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INTRODUCCIÓN

Inicialmente los trabajos sobre el quehacer psicológico se explicaron básicamente de teorías tales
como el psicoanálisis o el conductismo (Estimulo-Respuesta); sin embargo con el surgimiento de el
modelo Humanista, en especifico, la terapia centrada en el cliente el panorama se amplio y se
consideraron aspectos no antes contemplados, dando un giro en la concepción de lo que es
considerado como “Terapia”.

El presente documento tiene como objetivo proporcionar particularidades de lo que se conoce


como terapia centrada en el cliente, a fin de que los alumnos que realizaron el trabajo conozcan
esta nueva alternativa, la entiendan o comprendan y si es de su funcionalidad lo lleven a la
práctica. Puesto que, debido al semestre en que están inscritos, es de suma relevancia que estos
conozcan diferentes enfoques y en especifico este tipo de teoría.

Por ello, se abordará la terapia centrada en el cliente, surgida en Norteamérica dentro del modelo
humanista y cuyos planteamientos teóricos innovan las concepciones del psicoanálisis o el
conductismo y generan una alternativa diferente; puesto que pretende la concepción global de la
persona y la acentuación en sus aspectos existenciales. De manera clara y concisa se mostraran
aspectos tales como una breve reseña de la psicología humanista; dentro de la cual se encuentra
la psicoterapia centrada en el cliente, así mismo, se podrán observar a los diferentes autores que
han contribuido en la ampliación de conocimientos (F. Bertano, E. Husserl, K. Jaspers, L.
Binswanger, A. Maslow, J. P. Sartre, Horney, Tiliche y Martin Buber); Se hará especial énfasis en los
aspectos que maneja Carl Rogers; así como los fundamentos en los que se basa dicha teoría,
además de las aplicaciones prácticas en las que se puede emplear esta.

BREVE RESEÑA DE LA PSICOLOGIA HUMANISTA.

Los modelos humanistas de la psicoterapia abarcan a las concepciones "fenomenológicas",


"humanistas" y "existencialistas" desarrolladas en el campo psicoterapéutico. Dentro de las
concepciones humanistas destacan la "Terapia gestáltica", el "Análisis Transaccional" y la
"Psicoterapia Centrada en el Cliente”.

La psicología humanista es una escuela que pone de relieve la experiencia no verbal y los estados
alterados de conciencia como medio de realizar nuestro pleno potencial humano.

Surgió como reacción al conductismo y al psicoanálisis, dos teorías con


planteamientos opuestos en muchos sentidos pero que predominaban en ese momento. Pretende
la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el
conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una psicología que, hasta entonces,
se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural, intentando reducir al ser humano a
variables cuantificables, o que, en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos
negativos y patológicos de las personas.

Por esto, uno de los teóricos humanistas más importantes de la época, Abraham Maslow,
denominó a este movimiento La Tercera Fuerza para mostrar lo que se proponía con esta
corriente: integrar las formas (aparentemente opuestas) en que se expresaba el quehacer
psicológico de la época (conductismo y psicoanálisis).

A todas las orientaciones anteriores se les denomina "tercera fuerza" en los años sesenta, por
presentarse como alternativas tanto al psicoanálisis como al conductismo dominante en esos
años.

Estas psicoterapias se desarrollan sobretodo en Norteamérica, en gran parte al margen de la


tradición académica. Sus antecedentes filosóficos se encuentran en autores como F.
Brentano(1838-1917) que destaca el papel de la experiencia y el carácter intencional de los actos
psíquicos; E. Husserl (1859-1938) que destaca el análisis de la experiencia inmediata, de la
conciencia pura, a través del método fenomenológico; K. Jaspers(1883-1969), filosofo y
psicopatología que introduce en psiquiatría el método fenomenológico como forma de describir
las vivencias anómalas del enfermo psíquico; S. Kiekergaard (1813-1855), precursor del
existencialismo y que describe los problemas del significado de la vidala muerte, y la ansiedad
existencial; L. Binswanger(1881-1966), psiquiatra vinculado originalmente al psicoanálisis y que
evolucionó hacia el existencialismo, aportando su método de análisis del significado vital, el
llamado daseinanálisis (forma de ser en el mundo); J.P.Sartre(1905-1980),que destaca el como la
existencia precede a la esencia, es decir que el ser humano no viene con un ser a desarrollar sino
que tiene que encontrarlo por sí mismo.

Sin embargo, a pesar de estos antecedentes europeos, la psicología humanista es un fenómeno,


básicamente norteamericano. Sus antecedentes más claros están en el "neopsicoanálisis" de K.
Horney y E. Fromm, la psicología individual de Alfred Adler, los filósofos Tiliche y Martin Buber,
residentes en EE.UU, y la escuela Gestalt, sobre todo a través de K.Goldstein que introduce en este
país la idea del organismo humano (su obra "El organismo" de 1934), como una totalidad
impulsada hacia la autorrealización.
En los años cincuenta comienzan a destacar dos autores, C. Rogers que elabora sus primeras
aportaciones terapéuticas Rogers en 1952 publica su obra "Psicoterapia centrada en el cliente" y
Maslow jerarquiza la motivación humana en su obra "Motivación y personalidad". En 1961 se
constituye la Asociación Americana de Psicología Humanista que aparece como reacción a la
insatisfacción producida tanto por la psicología académica, dominada por el conductismo que
entendían como reduccionista y mecanicista, y por su alternativa el psicoanálisis que entendían
también como reduccionista al olvidar el carácter de construcción del significado vital del sujeto.

