You are on page 1of 76

Página 1

Ésta traducción fue hecha sin fines de lucro.


Es una traducción de fans para fans.
Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro.
También puedes
apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en sus redes sociales y
ayudándolo a promover
su libro.
Por favor, no contacten a los autores diciéndoles que les gustó leer
su libro en
ESPAÑOL porque nos cierran los foros.
¡Disfruta la lectura!

2
Página
STAFF
MODERADORAS DE TRADUCCIÓN
Sora_Phoebe
Adricrisuruta
Meri
Kat Cooper

Traducción
Meri

Corrección & Revisión Final


Kat Cooper

Diseño
Carolina Shaw

3
Página
ÍNDICE
Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12 4
Página

Epílogo

Sobre la Autora
SINOPSIS
Mason Foster pasa por asistentes como algunas personas pasan por ropa. Está harto y
cansado de tener que reemplazarlas, por lo que su mejor amigo y socio de negocios
decide ayudarlo.

Kennedy Myers está aquí por un trabajo y nada más. Pero cuando el dinero es
demasiado bueno para ser verdad, no hay nada que no haga para complacer a su
nuevo jefe. Ella es comprada y pagada, así que ¿quién es ella para decir que no?
Especialmente cuando le gusta.

Advertencia: Este romance sucio de oficina es demasiado sucio. ¡Si quieres un alfa
posesivo con una boca mandona, entonces haz lo que te dicen y consigue este libro!
Sin embargo, en serio, si Mason pregunta, sólo dile que lo compraste. Es
malhumorado.

5
Página
1

C
reo que voy a vomitar. El único pensamiento pasa por mi
cabeza, una y otra vez. Tomo una respiración profunda,
tratando de controlar mis nervios. Mirando alrededor de la
habitación gigante, me siento completamente fuera de lugar. Una mujer
de cincuenta y tantos años está sentada en un gran escritorio escribiendo,
los chasquidos de los dedos golpeando las teclas, son el único sonido en el
gran vestíbulo vacío. Estoy en el quincuagésimo piso del Foster Building,
tratando de controlar mi estómago mientras la señora me ignora y
continúa trabajando. Su cabello gris sedoso es corto justo por debajo de
sus orejas y está usando gafas de grueso marco en lo alto de su nariz.

Todo en ella es profesional y dice que pertenece aquí. Su traje es elegante


de una manera que nunca podría conseguir, incluso si tuviera el dinero
para hacerlo. Es elegante y con clase, fue sorprendentemente dulce
conmigo cuando me reporté. No me dio una mirada de mal humor como
las mujeres de abajo habían hecho.

Paso una mano a través de mis muslos en un intento de eliminar


cualquier pedazo de pelusa en la falda gris demasiado apretada que

6
llevo. Todavía estoy sorprendida sobre cómo me metí en la cosa. La
conseguí en noveno grado cuando me uní al equipo de debate y Página
necesitaba parecer profesional. Mi permanencia en ese tamaño duró
tanto como mi tiempo en el equipo. La cintura está empezando a cavar
en mi estómago, y rezo para que el botón en la parte posterior no salga.

Estoy usando sencillos tacones negros con los que pasé dos horas
practicando ayer. Los encontré en una caja de descuentos en una tienda
en la calle de mi pequeño estudio, junto con una simple camisa blanca
abotonada. Me siento tan sencilla, incluso un poco tímida. Estaba tratando
de parecer mayor, pero no estoy segura de conseguirlo.
Lo intenté con un poco de maquillaje e incluso me tomé el tiempo
para poner unos rizos en mi cabello. Había intentado imitar a una mujer de
una revista que había visto, pero no estoy segura de estar cerca de lo que
estaba tratando de lograr.

¿Qué estoy haciendo aquí? Sacudo la cabeza. Soy una mentirosa


horrible y lo sé. Absolutamente la peor. Cuando tenía siete años, rompí una
vitrina donde mi abuelo guardaba un balón de fútbol firmado. Confesé
antes de que pudiera preguntarme qué le había sucedido. Luego, cuando
tenía trece años, mi abuelo me preguntó cómo fue mi día en la escuela, y
de mi boca salieron detalles de cómo Cody me besó después del colegio.
Era tan mala en mentir. Ni siquiera podía fingirlo un segundo. Simplemente
no podía hacerlo.

Cómo pienso hacer frente a esto, no tengo ni idea. Porque no tienes


otra opción, me recuerdo. Necesito este trabajo. Corrección, estoy más
que necesitada por este trabajo. Necesitaba este trabajo hace tres
semanas.

El poco dinero obtenido de vender la casa de mi abuelo casi se ha


ido. No tengo ni idea de cómo voy a pagar el alquiler en mi pequeño
estudio de mierda. De hecho, podría estar feliz de perder el lugar. Tal vez
pueda encontrar un YMCA1 para alojarme o algo así. Mi arrendador está
empezando a intimidarme.

Su apartamento está justo al lado del mío, y esta mañana me


acorraló cuando me iba, recordándome que debía mi renta desde hace
tres días. También sugirió que hay otras maneras de pagar mi renta.
Maneras que no implican dinero. Hizo que mi piel se erizara. El señor Kelly
fácilmente tenía sesenta años. Siempre está en pantalones de pijama y
una bata de mujer con un cigarrillo colgando de su boca. Y estoy bastante
7
Página

segura que la señora del otro lado de mi pasillo está pagando su alquiler
en las otras maneras sobre las cuales estaba hablando. La había oído
ganar su habitación en múltiples ocasiones, y me hizo temblar de disgusto.

Siempre fue un poco demasiado práctico. Encuentra nuevas formas


de poner sus manos en mí todo el tiempo, y se está volviendo inquietante.

YMCA: Young Men's Christian Asociation, en español Asociación Cristiana de Jóvenes, se


1

dedica a la ayuda y orientación de los jóvenes.


Trato de encontrar formas de evitarlo, pero ayer regresé a casa para
encontrarlo de pie dentro de mi casa. Dijo que estaba revisando las
tuberías de agua, algo sobre una fuga, pero mi sangre se enfrió ante la
facilidad con que accedió a mi casa. Con qué facilidad podría hacerlo de
nuevo. Después de irse, empujé una silla debajo de la manija de la puerta,
pero no me dio ninguna seguridad. Apenas dormí toda la noche. No tenía
ni idea de lo que iba a hacer si no conseguía el dinero para pagar el
alquiler, porque no me sentía segura.

Estoy feliz de tener todavía unas semanas más hasta necesitar hacer
otro pago a la casa de ancianos donde se encuentra mi abuelo. Sabiendo
que tiene un lugar para estar un poco más me da un poco de alivio, pero
no mucho. Un agudo dolor en mi palma me recuerda que estoy
apretando demasiado las llaves de mi apartamento y están cavando en
mi piel. Abro mi bolso y las dejo caer dentro.

Tu nombre es Kennedy Myers. Fuiste a la Universidad de Michigan,


donde obtuviste una licenciatura en artes liberales. Tienes veintidós años y
siempre has soñado trabajar para una empresa como Foster y Crate, me
recuerdo por centésima vez. Todas mentiras, aparte de mi nombre.
Mentiras creadas para tratar de conseguir este trabajo.

Apenas tengo dieciocho años, casi no me gradué de la escuela


secundaria debido a mi asistencia, y no tenía ni idea de lo que Foster y
Crate eran hasta hace dos días cuando vi la lista de trabajos. Es un trabajo
que paga más de lo que podía soñar. Suficiente para mantener a mi
abuelo en el caro hogar de ancianos en el que está. No sólo eso, si puedo
mantener la farsa, puedo conseguirnos a ambos seguros de salud dentro

8
de unos meses. Esto tiene que funcionar. No tengo otras opciones. Esto no
es sólo sobre mí. Es sobre el hombre que me crio desde niña. Un hombre Página
que trató de darme todo lo que pudo hasta que empezó a olvidar quién
era yo.

Sabía que ya no podía cuidarlo. Necesitaba a alguien para estar


con él veinticuatro/siete, y no sólo eso, físicamente era incapaz de
ayudarlo a veces, mi abuelo es un hombre grande, fácilmente del doble
de mi tamaño. Sin embargo, podría asegurarme de que estuviera en algún
lugar seguro donde la gente fuera buena. Hasta ahora, había hecho eso,
pero el lugar estaba lejos de ser barato, y rápidamente gasté el dinero que
había conseguido de vender la casa en la que me crio. Me estoy
ahogando en cuentas. Ser camarera y los trabajos de limpieza
simplemente no alcanzan.

Estaría mintiendo si dijera que no había considerado otras formas de


ganar dinero. Una de las chicas en mi edificio es stripper y dice que podría
hacer más de mil dólares algunas noches en efectivo. Había jugado con la
idea. No era algo que quisiera hacer, pero no había mucho que no haría
para mantener a mi abuelo feliz.

El hombre me había criado desde pequeña. No recuerdo a mi


madre. Mis recuerdos son hechos a mano de las historias que él me dijo
sobre ella. Nunca conocí a mi padre. Mi abuelo hizo parecer que no sabía
quién era.

Siempre fuimos nosotros dos, y lo amo más que nada en el mundo. Es


la única familia que he conocido. Me encantaba cuando me acostaba en
la cama por la noche y me contaba historias sobre la abuela. Siempre se
iluminaba con el recuerdo de ella. Crecí pensando que quería un amor
como ese, pero luego todo fue empujado al fondo cuando su salud
comenzó a decaer.

Últimamente cuando lo visito y está teniendo un buen día y empieza


a hablar de mamá y la abuela anoto todo lo que dice. Tengo miedo que
algún día ya no recuerde las historias, y quiero poder contarle esas mismas
historias.

Siento humedad golpear mis mejillas y rápidamente la limpio.

9
Mirando hacia arriba, veo a la mujer detrás de la mesa observándome. Me
da una sonrisa triste, y miro a otro lado, no me gusta que me haya Página
atrapado llorando.

Encantador. Estoy segura que eso no me va a ayudar a conseguir


este trabajo.

Me paro. Necesito estar bajo control.

—¿Baño? —pregunto a la mujer.


—Por el pasillo, segunda puerta a la derecha —dice.

Asiento con la cabeza y camino por el pasillo, casi chocando con un


hombre que sale de una oficina.

—Lo siento —susurro antes de moverme a su alrededor directo al


baño. Siento sus ojos en mí todo el camino.

Tranquilízate, Kennedy.

10
Página
2

—T
e va a dar un dolor de cabeza si miras más fuerte
esa pantalla.

Miro hacia arriba desde mi computadora para ver


a mi socio de negocios, Finn, relajándose en una
de mis sillas, comiendo uvas, sin una puta preocupación en el mundo.

—No todos podemos tener una Helen para hacer todo por nosotros.
Algunos de nosotros tenemos que averiguar esta mierda de programación
por nuestra cuenta.

