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Teoría del conocimiento científico

El paradigma y la ciencia normal

Kanndy Marley Guillen Payan

Grupo 04

Universidad popular del cesar

Facultad administrativas contables y económicas

Contaduría publica

Valledupar

2015
Teoría del conocimiento científico

El paradigma y la ciencia normal

Kanndy Marley Guillen Payan

Grupo 04

Hernán Quintero Castro

Contador publico

Universidad popular del cesar

Facultad administrativas contables y económicas

Contaduría publica

Valledupar

2015
Paradigma y ciencia normal

En este ensayo, 'ciencia normal' significa investigación basada firmemente en una


o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad
científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su
práctica posterior. En la actualidad, esas realizaciones son relatadas, aunque
raramente en su forma original, por los libros de texto científicos, tanto
elementales como avanzados. Esos libros de texto exponen el cuerpo de la teoría
aceptada, ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropiadas y comparan éstas
con experimentos y observaciones de condición ejemplar. Antes de que esos
libros se popularizaran, a comienzos del siglo XIX (e incluso en tiempos más
recientes, en las ciencias que han madurado últimamente), muchos de los libros
clásicos famosos de ciencia desempeñaban una función similar. La Física de
Aristóteles, el Almagesto de Tolomeo, los Principios y la Óptica de Newton,
la Electricidad de Franklin, la Química de Lavoisier y la Geología de Lyell —estas y
muchas otras obras sirvieron implícitamente, durante cierto tiempo, para definir los
problemas y métodos legítimos de un campo de la investigación para
generaciones sucesivas de científicos. Estaban en condiciones de hacerlo así,
debido a que compartían dos características esenciales. Su logro carecía
suficientemente de precedentes como para haber podido atraer a un grupo
duradero de partidarios, alejándolos de los aspectos de competencia de la
actividad científica. Simultáneamente, eran lo bastante incompletas para dejar
muchos problemas para ser resueltos por el redelimitado grupo de científicos.

En el desarrollo de la cátedra de Filosofía de la Ciencia hemos ido estudiando


el comportamiento histórico de las principales posiciones epistemológicas sobre
la ciencia en el siglo XX. En este ensayo nos centramos en el estudio de un
capítulo de la obra principal de unos de los más revolucionarios pensadores de los
últimos tiempos: Thomas S. Kuhn. Se analizan algunas de sus categorías
centrales, tratando de extraer su visión, su manera de comprender el progreso
científico y su propuesta personal para abordar la epistemología.
Dentro de la gran problemática sobre cómo se da el desarrollo o progreso
científico se han asomado diversas categorías y tesis a lo largo de la historia de la
Filosofía de la Ciencia. El neopositivismo fundamentalmente asumía la visión
acumulativa, con la propuesta de la reducción científica. Popper, por su parte,
hablada de la acumulación, haciendo sus razonamientos desde el concepto de la
verosimilitud de las teorías.
Dentro de lo que nos atañe en este ensayo, hay que mencionar que Thomas
Kuhn, considera esta problemática, tomando apoyo en el estudio histórico de la
ciencia, debido a las "crisis y rupturas, que implican cambios radicales en la
concepción del mundo, a las que llamó revoluciones científicas". Su apoyo en lo
histórico se debe a que desde su posición de historiador de las ciencias, considera
que esto es un factor muy importante para comprender no sólo cómo han ido
adelante las teorías científicas, sino entender también por qué en ciertos
momentos algunas teorías han sido aceptadas en vez de otras y han sido
justificadas y validadas. A demostrar esta posición sobre su concepción del
progreso científico, se dedica Kuhn en su obra magna: La estructura de las
revoluciones científicas. En esta se consiguen diversas categorías y conceptos
que son ampliamente consideradas en la epistemología que se ha escrito tras
Kuhn, tales como: paradigma, crisis, revoluciones científicas, ciencia normal, entre
otras.

En el capítulo II de la obra citada se presenta un estilo de introducción hacia lo que


es su concepción de paradigma y ciencia normal, teniendo muy en cuenta un
criterio historicista para su análisis y descripción; por lo que recurre a ejemplos
bien concretos, específicamente en el campo de su dominio: la física y la
electricidad.