PLANTEAMIENTOS FUNDAMENTALES:

Dentro de esta corriente los enfoques teóricos y terapéuticos son tan diversos que no es posible
plantear un modelo teórico único. Lo que sí se puede extrapolar de estas diversas teorías y
enfoques es una serie de principios y énfasis (Kalawski, citado por Bagladi):

Énfasis en lo único y personal de la naturaleza humana: el ser humano es considerado único e


irrepetible. Se tiene la tarea de desarrollar lo único y especial que se es, así, ámbitos como el juego
y la creatividad son considerados fundamentales.

Confianza en la naturaleza y búsqueda de lo natural: el ser humano es de naturaleza


intrínsecamente buena y con tendencia innata a la autorrealización. La naturaleza, de la que este
ser humano forma parte, expresa una sabiduría mayor. Por lo tanto, como seres humanos se debe
confiar en la forma en que las cosas ocurren, evitando controlarnos o controlar nuestro entorno.

Concepto de conciencia ampliado: la conciencia que se tiene de uno mismo y la forma en que se
identifica con el yo o ego, es uno de los varios estados y niveles de conciencia a los que se puede
llegar, pero no es el único.

Trascendencia del Ego y direccionamiento hacia la Totalidad que somos: la tendencia en el curso
de nuestra autorrealización es ir alcanzando cada vez niveles de conciencia más evolucionados,
que se caracterizan por ser cada vez más integradores (de partes de uno mismo y de la relación
con el resto, y con la totalidad).

Superación de la escisión mente/cuerpo: la psicología humanista parte desde un reconocimiento


del cuerpo como una fuente válida de mensajes acerca de lo que se es, se hace y se siente, así
como medio de expresión de las intenciones y pensamientos. Los individuos funcionan como un
organismo total, en que mente y cuerpo son distinciones hechas sólo para facilitar la comprensión
teórica.
Reequilibrio entre polaridades y revalorización de lo emocional: la cultura occidental ha tendido a
valorar lo racional sobre lo emocional, la acción frente a la contemplación, etc. Esto produce un
desequilibrio en el organismo, ya que desconoce aspectos valiosos de uno mismo o los subestima,
relegándolos al control de otros. El cultivo de lo emocional, lo intuitivo, lo contemplativo, por
parte de la psicología humanista, es un intento por restablecer ese equilibrio.

Valoración de una comunicación que implique el reconocimiento del otro en cuanto tal: dejar de
reconocer a los demás como objetos, o medios para alcanzar los propósitos personales, es uno de
los énfasis principales de esta corriente. Esta forma restringida de relacionarse con los demás se
transforma en una barrera comunicacional entre los seres humanos, ya que se concentran en sólo
una parte del otro (la que le es útil, por ejemplo), y se deja de verlo como un ser total, impidiendo
una comunicación plena.

CARL ROGERS:

Biografia

Carl Rogers (8 de enero de 1902, Oak Park, Illinois, Estados Unidos - 4 de febrero de 1987, San
Diego, California, Estados Unidos) influyente psicólogo en la historia estadounidense, quien junto a
Abraham Maslow llegaría a fundar el enfoque humanista en psicología.

Nació en Illinois, en Oak Park -barrio de Chicago- en una familia muy unida. En 1914 marchó con
toda ella al campo para dedicarse a la agricultura y a la crianza de animales. En 1919 se inscribió
en la Facultad de Agricultura, que abandonó para emprender estudios de Teología.

En 1922 se trasladó a China por algunos meses con un grupo de estudiantes americanos para
participar en una conferencia internacional organizada por la Federación Mundial de Estudiantes
Cristianos. Esta estancia le permitió confrontar la cultura occidental con la oriental y de este modo
replantearse muchas cuestiones en su vida. Nada más vuelto a los Estados Unidos, abandonó los
estudios teológicos y emprendió otros de carácter psicopedagógico. Después de un año de
estudios en el Institute for Child Guidance de New York, pasó al Child Study Department de
Rochester.

En 1924 se casa con Helen Elliot que, en seguida, le dará dos hijos: David y Natalie. Fascinado y
estimulado por las teorías de Otto Rank y la corriente europea del Existencialismo, Rogers publicó
en 1939 su primer libro: The Clinical Treatment of the Problem Child. Gracias a esto obtuvo una
cátedra de psicología clínica en Ohio.

De 1942 en su Counseling and Psychotherapy, funda las bases de su client-centered therapy o


Terapia centrada en el cliente, piedra angular del movimiento de la Psicología Humanista.

En 1944 se traslada a Chicago, su ciudad natal, donde funda el primer counseling center, en el que
efectúa su terapia y realiza investigaciones. Fruto de ellas es su libro, Client-centered-Therapy,
texto fundamental y manifiesto del pensamiento de Rogers. En este libro aparecen más ampliadas
y desarrolladas las cuestiones que trató en Counseling and Psychotherapy.

En 1957 obtiene la cátedra de Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Wisconsin. En su


departamento de psiquiatría Rogers experimenta su "terapia centrada en el cliente" con pacientes
psicóticos obteniendo óptimos resultados que publica en 1967 en su libro The Therapeutic
Relationship and its Impact: A Study of Schizophrenia.

En 1964 abandonó la enseñanza y se trasladó a California, al Western Behavioural Science Institute


de La Jolla. En 1969 funda el Center for the Study of the Person y, sucesivamente, el Institute of
Peace para el estudio y la resolución de los conflictos.

