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Revista Internacional de Ciencias Sociales y

Humanidades, SOCIOTAM
ISSN: 1405-3543
hmcappello@yahoo.com
Universidad Autónoma de Tamaulipas
México

HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Nina Margarita; ALBERTI MANZANARES, Ma. del Pilar; NÚÑEZ
ESPINOZA, Juan Felipe; SAMANIEGO VILLARREAL, Marlene Daisy
RELACIONES DE GÉNERO Y SATISFACCIÓN MARITAL EN COMUNIDADES RURALES DE
TEXCOCO, ESTADO DE MÉXICO
Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, vol. XXI, núm. 1, enero-junio,
2011, pp. 39-64
Universidad Autónoma de Tamaulipas
Ciudad Victoria, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=65421407003

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Relaciones
SOCIOTAM de género y satisfacción
Vol. XXI, marital
N. 1 (2011), pp. en...
39-64

RELACIONES DE GÉNERO Y SATISFACCIÓN MARITAL


EN COMUNIDADES RURALES DE TEXCOCO,
ESTADO DE MÉXICO
Nina Margarita HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Ma. del Pilar
ALBERTI MANZANARES, Juan Felipe NÚÑEZ ESPINOZA
y Marlene Daisy SAMANIEGO VILLARREAL
Colegio de Postgraduados, Texcoco, Estado de México

RESUMEN
La investigación intentó conocer la influencia de las construcciones
de género de las parejas de Tlaminca, municipio de Texcoco, Estado
de México, en la satisfacción emocional, de interacción conyugal y
organizacional del cónyuge. Se encontró que las transformaciones en
las relaciones de género como consecuencia de la crisis económica,
cambios en los roles tradicionales de género y exigencias de trabajo
influyeron en forma negativa en la satisfacción marital de los
informantes, afectando más a las mujeres.
Se concluyó que las construcciones sociales de género de los
informantes no favorecen la equidad en las relaciones de pareja,
afectando más a las mujeres debido a sus sentimientos de culpa, y a
su dependencia emocional y económica del cónyuge.
Palabras clave: relaciones de género, satisfacción marital,
parejas rurales, construcciones sociales de género, relaciones
de pareja equitativas.

GENDER RELATIONSHIPS AND MARITAL SATISFACTION IN RURAL


COMMUNITIES OF TEXCOCO, ESTADO DE MÉXICO
ABSTRACT
The influence of gender constructions in emotional and marital
satisfaction in couples of Tlaminca, Texcoco, Estado de México,
is here studied. Research shows that transformations in gender
relationships as a consequence of the economic crisis, changes in
traditional gender roles, and work demands, have a negative impact
in marital satisfaction, affecting especially women.

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

It is concluded that social gender constructions do not favor equity


in couples, and that this situation affects women more than men due
to guilt feelings and to their emotional and economic dependence.
Keywords: gender relationships, marital satisfaction, rural
couples, social gender constructions, fair couple relationships.

INTRODUCCIÓN

L a satisfacción marital en el medio rural ha sido poco estu-


diada en la disciplina de la Psicología, siendo más abundantes, por el
contrario, los estudios relativos al medio urbano. Una causa de esta
falta de estudios puede encontrarse en la escasez de programas de
atención a la salud mental implementados por el gobierno en el ám-
bito rural. Por ello, es fundamental conocer la problemática para pro-
poner estrategias de atención basadas en investigaciones sensibles al
enfoque psicosocial, de género y de desarrollo rural.

Las parejas, al formarse, presentan diferentes expectativas de


género acerca de sus relaciones, dependiendo de la edad de los cón-
yuges, del tiempo de casados, de la existencia o no de hijos, etcétera.
En las entrevistas e intervenciones terapéuticas de pareja en consulta
privada se ha observado que las mujeres se muestran menos satis-
fechas que los hombres al preguntar por aspectos que ambos con-
sideran relevantes para lograr la relación de pareja ideal, según sus
expectativas de género.

En algunos casos, estos resultados son la antesala del divor-


cio y, en otros, la perpetuación del matrimonio con una satisfacción
de pareja poco manifiesta, provocando relaciones familiares destruc-
tivas, de las que derivan nuevas células que repercuten negativamen-
te en el desarrollo de la sociedad.

La presente investigación llevó al análisis de las consecuen-


cias de las transformaciones de género en las relaciones de pareja

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

rurales, observadas en su satisfacción marital. Los resultados ven re-


flejada su repercusión en los ámbitos del desarrollo individual, de
pareja, familiar y social.

1. ENCUADRE TEÓRICO
L a visión central del construccionismo social (Gergen y Da-
vis, 1997) es que la percepción de los “hechos” depende del lenguaje
que las comunidades han creado y sustentado para sus habitantes.
Los socioconstruccionistas argumentan que todas las formas de nom-
brar eventos, cosas y personas se construyen socialmente, incluyen-
do las categorías “obvias” con base biológica, como la diferenciación
masculina y femenina.

Desde este enfoque, las ideas han funcionado para liberar a


quienes han luchado en contra de las dificultades de ser definidos por
otros, ya que no sugieren una única forma adecuada de serlo. La posi-
ción socioconstruccionista implica que cualquier tipo de descripción
de la naturaleza o de la realidad depende de su ubicación histórica y
cultural. Cada cultura tiene su propia noción de lo “real”.

Además del socioconstruccionismo, se considera la perspec-


tiva de género como categoría de análisis que se centra en la defini-
ción de masculinidades y feminidades, así como en las relaciones de
género. La amplia bibliografía sobre género y psicología muestra la
importancia de los patrones culturales, sociales, económicos, religio-
sos, políticos y otros en la percepción que tienen de sí mujeres y hom-
bres. Entre las autoras clásicas de esta corriente se encuentran Nan-
cy Chodorow (1978, 1999), Luce Irigaray (2010), Jean Shinoda (1984,
1989); en América Latina, Mabel Burin (1990, 1993), Mabel Burin y
Gloria Bonder (1982) y Graciela Abelin-Sas y Leticia Glocer (2010).