Para Kuhn la ciencia normal tiene como tarea la solución de situaciones científicas
desde un determinado paradigma, que es compartido por los integrantes de
una comunidad científica en cada campo de investigación:
Ciencia normal significa investigación basada firmemente en una o más
realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica
particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica
posterior.
La ciencia normal, por lo tanto, implica «un período» en el que se ejecutan las
actividades científicas aferradas a un paradigma, permitiendo que se revelen los
aspectos más relevantes, según esta referencia paradigmática. Se refiere a toda
una etapa pre científica, que en el neopositivismo se denota como contexto de
descubrimiento y la constitución progresiva de un paradigma, según nos dice
Echeverría, dan origen a esta etapa de ciencia normal.
Antes de continuar con el análisis y presentación del discurso dado por Kuhn en el
Capítulo II de «La estructura de las revoluciones científicas», sobre la ciencia
normal, intentemos clarificar su noción sobre esta categoría fundamental para sus
relatos epistemológicos: paradigma.
Ya desde el Capítulo I, Kuhn quiere sostener que el desarrollo científico no se
puede considerar como un proceso de acumulación de hechos, inventos,
teorías leyes científicas, en clara oposición a la corriente neopositivista que de
alguna manera, en este aspecto fue sostenida también por Popper. Admite
también, con una explicación de valor histórico, que las teorías científicas
anticuadas, aunque hayan sido descartadas, no dejan de ser científicas.
Ciertamente que en el proceso histórico han sido diversas las maneras de
recopilar y procesar la información, por no hablar de la variedad de situaciones de
descubrimiento de una teoría. Teniendo en cuenta los diferentes criterios y
posibilidades tecnológicas de cada época. Asimismo, han sido diversos los tipos
de interpretaciones que han influido para comprender los fenómenos científicos.
"Lo sorprendente es la desaparición de todo este cúmulo de ciencias dispersas,
precisamente en el momento de la constitución de un paradigma", reflexiona
Echeverría. De acá que el término paradigma para Kuhn esté relacionado
íntimamente con el de ciencia normal.
Lo que Kuhn denomina realizaciones paradigmáticas iniciales, cumplen, según el
autor, por lo menos dos características esenciales, por las cuales han podido
sostenerse en la historia, como ciencia normal; permitiendo definir
las investigaciones, en cuanto a su teoría y método, en un campo científico
determinado. Dichas características son:
Carecen suficientemente de precedentes como para haber podido atraer a
un grupo duradero de partidarios, alejándolos de los aspectos de competencia de
la actividad científica. Simultáneamente, eran lo bastante incompletas para dejar
muchos problemas para ser resueltos por el redelimitado grupo de científicos.
Las realizaciones que cumplían estas características estaban en el ámbito de ser
ciencia normal y Kuhn las denominó paradigmas. En esto se dice que un saber
«ascenderá» a la categoría de ciencia una vez dado el triunfo de un paradigma al
él referido, reuniendo los miembros que aprenden, conocen y practican las bases
dadas por el paradigma:
Los hombres cuya investigación se basa en paradigmas compartidos están sujetos
a las mismas reglas y normas para la práctica científica. Este compromiso y el
consentimiento aparente que provoca son requisitos previos para la ciencia
normal, es decir, para la génesis y la continuación de una tradición particular de
la investigación científica.
En esta afirmación se descubren las bases que permiten la constitución de
creencias y hábitos de científicos e intelectuales, que los identifica como
comunidad científica o como escuela paradigmática, que se
ha impuesto históricamente ante otras nociones del saber correspondiente.
Kuhn, en el capítulo que sigue, describirá con palabras breves su noción de
paradigma; aunque ya en el capítulo que acá tratamos la ha ido presentando: "Un
paradigma es un modelo o patrón aceptado"; aceptado por una comunidad de
científicos que raramente concurren en desacuerdo con su manera específica de
hacer ciencia.
Como todo hecho histórico, Kuhn entiende que la estructura de la ciencia se
fundamenta en un paradigma correspondiente a la época y que tiene su
génesis, evolución, desarrollo y ocaso, hasta que es sustituido por otro.
Este pensamiento le permite expresar su noción de revoluciones científicas, que
para él constituyen los pasos fundamentales en el desarrollo de la ciencia y que
consisten en el proceso de cambio de paradigmas. "Teorías que responden a
paradigmas diferentes son incomparables entre sí, y el paso de un paradigma a
otro no se puede explicar sino por factores extrínsecos a la propia racionalidad
científica". Por este tipo de afirmaciones es que se considera a Kuhn, junto a
Feyerabend, con sus tesis de la inconmensurabilidad científica, los nuevos
transgresores de la epistemología de la ciencia.
El paradigma, entendido como modelo o patrón, regirá para Kuhn la ciencia
normal, en un determinado período histórico, hasta su crisis y la revolución; de acá
que los científicos referidos a un determinado paradigma, al realizar su labor
científica no requerirán de hacer definiciones, ni delimitar su campo de acción. Se
supera la escolástica forma de la famosa explicatio terminorum, que exigía la
ubicación y justificación de cada concepto, término o categoría empleada, con
extensos marcos teóricos definitorios. El paradigma ya marca las pautas a este
respecto, lo que indica la independencia y autonomía de un saber científico.
La adquisición de un paradigma y del tipo más esotérico de investigación que
dicho paradigma permite es un signo de madurez en el desarrollo de cualquier
campo científico dado.
Desde diversos ejemplos de la física y la electricidad Kuhn, intenta demostrar
cómo se da el proceso para llegar a esta madurez histórica y el progreso
revolucionario de las ciencias. Para él, como ya se ha asomado, las
transformaciones de los paradigmas son las revoluciones científicas y el cambio
que se da de un paradigma que cae a otro que pasa a dominar. Este es el
comportamiento usual de desarrollo de una ciencia que va madurando. Entiéndase
por qué en el neopositivismo se quiso imponer a la física como el paradigma
científico, modelo que debería ser considerado para la estructuración de los
demás saberes. La madurez histórica que ha alcanzado la física es indudable, y el
lenguaje fiscalista, con la influencia del primer Wittgenstein fue notable para
incluirlo como modelo, a pesar de su posterior inconsistencia. Esto lo entendió
muy bien Kuhn siendo historiador de las ciencias, epistemólogo y físico.

