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A continuación el fallo completo del TIP:

FALLO N° 09/18 P.A. SALA "A": En la ciudad de Santa Rosa, Capital de la Provincia de La
Pampa, a los seis días del mes de abril de dos mil dieciocho, se reúne la Sala "A" del
Tribunal de Impugnación, integrada por los señores Jueces Carlos A. Flores y Pablo T.
Balaguer, a los efectos de resolver los recursos de impugnación interpuestos en fecha
19 de diciembre de 2017 por el Dr. Jorge Salomone en su carácter de Querellante
Particular y en fecha 20 de diciembre de 2017 por la representante del Ministerio
Público Fiscal Dra. Ivana Soledad Hernández, en Legajo N° 2809/3 -registro de este
Tribunal-, caratulado: "FANJUL, Carlos Eduardo; PASAMAN, Ricardo Andrés S/Recurso
de Impugnación", del que:

RESULTA:

Que la Audiencia de Juicio de la Segunda Circunscripción Judicial, con fecha 5 de


diciembre de 2017, mediante Fallo N° 851 - cuya copia fue anexada por las partes
recurrentes en ocasión de los recursos de impugnación, resolvió absolver a Carlos
Eduardo Fanjul y a Ricardo Andrés Pasaman de la imputación de Homicidio Culposo
(art. 84 primer párrafo del C.P.) por aplicación del beneficio de la duda (art. 6° del
C.P.P.).

Que contra dicho Fallo, el letrado apoderado de la parte querellante -Dr. Jorge
Salomone-, por las motivaciones de procedencia de "errónea aplicación de la ley
sustantiva" (art. 400 inc. 1° del C.P.P.) y "errónea valoración de la prueba" (art. 400 inc.
3° del C.P.P.), interpuso recurso de impugnación, solicitando se revoque la sentencia
impugnada por ser violatoria de las reglas de la sana crítica racional y el derecho de
defensa en juicio.

Por su parte el Ministerio Público Fiscal a cargo de la Dra. Ivana Hernández, por las
motivaciones de procedencia de "inobservancia de normas procesales" (art. 400 inc. 2°
del C.P.P.) y "errónea valoración de la prueba" (art. 400 inc. 3° del C.P.P.), interpuso
recurso de impugnación conforme escrito presentado ante este Tribunal, solicitando se
invalide la sentencia absolutoria y se condene a ambos acusados en orden a las
solicitudes expresadas oportunamente.

Que con fecha 08 de febrero de 2018, el Defensor Particular de los imputados -Dr.
Francisco Gabriel Marull-, presenta el correspondiente informe sobre los recursos de
impugnación presentados por el Querellante Particular y Fiscalía.

Habiéndosele dado el trámite abreviado (art. 416 del C.P.P.) ha quedado ésta en
condiciones de ser resuelta, habiéndose establecido el orden de votación
correspondiente, siendo el primero el señor Juez Carlos A. Flores y luego el señor Juez
Pablo T. Balaguer, y:

CONSIDERANDO:

El señor Juez Carlos A. Flores, dijo:


En principio cabe afirmar que los recursos de impugnación interpuestos por la parte
querellante y el Ministerio Público Fiscal, resultan admisible a tenor de lo establecido
en los arts. 400 incs. 1°, 2° y 3°, 403 y 404 de nuestro ordenamiento procesal.

Otro de los requisitos esenciales requeridos para la viabilidad de estos recursos, o sea
los motivos en los que se fundamentan, se encuentran debidamente explicitados,
brindando los mismos, el marco de avocamiento y contralor que este Tribunal revisor
debe efectuar.

El Tribunal de Juicio, en la sentencia puesta en crisis, para garantizar el derecho que


tienen a que su caso sea visto una vez más en forma integral, conforme lo dispuesto
por la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8.2.h) y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14.5), a los que adhiriera nuestro país
y por ende, forman parte de nuestro derecho positivo vigente y son integrativos del
concepto del debido proceso constitucional, emergente del art. 18 de nuestra
Constitución Nacional.

Los agravios de los impugnantes, conforme fueron relatados precedentemente


deberán ser examinados a la luz de las constancias probatorias incorporadas
legítimamente al sub-lite, prescindiendo de todas aquellas cuestiones que resultan
propias de la inmediación, tal como fuera fijado por la jurisprudencia de nuestro
Máximo Tribunal en el precedente "Casal".

Ello así, y teniendo en consideración que ese alto cuerpo en la jurisprudencia aludida
señala que "la revisión" así entendida implica la eliminación de las limitantes por
cuestiones de hecho y de derecho, debiendo aplicarse en nuestro derecho la teoría
que en la doctrina alemana se conoce como del "agotamiento de la capacidad de
revisión o de la capacidad de rendimiento..." habré de ingresar al examen de las
cuestiones planteadas por los agraviados con la amplitud de conocimiento y revisión
expuesta.

Analizadas las circunstancias apuntadas por los impugnantes corresponde ponderar si


los extremos señalados por estos presentan los vicios que la descalifican como acto
jurisdiccional válido conforme los agravios señalados.

En el caso sub-examen corresponde analizar si, como expresan los agraviados, la


valoración de la prueba realizada por el Tribunal de Juicio es violatoria de las reglas de
la sana crítica y el derecho de defensa en juicio y si ha existido por parte del a-quo una
inobservancia de normas procesales y errónea valoración de la prueba.

A) Con respecto al imputado Carlos Eduardo Fanjul:

"Que el día 24 de agosto de 2011 a la joven Ana Belén Ceballos, en el Sanatorio Santa
Rosa de la misma ciudad, el Dr. Carlos Eduardo Fanjul, le practica una intervención de
endoscopía digestiva, denominada "Colangio Pancreatografía Retrógrada Endoscópica"
(en adelante CPRE), resultando el método consensuado, a fin de extraer los cálculos
biliares detectados en el conducto colédoco. Como posibles complicaciones de la
intervención, se indicaron pancreatitis, perforación de vísceras y hemorragia".

"Al médico que practicó el estudio se le imputa haber producido una perforación de
duodeno, no advertida, al momento de realizar su intervención, por lo que, no
habiendo tomado los recaudos necesarios posteriores que exigía la "lex artis" produjo
un incremento del riesgo permitido, sin observancia del deber de cuidado,
configurando la conducta descripta el art. 84 del C.P.".

El a-quo a los efectos de determinar si existió por parte del profesional médico (Dr.
Fanjul), algún tipo de responsabilidad encuadrada en la figura penal enrostrada, tuvo
en cuenta los informes producidos por los profesionales Osvaldo Campi (perito de
parte de ambos imputados) y Daniel Crescenti y Melanie Viñas (peritos del cuerpo
forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación), arribando a la conclusión en el
sentido de que existe una duda más que razonable en relación a que la deceso de la
paciente, haya sido a consecuencia del accionar culpable del imputado, por lo que
aplicándolo establecido en el art. 6 del C.P.P., resuelve la absolución del mismo.

B) Con respecto al imputado Ricardo Pasaman, a quien se le imputa no haber realizado


un correcto seguimiento de la evolución de la pancreatitis y no haber practicado los
estudios correspondientes (tomografía computada), a fin de advertir a tiempo la
existencia de perforación del duodeno.

Con relación al accionar del Dr. Pasaman, el juzgador considera que no se logró
establecer que la conducta que se le imputa resulte inadmisible y se viera favorecida
por un obrar por fuera de la ciencia médica que practica y que un cambio en ella,
hubiera podido evitar el resultado. No se llega a la certeza en base a pruebas directas y
no controversiales que conduzcan a la condena. La presencia manifiesta de un índice
de probabilidad, deberá actuar acorde con el principio consagrado del beneficio de la
duda "in dubio pro reo". Se resuelve la absolución del imputado Pasaman.

De la lectura del planteo efectuado por la parte querellante, se hace evidente que su
discrepancia con el fallo recurrido se centra en la valoración de la prueba incorporada
al expediente, toda vez que merituada la prueba producida, el Tribunal arriba a la
conclusión de que no surge que los profesionales intervinientes hayan violado el deber
de cuidado que les incumbía en las circunstancias analizadas y en mérito al beneficio
de la duda (art. 6 del C.P.P.), considerando que esto elimina la imputación que se les
efectuara, conclusión con la cual discrepa el recurrente por haber sido dictada en
contradicción con la ley sustantiva e inobservando las reglas para la correcta
valoración de la prueba, de acuerdo a las pautas de la sana crítica, deviniendo así
carente de fundamentación, violatoria de la ley y arbitraria.

Al respecto, y tal como señalaramos en anteriores precedentes como el que nos


ocupa, si bien la prestación médica es una obligación de medios y no de resultados, no
menos cierto es que tales medios deben ser aplicados de conformidad con reglas
técnicas cuya violación por parte de quien fuera inculpado configura una conducta
penalmente reprimible por el daño causado al paciente.
Reiteradamente se ha señalado que los médicos deben actuar con celeridad,
precaución y dedicación personal y con los recursos disponibles que la emergencia
requiere, y si se viola ese deber de cuidado, contribuyendo a aumentar el riesgo para
el paciente, que pudo ser evitado o por lo menos intentado, serían responsables
penalmente por el resultado lesivo a título de culpa.

