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Antropología trascendental.

El tema de la razón, de la sindéresis y de la sabiduría.


La sabiduría es un hábito superior a la razón y de la sindéresis, a partir de él
podemos conocer que es la persona.
La razón elabora juicios, relaciona una tesis con otra y genera otras. Esto solo es
posible gracias a la naturaleza humana, por eso es que la sindéresis es un nivel
superior a la razón.
Sindéresis: Nos expresa la naturaleza humana, su esencia: el hombre está
caracterizado por que tiene intelecto, voluntad, hábitos, sentidos.
Lo que posibilita todo ello es la persona.
La sabiduría habla de la persona.
La sabiduría nos pone en contacto con los trascendentales personales. Y estos
trascendentales es lo que nos va a permitir elaborar una antropología trascendental.
¿Qué significa esto de trascendental? Lo trascendental no es en el sentido de
universalísimo, ni de transcategorial (al modo Kantiano). Significa, en estos
términos, acto de ser.
Hablar por lo tanto de una antropología trascendental es hablar del acto de ser
humano, es decir, nos habla de la comprensión del radical acto de ser propio del
hombre. Esto significa que en el hombre hay unos trascendentales distintos a los
trascendentales del ser propios de la metafísica (uno, bueno, verdadero).
Cómo se da el paso de la metafísica a la antropología, o que la antropología se
fundamente en la metafísica. Leonardo Polo dice que no es así. No hay que hacer
una traslación de los trascendentales del ser e interpretarlos en clave antropológica.
La metafísica tiene su ámbito, los trascendentales del ser. La antropología
trascendental tiene su ámbito, los trascendentales de la persona humana, estudia
el quien, del hombre, el espíritu que cada uno es, revela la índole intima del ser
personal y su apertura a la trascendencia, desde lo propio del ser humano se
entienden los trascendentales. La antropología trascendental estudia el radical acto
que lo constituye como persona, lo radical que lo hace ser persona, que son los
trascendentales personales. P. 199
Cuáles son los trascendentales personales (nos habla de lo propio del ser humano,
no lo podemos meter en la categoría de un ente, posee un estatuto muy propio, muy
peculiar que no se puede derivar solo de la consideración del ser en cuanto ser, que
es propio de la metafísica):
- Inteligir.
- Amar. Dios dono el ser a cada uno de nosotros.
- El Co-ser y co-acto, entendido como intimidad y apertura (relación a Josief
Pieper). Todo esto nos habla de un trascender. Dios es quien posibilita la
apertura de la persona. La categoría de creación es la que nos permite
pensar a la persona como apertura, y apertura amorosa, porque esa apertura
le ha sido dada por quien es apertura. Sin Dios es difícil fundamentar la
apertura de la persona. Lo que constituye la realidad del ser humano es el
amor. Yo creo en el Dios de la Biblia porque es el que habla más
coherentemente del amor. El pecado es ir en contra de este dinamismo
amoroso, va en contra de la apertura, de la persona.
- Libertad. Se funda en la apertura, es decir, en la trascendencia.
Esto es lo que caracteriza a la persona por ser persona. Si falta uno de estos no se
puede hablar de persona, sea humana, angélica o divina.
Por la antropología trascendental conocemos mejor a dios que por la metafísica,
específicamente en la parte de la teología natural.
Antropología para inconformes: p. 199.
Trascendental habla del acto de ser del hombre, y por lo tanto hace referencia a los
trascendentales personales, es decir, aquello que caracteriza a la persona de
manera radical, lo que la constituye, su modo de ser.
La metafísica estudia los trascendentales del ente, pero desde ahí es difícil dar el
salto a una antropología, a los trascendentales del hombre.
La persona es intimidad/interioridad. Y porque hay interioridad hay apertura. La
persona es apertura y sobre todo apertura radical a quien la consituye como
apertura, es decir, Dios. Por eso es que desde la antropología trascendental
podemos hablar mejor de Dios que desde la metafísica.
Heidegger dice que toda la metafísica se entiende como ontoteologia porque trata
del ente y de Dios. Heidegger se pregunta ¿Cómo es que Dios entra a la metafísica?