El concepto de género se define como “Una categoría teóri-


ca, metodológica y política que analiza la construcción social de la
diferencia sexual; cuestiona las relaciones desiguales de poder entre
hombres, entre mujeres y entre hombres-mujeres; proponiendo el
cambio hacia la equidad e igualdad de género en la sociedad” (Alber-
ti, 2004:22). Relacionando con el binomio desarrollo rural y género,
se encuentran los estudios clásicos de Nayla Kabeer (1998, 2006), Ca-

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

roline Moser (1993, 2003), Kate Young (1988, 1991) y Esther Boserup
(2007). Para América Latina, Carmen Diana Deere y Magdalena León
(2000), Soledad González (1998), Emma Zapata (1994, 2005) y Pilar
Alberti (2004, 2010a, 2010b), entre muchas otras.

El análisis de las diferentes teorías y hallazgos abordados en


esta revisión pone de relieve la importancia de las normas sociales y
los procesos de socialización, que dependen del contexto cultural en
el establecimiento del género y, a su vez, de las relaciones de género
en pareja.

Basándose en antecedentes socioculturales, la mayoría de las


investigaciones revisadas reportan una serie de diferencias y seme-
janzas entre los sexos y a través de diferentes grupos sociales, lo cual
hace pensar que los patrones se deben más al aspecto social que al
aspecto biológico. Incluso, se especifica que la mayor parte de estas
diferencias se basan en el aprendizaje de una serie de normas y valo-
res proporcionados por la cultura y, por ende, adquiridos a través del
proceso de socialización, principalmente a través de la familia. En el
estudio se demuestra que las diferencias de género son construidas
socialmente, y que los cambios en ellas repercuten en la forma en
que se relacionan, en este caso, las parejas de Tlaminca, municipio de
Texcoco, Estado de México, provocando insatisfacción marital, con
impacto en el desarrollo rural.

Se ha observado en investigaciones encabezadas por el psi-


cólogo social Rolando Díaz-Loving (Díaz-Loving y Andrade, 1986;
Díaz-Loving y Flores, 1986; Díaz-Loving, 1988; Rolando Díaz-Loving
et al., 1988), que las expectativas en cuanto a lo deseable en una pareja
y lo que realmente se tiene, difieren de uno a otro sexo. Por otro lado,
la insatisfacción de la mujer en la relación de pareja se debe princi-
palmente al énfasis que pone en aspectos afectivos y funcionales, a
diferencia del hombre, quien enfatiza su interés en aspectos sexuales
y estructurales, lo cual provoca que este binomio sea opuesto.

El hecho de que las conductas aprendidas a partir de la so-


cialización provoquen que un hombre y una mujer sean diferentes
socialmente, a pesar de que las potencialidades en ambos sean simi-
lares, trae consigo una serie de implicaciones en la relación de pareja.

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

El crear expectativas sobre lo que un hombre y una mujer deben ser


y hacer, crea conflictos de pareja. Si alguno de ellos no se comporta
como la sociedad lo espera, siente que transgrede la norma, conlle-
vando sentimientos de culpa y enojo al interior de su relación. La
manera en que se conforman, organizan y relacionan las parejas es
causa y, a su vez, consecuencia, de fenómenos que afectan el desarro-
llo individual, de pareja, familiar y comunitario o rural.

2. METODOLOGÍA
Por medio de este estudio de caso, aplicado a la comunidad
rural de Tlaminca, se observaron las relaciones de género en parejas,
las causas de insatisfacción marital y sus probables disoluciones. Para
tal efecto se analizaron a profundidad varias unidades: tres parejas
rural-urbanas y una informante con experiencia previa matrimonial,
originarias de Tlaminca.

Los datos en campo se recopilaron de la siguiente forma:

1. Búsqueda bibliográfica sobre el tema de investiga-


ción en estudios de género, psicología y desarrollo
rural.
2. Trabajo de campo. Se realizó aplicando los siguien-
tes instrumentos: taller, test de satisfacción marital,
entrevista a profundidad e historias de vida. Se lle-
vó a cabo en la comunidad de Tlaminca, de marzo
a junio de 2010.

La ruta metodológica fue la siguiente:


1. Se convocó a varias parejas de Tlaminca, con ayuda
de las autoridades delegacionales, a un taller que
trató el tema de “Relaciones de Pareja”.
2. Una vez reunido el grupo, se procedió a identifi-
car al menos a cuatro parejas que reunieran las si-
guientes características:

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

‌a. Que se encontraran en una situación de pa-


reja dada que los motivase a evaluar su satis-
facción marital,
b. Que fueran originarios de Tlaminca, y que
laboraran y tuvieran descendientes viviendo
en la comunidad,
c. Que hubieran sido casados previamente o
que se encuentren actualmente viviendo en
matrimonio.

3. A partir del taller, los participantes que reunieron


las condiciones mencionadas con anterioridad
proporcionaron información por medio de la apli-
cación de la Escala de Satisfacción Marital (Pick y
Andrade, 1988a), y de las técnicas de entrevista a
profundidad e historia de vida; con una previa ex-
plicación por parte de la investigadora acerca de
los fines de la investigación, así como de la confi-
dencialidad de los datos proporcionados. Esta con-
fidencialidad se aplicó en los resultados, al identi-
ficar a cada participante con nombres ficticios. Los
informantes seleccionados fueron tres parejas y una
mujer soltera (divorciada). Todos los informantes
casados respondieron a los tres instrumentos men-
cionados a nivel individual y posteriormente en
pareja, a excepción de la informante soltera, quien
lo hizo únicamente a nivel individual por no tener
contacto con su ex cónyuge.
En la Tabla 1 se muestra una relación de las pare-
jas, sus edades, años de casados y/o divorciados,
número de hijos, sexo y edades de éstos, estado
civil, ocupación y si viven o no con la pareja.