Y si bien es cierto que la medicina no es una ciencia exacta y siempre puede surgir en
la práctica lo imprevisible y fortuito, a fin de establecer un criterio valorativo de la
corrección de los autos médicos realizados, habrá de tenerse en cuenta las
características especiales de los profesionales que la llevan a cabo, la complejidad de
los actos realizados, y en su caso, la influencia de factores endógenos para determinar
si dichos actos se llevaron a cabo conforme el nivel de cuidado exigido en esa
particular situación.

Doctrina y jurisprudencia son contestes en señalar que existe un riesgo permitido que
restringe la franja del deber de cuidado y para que este sea violado el autor tiene que
exceder dicho riesgo, es decir, que debe haber aumentado o excedido el riesgo para el
bien jurídico, más allá de lo permitido.

En tal sentido, la valoración de la prueba, refiere la doctrina, consiste en un examen


razonado y crítico de los hechos incorporados válidamente a la causa, a fin de
establecer la verdad real del contenido de la imputación, conforme a las reglas de la
sana crítica, mediante un análisis integral y pleno de la prueba anejada.

Y en el sub-examen, el criterio para determinar donde principia y donde termina la


responsabilidad médica no debe ser ni excesivamente literal ni extremadamente
severo. Lo primero, llevaría a consagrar prácticamente la impunidad, lo cual sería
peligroso para el paciente en el caso de los profesionales que no siempre consultan los
verdaderos intereses de estos y de su familia.

Lo segundo, implicaría hacer imposible el ejercicio de la medicina, porque es necesario


no perder de vista en el ejercicio profesional, hoy y siempre, como en todos los casos
humanos, que existe la posibilidad del error, aunque en esta disciplina en más alto
grado. La solución estará dada en el justo medio, en una consideración y análisis
equitativo de todos los antecedentes y circunstancias del caso, en una apreciación
severa y meditada de las condiciones en que se ha encontrado el facultativo para exigir
de él, única y exclusivamente la prudencia, dedicación y los conocimientos que,
normalmente, se le pueda requerir, requisito válido para juzgar su responsabilidad.

En tal sentido como pone de manifiesto García Guillen "...el derecho siempre ha
considerado que al médico se le puede exigir que ponga los medios mandados por su
arte, no que consiga siempre los resultados deseables o aceptados". Por eso, conforme
reseñáramos supra, la medicina es una profesión obligada a poner los medios y no a
obtener resultados.
Amén a ello, cabe agregar que la medicina es una ciencia que presenta, frente a otras
profesiones más precisas, ciertos rasgos que dificultan en gran medida la
determinación en cada caso, de lo que se concibe como una actuación correcta.

En tal sentido, la enorme complejidad que la comprobación de la imprudencia médica-


sanitaria se genera "dado que la medicina al no ser una ciencia exacta y siempre puede
surgir en la práctica lo imprevisible y lo fortuito ("La imprudencia médica en el ámbito
del derecho penal", Estudios penales y jurídicos, pág. 716). Por ello, y a fin de
establecer un criterio valorativo de la corrección de los actos médicos realizados,
debemos tener en cuenta las características especiales de los profesionales que
asistieron a la paciente, la complejidad de los actos por ellos llevados a cabo, y en su
caso, la existencia de otros factores endógenos (tales como el estado de la paciente o
de las instalaciones sanitarias en que fuera asistido) para determinar si dichos actos
fueron conforme al deber de cuidado exigido en esa particular actuación.

En síntesis, conforme señala pacífica doctrina y jurisprudencia, la cuestión médica


radica en la cantidad y calidad de factores subjetivos que deben tenerse en cuenta a la
hora de identificar la norma de cuidado aplicable al caso y, dicho en otras palabras, en
los que ha de construirse el modelo de diligencia exigible al sujeto, lo que implica
realizar un juicio normativo que deviene en la comparación entre la conducta que
hubiera seguido un hombre razonable y prudente en la situación del actor y la
observada por éste realmente.

Cual fue, en el caso particular, la responsabilidad de los Dres. Carlos Eduardo Fanjul y
Ricardo Andrés Pasaman? Fue un mal diagnóstico que agravó innecesariamente la
salud de Ana Belén Ceballos y provocó su posterior deceso? Actuaron los facultativos
con la diligencia que se le exige a cualquier profesional en tales circunstancias? Son
responsables por los supuestos errores o equivocaciones en que pudo haber incurrido
sobre cierta índole de lesiones constatadas o mejor tratamiento a seguir?

Toda intervención médica está asignada por un resultado del que depende el
comportamiento a seguir del paciente, siendo su recuperación la expresión más cabal
de aquel éxito. Pero también puede ocurrir que el tratamiento efectuado genere para
el paciente problemas insolubles o males irreversibles, y es así donde aparece la
posible responsabilidad médica.

Sin lugar a dudas cuando se enjuician los fracasos médicos siempre aparece escaso o
inadecuado el tratamiento. En el caso particular, es necesario establecer si entre la
conducta reprochada (errores de diagnóstico, omisión de realizar exámenes previos,
no haber asumido una conducta eficaz y previsora para el tratamiento de otra
complicación -la pancreatitis-, no haber adoptado los recaudos mínimos que exigía la
lex artis, etc,) y el resultado -muerte de la paciente-, medió una relación de causalidad.

Y para ello, conforme señaláramos, el magistrado omitió evaluar prueba incorporada y


de vital importancia para establecer si existió responsabilidad de los galenos
intervinientes y si el resultado finalmente producido puede ser reprochado
penalmente a los imputados dentro del marco de la interpretación objetiva.
El agravio en que basa su recurso la parte querellante, está centrado en considerar que
por parte del a-quo para fundamentar la absolución de ambos imputados, se ha
basado en prueba inexistente al sostener que los integrantes del cuerpo Médico
Forense de la C.S.J.N., afirmaron que "la conducta médica de ambos profesionales fue
correcta cumpliendo con los deberes de cuidado y atención profesional" y al consignar
que "existe acuerdo parcial en cuanto a que se siguieron las pautas establecidas para
el seguimiento del diagnóstico efectuado, como la internación, hidratación, reposo
gástrico y realización de análisis de laboratorio".

Posteriormente la agraviada, al hacer un análisis de lo declarado por los mencionados


peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, hacen alusión a conclusiones que
desvirtuarían lo expresado en la sentencia respecto a la responsabilidad de ambos
profesionales médicos imputados en el presente Legajo.

Si analizamos el informe presentado por los Peritos Forenses de la C.S.J.N. de fecha 15


de mayo de 2014, es indudable que tal como lo refiere la parte querellante, el
sentenciante ha tomado en forma parcial lo expresado por dichos profesionales, toda
vez que partes esenciales de sus manifestaciones, no fueron analizadas en profundidad
por aquel, como por ejemplo:

a) punto 1, no se analizó la aclaración efectuada en relación al deber de cuidado;

b) el punto 2, cuando se alude el tratamiento por posibles complicaciones;

c) el punto 8, los recaudos a tener en cuenta al realizarse una CPRE y los controles
posteriores

d) el punto 9, en relación a la solicitud de nuevo laboratorio, ecografía y tomografía de


abdomen;

e) el punto 18, en relación a si se dispusieron cuidados y precauciones para verificar un


adecuado seguimiento de la paciente;

f) el punto 19, respecto de los síntomas post CPRE que permitan sospechar sobre la
existencia de una complicación

g) el punto 30, en relación al tiempo en que aparecen las complicaciones en la


Pancreatitis Aguda;

h) el punto 33, en lo que respecta sobre sospecha de perforación intestinal al ser dada
de alta

Todas estas cuestiones que fueron merituadas por los Peritos Forenses, tal como lo
expresa la parte querellante, no fueron debidamente analizadas por el a-quo a los
efectos de determinar si existió algún tipo de omisión en su función médica por parte
de los imputados, que trajeran como consecuencia el fallecimiento de la señora Ana
Belén Ceballos.

Tengo en cuenta que las pruebas y su valoración responden a "un todo"


individualmente integrado por "partes" y ese cuerpo probatorio a valorar obedece a
una recopilación de situaciones que se introducen a través de distintos medios, por lo
que se obtiene la prueba total.

En ese contexto, habrá de estarse no sólo a las pruebas directas, sino también
indirectas, circunstanciales e indiciarias y si bien es cierto que el juzgador está en
libertad para admitir y valorar las pruebas que estimó útil al esclarecimiento de la
verdad y apreciarla conforme las reglas de la lógica, la experiencia y el sentido común,
no menos cierto es que, en el pronunciamiento cuestionado, los quejosos no sólo se
limitan a discrepar con la valoración de la prueba realizada sino además han
demostrado que les asiste razón en las pretensiones que deducen, toda vez que en
dicha tarea ha existido una errónea y arbitraria valoración de las constancias
incorporadas a estas actuaciones, posición esta que comparto.