Murió el 28 de enero de 1987 de ataque cardiaco a los 85 años.

CONCEPTOS PRINCIPALES.

El campo de la experiencia.

Cada individuo tiene un campo de experiencia único que contiene “todo lo que ocurre en la
envoltura del organismo en un momento dado, el cual esta potencialmente disponible para el
conocimiento” (Rogers, 1959).

Incluye los sucesos, las percepciones, las sensaciones y los impactos que la persona no conoce,
pero que podría conocer si se concentrara en ellos. Es un mundo personal y privado que puede
corresponder o no a la realidad objetiva y observada.
La atención se concentra primordialmente en lo que una persona considera como su mundo y no
en la realidad común. El campo de la experiencia esta reducido por las restricciones psicológicas y
limitaciones biológicas. Se tiende a dirigir la atención a los peligros inmediatos, así como a las
experiencias seguras y agradables, en lugar de aceptar todos los fenómenos que se presentan a
nuestro alrededor.

El sí mismo (self).

El sí mismo es una gestalt coherente y organizada que se encuentra en un continuo de formación y


reformación a medida que las situaciones cambian.

Rogers utiliza el término Self para referirse al progreso constante de reconocimiento. El sí mismo o
el concepto de uno mismo, es la visión que una persona tiene de sí misma y que se basa en
experiencias pasadas, hechos presentes y expectativas futuras.

El sí mismo (self) ideal.

El sí mismo ideal es “el autoconcepto que más le gustaría tener a un individuo y sobre el cual sitúa
el más alto valor para sí mismo” (Rogers, 1959).

Congruencia e incongruencia.

La congruencia se define como el grado de exactitud entre la experiencia de la comunicación y el


conocimiento. Se relaciona con las discrepancias entre la experiencia y el conocimiento. Un alto
grado de congruencia significa que la comunicación (lo que se expresa), la experiencia (lo que
ocurre en el campo de uno), el conocimiento (lo que se observa) son todos semejantes.

La incongruencia se presenta cuando hay discrepancias entre el conocimiento, la experiencia y la


comunicación de la experiencia. Esta se define como algo más que una incapacidad de percibir con
exactitud o como una inhabilidad para comunicarse con precisión. Cuando la incongruencia se
presenta entre el conocimiento y la experiencia se le denomina represión.

Tendencia a la autorrealización.
Existe un aspecto fundamental de la naturaleza humana que inclina a la persona a una mayor
congruencia y un funcionamiento realista. “Es un empeño evidente en toda vida orgánica y
humana- expandirse, extenderse, llegar a tener autonomía, desarrollarse, madurar-, es la
tendencia a expresar y activar todas las capacidades del organismo, hasta el grado en que dicha
activación perfeccione tal organismo o al sí mismo” (Rogers, 1961, p 35). Rogers sugiere que en
cada individuo existe un impulso innato a volverse tan competentes y capaces como se puede ser
biológicamente.

DINAMICA.

Desarrollo psicológico.

Con base en su experiencia clínica Rogers concluye que los individuos tienen la capacidad de
experienciar y de saber cuáles son sus propios desajustes, plantea un movimiento natural que va
del conflicto hacia la resolución. Considera el ajuste no como un estado estático, sino como un
proceso por el cual, el nuevo aprendizaje y las nuevas experiencias, se asimilan con precisión.

La tarea principal de la terapia consiste en establecer una relación verdadera. La aceptación de


uno mismo es un prerrequisito indispensable para aceptar a los demás de una manera más fácil y
sincera. A su vez, el hecho de ser aceptado por los demás conduce a un mayor deseo de aceptarse
a sí mismo.

Obstáculos para el desarrollo.

Los obstáculos empiezan a presentarse en la niñez y son aspectos normales del desarrollo. Lo que
se aprende en una etapa como benéfico tiene que reevaluarse en las etapas posteriores. Los
motivos que predominan en la primera infancia pueden inhibir más tarde el desarrollo de la
personalidad.

Las conductas o actitudes que niegan algún aspecto del sí mismo se llaman condiciones de merito.
“cuando se evita (o se busca) una auto experiencia, solamente porque tiene menos (o más) merito
para una auto consideración, se dice que una persona a adquirido una condición de merito”
(Rogers, 1959). Las condiciones de merito constituyen los obstáculos fundamentales para la
percepción exacta y el conocimiento realista.
Las condiciones de merito crean una discrepancia entre el si mismo y el concepto del sí mismo.
Para mantener una condición de merito, hay que negar ciertas facetas del sí mismo.

El desarrollo se entorpece en el grado en que una persona niega las cosas (inputs) que difieren de
su concepto de si mismo artificialmente “bueno”.

Cada experiencia de incongruencia entre el sí mismo y la realidad conduce a una mayor


vulnerabilidad, la cual, a su vez, lleva a buscar mayores defensas al impedir las experiencias y crear
nuevas oportunidades para la incongruencia.

ESTRUCTURA

El cuerpo.

Las relaciones sociales.

Rogers opina que la interacción con otra persona facilita al individuo descubrir directamente,
revelar, experimentar, o encontrar el sí mismo (self) real. La personalidad se vuelve visible para el
individuo por medio de la relación con los demás.

El matrimonio.