(Ver Tabla 1)

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

4. El proceso de recopilación de datos por cada in-


formante llevó alrededor de tres horas, divididas
aproximadamente en tres sesiones. La recopilación
de datos en pareja, aplicando los mismos instru-
mentos, tuvo aproximadamente una duración de
cinco horas.
5. Se transcribieron literalmente los datos proporcio-
nados por los informantes y se recopilaron los tex-
tos más relevantes por su relación con el objetivo
de la investigación: indagar la manera en que las
construcciones de género de las parejas de Tlamin-
ca influyen en la satisfacción de los aspectos emo-
cionales, de interacción conyugal y de los aspectos
organizacionales del cónyuge.

Se aplicó a los informantes la Escala de Satisfacción Marital


elaborada por Pick y Andrade (1988a), elaborada específicamente
para parejas de origen hispano. Al diseñar el instrumento se tomó
como base la siguiente definición de satisfacción marital: “Grado de
favorabilidad (actitud) hacia aspectos del cónyuge y de la interacción
conyugal” (Pick y Andrade, 1988b:16). Si bien este instrumento sólo
se había aplicado en el ámbito urbano, esta investigación se utilizó en
el medio rural y con ello se comprobó su utilidad general. Posterior-
mente se aplicaron entrevistas a profundidad e historias de vida.

En conjunto, los tres instrumentos recopilaron información


para la observación de los siguientes aspectos de pareja:

1. Aspectos emocionales de la pareja relacionados con


la satisfacción marital.
2. Aspectos organizacionales de la pareja y su satis-
facción marital.
3. Aspectos de la interacción de pareja y satisfacción
marital.
4. Existencia de relaciones de poder/género, tenden-
cia o no a la equidad.

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

5. Construcciones sociales/valores respecto a las rela-


ciones de pareja.
6. Satisfacción de necesidades individuales.
7. Comunicación y manejo de conflictos en pareja, re-
visión histórica y experiencia actual.
8. Calidad de vida en la relación de pareja.
9. Satisfacción marital observada en la mujer, en el
hombre y en la pareja reunida.

3. RELACIONES DE GÉNERO Y SATISFACCIÓN MARITAL


C omo resultado de la aplicación de los instrumentos, se
obtuvo que la mayoría de los informantes de ambos sexos expresa
–como causas fundamentales de la insatisfacción marital basada en
las relaciones de género– los siguientes aspectos:

1. Falta de tiempo, debido al trabajo de ambos, para


pasar momentos en pareja.
2. Falta de demostraciones afectivas en pareja.
3. Falta de comprensión empática por parte de su pa-
reja en la expresión de los estados de ánimo nega-
tivos.
4. No compartir con la pareja los intereses persona-
les.
5. Falta de equidad en el establecimiento y cumpli-
miento de reglas.
6. Necesidad de delegar responsabilidades en la toma
de decisiones y la administración del hogar hacia
la pareja.
7. Necesidad de acceso y control de los recursos fa-
miliares.
8. Falta de comunicación en pareja acerca de la fal-
ta de tiempo y dinero debido al trabajo –dentro

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

y fuera del hogar– para satisfacer las necesidades


relacionadas con la capacitación, el desempeño de
actividades deportivas, de acondicionamiento físi-
co y recreativas.
9. Necesidad de sentirse escuchados por su pareja.

Las diferencias de género en este rubro fueron notorias, por-


que se observó una gran asimetría en el número de causas de insatis-
facción marital que expresaron las mujeres con respecto a los hom-
bres, pues sumadas a las causas ya mencionadas compartidas entre
los sexos, las mujeres también fundamentaron su insatisfacción en las
siguientes quejas:

1. Falta de atención de su pareja a las necesidades bá-


sicas de la familia.
2. Incapacidad para proponer soluciones a los conflic-
tos en pareja.
3. Continuo maltrato emocional, físico, económico y
sexual.
4. Falta de atención de los maridos hacia sus gustos e
intereses.
5. Falta de satisfacción sexual por la incapacidad de
hablar sobre sus necesidades, desacuerdos y sobre
las consecuencias acerca de las relaciones sexuales
llevadas a cabo sin responsabilidad.
6. Falta de toma de decisiones y de capacitación para
participar en el ámbito público.
7. Valores basados en expectativas de género sobre el
papel de las mujeres casadas, incompatibles con la
experiencia real.
8. Necesidad de atención a la propia salud.
9. Falta de diálogo sobre los desacuerdos con el cón-
yuge, por temor a las consecuencias que pondrían
en riesgo su seguridad emocional y económica.

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

Como se observó, las mujeres se encuentran dos veces más


insatisfechas que los hombres, pues el número de quejas se duplicó
con respecto a las de ellos. A continuación se muestra el análisis de
los resultados obtenidos.

4. CAUSAS DE LA INSATISFACCIÓN MARITAL


4.1. Falta de tiempo
L a queja general radica en los pocos momentos que pueden
o pudieron compartir en pareja, con énfasis en la falta de detalles
recibidos por parte de su cónyuge, relacionados con abrazos, caricias
y atención a su apariencia. La causa se encuentra primordialmente
relacionada con la falta de tiempo debido al trabajo, en especial por
la combinación observada en las mujeres del desempeño del trabajo
productivo con el reproductivo, situación que empeora su insatisfac-
ción marital, pues el fenómeno se presentó en todos los casos anali-
zados, restándoles en mayor proporción la posibilidad de atender los
aspectos emocionales en pareja, en comparación con los hombres.

4.2. Falta de comunicación


P or otro lado, ningún caso mostró satisfacción en la comu-
nicación conyugal y/o agrado hacia los estados de ánimo negativos
como el enojo, la tristeza y el llanto, entre otros, de su pareja.

En las agendas personales de los integrantes de la pareja se


necesita tiempo y la capacidad de expresar sus necesidades emocio-
nales para poder establecer una comunicación empática. Es necesario
el tiempo en privado para poder detectar las propias necesidades y
en pareja, para poderlas hablar, con la premisa de asumir la difícil
tarea de eliminar los prejuicios por parte de quien escucha (en los
cuales participan de manera importante las construcciones sociales
de género).