Tengo en cuenta que la obligación constitucional y legal de motivar la sentencia


impone al Tribunal -entre otros recaudos- tomar en consideración todas las pruebas
fundamentales incorporadas en el juicio y efectuar dicha ponderación conforme a las
reglas de la sana crítica, tal lo preceptuado por el código ritual.

En el caso que nos ocupa, el recurso del querellante ha realizado un análisis de todo el
cuadro convictivo merituado, y en función de éste, correctamente según mi criterio,
evidencia la decisividad de los vicios que se denuncian, no se tratan de reproches
aislados sino que pone de relieve que no se atendió al completo marco probatorio
incorporado.

En suma, entiendo que el razonamiento que traduce la sentencia y las conclusiones a


las que arriba no son el fruto de la totalidad de la prueba incorporada al proceso, sino
que resulta arbitraria por incompleta, sesgada y parcial ponderación de la prueba
incorporada, toda vez que deja de lado, conforme expresáramos supra, otras sin
evaluar convenientemente, y que pueden variar o no la situación procesal de los
encartados.

Como corolario de lo expuesto, debo señalar que advierto en la sentencia atacada se


conculcan las garantías constitucionales del debido proceso y del derecho de defensa
de los endilgados, toda vez que la misma, no resulta ser una derivación razonada y
lógica de la prueba colectada, toda vez que no se ha merituado otra de vital
importancia que puede modificar el criterio sustentado y conmover el sustrato fáctico-
jurídico del fallo impugnado.

Todo ello que sin perjuicio de lo reseñado, el a-quo, luego de tal merituación
considere, al igual que en resolutivo que se contravierte, que deba actuar acorde al
principio del art. 6 del C.P.P..
Es por estas circunstancias, que considero que tal como lo expresa la agraviada,
corresponde declarar la invalidez del fallo recurrido.

Por su parte el recurso interpuesto por el Ministerio Público Fiscal, en primer lugar
está basado en motivos similares a los expresados por la parte querellante, es decir
que el informe presentado por los peritos médicos de la C.S.J.N. no ha sido analizado
en todo su contexto, sino en forma parcializada, por lo que en relación a ello, me voy e
remitir a lo expresado al momento de resolver el agravio del acusador privado.

Otro motivo de agravio expuesto por el Ministerio Público Fiscal, está centrado en que
el a-quo no consideró en su fallo lo expresado en la audiencia por la madre de la
víctima, María Ofelia Gimenez, quién expresó que el mismo Dr.Pasaman refirió al salir
de la sala de cirugía y advertir la perforación y la sepsis a los familiares graficando la
gravedad del cuadro que presentaba Ana Belén, que esa perforación tenía relación
seguramente con el estudio del CPRE.

Si analizamos el fallo dictado por el sentenciante, vemos que lo expresado por Fiscalía
en el sentido de que dicha declaración en ningún momento fue analizada por aquel, se
corresponde con la realidad de los hechos, toda vez que si bien fue transcripta en el
fallo lo expresado por la testigo Giménez, no se merituó la veracidad o no de dichas
afirmaciones.

Estas circunstancias, me llevan a la conclusión de que, tal como lo he expresado al


merituar el recurso de la parte querellante, corresponde declarar la invalidez del fallo
recurrido.

Por todo lo expuesto, se debe hacer lugar a los recursos de impugnación interpuestos
por el Querellante Particular en fecha 20 de diciembre de 2017 y el Ministerio Público
Fiscal de fecha 20 de diciembre de 2017, declarando la invalidez del Fallo N° 851 de
fecha 05 diciembre de 2017 dictado por Audiencia de Juicio de la Segunda
Circunscripción Judicial, por violación a lo establecido en el art. 350 del C.P.P. (art. 166
de nuestro ordenamiento procesal) debiéndose reenviar las presentes actuaciones al
Tribunal que corresponda a fin de que se sustancie un nuevo juicio para el dictado de
una nueva sentencia (413 primer párrafo del C.P.P.).

El señor Juez Pablo T. Balaguer, dijo:

Voy a coincidir con mi colega preopinante en la necesidad de reenviar la causa a un


nuevo juicio porque, conforme los agravios de ambos recurrentes -acusador privado y
del público- a mi criterio, no se efectuó una ponderación adecuada del material
probatorio ventilado durante el juicio y se omitió, en algunos casos, brindar las
motivaciones requeridas que lo llevaron a sostener una decisión absolutoria, lo que
torna la sentencia en arbitraria y por lo tanto es un acto jurisdiccional inválido.

Me guiaré para exponer mis fundamentos por el orden propuesto por el Querellante
Particular, sin perjuicio de ensamblar en este análisis los similares planteos que ha
efectuado la representante de la Fiscalía.
El primer aspecto señalado por el acusador privado fue advertir la imprecisión en el
fallo de la imputación de los hechos por los cuales los imputados fueron juzgados,
indicando hechos no redactados por el juez sentenciante.

En tal sentido, antes de ingresar a cualquier punto en particular debo adelantar que de
las escuchas de los audios del juicio se advierte una observación formulada en el
alegato de apertura por el abogado de la defensa. El defensor se refirió a las
variaciones entre las acusaciones que fueran motivo del auto de apertura y los
alegatos de inicio expuestos por los acusadores en el debate.

No existió en la sentencia puesta en crisis algún pasaje que aclare las manifestaciones
del defensor, ni si quiera se dejó asentado ello en la descripción de tal referencia en el
debate que consta en la primera parte de la sentencia.

Estimo que la sentencia debió haber efectuado una salvedad ante la posible violación
del principio de congruencia y afectación del derecho de defensa, lo que no puede ser
obviado en esta alzada.

En tal sentido, puedo apreciar de la lectura del fallo recurrido, que el juez ha
considerado toda la acusación, lo que incluye también la acusación contra el Dr. Fanjul
por hechos que van más allá de la perforación del duodeno en la práctica de CPRE.

Más precisamente, la sentencia en su desarrollo no sólo se ha referido a la


responsabilidad de Fanjul por la producción de la perforación del duodeno en la
práctica de CPRE y las consecuencias que ello pudo haber acarreado, sino también a las
consecuencias de la práctica en sí.

Valga esta aclaración porque el recurso se preocupa en aclarar en qué consistió la


acusación; como así también, porque al responder su informe ante esta alzada, al
abogado de la defensa se ha limitado a contestar el recurso en base a una acusación
más acotada de los hechos ventilados en el juicio y respecto del cual ambos imputados
se puede corroborar que han podido defenderse.

En tal sentido, adelanto que la imputación por la que han sido llevados a juicio los
acusados fue:
Al médico Carlos Fanjul, sintéticamente, haber practicado a Ana Belén Ceballos una
CPRE "...de la que, resultó una perforación al duodeno y no se practicaron los recaudos
que exigía la "Lex Artis", para evitar cualquier riego o aumento de riesgo".
Al médico Ricardo Pasaman haber tenido conocimiento de la realización de la CPRE a la
víctima y "...no haber tomado los recaudos mínimos que exigía la "Lex Artis", para
evitar cualquier riesgo o aumento de riesgo".
Las acusaciones han quedado así descriptas en el auto de apertura y además se
condicen con lo expuesto en los alegatos de apertura de ambos acusadores en el
juicio. Si bien corresponde aclarar que la Fiscal en su apertura da por cierto que al
hacer Fanjul el procedimiento de la CPRE produce la perforación del duodeno. Por su
parte, el Querellante Particular describe de una manera más generalizada los hechos al
expresar "...se pondrá de manifiesto que en su atención ambos profesionales
omitieron los recaudos que tanto la práctica, la ciencia médica exigían en el caso
concreto provocando con esa conducta un aumento indebido del riesgo a la vida de la
paciente derivando en el fallecimiento de la víctima".

La escucha de los audios del juicio permite corroborar que los hechos por los cuales se
dictó el auto de apertura se condicen con los que se han ventilado en el juicio,
respecto de los cuales ambos acusados han podido ampliamente ejercer su derecho de
defensa y que la sentencia ha resuelto las acusaciones a ambos profesionales en su
totalidad, más allá de los agravios en particular que puedan plantearse.

Por lo que, zanjada esta cuestión, me referiré ahora a los agravios propuestos por la
parte querellante, a saber:

Errónea y arbitraria valoración de las constancias de la causa. Entre los que desarrollan
agravios referidos a la valoración de prueba en general y, luego más específicamente y
en puntos diferenciados el recurso se refiere a la valoración que se ha hecho de cada
uno de los imputados -Ricardo Andrés Pasaman bajo punto 4.4.1. y Carlos Fanjul bajo
punto 4.4.2.-.

Así, en el primer planteo la parte querellante se queja de la conclusión a la que ha


arribado el juez de que los Médicos del Cuerpo Forense de la CSJN consideraron
correcta la conducta médica de los profesionales imputados y que además existió un
acuerdo pericial.

Coincido con mi colega preopinante, en el sentido que las conclusiones a las que ha
arribado el a quo respecto de los aportes de los peritos de la CSJN no resulta acertada.
No sólo por lo que surge del informe pericial, conforme lo ha citado con antelación el
Dr. Flores, sino que la escucha de los testimonios del Dr. Crescenti y la Dra. Viñas,
ponen en evidencia que el juez ha parcializado los dichos en juicio expresados por
ambos y omitido datos de suma relevancia.

