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 Artículo IX.

- Fines de la Pena y Medidas de Seguridad


 La pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora. Las
medidas de seguridad persiguen fines de curación, tutela y
rehabilitación.
 Existen intentos por mantener la proporcionalidad de la pena
dentro de la lógica de la prevención, en tanto se afirma que una
prevención efectiva de delitos solo puede hacerse en tanto las
penas impuestas sean proporcionales al hecho(22). Estos puntos de
partida, sin embargo, no están libres de cuestionamientos, pues
permiten la entrada de aspectos irracionales o emocionales en la
determinación de lo que resulta proporcional según las
convicciones sociales(23). Por esta razón, no cabe sino entender
que la corrección de la finalidad preventiva mediante el principio de
proporcionalidad implica el reconocimiento de un orden de valores
opuesto a la lógica de la prevención(24). La dificultad reside en la
forma de determinar este orden garantístico ajeno al fin preventivo
de la pena. Puede, por un lado, que se entienda que las garantías
penales se configuran históricamente, lo que lleva consigo el
peligro de que su reconocimiento dependa de las mayores o
menores necesidades de prevenir la realización de determinadas
conductas delictivas. Por otra parte, puede que el orden limitativo
de la prevención se encuentre en la propia persona humana, lo
que, sin renunciar a la historicidad de la realidad, implica tener
límites más estables frente a las tendencias sociales del
momento(25). Desde posturas preventivas, consideramos que esta
interpretación de las garantías penales, en general, y de la
proporcionalidad de las penas, en particular, resulta la más
correcta. Las posibilidades de justificación del principio de
proporcionalidad de las penas no se limitan a puntos de partidas
preventivos, sino que también encuentran perfecta cabida en una
comprensión restabilizadora del Derecho Penal. La pena tiene, en
esta última comprensión del Derecho Penal, la función de devolver
la vigencia social a una expectativa normativa de conducta
defraudada. Para cumplir esta función restabilizadora, el efecto
comunicativo de la pena debe ajustarse al hecho que trasmitió el
mensaje de que la expectativa normativa no regía(26).
 De modo semejante a lo que ocurre con los demás preceptos del
Título Preliminar del Código Penal, el artículo IX determina los
marcos normativo y político-criminal de toda la legislación penal
(codificada o no) en lo que atañe a las funciones y fines de la
pena y de las medidas de seguridad. El legislador no solo se ha
pronunciado sobre cuáles deben ser el sentido, orientación y fin
de la pena, sino que ha precisado la función que debe cumplir la
configuración legislativa y la aplicación práctica de las medidas de
seguridad. Con ello ha delimitado claramente el te/os de las dos
consecuencias jurídicas del delito más importante. 2. Cuando la ley
alude a la función "preventiva, protectora y resocializadora" de la
pena, no se refiere únicamente a la orientación que deben tener
las penas privativas de la libertad, máxime si son las sanciones
más comunes, aflictivas y extremas que reconoce el ordenamiento
jurídico, sino a todas las penas criminales que tienen
reconocimiento y existencia normativa en una legislación penal y
que en nuestro CP se encuentran reguladas en el artículo 28. En
efecto, la función "preventiva, protectora y resocializadora" de la
pena es una finalidad atribuible a toda clase de pena -llámese
pena privativa de libertad, de multa, limitativa de derechos o pena
restrictiva de libertad- y se aplica a las penas principales, a las
accesorias ya las diversas sub-clases de penas(1). Debe
abandonarse, por equivocada, aquella visión superficial que
pretende circunscri bir la aplicación de los fines (o teoría) de la
pena a la pena privativa de libertad como si esta fuera su único
centro de referencia.
 Artículo X.-Aplicación Supletoria de la Ley Penal
 Las normas generales de este Código son aplicables a los hechos
punibles previstos en leyes especiales.
 l artículo IX del Título Preliminar no constituye una simple
recomendación, consejo o sugerencia del legislador penal. Por el
contrario, representa un mandato de cumplimiento imperativo y de
observancia obligatoria por parte del legislador y de los operadores
del sistema penal. Ello implica que toda incorporación de una
nueva sanción penal (pena o medida de seguridad) y -lo que es
más importantetoda aplicación de una pena o medida de seguridad
debe de modo inexorable ajustar su contenido y finalidad a las
funciones establecidas en el artículo IX del CÓdigo Penal, como
exigencia de razonabilidad y legitimidad. En tal sentido, la creación
de una sanción o la aplicación de una pena que no cumpla con la
función "preventiva, protectora y resocializadora" o la de una
medida de seguridad que no cumpla con las finalidades de
"curación, tutela y rehabilitación" devendría tanto en ilegítima como
en ilegal en la medida en que viola y quebranta el artículo IX del
Título Preliminar. 5. La ley alude tanto en lo que atañe a la pena
y a la medida de seguridad al cumplimiento de tres funciones y/o
finalidades.

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