Esta puede ser una explicación que respondería a la razón por


la cual en ninguno de los casos se mostró satisfacción en un aspecto
tan importante en toda relación de pareja, como es la comunicación y
la aceptación de los estados de ánimo negativos del cónyuge. Por otro

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

lado, esto también podría explicar la razón por la cual todos los casos
mencionaron no compartir los intereses personales con su pareja.

En las entrevistas individuales se observó una tendencia ma-


yoritaria que muestra que son los hombres quienes establecen los li-
neamientos relacionados con la organización y quienes se encargan
de hacerlos cumplir por el resto de la familia. Sin embargo, en las
entrevistas aplicadas en pareja, ambos refieren que son ambos quie-
nes establecen las reglas al interior del hogar. En este rubro es notoria
la forma en la cual las opiniones con respecto a quién pone las reglas
para que se cumplan en casa varió en forma considerable, cuando
fueron entrevistados de forma individual y en pareja.

Al parecer, los discursos en pareja tienden a minimizar la


falta de equidad en la implantación y vigilancia del cumplimiento
de normas, que fue observada en los discursos individuales. Así,
pareciera que la pareja reunida sólo expresa la opinión personal del
marido, lo que nos habla de una disparidad y/o falta de equidad en
la capacidad de expresar los sentimientos y pensamientos acerca de
quién manda en el hogar, afectando principalmente la satisfacción
marital de las mujeres.

Por otro lado, mientras todos los hombres han mencionado


que con el paso de los años sus relaciones de pareja han mejorado
–pues refieren comunicarse más que al comienzo de su matrimonio–,
en ningún caso las mujeres han observado mejoría alguna acerca
de su relación con el paso de los años. Ellas mencionan en términos
generales que ahora discuten menos que en el comienzo del matri-
monio. Sin embargo, esto para ellas no significa que la relación haya
mejorado, sino que han preferido tener menos conflictos de pareja,
probablemente por la gran dependencia emocional y económica de
sus esposos, y por el temor de perderlas, derivado de exponer sus
verdaderos sentimientos.

Aunque los hombres no manifestaron muestras de depen-


dencia económica de sus esposas, sí mostraron dependencia emocio-
nal, lo cual tiene cabida en todas las relaciones en donde el poder del
hombre predomina sobre la mujer.

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4.3. Falta de solución a conflictos


P or otro lado, la falta de propuesta de soluciones a los con-
flictos matrimoniales por parte de algunas de las mujeres se debió a
que es prácticamente imposible llegar a acuerdos de pareja cuando el
cónyuge presenta algún tipo de adicción, y cuando se es víctima de
violencia a nivel físico, emocional, económico y/o sexual por parte de
éste. En los casos observados, la falta de equidad afectó primordial-
mente la satisfacción marital de las mujeres.

Acerca de la comunicación en pareja y al manejo de los con-


flictos, los informantes mencionan que, a pesar de que en términos
generales sus respectivas relaciones de pareja carecen o carecían de
una buena comunicación, al compararlas con las de sus padres y
abuelos, ellos refieren tener relaciones más equitativas, en las cuales
se toma en cuenta la opinión de ambos en la solución de los conflictos
y no sólo la correspondiente al hombre, como mencionan sucedía en
el pasado. La tendencia mostró que el tema principal de los conflictos
entre los padres y entre los abuelos era por motivos de dinero y cuan-
do la mujer objetaba a su marido.

4.4. Relaciones sexuales


C on respecto a la actitud o agrado hacia las relaciones sexua-
les con su pareja, la tendencia mostró que, a pesar de la falta de interés
por parte de sus mujeres para establecer contacto sexual, los hombres
se encuentran satisfechos y no desearían que hubiera cambio alguno
en la forma en que se relacionan con sus cónyuges.

Todos los varones entrevistados en forma individual mencio-


naron en diferentes formas que si no pueden satisfacer sus necesida-
des sexuales con su esposa, es relativamente sencillo hacerlo fuera del
hogar. De hecho, todos ellos lo han hecho así; esto explica su poca o
nula insatisfacción en este rubro.

En todos los casos mencionaron que sólo ellos tienen la ini-


ciativa para el contacto sexual y que no desearían que sus esposas
lo tuvieran, pues al parecer relacionan la iniciativa femenina o su
capacidad para expresar sus necesidades sexuales específicas como

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una conducta inherente al varón o a las mujeres con las que pueden
tener sexo fuera de casa. Ninguno de ellos desearía que sus esposas
cambiaran su posición pasiva respecto al sexo, pues se observó un
temor generalizado a perder el control sobre ellas y a una posible
promiscuidad femenina, cuando se consideró la posibilidad de que
sus mujeres fueran más activas y participativas sexualmente.

Con este pensamiento, se implica que los hombres pueden y


deben satisfacer sus necesidades sexuales dentro o fuera del hogar,
mientras que las mujeres no deben buscar su propia satisfacción, ni
siquiera con su propio esposo. Esto no es precisamente una relación
de pareja equitativa; sin embargo, para ellos es satisfactoria.

Cabe señalar que todas las entrevistadas manifestaron una


insatisfacción rotunda, relacionada con su falta de capacidad para
hablar de sus necesidades y/o desacuerdos en pareja. Todas coinci-
dieron en que hablar de lo que ellas desean o no toleran en el sexo
significaría ser tomadas por mujeres con falta de escrúpulos o pro-
miscuas, como lo expresaron implícitamente todas las entrevistadas
en diversas ocasiones.

Todas tienen entre cuatro y seis hijos, y ninguna de ellas for-


mó parte activa en la planeación acerca de su número. Tampoco usa-
ron algún tipo de método anticonceptivo, aunque los conocían, men-
cionando que había que estar disponibles para satisfacer a su pareja,
y el uso de un método anticonceptivo podría ser un obstáculo en el
desempeño sexual de sus esposos. Cuándo y cómo se tienen relacio-
nes sexuales sólo lo deciden los esposos y mencionan que ellos jamás
les han preguntado si están de acuerdo o no.

