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Todavía a principios del SXIX seguían siendo visibles en Iberoamerica las huellas del proceso de
conquista.
En el SXVIII lo que había movido a los conquistadores era la búsqueda de metal precioso. Si
hasta 1520 el núcleo de la colonización española estuvo en las Antillas, las dos décadas
siguientes fueron de conquista de las zonas continentales de meseta, donde iba a estar por dos
siglos y medio el corazón del imperio español, desde México hasta el Alto Perú.
Sin duda las Antillas y hasta mediados el SXVIII el entero frente atlántico son el flanco débil de
ese imperio organizado en torno a la minería andina desde Jamaica hasta colonia de
Sacramento en el Río de la Plata, el dominio español ha retrocedido en más de un punto ante
la presión de sus rivales. Aún así el imperio llega casi intacto hasta 1810.
El sistema colonial tan capaz de sobrevivir s sus debilidades tenía el fin principal de obtener la
mayor cantidad posible de metálico con el menor desembolso de recursos metropolitanos. A
más de la porción extraía por la Corona por vía de impuesto, era necesario orientarla hacia la
metrópoli, mediante el intercambio comercial. Las consecuencias de este intercambio
comercial para la economía hispanoamericana eran múltiples y tanto más violentas cuanto
más las favoreciesen los datos de la geografía. La primera de ellas era la supremacía
económica de los emisarios locales de la economía metropolitana: el fisco y los
comerciantesque aseguraban el vínculo con la Península. La segunda era el mantenimiento casi
total de los demás sectores de la economía colonial al margen de la circulación monetaria.
Lo que hizo del are a de las mesetas y montañas de México a Potosí el núcleo de Indias
españolas no fue solo su riqueza minera, sino también la presencia de poblaciones indígenas, a
la que su organización anterior a la conquista había utilizables para la economía surgida en
esta.
Para la minería, pero también para las actividades artesanales y agrícolas. Hacia esta última se
orientan predominantemente los conquistadores y sus herederos, primero como
encomenderos a quienes un lote de indios ha sido otorgado para percibir de ellos tributo que
de todos modos los vasallos indígenas deben a la corona; luego como dueños de tierras
recibidas de mercedes reales. La situación de los nuevos señores de la tierra no ha sido ganada
sin lucha, primero abierta y luego más discreta contra las exigencias de la corona y de los
sectores mineros y mercantiles que contaban en principio con su apoyo: a medida que el
derrumbe de la población indígena se aceleraba, la defensa de la mano de obra se hacía más
urgente, la mita había ganado antipatía entre los señores de territorios y administradores
laicos y eclesiásticos de las zonas en que los mitayos debían ser reclutados.
Los señores de la tierra tenían así un amplio predominio sobre amplias zonas de la sociedad
colonial; no habían conquistado situación igualmente predominante en la economía
hispanoamericana globalmente considerada.
Lacatástrofe demográfica del XSVII provocará transformaciones en el sector agrario: reemplazo
de la agricultura por la ganadería del ovino, respuesta elaborada desde el México hasta el
Tucumán a la disminución de la población trabajadora; reemplazo parcial de la comunidad
agraria indígena, de la que el sector español se limita a extraer una renta señorial en frutos y
trabajo, por la hacienda, unidad de explotación del suelo dirigida por españoles. Este último
cambio, es muy incompleto; de intensidad y de formas jurídicas variables según las comarcas,
de algunas estuvo totalmente ausente. A diferencia de la comunidad indígena, a la que la
conquista a impuesto un nuevo señor, la hacienda es una organización orientada hacia
consumidores ajenos a ella.
Su triunfo es entonces limitado; se da con mayor pureza allí donde el contacto más directo con
la economía metropolitana, gracias al cual los sectores mercantiles y mineros defienden mejor
su parte del producto de la actividad económica. Esa es sin duda la causa del ritmo
relativamente más acelerado que el proceso tuvo un México, que pese al papel secundario que
al principio le cupo dentro de la producción minera hispanoamericana alcanzó, desde muy
pronto, una situación relativamente privilegiada en sus relaciones económicas con la
metrópoli.
Dentro del orden económico colonial la explotación agrícola forma una suerte de segunda
zona, dependiente de la mercantil y la miera, pero a la vez capaz de desarrollos propios bajo el
signo de una economía de autoconsumo que elabora sus propios ydesconcertantes signos de
riqueza.
La función del sector agrícola es, dentro del orden colonial, proporcionar fuerza de trabajo,
alimentos, tejidos y animales de carga a bajo precio para ciudades y minas.
Esa combinación de intereses privados y presiones oficiales tienen acaso su expresión más
típica en la institución del repartimiento de efectos: los corregidores, los funcionarios ubicados
por la corona al frente de enteros distritos, ofrecían esos productos al trueque de las
poblaciones indígenas sometidas a su mando. Las quejas sobre las muchas cosas inútiles que
se obliga a comprar a los indios se hacen cada vez más ruidosas a lo largo del SXVIII.
El pacto colonial, laboriosamente madurado en los SXVI y SXVII, comienza a transformarse en
el SXVIII. Influye en ello la decisión por parte de la metrópoli de asumir un nuevo papel frente
a la economía colonial, cuya expresión legal son las reformas del sistema comercial
introducidas en 1778-82, que establecen el comercio libre entre la península y las Indias.
Las reformas implican: por una parte la admisión de que el tesoro metálico no era el solo
aporte posible de las colonias a la metrópoli; por otra el descubrimiento de las posibilidades de
las colonias como mercado consumidor. Una y otra innovación debían afectar el delicado
equilibrio interregional de las Indias españolas; los nuevos contactos directos entre la
metrópoli y las colonias hacen aparecer a aquella como rival de las que entre estas habían
surgido como núcleos secundarios del anterior sistema mercantil.
El contactodirecto con la península comienza la fragmentación del área económica
Hispanoamericana en zonas de monocultivo que terminarán por estar mejor comunicadas con
su metrópoli ultramarina que con cualquier otra área vecina. Esa fragmentación es a la larga
políticamente peligrosa; si parece fortificar los vínculos entre Hispanoamérica y su metrópoli,
rompe los que en el pasado han unido entre sí a las distintas comarcas de las Indias españolas.
La reforma comercial no los consolida y promueve esos cambios en la economía indiana; se
vincula además con otros que se dan en la metrópoli. Esa nueva oleada de conquista mercantil
que a lo largo del SXVIII es denunciada en todas partes como afirmación del monopolio de
Cádiz.
Junto con la hegemonía mercantil de la renaciente España septentrional se afirma también su
avance industrial, que las medidas proteccionistas incluidas en el nuevo sistema comercial
intentar fortalecer asegurándole facilidades en el mercado colonia. En este sentido la reforma
alcanza un éxito muy limitado: el despertar económico de la España del setecientos no tiene
vigor bastante para que la metrópoli pueda asumir plenamente el papel de proveedora de
productos industriales para su imperio.
Así los privilegios que el nuevo sistema comercial otorga a la metrópoli benefician menos a su
industria que a su comercio: el nuevo pacto colonial fracasa sustancialmente porque mediante
él España sólo logra transformarse en onerosa intermediaria entre sus Indias y las nuevas
metrópolis económicas de la Europa industrial.
De laHispanoamérica marcada por las huellas contradictorias de tres siglos de colonización,
México era la región más poblada, la más rica, la más significativa para la economía europea.
Es la expansión de la plata del México septentrional la que sostiene el crecimiento capitalino.
Ese México septentrional es menos indio que el centro meridional; ha sido más tocado que
este por la evolución que va desde la comunidad agraria indígena a la hacienda, que parte
porque en amplias zonas de él la hacienda ganadera se implantó allí donde nunca se había
conocido agricultura. En el Norte en expansión son los mineros quienes dominan la sociedad
local; junto con los hacendados, ambos predominantemente blancos ocupan las primeras filas
de la alta clase criolla que en la capital rivaliza con la peninsular, ostentando frente a ella
títulos de nobleza que en el SXVIII no ocultan su origen venal. Los comerciantes que
conquistaron desde Veracruz el sistema mercantil mexicano, estaban también detrás del
avance de la agricultura de mercado. Luego de 1795, el avance del azúcar estaba destinado a
durar. Existe además en México central una industria artesanal más importante que en el
Norte, es el centro textil de Puebla y su producción se destina sobre todo al mercado interno.