Así, por ejemplo, al expresar la sentencia: "Existe acuerdo pericial en cuanto a que se
siguieron las pautas establecidas para el seguimiento del diagnóstico efectuado, como
la internación, hidratación, reposo gástrico y realización de análisis de laboratorio",
interpreto que se refiere a los tres peritos que han declarado en juicio Dr. Campi -
propuesto por la defensa y Crescenti y Viñas- los dos peritos del Cuerpo Forense de la
CSJN-.

Al respecto, no puedo coincidir con esta derivación, puesto que hay muchas
diferencias entre, por un lado, las apreciaciones que han realizado los peritos del
Cuerpo Forense y, por el otro, las expresadas por el Dr. Campi. Muchos ejemplos de
ellos los ha puesto de manifiesto el recurso del Querellante Particular, pero en
particular me referiré a algunas divergencias que surgen de los testimonios de los
peritos antes mencionados.

A modo de síntesis, el Dr. Crescenti manifiesta que se tuvo que haber tomado
recaudos y hacer estudio para la pancreatitis leve posterior -minuto 10
aproximadamente de su declaración, primer audio-. Que no es fácil determinar cómo
se va a desarrollar la pancreatitis por lo cual hay que extremar los recaudos y de
contarse con la posibilidad de hacerse una tomografía habría que hacerla de entrada, y
hacer los parámetros de Ranson, hacer todo lo que se tenga al alcance. Estimó que es
la obligación del médico, que está protocolizado, y esto es lo que entra dentro de la
buena práctica médica

También de su exposición surge claramente que el criterio de Apache es otro criterio,


más amplio, para diferentes etiologías, que se utiliza generalmente para decidir si
corresponde derivar al paciente a terapia intensiva, determina la gravedad del
paciente con compromisos diversos y frente a los pronósticos cómo se debe actuar. Y
expresó que de la Historia Clínica no se observa la aplicación de algún criterio
predictivo. Expresó que el criterio Apache es para derivar o no a UTI -Unidad de
Terapia Intensiva- y que en la pancreatitis se utiliza el Ranson, cuando hay más de dos
criterios se pasa la paciente a terapia intensiva.

Por su parte, la Dra. Melanie Viñas, gastroenteróloga y perito del Cuerpo Forense de la
CSJN, expresó –también haré una síntesis- que en un principio fue dada de alta pocos
días después del procedimiento y previo al darle el alta tenía dolor abdominal y los
glóbulos blancos elevados.

Que la paciente evolucionó con una pancreatitis, pero no puede saber si era leve o no,
porque no se siguieron los criterios de Ranson.

La paciente estuvo con analgésicos por goteo y luego por vía oral y se le dieron
inhibidores de los vómitos, por lo que consideró que estaban viendo que la paciente
no estaba evolucionando de la manera correspondiente. Estimó que como
complicación clara después de la CPRE estaba la pancreatitis. La evolución pudo haber
sido buena, pero teniendo en cuenta lo que le paso el día 30, expresó que no le dieron
el alta bien porque no hubiera re-ingresado, "No se fue de la forma que se debió haber
ido" -1er audio, minuto 4-.

También agregó que con posterioridad a la CPRE no se le puede administrar


alimentación por vía oral al paciente hasta que no evolucione favorablemente, si
presenta dolor abdominal menos aún porque podría ser peor, se deben revisar los
signos vitales de forma más intensiva. Tener en cuenta la evolución con respecto al
dolor y si presenta dolor evaluar estudios complementarios. Inmediatamente de
hacerse la CPRE es probable que tenga dolor abdominal, pero hay que ver como tiene
el abdomen, hay que hacer un laboratorio para ver que no haya un sangrado. Evaluar
la leucocitosis y la amilasa es fundamental.

Más adelante en su declaración volvió a mencionar que evidentemente la paciente no


estaba bien cuando le dieron el alta, estaba con analgésicos y anti vómitos lo que
enmascara los síntomas. El tema de los signos clínicos hay que tener en cuenta que la
paciente tenía un dolor abdominal que se agudizó, también empeoraron los vómitos,
la evolución no estaba claramente favorable. Le pusieron Klosidol pero no
inmediatamente, se lo instauraron después por un dolor que se agudizó y también le
dieron parar lo vómitos una medicación importante en cuanto era más fuerte que el
Reliveran. Si bien a preguntas, la Dra. Viñas contestó que no se indicaba claramente
que había una perforación o tenía reacción peritoneal, también precisó que la
constancia no estaba, pero el día 30 reingresó con ese cuadro y ese mismo 30 se
evidencia que es una paciente con un cuadro grave. También estaba con analgésicos,
por lo que tampoco estuvo 24 hs. sin medicación para ver como evolucionaba. A lo que
se sumó que no se tuvieron mucho en cuenta los resultados de laboratorio porque se
fue con glóbulos blancos elevados el hematocrito bajó -minuto 15 en adelante del
primer audio-, tampoco hicieron control de potasio, no figura en la Historia Clínica.

Manifestó que la ingesta oral es perjudicial si era un cuadro de pancreatitis o


perforación. Se indica reposo de ingesta hasta tanto salga del cuadro de la pancreatitis.
Ante una pancreatitis aguda leve la ingesta de alimentos, tiene que estar seguro que el
paciente haya evolucionado favorablemente según los criterios de Ranson para darle
ingesta.

Expresó que los criterios Apache los utilizan más frecuentemente los cirujanos. Que de
la Historia Clínica no figura ningún criterio de Ranson con un seguimiento de todos los
indicadores 48 horas más tarde, tiene que ser exactamente 48 horas después de los
primeros datos. Tiene que quedar asentado en las historias clínicas. Todas las
clasificaciones son rigurosas en cuanto a los parámetros y deben quedar asentados.
Tampoco surgen otros parámetros que se hayan aplicado.

Se actuó con la celeridad que el caso ameritaba, teniendo en cuenta como ingresó el
día 30, y teniendo en cuenta cómo le dieron el alta, pero al día 30 en su reingresó se le
debió hacer una tomografía.

Por su parte el Dr. Campi, perito ofrecido por la defensa en su relato -del que también
hago una síntesis- surge que cuando Ana Belén regresa a Pico luego de realizarse la
CPRE ingresa a la Clínica Argentina donde es recibida por el Dr. Ballari y, a su entender,
en las primeras 48 hs. termina de definirse el diagnóstico de pancreatitis aguda y no de
perforación. Esto no solo por la radiografía, sino porque había aumentado tres veces la
amilasa, bajado los leucocitos, presentaba estabilidad hemodinámica en relación a la
falta de taquicardia, porque ante cualquier infección el cuerpo responde con
frecuencia cardíaca, no hay hipotensión, no hay controles febriles. Son criterios
objetivos, no subjetivos como puede ser el dolor. El diagnóstico de perforación se
hubiera advertido en las primeras 48 hs. cuando se trata de una persona sana, además
no se advirtieron los síntomas mencionados. No había a su entender criterios de
perforación cuando ingresó a la Clínica Argentina, desde la descripción de la hoja de
enfermería y de los análisis.

El tratamiento para el diagnóstico que le hizo Ballari, pancreatitis aguda leve es el que
se hizo y con el que coincide: reposo digestivo, analgesia si es requerida. Considera que
la medicación que se le suministró no le va a enmascarar el cuadro a la paciente.

Luego la paciente, según lo que dice la hoja de enfermería, le habrían sacado la


analgesia. Estuvo más de 24 hs. antes irse sin analgesia. Según la Historia Clínica ahí
empezó a intervenir el Dr. Pasaman, que hizo control exhaustivo tres veces al día, la
evolución era lo esperable para la mayoría de estas situaciones. Le dieron el alta el 29 y
el 30 la paciente se re interna, con cambio sistémico.

Una de las partes le mencionó que al darle el alta los niveles de leucocitos eran más del
doble que el día anterior, le indicaron potasio el día anterior y el del alta, los
hematocritos eran menores, por lo que a la pregunta de si esto no indicaba que antes
del alta había que hacer una TAC –tomografía axial computada-, el Dr. Campi explicó
que hay un consenso chileno de pancreatitis y la TAC no se aconseja, y hasta ese
momento la pancreatitis era leve, no se recomienda hacer TAC. En ese momento se
catalogaba de leve y cuando pasa a ser grave la toma de decisiones pasa a ser otra. La
evolución es impredecible. Cuando reingresa la paciente evidentemente estaba
esbozando una complicación -pulmonar, digestiva, necrótica- se internó, se trató, se
diagnosticó. Todo cambia a las 2 de la mañana del día 31 de agosto, se realiza todo lo
necesario y el acto quirúrgico.