En dos de los cuatro casos se detectaron enfermedades gra-


ves de transmisión sexual, producto de infidelidades por parte de los
varones, situaciones que nunca han sido externadas con ellos por te-
mor a ser culpadas de promiscuas. Ellas no solamente no manifiestan
sus necesidades y desacuerdos, sino que sufren las consecuencias de
las infidelidades de sus esposos, poniendo en riesgo su propia vida,
y hasta el momento pareciera que la responsabilidad acerca de las
enfermedades contraídas corresponde únicamente a quienes las pa-
decen, y no a quienes las contagiaron.

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

Cabe aclarar que en los casos observados, ellos sólo han sido
los portadores de las enfermedades de transmisión sexual, sin haber
presentado síntomas que pongan en riesgo su propia salud; no así
en el caso de sus compañeras. Mientras ellos satisfacen dentro y/o
fuera del hogar sus necesidades sexuales, las mujeres no lo hacen o
no deben hacerlo. La situación aparentemente perjudica en mucho
mayor grado a la mujer, al punto de poner su vida en riesgo como
consecuencia de que ellos sí pueden y deben hacerlo, según las cons-
trucciones sociales acerca del rol que cumplen los hombres casados
de Tlaminca.

4.5. Falta de atención a gustos e intereses


E n términos generales, todos los hombres entrevistados se
mostraron de parcial a totalmente satisfechos con la forma en la cual
sus esposas prestan atención hacia sus gustos e intereses, pues men-
cionan que ellas les permiten atender sus necesidades sin reclamos.
Argumentan que mientras ellos puedan salir de casa y hacer lo que
deseen para satisfacer sus diversos gustos e intereses, no tendrían ra-
zón para encontrarse insatisfechos. En ninguno de los casos los gus-
tos e intereses de los varones son aspectos acordados en pareja, sólo
aceptados por las esposas. Por lo tanto, para ellos es motivo suficiente
para su satisfacción.

Mencionan que ellas son complacientes y agradables en reu-


niones familiares o sociales. Al parecer, para ellas es importante no
demostrar socialmente los conflictos de pareja, aún cuando existe una
clara queja femenina generalizada acerca de la falta de atención de
sus maridos hacia ellas, lo cual se muestra más adelante.

Por su parte, las cuatro mujeres entrevistadas –casadas y di-


vorciada– presentaron quejas relacionadas con la falta de atención
que sus maridos ponen o ponían hacia sus diversos gustos e intere-
ses. En términos generales, mencionaron no sentirse escuchadas en
sus necesidades, provocándoles descontento y frustración, traducido
en enojo, tristeza y autoabandono en la satisfacción de sus necesida-
des personales, motivo por el cual en todos los casos se presentó una
gran insatisfacción marital.

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Han tenido que callar y permitir situaciones que anulan la


satisfacción de sus necesidades para no tener conflictos de pareja que
las lleven a la separación de sus maridos, de los cuales dependen, al
menos, económica y/o emocionalmente. En el caso de la mujer divor-
ciada, para no arriesgar más su vida, al haber vivido con un marido
que constantemente la golpeaba y amenazaba de muerte.

4.6. Falta de reconocimiento


N inguna de las mujeres se mostró satisfecha ante el trato
que sus parejas les brindan frente a los demás, pues en términos ge-
nerales mencionan que sus maridos las tratan bien cuando se encuen-
tran en ámbitos sociales.

Pero ellas se sienten incómodas porque tienen que cuidar su


comportamiento hacia sus esposos ante la sociedad; es decir, deben
servirles de comer aunque estén enojadas con ellos, saludar de forma
agradable a mujeres del pueblo con quienes sus esposos han tenido
relaciones extramaritales, ser tolerantes en situaciones de embriaguez
de sus parejas durante la reunión y después de ésta, y otros escenarios
que ellas marcan como típicos de cada reunión social en Tlaminca.

Como se observa, el trato que reciben públicamente por parte


de sus maridos no es percibido como negativo. Sin embargo, tener
que presentarse ante la sociedad como una pareja libre de conflictos
es un tema que al parecer provoca una gran insatisfacción en estas
mujeres.

La construcción social acerca del papel de las mujeres casa-


das de Tlaminca provoca que las expectativas de hombres y mujeres
se desarrollen alrededor del papel sumiso y pasivo de la mujer en
cuanto a la satisfacción de sus necesidades, aceptando las condicio-
nes de sus maridos. Al parecer, la sociedad de Tlaminca califica este
tipo de actitudes femeninas como positivas, sin importar qué tan sa-
tisfechas se encuentren las esposas.

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HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

4.7. Jefatura masculina


L a tendencia mostró que la jefatura familiar recae principal-
mente en los hombres, siendo la razón la aportación de los ingresos
económicos por parte de éstos, así como en su capacidad para resol-
ver asuntos del ámbito público. Los relatos predominantes de estas
parejas a nivel individual y de pareja acentúan el hecho de que las
mujeres sólo pueden opinar en aspectos relacionados con la prepara-
ción de los alimentos y con la crianza y el cuidado de los hijos. Una
de las explicaciones que proporcionan para justificar la existencia de
la jefatura masculina en el hogar se basa en la tradición familiar que
se ha venido observando a través de varias generaciones.

En todos los casos, los informantes observaron que sus pa-


dres y abuelos se dedicaban a trabajar la mayor parte del tiempo, en
especial las mujeres (hermanas, madres y abuelas), y refieren que el
tiempo para la conversación acerca de las necesidades personales o
para su satisfacción simplemente no existía, o nunca la presenciaron.
Comentan que la experiencia de sus padres y abuelos debió ser me-
nos satisfactoria que su propia experiencia de insatisfacción de nece-
sidades. Tal vez en su discurso no se contemplaba como una necesi-
dad el derecho al ocio, por mencionar sólo un ejemplo de necesidades
individuales actuales. Por lo tanto, probablemente esa sea la explica-
ción por la cual con anterioridad no se escuchaban quejas relaciona-
das con este aspecto. Consideramos que las necesidades individuales
también son producto de construcciones sociales cambiantes.