Volví a lo que estaba haciendo, frunciendo el ceño en la pantalla de


mi computadora y tratando de dar sentido a lo que significan todos estos
diferentes colores para la programación. Parece que un arco iris explotó
en mi pantalla.

—Helen también está aquí para ayudarte, pero no es su culpa que


despidas a tus asistentes más rápido de lo que dices Go Pack Go2. —
Rueda los ojos como si él fuera quien tuviera que lidiar con este problema.

11
—Me gusta Green Bay. No veo el problema —le digo, ignorando la

Página
parte en la que tiene razón. Paso de mis asistentes a un ritmo bastante
rápido.

Finn tuvo suerte con nuestra asistente de oficina, Helen. Ha estado


con nosotros desde el principio y es perfecta en todo. Por desgracia, sólo
una persona, y Finn y yo somos unos bastardos exigentes cuando se trata
de nuestra empresa. Técnicamente, Helen es su asistente, y yo tengo la
mía. Sólo que no he tenido una asistente constante en años. Normalmente,

2 Go Pack Go: Canción de Green Bay, la única letra es Go Pack Go, repitiéndose siempre.
o bien duran unas semanas antes de renunciar, o las despido por
comportamiento inadecuado.

No es que sea un puritano, pero el lugar de trabajo no es lugar para


el romance. No importa lo que digan, es lo que quieren. Piensan que
pueden atraparte con una mierda rápida que tal vez se convertirá en algo
más. Cuando contrato a alguien, espero que hagan su trabajo y me dejen
en paz hasta que las necesite de nuevo. Algunas de mis asistentes se
colgaban alrededor de mi escritorio, buscando cada pequeña excusa
para tocarme o acercarse. No es que no disfrute de la compañía de una
mujer, simplemente no es una prioridad para mí. Ni siquiera puedo recordar
la última vez que fui a una cita, así que no debe haber sido tan genial. El
mayor problema con la contratación de una asistente es que pasamos
tanto tiempo juntos, por lo que las emociones pueden confundirse.

Uno o dos de mis asistentes hombres trataron de iniciar algo físico


conmigo, pensando que tal vez desde que rechazaba a las mujeres,
prefería sus atenciones. Entonces los heteros querían ser mejores amigos,
con la esperanza de hacerse cargo de mi empresa o conseguir parte de
ella. No es que no me guste la competencia sana, pero no necesito que mi
asistente administrativo busque lo que es mío. No me gustaba tener que
mirar por encima del hombro, ni preocuparme por el tipo de información
que podrían estar robando.

—Tienes que relajarte. Y he hecho algo para ocuparme de eso. —


Miro hacia arriba desde mi pantalla para ver una come-mierda sonrisa en
la cara de Finn. Sé que no es bueno. De los dos, siempre ha sido el más

12
tranquilo. Por encima de cualquier cosa. He tenido que eliminar algunas
de sus locas ideas antes. Dicho esto, nuestro ser tan diferente es lo que nos
hace trabajar tan bien juntos. Página

—Ya te lo he dicho antes, no me gustan los masajes. No quiero


extraños tocándome —digo, volviendo a la pantalla de mi computadora.
Juro por Dios que quien hizo este programa de programación es el diablo.

Me encantaría relajarme. Odio ser el amigo imbécil que no tiene


tiempo para hacer nada. Nuestra empresa es muy exitosa, y es porque Finn
y yo hemos dedicado cada hora de vigilia a la misma. Comenzamos
nuestra empresa cuando estábamos en la universidad y vimos una mejor
manera de diseñar equipos deportivos. Los dos éramos bioquímicos, así
que empezamos a trabajar con plásticos y fibras hasta que pudimos
diseñar lo que queríamos. La Universidad de Michigan terminó comprando
nuestros primeros prototipos, y después fuimos a la fabricación a tiempo
completo. Hemos hecho un montón de dinero, y Forbes nos llamó el futuro
del atletismo el año pasado. La gente tiene expectativas, y no sólo quiero
conocerlas, sino aplastarlas. Me gusta ganar. Soy un fanático de los
Packers3, después de todo.

Finn ha estado persiguiéndome durante el último año para ralentizar


y disfrutar algo de nuestro éxito, pero me temo que si lo hacemos, alguien
entrará y tomará nuestro lugar. No importa lo que el mercado o mi mejor
amigo me digan, me preocupa que todo esto pudiera desaparecer en
cualquier momento. Todo este trabajo duro podría haber desaparecido.

¿Y para qué? Unas horas de diversión.

Perdí a mis padres en un accidente de auto cuando tenía quince


años. Sé muy bien lo rápido que pueden pasar las cosas a través de tus
dedos, y no quiero perder nuestra ventaja en el mercado. Parece que
cada vez que hay un vacío, alguien está buscando llenarlo, y no quiero
estar en segundo lugar. Nuestra competencia regularmente viene con
ideas que claramente han sido robados de nosotros, y continuamente
tenemos que recordarles que no nos van a joder.

—No es un masaje —dice Finn y me tira una uva.

La atrapo con una mano y la meto en la boca sin levantar la vista.

13
—Imbesil —murmura no tan suavemente—. Puedo decirte lo que he
Página
hecho, o puedes agradecerme y dejarlo por hoy.

Esto me hace fulminarle y mirar fijamente. —¿Qué hiciste?

—Coloqué un anuncio para tu nuevo asistente. Me imaginé que


tienes un palo hasta el culo y necesitas a alguien especial para sacarlo.

3Packers: Equipo profesional estadounidense de fútbol americano de la ciudad de Green


Bay, Wisconsin.
—Estupendo. Pero esta vez no estás haciendo las entrevistas—. Así
terminé con media docena de tipos antes. Estoy empezando a creer que
Finn lo hizo a propósito. Parece que voy a tener que hacer la esta vez la
contratación yo.

—No hay problema. Estoy seguro que puedes manejar esto por tu
cuenta. Hice el salario bastante astronómico, así que debes conseguir
muchos candidatos de calidad. —Menea sus cejas, y gruño.

—Creo que cuanto más alto sea el pago, más idiotas aparecerán —
digo, recostándose en mi silla y cruzando los brazos.

—Nah. Esta vez, me aseguré que las damas que vengan puedan
satisfacer todas tus necesidades.

La forma en que dice eso me hace pensar que me está contratando


una prostituta. Sacudo la cabeza, mi enojo cada vez mayor. Eso es todo lo
que necesito, gente pensando que estamos contratando prostitutas. Los
periódicos aprovecharían al máximo esa mierda.

—Finn. ¿Qué diablos hiciste?

Se levanta y sostiene sus manos frente a él. —Fácil, gran amigo. Sé


que ha sido un largo, largo, largo, largo, largo tiempo desde que
conseguiste un orgasmo. Simplemente estoy ofreciéndote una solución
fácil: una profesional que puede hacer tu trabajo de asistente y luego...
otro trabajo. El tipo que requiere rodilleras. —Sonríe.

—Tú... —Empiezo a decirle qué es una mierda, pero Helen llamó—.

14
¿Sí? —respondo, lanzando furtivas dagas a Finn.

—Señor Foster, aquí está la señorita Kennedy Myers para una Página
entrevista.

Aprieto los dientes. No tengo tiempo para esta mierda hoy. Tengo
una lista de artículos para resolver con este programa, y ni siquiera sé
cómo usar la estúpida cosa.

—Envíala —digo lo más cortésmente posible, porque no es culpa de


Helen que Finn me traiga una acompañante.
O como lo llames.

Sé que ha pasado un tiempo desde que he estado con una mujer,


pero mi mano es mucho menos drama cuando no la llamo de vuelta.

—Buena suerte —dice, guiñándome un ojo y saliendo por la puerta


antes de poder lanzarle un pisapapeles.

Tomo una respiración profunda y trato de calmarme. Si realmente es


una prostituta, esta entrevista debería ser fácil. Voy a preguntarle si sabe
cómo usar algunos de los programas de aquí y terminar.

Por una fracción de segundo, permito que mis pensamientos


imaginen a tener mi polla envuelta en un coño caliente, húmedo. Me
siento agitado entre las piernas, y luego rechazo la idea. Nadie me ha
llamado la atención en años, y la idea es peor que terrible. No puedes
trabajar con alguien a quien follas, incluso si pagas por ambos.

¿Cierto?

15
Página
3

—¿V
as a quedarte ahí, o vas a entrar? —El hombre del
otro lado de la habitación me grita.

Me detengo en la puerta de su oficina, haciendo


el ridículo. No sé por qué pensé que podría hacer esto. Doy un paso hacia
adelante, luego otro, hasta que estoy de pie frente a su gran escritorio de
cristal.

No hace ningún movimiento para levantarse. Me inclino a medio


camino a través de su escritorio para estrecharle la mano. Estoy totalmente
insegura si eso es lo que se supone que debo hacer.

Nunca he tenido una entrevista profesional antes, y no sé las reglas o


la etiqueta para algo como esto. Su mano llega, el calor de sus dedos
recorriendo la mía mientras la envuelve. Trato de dar una sacudida firme,
como mi abuelo me enseñó, pero me congelo. Estoy encerrada en algún
tipo de trance mientras sostiene mi mano firmemente, sus ojos azul oscuro
finalmente encontrándose con los míos.

16
Mi boca se abre ligeramente mientras busco algo que decir, pero él
habla primero.
Página
—¿Qué edad tienes? —Sus ojos se estrechan cuando mira mi boca.

Trato de jalar la mano, pero no la suelta.

—Veinti... veintidós. —Tropiezo con mis palabras, pero logro pasar la


mentira más allá de mis labios. Sigue mirándome con esos profundos ojos
azules, y tengo que apartar mi mirada y esperar que me crea.

—Mentirosa —dice finalmente mientras el agarre en mi mano se


aprieta aún más—. ¿Eres lo suficientemente mayor para ser follada?
Jadeo por sus palabras, pero sé lo que me pide. ¿Soy un adulto
legal? Asiento con la cabeza, mi cabello cayendo hacia adelante y
protegiendo un poco de mi rostro. Lo dejo allí, con la esperanza de ocultar
mi sorpresa.

—Dilo, Kennedy.

—Sí, soy lo suficientemente mayor. —Su dedo acaricia mi muñeca.

—Todo.

Miro hacia su rostro. Es intenso, y me pregunto si todo el enojo es


porque mentí... o si deriva de otra cosa.

—Soy lo suficientemente mayor para ser follada —susurro, sintiendo


mi rostro llorar.

Suelta mi muñeca, y me tropiezo lejos de él. La silla detrás de mí me


atrapa e impide caer. Aterrizo en ella, sentándome más fuerte de lo que
quiero.

El señor Foster está de pie, rodeando su escritorio como un animal


acechando a su presa. Se detiene cuando llega al otro lado y se apoya en
el cristal, mirándome fijamente. Me siento recta y trato de arreglar mi falda
que se amontonó un poco en mi caída.