Kuhn reconoce que en las ciencias más antiguas, ya de tiempos «prehistóricos»


se habían establecido paradigmas, tal es el caso de la matemática y la
astronomía. También en la historia de la ciencia surgieron paradigmas por
combinación de saberes y especialidades, como en el caso de la bioquímica,
donde tanto la biología como la química, se podían considerar como ciencias
maduras. A su vez, se admite el desarrollo de conocimientos sin contar
necesariamente con un paradigma determinado, pero en este caso: "a falta de un
paradigma, todos los hechos que pudieran ser pertinentes para el desarrollo de
una ciencia dada tienen probabilidad de aparecer igualmente importantes". De
esto se suscitan investigaciones sin mayor orientación, sin criterios para la
recolección de datos; el manejo de los instrumentos se hace inadecuado, bien sea
por su uso excesivo o por defecto.

No se niega que el cúmulo de datos que se aportan desde las ciencias sin
paradigmas pueda ser válido; de echo, datos que en algún momento han sido
considerados como insignificantes, en otro tiempo pueden revestir gran
importancia científica. Muchos han sido los casos - cita Kuhn -, por ejemplo los
escritos enciclopédicos de Plinio y los aportes literarios científicos de Bacon.

Las primeras etapas en el desarrollo de una ciencia por lo general van en este
sentido. Se va recolectando un caudal de información, reunida sin mayor
orientación y que se encuentra en manos de estudiosos que inicialmente manejan
un buen número de creencias metodológicas y de teorías que se cruzan y se
yuxtaponen. Lo que se presta, por ende, a que surjan variedad de interpretación y
resultados a ese respecto.

Esta situación de descubrimiento tiende a desaparecer y su "desaparición es


causada, habitualmente, por el triunfo de una de las escuelas anteriores al
paradigma, que a causa de sus propias creencias y preconcepciones
características, hace hincapié sólo en alguna parte especial del conjunto e incoado
de informes". De esta manera, se da el paso al período de ciencia normal. Pero el
mismo Kuhn considera que este traspaso implica en los estudiosos un tipo de
conversión, pero que no es dado por la fuerza (una revolución pacífica), tampoco
cumple una secuencia lógicamente preestablecida, no responde a exigencias
neutrales de la situación que se va gestando en el conocimiento. Muchas veces,
admite Kuhn, el paso de un paradigma a otro no se hace necesariamente por
razonamientos lógicos, sino incluso por razones externas a la misma ciencia.