Por último, cabe mencionar que al entrevistar juntos a los


informantes, en todos los casos las mujeres minimizaron su insatis-
facción con respecto a sus relaciones de pareja al expresar sus ideas
frente a sus maridos. No así en el caso de los hombres; las opiniones
masculinas vertidas en forma individual no presentaron cambios sig-
nificativos al ser escuchados por sus esposas.

Nótese cómo el fenómeno de la dependencia mencionado


con anterioridad afecta principalmente a las mujeres, por ser ellas los
componentes de la pareja que aceptan las condiciones de los hombres
en forma pasiva, aunque acumulando frustraciones, resentimientos e
insatisfacciones. No por dejar de hablarlas frente a sus parejas dejan
de existir; por el contrario, crecen cada día más.

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

Pareciera que la actitud femenina pasiva –que acepta y tole-


ra–, en principio es la más cómoda; sin embargo, existe una parado-
ja al observar las consecuencias de dicha actitud. Precisamente es la
incomodidad la que arrojó datos superiores a los obtenidos por los
hombres de insatisfacción marital.

A saber, la satisfacción marital es la correspondencia entre


la relación actual y la esperada, en términos de comparación (Agui-
lar, 1990), o como lo mencionan Boland y Follingstand (1987), es una
descripción general de actitudes, sentimientos y auto-reporte de su
matrimonio, tradicionalmente visto en extremos tales como feliz vs.
infeliz, satisfactorio vs. insatisfactorio, entre otros.

Sin embargo, en las relaciones de género, la satisfacción ma-


rital está considerada como un indicador del grado de estabilidad y
felicidad de los cónyuges (Pick y Andrade, 1988). Boland y Follings-
tand (1987) mencionan que la sana relación de pareja es un recurso
primordial para el individuo adulto, ya que facilita el diario vivir, da
el estímulo necesario para desarrollar las funciones parental, acadé-
mica, profesional, social y cultural, entre otras, contribuye a la auto
valoración y enriquece las demás relaciones interpersonales del in-
dividuo, pese a las dificultades que puede conllevar el vivir con la
pareja durante un largo período.

Al respecto, cabe señalar que en ninguno de los casos obser-


vados se presentó el cumplimiento de las funciones principales deri-
vadas del desarrollo individual y de pareja, sino por el contrario, las
causas mencionadas compartidas o no entre los sexos definitivamen-
te anulan esta posibilidad. Cumplir con estas funciones básicas en la
relación de pareja facilita el acceso a relaciones de pareja entendidas
como saludables, satisfactorias, estables, equitativas y/o de amor.

Sólo por comentar un ejemplo de lo observado, en el rubro


dedicado a las construcciones sociales/valores respecto a las relacio-
nes de pareja, existieron diferencias en cuanto a lo que cada uno de
los géneros entrevistados entendió por la palabra “amor” –de acuer-
do con sus valores– basados en las construcciones sociales. Las mu-
jeres en todo momento lo relacionaron con la obediencia, a su vez
interpretada como sumisión. Asimismo, el amor y el respeto se rela-

55
HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

cionaron con el desempeño de las labores domésticas y su realización


fue calificada como una virtud de las mujeres casadas.

El respeto es un factor primordial de toda convivencia hu-


mana, principalmente en las relaciones familiares y de pareja. Pero
interpretar como tal el desempeño de conductas que someten a una
de las dos partes dentro de la relación, no puede ser muestra de res-
peto, y mucho menos de amor, pues éstos implican relaciones que
promuevan el crecimiento individual equitativo con intereses en co-
mún, hacia objetivos comunes.

En el caso de los hombres, se observó que la forma con la


que suelen demostrar el amor a su pareja es comprarles obsequios o
allegar los alimentos al hogar y pagar los gastos de la casa, además de
tener relaciones sexuales con ellas (lo deseen o no). Esto proviene de
las construcciones sociales masculinas: el desarrollo integral de quien
nació hombre en una comunidad como Tlaminca, tiene pocas posibi-
lidades de expresar y de ser receptor de sentimientos hacia su pareja
y por parte de ésta, pues el amor está relacionado con “proporcionar
cosas”. Como lo comenta León (1994:38), implicando que al definirse
el hombre en su rol instrumental, con gratificaciones al exterior de la
familia, “se le mutila su capacidad emocional y de ternura, recortán-
dosele las posibilidades de expresividad de su ser; es decir, alejándo-
lo de experiencias humanas gratificantes”.

Una persona está bien adaptada interna y externamente


cuando su rendimiento, su capacidad para disfrutar de la vida, su
capacidad de amar y su equilibrio emocional no están trastornados.
La adaptación implica una relación recíproca entre el organismo y su
ambiente en condiciones tales que favorezca la supervivencia, y esto
mismo debiera suceder en una relación de pareja satisfactoria para
ambos integrantes. Además, estas condiciones se encuentran total-
mente relacionadas con el desarrollo individual, de la pareja y de los
sistemas que dependen de ella, como la familia, y el entorno social.

Cada uno de los integrantes de la pareja que se aproxime a


la satisfacción marital a partir de las relaciones de género equitativas
debería experimentar de manera estable su individualidad, su autoes-
tima y su imagen corporal, sin dejar de hacer empatía con el otro.

56
Relaciones de género y satisfacción marital en...

Es decir, analizando el entendimiento y apoyo mutuo, de


acuerdo con las circunstancias internas –estados de ánimo, salud,
preocupaciones, deseos, intereses, entre otros– y externas –condicio-
nes socioeconómicas, presiones laborales o familiares, oportunidades
o circunstancias adversas imprevistas– es como se concluye que las
parejas observadas no presentaron las condiciones mínimas para en-
contrarse en una relación de pareja sana a lo largo de la relación ma-
trimonial pasada o actual.

