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“La prensa burguesa pocas veces ha salido del círculo obligado de sus intereses; es
decir, la venta y la popularidad así vemos que según las épocas un mismo diario
cambia de opinión siendo tan pronto liberal acérrimo como reaccionario intransigente.
Resumamos: cuando el pueblo estaba decidido a hacer respetar sus derechos se le
alababa para obtener sus simpatías, esto a más de ser político es beneficioso para la
venta. Hoy, algo desorientados o por lo menos desunidos, ataca sin consideración
encubriéndose con la ley y el respeto a la ya manoseada libertad de trabajo,
intercalando de cuando en cuando algún artículo imparcial para no perder la venta y la
popularidad, mientras sostiene por otro lado la legalidad de lo ilegal y hasta absurda
actitud de los mandatarios torpes que sin saberlo hacen obra anti-política y anti
patriótica. Anti política porque va al fracaso, anti-patriótica porque pisotea la
constitución abocando el país a una lucha desastrosa en la que los obreros no
tenemos nada que perder y en la que podemos ganar mucho por la propaganda anti-
inmigratoria y emigratoria dejando ese pequeño pedazo de tierra abandonada a la
burguesía y a sus propios recursos (que son bien pocos) y los volvería la sumisión, la
guerra civil y la despoblación [sic].”
“La raza latina resulta altamente predispuesta al homicidio. De cada 100.000
habitantes los italianos cometen 13,4 asesinatos contra 3 de los otros países
europeos. Además, con la emigración se comprueba que la predisposición al delito
aumenta. La ciencia nos enseña, pues, que junto con el carácter emprendedor,
inteligente, desprendido, inventivo y artístico de los italianos, viene el residuo de su
alta criminalidad en la sangre”.
“Las puertas abiertas para entrar quien lo desee, lo están, por cierto, para salir de
igual modo. Nadie que venga al país por simpatía o conveniencia, tiene obligación de
permanecer cuando dejen de animarlo esos móviles.”
“Se perdió el quieto desgobierno de Rosas; los caminos de hierro fueron avalorando
los campos, la mezquina y logrera agricultura desdineró la fácil ganadería y el criollo,
vuelto forastero en su patria, realizó en el dolor la significación hostil de los
vocablos argentinidad y progreso. Suya es la culpa de que los alambrados encarcelen
la pampa, de que el gauchaje se haya quebrantado, de que los únicos quehaceres del
criollo sean la milicia o el vagabundear o la picardía, de que nuestra ciudad se llama
Babel. Ya la República se nos extranjeriza, se pierde. Fracasa el criollo, pero se altiva
y se insolenta la patria. En el viento hay banderas; tal vez mañana a fuerza de
matanzas nos entrometeremos a civilizadores del continente. Seremos una fuerte
nación. Por la virtud de esa proceridad militar, nuestros grandes varones serán claros
ante los ojos del mundo. Se les inventará, si no existen. También para el pasado
habrá premios. Confiemos, lector, en que se acordarán de vos y de mí en ese justo
repartimiento de gloria…”