Contestó que el accionar de los Dres. Fanjul y Pasaman no es indicativo de mala praxis.
El Dr. Fanjul le realizó el tratamiento en condiciones adecuadas, tomó los mecanismos
correctos para tratar de solucionar y controlar la evolución, por razones logísticas
deciden continuar el tratamiento en General Pico. El Dr. Pasaman recibe una paciente
que ya evolucionaba, más allá del alta, con el desenlace que tuvo tal vez hubiere
pasado lo mismo si se hubiera quedado internada. Destaca que Pasaman la veía tres
veces al día y se hizo presente a las dos de la mañana para verla.

Respecto de los criterios predictivos a la pregunta de cuál usa en su profesión, el Dr.


Campi contestó que ha usado varios. Dijo que sobre todo los de Ranson están
relacionados con lo sistémico. No está de acuerdo con encasillarse en un criterio.

Coincidió que el diagnóstico era pancreatitis leve, y la tomografía no era


recomendable. Recalcó que había que continuar con los antibióticos y esperar para
que se focalice.

A la pregunta de una de las partes de los criterios y los score, si de la Historia Clínica
cuál es el score que surge que tenía la paciente a su ingreso. No contesta acerca de la
constancia o no de score en la Historia Clínica sino que manifestó que el tema del score
es una cuestión teórica, el tema de los score es una cuestión matemática y él es
asistencialista. Aunque esa situación haya tenido un score mayor, son pronósticos
predictivos, no indican conductas médicas, sino que hay que basarse en datos de
laboratorio, clínicos. La clínica de la paciente era estable clínicamente y
hemodinámicamente, fue resolviéndolo, el organismo dentro de la pancreatitis lo va
resolviendo para focalizarlo más. Los datos subjetivos hay que darle importancia,
tenemos los datos de laboratorio, tenemos la frecuencia cardíaca.

A la pregunta de por qué le dieron Klosidol, contestó que no consta el por qué le
dieron -minuto 13 a 15 del último audio-.

Expresó que el criterio de Ranson debe hacerse dentro de las primeras 48 horas.

Ahora bien, el análisis de las partes pertinentes a algunos de los temas sobre los que
testimoniaron los peritos y que han señalado los recurrentes, ha sido un tanto extenso,
pero permiten advertir que no se condicen con la conclusión a la que ha llegado el a
quo. El supuesto consenso de los peritos en que se siguieron las pautas establecidas
para el diagnóstico efectuado no parece tal. Por lo menos, no lo advierto en lo
expresado por los peritos del Cuerpo Forense de la CSJN, de lo que deduzco que para
estos profesionales la "Lex Artis" exigía otro comportamiento, o por lo menos un
accionar más cuidadoso del cuadro que presentaba Ana Belén. No encuentro una
ponderación adecuada de estos testimonios para arribar a la existencia de los
consensos referidos, teniendo en consideración la completitud de las declaraciones.
Considero que al respecto no se han brindado las suficientes motivaciones que lo
llevaron a sostener tales conclusiones, por lo que considero que en este primer agravio
le asiste razón a la parte querellante.

Corresponde ahora el análisis de la errónea valoración de la prueba en cuanto a la


conducta de Ricardo Pasaman.

El Querellante sostiene que quedó acreditado que en la atención brindada a la víctima


entre los días 24/08 y el 31/08, Pasaman omitió en diversos momentos los recaudos
que la práctica médica, los protocolos médicos y el estado actual del conocimiento de
la ciencia médica, le imponían. En aval de ello, desarrolló cada una de las omisiones,
las que a continuación señalo, y analizaré luego en conjunto, a saber:

no profundizar los estudios respectos del cuadro que evidenciaba la paciente,


omitiendo emplear criterios predictores de cuidados o severidad para establecer la
evolución de la pancreatitis, y demorando más de 7 días la realización de los estudios
por imágenes idóneos para verificar la gravedad de esa afección, o descartar la
existencia de otro tipo de complicación post CPRE. Similares agravios fueron también
planteados por la Fiscal en su recurso.
aumentaron el riesgo permitido al reingresar Ana Belén Ceballos el día 30/08 a la
Clínica Argentina, habiéndose acentuado y empeorado encontrándose en grave estado
y demorar Pasaman de manera inexplicable la conducta quirúrgica debida. También
planteado por el recurso fiscal.
Así, en el análisis relativo a Pasaman el a quo destacó:
Ausencia de anotación en Historia Clínica de los parámetros establecidos en los
criterios de utilización, lo que no indica su no utilización.

Falta de TAC en los días críticos es probable que no evidenciara nada porque la
perforación no se había producido. Se desaconseja la TAC precoz por el Consenso
Médico.

Ampliación de pericia de los médicos de la CSJN, establece que los médicos tratantes
actuaron correctamente y que los signos de perforación se evidencian recién los días
30 y 31 de agosto por lo que entre esos días habría evolucionado la pancreatitis de
leve a grave.

Los resultados clínicos y de laboratorio fueron satisfactorios.

Demora en ejecución del estudio, no es atribuible a Pasaman.

Rechazo del cuestionamiento de la orden de externación. Ello en tanto: a) el aumento


de los glóbulos blancos y un descenso en los hematocritos no resultan de relevancia
significativa para avizorar la pésima evolución de la paciente; b) la falta de evaluación
de la carga de potasio por no constar en la Historia Clínica no influyó porque al
reingreso de la paciente a la Clínica el potasio había aumentado; c) y porque al
momento del alta sanatorial se consigna la transmisión de pautas de alerta y re evalúo
que consta en Historia Clínica.

Considera que la pancreatitis fue tratada de acuerdo a los procedimientos aceptados


en la actualidad y recomendados por los especialistas de la materia.

Se siguió evolución dentro de los parámetros clínicos y de laboratorio resultando esta


primera etapa positiva, y el médico optó por no realizar otros tratamientos por
innecesarios, teniendo para ello en cuenta criterios médicos de actualidad y de
práctica y no existir otro indicio o signo de alarma que indicara un cambio de
patología, resultando aconsejado mantener esa conducta expectante.

Previamente debo destacar que estas afirmaciones a las que ha llegado el a quo, a la
luz de la síntesis expuesta de lo relatado por los tres peritos principales del juicio,
todas aparecen como discutibles, o al menos no se las puede describir como
homogéneas. Las diferencias se presentan entre los que hicieron de manera conjunta
la pericia del Cuerpo Forense -Viñas y Crescenti-y la que hizo el Dr. Campi. A lo que
debo agregar que el hecho identificado con el nº 3, no se observa esta afirmación en
alguno de los informes de ampliación de pericia de los peritos del Cuerpo Forense de la
CSJN, y tampoco se identifica si se refiere al de fecha 12 de junio de 2014 o al de fecha
16 de octubre de 2014. Tampoco el a quo se ocupa de explicar por qué deduce ello.

Analizaré a continuación las afirmaciones del juez que han sido motivo de agravio.
La ausencia de anotación en Historia Clínica de los parámetros establecidos en los
criterios de valoración, lo que no indica su no utilización: el juez sentenciante agrega
que "...para la toma de decisiones que se ejecutaron en los días posteriores al ingreso,
necesariamente se reflejaron determinantes la utilización y evaluación de esos
criterios, además de hallarse los datos, consignados en la historia clínica". Llama la
atención de cómo concluye esa afirmación puesto que no explica el juez que entiende
por criterios de valoración, si refiere a los criterios predictivos, ya sea de Ranson, ya
sea de Apache, o a qué clase de criterios se refiere. Respecto de la necesidad de tener
en cuenta uno u otro criterio predictivo, los peritos a los que se me ha hecho
referencia, efectuaron apreciaciones en cuanto a su necesidad, hasta algunos han
expuesto que se encuentran los parámetros de Ranson dentro de la buena práctica
médica, y hasta los testigos expertos e imputados se han referido a estos criterios.

No existe argumentación en el decisorio recurrido que haya desarrollado la conclusión


a la que el juez llega. Y el tratamiento de la necesidad de la aplicación de criterios
predictivos y en su caso cuál, conforme lo sucedido en el debate debió haber sido de
tratamiento insoslayable en la sentencia. Ha sido uno de las controversias centrales del
juicio -según la escucha de los audios- porqué se optó por tener en cuenta los
parámetros Apache II, propios para decidir cuando una persona se presenta con un
trauma si corresponde sea deriva a la UTI y, no los de Ranson que es el específico para
observar la evolución de las pancreatitis agudas. Y en su caso, porque de la utilización
de los criterios no se dejó constancia en la Historia Clínica.

Habiendo sido una materia tan controvertida el análisis del a quo se presenta como
muy exiguo y falto de sustento para arribar a la afirmación bajo análisis. Queda en
evidencia en la sentencia la falta de valoración del cuadro probatorio al respecto -por
ejemplo la Dra. Viñas que específicamente refiere que de haberse dado el alta
correctamente no hubiera existido la necesidad de que se vuelva a internar-, más allá
de la conclusión que se pueda arribar al respecto. Por otra parte, la afirmación de que
esos criterios estaban asentados en la Historia Clínica, si a los que se refiere es a los
criterios o score predictivos, cualesquiera que de ellos sea, dos peritos afirman no
haber encontrado constancia en la Historia Clínica de su aplicación, la que no sólo se
presenta como obligatoria sino como necesaria para su posterior comparación en la
evolución, y el restante elude el tema minimizando la necesidad de dejar sentado ello
en la Historia Clínica -Dr. Campi-.