A ello Heidegger responde que, Dios entra entendido como fundamento del ente, y
cuando es considerado como fundamento, Dios es considerado como otro ente, el
más perfecto, pero ente al fin, y en consecuencia es empobrecido, por eso es que
se entiende mejor desde la antropología trascendental que nos habla no de entes
sino de personas, y hablar de personas es hablar de apertura, y por tanto Dios es
apertura, porque es más fácil entender a Dios como persona y como persona
amorosa, porque en la persona humana y la persona divina existe una relación, en
metafísica solo se puede afirmar que Dios es el fundamento de todo y ya.
Esta apertura nos permite hablar del fin de la persona, un fin entendido como
encuentro, como comunión amorosa con la divinidad. Esta manera de justificar este
fin es más humana, responde más a esa inquietud que hay en el corazón humano,
porque todos tenemos necesidad del encuentro amoroso con otras personas. Sto.
Tomás dice que el fin del hombre es la felicidad, pero la felicidad que consiste en la
contemplación plena de Dios.
La experiencia de la fe responde a algo que ya está inscrito en el hombre en cuanto
a su capacidad de Dios. Porque la gracia presupone la naturaleza. Para justificar
que el hombre es capaz de Dios se justifica a través de los trascendentales
personales.
La gracia es esa ayuda de Dios que potencializa y posibilita mejor lo que ya está en
el hombre.
La experiencia amorosa inicia en esta vida, pero esperamos que se de esa plenitud
de esa experiencia. La resurrección nos habla que la muerte no es nuestro fin último,
porque la resurrección es la recuperación de nuestro ser personal y en esa
recuperación se dará la plenitud del amor, y eso responde más a lo que soy como
persona, porque morirme es privarte de todo esto que es parte de mí.
La fe no se trata de un concepto, es la experiencia del encuentro con alguien, es
decir, de dios a través de su hijo Jesús. Participar de la eucaristía es la expresión
de algo que ya nos está constituyendo como cristianos, es decir, de un encuentro.
Los sacramentos y demás gestos de fe son expresión de una apertura del hombre
a Dios, es decir, de estar en comunión con Dios, de estar en relación amorosa con
Él.
Por eso la apertura está caracteriza de esperanza. A partir de esto las virtudes
teologales cobran un nuevo sentido.
El amor es constitutivo de la existencia, el amor entendido como apertura amorosa,
por eso el hombre tiene necesidad de amar y de ser amado.
La experiencia de la fe no es algo sobrepuesto al ser humano, es la plenitud de lo
que su propio ser (del ser humano) ya anuncia en el mundo. La fe es gracia, pero la
gracia presupone la naturaleza.
La libertad se entiende desde la radical apertura, y significa que opte o no opte por
esta apertura, y la libertad nos refiere por tanto a la responsabilidad. Elegir a los
otros y a Dios es ponerme en línea con lo que me constituye. La relación con Dios
debe ser libremente aceptado.
Co-existe, es decir es con los demás, con el universo y con Dios. P.200
La persona es insuficiente para sí mismo, el hombre no está hecho para la soledad,
se realiza plenamente en la comunión con los demás, es decir, los otros, el universo
y Dios. La réplica no la encuentro en mi intimidad, la encuentro fuera de mí.
El dios de amor es el dios de la misericordia, porque la misericordia es abrazar al
que cae, al que sufre, al que está necesitado. El mensaje de misericordia es muy
actual para el hombre de hoy.
El hombre está llamado a una plenitud de amor, tiene necesidad de satisfacer
plenamente esa necesidad amorosa, la cual solo se satisface plenamente en Dios.
Dios existe porque no es posible tener sed si no existe el agua.
La libertad se realiza plenamente solo en el encuentro con otra libertad, es decir con
otra persona, porque la persona me pide opciones, me pide compromiso, me exige
mí no indiferencia. El celibato es empeñar mi libertad por otra persona.
El acto de libertad necesita conocimiento y amor para que sea pleno.
La apertura divina requiere otra persona divina.
El hombre que es conocer, co-existencia, libertad y amor; exige una réplica (Dios)
que sea conocer, co-existencia, libertad y amor. Hay una relación analógica, donde
el hombre se comprende asimismo y encuentra su réplica en Dios, y el hombre es
un ser replicado por Dios, por eso es que desde la antropología trascendental
obtenemos un conocimiento más profundo de Dios, porque no es lo mismo decir
que Dios es acto puro, omnisciente, eterno… a decir que Dios es conocer, co-
existencia, libertad y amor, lo primero es una visión metafísica, por eso es que el
camino de la metafísica no es muy viable para conocer a Dios.
