na en su piel, la piel es su eclosión. Es
revelan una carne íntima, indesollada, aquello que llamamos alma o vida,
sin crueldad en su crueldad clemente. misterio, presencia, aire. Es también su
tez, su rostro, sus hechuras, su carác-
A flor de piel ter, su pensamiento, su verdad. La flor
anuncia el fruto, que es la respuesta a
La flor designa la extremidad su llamado, el henchirse de una carne
de la planta y de allí toma, en latín, el nueva bajo una piel nueva, otra inten-
sentido de “la parte más fina”, al igual sidad cromática (chrôma designa, pri-
que la (flor de) harina, sal o cobre. La mero, la tez de la piel) y la inminencia
flor es espuma, copo, polvo, aun per- de un sabor y de un jugo, licor salido
fume, efluvio de la superficie. Es ligera, de la carne.
tierna, apenas palpable, al tiempo que
ofrece el aspecto más delicado, más Las asociaciones entre la piel
refinado, sutil y sensible de la sustan- y las frutas son frecuentes: una piel de
cia de cuya faz presenta o cuya apari- durazno, mejillas de manzana, “tus se-
ción efectúa. En la flor viene también nos son los racimos de mi viña”,¸ y toda
el color, la intensidad de la sustancia la magia de las mascarillas de fresa,
surgiendo fuera de sí. La flor es exci- kiwi, aguacate o limón… La piel anun-
tación: llamado al afuera, llamado del cia y promete la fruición, término des-
afuera. aparecido en francés que hoy reapare-
ce en inglés –fruition– y que halla su
“A flor de piel” es el rozar: el equivalente en el disfrute. Como esto
pasaje a lo más cercano, el contacto último, la fruición se presta a la ambi-

18 Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015
Nancy, J. PIEL ESENCIAL

valencia –o, simplemente, al ambitus es casualidad que Marcel Duchamp


en el sentido musical– que se juega titulara “Se ruega tocar” la imagen en
entre la posesión y el disfrute. Ahora relieve de un seno en la portada de un
bien, esta ambivalencia y este ámbito catálogo de exposición.
se dan directamente en la piel: la to-
mamos, la asimos y nos abandonamos Tocar implica siempre más y
a ella, la gozamos. La caricia aflora y menos que aquello que es evocado por
hace aflorar su réplica: el estremeci- la palabra “contacto”. ¿Más? Porque el
miento de la piel que responde y que contacto se reduce a una puesta en re-
viene al encuentro. El simple contacto lación. Por eso, el término puede tener
de la piel implica ya el acuerdo de una un sentido técnico y funcional –mien-
proximidad o, al menos, la certeza de tras que el tocar involucra o, al menos,
una benevolencia: shake hands, abrazo, evoca una intimidad, pero menos en
saludo cariñoso u hongi (frotamiento la medida en que el contacto asegura
de las narices en maorí), sin excluir los una transmisión (de información o de
saludos en que los cuerpos no se tocan
entre ellos sino cada uno a sí mismo
(mano en el corazón, inclinación hacia
el suelo…). Pero la caricia abre más y
menos que un contacto, se mueve y se
conmueve, si es recibida. Por ello, agi-
ta y repite su movimiento. La caricia
toca en el sentido en que estremece,
perturba, agita o trastorna, excita y se
apacigua a sí misma tanto como a la
otra piel.

Tocar tabú “Se ruega tocar”, Marcel Duchamp



Ningún tabú se halla más ex- energía), mientras que el tocar no co-
tendido que el de tocar, desde las reglas munica nada determinado: aproxima,
múltiples y complejas de ciertos códi- ensaya, tantea o tienta–. Este verbo
gos rituales (tocar a los muertos, tocar significa, a la vez, “experimentar al to-
objetos sagrados, partes del cuerpo, car” y “tocar delicadamente”, mientras
vestidos, etc.) hasta las normas actua- que “tantear” designa el tocar vacilante
les de contacto (por ejemplo, el simple de aquel que busca orientarse sin ver.
contacto fortuito de las manos en me- Tocar se hunde en la oscuridad. Bajo
dio de una multitud). En un sentido mis dedos, la luz del cuerpo del otro ha
amplio, incluso podemos decir que cambiado en la noche que se crea entre
“tabú” significa “prohibido tocar”. No nuestras dos pieles. Esta noche nos es