No puedo creer que dije eso, y tampoco puedo creer lo hermoso


que es este hombre. Su cabello es negro como la medianoche y parece
que ha estado pasando sus dedos por él. Es un poco largo en la parte

17
superior, como si necesitara un corte.

Página
Como si estuviera demasiado ocupado para hacerlo.

Su camisa abotonada está desabrochada un poco, sin rastro de


corbata en ningún lado. Sus pantalones se moldean perfectamente a sus
piernas, y sé que este es un traje personalizado por la forma en que se
ajustan. Estoy en tantos problemas, pero ya he llegado así de lejos. Ya
atrapada en una mentira. ¿Qué tengo que perder realmente en este
punto?
Necesito no retorcerme bajo su mirada ni alejarme. Tengo que hacer
que parezca que también pertenezco aquí, no importa lo falso que pueda
ser. Me siento un poco más recta y veo que sus ojos están en mis piernas.

—Ya me has mentido, señorita Myers. ¿Por qué no debería decirte


que salgas de mi despacho justo en este segundo? —pregunta, todavía
mirándome.

Su cuerpo está tenso, pero apoyado en el escritorio, parece casi


casual. No puedo leerlo en absoluto porque me pregunto lo mismo que él.
¿Por qué no me ha echado ya de su oficina?

—Es por lo mucho que quiero este trabajo. Voy a hacer cualquier
cosa —admito—. Sé que no tengo mucha experiencia como asistente,
pero aprendo rápido y te mostraré que puedo hacer esto. Solo dame una
oportunidad. Eso es todo lo que estoy pidiendo.

—He pasado por un montón de asistentes y me está agotando. No


quiero hacer esto de nuevo dentro de unas semanas. Necesito saber que
puedes manejar mis demandas, que no vas a correr.

—Puedo, lo prometo —le suplico, una chispa de esperanza de


iluminación dentro de mí. Este trabajo podría resolver tantos problemas
para mí ahora mismo.

Se mueve de su escritorio y da un paso hacia mí, hasta que está a


pocos centímetros, inclinándose hacia adelante.

Sus manos van a los apoyabrazos de mi silla, y de repente me siento

18
enjaulada.

—Manejarás todo lo que necesito —desafía mientras se mueve más Página


cerca en mi espacio. Su intensidad me golpea fuerte. Su olor cálido llena
mis pulmones. No sabía que un olor pudiera ser tan sexy. Lo miro a través
de mis pestañas—. Mis horarios, tomando notas, estando donde necesito
que estés en un momento de aviso—. Se detiene por un momento, de pie,
a un aliento lejos de mí. Inhala, como si me estuviera respirando—. Y otras
necesidades también. Las necesidades que un hombre como yo tendrá
con una pequeña cosa como tú corriendo por esta oficina todo el día.
Siento una de sus manos en mis muslos, empujándolos separados
tanto como mi falda lo permite. Luego sus dedos se deslizan hacia arriba.
Me siento allí, insegura sobre qué hacer mientras mi respiración aumenta.
—Pero lo sabías, ¿verdad? Viniste aquí dispuesta a darme lo que quiera.
¿Verdad? —Hace la pregunta, pero realmente no suena como si quisiera
una respuesta.

Su otra mano va a mi cadera, y me mueve de la silla para que mi


culo este casi colgando del borde. El movimiento le permite alcanzar mis
bragas. Siento acercarme ante tacto, pero no estoy segura de por qué lo
estoy haciendo. Por qué, de repente, anhelo su toque allí. Debo decir que
no. Debo alejarlo, pero necesito este trabajo. Al menos eso es lo que estoy
tratando de decirme. Pero en realidad necesito que me toque. Solo un
poco. Un pequeño toque.

Un dedo se desliza dentro de mis bragas, y suspiro. —Oh Dios.

—Di mi nombre —me corrige, con los ojos clavados en los míos.

—Señor. Foster. Señor —exhalo, y siento empujar mi pecho hacia él,


incapaz de detener las reacciones de mi cuerpo ante el suyo.

—Ya estas húmeda. Viniste aquí para darme esto y lo voy a tomar —
afirma antes que sus labios tomen los míos en un beso duro. Su lengua
empuja en mi boca, exigiendo entrada. Abro para él, dándole lo que
quiere. Su mano entre mis piernas me acaricia de un lado a otro, y lo siento
venir.

Los pequeños y simples toques me envían por el borde, y mi orgasmo

19
llega. Trato de gemir, pero su boca sobre la mía amortigua los sonidos. Las
Página
deliciosas oleadas de placer me inundan mientras su lengua se ralentiza,
dándome pequeñas lamidas dulces mientras mordisquea mi labio inferior.

Cuando retrocede, baja mis bragas. Me levanto un poco mientras la


saca de mis piernas, quitándolas. Abro perezosamente los ojos. Ni siquiera
había notado que estaban cerrados. Se está levantando derecho,
mirando abajo hacia mí.

Mis bragas en una mano, y la otra en su boca mientras lame sus


dedos. Me está probando. Me sonrojo una vez más. Coloca las bragas en
el bolsillo de su pantalón y regresa al otro lado de su escritorio para
sentarse.

Me siento y trato de enderezarme, repentinamente sintiendo frío en


la habitación gigante, tal vez incluso un poco más solitaria. El silencio
crece, y no sé si debo decir algo.

—Empiezas mañana —dice finalmente, rompiendo mi espiral


descendente—. Tendrás que estar a mi entera disposición, así que será más
fácil si te quedes cerca de mí. Voy a buscar un lugar en mi edificio o
tendrás una de mis habitaciones desocupadas. Ven aquí a primera hora
de la mañana.

Con eso, empieza a escribir de nuevo, claramente despidiéndome.


Me pongo de pie, tratando de orientarme, y ni siquiera desvía la mirada de
su pantalla. Me giro y salgo de la habitación, preguntándome en qué me
he metido.

20
Página
4

M
e doy por vencido al no poder dormir y me quito la cobija,
enfermo de mirar fijamente el techo. No tiene ningún
sentido ahora. Son casi las cuatro de la mañana y no he
cerrado los ojos.

No desde que la vi. Pude sentir su orgasmo con mi toque.

El pensamiento tiene mi polla en carne viva palpitante con la


necesidad de liberarme una vez más. Está actuando como si no me
estuviera masturbando desde que salió de mi oficina ayer. La primera cosa
que hice cuando su cuerpo exuberante dejó mi oficina fue tomar mi polla,
junto con sus bragas, y proceder a correrme sobre ellas. He estado
haciendo lo mismo toda la noche. Son un lío pegajoso, y probablemente ni
siquiera tienen más su olor. Sonrío, gustándome la idea de cubrirla toda de
mí.

Cuando entró ayer, no pude levantarme. Mi polla estaba demasiado


dura, y no sabía si mis débiles rodillas podían sostener mi peso. Pero una vez
que se sentó y vi cómo la falda apretada atravesó sus gruesos muslos, y
cómo el botón entre sus pechos estaba gritando para liberarse, no pude

21
evitarlo. Tuve que acercarme lo más posible.

No puedo creer que sea una prostituta. Página

Las palabras han estado corriendo por mi mente. Se ve joven e


inocente, así que no puedo imaginarla estado en eso mucho tiempo. El
imaginarla con otro hombre me pone irracionalmente celoso. Sólo he
estado en una habitación con ella una vez. ¿Por qué ya asumo que es
mía?

Tan pronto como pude formar un pensamiento coherente, conseguí


su currículum de Helen y comencé a examinarlo. Busqué todas sus
credenciales y, como sospeché, no eran ciertas. Era demasiado joven
para haber terminado la universidad. La única cosa en la que no mentía
era su dirección.

No pude controlarme. Tuve que averiguar tanto como pude. Tan


pronto terminé de frotar mi polla, dejé el trabajo y conduje hacia su
dirección. Sólo iba a pasar una vez y eso era todo. Pero luego volví a
conducir. Y otra vez. Me convencí que si tuviera una pequeña visión de
ella, entonces estaría bien. La dejaría sola y volvería a casa. Así que seguí
conduciendo de un lado a otro durante un par de horas, y finalmente la vi.
Caminaba sola por las calle, me hizo agarrar el volante ferozmente.
Parecía demasiado inocente para quedarse sola. Cualquiera podía subir y
agarrarla.

Aparqué mi coche y esperé hasta que estuviera salvo dentro antes


de dejar escapar un suspiro que no me di cuenta había estado
sosteniendo. La cortina se movió ligeramente, y pude verla en su
apartamento. Todo lo que podía pensar era volver a verla. El pequeño
vistazo en la calle no era suficiente. Tenía que tener más.

Salí de mi coche y caminé alrededor de su edificio, buscando una


manera de entrar. Era un barrio de mierda, inmediatamente me sentí
protector sobre ella. Le dije que viviría en mi edificio o dentro de mi casa.
Pero después de ver este basurero y de saber lo que me hizo, su único
lugar estaba en mi cama.

Me froto los ojos, pensando en cómo me acerqué a su casa y luego


me senté afuera hasta que vi su luz apagada. Luego de eso, llamé a uno

22
de mis chicos de seguridad para vigilarla y descubrí todo lo que pude

Página
sobre el lugar donde se alojaba. Después me fui a casa para aliviarme. Mi
polla se estaba convirtiendo en un dolor insoportable, y no podía
masturbarme en mi coche. Había demasiada gente alrededor, y
necesitaba estar solo.

No puedo decir cuántas veces me he corrdo desde que llegué a


casa, pero después de levantarme de mi cama y entrar a la ducha, me
lavo el cuerpo y comienzo de nuevo. Nunca he sido de los que se
obsesionaban con una mujer. Nunca pensé mucho en estar con alguien
en el futuro. Mis planes eran trabajar y ganar dinero. Pero Kennedy entró
en mi oficina, y una mirada me tiene obsesionado con ella.

Tengo los ojos cerrados y estoy imaginándola reclinada en la silla,


ojos cerrados y con las mejillas enrojecidas. Su coño húmedo a la vista, y
acabo sobre mi mano.

—Joder —grito y presiono mi otra mano a la pared de azulejos,


evitando caer. Mis piernas son débiles a causa de todos los orgasmos, pero
mi polla todavía tiene que conseguir el memorando.

Después de limpiarme, me adelanto y visto para el trabajo. Podría


hacer algo constructivo con mi tiempo ya que no puedo dormir. Pero en el
fondo siento una voz decir dentro de mí que cuanto más pronto me ponga
a trabajar, más rápido la veré.

Cuando llego a la oficina, soy el primero. Son las cinco de la mañana


y me siento en mi escritorio con una taza de café y veo salir el sol. Trato de
encontrar cosas para mantenerme ocupado, pero mis ojos siguen
vagando hacia el reloj, esperando acelerarlo.

A las ocho en punto empiezo a caminar. Helen entra y dice buenos


días, luego pasa el horario del día. La corto a mitad de frase porque ya no
aguanto la anticipación.

