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Una proporción menor de los ácidos orgánicos procede de las siguientes fuentes:
Amortiguadores químicos
Los amortiguadores químicos son soluciones que resisten los cambios del pH. Los
amortiguadores intracelulares y extracelulares responden de inmediato a los
desequilibrios del estado ácido base. El hueso también cumple una función amortiguadora
importante, especialmente de las cargas ácidas. Un amortiguador está compuesto por un
ácido débil y su base conjugada. La base conjugada puede aceptar H+ y el ácido débil
puede liberarlo, de manera que permite reducir al mínimo los cambios en la concentración
de H+ libres. El sistema amortiguador sirve sobre todo para minimizar los cambios en el
pH cerca de su constante de equilibrio (pKa); así, aunque potencialmente hay muchos
pares de amortiguadores en el cuerpo, sólo algunos son fisiológicamente relevantes. La
relación entre el pH de un sistema amortiguador y la concentración de sus componentes
se describe por la ecuación de Henderson-Hasselbalch:
Ambas ecuaciones ilustran que el equilibrio ácido base depende de la relación entre la
PCO2 (presión de dióxido de carbono) y la concentración de HCO3− y no del valor
absoluto aislado de cualquiera de ellos. Con estas fórmulas, puede usarse cualquiera de
las dos variables para calcular la tercera.
Regulación pulmonar
La concentración de CO2 está estrechamente regulada por las modificaciones en el
volumen corriente y la frecuencia respiratoria (ventilación minuto). Los
quimiorreceptores arteriales registran la disminución del pH y, en respuesta, aumentan el
volumen corriente o la frecuencia respiratoria, con incremento de la espiración de CO2 y
del pH de la sangre. A diferencia de la amortigación química, que es inmediata, la
regulación pulmonar tarda varios minutos u horas. Este sistema tiene una eficacia de entre
50 y 75% y no normaliza completamente el pH.
Regulación renal
Los riñones controlan el pH mediante el ajuste de la cantidad de HCO3− que se excreta o
es reabsorbido. La reabsorción de HCO3− es equivalente a la eliminación de H+ libre. Las
respuestas para manejar los trastornos del equilibrio ácido base se desarrollan entre horas
y días después de que sucedieron los cambios en este equilibrio.
Toda el HCO3− en el suero se filtra a medida que pasa a través del glomérulo. La
reabsorción de HCO3− se produce sobre todo en el túbulo proximal y, en menor medida,
en el túbulo colector. El H2O dentro de la célula tubular distal se disocia en H+ e hidroxilo
(OH−); en presencia de anhidrasa carbónica, el OH− se combina con CO2 formando
HCO3−, que regresa al capilar peritubular, mientras que el H+ se secreta hacia la luz
tubular y se une con el HCO3− filtrado libremente formando CO2 y H2O, que también se
reabsorben. En consecuencia, los iones de HCO3−reabsorbidos distalmente vuelven a
sintetizarse y no son los mismos que se filtraron. La disminución del volumen circulante
efectivo (como durante la terapia con diuréticos) aumenta la reabsorción de HCO3−,
mientras que la elevación de la concentración de hormona paratiroidea en respuesta a una
carga de ácido disminuye la reabsorción de HCO3−. Asimismo, el aumento de la
PCO2 incrementa la reabsorción de HCO3−, mientras que la depleción de Cl− (típicamente,
debido a la depleción de volumen) estimula la reabsorción de Na+ y la generación de
HCO3− en el túbulo proximal.
Los trastornos del equilibrio ácido base pueden caracterizarse por modificaciones de la
PCO2 arterial, la concentración sérica de HCO3− y el pH sérico.
Clasificación
Los trastornos del equilibrio ácido base se definen como metabólicos o respiratorios de
acuerdo con el contexto clínico y con el origen del cambio primario en el pH por una
alteración de la concentración sérica de HCO3− o por una modificación de la PCO2.
Pérdida de ácido
Retención de HCO3−
Siempre que aparece un trastorno del equilibrio ácido base, los mecanismos
compensadores empiezan a corregir el pH (véase Cambios primarios y compensaciones
en los trastornos del equilibrio ácido base). La compensación no puede normalizar
completamente el pH y nunca es excesiva.
PCO2= HCO3−+ 15
Un trastorno simple del equilibrio ácido base es un desequilibrio aislado asociado con su
respuesta compensadora. Los desequilibrios mixtos del estado ácido base incluyen 2 o
más trastornos primarios.