Burneo Salazar, Ordóñez Charpentier et al., Cuerpos y Corporalidades. Universidad San Francisco de Quito USFQ, 2015 19
común, nos une y nos separa al mismo Dios de Agustín, pero lo es, evidente-
tiempo. Tocar jamás abolirá la distan- mente, en una caricia que ha hallado
cia entre nosotros, sino que transfor- esta fórmula.
mará la distancia en acercamiento.
No en contacto, sino en venida. No El tabú pronuncia: no me to-
en presencia, sino en aparición. No en ques, toca en mí más lejos de mí.
“estar allí”, sino en la manera de “pasar
por allí”, de asediar, de frecuentar –ex- Así, Proust escribe: “Mis mi-
traña palabra, donde el verbo (francés, radas se posaban sobre su piel y mis la-
español, italiano, a veces prestado al bios, en rigor, podían creer que habían
inglés) ha desplazado el valor de “gran seguido a mis miradas. Pero no era
número, multitud, asamblea” hacia el sólo su cuerpo aquello que yo hubiera
sentido de “relaciones repetidas, asi- querido alcanzar, era también la per-
duas” y termina por designar (en una sona que vivía en él y con la cual había
lengua un poco anticuada) la cercanía una suerte de caricia, de penetración,
amorosa (entre “hacer la corte” y “salir si se llamaba su atención, si se desper-
con”, como se dice hoy) –. taba en él una idea”4.

El tocar frecuenta la piel: se Zonas
aproxima a ella, la visita, la observa –
tanto en el sentido de “mirar, exami- El cuerpo entero –es decir,
nar”, como en el de “respetar, confor- la piel entera– es susceptible, remarca
marse”–. El tocar es una mirada que Freud, de convertir cualquier lugar
se conforma plenamente a su objeto y, de su superficie en zona erógena. Es
por ello, lo retira de la objetividad de lo decir, en una zona cuya sensibilidad
visible, no lo sitúa frente a sí, sino con- se abre al deseo sexual. Este deseo, en
tra sí. La piel contra la piel se adapta, la efecto, es un deseo que que se apodera
une a esta, se pone en acuerdo con sus del cuerpo entero y, de manera sin-
líneas, sus modelos, sus pensamientos gular, el cuerpo en tanto piel, es decir,
ligeros, volátiles, cuyos perfumes flo- un cuerpo alejado de sus órganos y
tan sobre ella. sus funciones (aunque la función re-
productiva esté presente, aun si no es
El tabú se halla allí, en el de- buscada cada vez –y quizás, por allí, se
licado intervalo de las pieles, en el nos indica que la reproducción es más
entre-dos en donde no cesa de vibrar y algo diferente a una función). Un
la muy alta frecuencia de lo íntimo, es cuerpo más allá de las funciones, un
decir, de ese superlativo del interior, de
tal manera que nada lo pueda exceder 4
Marcel Proust. « A la sombra de las
muchachas en flor », En busca del tiempo
sino un comparativo por definición perdido. Traducción del pasaje tomado de
imposible: interior intimo meo, es el la edición de Pléiade, vol. I, p. 716.

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Nancy, J. PIEL ESENCIAL

cuerpo que no está ya en el mundo de cuerpo. Es una forma de deconstruc-


la percepción ni de la acción, sino que ción, vía un acceso a la estrucción –al
es una piel en el mundo de otra piel. amontonamiento caótico más que al
ensamblaje coherente–. Cada zona
Una zona no es en realidad goza por sí misma y según una distri-
un lugar. Ni una región, ni un lugar, ni bución propia a cada una. Cuando lle-
un terreno. Sería, más bien, una deste- gamos a las zonas llamadas “genitales”,
rritorialización en el territorio mismo, se produce un retorno hacia la función
o un territorio en tanto división y de- y hacia el órgano al mismo tiempo que
hiscencia de sí mismo. La palabra grie- la excitación se incrementa y da rienda
ga zoné se forma en el acto de ceñir; suelta, en acuerdo con modificaciones
la cintura de numerosas vestimentas de la piel en tejidos que la poesía ana-
antiguas servía para variar el largo del tómica llama “muco-cutáneos”.
vestido retenido por encima de ella,
su caída producía diversos efectos de Aun cuando es cutánea o
plisado y drapeado. Así, zoner, en argot dérmica, la zona involucra a la piel en
francés contemporáneo, significa “ca- una variación de su modo o de su ré-
llejear sin meta”, y se refiere a la zona gimen. Ya no envuelve (rol cutáneo, el
como extensión suburbana mal deter- griego kutos, que da en español cito-,
minada y mal frecuentada. prefijo celular) y ya no protege (rol
dérmico, la derma, que ha sido, pri-
Asimismo, la piel demarcada mero, la piel despegada, cuero o pelí-
(zonée) es la piel erotizada, no referida cula): sobre todo, despliega y expone.
a las funciones dérmicas o dermatoló- Hablamos de “reacción epidérmica”
gicas, sino con la finalidad sin fin del en un sentido enteramente psicoló-
sexo, ya sea de goce o de reproducción. gico tanto como fisiológico, precisa-
Pues la reproducción comporta un fin mente porque, en materia de piel, los
en la venida de un ser abierto en sí dos registros son, quizás, más que en
mismo al más allá de todo fin, por lo otro lado, dos carices del mismo ser.
cual, aquí, también se lo asocia al goce, La epidermis es la piel elevándose por
siendo su propio fin infinalizable. fuera de su superficie, erizándose o co-
Cuando el goce es el de una concep- loreándose, estremeciéndose o retrac-
ción, es el goce del ser por venir, de su tándose. Es aquí donde la piel entra en
venida, primero, y después de su goce mímesis y en metexis: reproduciendo
propio, que se halla abierto. signos (“carne de gallina”, por ejemplo)
y tomando parte en la turbación.
La zona representa una dis-
tinción, una diferenciación no sólo La zona constituye una posi-
según la extensión sino también se- bilidad de turbaciones. Es mar agitada
gún la finalidad y la construcción del por los vientos, tierra sacudida por

