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Guía de trabajo - Taller Literario

Profesor Hernán Pozas - 7° Básico

Nombre:_______________________________________________________ Fecha:_____________________
En la siguiente guía leerás dos versiones del cuento clásico “Caperucita Roja”.
La primera corresponde a la recopilación hecha por Charles Perrault escrita en 1697. Esta corresponde a la
versión más cercana al cuento original.
La siguiente es la versión poetizada escrita por Gabriela Mistral, poetiza chilena.
Luego de la lectura, tendrás que contestar algunas preguntas que te ayudarán con tu reflexión en torno a las
distintas producciones del cuento.

“Caperucita Roja” (Charles Perrault 1697)

Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se
hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía.
Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tanto
que todos la llamaban Caperucita Roja.

Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo:


—Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado
enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro


pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas
ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí
cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso
detenerse a hablar con un lobo, le dijo:
—Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla
que mi madre le envía.
—¿Vive muy lejos?, le dijo el lobo.
—¡Oh, sí!, dijo Caperucita Roja, más allá del molino que se ve allá lejos,
en la primera casita del pueblo.
—Pues bien, dijo el lobo, yo también quiero ir a verla; yo iré por este
camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero.

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El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más
corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en
correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba.
Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.
—¿Quién es?
—Es su nieta, Caperucita Roja, dijo el lobo, disfrazando la voz, le
traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

La cándida abuela, que estaba en la cama porque no se sentía bien, le


gritó:
—Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

El lobo tiró la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena


mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. En
seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a
Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
—¿Quién es?

Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero
creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
—Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de
mantequilla que mi madre le envía.

El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:


—Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

Caperucita Roja tiró la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el


lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la frazada:
—Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a
acostarte conmigo.
Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy
asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
—Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!
—Es para abrazar mejor, hija mía.
—Abuela, ¡qué piernas tan grandes tienes!
—Es para correr mejor, hija mía.
Abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!

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—Es para oír mejor, hija mía.
—Abuela, ¡que ojos tan grandes tienes!
—Es para ver mejor, hija mía.
—Abuela, ¡qué dientes tan grandes tienes!
—¡Para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre
Caperucita Roja y se la comió.

MORALEJA

Aquí vemos que la adolescencia,


en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros

Responde las siguientes preguntas:


1. ¿Qué diferencias encuentras entre este cuento y la versión más conocida?

2. ¿Por qué crees que se ha modificado el cuento original?

3. ¿Crees que este cuento sea un cuento para niños? ¿Por qué?

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A continuación, leerás la adaptación en poesía hecha por Gabriela Mistral del cuento clásico Caperucita Roja.

“Caperucita Roja” (Gabriela Mistral)

Caperucita Roja visitará a la abuela


que en el poblado próximo sufre de extraño mal.
Caperucita Roja, la de los rizos rubios
tiene el corazoncito tierno como un panal.

A las primeras luces ya se ha puesto en camino


y va cruzando el bosque con un pasito audaz.
Sale al paso Maese lobo, de ojos diabólicos.
"¡Caperucita Roja, cuéntame a dónde vas!".

Caperucita es cándida como los lirios blancos.


"Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel
y un pucherito suave, que se derrite en jugo.
¿Sabes del pueblo próximo? Vive a la entrada de él".

Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,


recoge bayas rojas, corta ramas en flor.
Y se enamora de unas mariposas pintadas
que le hacen olvidarse del viaje del Traidor.

El lobo fabuloso de blanqueados dientes


ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,
y golpea en la plácida puerta de la abuelita
que le abre. ¡A la niña, ha anunciado el traidor!

Ha tres días la bestia no sabe de bocado.


¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!
... Se la comió riendo toda y pausadamente
y se puso en seguida sus ropas de mujer.

Tocan dedos menudos a la entornada puerta.


De la arrugada cama, dice el Lobo: "¿Quién va?".
La voz es ronca. "Pero la abuelita está enferma",
la niña ingenua explica. "De parte de mamá".

Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.


Le tiemblan en las manos gajos de salvia en flor.
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"Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho".
Caperucita cede al reclamo de amor.

De entre la cofia salen las orejas monstruosas.


"¿Por qué tan largas?", dice la niña con candor.
Y el velludo engañoso, abrazado a la niña:
"¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor".

El cuerpecito tierno le dilata los ojos.


El terror en la niña los dilata también.
"Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes ojos?"
"Corazoncito mío, para mirarte bien..."

Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra


tienen los dientes blancos un terrible fulgor.
"Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes dientes?"
"Corazoncito, para devorarte mejor..."

Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos


el cuerpecito trémulo, suave como un vellón,
y ha molido las carnes y ha molido los huesos
y ha exprimido como una cereza el corazón.

Responde las siguientes preguntas:


1. ¿A qué versión se parece este poema?

2. ¿Qué versión te ha gustado más? ¿Por qué?

3. ¿Crees que este cuento tiene alguna enseñanza o significado simbólico? ¿Cuál sería?

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