—¿Dónde está Kennedy? —grito un poco más fuerte de lo pensado.

Helen levanta la mirada inflexible de sus notas, casi con el toque de


una sonrisa tirando de sus labios.

23
—Estará aquí dentro de treinta minutos. Le dije que cuando entrara
repasaría las cosas con ella. Página

—Lo haré yo —ordeno de nuevo, tratando de controlar mi


temperamento. ¿Qué me pasa hoy?

¿Cómo ha conseguido estar tan completamente en mi cabeza? No


puedo tener un pensamiento claro aparte de tenerla aquí en mi oficina
tan pronto como sea posible.
—Sí, señor —dice Helen y luego sale de mi despacho y se dirige a ver
a Finn.

Normalmente por las mañanas me daría un breve resumen sobre lo


que tengo programado hacer y luego me quedo para manejar el resto de
mi día por mi cuenta. Afortunadamente, organice la mayor parte de mi día
al venir tres horas temprano, así tendría mucho tiempo para conocer a
Kennedy, averiguar exactamente cómo llegó a solicitar un trabajo como
éste. Y entonces tal vez probar algunas de sus habilidades que no figuran
en su currículum.

Estoy otra vez caminando de un lado a otro y contando los segundos


hasta que finalmente oigo un pequeño golpe en mi puerta. Giro para ver a
Kennedy de pie en el umbral de mi oficina.

—Buenos días, señor Foster.

Trago con fuerza y la miro de arriba abajo. Está en la misma falda


apretada de ayer, con una blusa color crema que es de un tamaño
demasiado pequeño. Debió haber engordado desde que compró la ropa,
porque casi se le sale todo. Sus curvas son exageradas por su cintura
apretada, y no puedo dejar de pensar que se vería aún mejor con unas
veinte libras más añadidas a ella. Me encantaría verla un poco más llena
en alguna ropa que abrace su cuerpo. A pesar de llevar la ropa
demasiado ajustada, sigue siendo un poco pequeña. Podría decir que
sería perfecta con más peso. Tendría un cuerpo hecho para ser tomado
por un hombre de mi tamaño.

24
—¿Has comido? —pregunto, mi voz baja y ronca.

Página
—No señor. Estoy, umm, en una dieta. —Se sonroja, y me acerco a mi
escritorio para tomar mi teléfono.

—Cierra la puerta —digo sin mirarla. Si me doy la vuelta, no podré


controlarme. Oigo el clic de la puerta, y luego una voz en el teléfono
responde—. Envía el desayuno. Todo en el menú.

Cuando dejo el teléfono, me doy la vuelta para ver a Kennedy


todavía junto a la puerta y parece asustada. Eso no funcionará. Tomo aire
y trato de calmarme. Quiero que me quiera. No, necesito que me quiera.
Su cabello oscuro está tirado hacia atrás en una cola de caballo
baja, y sus ojos oscuros están mirando a cualquier parte menos en mí.

Aprieto los puños, tratando de no llegar a ella y justificarme.

—Bien, vamos a repasar algunas reglas. Comerás tres veces al día,


como mínimo. Quiero asegurarme de que estás recibiendo suficiente, así
que necesitaré monitorear tu ingesta de alimentos. Comerás delante de mí
en cada comida.

Asiente nerviosamente y retuerce los dedos.

—También, tu trabajo incluye una asignación de vestuario, así que


hoy, después de verte comer el almuerzo, te llevaré a recoger algunas
cosas.

De nuevo sus mejillas se ponen de color, pero está de acuerdo.

—Sí, señor Foster.

—Puedes llamarme Mason cuando la puerta de la oficina esté


cerrada. O señor.

Sus ojos oscuros buscan los míos, y siento el calor fluir entre nosotros.
Está pensando en ayer, y yo también. Estoy listo para doblarla y conseguir
mi polla mojada, pero necesita comer primero.

—Tus cosas serán trasladadas a mi edificio hoy. Después de ayer,


decidí que te necesitaría toda la noche.

25
Miro como sus pies se mueven un centímetro y sus muslos se
presionan juntos. Sé que está mojada —casi puedo oler su coño desde
aquí. Página

—¿Kennedy? —pregunto, deseando su acuerdo.

—Sí, Mason.

Mi nombre suena como al caramelo en su lengua, y quiero que lama


mis bolas mientras lo dice. El pensamiento me tiene duro frente mis
pantalones obscenamente, y no me molesto en ajustarlo. Sus ojos vagan
por mi traje hasta donde mi excitación se muestra, y por un segundo sus
ojos se ensanchan. Mira lejos rápidamente, como para esconder que lo
notó, y el acto tímido me irrita y me excita. Me hace enojar porque pienso
en ella haciendo eso con otros hombres. ¿Lo ha hecho antes? ¿Pretendía
ser inocente y jugar un papel? Pero entonces, también me excita, porque
por mucho que pueda estar fingiendo ser inocente, sé que es mía. Y ha
sido contratada para satisfacer todas mis necesidades.

Antes de poder decir otra palabra, hay un golpe en la puerta. —Eso


será el desayuno. Abre la puerta, Kennedy.

Me dirijo a mi escritorio y me siento para esconder mi polla. No tiene


sentido dejar que el personal sepa que estoy a punto de explotar en mis
pantalones.

Un muchacho joven rueda un carro con una bandeja grande


apilada con los platos cubiertos. Lo deja en la mesa que tengo en mi
oficina y empieza a ordenar los platos.

—Déjalo —señalo, levantando una mano. Se detiene y vuelve a


colocar el plato en la bandeja y asiente con la cabeza.

—Sí, señor Foster.

Mira a Kennedy, y por un segundo quiero arrancarle los ojos. Pero


sólo le da una sonrisa educada antes de salir de mi oficina y cerrar la
puerta detrás de él.

—De acuerdo, Kennedy —empiezo mientras me inclino hacia atrás


en mi silla—. Quiero que subas esa falda y luego te sientes. Extiende tus

26
muslos y muestra tu coño mientras comes.

Página
5

S
u boca se abre un poco, pero se compone rápidamente. Sin
embargo, la mancha rosada de su rostro no puede ocultarse.
Dios, es jodidamente buena en inocencia. No sabía que uno
podría fingir un rubor.

—Sí, Mason.

Sus manos tiemblan un poco mientras sube la falda —demasiado—


apretada sobre sus muslos y caderas. Se menea mientras lo hace, y sus
tetas se mueven. Me da más ideas.

—Desabrocha la blusa también. Quiero ver tus pezones.

Observo cada movimiento mientras se acerca a la silla y se sienta.

—Extiéndelas —gruño, odiando la anticipación.

Separa sus piernas, y veo sus bragas. La irritación me golpea.

—Dije que quería ver a tu coño. No me lo ocultes.

Rápidamente, Kennedy se levanta y se quita el algodón blanco.

27
Noto como su respiración se alza.

—Tráelas —ordeno, extendiendo mi mano. Camina lentamente Página


colocando suavemente el material en mi mano—. Buena niña.

Me acerco y le doy una palmadita en las nalgas mientras se da la


vuelta y regresa a la silla. Se sienta del mismo modo que antes, con las
piernas abiertas y el coño húmedo en exhibición. Le gusta esto. Recibir
órdenes la enciende. Su vagina no puede esconder eso. Incluso si se le
paga para estar aquí, todavía quiere esto. Sus dedos van a los botones de
su camisa, pero titubea con ellos.
Levantándome, dejo escapar un suspiro y me situó delante de ella.
—¿Tengo que hacerlo todo, Kennedy? Debes hacer las tareas fáciles al
primer intento. No me hagas arrepentirte de contratarte —Miento. Moriría
antes de arrepentirme de esto.

—Sí, Mason. Lo haré mejor. Los botones están demasiado apretados.

Agarro el material con ambas manos y lo abro. Jadea en estado de


shock. —Eso se llama resolver problemas, cariño. Ahora desabrocha tu
sujetador.

Se agacha, sus pequeñas manos temblando un poco, y quita el


gancho con suficiente facilidad. Me siento a la mesa con ella, pero
todavía mantengo una vista perfecta de su cuerpo. Saca el material lejos y
sus tetas gordas caen hacia fuera, revelando bonitos pezones, rosados.

—Tan duro. —Me doy cuenta mientras estiro la mano y paso mi


pulgar a través de un pico firme.

Suelta un pequeño gemido cuando lo pellizco y luego lo suelto. Me


estiro, agarrando unos cuantos platos cubiertos y saco las tapas. Se revelan
panqueques, tocino, salchichas, huevos y más. Sus ojos se ensanchan y me
mira.

—Mason, no puedo comer todo esto. —Parece un poco


sorprendida.

—Comerás todo lo que puedas soportar y luego comerás un poco


más —digo, recogiendo los cubiertos y cortando sus panqueques para

28
ella—. Porque es lo que te pido hacer. Quiero tu vientre bonito y lleno.

Unto un panqueque con mantequilla y vierto el jarabe sobre él, Página


entonces lo sostengo para que lo tome.

Vacila un segundo y abre. Le doy de comer todos los panqueques y


luego comienzo en el siguiente plato, viendo su boca mientras toma cada
bocado. No sabía que la comida, alimentarla, podía encenderme tanto
como ver su coño abierto para mí. Después de tres bocados más afirma no
poder comer más.

—Kennedy —regaño. Disciplinada, abre la boca de nuevo.


Una vez siento que ha comido lo suficiente como para haber
ganado por lo menos una libra, dejo el tenedor y froto mis manos en sus
muslos.

—Inclínate en la silla. Quiero jugar un poco contigo, y luego quiero


que me chupes. —Se lame los labios, y por un momento me pregunto si
quiere esto tanto como yo. Pero sé que es imposible. Sólo está aquí porque
le estoy pagando. Está jugando un papel. Una pequeña parte de mí odia
eso, pero una parte más grande sabe que tomaría cualquier cosa para
conseguirla. Y lo tomaré.

—Sí, Mason —dice, acostándose y dejando que sus piernas se abran


más.

Presiono mis dedos en su abertura húmeda y los deslizo con facilidad.


Sus pliegues hinchados brillan con jugos, y el sonido de su coño chupando
mis dedos es tan erótico. Con mi otra mano pellizco un pezón y luego el
otro. Inclinado hacia adelante, pongo mi boca en uno, y la siento
arqueando la espalda de la silla, tratando de empujar mi boca más duro.
Chupo el bollo apretado en la boca y muerdo un poco. La dejo sentir la
presión de mis dientes mientras cojo su coño más duro con mis dedos.
Podría doblarla sobre esta mesa y tomarla con mi polla, pero quiero
explorar este pequeño tesoro.

—Mason —gime, y la siento retorcerse.

Succiono más fuerte el pezón, y en cuestión de segundos se viene en


mi mano. Puede parecer inocente y dulce, pero jodidamente se corre

29
como una profesional. Me recuerda una vez más que le estoy pagando
para que haga esto, y me inclino hacia ella con irritación. No debería
sentirme loco por haberla contratado para que me sirva, pero lo hago. ¿A Página
cuántos hombres les hace esto?