Los mejores matrimonios se dan entre los compañeros que son congruentes, que tienen menos
condiciones de mérito oponentes y que son capaces de aceptar sinceramente a los demás. Cuando
el matrimonio se utiliza para emplear la incongruencia o para reforzar las tendencias defensivas
existentes, es menos satisfactorio y hay menos probabilidades de que se mantenga por sí mismo.

4 elementos básicos:

1. Consagrarse al compromiso.

2. Comunicarse, expresar los sentimientos.


3. No aceptar los papeles establecidos.

4. Transformarse en un sí mismo separado.

Las emociones.

El individuo sano conoce sus sentimientos emocionales, sea que estos se expresen o no. Los
sentimientos que se niegan al conocimiento distorsionan la percepción que los produjo.

El intelecto.

Rogers no separa de otras funciones el intelecto; lo considera como una especie de herramienta
que puede utilizarse efectivamente para integrar la experiencia.

Si el intelecto tiende a dirigir al organismo hacia un conocimiento más congruente y forzarlo hacia
canales específicos, puede entonces no ser benéfico. El punto de vista de Rogers es que las
personas se sienten más cómodas decidiendo por si mismas lo que deben hacer con apoyo de los
demás, que haciendo lo que otros han decidido que hagan.

El conocimiento.

Rogers describe 3 formas de saber, de verificar hipótesis, que un individuo psicológicamente


maduro puede tener:

1. Conocimiento subjetivo.

2. Conocimiento objetivo.
3. Conocimiento interpersonal o fenomenológico.

El sí mismo (self).

…La persona en funcionamiento total seria una persona en proceso, una persona en cambio
constante (Rogers, 1959).

La persona en funcionamiento total tiene varias características:

* Una disposición para la experiencia.

* Vive en el presente.

* Confía en los impulsos internos y en los juicios intuitivos.

La persona en funcionamiento total es libre para responder y experimentar su respuesta a las


situaciones.

LA TERAPIA CENTRADA EN EL CLIENTE.

Roger practico la terapia durante toda su vida profesional. Su teoría de la personalidad tuvo origen
y formo parte de sus métodos e ideas sobre la terapia. Su teoría sobre esta última ha pasado por
una serie de fases de desarrollo y cambios en sus puntos de interés; sin embargo, hay algunos
fundamentos que han permanecido en su sitio:

1. El modelo se fundamenta en el impulso individual hacia el crecimiento, la salud y el ajuste.

La terapia es una cuestión de dar libertad al cliente para el crecimiento y el desarrollo funcionales.

2. La terapia da más énfasis a los aspectos sentimentales de la situación que a los aspectos
intelectuales.
3. La terapia da más énfasis a la situación inmediata que al pasado del individuo.

4. La terapia es una experiencia de desarrollo.

FUNDAMENTOS TEORICOS.

Cliente en oposición a paciente.

Para muchos el uso del término cliente puede resultar chocante y contrario al espíritu de la
psicología humanista. El motivo de abandonar el término paciente viene dado por la connotación
del vocablo, relacionado con la patología, lo cual implica una relación asimétrica en donde el
enfermo busca la ayuda de un superior, el terapeuta o sanador. La contrapropuesta es que no
existe tal cosa como la enfermedad mental, sino formas disfuncionales de vivir.

El solicitante de un servicio o proceso psicoterapéutico toma así el término cliente, ya que es una
persona activa en la solución de su problema y, como parte de esa búsqueda activa, ha decidido
iniciar este proceso psicoterapéutico. Dentro de la relación terapéutica, cliente y psicoterapeuta
tienen por tanto el mismo "estatus", de modo que el cliente es totalmente libre para dirigir por
medio de la psicoterapia su propio camino de desarrollo personal.

El proceso terapéutico.

Según Rogers, el cliente es el que lleva el peso de la terapia (auto-directividad) y no el terapeuta.


Sin embargo, el terapeuta tiene que ofrecer al cliente una relación que se define por tres
condiciones necesarias y suficientes para lograr el éxito de la misma. Las tres primeras
características o condiciones son Empatía, Aceptación positiva incondicional y Autenticidad o
Congruencia. Todo el proceso de la psicoterapia puede traducirse como la actitud del
psicoterapeuta en una profunda creencia de respeto y aceptación del cliente y de sus propias
capacidades para el cambio: de este modo, todo lo que se hace en la psicoterapia (si se entiende
esta como una escuela o enfoque, de la que surgen técnicas o estrategias) es la
instrumentalización de esa actitud. Desde el uso del silencio a la empatía, vienen a trasmitir este
mensaje implícito.

Estas tres condiciones relacionales mencionadas son llamadas actitudes de base:


La aceptación y consideración incondicionalmente positiva de la persona en búsqueda de ayuda.
Se acepta sin condición alguna la manera en que ella está dispuesta a revelarse y demostrarse en
la relación frente al terapeuta.

La empatía centrada en la persona sufriente. Es la capacidad del terapeuta de entrar en el mundo


del cliente y de comprender con exactitud sus vivencias como si el terapeuta fuese el otro. Esta
comprensión empática facilita la concientización, favorece el acompañamiento terapéutico y
promueve el desarrollo personal.

La autenticidad del terapeuta permite a menudo un diálogo sincero y constructivo directo entre el
terapeuta y el cliente. El terapeuta sigue siendo un experto, pero él se comunica también como
ser humano al servicio del cliente sufriente.