El crecimiento mexicano, muy rápido en la segunda mitad del SXVIII, parece hacer crecer las
causas del conflicto entre los miembros de la clase alta. En primer lugar, en una clase alta
inevitablemente encendida entre señores de la plata y grande comerciantes del México
central, que son predominantementepeninsulares. En el plano político es el Cabildo México la
fortaleza de la aristocracia criolla, frente a las magistraturas de designación metropolitana.
Toda esa clase alta es rica y su prosperidad va acompañada de una honda miseria popular. Por
el momento, este contraste no paree haber hecho temer nuevas tensiones. Las oposiciones se
daban, en primer lugar, en medio de una rápida expansión demográfica; de menos de tres
millones de habitantes a mediados del SXVIII. México pasa a más del doble medio siglo
después. La mayor expansión dentro de la economía, se da en el sector de autoconsumo, cuya
participación en el dominio de la tierra es disminuida por el avance de la economía comercial.
He aquí un problema que va a gravitar con dureza creciente en la vida mexicana: ya es posible
adivinarlo detrás de la violencia de los levantamientos de Hidalgo y de Morelos. Otro problema
que afecta a factores menos numerosos es el del desemboque para la población urbana que,
en parte a causa de la inmigración forzada de campesinos, en parte por el puro crecimiento
vegetativo, aumenta más rápidamente que las posibilidades de trabajo en la ciudad.
Para la corona, cuyo progresismo esta inspirado, en parte, en criterios fiscalistas, México,
capaz de proporcionar los dos tercios de las rentas extraídas de las Indias, es la colonia más
importante. Para la economía metropolitana también: la plata mexicana parece encontrar
como espontáneamente el camino de la metrópoli. Esa riqueza está concentrada en pocas
manos; es por añadiría el fruto de la acumulación deuna parte mínima del producto de la
minería mexicana.
Si México es al final del SXVIII, la más importante económicamente de las posesiones indianas,
no es ya la que crece rápidamente. Las Antillas españolas originariamente ganaderas, desde
comienzos del SXVIII se orientan hacia la agricultura tropical. Es sobre todo la Cuba la
beneficiaria de esta expansión, acelerada luego por la ruina de Haití y anticipada desde el SXVII
por la aparición del tabaco como segundo rubro de la economía cubana al lado del ganado.
Pero el monopolio del tabaco es variable y la compre pone un limite en la expansión. La del
azúcar, por el contrario, acelerada por la coyuntura internacional: la guerra de la
independencia de los EE UU abre la economía cunaban al contacto de estos aliados de España;
luego el ciclo de la revolución francesa y las guerras civiles imperiales le asegura una nueva y
más rápida expansión. La expansión azucarera se produce en medio de una crónica escasez de
capitales, en exploraciones pequeñas, que trabajan con esclavos relativamente poco
numerosos cuyos propietarios arrastras deudas frente a los comerciantes habaneros que les
han prestado lo necesario para instalarse.
Las tierras sudamericanas del Caribe son de nuevo zonas de expansión. Nuevas Granada tiene
su principal producto de exportación, el oro, cuya producción creció rápidamente en el SXVIII.
Esta región era compleja: integrada por una costa en que Cartagena de Indias, la ciudad-
fortaleza, era el centro de poder militar español en la orilla sudamericana del caribe. La capital,
Bogota, ciudad surgida en medio de la meseta ganadera tenía dificultad para imponerse sobre
sus rivales. Nueva Granada avanza sobre líneas muy tradicionales y su contribución a la
economía ultramarina es sobre todo la de sus minas de metales preciosos.
Venezuela se volcaba al comercio ultramarino: cacao y ganado menos y vacuno. Con la mitad
de población que Nueva Granda, exportaba el doble. El más importante de sus rubros es el
cacao, luego el café y el algodón. Los señores del cacao –mantuanos- dominan la economía
venezolana.
La presidencia de Quita, opone más que el Perú la diferencia entre Sierra y Costa. La costa
estaba consagrada a la agricultura tropical exportadora para ultramar. Es una agricultura de
plantación con mano de obra esclava. Pero la mayor parte de la población se encuentra en la
Sierra, esta es predominantemente india. La sierra esta mal integrada a la economía
ultramarina, es en buena parte de autoconsumo.
En el SXVII Chile también crece: la producción de metales preciosos esta en ascenso y llega
hacia fines de siglo a cerca de dos millones de pesos anuales. La población crece más
rápidamente que la economía y sigue siendo en su mayor parte rural formada de blancos y
mestizos. Este avance demográfico vinculado con la expansión del área ocupada se da sin
transformaciones notables de la estructura social: el campo es dominado por la gran
propiedad y trabajado cada vez más por los labradoresque explotan lotes individuales a la vez
que cultivan la tierra señorial. La clase terrateniente se renueva en el SXVIII abriéndose a
muchos inmigrantes peninsulares llegados a Chile como burócratas o comerciantes.
La oposición dominante es entre peninsulares y americanos; la población negra es escasa.
Con las transformaciones de la segunda mitad del SXVIII el Río de la Plata, Venezuela y las
Antillas son las comarcas mas profundamente afectadas. Bs. As centro de importación de
esclavos para todo el sur del imperio español desde 1714 y desde 1776 capital del virreinato.
La gobiernan un conjunto de medidas sobre el comercio que derivan de algo más que de la
posición geográfica, ya que la dotan de un hinterland económico que va hasta el Pacífico y el
Titicaca. El ascenso de la ciudad es rápido, crece su población y su aspecto de transforma.
El sector prospera gracias a su dominio sobre los circuitos que rematan en el Alto Perú.
Igualmente vinculada con el norte esta le economía del interior rioplatense la de los distritos
comerciales, ganaderos, artesanales de la ruta al alto Perú. Unos y otros encuentran un
mercado alternativo en el litoral, pero los productos agrícolas han sufrido han sufrido un golpe
provocado por el comercio del trigo y el vino del Levante que expulsan a los de Bs. As y Cuyo.
En el litoral los indios no constituyen una amenaza, sino que sirven de intermediadotes entre
las tierras españolas y las tierras portuguesas. El litoral vive dominado por los comerciantes de
Bs. As., los salarios son aquí altos, pero lasnecesidades de mano de obra tan limitadas que ello
no frena la expansión ganadera. La ganadería del litoral tiene por principal rubro la
exportación de cueros y la industria de carne salada en menor medida
Pero el núcleo demográfico y económico de este virreinato sigue estando en el Alto Perú y sus
minas. En torno a ellas se expande la agricultura altoperuano. La lado de las ciudades mineras
surgen las comerciales, la más importante es La Paz.
La economía y sociedad del virreinato rioplatense muestran una complejidad que deriva, en
parte, de que sus tierras han sido reunidas por decisión política en fecha reciente, luego de
haber seguido trayectorias profundamente distintas.
Rasgos comunes de América Española. Una de ellas es el peso económico de la Iglesia y sus
Órdenes y como estas influyen de maneras diversas en la vida colonial. Otro rasgo, es la
existencia de líneas de castas cada vez más sensibles, que no se afirman solo en donde las
diferencias económicas son muy marcadas, sino también, donde deben dar nueva fuerza a
diferenciaciones que corren peligro de borrarse, sobre todo entre los blancos, los mestizos y
mulatos libres. Las tensiones entre estos grupos étnicos están dispersos por todo el territorio
hispanoamericano.
La diferenciación de castas es un elemento estabilizador, destinado a impedir el ascenso de los
sectores urbanos más bajos a través de la administración, el ejercito y la Iglesia, a la vez que a
despojar de consecuencias sociales el difícil ascenso económico obtenido por otras vías, pero
se acuidadcreciente revela el problema capital de la sociedad hispanoamericana: si las
fronteras entre castas se hace dolorosas es porque la sociedad colonial no tiene lugar para
todos sus integrantes.