Las mujeres se encontraron doblemente distantes de lograrlo,


pues sus mismas construcciones sociales las conducen a experimen-
tar sentimientos de culpa, además de ver amenazadas su seguridad
económica y su dependencia emocional si intentaran desarrollarse
primero en lo individual. Como lo menciona Aguilar (1990), en casi
todas las relaciones amorosas “destructivas” se encuentra una especie
de confusión entre el yo y la pareja, como si por momentos ésta fuera
tratada como el propio yo, sólo que visualizado hacia el exterior.

Sin embargo, en una pareja sana –independientemente de su


capacidad hacia el ejercicio de la individualidad e independencia por
parte de cada uno de sus miembros–, su relación recíproca y con los
demás es idealmente constante, flexible, cercana y satisfactoria, con
una adecuada comunicación. La insatisfacción de pareja viene de la
intolerancia a las frustraciones cotidianas cuando lo que se vive no es
parecido a lo que se espera, y no se busca la solución a nivel indivi-
dual ni en pareja.

La posición socioconstruccionista implica que cualquier tipo


de descripción de la naturaleza o de la realidad que nos lleva a tener
ciertas expectativas de uno mismo y de la otra persona en la pareja,
depende de su ubicación histórica y cultural. Cada cultura tiene su
propia noción de lo “real” (Gergen y Davis, 1997). Es así como las
relaciones de género en la pareja son creadas, reproducidas y mante-
nidas día a día a través de la interacción de los miembros del hogar,
siendo el núcleo familiar la institución primaria para la organización
de las relaciones de género en la sociedad.

Como ya se mencionó, las mujeres entrevistadas presentaron


un mayor número de causas de insatisfacción marital con respecto a

57
HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

los hombres. La explicación se encuentra en las expectativas de géne-


ro, que las llevan a resentir con mayor énfasis en sus parejas masculi-
nas la incompatibilidad entre lo que se esperaba de ellos y la realidad
que las subordina ante ellos.

Magdalena León (1994) menciona que es aquí donde la divi-


sión sexual del trabajo, la regulación de la sexualidad y la construc-
ción social y reproducción de los géneros se encuentran enraizadas.
Los intereses de género de las mujeres buscan transformar las rela-
ciones sociales asimétricas, lo cual incluye la búsqueda de la igualdad
ante la ley, la autodeterminación económica y psicológica, la aboli-
ción de la división sexual del trabajo basada en el género, el control
de la mujer sobre su sexualidad y su capacidad reproductiva, y la
erradicación de la violencia y coerción masculina.

Estos aspectos se encuentran totalmente relacionados con


las causas que sólo ellas reportaron y que influyen directamente en
su insatisfacción marital, observada en los aspectos emocionales, or-
ganizacionales y de interacción conyugal. La perspectiva de género
propone que los roles tanto al interior como al exterior de la familia
no son inherentes al individuo desde que se conoce su sexo biológico,
sino que son construidos socialmente e impuestos por las colectivi-
dades y otros individuos. Por esta razón vale la pena exponer la gran
asimetría observada en las relaciones de género en las parejas de Tla-
minca, y no justificar su existencia, sino procurar su transformación
hacia el desarrollo de los individuos y de las sociedades, a partir de
las relaciones de pareja equitativas entre los géneros.

A pesar de que tanto hombres como mujeres han resentido


negativamente la satisfacción marital y la influencia de las transfor-
maciones de género, las mujeres se han visto más afectadas en térmi-
nos de la interacción conyugal, de los aspectos emocionales y organi-
zacionales, lo cual ha contribuido en el detrimento de su posibilidad
de tener relaciones de pareja satisfactorias.

Con respecto a la posibilidad de la desintegración del vínculo


familiar, es necesario señalar que dos de los cuatro casos analizados
experimentaron la ruptura de la relación matrimonial. En un caso la
ruptura fue definitiva y, en el segundo, la ruptura permitió reestruc-

58
Relaciones de género y satisfacción marital en...

turar los acuerdos entre la pareja para su reencuentro, a partir de nue-


vas construcciones sociales hacia la equidad dentro de su relación.

Los dos casos restantes que, hasta la fecha, no han experi-


mentado ruptura alguna, no presentaron mayor satisfacción marital
que los casos que sufrieron una separación. El hecho de permanecer
por más tiempo en una relación de pareja no implica que ésta sea de
mejor calidad que la que no perduró, o que vivan en condiciones de
mayor satisfacción marital. Probablemente lo que provoca que esta
relación persista es, entre otros factores, la profunda dependencia en-
tre sus integrantes.

El desarrollo de cualquier sociedad y, en este caso, de la co-


munidad rural de Tlaminca, debe partir de la satisfacción de las ne-
cesidades que fomenten convivencias sanas entre las personas, entre
los sexos, que mejoren sus condiciones para tener un mayor acceso
al tiempo de ocio, a la atención de la salud, mejores condiciones la-
borales con igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, sin
división de trabajo con base sexual, así como procurar la equidad en
el manejo, control y acceso a los recursos familiares. Además, el tra-
bajo en el empoderamiento de las mujeres es fundamental cuando
se trata de desarrollar sociedades con base en la eliminación de las
desigualdades.

La satisfacción marital en esta investigación ha funcionado


para monitorear, entre otras cosas, el grado en que los individuos
entrevistados han tenido y tienen actualmente la capacidad para sa-
tisfacer las necesidades mencionadas, con repercusión en la base de
cualquier sociedad, como lo es la relación de pareja.

Con individuos y parejas viviendo en condiciones de insa-


tisfacción, no se pueden apoyar los programas gubernamentales
destinados al desarrollo rural. Los proyectos que pretendan cumplir
con dicho propósito deberán considerar las necesidades individuales
insertas en las comunidades en que se intenta fomentar dicho desa-
rrollo.