Si los criterios de valoración a los que se refiere el juez –como ya he dicho antes no lo
sé porque no lo aclara- son los denominados objetivos por el Dr. Campi, al ser un
criterio disímil al que proponen los restantes peritos, al menos debió el juez explicar
las razones para desechar los restantes recaudos a valorar.

Creo oportuno traer a colación que "La historia clínica es información escrita de la
evolución médica del paciente, incluyendo las pruebas complementarias o no que le
son realizadas con fines de diagnóstico o de tratamiento, en la forma de ejercer la
profesión actual, cuando son varios los profesionales los que actúan la historia clínica
es el medio a través del cual se ponen en contacto y comunicación de opiniones. Como
dato personal es como cualquier biografía, y sus datos son propiedad del
paciente...tiene el paciente derecho a ser informado, a consultar la historia como
derecho al acceso, a obtener copia, en lo que hace a su derecho asistencial y a la
defensa de sus derechos consagrados en pactos internacionales incorporados a la CN,
de la misma y de su consentimiento informado. Son especialmente importantes en
este último la información de riesgos y aceptación del paciente para realizar estudios
tratamientos que constituyen derechos personalísimos, la libertad de opción que le
propongan, salvo en las urgencias o riesgo de vida inminente, así como al finalizar su
internación en cualquier establecimiento hospitalario o sanatorial, el paciente reciba
su información de alta y derivación para tratamiento ambulatorio, por escrito."
(Alfredo Achaval en "Medicina Legal Derechos Civil y Penal Tomo II. Derecho Penal, ed.
La Ley, 1ª ed., Buenos Aires, 2009, p.779/780).

Por lo que, no me parece un dato menor el asentamiento de los datos en la Historia


Clínica, y menos aún, en los hechos traídos a estudio de esta Alzada. El conocimiento
de las experiencias personales que cualquier persona puede tener permiten demostrar
la relevancia de dejar constancia en la Historia Clínica, dado que es consultada no sólo
por los distintos especialistas que pueden llegar a atender al paciente, sino por
aquellos que podrían tener que acudir imprevistamente, como para el personal de
enfermería a cargo de los cuidados del paciente internado.

Por lo que voy a considerar atendible el planteo de la parte querellante en cuanto al


agravio, puesto que la conclusión no se condice con las máximas de la experiencia
común además de no haber tratado el restante acervo probatorio.

Doy por contestado los agravios respecto de la falta de consignación de los criterios en
la Historia Clínica y de su utilización que ha expuesto la Fiscal en su recurso.

Falta de TAC en los días críticos, es probable que no evidenciara nada porque la
perforación no se había producido. Se desaconseja la TAC precoz por el Consenso
Médico: ya ha quedado suficientemente expresado que tampoco hay coincidencia en
los peritos en cuanto en el caso hubiera sido aconsejable la realización de la TAC a Ana
Belén con antelación. Nuevamente esta cuestión no ha sido zanjada por el a quo. De
ello también se agravió la Fiscalía.

Coincidiré con los acusadores en que se ha prescindido de merituar la restante prueba


que se trajo al debate oral.

Por otra parte, la aseveración del juez que la perforación no se había producido es un
aspecto que da por cierto a esta altura de la sentencia porque ya lo ha analizado
cuando valoró el proceder del Dr. Fanjul. Sobre este tema volveré cuando analice los
agravios relativos al mencionado médico.

Ampliación de pericia de los médicos de la CSJN establece que los médicos tratantes
actuaron correctamente y que los signos de perforación se evidencian recién los días
30 y 31 de agosto, por lo que entre esos días habría evolucionado la pancreatitis de
leve a grave: este aspecto ha sido motivo de agravio y ha sido desarrollado en primer
término de mi voto por lo que me remito a aquél análisis.
Los resultados clínicos y de laboratorio fueron satisfactorios: también ha sido un
planteo de la parte querellante la disconformidad con esta afirmación a la que llega el
juez.

En tal sentido, se debe destacar que a esta afirmación llega el juez luego de analizar la
superposición de imputaciones que, según la defensa, existía y con la que el juez
coincide. También en este mismo párrafo se hace referencia a la inexistente acusación
contra el Dr. Ballari. Luego se concluye en la falta de conducta comisiva delictual
porque los resultados clínicos y de laboratorio fueron satisfactorios.

En atención a ello, más allá de las importantes acotaciones que hace el recurso del
querellante en cuanto por lo menos otras pruebas no tratadas y que resultarían
dirimentes porque no permitirían ratificar esa afirmación -y por ende debió el juez
expedirse al respecto- el análisis no se presenta como coherente en su construcción.
Entiendo que no cumple con las leyes de coherencia y derivación que imponen la
norma de la lógica.

Demora en ejecución del estudio no es atribuible a Pasaman: nuevamente aquí la "lex


artis" debió haber sido valorada por el juez con el resto del plexo probatorio llevado al
debate. Como lo destaca el querellante recurrente, la Dra. Viñas explicó la celeridad
que ameritaba el cuadro que presentaba la paciente Ana Belén el 30 de agosto y, con
otras palabras, también el Dr. Crescenti.

La omisión nuevamente se presenta en los argumentos de la sentencia.

A lo que debo agregar que la fiscal reparó en este agravio que la tardanza en realizar
estos estudios agravó la situación de Ana Belén Ceballos. Que los testimonios de los
médicos encargados del centro de diagnóstico por imágenes Garate y Spinozzi dan
cuenta que quien debía merituar la situación de urgencia y rapidez era el médico
tratante -testimonios que han sido desvalorizados por el juez-. Y la Fiscal precisó
también que el día 30 de agosto el derrame pleural era una señal de alarma que debía
ser tratado de manera urgente, según lo expresado por el propio Fanjul, dato que no
ha sido analizado por el juez.

Orden de externación: el a quo sostiene argumentos para rechazar la cuestionada


orden de externación.

Sobre este aspecto también ha desarrollado agravios la Fiscal.

Al respecto entiende que el aumento de los glóbulos blancos y un descenso en los


hematocritos no resultan de relevancia significativa para avizorar la pésima evolución.
Como así también que, la falta de evaluación de la carga de potasio por no constar en
la Historia Clínica no influyó porque al reingreso a la Clínica el potasio había
aumentado. Y que, al momento del alta sanatorial se consigna la transmisión de pautas
de alerta y re evalúo que consta en la Historia Clínica.
Se observa que en este aspecto el juez se ha ocupado de dar las razones por las cuales
consideró que no se podía reprochar a Pasaman la decisión de dar el día 29 de agosto
el alta de internación a Ana Belén. Para esto se refiere a que no era previsible para el
galeno que la evolución iba a ser desfavorable.

El análisis del sentenciante en este caso redundó especialmente en la perito Dra. Viñas,
aunque no comparto nuevamente el razonamiento esbozado por el juez. Justamente
esta profesional explicó lo que a su criterio hubiera correspondido hacer y me remito a
la síntesis que antes he efectuado sobre sus dichos al valorar el primer punto de
agravio. La perito se manifiesta sobre la conducta que debió asumirse, más allá del
trágico resultado. No se trata de una conjetura que efectúa "ex post", como podría
interpretarse del análisis del juez. Por lo que estimo que el rechazo del juez al
cuestionamiento que se hace a la orden de externación de la paciente, decidida por
Pasaman, tampoco resulta coherente y se basa en una inexacta valoración de lo que la
perito, a su criterio, considera como correspondiente a la "Lex Artis". Testimonio que
por otra parte se compadece con el del perito Crescenti, respecto del cual el
Querellante se ha ocupado de señalar los pasajes de su relato de los cuales surge la
contraindicación de la externación en función de los datos con que se contaba al
momento de dar el alta y no al resultado del fallecimiento.

Considera que la pancreatitis fue tratada de acuerdo a los procedimientos aceptados


en la actualidad y recomendados por los especialistas de la materia y se siguió
evolución dentro de los parámetros clínicos y de laboratorio resultando esta primera
etapa positiva, y el médico optó por no realizar otros tratamientos por innecesarios,
teniendo para ello en cuenta criterios médicos de actualidad y de práctica y no existir
otro indicio o signo de alarma que indicara un cambio de patología, resultando
aconsejado mantener esa conducta expectante:

Esta conclusión ha sido motivo de recurso no sólo del Querellante sino también de la
Fiscal.

Reiteradamente he expuesto en este análisis que el sentenciante tomó en cuenta


fundamentalmente para decidir lo testimoniado por los peritos médicos. También he
puesto de resalto diferencias muy significativas entre lo observado y entendido como
un correcto proceder por el Dr. Campi -perito por la defensa- y, por otro lado, lo
expresado por el Dr. Crescenti y la Dra. Viñas -peritos que actuaron de manera
conjunta-.