Dios que es el aceptar irrestricto convierte todo lo que le das en algo hermoso
mientras se lo demos sin condiciones. P.200 cuento de Wilde.
La alienación es perdida de mi intimidad, y con ello caemos en la superficialidad. Es
el camino de San Agustín, a Dios lo encuentro en mi intimidad.
Leer la coexistencia personal, qué significa la co-existencia.
1. Describe el concepto de co-existencia.
2. Qué expresa el concepto.
3. Cómo lo justifica y argumente el autor.
4. ¿Cuál es el alcance y relevancia en torno al tema antropológico?
5. Cómo se relaciona con otros temas relevantes señalados en el mismo capítulo.
6. Conclusión.
p. 495
Mientras no haya claridad de ideas no podemos avanzar en la comprensión.
En el hombre podemos distinguir una naturaleza, una esencia y un acto de ser
personal.
La naturaleza hace referencia a lo recibido pasivamente y que tiene que ver con esa
base organica. Es todo el tema de la corporalidad.
En la filosofía medieval naturaleza y esencia son conceptos muy afines. Naturaleza
es la esencia que actúa.
En nuestros tiempos hablar de naturaleza es hablar de lo biológico. Es una
comprensión reductiva. Por eso encontramos algunas objeciones como cristianos.
Es hablar de una totalidad sumamente compleja que revela lo que es el ser humano.
La esencia tiene que ver con unas potencias humanas. Entendidas como
inteligencia y voluntad. Lógicamente con sus hábitos de conocimiento: la razón, el
intelecto, etc.; o con sus virtudes o vicios. La esencia tiene que ver con el modo
propio de manifestarse el hombre, es decir, es lo que se ve, lo que se muestra, como
actuamos. La inteligencia y la voluntad siempre se van a manifestar de algún modo.
Hablar de esencia es hablar de ese modo de ser en que el hombre se manifiesta,
se revela. Estas manifestaciones esenciales pueden crecer o decrecer, un hombre
virtuoso es mucho más perfecto que uno vicioso. La esencia no revela lo más
radical, lo más propio de lo que es el hombre. El ser se revela en su acto de ser
personal.
En el acto de ser personal se revela la persona, el quien, la más profunda intimidad.
La persona es co-existencia, libertad, conocer, amar. Porque la persona es este
quien con todo esto es que se manifiesta de este modo (el de la esencia). Es el
aspecto fundamental que revela el quien del hombre.
Normalmente al tratar de responder que es el hombre nos quedamos en el nivel de
la esencia. Ni el alma ni el cuerpo, ni su unión son la persona, es decir, no me dicen
quién soy. La persona no es su cuerpo, esto es muy difícil de entender en una
sociedad que da culto al cuerpo.
La corporeidad tiene necesidad de ubicarse en un ámbito mucho más claro.
El acto de ser personal: Los trascendentales personales (son 4).
1. La co-existencia.
Cuando se habla de persona en la filosofía medieval, se habla de que persona viene
de subsistente: una sustancia completa que posee en si misma todas sus
perfecciones, por tanto, cerrada en sí misma. Es decir, cuya perfección está
encerrada en sí y no en la co-existencia.
Es apertura a la realidad, a otras personas y a Dios.
La intimidad habla de una consolidación de su propio ser, pero en esa consolidación
hay un dinamismo radical de apertura, y en esa apertura es como se comprende
como compañero (Gn. No es bueno que el hombre este solo). En el mismo ser del
hombre, en su ser co-existente está el fundamento de la solidaridad. Un hombre
aislado empieza a contradecir su propio ser personal, va en contra de lo que él es,
se anularía como persona. El tema de la solidaridad es poner al hombre a la altura
de su propio acto de ser personal, porque la coexistencia la pertenece.
Hablar de co-existencia es hablar de un dinamismo que me abre a los demás. La
co-existencia pone en evidencia mi limitación porque para ser necesito estar con.
La subsistencia sigue teniendo validez porque habla de ese ser que me pertenece
a mí, pero también soy un ser con.
La esencia revela el modo que se manifiesta y que puede crecer o decrecer, la
esencia no se identifica con la persona, se apoya en el acto de ser personal, porque
si hubiera una identidad la persona estaría en apertura constante sin embargo hoy
vemos que la persona se cierra a las relaciones. No porque el hombre sea co-
existencia significa que va a ser magnifico en sus relaciones personales. Si la
esencia puede decrecer o crecer es porque está fundamentada en estos 4
trascendentales personales.

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