La sociedad colonial crea así, en sus muy reducidos sectores medios, una masa de descontento
creciente: es la de los que no logran ocupación, o la logran solo por debajo del que juzgan su
lugar. Este conflicto estuvo condicionado por las migraciones desde la metrópoli.
Al agolpamiento de la población urbana en torno a posibilidades de ocupación y ascenso
demasiado limitadas para ella, se revela como un aspecto de otro rasgo más general: la
desigualdad extrema de la implantación de la sociedad hispanoamericana en el vastísimo
territorio bajo dominio español.
El orden colonial deja abiertas las nociones de que la actividad mercantil es prestigiosa (porque
es lucrativa), al igual que la noción de que grupos humanos cada vez mas vastos en torno de
las limitadas posibilidades que ofrecen los “oficios de repúblicas” que también dan prestigio.
El escaso dominio de la tierra, sumando a los obstáculos naturales, explica la importancia que
conservan los ríos en el sistema de comunicación Hispanoamérica: el transporte fluvial permite
esquivar las dificultades que una naturaleza apenas transformada impone al terrestre;
proporciona además una relativa seguridad cuando se trata de bordear zonas pobladas por
indios de guerra. Los ríos pueden ser preferibles a las rutas terrestres aún así presentan a
menudo riesgos muy serios.
Por estas dificultades en lacomunicación terrestre, en transporte se agota una parte
importante de la fuerza de trabajo, a menudo escasa, a la vez el consumo desenfrenado de
mulas como medio de transporte no contribuye a abaratar las comunicaciones; introduce uno
de los rubros mas pesados en el coste total del sistema.
Las innovaciones dirigidas por la corona tienen dos aspectos: el comercial y el administrativo.
En el primero lograron comenzar la transformación del comercio interregional
hispanoamericano y favorecieron el surgimiento de núcleos de economía exportadora al
margen de la minería. Aunque esta sigue dominando las exportaciones hispanoamericanas.
La reforma mercantil se encuentra más influyente en torno a las importaciones. La libertad del
comercio en el marco imperial acerca a las Indias a la economía europea, abarato localmente
los productos importados y hace posible aumentar su volumen. Esta transformación, que
corresponde al cambio de las funciones asignadas a las Indias frente a su Metrópoli, esta lejos
de significar una incorporación plena de los potenciales consumidores hispanoamericanos a un
mercado hispánico unificado, el uso de bienes de consumo importados que se limita a las
capas sociales mas altas, conoce además limitaciones geográficas, y se funde peor lejos de los
puntos de ingreso de la mercancía ultramarina.
Con todas esas limitaciones las reformas mercantiles parecen introducir un nuevo equilibrio
entre importaciones y exportaciones, menos brutalmente orientado a favor de la metrópoli.
Esa innovación es balanceada por otras: en primerlugar, la que significa la conquista de los
grandes circuitos comerciales hispanoamericanos por comerciantes peninsulares y en
segundo, la presencia de la corona cuyas tentativas de reforma tienen motivación múltiple,
pero están inspiradas por una vocación fiscalista que no se esfuerza por ocultarse. Detrás de
las reformas administrativas puede encontrarse también la intención de fortalecimiento
político, visto sobre todo en la perspectiva militar; además era para las autoridades un fin en si
mismo: sin ellas, creían, que el vinculo imperial iba a terminar desapareciendo.
Dentro del cuadro tradicional, el SXVIII asistirá a un proceso de creación de nuevas unidades
administrativas (Nueva Granda 1717; Río de la Plata 1776) que otorgan mayor poder de
decisión a autoridades regionales dentro de los virreinatos. Pero al lado de esas
transformaciones, vinculadas sobre todo a la necesidad de defensa y destinadas a hacer más
eficaz la administración, se da otra modificación de intención más ambiciosa.
El resultado de las reformas: se descubrirá que las reformas no logran disminuir los conflictos
institucionales, se descubrirá también que los procesos contra la corrupción de la
administración colonial son modestos.
Ese fracaso era inevitable: la corona buscaba crear un cuerpo de administradores que fueran
realmente sus agentes, pero el cuerpo que organizo era demasiado limitado en número; cada
intendente de hallaba solo frente a un sistema de intereses consolidados. Esas limitaciones
impiden entonces que la reforma administrativa haya puestorealmente en manos de la corona
el gobierno de sus Indias; el poder de los agentes del Rey sigue limitado, a la vez que por
corrupción podía ser muy amplia.
La reforma en la administración se extiende a la esfera militar: también aquí encuentra una
organización que descansa sobre todo en las fuerzas locales, a la que va a transformar creando
como núcleo de las fuerzas armadas de las Indias un ejercito profesional, con soldados
enganchados en la península. Para los soldados de este ejército las reformas se procuran de
asegurar una posición social respetable, mediante fueros especiales y una buena situación en
la jerarquía de precedencias. Se crea un ejército propio de Indias, antes inexistente.
La preocupación por la guerra esta muy cerca de la inquietud por el progreso técnico.
La Iglesia también iba a ser muy tocada por la oleada de renovación. Constituidas en un
aspecto fundamental de la administración española en Indias, La iglesia y las órdenes debían a
esa situación un patrimonio cuya importancia relativa variaba según regiones, pero que era
muy importante.
A mas de dominar tierras diseminadas entre las de españoles, las ordenes siguen al frente de
empresas complejas que son a la vez de evangelización y gobierno: misiones y reducciones
que, en las fronteras imperiales, cumplen una función política precisa. Expulsados los jesuitas,
es el clero secular el que domina el panorama eclesiástico en las Indias, y la corona juzga sin
duda bueno que esto sea así. El clero secular es más dócil y en la medida en que se renueva en
sujerarquía por impulso directo de la corona, podrá ser remodelado conforme a los deseos de
esta.
El clero secular posee también bastas riquezas, lo mismo que en la metrópoli y aun más que
ella, esas riquezas se vuelven sobre obispos y cabildos catedralicios y alcanzan la mayor parte
del clero parroquial. Este colabora con la obra reformadora de la corona: el párroco de aldea
es visto como el pastor de las almas perdidas que son la de los indios (esa es la idea más o
menos).
Brasil durante el SXVIII ha sido más transformado que Hispanoamérica. Su zona nuclear se ha
trasladado del norte azucarero al centro minero; al mismo tiempo se da una expansión al norte
sobre la amazonía y al sur se abren nuevas tierras ganaderas sobre Río Grande.
Hasta finales del SXVII es Brasil un núcleo azucarero rodeado de un contorno que lo
complementa, proveyéndolo de hombres y ganados. Uno y otro sufren de manera distinta las
consecuencias de la decadencia azucarera, unidas a las de una secesión secular que excede el
marco brasileño (fines del SXVII).
La decadencia del azúcar tiene consecuencias inesperadas sobre las zonas marginales. En ella
sobrevive la que ha sido cronológicamente la primera de las formas de maderas, algo de oro y
piedras preciosas, obtenidas todas por trueques con la población indígena. Otras has adquirido
importancia creciente: la ganadería en la retaguardia de la zona azucarera; está y la caza de
hombres en lo que será el brasil central. La expansión de esa caza indígena se da en forma de
defensa de la economía azucarera demasiadogolpeada, que no podía seguir recibiendo un
ritmo creciente de esclavos africanos, cuyo comercio estaba integrado en circuitos cuyo
instrumento de cambio era esa moneda metálica, a la que por la crisis exportadora del azúcar
se tenia cada vez menos acceso.
El desarrollo de la minería produjo una nueva importancia para el Brasil, y la importación de
esclavos retomo un ritmo rápido. Pero la pequeña empresa de explotación admitía una
multiplicidad de empresarios individuales y provoco una inmigración metropolitana que no
tuvo paralelo en Hispanoamérica; gracias abre todo a ella Brasil pudo alcanzar, a fines del
SXVIII, los 3 millones de habitantes. Ya para entonces la explotación minera había cerrado su
ciclo de prosperidad. Aún luego de la decadencia de su nuevo núcleo, el Brasil del oro se habia
ampliado de modo irreversible hacia el norte y hacia el sur.