Es oportuno destacar, ya a esta altura del análisis que en lo atinente a la "Lex Artis"
"Para que la intervención profesional sea legítima debe además de perseguir el fin de
curar y ser la indicada, ejecutarse conforme a las reglas del arte médico. Algunas de
ellas, las menos, están escritas y son aquellas que establecen como se deben ejecutar
ciertos actos médicos. Pero la mayoría no consta en ningún texto de seguimiento
obligatorio. Están dictadas por la experiencia son aceptadas generalmente e indican
cómo se debe actuar frente a diversas situaciones..." (Marco Antonio Terragni, "El
delito culposo en la mala praxis", ed. Rubinzal Culzoni página 38).
En función de ello, no advierto que el sentenciante haya valorado los testimonios
traídos por las partes acusadoras y que debieron para ser descartados al menos
contrarrestado también para llegar a las confirmaciones que refiere este punto.

Esto sobre todo si se tiene en cuenta que esa inferencia le permitió arribar a que
resultó "...en esa primera etapa una evolución positiva de la salud de la paciente"
conclusión que no puedo compartir puesto que no surge del cuadro probatorio
existente.

La Dra. Viñas aporta claridad al asunto y ha sido categórica en su aseveración de que si


el alta hubiera estado bien dada, no hubiera necesitado la paciente un re-ingreso a
internación.

Si tuvo en cuenta ese testimonio, resulta extremadamente contradictorio el análisis del


juez acerca de la pésima evolución de la víctima cuando párrafos antes la sentencia
coincide con la conclusión del imputado Pasaman. Éste último, en su legítimo uso del
derecho, arriba a la conclusión de que la evolución de la pancreatitis de leve a grave se
produce entre el 30 y el 31 de agosto. Si no había cambios en la patología ¿por qué
razón se volvió a internar a Ana Belén Ceballos? Resulta interrogante que
necesariamente el a quo debió dar argumentación al respecto como para despejar
dudas en cuanto a la solución del caso.

Analizados los recursos en cuanto a la valoración de la conducta de Ricardo Pasaman


que se realizó en la sentencia, toca el turno de ingresar a los agravios relativos a la
valoración del restante profesional acusado, médico Carlos Fanjul. Adelanto que
muchos aspectos ya han sido tratados con anterioridad.

La parte querellante alega en su recurso que "La prueba colectada en la causa permite
adquirir convicción, sin margen siquiera a una duda razonable, acerca de que la
etiología de la perforación duodenal que presentara Ana Belén se encuentra en la
instrumentación del estudio de CPRE que ese profesional le realizara el día 24/08/11".

A lo que agregó que "ese daño a su integridad física representó un comportamiento


imperito que provocó la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado y, por
consiguiente, reprochable penalmente".

Por otra parte, también se agravia por lo que, a su criterio, es "...un evidente accionar
negligente de ese mismo acusado, en tanto incumplió con todos los cuidados y
controles que debía dispensar a la paciente luego de la CPRE, al otorgarle el alta
médica y autorizarla a regresar a General Pico, con la única indicación de que se
comunique con su médico en esa ciudad si tenía mayores malestares de los que ya
exhibía".

Respecto de este planteo en el análisis relativo a Fanjul, surge de la valoración del


sentenciante que determinó que:
Conforme los tres peritos la conducta de ambos médicos fue correcta y acorde a la
evolución que presentaba la paciente.

Existe acuerdo pericial en cuanto a que se siguieron las pautas establecidas para el
seguimiento del diagnóstico efectuado, con la internación, hidratación, reposo gástrico
y realización de análisis de laboratorio.

No se avizoraron síntomas clínicos de la existencia de una perforación de víscera


hueca.

Existe coincidencia en cuanto a que se trataba de un cuadro dinámico y en evolución,


que era aconsejable mantener una conducta expectante.

No se logró acreditar que Fanjul en la realización de la CPRE haya provocado la


perforación del duodeno. Conducta omisiva en la registración del estudio, de
transmisión a la paciente y su familia de las consecuencias de la CPRE, de insistir en la
internación en el Sanatorio Santa Rosa y consignar pautas de alarmas no aportan al
evento, puesto que realizó estudio posterior donde no se evidenció perforación, la
paciente se trasladó a otro centro de atención y se comunicó con el médico tratante.
Por lo que, la paciente iba a tener el pertinente seguimiento en las siguientes dos
horas de la práctica de la CPRE.

En función de las conclusiones a las que arribó el juez, recuerdo que las síntesis
expuestas de lo relatado por los tres peritos principales del juicio, salvo la identificada
como 3) todas aparecen como discutibles entre los que hicieron de manera conjunta la
pericia del Cuerpo Forense y la que hizo el Dr. Campi.

Sin perjuicio de ello, me referiré, a las que han sido motivo de agravio:

Conforme los tres peritos la conducta de ambos médicos fue correcta y acorde a la
evolución que presentaba la paciente.
Existe acuerdo pericial en cuanto a que se siguieron las pautas establecidas para el
seguimiento del diagnóstico efectuado, con la internación, hidratación, reposo gástrico
y realización de análisis de laboratorio.
Ambos puntos fueron ampliamente analizados en el primer agravio, por lo que a lo
expuesto me remito.

Existe coincidencia en cuanto a que se trataba de un cuadro dinámico y en evolución,


que era aconsejable mantener una conducta expectante.
Al tratarse anteriormente el agravio que se tenía respecto de la valoración del actuar
de Pasaman, me referí en un punto a los cuestionamientos sobre la orden de
externación.

Allí hice mención que el Dr. Campi era quien coincidía con mantener la conducta
expectante. Sin embargo, esto no ha surgido, conforme el cuadro de Ana Belén, de los
testimonios de los peritos Crescenti y Viñas.
Si bien los testimonios son extensos en el caso de los tres peritos, tal vez alguno de
estos últimos se haya referido a "conducta expectante", pero de ninguna forma de la
apreciación en completitud de los declarado por el Dr. Crescenti y como por la Dra.
Viñas se puede inferir que había que mantener una "conducta expectante". Ambos se
han preocupado de explicar otras acciones -como la necesidad de aplicar los criterios
predictivos de Ranson y dejar ello asentado, la necesidad de hacer una TAC de manera
más temprana, la valoración de otros extremos para decidir el alta médica porque la
paciente no reflejaba una evolución claramente favorable y sobre todo teniendo en
cuenta que se le estaba suministrando medicación que podía enmascarar la situación-.

Por lo que, la argumentación del juez estimo que se presenta como una constante. Se
ha inclinado por tomar sin reparos la declaración del Dr. Campi y, para confirmar sus
conclusiones, cuando ha valorado el testimonio de Crescenti o de la Dra. Viñas, no lo
ha hecho en su completitud con las explicaciones más concretas que desarrollaron a lo
largo de sus exposiciones.

No se logró acreditar que Fanjul en la realización de la CPRE haya provocado la


perforación del duodeno.
Para inferir ello, el juez toma en cuenta la radiografía que se tomó con posterioridad al
procedimiento, la evolución y resultados clínicos de los días inmediatos que no
reflejaban la existencia de la perforación. Descarta la opinión del perito Crescenti en
cuanto a que la perforación sería de antigua data y de carácter endógeno porque
aparece escara en la zona afectada que se ve en la intervención que hace Pasaman.
Para esto se vale de las explicaciones del Dr. Fanjul.

La queja del Querellante redunda en que el juez no consideró los dichos de Crescenti
en cuanto a los motivos por los cuales se produce la escara –con indicación de lo
expresado en el audio 3ero. a partir del minuto 2-.

A ello, le debo dar la razón nuevamente al Querellante, se ha hecho un tratamiento


parcializado de la prueba producida, debiéndose al menos, en este punto, que es
dirimente, quedar expresadas las razones por las cuales no concuerda con Crescenti
con la consideración de su relato completo.

Aquí doy por contestado entonces un aspecto que me había quedado pendiente en el
análisis de la valoración del juez respecto del médico Pasaman. Ante las opiniones
divergentes del perito Crescenti y del imputado, existe una duda, en cuanto al origen
de la perforación del duodeno, puesto que el juez no valoró todos los datos con que
contaba para dilucidar la cuestión. Por lo que tampoco corresponde confirmar la
afirmación que se hizo respecto del Dr. Pasaman -"No corresponde aventurar que
hubiese ocurrido de realizar la reclamada tomografía en esos días críticos, porque en la
situación hipotética también era probable que no se evidenciara la existencia de aire
en la cavidad abdominal, dado que la perforación no se había producido"- puesto que
no se puede dar por cierto ante la omisión en la motivación que la perforación fuera
producto únicamente de la evolución de la pancreatitis. Más allá de la falta de
tratamiento del juez de la opinión de Crescenti.

También doy por contestado aquí los agravios de la Fiscalía respecto del origen de la
perforación. La representante del Ministerio Público Fiscal considera que no se han
valorado todos los datos aportados por Crescenti. Simplemente agregaré que la Fiscal
indica en su recurso un dato ventilado en el juicio y tampoco abordado en el fallo
puesto en crisis.