Una relación definida por las actitudes de base genera una multitud de interacciones terapéuticas
cada vez más adaptadas a la relación con el cliente, a su persona y situación particular,
favoreciendo la capacidad natural e inherente en cada persona de poder desarrollarse de manera
constructiva (tendencia natural de cada persona a su auto-actualización, es decir a desarrollarse y
madurar).

Filosofía.

En un sentido filosófico, los terapeutas centrados en la persona consideran el ser humano como
una persona que, durante su vida entera, vive en una interdependencia entre sus necesidades de
autonomía y sus necesidades de estar relacionado con los demás y con la sociedad. Las dos
necesidades son existenciales. Uno de los objetivos de la terapia centrada en la persona es ayudar
al paciente a encontrar su equilibrio en esta interdependencia y de desarrollar en ella su pleno
funcionamiento social y psíquico.

Así, incluso en su propia "Psicoterapia centrada en el cliente" hace constantes referencias a la


psicología Gestalt, o a la gestalt de la personalidad del cliente (el sí-mismo). En la psicología gestalt
se analiza profundamente la interacción persona-sociedad, de modo que las personas viviven
inmersas en la "experiencia"; esta es el constante flujo experiencial donde todos los seres
humanos interaccionan. Desde la psicología Gestalt, el problema de la disfuncionalidad o
psicopatología se entiende como una falta de ajuste: la solución consiste en buscar un "ajuste
creativo" al problema, que permita una funcionalidad de la persona en ese medio. Es decir, en
cierto modo supone una despatologización más bien próxima al humanismo.
EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA.

Rogers describe el proceso que viven las personas que ingresan a terapia y describe siete etapas.

* Fijeza: es el estado que comúnmente es descrito como neurótico.

* Vivir la experiencia de ser plenamente aceptado: al inicio de la relación terapéutica, el primer


cambio que vive la persona es entrar en un ambiente que no le condiciona, lo que convierte en
innecesarios los patrones de comportamiento que ha desarrollado para enfrentar al mundo hostil
y condicionante en que se desenvuelve cotidianamente.

* Desarrollo y flujo de la expresión simbólica: la persona en proceso comienza a desarrollar una


expresión verbal más allá de los lugares comunes y que le permita expresarse con más propiedad
conforme a su vivencia.

* Flexibilización de los constructos y flujo de los sentimientos: se comienzan a cuestionar los


valores y creencias que han llevado a la persona a un estado de permanente insatisfacción, y se
permite ver las cosas de forma distinta. Además, en esta etapa se advierte una mayor libertad
para expresar los sentimientos.

* Flujo organísmico: la estructura personal del cliente manifiesta una mayor relajación, los
sentimientos son expresados con mayor libertad, las creencias son libremente cuestionadas y hay
una necesidad por explorar nuevas formas de comportamiento.

* Inicio de la experienciación plena: es la fase de la terapia en que las personas llegan al "punto de
no retorno", donde es posible que abandonen el proceso terapéutico y no experimenten
retrocesos dado que toman conciencia de que son ellas las responsables de su viviencia y
experiencia.

* Fluidez: es la descripción de una persona que funciona plenamente.

IMPLICACIONES PRÁCTICAS.
Terapia lúdica.

Una de las implicaciones prácticas de la terapia centrada en el cliente es la terapia lúdica, esta no
surgió como algo plenamente acabado. Muchas de las suposiciones y procedimientos del ludo-
terapeuta centrado en el cliente derivan de las otras orientaciones.

Según Elaine Dorfman en el libro “Psicoterapia centrada en el cliente” de Carl Rogers, la terapia
lúdica surge de los intentos de aplicar la terapia psicoanalítica a los niños, un método básico en los
adultos para poder hacer consientes las experiencias reprimidas era por medio de la asociación
libre, pero surgió un problema grave cuando se descubrió que los niños pequeños se negaban a
asociar libremente. Así lo informo Anna Freud en 1965 (Rogers, 1990) Anna afirmaba que se podía
inducir ocasionalmente a un niño pequeño a asociar libremente por momentos, y este lo hacía
para agradar a un analista al que quería. De esta manera el niño no conformaba una neurosis de
transferencia así que Anna Freud modifico la técnica analítica clásica. Como parte de una campaña
para ganar a un niño, alunas veces jugaba con él.

Por su parte, Melanie Klein (1964) suponía que las actividades lúdicas del niño, incluyendo las
verbalizaciones concomitantes, estaban a determinadas emocionalmente como las asociaciones
libres de los adultos. Klein denominó a su enfoque análisis lúdico.

Entonces ¿en qué consiste la terapia lúdica? La ludoterapia centrada en el cliente es un intento de
probar la validez de esta hipótesis en condiciones variables, de este modo, se ha aplicado la
terapia a niños que presentaban la más amplia variedad de problemas, síntomas, y pautas de
personalidad. Algunas veces se aplico la terapia tanto a padres como al niño, y otras veces
solamente al niño.

Es necesario que el terapeuta le comunique esta actitud de respeto, para que el niño perciba que
es una situación en la cual puede ser verdaderamente el mismo. El terapeuta hace esto
parcialmente por lo que le dice al niño, aunque probablemente este sea un aspecto menos
importante.

El terapeuta intenta proporcionar una relación de calidez y comprensión, en la que en niño pueda
sentirse lo suficientemente seguro como para relajar sus defensas en la medida necesaria para
apreciar cómo se siente al funcionar sin ellas.
Aunque la terapia centrada en el cliente es básicamente similar tanto para niños como para
adultos, el ludo terapeuta enfrenta ciertos problemas que aparecen más asiduamente en el
trabajo con niños. Tales como que el tiempo del terapeuta sea muy limitado si se tienen otros
casos o que al terminar una sesión el niño se muestre renuente para finalizar el juego.