Individuos insatisfechos no pueden aspirar a vivir felizmente


en pareja, mucho menos promover el bienestar del núcleo familiar y,

59
HERNÁNDEZ M., N.M. et al.

por último, no pueden ser parte de sociedades viviendo en condicio-


nes de satisfacción de necesidades para la mejoría de la calidad de
vida, o en condiciones de desarrollo.

Es así como el desarrollo rural de Tlaminca depende del de-


sarrollo a partir de la satisfacción de necesidades individuales y de
pareja, para el bienestar familiar. Es un requisito indispensable de
cualquier sociedad, cuyo objetivo sea el mejoramiento en la calidad
de vida.

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Relaciones de género y satisfacción marital en...

Nina Margarita HERNÁNDEZ MARTÍNEZ


Maestra en Ciencias en Estudios del Desarrollo Rural-Estudios
de Género, egresada del Colegio de Postgraduados en Ciencias
Agrícolas. Psicoterapeuta individual, de pareja y familia con
perspectiva de género. Especialista en Terapia Breve Sistémica
por CEDIPSI y Mental Research Institute, Palo Alto, California
y en Terapias Posmodernas por el Grupo Campos Elíseos y el
Houston-Galveston Institute, Texas. Licenciada en Psicología
egresada de la Universidad Iberoamericana.
Correo Elec.: psyforceconsulting@yahoo.com

Ma. del Pilar ALBERTI MANZANARES


Doctora en Antropología y Etnología de América por la Uni-
versidad Complutense de Madrid y Maestra en Antropolo-
gía Social por la Escuela Nacional de Antropología e Histo-
ria (México). Profesora Investigadora Titular en el Colegio de
Postgraduados en Ciencias Agrícolas. Imparte los cursos de
Introducción a los Estudios de Género en Ciencias Sociales y
Problemática de las Mujeres Rurales, así como cursos de ca-
pacitación a organizaciones rurales y gobiernos de diferentes
estados de la República Mexicana. Línea de investigación: es-
tudios de género y desarrollo rural. Miembro del Sistema Na-
cional de Investigadores.
Correo Elec.: palberti@colpos.mx

Juan Felipe NÚÑEZ ESPINOZA


Doctor en Sostenibilidad, Tecnología y Humanismo, por la
Universidad Politécnica de Cataluña, España. Maestro en
Ciencias en Sociología Rural, en la Universidad Autónoma de
Chapingo, México. Ingeniero Agrónomo especialista en Socio-
logía Rural, en la Universidad Autónoma de Chapingo, Méxi-
co. Profesor Investigador Asociado en el Colegio de Postgra-
duados de Ciencias Agrícolas. Línea de investigación: análisis
de redes sociales.
Correo Elec.: nunezej@colpos.mx

Marlene Daisy SAMANIEGO VILLARREAL


Maestra en Terapia Familiar por la Universidad de las Améri-
cas, México, D.F. Especialista en Problemas del Aprendizaje en
la misma institución. Licenciada en Psicología por la Univer-
sidad de Panamá. Docente e Investigadora de la Universidad
Autónoma de Chapingo, México. Psicoterapeuta familiar. Lí-
nea de investigación en el área de desarrollo humano.
Correo Elec.: consultorintegra@prodigy.net.mx

63
HERNÁNDEZ M., N.M. et al.
Tabla 1. Información general de los casos.
Socioeconomía, estadística e informática/ desarrollo rural
Parejas #1 #2 #3 #4
o casos Martha y J. Juan Adriana Leticia y Julián Ruth y Alberto
Casados. Divorciada. Casados. Casados.
Estado civil y Ella se dedica Trabaja dentro y Los dos trabajan Él trabaja fuera
ocupaciones al trabajo en el fuera del hogar dentro y fuera del hogar en
hogar, él trabaja curando del hogar; se la confección y
en la Delegación enfermos y dedican a la venta de ropa
de Tlaminca y vendiendo confección y al mayoreo
vende jugos en productos por venta de ropa y su esposa se
su casa de lunes catálogo. al mayoreo. dedica al trabajo
a domingo. en el hogar.
Edades Martha: 62 74 Leticia: 35 Ruth: 38
José Juan: 63 Julián: 37 Alberto: 42
40 años de Duró casada 15 15 años de casa- 20 años de
Años de casados. años, lleva 35 dos. casados.
casados y/o años divorciada
divorciados (no tiene relación
con su ex esposo
y actualmente no
tiene pareja).
1. Mujer casada 1. Mujer casada 1. Mujer soltera 1. Hombre
Descripción de 38 años, de 50 años, de 15 años, soltero de
de los hijos viviendo en su trabaja dentro y estudiante de 19 años,
propia casa, fuera del hogar. preparatoria. estudiante
trabaja dentro y 2. Mujer casada 2. Mujer de 9 universitario.
fuera del hogar. de 48 años, años, estudiante 2. Hombre de
2. Hombre trabaja dentro y de primaria. 14 años,
casado de 36 fuera del hogar. 3. Mujer de 7 estudiante de
años, viviendo 3. Mujer casada años, estudiante secundaria.
en su propia de 46 años, de primaria. 3. Mujer de 9
casa, trabaja dentro y 4. Hombre de 3 años, estudiante
trabaja en el fuera del hogar. años, estudiante de primaria.
ámbito público. 4. Mujer casada de preescolar. 4. Mujer de
3. Hombre de 44 años, 1 año.
casado de 31 trabaja dentro y Todos viven
años, viviendo fuera del hogar. con los padres. Todos viven
en su propia 5. Mujer casada con los padres.
casa, trabaja de 42 años,
en el ámbito trabaja dentro y
público. fuera del hogar.
4. Mujer soltera 6. Hombre
de 34 años, casado de 38
vive en casa de años, trabaja
sus padres, dentro y fuera
estudia del hogar.
y trabaja
fuera de casa. Ninguno vive
con alguno
de los padres.

64

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