Cuando culminó la intervención quirúrgica de Ana Belén del 31/08 el médico Pasaman
informó a María Ofelia Giménez -madre de la víctima- que la perforación tendría
relación con la CPRE, circunstancia que pone en conocimiento Matías Llopard -pareja
de la víctima- al momento de hacer la denuncia. Por lo que la valoración de estos
testimonios, no efectuado por el juez, tal vez hubieran esclarecido si se estaba también
ante un cuadro más severo desde el comienzo y que los acusados ni si quiera se
ocuparon de evaluar.

Conducta omisiva en la registración del estudio, de transmisión a la paciente y su


familia de las consecuencias de la CPRE, de insistir en la internación en el Sanatorio
Santa Rosa y consignar pautas de alarmas.
El juez no consideró este aspecto relevante porque no aportan al evento. Esto porque
se realizó un estudio posterior donde no se evidenció perforación, la paciente se
trasladó a otro centro de atención y se comunicó con el médico tratante. Por lo que la
Ana Belén iba a tener el pertinente seguimiento en las siguientes dos horas de la
práctica de la CPRE.

La querellante sostiene en aval de su queja que el Dr. Fanjul no cumplió con su deber.
Para ello se basa en lo referido por los peritos del Cuerpo Médico Forense en su
informe del día 15/05/14 dio cuenta de los cuidados que se debieron dispensar a la
paciente antes de otorgarle el alta luego de la CPRE –punto 8º- en el cual se indicó:
"Controles posteriores al procedimiento: *Control de signos vitales cada 2 horas
durante las primeras 6 horas, cada 4 horas las siguientes 8 horas y luego por turno.
*Reposo en cama por 12 horas. *Dieta absoluta por 8 horas. *Si presenta dolor se
mantendrá en dieta absoluta hasta valoración médica. *Plan de hidratación hasta
tolerancia. *Ante dolor importante valorar la realización de análisis de laboratorio y
estudios complementarios. Controles al día siguiente: *Realizar laboratorio:
hemograma, hepatograma con ggt y amilasa. *Si se realizó esfinterotomía evitar
heparinas en los tres días siguientes. *Retrasar antiagregantes plaquetarios a los 5 días
de la esfinterotomía".

Este agravio también ha sido motivo del recurso de la Fiscal destacando para ello el
testimonio de la Dra. Viñas.

Sobre este punto observo que el a quo para fundar la sentencia no se refirió a la
valoración de otras conductas del Dr. Fanjul, más allá de la práctica de la CPRE,
corroboración de situación post- CPRE y puesta en conocimiento al médico derivador.
Como así tampoco ha reparado en ningún momento en las manifestaciones de los
restantes testigos, como los familiares que testimoniaron en el debate. Ello ha sido
motivo de agravio de la Fiscal, quien en su recurso sostiene que los declarantes no
aportaron datos sobre la actuación profesional del médico Fanjul, más allá de la
instrumentación de la CPRE. Pero sí, acompañaron a Ana Belén con posterioridad a la
práctica médica, en su internación y en su corta externación, por lo cual observaron el
tratamiento que los galenos brindaron a Ana Belén.

También encuentro asidero en la queja de la Fiscal cuando pone de manifiesto que el a


quo no evaluó que la internación en la Clínica Argentina inmediatamente posterior a la
realización de la CPRE no fue por derivación del Dr. Fanjul. Por lo que, al menos la
sentencia debió haber aclarado si con los dolores que presentaba Ana Belén post CPRE
y pese a que no existe alta médica -porque desde el Sanatorio Santa Rosa se informó
que no hay registro de la internación de la víctima allí- el médico hasta ese momento
tratante, o sea Fanjul, no debía tomar mayores recaudos y ocuparse del seguimiento
de la joven Ceballos.

En tal sentido quiero dejar asentado que "... La mala praxis no se confunde con los
fracasos médicos, pues aquella sólo es objeto de investigación penal cuando causa
lesiones o muerte. Es a partir de la comprobación legal de cualquiera de estos
resultados, y sólo en tales casos, que cabe el juicio de reproche. No se le censura al
profesional por su fracaso, sino por no haber evitado lo evitable, o no haber socorrido
oportuna y adecuadamente a quien estaba en peligro..." ("El Código Penal y su
interpretación en la Jurisprudencia" - Edgardo Alberto Donna - T° II p. 196). Es por ello,
que entiendo que en el caso era completamente necesario que el a quo expusiera de
manera clara las razones para arribar a sus conclusiones y por qué, de ser así, no
resultaba útil a la decisión del caso los datos aportados por los familiares.

Con todo lo dicho hasta aquí, no he pretendido aventurar una decisión sobre el fondo
de la cuestión, sino que, queda en evidencia que la decisión puesta en crisis padece del
necesario desarrollo argumental. Por lo cual, haber llegado a la instancia de un debate
oral, con el testimonio de familiares, de peritos y testigos expertos que se han
expresado ante el juez, entiendo que el resultado debe estar a la altura de las
circunstancias, que no son otras que el cumplimiento de las mandas legales.

Así, señala Lino Enrique Palacio en "Los recursos en el proceso penal" (Ed. Abeledo-
Perrot, 1998, página 112) que "...Es condición de validez de los pronunciamientos
judiciales la exigencia de que éstos cuenten con fundamentos jurídicos serios, de
manera de constituir derivación razonada del derecho vigente con relación a los
hechos comprobados de la causa..." (ver Sommer de Velázquez, Rosa Amalia c. Marco
Horacio Martín Maiztegui y otros.1985 T. 307, P. 2012). Esa posición ha sido sostenida
pertinazmente por el Alto Tribunal pues, por mayoría, ha ratificado el principio al
aceptar que "...Es condición de validez de los pronunciamientos judiciales que sean
fundados, exigencia que procura esencialmente la exclusión de decisiones irregulares
que afecten el adecuado servicio de justicia..." (Del dictamen de la Procuración
General, al que remitió la Corte Suprema - Mayoría: Highton de Nolasco, Fayt,
Zaffaroni. Voto: Lorenzetti Disidencia: Maqueda, Argibay Abstención: Petracchi C.
4005. XXXVIII; RHE Castelar S.A.I.A. s/quiebra s/ incidente de movimiento de
fondos.08/05/2007 T. 330, P. 2134, página web de la CSJN, Secretaría de
Jurisprudencia).

Como últimos dos agravios, el Querellante plantea la inobservancia de la ley al "... al


decidirse la absolución por el beneficio de la duda, desconociendo como actos
violatorios de los deberes a cargo de los acusados a conductas médicas que se
apartaban de manera notoria de la "lex artis", exigiendo asimismo un grado de certeza
en la relación de determinación que vacía prácticamente de contenido al art. 84 inc. 1º
del C.P." Punto en el cual además advierte que se ha aludido a una radiografía que no
fue incorporada como prueba, no debiéndose haber atendido a ella en la sentencia. En
una clara referencia a la radiografía que habría realizado a Ana Belén inmediatamente
después del procedimiento de CPRE. Y la ineficacia probatoria del dictamen pericial de
parte –Dr. Campi-. En este caso, porque considera que su conocimiento personal de los
imputados quitó imparcialidad y objetividad a su informe -en evidencia en forma
reiterada, al surgir de su dictamen que no analizó la historia clínica de la paciente, al
menos con la severidad y profundidad que la situación requería, sino que basó su
opinión en los dichos de los propios acusados-.

También el tratamiento de la declaración del perito Campi fue motivo de agravio de la


Fiscal, por fundamentos similares a los expuestos por el Querellante y porque su labor
se limitaba a desarrollar puntos acotados de pericia y término declarando sobre
muchos más aspectos que en definitiva beneficiaron a los imputados.

A ello contestó ante esa alzada el defensor de los imputados.

Respecto de estos últimos dos agravios no los abordaré, en función de que ha quedado
anticipado desde el comienzo de mi voto mi coincidencia con mi colega pre opinante
por todas las razones expuestas antes y, en consecuencia, corresponde la anulación del
fallo recurrido.

En definitiva, las deficiencias apuntadas invalidan el pronunciamiento jurisdiccional,


por lo que, corresponde declarar su invalidez y reenviar para la realización de un nuevo
debate. Así voto.

En mérito al acuerdo que antecede, el TRIBUNAL DE IMPUGNACIÓN PENAL:

FALLA:

PRIMERO: HACER LUGAR a los recursos de impugnación interpuestos por el


Querellante Particular -Dr. Jorge Salamone- en fecha 20 de diciembre de 2017 y por la
representante del Ministerio Público Fiscal -Dra. Ivana Hernadez- en fecha 20 de
diciembre de 2017, DECLARANDO LA INVALIDEZ del Fallo N° 851 de fecha 05 diciembre
de 2017 dictado por Audiencia de Juicio de la Segunda Circunscripción Judicial, por
violación a lo establecido en el art. 350 del C.P.P. (art. 166 de nuestro ordenamiento
procesal).
SEGUNDO: REENVIAR las presentes actuaciones al Tribunal que corresponda a fin de
que se sustancie un nuevo juicio para el dictado de una nueva sentencia (413 primer
párrafo del C.P.P.).

NOTIFÍQUESE. PROTOCOLÍCESE y vuelva el presente legajo a la Oficina Judicial de


procedencia, supliendo la presente atenta nota de estilo.

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