Psicoterapia centrada en el grupo.

En algunos aspectos significativos la terapia grupal es similar a la terapia individual, en otros casos
es netamente diferente. Las similitudes emergen de un propósito común y de una misma
concepción de la naturaleza humana y de las maneras en que cambia. Las diferencias surgen de un
hecho importante en la terapia individual solamente dos personas están inmediatamente
comprendidas, en tanto que la terapia grupal cinco, seis o siete personas interactúan en el proceso
terapéutico.

Normalmente los grupos están integrados por unas seis personas y el terapeuta, se puede trabajar
eficazmente con menos participantes y se pueden agregar uno o dos, el grupo se reúne en una
habitación silenciosa y muy cómoda donde todos pueden sentarse alrededor de una mesa. Puede
haber cierta incertidumbre al comienzo, pero el mejor remedio para la incertidumbre parece ser el
establecimiento de la responsabilidad del grupo para su propia dirección. Una pauta bastante
típica es que los diferentes miembros del grupo cuenten algo de sí mismos describan sus
problemas haciéndolo informalmente y sin presiones. Después de tener todos estos elementos el
grupo debe elegir un tema de discusión, puede haber uno o varios temas por sesión. Para cada
tema hay un participante principal que es el centro focal, y hay participantes menores cuya
cantidad e intensidad de participación varía de un tema a otro.

Como menciona Nicholas Hobbs (1949), la situación grupal impone algunas nuevas demandas al
terapeuta, ahora debe responder sensiblemente a seis personas en lugar de una; debe ser capaz
de reconocer y manejar objetivamente las corrientes cruzadas de sentimientos que se desarrollan
dentro del grupo. Si el terapeuta es hábil, el grupo mismo se convierte en un agente terapéutico y
adquiere un ímpetu propio, con consecuencias terapéuticas claramente mayores que las que
resultarían de los esfuerzos del terapeuta solo. Aunque el terapeuta puede seguir activamente los
sentimientos que se desarrollan en el grupo, y expresar su comprensión y aceptación de lo que se
dice no puede ser tan activo para dominar al grupo.

La enseñanza centrada en el alumno.

Hay algo peculiarmente dominante en la hipótesis central del enfoque centrado en el cliente, y
quienes llegan a confiar en esta hipótesis en su tarea terapéutica se ven casi inevitablemente
conducidos a ponerla a prueba en otros tipos de actividad, y uno de ellos es en la enseñanza y se
abren un sinfín de interrogantes ¿se podrá recibir un resultado similar en el campo de la
enseñanza que con la terapéutica? Y como resultado a este tipo de planteamientos, una cantidad
de profesionales que habían empleado un enfoque terapéutico centrado en el cliente, comenzó a
poner a prueba adaptaciones de esta orientación a la situación escolar. Como el campo estaba
inexplorado, hubo aciertos, pero más tropiezos, ensayos, y errores. Muchos de los intentos no
fueron exitosos o fueron solo parcialmente exitosos. Sin embargo, como la calidad del aprendizaje
que resultaba frecuentemente era tan diferente del que se producía en la enseñanza ordinaria,
parecía incuestionable la necesidad de nuevas investigaciones.

A medida de que se anda a tientas en el intento de desarrollar una enseñanza centrada en el


alumno, basada en los conceptos de la terapia centrada en el cliente, se fueron cristalizando
ciertas hipótesis básicas que por cierto, son parecidas a las hipótesis terapéuticas. Una de ellas es:

“No podemos enseñarle a otra persona directamente; solo podemos facilitarle su aprendizaje”

Esta es una hipótesis con la que estaría de acuerdo todo maestro inteligente. Sin embargo, la
mayoría de los maestros ignoran en la práctica esta hipótesis básica.

Así como esta hipótesis y muchas más es la que menciona Carl Rogers en su libro psicoterapia
centrada en el cliente (Rogers, 1990) en donde indica los inicios de la enseñanza centrada en el
alumno.

Así que las aplicaciones que propone Rogers de estos principios en el aula (1990) es en una
creación de un clima de aceptación, el cual consiste en que el profesor encargado del aula propicie
un clima adecuado en las cuales las técnicas específicas sean secundarias. En un estudio realizado
por Shedlin (citado por Rogers, 1990) arroja lo siguiente:

“Un clima de permisividad y comprensión en el aula ofrece una situación libre de amenazas, en la
que el estudiante puede trabajar sin denfensividad. Se despeja el campo para que se discute el
material discutido desde su propio marco de referencia interno…..”

Así que si se quiere que el alumno pueda dominar algún tema específico dado por el profesor, este
mismo debe propicie el ambiente adecuado.
Ya cubierto este punto se sigue con el desarrollo de los propósitos del individuo y del grupo, el
cual se decide desde el momento en donde se le indica al grupo prontas tales como: “¿Qué
queremos discutir o hacer hoy?” en este instante se comentaran tanto ideas individuales y
grupales, las cuales se deben tomar en cuenta desde un punto, del parte del profesor, aconsejable
y tomando en cuenta los posibles recursos con los que se cuentan para llevar a cabo la actividad.
Podríamos decir que el objetivo del profesor es el de ayudar continuamente a elucidar los
propósitos individuales formulados contradictoria y vagamente, que gradualmente se combinan
en propósitos grupales. Participará en el logro de esos propósitos indicando recursos que los
estudiantes no conocen, y aceptara o rechazara claramente los papeles que les asigna el grupo en
función de sus propios propósitos.