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bailarines, nube estrujada o estirada, donde se trata, más bien, de deslizarse
un vuelo, un aleteo, una palpitación. dentro de una envoltura, un traje y un
Cuando se hallan en el abrazo, las pie- rol. “Tener en la piel” significa, como
les se separan tanto como es posible de lo canta Virginia Bruce :
su naturaleza de envoltura y de fronte-
ra: toman más bien un aire de amasijo, I have got you deep in the heart of me
de goma, de argamasa, o aun de cin- So deep in my heart,
tas, cordones, cinchos, vendas y lianas, you’re really a part of me.
también de banderas, velas desplega-
das y cordajes que las arrían. Las pieles El otro, la otra, está hundi-
levantan el vuelo y se amontonan, se do, hundida, en lo más profundo, in-
lustran, se arrugan y se humedecen. sertado, instilado, esparcido en toda
la piel, incorporado a ella, vibrante y
Las zonas son cosquilleadas, vivo con ella y como ella. El otro pe-
hormigueadas, llevadas a estremecer- netra como un sueño: sin mediación,
se, a temblar, a reír, también, y a irri- sin transición ni traducción. Sin dila-
tarse, devoradas por inflamaciones, ción, instantáneamente, asido en un
exasperadas por la acidez de ciertas presente que no transcurre, en esta co-
frutas verdes, impacientes, febriles. presencia que es lo propio y la fuerza
Son pieles sonoras, que gruñen, gi- de los sueños. Como las escenas y las
men, llaman, soplan. Pieles que frotan figuras soñadas, los seres que tenemos
y mezclan sus sudores, sus humores, en la piel –cosas, plantas, bestias, per-
sus espumas. Pieles excitadas, excedi- sonas– son fantasmas, espíritus que
das, exasperadas, radiantes: existencias nos frecuentan y nos asedian, que nos
exorbitadas, desnudeces. ocupan, nos obsesionan, nos poseen.

“Bajo la piel” No sólo objetos o sujetos que
deseamos, no sólo formas o sustancias
Una vez más es Proust quien notables que tienen nuestros gustos en
escribe que los sueños “realizan aque- vilo o que excitan a nuestros espectros,
llo que llamamos, vulgarmente, me- sino también detalles, minucias, un
ternos una mujer bajo la piel”5. Edith grano de café o un jirón también pue-
Piaf cantaba “te tengo en la piel” (je t’ai den metérsenos en la piel, imponerle
dans la peau), y Virginia Bruce dice, sus aspectos, sus aires.
de manera similar, I got you under
my skin. Esta manera de decir difiere Sin que nos podamos poner
de aquella otra según la cual nos “me- en guardia frente a ello, entran a nues-
temos en la piel de un personaje”, en tra piel asperezas, blanduras, convul-
siones, estrías, humos, pulsiones y tur-
5
Ibid. « Le temps retrouvé », vol. III, p. 911.
Traducción al español de esa edición.
baciones. La piel palpa, maneja, recoge

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Nancy, J. PIEL ESENCIAL

y trata todo aquello que vemos, oímos Aquello que tenemos en la


y respiramos. piel no es lo que la cubre, sino lo que
es: el tegumento cuya textura y grano
“El retorno inmediato del constituyen aquello que somos, fe-
organismo exterior en sí mismo es la nómenos exfoliados, cosas en sí cuya
piel, en la cual este organismo se con- naturaleza profunda es parecer y ex-
vierte en una relación consigo mis- ponerse por todos sus poros, expirar e
mo”,6 escribe Hegel, quien considera inspirar por toda la extensión demar-
la piel como la primera diferenciación cada de nuestras pieles las maneras in-
tisular, de la cual se derivan todas las finitamente ligeras, finas y sensibles de
otras diferenciaciones en el interior del sus seres.
organismo.

Imagen del filme de Gilles Martinerie Le Diable


dans la peau (El diablo en la piel), (2013).

6
Encyclopédie, « Philosophie de la na-
ture », addition au § 354, trad. fcse Bernard
Bourgeois, Gallimard, 2004, p. 657. Tra-
ducción del francés al español siguiendo
esta edición en francés, en versión de B.
Bourgeois, como señala la nota del autor.
Hegel, Enciclopedia, “Filosofía de la natu-
raleza”.

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