Por lo general, la conversión a un nuevo paradigma se da porque el nuevo modelo


permite resolver las dificultades que el anterior no lograba y que han hecho que el
viejo modelo entre en crisis. Ante esto, se puede indicar que de alguna manera
Kuhn asoma cierto relativismo en el desarrollo de los paradigmas, aunque él
mismo no lo promulga abiertamente: "Para ser aceptable como paradigma, una
teoría debe parecer mejor que sus competidoras; pero no necesita explicar y, en
efecto, nunca lo hace, todos los hechos que se puedan confrontar con ella". El
rechazo a la visión de la reducción científica absorbente del neopositivismo y al
falsacionismo popperiano es evidente, a la vez que se capta la asunción del
criterio de inconmensurabilidad de las teorías, aunque no se hace mayor hincapié
a esto en el capítulo que estamos tratando.
En el proceso histórico los paradigmas van avanzando; al surgir uno nuevo, éste
debe ir conquistando espacio en su ámbito de acción, debe hacer entrar en crisis
al paradigma que lo precede y llegar a producir y extender muchas
argumentaciones que puedan persuadir a muchos científicos del campo.

En el desarrollo de una ciencia normal, cuando un individuo o grupo produce por


primera vez una síntesis capaz de atraer a la mayoría de los profesionales de la
generación siguiente, las escuelas más antiguas desaparecen gradualmente. Su
desaparición se debe, en parte, a la conversión de sus miembros al nuevo
paradigma.

Sin embargo, ante esto se puede decir que históricamente se descubren


científicos que no quieren separarse de sus antiguas posturas y métodos, por lo
cual son excluidos; ante lo que emerge, sus trabajos pierden vigencia, ya que el
nuevo paradigma implicará la definición más rígida y «mejor» estructurada de la
ciencia en cuestión; por ello, quienes no quieran ajustarse a ello se irán aislando
en el campo del conocimiento.

Establecido el paradigma y al estar en curso la ciencia normal, la investigación


científica surte efecto a manera de descubrir incógnitas; se da por sentado que los
presupuestos del paradigma son firmes, no serán, por lo tanto, objeto de duda por
parte de quienes lo asuman, por lo menos hasta que no salga a la luz otro modelo
que lo opaque. En otros espacios de la obra que estudiamos, Kuhn admitirá, en
contra del falsacionismo, que si se descubren anomalías, se dejan inicialmente de
un lado, no niegan de ipso facto la teoría o el paradigma, la anomalía podrá
expresar errores en la práctica científica y no por eso en los fundamentos teóricos.
Pero en el caso que estas anomalías o dificultades persistan y ya sea insostenible
obviarlo, entrará en crisis el paradigma y se requerirá su sustitución.

En esta crisis de los fundamentos de los paradigmas ocurren las revoluciones


científicas y el avance progresivo, más no «rítmico», de la ciencia normal. En ese
pasar histórico se alcanza la ya mencionada madurez científica:

Desde la Antigüedad prehistórica, un campo de estudio tras otro ha ido cruzando


la línea divisoria entre lo que un historiador podría llamar su prehistoria como
ciencia y su historia propiamente dicha. Esas transiciones a la madurez raramente
han sido tan repentinas e inequívocas (...). Pero tampoco han sido históricamente
graduales, o sea, coextensivas con el desarrollo total de los campos en cuyo
interior tuvieron lugar.
La ciencia normal que Kuhn promulga está definitivamente marcada por un
paradigma. Él ha querido en el segundo capítulo aquí estudiado, mostrar ese
camino hacia ella, acudiendo a su visión histórica. Muchos de sus críticos
destacan su tendencia a lo irracional y al relativismo epistemológico, la imprecisión
en el manejo de sus categorías centrales y en el manejo radical de la
inconmensurabilidad que impide la misma explicación del avance científico en la
historia. Con todo, Kuhn admite que el alcance de un paradigma es fundamental:
"es difícil encontrar otro criterio que proclame con tanta claridad a un campo dado
como ciencia".

CONCLUSIÓN

Ciertamente que el análisis, relativamente aislado de un capítulo de la obra central


de Kuhn, impide crear de una vez un juicio general sobre el aporte de este autor;
sobre todo, por el estilo de este capítulo que presenta argumentaciones todavía
introductorias, indicando sólo el acercamiento a un camino histórico de las
revoluciones científicas.

Al hacer un repaso del índice y a algunos contenidos de la obra, se puede


determinar que las categorías asomadas en este ensayo siguen siendo el bastión
de su discurso. El camino tomado por Kuhn pretende seguir indagando la función
de los paradigmas, el comportamiento de las ciencias revolucionarias.