El papel del profesor más necesario y efectivo para desarrollar un clima permisivo en la clase no es
necesariamente el que debiera desempeñar a lo largo de todo el curso.

El concepto de flexibilidad se destaca en las experiencias exitosas de este tipo de “liderazgo”


educativo. Si el profesor (o líder) es capaz de dejar que el grupo lo utilice de diversas maneras a
medida que se modifican sus necesidades, tendrá más éxitos para facilitar el aprendizaje con un
mínimo de resistencias.

LA ACTITUD Y LABOR DEL TERAPEUTA

En toda psicoterapia, el terapeuta mismo es una parte enormemente importante de la ecuación


humana. Lo que hace, la actitud que asume, su concepto básico de su rol, todo eso influye en la
terapia en un alto grado.

Es común oír hablar de la terapia centrada en el cliente como de un simple método o una técnica
que debe utilizar el consejero, el consejero que opera en la terapia centrada en el cliente asume
una conjunto coherente y cambiante de actitudes profundamente asimiladas en su organización
personal, un sistema de actitudes que instrumentaliza por medio de técnicas y métodos
coherentes. Así que el consejero, cuyas actitudes facilitan la terapia, pueden tener éxito solo
parcialmente, si sus actitudes no están adecuadamente mediatizadas por métodos técnicas
apropiados.

LA ORIENTACIÓN FILOSÓFICA DEL TERAPEUTA

El primer punto de importancia aquí es la actitud que tiene el terapeuta hacia la dignidad y la
significación del individuo. Los individuos que ya se están esforzando hacia una orientación que
acentúa la significación y mérito de cada persona pueden aprender bastantemente rápidamente la
técnicas centradas en el cliente que instrumentalizan ese punto de vista.

Entre psicólogos y psiquiatras hay algunos con opiniones similares, pero también hay muchos cuya
concepción del individuo es la de un objeto que debe ser disecado, diagnosticado, manipulado.
Para tales profesionales puede ser muy difícil aprender o practicar una forma de terapia centrada
en el cliente. En cualquier caso, las diferencias al respecto parecen determinar su rapidez o
lentitud en el aprendizaje y el ejercicio de una terapia de ese tipo.

La filosofía operacional de un individuo su conjunto de objetivos, no es una cosa fija e inmutable,


sino una organización fluida, en evolución. La persona cuya orientación filosófica avanza en una
dirección a un mayor respeto por el individuo encuentra en el enfoque centrado en el cliente, un
desafío y una mediatización de sus opiniones.

ALGUNAS DESCRIPCIONES DEL PAPEL DEL TERAPEUTA

Cuando volvemos a observar el desarrollo del punto de vista centrado en el cliente encontramos
intentos progresivos de formular lo que se halla implícito en la instrumentalización la de hipótesis
básica en la situación de entrevista. Algunas de ellas son formulaciones de algún consejero en
particular, en tanto que otras han sido sostenidas más generalmente. (Rogers, 1990)

En primer lugar, algunos consejeros han supuesto que su papel al llevar el consejo no-directivo era
meramente el de ser pasivos y adoptar una política de laissez-faire. Un consejero semejante tiene
cierto deseo de que el cliente se auto-dirija. Esta mas inclinado a escuchar que a guiar. Trata de no
imponer al cliente sus propias valoraciones. Encuentra que una cantidad de sus cliente logran
progresar por si mismos.

Esta concepción errónea del enfoque ha llevado a considerables fracasos en el consejo. En primer
lugar, la pasividad y aparente falta de interés o de compromiso es experimentada por el cliente
como un rechazo, dado que la indiferencia de ninguna manera puede ser igual a la aceptación.

Otra concepción del papel del consejero es que su tarea consiste en clarificar y objetivar los
sentimientos del cliente, un autor en un trabajo publicado en 1940, enunciaba: “A medida que el
cliente proporciona el material, es función del terapeuta ayudarle a reconocer y clarifica las
emociones que experimenta” este ha sido un concepto útil, desde la perspectiva de Rogers (1990),
que describe parcialmente lo que ocurre. Sin embargo, es demasiado intelectualista y, si se lo
toma literalmente, puede centralizar el proceso en el consejero. Puede significar que solo el
consejero conoce cuales son los sentimientos del cliente, y si adquiere ese significado se
convertirá en una sutil falta de respeto.

En el presente estadio del pensamiento sobre la terapia centrada en el cliente hay otro intento de
describir la manera en que se instrumentaliza la hipótesis básica. La función del consejero seria la
de asumir, en la medida de lo posible, el marco de referencia interno del cliente para percibir el
mundo tal y como el mismo cliente lo ve, dejar de lado todas las percepciones según un marco de
referencia externo, y comunicar algo de esta comprensión empática al cliente.

LA DIFICULTAD DE PERCIBIR A TRAVÉS DE LOS OJOS DEL CLIENTE.