Con furia, desabrocho mis pantalones y saco mi pene. Lo empuño


en mi mano y lo bombeo varias veces.

—Pon tu boca en mi polla —digo, más duro de lo que debería. Estoy


enojado, y no sé cómo detenerlo—. Vamos a ver si chupas una buena
polla.
Más rápido de lo que pensé que sería capaz después de su orgasmo,
cae entre mis rodillas, las dos manos agarrando mi eje.

—Te daré puntos adicionales por estar tan ansiosa. Buena chica,
Kennedy.

Su boca está en mi polla, y traga más de lo que imaginaba que sería


capaz de conseguir en su boca. Mi cabeza cae hacia atrás y me quejo
mientras el calor caliente y húmedo de su boca me succiona.

—Maldita sea, cariño. Ten cuidado o vas a exprimirme hasta dejarme


seco y no voy a tener nada para poner en tu coño.

Gime, y agarro su cabello, empujándola en mi polla.

—No te preocupes, te guardaré un poco.

Su boca salta y luego lame mi polla y mis bolas. Me chupa y me mira


a la vez.

—Joder —gruño y estoy a punto de venirme.

La visión de ella en sus rodillas con sus tetas gordas colgando hacia
fuera y su coño húmedo extendido me impulsa al orgasmo. Gruesos
arroyos de semen por mi eje, y los lame, moviendo su boca de nuevo a mi
punta. Succiona, y puedo sentir el esperma de la base de mi polla siendo
aspirado por su boca.

Le agarro el cabello más apretado y finalmente siento algún tipo de


alivio después de una noche de masturbarme sin resultados. Su jodida

30
boca es mágica.

—Buena chica —respiro mientras le da a la punta de mi polla un Página


besito antes de sonreírme.

Me inclino y tomo sus labios. El beso es más suave y dulce que todo
lo que hemos compartido. El beso que un amante compartiría, no uno
dado por alguien contratado para hacerte acabar. Por un momento, casi
puedo olvidar cómo llegó a estar en mi oficina, y pretendiendo que es mi
esposa. Ha venido a desayunar conmigo, y nuestros toques matutinos se
han convertido en esto. La imagen de Kennedy vestida de blanco y con
mi apellido parpadea en mi mente.

31
Página
6

M
e paro en medio de la gigante habitación de Mason
rodeada de tantas cajas y bolsas que ni siquiera sé por
dónde empezar. Es un poco abrumador. La habitación
parece como si una tienda hubiera estallado en medio. Ha dejado el
espacio una vez impecable, en un desastre total, lo cual es una hazaña
porque es el doble del tamaño de mi antiguo apartamento.

Habíamos ido a tantas tiendas hoy que todo empezó a hacerse


borroso, no podía pronunciar los nombres de algunas, y otras me hicieron
sentir completamente fuera de lugar. Recibía las miradas más extrañas de
las vendedoras hasta que veían a Mason. Entonces sus ojos se iluminaban
como si acabaran de ganar la lotería.

Probablemente tuviera algo que ver con la comisión que ganan a


causa de las compras compulsivas. Algunos de los lugares ni siquiera tenían
etiquetas de precio en los artículos.

Todo el tiempo, Mason se puso de pie y me vio cambiar de un traje a


otro. Al principio pensé que era dulce cómo sus ojos nunca me dejaban.

32
Entonces comencé a preguntarme si esto era simplemente como

Página
funcionaba todo, si era cómo trataba sus amantes. Había concentrado su
loca intensidad en mí, y estaba segura que cada mujer que había sentido
esto antes de mí, estuvieron tan encantadas como yo. Dijo que había
tenido muchas.

Tal vez era nada más algo divertido y nuevo, y pronto acabaría
conmigo. Cuando la novedad desaparezca, ¿dónde me dejará eso?

Definitivamente sin una casa, pero tal vez podría seguir pagando mis
facturas durante el tiempo que esto dure. Sé que debo intentarlo. Tal vez
debería googlear cómo ser una amante o algo. ¿No se supone que debo
ser seductora? Porque definitivamente no lo soy. No tengo ni idea de mis
acciones cuando me pone las manos encima.

Afortunadamente siempre me lo dice.

La peor parte es estar respondiendo a ello. Me dejo ir cuando no


debería hacerlo; soy su juguete.

Me contrató para ser su puta pagada, pero por alguna razón a mi


cuerpo no le importa. De hecho, sólo me pone más caliente. La idea de
pagarme hace que mi cuerpo palpite con necesidad. Algo está mal
conmigo. Esto no debería encenderme. Me ordenó chupar su polla, y
estaba muy dispuesta. No porque me pagara, sino porque quería hacerlo.
Quería complacerlo, tocarlo. Quería que me tocara. Quería que hiciera
que mi cuerpo cobrara vida de nuevo. Porque eso es lo que pasó cuando
su piel encontró la mía. Por esos pocos minutos, sólo fuimos nosotros. Sólo
placer, y el resto del mundo se evaporaba. Todas mis preocupaciones y
miedos se apartaron, estaba perdida en él.

Hasta que la realidad empezaba a regresar. Como lo está haciendo


ahora mismo. Estoy sola en su dormitorio. Se apresuró a salir por la puerta y
me dejó de pie aquí, diciéndome que es donde me alojaría. No en otro
apartamento o incluso otra habitación. Voy a estar en su cama todas las
noches. Lo dejó muy claro. De hecho, avisó que a su regreso, lo mejor sería
que estuviera desnuda en su cama.

Lo que no me dijo fue qué iba a hacer. Solo sé que recibió una

33
llamada y se fue. Una llamada de una mujer, si mis oídos oyeron bien. Odio
cómo eso me hizo sentir. Los celos que me atravesaban fueron casi
incontrolables. No es asunto mío. La noche anterior, cuando estaba Página
acostada en la cama y me preguntaba en qué me había metido, me dije
que debería haberme ido al saber lo que realmente era ser la asistente de
Mason. Era más que contestar llamadas telefónicas y tomar notas. Sé que
no debería estar apegada a él. Este es un trabajo, algo que me
mantendrá lejos de la calle y de un apartamento de mierda donde temo
dormir la mayoría de las noches. Esto mantendrá a mi abuelo en un hogar
de ancianos de alto nivel sin el miedo de ser incapaz de pagar sus
cuentas.
La cosa es que mi mente y corazón no se están compenetrando.
Algo acerca de Mason me atrae. La forma de mirarme. La forma de
parecer no poder obtener suficiente de mí a veces. Pero entonces su
mirada se transforma como si hubiera cambiado de posición. Puede pasar
a querer despedirme tan rápido que es inquietante. Casi como si estuviera
enojado conmigo por hacer lo que me dijo que hiciera.

Pero, ¿qué sé de relaciones?, antes cuando los chicos comenzaron a


aparecer en mi radar, mi abuelo se puso enfermo. Se había ocupado de
mí toda mi vida y prometí cuidar de él. Si no estaba en la escuela, estaba
con él o tratando de asegurarme de que nuestras vidas no se
desmoronaran.

Había fallado. No quería ponerlo en un hogar de ancianos, aunque


fuera bueno. Me duele el corazón cuando lo pienso. Mirando el reloj de la
mesita de noche, veo que sólo son las seis en punto y sé que sólo hay una
cosa que me hará sentir mejor ahora.

Tomo el teléfono celular que Mason me dio y mi vieja mochila


gastada abriéndome paso a través del inmaculado hogar. Todo el lugar
está decorado con arte en las paredes y muebles que parecen nunca ser
utilizados. Es un hogar, pero no se siente como uno. Es casi como si el lugar
estuviera organizado. Se parece a lo que hacen los agentes inmobiliarios
cuando tratan de vender una casa. Todo está en su lugar, pero no se está
usando nada.

Saliendo de la puerta principal, hago mi escape del edificio de lujo.


Todavía no puedo creer que sea donde viva ahora. Camino por la calle

34
unas pocas cuadras hasta la estación de autobuses. Saco mi tarjeta de

Página
metro mientras espero el autobús, y luego paso desapercibida, a pesar de
estar usando ropa que parece pertenecer sólo a una pasarela.

El vestido color crema viene todo el camino hasta mi cuello y tiene


mangas cortas. La parte superior es ajustada, y la cintura está apretada
por un cinturón azul marino grueso. Entonces empieza a flotar hasta
golpear a mediados de muslo. Escogí este para llevar puesto, vino con
unos zapatos planos azules para combinar con el cinturón y sabía que mis
pies me amarían por eso.
Una vez en la parada correcta, salgo y camino hasta la residencia
de ancianos. Le doy a Larry, el guardia de seguridad, un pequeño saludo y
me detengo a preguntar cómo lo está haciendo su nuevo bebé. Una vez
dentro, asiento con la cabeza a la enfermera de la recepción, la cual está
revisando una pila de archivos. Ella empuja un botón para concederme
acceso. Me inscribo, preguntándole cómo va todo antes de ir
directamente a la habitación de mi abuelo.

Me detengo cuando lo veo sentado en la cama viendo la televisión.


Está en el mismo pijama de franela color verde oscuro que llevaba puesto
desde que puedo recordar. Debe tener dos docenas de pares. Su grueso
cabello gris está peinado a un lado, sigo su línea de visión, viendo que ve
una vieja película de vaqueros. Solíamos verlos juntos todo el tiempo. En
realidad era lo que más nos gustaba hacer después de la cena. Teníamos
helado y acabaría desmayada en el sofá. Me inclino contra el marco de la
puerta y espero a que me note. Es más fácil de esta manera. Dejar que me
vea primero. Cuando finalmente gira su cabeza, mi estómago se contrae
en una bola mientras me pregunto qué vendrá.

—Calabaza. Me preguntaba cuándo vendrías. —Mis ojos se llenan


de agua, pero una sonrisa se extiende por mi rostro. Esta noche va a ser
una buena noche. Me sonríe, y me muevo de la puerta dirigiéndome
hacia él. Dejo caer mi mochila junto a su cama y me acerco.

—Me atrapaste. Lo siento, abuelo.

—Está bien. Te ves muy bonita esta noche —me dice, corriéndose en
su cama y acariciando un espacio vacío a su lado.

35
No pierdo tiempo saltando en la cama. Uno de sus brazos me rodea,
me jala en un pequeño abrazo y besa la parte superior de mi cabeza. La Página
preocupación que he estado sintiendo se desvanece. Aunque la
enfermera me dijo que ha tenido un buen día, me hace sentir mejor verlo
por mí misma.

—Empecé un nuevo trabajo —admito.

—¿Cómo joyera? —Puedo oír el rastro de esperanza en su voz.