El aporte de Kuhn es indudable en cuanto favorece la comprensión actual de la


ciencia; las «camisas de fuerza» lógicas van siendo superadas y nuevos
conceptos, adaptados a las nuevas tecnologías, son considerados en el lenguaje
científico emergente. El valor sociológico del fenómeno científico es uno de los
aportes que se le reconoce a Kuhn; todavía sus entregas a la epistemología se
pueden considerar recientes y quedará algún tiempo para evaluar como han
incidido en la manera de comprender y de actuar en la ciencia de finales del siglo
XX e inicios del XXI.

Es importante la afirmación que hace Moreno al analizar los aportes kuhnianos: "al
circunscribir el paradigma a un campo específico de la ciencia o a las ciencias
particulares (la física, la química, la biología...), da una explicación insuficiente
pero abre la posibilidad de nuevas preguntas. ¿La verdad de cada paradigma está
en sí mismo? ¿No es pensable un paradigma más amplio dentro de cuyo
horizonte se constituyan y desarrollen los distintos paradigmas científicos?". Acá
surge un campo de investigación para los filósofos y sobre todo para los
epistemólogos de la ciencia. Son muchos los interrogantes que se generan y
muchas las cosas que se pueden indagar. La ciencia en su camino revolucionario
avanza cada vez con más rapidez; por lo tanto, los aportes que vienen de la
Filosofía deben adaptarse al ritmo que tienen, para no caer en el peligro de ser
ignoradas, dejadas a un lado por paradigmas superficiales.

Quedaría por considerar el ejercicio de poner en común las reflexiones sobre el


resto de los capítulos de la obra principal de Kuhn, e incluso de otros aportes
posteriores, para realizar un análisis más exhaustivo de su visión, pudiendo
realizar una crítica y una síntesis más objetiva y valiosa.

Kuhn llama “ciencia normal” a las realizaciones basadas en el pasado y que una
comunidad científica reconoce, por un tiempo, para su práctica posterior. Esas
realizaciones aparecen en los libros de texto científicos por medio de los cuales se
difunde el cuerpo teórico aceptado y los métodos legítimos de un campo de investigación.
Los libros clásicos famosos de Aristóteles, de Ptolomeo, de Newton…, desempeñaron
este papel porque tenían dos atributos fundamentales:

1. Las realizaciones que difundían carecían de precedentes, se alejaban de los aspectos de la


competencia de la actividad científica.
2. Los hallazgos eran lo suficientemente incompletos como para que el delimitado grupo de
científicos que abrazaba los supuestos, se viera abocado a la resolución de muchos problemas no
resueltos.
Un paradigma es la realización que comparte las dos características anteriores y está vinculado a la
ciencia normal.
En la práctica científica real, los ejemplos de paradigmas incluyen teoría, aplicación e
instrumentación y proporcionan modelos de los que surgen tradiciones de investigación científica:
“astronomía ptolemaica”, “óptica corpuscular”, etc.
Compartir paradigmas sujetos a las mismas reglas para lapráctica científica, generar
consentimiento entre la comunidad científica a la que se pertenece y contribuir a la continuación
de una tradición particular, son las características de la ciencia normal.
El éxito de un paradigma es, al principio, una promesa de solución de problemas y
la ciencia normal es precisamente eso: la realización de esa promesa, lo que se
logra por medio de la ampliación de los conocimientos de los hechos considerados
reveladores para el paradigma. Este es el arduo trabajo que hacen los
practicantes de una ciencia madura.
La ciencia normal, entonces, no provoca nuevos fenómenos ni nuevas teorías sino
que intenta que la naturaleza encaje en el paradigma reconocido.
Compartir paradigmas sujetos a las mismas reglas para la práctica científica,
generar consentimiento entre la comunidad científica a la que se pertenece y
contribuir a la continuación de una tradición particular, son las características de la
ciencia normal.
Las dificultades que se presentan para establecer un paradigma son:
Si no hay un paradigma o candidato a tal, todos los hechos pertinentes para el
desarrollo de una ciencia tienen probabilidades de ser considerados igualmente
importantes.
Cuando no hay un paradigma la reunión de hechos es más bien fortuita, escasual
y se reduce a lo que se encuentra. Esto es un trabajo artesanal, es una artesanía
no una ciencia.
No es que esa recogida fortuita no haya sido esencial para el surgimiento de una
ciencia (escritos de Plinio o de Bacon por ejemplo) pero un trabajo de ese tipo es
un marasmo.
O sea que ninguna historia natural puede interpretarse si no hay cierto caudal
entrelazado de creencias metodológicas y teóricas que permitan la selección, la
evaluación y la crítica.
Por eso es que en las primeras etapas del desarrollo científico no era extraño que
ante la misma gama de fenómenos, los investigadores describieran e interpretaran
de manera diferente: no habían construido un paradigma desde donde investigar
la realidad.
Sólo cuando el paradigma aceptado deja de funcionar con éxito en la solución de
los problemas, se relajan las restricciones que atan la investigación.
Los paradigmas son parte de la ciencia (y de la naturaleza). Sin un paradigma no
habría ciencia normal.
Al aprender un paradigma, el científico adquiere al mismo tiempo teoría, métodos
y normas.
Por eso dos escuelas científicas que tengan desacuerdos acerca de qué es un
problema y cuál su solución, tendrán que chocar al debatir los argumentos de sus
respectivos paradigmas.