Las alternativas de prosperidad se vinculan también con las políticas comerciales
sucesivamente adoptadas por la corona. De comienzo del SXVIII es la total integración de la
economía portuguesa en el área británica: el oro brasilero va hacia su metrópoli y concluye su
recorrido en Gran Bretaña.
La diferenciación entre productores y mercaderes tiene en Brasil un sentido diferente del que
tiene en Hispanoamérica: aquí hay desde el comienzo un amplio sector agrícola que produce
para ultramar y tiene a su frente a una clase de terratenientes muy homogénea; aquí la
metrópoli no puede tener una política económica tan definida y sobre todo tan determinante
como la Española. Solo muytardíamente tiene el Brasil una administración colonial comparable
en coherencia a la que tuvo Hispanoamérica ya en la segunda mitad del SXVI; ese punto de
apoyo a las fuerzas que aseguran la cohesión economiza entre metrópoli y colonia es por lo
tanto menos sólido.
En Portugal la Corona no puede llevar adelante por sí sola la exploración y conquista:
reservándose la soberanía de los territorios americanos conquistados por portugueses,
reconoce muy amplias atribuciones a quines ponen el dinero y los hombres necesarios para la
empresa. El primer Brasil, el de las capitanías, es entonces un conjunto de factorías privadas
(escasamente rendidoras) en la costa americana: no solo su transformación en colonia de la
corona es más lenta que en Hispanoamérica es además menos completa. Cuando un nuevo
Brasil, surge del primitivo, junto con el surgirá una clase terrateniente cuya mano de obra no
depende de las concesiones mas o menos gratuitas de la Corona; esta compuesta de negros
esclavos comprados en el mercado. Del mismo modo cuanto la tierra: falta en el Brasil del
azúcar esa imprecisión en la posesión jurídica de la tierra por los conquistadores, que en
Hispanoamérica, sigue haciendo depender su fortuna inmobiliaria de los favores del poder
político.
En Hispanoamérica la posesión de la tierra y la de la riqueza no van juntas; en el Brasil si suelen
acompañarse, y eso da a las clases dominantes locales un poder que les falta en las Indias
castellanas.
La compañía de Jesús en Brasil solo adquieren una débil importancia en el SXVIII y en el
remotoAmazonas, aunque rica e influyente. El personal eclesiástico era en Brasil parte de esa
clase dominante de base local y rural, cuyo poderío no tiene paralelo en Hispanoamérica.
Ese edificio colonial entró en rápida disolución a principios del SXIX; en 1825 Portugal había
perdido todas sus tierras americanas, y España sólo conservaba Cuba y Puerto Rico.
En el marco de la nueva Europa industrial, la Lucha por la independencia, sería en este
aspecto, la lucha por un nuevo pacto colonial que conceda a los productores accesos menos
limitados al mercado ultramarino y una parte menos reducida del precio allí pagado por sus
frutos.
Al lado de la reforma económica estaba la reforma política administrativa: el reclutamiento de
funcionarios (preferentemente metropolitanos para la corona) dispuestos a defenderlos
intereses de la corona frente a las demasiado poderosas ligas de intereses locales. Pero no hay
duda de que esa reforma aseguro a las colonias una administración más eficaz que la antes
existente.
La enemiga contra los peninsulares favorecidos en la carrera administrativas como la oposición
frente al creciente centralismo, eran solo un aspecto de las reacciones despertadas en las
colonias por la creciente gravitación de una metrópoli renaciente. La misma resistencia se
presenta frente a los cambios en la estructura comercial: ese enjambre de mercaderes
metropolitanos que en la segunda mitad del SXVIII avanzaba sobre los puertos y los nudos
comerciales de las Indias, cosechando una actividadimportante de los frutos de la activación
económica, era aborrecida.
Esa renovación no tenía necesariamente contenido políticamente revolucionario. Por el
contrario, avanzo durante una muy larga primera etapa en el marco de una escrupulosa
fidelidad a la corona. Ello se fundaba en que era la corona la más poderosa de las fuerzas
renovadoras que actuaban en Hispanoamérica. La crítica de la economía o de la sociedad
colonial, la de ciertos aspectos de su marco institucional o jurídico no implicaba una discusión
del orden monárquico o de la unidad imperial.
Desde fines del SXVIII esta fe antigua y nueva tenia sus descreídos. En este sentido indudable
se ha hallado más de una vez la explicación para los movimientos sediciosos que abundan en la
segunda mitad del SXVIII, y en lo que se ven los antecedentes inmediatos de la revolución
independiente. Vistos de cerca, ellos presentan una fisonomía escasamente homogénea t a la
vez no notablemente nueva. Sin duda, podemos encontrar un elemente desencadenante
creada por las reformas administrativas, pero las respuestas son localmente muy variables.
Menos discutible es la relación entre la revolución de independencia y los signos de
descontento manifestados en muy estrechos círculos dentro de algunas ciudades de
Latinoamérica desde aproximadamente 1790. Esos signos fueron magnificados primero por
sus represores y luego por los historiadores: el resultado de esos episodios eran los mártires y
los desterrados.
Frente a un Portugal encerrado en una difícil neutralidad y a una España a partir de1795 aliada
a Francia revolucionaria y napoleónica, se desarrolla en América española en particular la crisis
de la independencia a partir de la degradación del poder español que desde 1795 se hace cada
vez mas rápida.
El primer aspecto de esa crisis: ese poder se hace cada vez más lejano. La guerra con Gran
Bretaña que domina el Atlántico separa progresivamente a España de sus Indias. Hace más
difícil mandar allí soldados y gobernantes, hace imposible el monopolio comercial. Un
conjunto de medidas de emergencia autorizan la progresiva apertura del comercio colonial con
otras regiones; a la vez conceden a los colonos libertad para participar en la navegación cada
vez más riesgosa en las rutas internas del imperio.
Esta nueva política es recibida con entusiasmó en las colonias. Las Indias comienzan a sentirse
capaces de valerse solas por un sistema comercial profundamente perturbado por las guerras
europeas.
Los comerciantes especuladores y los productores a los que las vicisitudes de la política
metropolitana privan de sus mercados tienden a ver cada vez más el lazo colonial como una
pura desventaja; la libertad que derivaría de una política comercial elaborada por las colonias
mismas pasa a ser una inspiración cada vez mas viva.
En lo administrativo, el agotamiento de los vínculos entre la metrópoli y colonias comenzara a
darse más tardíamente que en lo comercial, pero en cambio tendrá un ritmo más rápido. En
este campo y en el de aislamiento de España por la ineficiente comunicación marina los quince
años que van desde 1795 a1810 borran los resultados de esa lenta reconquista del imperio
colonial que había sido una de las hazañas de la España borbónica. Por otra parte, la Europa de
las guerras napoleónicas no esta tampoco dispuesta a asistir a una marginalización de las
Indias, que solo le deje abierta, como en el SXVII, la puerta del contrabando.
En 1806, en el marco de esta guerra, el dominio español en Indias recibe su primer golpe
realmente grave; en 1810, ante lo que parece ser una ruina inevitable de la metrópoli, la
revolución estalla desde México hasta Bs. As.
En 1806 la capital del virreinato del Río de la Plata es conquistada por sorpresa por una fuerza
británica; la guarnición local fracasa en una breve tentativa de defensa. Las conspiraciones se
suceden y finalmente, un oficial naval francés al servicio del rey de España conquista Bs. As con
tropas que se han organizado en Montevideo. El virrey, que en 1806 y 1807 ha huido frente a
las invasiones es declarado incapaz por la Audiencia, interinamente lo reemplaza Liniers, el jefe
francés de la reconquista (ese que tiene una casa en Alta gracia). Son las milicias la que hacen
la Ley y la Audiencia si inclina ante u voluntad.
En 1815 solo quedaba en revolución la mitad meridional del virreinato del Río de la Plata. Su
situación parecía aun más comprometida porque ya la lucha había dejado de ser una guerra
civil americana: la metrópoli de vuelta a su legítimo soberano comenzaba a enviar hombres y
recursos a quienes durante más de cuatro años habían sabido defender con tanto éxito y con
solo recursos locales su casa.