Sabe que hacer joyas es algo que siempre he querido hacer. He
elaborado páginas y páginas de diseños de joyas a lo largo de los años. No
sé por qué estoy tan enamorada de las joyas, pero lo estoy. Lo he estado
toda mi vida. Siempre estoy mirando lo que la gente usa, y estoy fascinada
por cómo el gusto de la gente puede ser diferente. La joyería que alguien
lleva dice mucho sobre esa persona.

—No, sólo soy una asistente administrativa, pero todavía estoy


trabajando en eso en mi tiempo libre. No sé si me gustaría mucho trabajar
en una joyería. Sólo me gusta hacer los diseños. —Me inclino, apoyando mi
cabeza contra él y mirando la televisión.

—¿Lo estás llevando bien, calabaza? ¿No necesitas nada? —Puedo


escuchar la preocupación en su voz.

El abuelo no sabe lo mal que lo he pasado. Juntos habíamos


acordado vender la casa porque también sabía que estaba empeorando.
Sabía que estaba teniendo episodios cuando no podía recordar quién era
yo, ni dónde estaba. A veces se sentía angustiado y trataba de dejar
nuestra casa y yo no tenía la fuerza física para detenerlo.

Aunque pensó que lo tendríamos más fácil si vendíamos la casa y


quedaba un montón de dinero en el banco. También piensa que este
lugar cuesta una tercera parte de lo que realmente vale.

No podía dejarlo entrar en un lugar donde pensaba que podríamos


permitirnos. No poseen todo lo que aquí tiene. Este lugar tiene mejores
doctores, programas, comida y enfermeras. Nombra algo y este sitio lo

36
tiene. No sólo eso, no es grande. Se siente como un verdadero hogar, no
un asilo de ancianos.
Página
No quiero que piense en nada de eso. Preocuparse por lo que está
pasando. Voy a manejar esto. No necesita el estrés. ¿Quién sabe lo que
podría hacerle?

—Estoy perfecta. Deberías ver mi nuevo lugar. Es tan elegante como


este vestido que llevo. —Puse un poco de emoción en mis palabras, con la
esperanza de tranquilizarlo.
—Mientras seas feliz, calabaza, estoy feliz. —Se inclina hacia atrás en
la cama, acercándome un poco más.

—No creo que hayas visto esta —me dice, y asiento con la cabeza
aceptando. No reconozco la vieja película en blanco y negro que se
reproduce en la pantalla.

—Te encantará. Tiene una dulce historia de romance.

Me sonrojo ante sus palabras, pero tiene razón. Siempre favorecí


aquellas donde el héroe viene a salvar el día y cae desesperadamente
enamorado de la heroína, a pesar de que es un vaquero bruto, brusco y
que nunca tuvo sentimientos reales hasta que ella llegó.

Me acuesto con mi abuelo viendo la película y empiezo a sentir mis


ojos poniéndose pesados. Sé que debería levantarme, pero no puedo
moverme. Finalmente caigo en un sueño profundo, saboreando el
momento, sabiendo que esos mismos momentos pronto serán una rareza.

37
Página
7

M
e paro en el umbral de la habitación y me apoyo contra el
marco. Kennedy está durmiendo en la cama con su
abuelo, y aunque odio despertarla, probablemente sea
mejor que no ella esté aquí cuando él se despierte.

Recibí una llamada de un médico al que contacté sobre la


condición de su abuelo. Después que contratara a Kennedy e investigara
sus antecedentes, me llevaron al asilo donde reside el padre de su madre.
Arreglé para pagar por su cuidado allí y ver si había algo más que se
podría hacer para asegurarme de que tiene el mejor cuidado disponible.

Las enfermeras me pusieron en contacto con uno de los principales


especialistas en Alzheimer del país. Miró su archivo y me llamó. No quería
que Kennedy supiera sobre mí haciendo esto a sus espaldas hasta que
tuviera buenas noticias para ella. Pero por lo que me dijo el médico, la
perspectiva no es buena. Se está desvaneciendo más rápido a medida
que pasa el tiempo, y recomendó que lo mejor que Kennedy puede hacer
es mantenerlo en un entorno familiar, porque el cambio puede ser
perjudicial para un paciente.

38
Página
Cuando me enteré, una ola de culpa se apoderó de mí y me di
cuenta de por qué ella estaba haciendo este trabajo. El lugar que eligió no
es barato, y no puedo imaginar cómo los trabajos que tenía antes eran
suficientes para hacer los pagos. Pude averiguarlo todo y vi que sus
cuentas bancarias han estado disminuyendo a casi nada. Está en una
situación desesperada, y estoy seguro que por eso tomó el trabajo como
acompañante, pero con los celos en el interior no puedo evitar
preguntarme cuántas veces ha hecho esto antes de mí. No parece que se
hayan depositado en su cuenta grandes cantidades de dinero que no sea
el dinero de la venta de una casa. Pudo haber tomado el pago en
efectivo y por eso no aparecía. Sin embargo, me pregunto si ella podría no
ser capaz de costear este lugar por más tiempo teniendo en cuenta el
costo de la casa de ancianos.

El salario que le pago lo cubre varias veces más. Sé que es


probablemente un alivio para ella no tener que preocuparse por ello, pero
me hace sentir como un bastardo. Le estoy pagando para que cuide de
mis necesidades y así poder tener dinero para cuidar a su abuelo enfermo.

Necesitaba cubrir el terreno de juego, así que fui adelante y pagué


por los próximos cinco años de cuidado, con las instrucciones de ponerse
en contacto conmigo personalmente para cualquier otra ayuda financiera
que el hogar podría necesitar. También había hecho una gran
contribución caritativa para que pudieran renovar el jardín de atrás y crear
un espacio exterior donde él pudiera disfrutar.

Cuidar a su abuelo me hace sentir menos idiota a causa de lo que


quiero de ella. Se siente más equilibrado ahora. En algún momento se lo
diré, pero no todavía. No hasta que la tenga debajo de mí y esté
embarazada con mi bebé. Quiero que esté atada a mí tan fuertemente
como sea posible antes de enterarse que ya no debe trabajar hasta el
agotamiento.

También descubrí más acerca de su antiguo propietario. Tiene un


interés por lo que es mío. Es otra cosa de la que nunca tendrá que
preocuparse. Me he asegurado de eso.

Cuando regresé a casa esta noche y vi que no estaba allí, entré en

39
pánico. Corrí a través de la casa llamándola, pero luego me di cuenta de
adónde iba. La encontré acurrucada con su abuelo, ambos durmiendo
profundamente. Página

Me aparto de la puerta, camino tranquilamente y acaricio su mejilla


con el dorso de mi mano.

Cuando sus ojos se abren, me sonríe, luego parpadea unas cuantas


veces confundida.

—¿Mason? —pregunta en un susurro, como si no pudiera creer que


estuviera aquí.
—Vamos a casa, cariño. Déjale descansar. —Señalo hacia su
abuelo, y asiente.

Antes de tomar mi mano, se inclina y le da un beso en la mejilla.


Después de eso, me deja tirar de ella. Da un par de pasos y se inclina hacia
mí, claramente todavía cansada.

Me acerco, pongo mi brazo alrededor de la parte de atrás de sus


piernas, y la recojo en mis brazos. Por un segundo creo que va a protestar,
pero se derrite contra mí y cierra los ojos. La beso en la frente y la llevo al
carro que espera, necesitando tenerla en mi cama.

La sostengo en mis brazos en el carro de vuelta a casa, rozando mis


labios sobre su cara todo el tiempo. Siento que no puedo dejar de tocarla,
y no sé cómo detenerme.

Una vez que llegamos, el conductor abre mi puerta y llevo a


Kennedy el resto del camino hacia arriba a nuestro dormitorio. Nuestro
dormitorio. Mierda, me encanta el sonido de eso. Hace que todos mis
instintos posesivos y protectores salgan. Tengo que ser dueño de ella. Cada
pulgada.

Pero esta noche es suave y dulce en mis brazos, y se siente tan joven
y delicada.

La coloco en la cama, y apenas se mueve cuando le quito el vestido


y las bragas. La desnudo, y yace allí en mis sábanas, un cuerpo joven
perfecto para calentarme.

40
Quiero moverme entre sus piernas y enterrar mi polla dentro de su
caliente coño. Alzando la mano, empujo sus piernas y veo mejor lo que es
mío ahora. Lo que he comprado y pagado. Hay un pequeño parche de Página
pelo corto entre sus muslos, y su abertura rosa es tan estrecha y pequeña.
Pero sé que ser una acompañante significa que ha estado con un montón
de hombres, así que estoy seguro de caber muy bien. Aprieto los dientes y
le tiro la manta, cubriendo su cuerpo. No puedo soportar la idea de otro
hombre tocando lo que es mío.

Me quito la ropa y me deslizo en las sábanas frescas a su lado, pero


no la alcanzo. En vez de eso, aparto la manta de su cuerpo y empiezo a
acariciar mi polla. Le daré esta noche para dormir, pero todavía la uso
para mi placer. Miro hacia abajo a sus tetas desnudas y tomo mi polla más
apretada. Empujo arriba y abajo en mi eje en un ritmo de castigo, mirando
cada pulgada de ella.

Cuando estoy cerca del borde, uso mi otra mano para cubrir la
punta de mi polla y coger todo mi semen. Me suelto en la palma de mi
mano y creo una pequeña piscina de mi gruesa semilla caliente.
Sentándome, llevo la mano llena de esperma a su coño y libero la semilla
sobre ella. Froto mi semen en su diminuto clítoris rosa, sus labios hinchados,
y empujo un poco en su interior. La siento aferrándose a mis dedos mientras
lo hago, y también decido hacerla correrse. Sólo un poquito mientras
duerme.

No la toco en ningún otro lugar, aunque me duele la boca por


querer chupar sus pechos. En su lugar, uso mi semen caliente para pulir su
clítoris y frotar en círculos. Sólo tarda unos instantes antes de soltar un suave
gemido mientras se aferra alrededor de mi mano. Un pequeño orgasmo
perfecto para mi niña mientras duerme.

Mi palma es pegajosa con su liberación y la mía, así que lo pongo en


mi boca y la lamo para limpiarla. El gusto de nosotros juntos es suficiente
para darme ganas de volver a masturbarme, pero me freno. La alcanzo,
tirándola de nuevo contra mi pecho y sosteniéndola tan cerca de mí
como sea posible. Dejo que la cresta de mi polla se asiente entre sus
piernas, y siento su calor húmedo contra ella.

No creo que pueda dormir esta noche con el dolor en mi polla, pero

41
deje escapar una respiración contenta al estar juntos. Sé que ahora no irá

Página
a ninguna parte. Aquí exactamente es donde va a permanecer durante el
tiempo que la quiera. Me pregunto si está lista para todo el tiempo que va
a ser.
8

M
e arqueo en la cama, sin recordar dónde estoy. Luego veo
las bolsas y cajas de compras dispersas del día anterior. La
luz del cuarto de baño se derrama en la habitación
mientras el día pasado destella a través de mi mente. Mason trayéndome
de vuelta aquí y poniéndome en la cama. Mason haciendo otras cosas
deliciosas para mí y haciéndome caer en un sueño profundo y reparador.
Todas mis preocupaciones se escaparon anoche.