El “conocimiento científico” es una aproximación crítica a la realidad apoyándose


en el método científico que, fundamentalmente, trata de percibir y explicar desde
lo esencial hasta lo más prosaico, el porqué de las cosas y su devenir, o al menos
tiende a este fin.

La crítica consiste en intentos de refutación: si la crítica tiene éxito se descarta el


ensayo de solución refutado y se busca otro; si resiste a la crítica se acepta
provisionalmente en cuanto digno de seguir siendo discutido, y si persiste en
resistir la crítica se puede estimar corroborado, pero eso no significa que seEl
camino hacia la ciencia normal es crear un paradigma para ser demostrado y
aceptado. Si este paradigma se transforma se crea una revolución científica pero
si ese paradigma trasciende repetidas veces a otros paradigmas es cuando da
paso a una ciencia normal y/o madura. Sin embargo, si no se cuenta con algún
paradigma bien definido, cualquier fin de la investigación realizada parecerá
importante. La cuestión es tener un punto de estudio en común que los lleve a un
resultado con credibilidad para ser aceptado y adoptado para procedimientos
científicos posteriores y que de mayor formalidad a la ciencia formal en
construcción, ya que esta teoría -que ahora se convirtió en paradigma- no necesita
explicar más allá de lo que esta demostrando.

Cada paradigma es importante por los datos y resultados que genera para dar
paso a su propia transformación y creación de otro paradigma. Si se intentara
desplazar por completo un paradigma anterior se borraría parte importante de
conocimiento pasado que abrió camino a los paradigmas recientes; la credibilidad
y fuerza no serían suficientes, sería como comenzar de cero, algo que podría ser
beneficioso para la construcción de la ciencia normal pero cabe destacar que para
que un paradigma y la ciencia normal sean reconocidas como tal primero tienen
que ser aceptadas por la comunidad científica. El camino hacia la ciencia normal
es crear un paradigma para ser demostrado y aceptado. Si este paradigma se
transforma se crea una revolución científica pero si ese paradigma trasciende
repetidas veces a otros paradigmas es cuando da paso a una ciencia normal y/o
madura. Sin embargo, si no se cuenta con algún paradigma bien definido,
cualquier fin de la investigación realizada parecerá importante. La cuestión es
tener un punto de estudio en común que los lleve a un resultado con credibilidad
para ser aceptado y adoptado para procedimientos científicos posteriores y que de
mayor formalidad a la ciencia formal en construcción, ya que esta teoría -que
ahora se convirtió en paradigma- no necesita explicar más allá de lo que está
demostrando.

Para concluir debemos aclarar que cada paradigma es importante por los datos y
resultados que genera para dar paso a su propia transformación y creación de otro
paradigma. Si se intentara desplazar por completo un paradigma anterior se
borraría parte importante de conocimiento pasado que abrió camino a los
paradigmas recientes; la credibilidad y fuerza no serían suficientes, sería como
comenzar de cero, algo que podría ser beneficioso para la construcción de la
ciencia normal pero cabe destacar que para que un paradigma y la ciencia normal
sean reconocidas como tal primero tienen que ser aceptadas por la comunidad
científica.
Bibliografía

 http://www.monografias.com/trabajos12/kuhn/kuhn.shtml

 http://es.slideshare.net/ccoicca72/la-ciencia-normal-como-resolucion-de-
enigmas-khun

 Libro la estructura de las revoluciones científicas

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