Este intento de alcanzar el marco de referencia interno del cliente, de ganar el centro de su propio
campo perceptual y ver con él como perceptor es análogo a algunos de los fenómenos gestálticos.
Así como, concentrándonos, podemos repentinamente ver que el diagrama del texto de psicología
representa una escalera descendente en lugar de una ascendente, mediante un esfuerzo, el
consejero puede ponerse él mismo en el marco de referencia del cliente. Pero así como en el caso
de la percepción visual, la figura ocasionalmente cambia, así también el consejero puede en
algunos momentos encontrarse fuera del marco de referencia del cliente y puede observarlo como
un perceptor externo. Esto sucede casi invariablemente. Por ejemplo, durante un alarga pausa o
silencio del cliente. El consejero puede lograr una gran empatía, pero en cierta medida se ve
forzado a ver al cliente desde el punto de vista de un observador, y solo puede asumir su campo
perceptual cuando aquel se vuelve a expresar.

FUNDAMENTACIÓN DEL PAPEL DEL TERAPEUTA

Muchos se pueden plantear la pregunta: ¿Por qué adoptar este tipo peculiar de relación? ¿De qué
manera instrumentalizar la hipótesis de la que hemos partido?, ¿Cuál es la fundamentación de
este enfoque?

Para tener una base clara sobre la cual considerar estas cuestiones, primero, expresar en términos
formales. En términos psicológicos, la finalidad del consejero es percibir tan sensible y
agudamente como sea posible la totalidad del campo perceptual tal y como lo experimenta el
cliente, con las mismas relaciones de figura-fondo. Habiendo percibido este marco de referencia
interno del otro tan completamente cómo es posible, indicarle lo que está viendo por sus ojos.

Supongamos, que nos propondremos describir las actitudes del consejero. El consejero dice en
efecto: “para poder serle útil me pondré s mí mismo a un lado –al yo que interactúa
ordinariamente- y entraré en su mundo perceptual de la manera más completa de que soy capaz.
Me convertiré en cierto sentido, en otro yo para usted –y otro yo de sus propias actitudes y
sentimientos-, una oportunidad segura para que se perciba más claramente, para que se
experimente más verdadera y profundamente para que elija más significativamente.”

CÓMO EXPERIMENTA EL CLIENTE AL TERAPEUTA

La conducta del consejero es experimentada de una variedad de maneras distintas, pero parecen
haber ciertas pautas que se repiten frecuentemente. Es normal que los clientes con mayor
organización intelectual proporcionen relatos más completos del significado que la experiencia
tuvo para ellos. Los mismos elementos parecen estar presentes, sin embargo, en los relatos
simples y relativamente desarticulados de clientes profundamente simples.

UNA CONCEPCIÓN DEL PAPEL DEL TERAPEUTA.

La psicoterapia se refiere primariamente a la organización y al funcionamiento del yo. Hay muchos


elementos de la experiencia que el yo no puede enfrentar, no puede percibir claramente, porque
enfrentarlos o admitirlos no sería coherente con la organización general del yo, y la amenazaría.
En la terapia centrada en el cliente, este se encuentra en e consejero otro yo genuino en un
sentido técnico y operacional, un yo que temporariamente se ha desprovisto de su propia yoidad,
excepto en lo que se refiere a la cualidad de intentar comprender. En las experiencias
terapéuticas, ver las propias actitudes, confusiones, ambivalencias, sentimientos y percepciones
exactamente expresados por otro, pero desprovistos de sus complicaciones emocionales, es verse
a sí mismo objetivamente, y prepara el camino para aceptar en el yo todos estos elementos que
ahora se perciben más claramente. Así se logra la reorganización del yo y su función más
integrada.

En la calidez emocional de la relación con el terapeuta, el cliente comienza a experimentar un


sentimiento de seguridad a medida que encuentra que, cualquiera sea la actitud que exprese, se la
comprende casi de la misma manera como él la percibe y se la acepta. Entonces es capaz de
explorar, por ejemplo, un vago sentimiento de culpabilidad que ha experimentado. En esta
relación segura puede percibir por primera vez el significado y el propósito hostiles de ciertos
aspectos de su conducta, y puede comprender por qué se ha sentido culpable con respecto a ellos,
y por qué ha sido necesario negar a la conciencia el significado de esa conducta.

CONCLUSIÓN.
* La teoría de la terapia centrada en el cliente, es una alternativa en la que se pueden basar los
alumnos como nosotros para el trabajo desempeñado en las clínicas multidisciplinarias; puesto
que, los conceptos teóricos que maneja son muy claros y muy funcionales en la práctica.

* La terapia es un proceso en el cual paciente y terapeuta deben aplicar valores tales como:
Responsabilidad, Respeto, Confianza, Lealtad…etc; para que esta sea eficiente.

* El modelo humanista, en específico la teoría centrada en cliente; es muy eficaz en la solución de


quejas con la que puede presentarse un cliente a sesión terapéutica.

* La terapia centrada en el cliente es breve gracias a que se emplea el potencial del cliente en
conjunto con la dirección profesional del psicoterapeuta.

* El proceso terapéutico es eficaz solo si el paciente coopera en la terapia, pues depende de él que
el cambio se dé y con la capacidad de maniobrar del terapeuta este cambio pueda maximizarse.

* La teoría de Carl Rogers presenta usencia de validación empírica de sus propuestas. El propio
Rogers insistió en la necesidad de unir la psicoterapia a técnicas objetivas como las grabaciones o
el uso de test.

* Esta teoría excede en la reivindicación de la subjetividad y el rechazo del experimentalismo.

* Consideramos que hace excesivo énfasis en una visión positiva y optimista del ser humano.

BIBLIOGRAFÍA.

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