Por primera vez en mucho tiempo, no sentí el peso del mundo sobre
mis hombros. El abuelo se fue a la cama recordando quién era yo...

Pero demasiado pronto, la realidad vuelve a sangrar. Un bulto se


forma en mi garganta mientras pienso en cómo Mason me encontró.
Nunca planeé contarle sobre mi abuelo. Nunca quise decirle nada sobre
mí, pero después de menos de veinticuatro horas trabajando para él,
supongo que ahora lo sabe todo.

Debe hacerlo si me encontró anoche. No es que estuviera


escondiéndome. No tenía intención de quedarme dormida. Esperaba

42
regresar antes que Mason volviera. Todo esto me hace sentir como si

Página
hubiera perdido un poco de poder. Ahora lo sabe todo, lo horrible que es
mi situación y cómo no tengo otras opciones. Podía hacer cualquier cosa
conmigo y no me opondría. ¿Abusaría de ese poder?

Miro a su lado de la cama. Sé que durmió allí una parte de la noche


anterior. La otra parte, había dormido en el mío. Enjaulándome como si
pudiera intentar escaparme en la noche. Mirando el reloj, veo que ya son
las diez. Salgo volando de la cama, tropezando con una de las muchas
cajas de zapatos y casi cayendo de cara en la alfombra.
No puedo creer que haya dormido hasta tan tarde. Nunca duermo
tanto. Las grandes y pesadas cortinas cubren las ventanas y bloquean
toda luz. Mierda, me pregunto si estaré en problemas. Debería estar en el
trabajo ahora mismo. ¿Por qué no me despertó cuando se levantó? Me
dirijo directamente al cuarto de baño pero me detengo cuando veo una
nota situada en el mostrador.

No te duches. Vuelvo por ti más tarde.

Sostengo la carta en mi mano y la leo una y otra vez, todavía


preguntándome si estoy en problemas. La nota realmente no me da nada,
pero entre no estar en casa y en la cama anoche como me había dicho, y
ahora llegando tarde esta mañana, supongo que lo más probable es que
esté enojado. Dejo la nota de nuevo en el mostrador y me apresuro a
través de mi rutina normal, omitiendo la ducha como me dijo.

Regresando a los montones de bolsas de la compra, comienzo a


buscar por otro vestido con el cual sé que puedo usar zapatos planos. No
quiero que mis pies mueran en el paseo de cuatro cuadras hasta el edificio
de oficinas de Mason. Me pongo uno rosa suave sin mangas y un delgado
cinturón blanco. Me deslizo en unos zapatos planos de ballet blancos con
pequeños arcos en la parte superior, con la esperanza de que se ven bien
para la oficina. Lo remato con una diadema blanca delgada con un
diminuto lazo rosa sobre ella. Probablemente debería limpiar el desastre,
pero decido hacerlo cuando vuelva del trabajo.

Sé que me dijo que volvería para mí más tarde, pero quizás si


aparezco, no estará tan molesto por mi tardanza. Me detengo de repente

43
cuando veo todo el contenido de mi apartamento ocupando el salón de

Página
Mason. Parece completamente fuera de lugar con sus cosas. Muestra lo
diferentes que somos. Muchos de mis muebles provenían de la casa de mi
abuelo, algo de lo que él mismo había hecho. Me acerco a una de las
cajas abiertas y veo mis libros de dibujo. Me pregunto si Mason revisó entre
mis cosas.

Me estremezco. Dios, es como si mi vida explotara encima de él. Voy


a ser afortunada si no me despide. Me precipito a la cocina y agarro dos
muffins que veo en el mostrador antes de salir por la puerta principal.
Observo a un hombre con un traje oscuro en el pasillo. Se aleja de la
pared y llega a su máxima altura cuando sus ojos pasan sobre mí. Un
silencio incómodo llena el aire.

—Hola —le digo antes de girar y golpear el botón del ascensor.

—Señora —lo oigo decir detrás de mí. Giro la cabeza para mirarlo y
descubro que se paró detrás de mí. No me está mirando, sino a su
teléfono, escribiendo algo. Me pregunto qué diablos está haciendo. Era
casi como si me estuviera esperando. No digo nada, no quiero ser grosera.
Tal vez vive en el edificio.

No es un hombre alto, quizá de cinco-once4, que no parece tan


grande después de tener a Mason en mi espacio. Mason tiene unos pocos
centímetros más, seis pies5. Pero lo que este hombre no tiene en altura, lo
tiene en los músculos. Parece alguien que solía luchar, pienso
distraídamente. Su cabello gris resalta sobre su pelo negro. Si tuviera que
adivinar, diría que está en sus cincuenta.

El ascensor llega, y me sigue, golpeando el botón para los dos.


Cuando salgo, me sigue por el edificio y por la calle. Empiezo a caminar
más rápido, sin saber qué diablos está pasando.

—Señorita Myers. —Cuando dice mi nombre, me detengo, giro, y


casi se tropieza contra mí—. Soy su guardia de seguridad. No hay
necesidad de tener miedo de mí.

—¿Seguridad?

44
—Parece que le gusta pasear. Estoy aquí para asegurarme de que
no se encuentre con problemas.
Página
—Yo no paseo —le respondo. Levanta las cejas y sonríe.

—Sólo estoy haciendo mi trabajo, señora.

Su fácil sonrisa me obliga a soltar la tensión en mis hombros. A veces


las cosas se ponían un poco terroríficas cuando regresaba a mi viejo

4 Cinco-once: (511) pies, equivalen a 1’80 metros.


5 Seis pies: equivalen a 1’83 metros.
apartamento. No estaba en el barrio más bonito. Diablos, a veces no me
sentía segura en mi apartamento.

Es entonces cuando me doy cuenta por qué dormí tan tarde. Casi
no recordaba cuando había dormido tan bien.

No desde antes que mi abuelo empezara a tener sus episodios.

Me sentí segura por primera vez en lo que fue como una eternidad, y
eso me hace sonreír de nuevo al hombre.

Extiendo la mano, le doy una de las dos magdalenas que había


cogido de la cocina de Mason. Su sonrisa crece. —Soy Kennedy, pero
estoy segura que ya lo sabes.

—Brock —me dice, tomando el muffin—. Es muy amable de su parte,


señora.

—¿Cuánto tiempo estuviste afuera de la puerta esta mañana? —


pregunto mientras me dirijo hacia el edificio de Mason.

—El señor Foster me llamó a eso de las cinco.

—Bueno, debes estar hambriento. —Tomo un bocado de mi


panecillo y él toma un mordisco del suyo. Hacemos pequeñas charlas
mientras caminamos hacia la oficina. Aprendo que Brock se mudó aquí
hace seis meses cuando consiguió el trabajo y es nuevo en la ciudad.
Recomiendo algunos restaurantes y cafés locales.

—¿Así que no crees que esté enfadado conmigo por llegar tarde? —

45
cuestiono, preguntándome si tiene alguna información para indicarme.

—Mencionó que tenía algunas reuniones para llegar —dice Brock Página
mientras bajamos del ascensor y llegamos a nuestro piso. Mierda, eso era
probablemente algo que debería haber sabido. No hice ningún trabajo
ayer, a menos que Mason fuera contado como trabajo, y supongo que sí.
El agujero en mi estómago vuelve al recordatorio de por qué estoy aquí.
No pasé la noche en la cama de un novio.

Me trago el pequeño bulto en la garganta, sabiendo que esto va a


ser malo para mí. Me apego demasiado rápido claramente. Es como
cuando Ben en segundo grado me pidió que fuera su novia y me dejó dos
días más tarde. Recuerdo llorar a mi abuelo durante tres días. Un día más
de lo que estuvimos juntos. Ni siquiera me gustaba. Siempre se lamía el
pegamento de los dedos y se reía de eso. De alguna manera terminó
como el rey del baile de graduación cuando nos graduamos.

Sacudo los pensamientos tontos de mi cabeza. Miro a Mason salir de


su oficina, luciendo tan bien como siempre. El traje gris le queda tan
perfectamente que no me sorprendería si alguien me dijera que había
nacido en él. Entonces noto una rubia impresionante a su lado. Parece que
está lista para caminar por una pasarela.

Una falda de lápiz apretada muestra sus largas piernas, y está claro
que no tiene ningún problema para meterse en la cosa.

Sus labios están pintados de rojo, recordándome que no me puse


una mota de maquillaje esta mañana.

—Te dije que esperas en casa —regaña Mason, yendo hacia mí. La
rubia lo sigue de cerca.

—No quería llegar aun más tarde.

—¿Esta es tu nueva ayudante? ¿Me reemplazaste por ella? —grita la


rubia, una mirada de asesinato cruzando su rostro mientras sus ojos se
estrechan en mí. Debe ser su última amante... o asistente... Demonios, ni
siquiera sé cómo llamarnos—. Parece que debería estar en la escuela
secundaria.

46
Miro abajo hacia mi vestido rosa. Pensé que se veía bien. Pero tengo
mi mochila una vez más. Parece que no puedo separarme de la cosa. Mi
abuelo me la dio. Página

—Acompáñala a la salida. —Mason asiente hacia Brock. La rubia ha


sido claramente despedida.

Brock hace lo que le pide y retrocede un poco, dándole a la mujer


espacio para caminar entre nosotros. Ella resopla antes de dirigirse hacia el
ascensor. Observo como Brock mira a Helen, que está de pie en su
escritorio. Sus ojos se bloquean, y se ruboriza cuando Brock le da un
pequeño guiño.

—Gracias, Brock —le digo. Debo darle las gracias, ¿verdad? Me llevó
a trabajar. No conozco el protocolo aquí.

—Gracias por el desayuno —responde.

Siento la mano de Mason cerrarse alrededor de mi brazo,


atrayéndome hacia su cuerpo.

—¿Ustedes desayunaron? ¿Por qué le estás agradeciendo? —


Dispara las preguntas mientras se inclina junto a mi oído—. ¿Te ha tocado?
—gruñe la última parte, haciéndome girar para mirarlo. Oigo el sonido del
ascensor mientras mis ojos se cruzan con los suyos.

—No, no me tocó —digo.

Sus ojos son intensos, y mi cuerpo hace lo mismo de siempre cuando


obtiene esa mirada dura.

Sé lo que viene cuando me arrastra a su oficina, bloqueando la


puerta detrás de nosotros. Encerrándonos.

47
Página
9

—¿T
e importa decirme sobre qué se trataba? —El calor
sube por mi cuello, y sé que no tengo derecho a
estar celoso. Pero lo estoy. No puedo evitar que los
celos corran por mi cuerpo. Este sentimiento es demasiado nuevo para mí,
y no tengo ni idea de cómo manejarlo o tratar con él.