Los más prudentes jefes realistas y patriotas se veían obligados a entrar por un camino cuyos
futuros tramos los llenaban de una alarma no inmotivada. Tenían que formar ejércitos cada
vez más numerosos. Ahora pasan a primer plano los jefes criollos y alguno de los futuros
generales mestizos de la Hispanoamérica Independiente han alcanzado su grado en las altas
filas realistas. Tenían que también dotarlos recursos y aquí la política toca con la economía.
En Bs. As, en Venezuela, en Santiago de Chile, menos marcadamente de Nueva Granada, el
libre comercio significa una vertiginosa conquista de las estructuras mercantil por
emprendedores comerciantes ingleses, que vuelcan sobre Sudamérica el exceso de una
producción privada de un mercado continental. Todo es ahora mucho más barato, comienza
una lenta ruina de las artesanías regionales.,
La lucha contra el peninsular va a significar la proscripción sin inmediato reemplazo de una
parte importante de las clases coloniales: el peligro que para las clases altas tenía la
humillación y el empobrecimiento de los peninsulares era muy lucidamente advertido por
algunosjefes revolucionarios. Vencida la revolución, la represión utiliza mecanismos parecidos.
La transformación de la revolución en un proceso que interesa a otros grupos al margen de la
elite criolla y española ha avanzado de modo variable según las regiones, desde un máximo en
Venezuela hasta un mínimo en Nueva Granada, donde las disensiones revolucionarias son las
de las oligarquías municipales.
La transformación de la guerra civil en guerra colonial no deja de causar tensión entre los
realistas: oficiales y soldados metropolitanos y criollos estarían pronto divididos por muy
fuertes rivalidades. Pero, por otra parte, la posibilidad de nuevos apoyos metropolitanos
parecía asegurar sostén indefinidamente prolongado para la causa del rey. Ahora las
soluciones políticas se subordinaban a las militares, a los episodios armados de una compleja
revolución los reemplaza una guerra en regla.
A mediados del SXIX parece surgir de nuevo EE.UU. Por un lado, esta la voluntad de expansión
territorial de regiones consagradas a una economía agraria, divididas entre si por el problema
del trabajo servil; en particular, el sur esclavista debe expandirse o perecer, y la guerra de
México es su triunfo, como la anexión de cuba es su proyecto. En ese aspecto la presencia
norteamericana se traduce en un avance sobre las fronteras de las tierras iberoamericanas.
Hay también el esbozo de una relación nueva, a la que el descubrimiento del oro
californianotransforma en ejes de las comunicaciones de la amplia área económica; en este
aspecto la amplia presión estadounidense anuncia un futuro que solo ha de madurar a
comienzos del SXX en un marco muy distinto del que encierra a Latinoamérica entre la
emancipación y los años centrales del SXX.
Hacia la década del ´40, definitivamente alejada la posibilidad de una restauración del antiguo
orden, dejan ver los cambio negativos traídos por la independencia: degradación de la vida
administrativa, desorden y militarización, un despotismo mas pesado de soportar porque debe
ejerce sobre poblaciones que la revolución a despertado a la vida política y que solo deja la
alternativa de la guerra civil, incapaz de fundar sistemas e convivencia menos brutales. En lo
económico desde una perspectiva general hispanoamericana se da un estancamiento. Pero esa
situación general conoce variaciones locales muy importantes, que se relacionan, más bien
que con la diferente intensidad del desorden intenso, con las características de las distintas
economías regionales. Venezuela en su agricultura y el río de la plata tienen en su ganadería,
desde antes de 1810, el germen de una estructura económica orientada a ultramar, que
compensará las desventajas del nuevo clima político-social con las ventajas que le aporta la
nueva organización comercial, y así podrá afirmarse. En cambio Bolivia, Perú y México, cuya
economía minera ha sufrido de muchas maneras el impacto de la crisis revolucionaria, y
requeriría aportes de capitales ultramarinos para ser rehabilitada, no logranreconquistar su
nivel de tiempos coloniales.
Entre estos casos extremos se sitúa la mayor parte de las regiones hispanoamericanas, cuya
evolución es menos rica en altibajos.
Es entonces, la Hispanoamérica marginal, la que en tiempos coloniales estaba en segundo
plano, y solo comenzaba a despertarse luego de 1780, la que resiste mejor las crisis del
periodo de emancipación: junto con el río de la plata, Venezuela, chile, costa rica, las islas de
las antillas.
Junto con esa Hispanoamérica dinámica, que se superpone casi totalmente con que ha
empezado a expandirse en la segunda mitad del SXVIII, también Brasil supera sin dificultades
económicas inmediatas la crisis de independencia. Si el imperio logra vivir, el brasil
independiente solo adquirirá una cierta cohesión cuando el café vuelva a colocar al centro del
país en el núcleo de la economía. Bajo el predominio del norte azucarero, brasil debe sostener
una luche tenaz, pero de resultado necesariamente negativo, con un Inglaterra dispuesta a
abolir la trata. Absorbido paulatinamente en la defensa de su economía esclavista, Brasil cede
paulatinamente en los otros puntos de conflicto con la potencia hegemónica: a partir de 1845
Gran Bretaña pasa a reprimir la trata por la violencia; solo cuando se resigna a eliminarla, Brasil
recupera la posibilidad de una política en otros aspectos mas independiente de la tutela
británica. Entretanto, se ha constituido en el principal mercado latinoamericano para gran
bretaña. Los resultados por esto son los esperables: déficit comercial, desaparicióndel
circulante metálico, penuria de las finanzas.
Para esa situación inesperadamente dura, la América latina fue elaborando soluciones que
solo lentamente iban a madurar. Allí donde la crisis fue, a pesar de todo, menos honda, las
soluciones fueron halladas más pronto, y significaron transformaciones menos profundas. El
viejo orden era en Brasil mas parecido al nuevo que en Hispanoamérica; una metrópoli menos
vigorosa, y por lo eso, menos capaz de hacer sentir su gravitación.; un contacto ya directo con
la nueva metrópolis, un peso menor de los agentes de la corona respecto de poderes
económicos sociales de raíz local acostumbrados a imponerse, eran todos los rasgos que en
brasil colonial anticipaban el orden independiente. Las transformaciones eran, sin embargo,
indudables y la transición difícil.
Un liberalismo brasileño, vocero sobre todo de las distintas aristocracias locales choca con un
conservadurismo urbano, comprometido por la presencia en sus filas de los portugueses que
dominan el pequeño y mediano comercio de los puertos y representado sobre todo por
funcionarios herederos de la mentalidad del antiguo régimen. Sin duda, entre esos adversarios
el equilibrio era posible. Aun así su tarea no era fácil: el emperador Pedro I iba a fracasar
sustancialmente en ella; termino por quedar identificado con los sectores que en el nuevo
brasil mantenían nostalgia del absolutismo y de la unión con Portugal. Antes había tenido
tiempo de lanzar al Imperio a la primera de sus aventuras internacionales: la guerra del río de
la plata por laposesión de la banda oriental, bautizada provincia cisplatina e incorporada como
tal al imperio brasileño, luego de haber sido ocupada, a partir de 1816, por tropas
portuguesas. La guerra no fue un éxito; derrotado por tierra brasil ahoga económicamente a su
enemigo mediante el bloqueo al puerto de Bs. As; debe finalmente aceptar la mediación
inglesa: la independencia de la Banda Oriental en 1828 constituida como estado republica.
La vida política del Imperio haya sido agitada. En 1831 don Pedro decide trasladarse a Portugal,
a luchar contra la rebelión absolutista y asegurar la sucesión para su hija. Su retiro es un
implícita confesión de fracaso, y marca el comienzo del imperio parlamentario. Los alcances de
la innovación son limitados por el hecho de que si el gabinete requiere el apoyo de la
mayoritaria parlamentaria, es a la vez capaz de conquistar esa mayoría en elecciones
suficientemente dirigidas.
Hacia finales de la década del 40, la persecución creciente de la trata hacia el comercio de
esclavos aun mas lucrativo, ponía a la vez en crisis a la agricultura que utilizaba esa mano de
obra cada vez mas costosa; esa creciente divergencia de destinos e intereses puso fin a la
mansa rebelión de los parlamentarios con sus lideres que coincidían en pedir medidas eficaces
contra la trata; estas llegaron en 1851.