Signos y síntomas
Los desequilibrios del estado ácido base compensados o leves causan pocos signos o
síntomas. Los trastornos graves o descompensados tienen múltiples consecuencias
cardiovasculares, respiratorias, neurológicas y metabólicas
Consecuencias clínicas de los trastornos del equilibrio ácido base
Sistema Acidemia Alcalemia
Cardiovascular Compromiso de la contractilidad cardíaca Constricción arteriolar
Hipofosfatemia
Neurológico Inhibición del metabolismo y la regulación del Tétanos
volumen celular
Convulsiones
Obnubilación y coma
Letargo
Delirio
Estupor
Respiratorio Hiperventilación compensadora con posible Hipoventilación compensadora con
fatiga de los músculos respiratorios hipercapnia e hipoxemia
Diagnóstico
Gases en sangre arterial OJO EX
Concentraciones séricas de electrolitos
Brecha aniónica
En presencia de acidosis metabólica, se calcula la brecha delta y se aplica la
fórmula de Winter
Búsqueda de cambios compensadores
Debe calcularse la brecha aniónica (ver Brecha aniónica), dado que su aumento casi
siempre indica una acidosis metabólica. Una brecha aniónica normal con disminución de
la concentración de HCO3− (p. ej., < 24 mEq/L) y una concentración sérica elavada de
Cl− indica una acidosis metabólica (hiperclorémica) sin brecha aniónica. En presencia de
acidosis metabólica, debe calcularse la brecha delta (ver Brecha aniónica) para identificar
una alcalosis metabólica concomitante y debe aplicarse la fórmula de Winter para
determinar si la compensación respiratoria es apropiada o refleja un desequilibrio ácido
base secundario (PCO2 predicha = 1,5 [HCO3−] + 8 ± 2; si la PCO2 es más alta, debe
considerarse la existencia simultánea de una acidosis respiratoria primaria, pero si es más
baja, significa que también hay alcalosis respiratoria).
Los aniones "no medidos" predominantes son PO43−, sulfato (SO4−), varias proteínas
con carga negativa y algunos ácidos orgánicos, y oscilan entre 20 y 24 mEq/L. Los
cationes extracelulares "no medidos" predominantes son K+, Ca++ y Mg++ y suman
aproximadamente 11 mEq/L. En consecuencia, la brecha aniónica típica es 23 − 11 = 12
mEq/L. La brecha aniónica puede modificarse ante aumentos o disminuciones de las
concentraciones de los cationes o los aniones no medidos
Brecha delta: La diferencia entre la brecha aniónica del paciente y la brecha aniónica
normal se denomina brecha delta. Este valor se considera un equivalente del
HCO3− porque por cada unidad de aumento de la brecha aniónica, la concentración de
HCO3− debe descender 1 (a causa de la amortiguación). En consecuencia, si se agrega
la brecha delta a la concentración de HCO3− medida, el resultado debe ubicarse dentro
del rango normal para la concentración de HCO3− y su elevación revela una alcalosis
metabólica.
25 − 10 = 15
15 + 22 = 37
CONCEPTOS CLAVE
La acidosis y alcalosis fisiológica se refieren a procesos que causan la
acumulación o pérdida de ácidos y/o álcalis; el pH en suero puede ser anormal o
normal.
Acidemia y alcalemia se refieren a un pH en suero anormalmente ácido
(pH < 7,35) o alcalino (pH > 7,45).
Los trastornos ácido-base se clasifican como metabólicos si el cambio de pH se
debe principalmente a una alteración en el HCO3− sérico y respiratorios si el
cambio es debido principalmente a un cambio en la PCO2 (aumento o disminución
en la ventilación).
Todos las alteraciones del equilibrio ácido-base dan como resultado
una compensación que tiende a normalizar el pH. Los trastornos ácido-base
metabólicos resultan en compensación respiratoria (cambio en la pCO2); los
trastornos ácido-base respiratorios resultan en compensación metabólica
(cambios en el HCO3−).
El pH establece el proceso primario (acidosis o alcalosis), los cambios en la
PCO2 reflejan el componente respiratorio; los cambios en la concentración de
HCO3− reflejan el componente metabólico.
Puede haber más de un trastorno primario del equilibrio ácido-base presente
simultáneamente. Resulta importante identificar y abordar cada trastorno primario
del equilibrio ácido-base
La evaluación incial de laboratorio de los trastornos ácido-base incluye gases en
sanrgre arterial, electrolitos séricos y cálculo de la brecha aniónica.
Utilizar una de varias fórmulas, reglas prácticas o un nomograma ácido-base para
determinar si los valores de laboratorio son consistentes con un trastorno ácido-
base único (y su compensación) o si un segundo trastorno ácido-base primario
también está presente.
Tratar cada trastorno ácido-base primario.