La guerra de independencia había confirmado las divisiones internas de la Hispanoamérica
colonial, y había creado otras: fueron sus vicisitudes las que hicieron estallar la unidad del
virreinato del río de la plata.Solo en América central el proceso de fragmentación iba a
proseguir luego de 1825, con la disolución de las provincias unidas de Centroamérica en 1841 y
con la separación de Panamá de Colombia, producida en un contexto muy diferente y ay en el
SXX. Más que la fragmentación de Hispanoamérica habría entonces que hablar, para el periodo
posterior a la independencia, de la incapacidad de superarla. Esta incapacidad se pone de
manifiesto a través del fracaso de las tentativas de reorganización que intentan evadirse del
marco estrecho de los nuevos estados, herederos del marco territorial de los viejos virreinatos,
presidencias y capitanías: la más importante es la de Bolívar.
Si en casi todas partes estos ensayos de restauración se tradujeron en rápidos fracasos, a los
cuales siguió su abandono definitivo, fue en México, donde por el contrario, ocuparon buena
parte de la primera etapa independiente. El imperio de Iturbide, solución demasiado
personalizada a los problemas de transición a la independencia, se derrumba sin contar con
más vivo apoyo de los que serán conservadores que de futuros liberales. La caída del régimen
imperial es fruto de la acción de ejército. La gravitación del ejército, al que las guerras de
independencia han dejado en herencia un demasiado nutrido cuerpo de oficiales y una función
inexcusable de guardián del orden interno, se revela decisiva. A la caída del primer imperio
sigue la convocación de una constituyente y la elección de presidente a Guadalupe Victoria,
que pese a sus inclinaciones liberales tratará de guardar uncierto equilibrio frente a las
facciones cuya hostilidad crece progresivamente.
En 1836 guerra de Texas: los colonos del sur de EE.UU. que allí se han instalado y han sido bien
recibidos por las autoridades mexicanas, no aceptan el retorno al centralismo que esta en el
programa conservador. Santa Ana corre a someterlos. La independencia de Texas en un hecho,
pero no es reconocida por México. En 1845 estalla la guerra entre México y EEUU, la cual era el
desenlace de toda una etapa de política estadounidense; pero la guerra fue demasiada
fácilmente ganada por EEUU. Esa victoria se explica en parte porque el ejercito mexicano no
había sido organizado como elemento de combate en guerras internacionales y porque en
México las disensiones que se han formado a través del proceso de lucha fraccionaria todavía
no se habían resuelto. México perdía en 1848 la mitad de su territorio a favor del vencedor.
México conservador fracasaba por falta de dirección homogénea; porque además eran
demasiadas las dificultades de esta zona, antes tan prospera para adaptarse al nuevo orden
abierto con la independencia que le era favorable. La guerra había destruido el sistema de
explosión minera; si los hombres que le habías arrebatado podían ser devueltos o
reemplazados, no ocurría lo mismo con las perdidas materiales. La guerra había producido un
cambio aun mayor, aunque indirecto, al hacer desaparecer los capitales cuya relativa
abundancia era uno de los secretos de la expansión minera mexicana en la segunda mitad del
SXVIII
No es extraño que el nuevo orden político arraigue mal en tierras que no han podido encontrar
su lugar en Latinoamérica deshecha por la revolución y lentamente devuelta a rehacer en
medio de una coyuntura desfavorable. En otras partes soluciones políticas mas adecuadas a
esa coyuntura logran imponerse de modo mas solidó.
Aun en ellas, la conquista de un orden estable se revela extremadamente difícil. La dificultad
deriva en parte de la vigencia de un nuevo clima económico, que no favorecen a quienes
dominaron economía y sociedad antes de 1810. Pero surge también de que el elemento que
actúa como arbitro entre esos dirigentes urbanos y mineros, los de las zonas rurales de
economía semiaislada, la plebe urbana que comienza a hacerse escuchar, es un ejercito
también él nosuficientemente arraigado en el nuevo orden: solo paulatinamente los jefes
veteranos de la revolución, a los que a veces el azar de su ultimo destino ha dado influencia en
una región a la que no pertenecen por origen, establecen relaciones con sectores cuyo poderío
local ha sido favorecido por el cambio de coyuntura, y llegan a diferenciase con ellos. Hasta
entonces la intervención de los generales se da al azar de las coincidencias entre las
oposiciones que se dan dentro de la sociedad civil y las rivalidades entre jefes militares. Esa
situación es consecuencia del modo particular en que México y Perú han vivido la lucha de
independencia.
En Ecuador los que hacen de árbitros en la vieja y siempre vigente oposición entre la elite
costeña y la aristocracia de la sierra son militares que permanecen siempre extranjeros al país.
En Nueva Granda y Venezuela desde 1830 se liberan de la influencia de elementos de origen
extraño. La disolución de la Gran Colombia devuelve a Santander el poder de Bogota, se marca
el avance paulatino del conservadurismo neogranadino. En sus comienzos el régimen, que
tiene rasgos de duro autoritarismo, retoma frente a la iglesia la tradición colonial; la quiere
gobernada por el poder civil. Esta exigencia es abandonada a medida que la normalización de
las relaciones con Roma hace sentir sus efectos en la iglesia colombina; a mediados de la
década del cuarenta ésta entra a integrar el sistema conservador en sus propios términos.
Colabora así en una empresa de modernización cautamente llevada adelante; enparticular
domina el nuevo sistema de enseñanza elemental y los ensayos de enseñanza media y
superior. La etapa conservadora con las primeras tentativas de navegación a vapor en los ríos
neogranadinos y de construcción de los ferrocarriles, y el ritmo a menudo lento de los
desarrollos futuros mostrara que el éxito limitado de esos ensayos no puede achacarse
solamente a la timidez del régimen conservador.
América central no conoció revolución ni resistencia realista; pasada 1821, junto con México,
de la lealtad a Fernando VII a la independencia, se separo de su vecino del norte a la caída de
Iturbide, a quienes seguían fieles los jefes de las guarniciones del antiguo ejército regio
acantonadas en la capitanía de Guatemala. Surgen así las Provincias Unidas de América
Central; destinadas a una vida breve y azarosa, son desgarradas por las luchas entre liberales y
conservadores, que se superpone a la oposición entre Guatemala y El salvador. La pérdida de
Guatemala deshace la confederación: El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica se
constituyen en diminutos Estados republicanos; por el momento poco ha cambiado en esos
rincones del imperio español.
En el extremo sur de Hispanoamérica el río de la plata sufre una revolución muy compleja. El
Paraguay luego de ser gobernado por un efímero triunvirato, cae en manos del dr. De Francia
que impone una dura dictadura y aísla a paraguay de sus vecinos, ese aislamiento se extiende
a lo económico.
En Bs. As la disolución del estado unitario en 1820 había estado lejos de constituir
unacalamidad sin mezcla: sirvió para liquidar una situación ya insostenible. Pero en esa
liquidación no solo salía destrozado el centralismo de Bs. As., sino también el federalismo del
resto del litoral. La política de Bs. As alcanzaba un éxito póstumo cuando los portugueses
concluían la conquista de la Banda Oriental y convertían al antiguo protector de los pueblos
libres en un fugitivo cada vez menos respetado por sus secuaces del litoral argentino; estos
obligaron a Artigas a buscar en el Paraguay un refugio que Francia convirtió en cautiverio;
luego emprendieron luchas por la supremacía, que permitieron a Bs. As, derrotada en 1820 y
transformada en un provincia mas de la vaga federación sin instituciones centrales, alcanzar en
el litoral argentino una hegemonía indiscutida. Armada de ella, la provincia de Bs. As se opuso
a la tentativa de reorganización del país, que en nombre de las de Tucumán y cuyo dirigió el
gobernador de Córdoba, Bustos.
La disolución del estado ha puesto fin a la participación de argentina en la guerra de
independencia. La nueva provincia se encuentra rica y libre de compromisos externos; puedo
consagrarse a mejorar su economía y su organización interior. Este programa encuentra el
apoyo de una clase nueva de hacendados. Frente a la ruina de las tierras ganaderas del resto
del litoral, las de Bs. As prosperan gracias a la paz interna. Comienza “la admirable experiencia
de Bs. As”; bajo la égida de Martín Rodríguez, quien reduce el cuerpo de oficiales, reforman el
sistema aduanero disminuyendo las tasas y aumentado losingresos del estado, etc. Al mismo
tiempo llevan a cabo una reforma eclesiástica mostrando simpatía por la libertad de culto.
Detrás de estas reformas se encuentra Rivadavia.
La guerra con el Brasil llevo a anular muchos de los cambios que había traído 1820: de nuevo
era preciso costear un ejército, devolver gravitación a los oficiales veteranos de la
independencia y arruinar al fisco. La guerra trajo además el bloqueo y la inflación. Declara a
fines de 1825, la guerra culmina en 1827 con la victoria argentina de Ituzaingo.
La guerra era cada vez más impopular entre los ricos de Bs. As, y era ahora la primera causa de
desconfianza frente al nuevo espíritu aventurero de los dirigentes del antiguo partido del
orden que dominaban el congreso constituyente. Estos harían presidente de la republica a
Rivadavia y pondrían a la entera provincia de Bs. As bajo la autoridad del gobierno nacional.
Mientras tanto, la redacción de una constitución unitaria termino de enajenar al congreso la
buena voluntad de los gobernantes del interior, ya comprometida por episodios como la
aprobación del tratado de comercio y amistad con Gran Bretaña, que imponía la libertad de
cultos aun en las provincias interiores, y por otros mas turbios, vinculados a las rivalidades
entre compañías mineras organizadas en Londres con auspicios de Rivadavia y otras
igualmente lanzadas al mercado.
La guerra civil estallo primero en el norte y luego en el centro del país, Quiroga, jefe de las
milicias de los Llanos de la Rioja, termino por dominar allí.
A la renunciade Rivadavia siguió la restauración de la provincia de Bs. As gobernada por
Borrego. Por detrás del el eran los antiguos sostenes sociales del partido del orden los que
volvían a gravitar, obligando a Borrego a seguir las negociaciones de paz. Estas culminan en
1828 en un tratado que creaba un nuevo estado independiente: la republica oriental del
Uruguay. Vuelto de la Banda Oriental, el ejercito argentino, se apresuro a derrocar a Borrego,
el general Lavalle, asumió la responsabilidad de la decisión. La ejecución de Borrego seguida de
un gobierno militar que gravitaba duramente sobre la campaña fatigada de guerra, provoco un
alzamiento rural que reconoció como jefe a Juan Manuel de Rosas. En seis meses el régimen
militar se derrumba en Bs. As y el camino al poder quedo abierto para Rosas. Mientras tanto el
movimiento antifederal era más exitoso en el interior, con Paz. Capturado este por Quiroga en
1831 la argentina estaba dominaba por Rosas, Quiroga y López. Entre ellos es Rosas la figura
dominante.
Este miembro de las clases económicamente dominantes de Bs. As ha entrado en política por
reacción frente a los errores de la clase política en la que había confiado. En esa provincia fue
gobernador de 1829-1932, lo es de nuevo a partir de 1835 con una suma de poder publico.
Pero tiene menos éxito en el interior, donde ha faltado una politización igualmente intensa, y
donde todo es sobre el temor a la intervención porteña el que acalla a los jefes provinciales,
poco adictos a una estricta disciplina de partido. El clima de la argentina rosistaes la de una
constante guerra civil, con complicaciones internacionales, sobre todo del turbulento estado
oriental.
Este ha estado sometido a la acción contrastante de dos caudillos rurales, Lavalleja y Rivera.
Ambos son hacendados. Rivera termino por triunfar, luego de gobernar el nuevo estado dejo
el mando a su sucesor elegido.
Mientras tanto tiene que enfrentar el bloqueo establecido en Bs. As. En defensa de las
exigencias discutibles de algunos súbditos franceses. Las penurias traídas por el bloqueo le
enajenan simpatías en el litoral, mientras las de la guerra con la confederación perú boliviana
crean una corriente antirosista en el norte argentino. Las rebeliones se suceden: en 1839 el sur
ganadero de Bs. As se levanta también.
La victoria sobre todos sus adversarios internos. Un ejército cuyas tropas comanda Oribe
conquista el interior e impone en todas partes gobernadores rositas; desde 1842 éste tiene un
poder que ningún anterior gobernante había alcanzado sobre el conjunto del territorio
argentino.
Es el comienzo de un nuevo conflicto internacional en donde Bs. As vuelve a ser bloqueada en
1845, y una expedición guerrero-comercial penetrara en el Paraná, que rosas mantiene
cerrado a las navegación extranjera. Estos éxitos no bastan para derribar a rosas; los agresores
fatigados de una operación cada vez mas costosa, retoman el comino de las negociaciones,
que rosas encara sin ansiedad.
En caseros, se confirma la derrota de Rosas, quien parte a un destierro a Gran Bretaña.
Termina así la época de rosas;a partir de la década del cuarenta las provincias del interior
comienzan a prosperar.
A mediado del siglo XIX para toda la región de Iberoamerica comenzara la fijación de un
“nuevo Pacto colonial” este nuevo pacto va a transformar a Latinoamérica en una productora
de materia primas para centros de la nueva economía industrial, a la vez que de artículos de
consumo alimenticio en las áreas metropolitanas; la hace consumidora de la producción
industrial de esas áreas, e insinúa al respecto una transformación, vinculada en parte con la
estructura productiva metropolitana.
Este proceso va a estar facilitado debido a un cambio de coyuntura de la economía mundial,
cambio que comenzó hacia 1850 y que durara hasta aproximadamente hasta 1873. Se produce
una unificación creciente del espacio económico, que anterior mente estaba organizado
entorno a un sistema de intercambios con la metrópolis que era poco voluminoso. Esta
unificación es facilitada por la renovación de los transportes, unificación de la s rutas oceánicas
y de las rutas de cabotajes costero por ejemplo las costas de Perú y chile, mejorías con la
maquina a vapor. Se modifica el tono de la diva urbana, que se hace más europeo, con la
introducción de avances técnicos que irrumpen en las ciudades como el gas que va a remplazar
al aceite y a la maloliente grasa vacuna o equina como medio de iluminación por ejemplo en
Buenos Aires.
Para mediados del siglo XIX y como parte también del proceso que fija el nuevo pactocolonial,
comienza en casi todas partes el asalto alas tierras indias, proceso que en algunos casos avanza
con junto con la expansión de cultivos para el mercado mundial, mas allá de que en otros de se
totalmente separados de ésta.
Pero las innovaciones más importantes y de mayor relevancia van a ser básicamente dos: “La
mayor disponibilidad de capitales” Y “La mayor capacidad por parte de las metrópolis para
absorber exportaciones hispanoamericanas”. La primera se vuelca en inversiones y créditos a
gobiernos. Esta innovación es rica en consecuencias políticas y contribuye a producir la
consolidación del estado que es uno de os hechos dominantes de la etapa. Estos prestamos
adoptaron formulas de amortización a largo plazo apoyándose en una visión de futuro
latinoamericano.
Las inversiones aseguran un flujo variable de bienes de capital, productos de la renovada
metalurgia, como también de combustibles (carbón), para el desarrollo de las redes férreas y
los productos complementarios que de ella de desprenden.
Esto no es que se genera de forma espontáneas y por casualidades históricas, si no que va a
dar la adopción de políticas librecambistas. El librecambio ofrece a las áreas metropolitanas un
admirable instrumento ideológico de penetración económica en estas últimas, sino también
por que promete cumplir dentro de aquellas una función de reconciliación social en el marco
del orden capitalista. El librecambio va a ser un proceso de aceleración para Latinoamérica,
que se amplia también –el proceso- gracias a los nuevos hábitos deconsumo de los sectores
urbanos en expansión, que hace depender de la importación a masas humanas cada vez mas
amplias.
Los mas beneficiados de este nuevo orden, van a ser las clases propietarias locales, que
aumentaban a su vez sus rentas (gracias a una gran expansión de la producción facilitada por
el nuevo clima económico) y su capital.
No hay que dejar de lado que las confidencias logradas en este periodo por los grupos
dirigentes no se lograron sin lucha, ejemplo de esto serán la segunda guerra del pacifico, las
guerras civiles que se transforman en interminables - como los ciclos de lucha argentinas y
uruguayas que desembocan en la guerra del paraguay – otras guerras civiles que llevan a
intervenciones de potencias ultramarinas – la mexicana de la reforma, que continua contra la
intervención francesa. No es extraño que en esta primera etapa de afirmación de un orden
nuevo abunden las luchas.
Elementos decisivos de la implantación del nuevo orden han sido dos: la disminución de la
resistencia que los avances de ese orden encuentra, la identificación con ese orden de los
sectores dominantes económica y socialmente, reorientada por la ideología dominante del
liberalismo al progresismo y de una simpatía por las soluciones políticas de tipo autoritarias.
Una de las consecuencias mas importante, del oren colonial de la ultima década del siglo XIX es
la aparición de un movimiento obrero urbano en México, Buenos Aires, santiago de chile y de
la formación de los primeros movimientos políticos que recusan la dirección de la elite
tradicional, Ej.: el radicalismo Argentino y el partido demócrata peruano o el partido colorado
en Uruguay. Unos y otros se oponen antes que al lazo colonial de nuevo estilo, que es la base
de el orden latinoamericano, a la situación privilegiada dentro de ese orden que ocupa la
oligarquía.
La ampliación de las bases sociales del estado aparece como una necesidad urgente; mientras
la democratización, que promete satisfacerla en el marco liberal constitucional avanza tanto
en Uruguay como en argentina, como en Perú y chile, done esta ampliación se intenta dentro e
un marco autoritario y en el caso de México en uno revolucionario
Los episodios expansivos de América Latina se relacionan con la división internacional del
trabajo que en cuanto, a la producción de alimentos acelera la expansión de: la ganadería, la
agricultura y de ciertos cultivos tropicales. Avances industriales y técnicos (La minería andina
del cobre y el estaño, la expansión del henequén en Yucatán), la difusión del motor a explosión
y el transporte automotor, el boom del caucho, el desarrollo de la explotación petrolera y el
reemplazo del carbón como fuente de energía
Ej. La expansión argentina (santa fe y el sur de Córdoba, la pampaganadera en la provincia de
Bs. As donde se difunde el frigorífico, el alambrado de los campos, la red de ferrocarriles, la
construcciones del puerto artificial de Bs. As y el de La Plata-Ensenada) y uruguaya apoyadas
en la lana, la carne y el cereal que son tan rápidas como la expansión del brasil cafetero.
Booms agrícolas y mineros se dan también en otras partes, estos implantan islotes económicos
mejor vinculados a la metrópoli que al resto del país imponiendo una dependencia de carácter
estricto capas de afectar a toda la nación. En Cuba, Puerto Rico y Perú se da lugar a una
concentración de la propiedad en mano de las empresas industrializadotas, Ej. Los ferrocarriles
privados de las grandes centrales azucareras que son en su mayoría de EE.UU. permitiendo se
así un monopolio de gran relevancia.
Lo importante de esto es la capacidad devastadora de transformación que estas producciones
tienen como por ejemplo en Ecuador las plantaciones de banana que es ampliado por un
conjunto de empresas EE.UU. que se fusionan en la UNITED FRUIT COMPANY. El boom
cauchero cuyos lucros se orientan a la metrópoli que transforma y genera ciudades de tipo
fantasmagórica en el medio del amazonas como Manaus en brasil e Iquitos en Perú también es
afectada la amazonía colombiana, ecuatoriana, venezolana y peruana donde la explotación es
aun más primitiva y destructiva. En Perú se a la expansión del cobre en el cerro de pasco
donde La Copper Coorpration (EE.UU.) utiliza la mas alta ingeniería y traza una línea férrea
desde el Callao hasta el cerro. Laexpansión petrolera y la recuperación de metales preciosos en
Bolivia
Esta etapa de madures del neocolonialismo tiene el mayor rasgo común en: la tendencia al
monopolio o al oligopolio. Creación de empresas insólitamente poderosas que pueden
moverse con una gran libertad debido a que tienen un mayor poderío financiero en algunos
casos mayor que el de los propios estados en las cuales estas operan.
Ej. De esto es la guerra del Pacifico (donde compañías salitreras afectadas, en su mayor parte
Inglesas se proclaman chilenas y exigen la intervención del gobierno de santiago. En esta
guerra en la primera en donde los capitales europeos y en mayor o menor medida EEUU,
toman abiertamente partido a favor de chile y contra la alianza peruboliviana. La conquista del
norte salitrero significa una ventaja importante para los sectores dominantes de la vida
chilena) que nos muestra la consecuencias que tiene en las áreas marginales la identificación
de los intereses económicos de los países metropolitanos.
Más allá de estas cuestiones, de que las fuerzas dominadoras del orden colonial que producen
la creación de islas económicas mal soldadas con el conjunto de la nación, los estado
Latinoamericanos no podían sobrevivir sin los aportes de impuestos y regalías, que pueden ser
por veces insignificantes en comparación con los lucros privados de las industrias extractivas,
hacen la diferencia entre el equilibrio presupuestario y una indigencia que lo expondría al
descontento popular y a la colerazas inmediata de las fuerzas armadas. Estos ingresos a suvez
son los que permiten mantener un nivel de importaciones para el consumo interno.
México: Elabora en las ultimas décadas del siglo XIX el ejemplo mas maduro de dictadura
progresista que se conocerá en Latinoamérica. Porfirio Días es el restaurador del hombre y el
tirano honrado que pone su poder al servicio de la causa del progreso. A esto le seguirá la
opción revolucionaria que toma como excepción en todo Hispanoamérica la nación mexicana
(para profundizar esto leer el texto de womack john la revolución mexicana)
Uruguay: La democratización de la base política se logra de un modo menos violento. Se da el
retorno del gobierno civil del predominio del sector colorado lo cual permitió que adquiera
relevancia la división de partidos. Uruguay ofrece el ejemplo de democratización, política y
moderación social que se dio en esta etapa en Latinoamérica. Por comparación las
experiencias argentina y chilena parecen menos logradas.
Argentina: La etapa de democratización se logra con la incursión de la unión cívica radical que
en ruptura total con el orden conservador proclama la necesidad de una verdad constitucional
y electoral. El radicalismo se apoya en clases mediasurbanas, pero que a pesar de su incursión
estos movimientos más de tipo populares se van a revelar ligados a un caudillo que seria el
caso de Irigoyen.
En el resto de Latinoamérica seguía dándose, de modo más puro, la alternativa entre el
predominio oligárquico y la hegemonía militar.
Cuba y Puerto Rico van a estar sometidas a la tutela de EE.UU. y el resto del caribe y centro
América van a sufrir también la hegemonía norteamericana. Otro elemento en común para
esta zona va a ser las abundancias de las crisis productivas y la aparición tardía y
debilitamiento de los grupos oligárquicos tradicionales ante la conquista de tierra por parte de
los grupos inversores extranjeros.
En el caso de brasil la instauración de la republica había significado un aumento de poder del
ejército. En sus momentos más exitosos la republica brasileña no había conocido la relativa
solidez de la argentina. La democratización era solo una posibilidad que solo se daba a medias
y de forma parcial. El federalismo arraigado en las clases terratenientes y las oligarquías eran la
confirmación de falta de democratización y sufragio.
En Colombia se observa con pureza como la republica oligárquica se arraigo en esta etapa con
gran vigor, donde la conservación de Núnez había dado un jefe y un programa al
conservadurismo.
En Paraguay la afirmación de una clase terrateniente poderosa (que si tiene raíces coloniales y
postcoloniales) que se da sobre todo luego de la derrota de 1870; a partir de ella Paraguay se
orienta hacia el mercado externo, destinado aEuropa y al mercado Rió platense, tabaco, yerba,
cueros.
En Bolivia a partir de la guerra del pacifico, se da un renacimiento minero, que tiene como
reflejo político la instalación de una oligarquía que se proclama conservadora, encabezada por
los grandes bolivianos.
Capítulo 6