Brock no es alguien que debería ser una amenaza para mí. Tiene
edad suficiente para ser su padre. Pero ella es la clase de mujer que
parece tan inocente y dulce que cualquier hombre la querría, sin importar
su edad. Me recuerdo que él y Helen tienen algo sucediendo y Kennedy
es mía. Pero mi reclamo es frágil. Necesito cambiar eso. Rápido. Sé la
manera de hacerlo. Embarazarla con mi hijo les mostrará a todos a quien
pertenece, y tengo que hacer que eso suceda ahora. Ligarla conmigo en
todos los sentidos posibles para que nunca pueda dejarme.

Retuerce sus dedos y mira el piso. —Fue agradable conmigo en el


camino al trabajo, así que le di uno de los dos muffins que tomé de tu
cocina. Espero haberlo hecho bien. —Se muerde un poco el labio inferior, y
quiero chuparlo en mi boca. Morderlo.

48
Página
Doy un paso hacia ella y espero que mire hacia mí. Si la toco ahora,
no podré controlarme. Después de un momento, sus ojos brillantes se
encuentran con los míos, y trato de suavizar mi rostro. No quiero asustarla.
Necesito que se enamore de mí. Quiero que esté aquí porque lo quiera, no
sólo porque es pagada para estarlo.

—Está bien, cariño. Sólo me siento muy protector contigo. —Quiero


apartar un cabello perdido, con cuidado de no tocar su piel. Noto su
diadema con el lazo. Tan jodidamente inocente. No sé cómo entró en
esto, vendiendo su pequeño cuerpo a bastardos como yo. Ni siquiera
tenemos derecho a mirarla.

Asiente y me da una pequeña sonrisa.

—Una magdalena no es suficiente. Voy a pedir algo y podrás comer.

Alejándome, tomo mi teléfono y hago una llamada. Después,


Kennedy se sienta en el asiento frente a mi escritorio y repasamos mi
calendario. Estoy tratando de hacer todo lo posible para dejar de pensar
en tirarla al piso, hacerla gritar mi nombre para que todos en el maldito
edificio sepan que es mía y poder controlar estos celos. Debo hacerlo,
porque si no lo hago, sólo me voy a enojar con la gente si la oyen
viniéndose para mí.

Le explico el sistema que estoy luchando por usar, y brilla. Es uno con
los cuales está familiarizada. Suspiro de alivio cuando viene alrededor de
mi escritorio y me muestra lo que estoy haciendo mal.

—¿Cuándo usaste este programa? —pregunto, deseando saber


todo sobre ella, todos los detalles que la convierten en quien es.

—En realidad en un restaurante donde solía trabajar. —Se encoge


de hombros como si no fuera un gran problema—. Siempre tenían una
larga lista de espera, así que usamos esto para programar las mesas. A
veces me usaban como azafata y aprendí muy rápido.

El orgullo crece en mi pecho. —Eres muy inteligente. Esto no es fácil


de usar, y he pasado por una docena de asistentes que no pudieron

49
conseguirlo.

Se ruboriza ante mi cumplido. —Lo hice bien en la escuela. Página

No le pregunto qué escuela, porque ambos sabemos que ella quiere


decir secundaria. Si tiene remotamente cerca de veinte años, voy a
vender mi empresa en eBay.

Me inclino más cerca, queriendo tener sus labios en los míos. Mientras
lo hago, hay un golpe en la puerta. —Ese será tu desayuno —digo,
besándola en la punta de la nariz.
No es exactamente lo que quería, pero es suficiente por ahora. Me
levanto y ajusto mi polla, porque estar tan cerca de ella siempre es
doloroso. Cuando estoy cerca, no puede dejar de querer enterrarme en
uno de sus lugares cálidos y húmedos.

Una mujer mayor entrega la comida hoy, y estoy feliz de notar que el
personal de la cafetería recibió la nota que envié. No quiero otros hombres
aquí con Kennedy. Brock es suficiente para que mi mente se revolucione, y
sé que no le interesa.

Cuando la mujer se va, pongo la mesa para Kennedy y luego me


siento. Esta vez me acaricio el regazo y se acerca a mí, sentándose en mi
pierna con cautela. La agarro de la cintura y la empujo hacia mí con
fuerza, no me gusta la distancia que intenta mantener.

—Tú comes, y yo voy a jugar —le digo, besándola en el cuello y


dejando que mi palma corra sobre su cuerpo.

—Sí, Mason —respira y sus piernas se separan ligeramente. Mi polla


late ante la vista. Sé que quiere mi tacto. Le da la bienvenida.

Espero hasta que toma un bocado de comida, y luego froto la mano


por su muslo y su estómago. —Debes comer más. Estás demasiado
delgada. Quiero que dejes limpio tu plato hoy.

Corriendo mi mano más arriba, froto sus pechos, sintiendo su


suavidad bajo el vestido. Sus pezones se endurecen y puedo sentir los
capullos apretados a través del material. Deslizo la mano por la parte
superior del vestido y tomo un pecho en la mano. Siento el peso de la

50
carne suave y pellizco el diminuto pico.

Gime al tacto, y sonrío. —¿Te gusta esto? Página

Asiente mientras toma otro bocado, y muevo mi mano a su otro


pecho, dándole el mismo tratamiento.

—Te ves tan inocente en este vestido hoy. Me hace pensar que eres
virgen, tan pura e intacta. —El color rosa tiñe sus mejillas, y me pregunto si
es porque ha hecho esto tantas veces antes. Pero no importa. No pienso
dejarla escapar de mi alcance—. ¿Por qué no finges conmigo hoy, cariño?
Puedes jugar a la virgen, y puedo jugar al hombre que viene a coger tu
cereza.

—Mason —susurra y mira hacia su regazo. Pellizco el pezón de nuevo,


y gime, luego asiente—. Creo que puedo arreglármelas.

—Buena chica. —Miro su plato para ver que ha terminado todo lo


que puse en él, y sonrío—. Ahora que has terminado de desayunar, vamos
a preparar el postre.

Me abro y desabrocho mis pantalones, liberando mi pene. Kennedy


se lame los labios y sus ojos se ensanchan al verlo. Una perla de semen se
forma en la punta de mi polla, pero la retengo.

—Levántate y quítate las bragas. Después quiero que te subas a mi


regazo y me muestres tu coño.

Parpadea y se muerde el labio, pero finalmente se levanta y hace lo


que le pido. Separa sus piernas, y empujo su vestido para arriba,
exponiendo su rosada humedad.

—Usa las dos manos para mantener tu vestido fuera de mi camino.


Quiero ver ese coño virgen y cubrirlo con la crema de mi polla.

Sus dedos se contraen cuando toma el dobladillo y sus dedos en


puños, mostrándome su punto más delicado. Acaricio mi eje, lentamente
al principio y luego más áspero. Sus relucientes labios me hacen doler por
hundirme en su interior. Miro su coño y lamo mis labios, muriendo por
saborearlo. Alargando mi mano izquierda, paso mi pulgar sobre su clítoris

51
húmedo y lo llevo a mi boca. Me quejo ante su sabor y repito el
movimiento de nuevo. Un roce en su clítoris y luego de nuevo en mi boca.
Una y otra vez, lo mismo. Ella se menea en mi regazo, y puedo ver su Página
excitación gotear fuera de su coño y correr por las mejillas de su culo.

—Estás tan encendida que tu coño está goteando —digo, una


pequeña risa en mi voz.

Se ruboriza y agacha la barbilla, pero sacudo la cabeza.

—Me pone tan jodidamente caliente verte gotear así. Quiero que el
interior de tus muslos se moje constantemente para mí. Quiero que sea fácil
para mí doblarte sobre la superficie más cercana y joderte. Te quiero
siempre en un vestido sin bragas para así poder tener acceso fácil. Quiero
ser capaz de hacer que mi polla de venga tan pronto como se contrae.

Recojo una gota que se filtra y la llevo a mi boca. Gruño ante el


sabor. Se está volviendo más dulce cuanto más excitada se encuentra.
Saco mi pulgar y lo empujo dentro de su coño, fallándola. Es difícil meter el
dedo grueso dentro, pero su humedad permite un deslizamiento rápido.

—Maldita sea, Kennedy, estás tan jodidamente apretada. Mi polla


va a tener que forzarse dentro. Deberá ser capaz de encajar allí, así que
tendremos que practicar jodidamente mucho.

Se contrae alrededor de mi pulgar y sé que le gusta la idea de mi


polla en su interior. Quiero tenerla desnuda, sin nada entre nosotros, porque
mi semilla necesita criar. La idea de dejarla embarazada hace que mis
bolas duelan por llenarla con todo lo que poseen.

Acariciando mi polla, siento mi orgasmo acercarse, y apunto mi


punta en su abertura. Estoy empujando mi pulgar dentro y fuera de su
canal apretado, y permito que mi cuerpo se libere en él. Ríos de grueso
semen caen en mi pulgar y su entrada, y empujo todo posible en ella.
Siento el pulso de su coño apretándome mientras se arquea un poco y sus
piernas se tensan.

Se corre conmigo, y viendo su rostro enrojecido de pasión mientras


monta mi mano me hace liberar aún más. Gruñendo, cubro su coño
rosado con mi crema blanca. Es tan jodidamente hermoso, pero no es

52
suficiente. También lo necesita dentro.

Página
Cuando siento los ecos de su orgasmo desvaneciéndose, saco mi
pulgar y lo llevo a su boca.

—Lámelo, cariño. Quiero que sepas lo jodidamente bueno que


sabes.

Abre la boca con ansiedad y la chupa. Su lengua salta a través de la


yema, y mi polla se contrae con necesidad.
—Tienes una fijación oral, Kennedy. Parece que tendré que
mantenerte la boca ocupada. —Sonrío mientras se sonroja y continúa
chupando mi pulgar.

Con mi mano libre, agarro su culo y la empujo más cerca de mí para


que mi pene esté en su entrada.

—¿Estás tomando la píldora? —pregunto, sin quitar el pulgar de su


boca. Parece decepcionada y sacude la cabeza—. Bien.

Una mirada sorprendida cruza su rostro, y presiono en su abertura


sólo con la punta. Puedo decir que estaba preocupada de no tomarla sin
protección, pero eso está tan lejos de lo que quiero. Está emocionada
porque todavía voy a darle lo que quiere. Pero voy a darle mucho más
que eso.

—Oh, voy a joderte hasta que no puedas caminar, cariño. No te


preocupes por eso.

Suelta un poco de sonido gimoteando y chupa más duro mi pulgar.

Empujo lentamente y siento una opresión como nada que haya


sentido. De repente, me muerde el pulgar y mis ojos se dirigen a los suyos
mientras me meto en su coño, llenándola con mi grosor. Por un segundo
algo pasa sobre sus ojos, pero entonces se ha ido.

Apenas puedo respirar por lo apretada que es, pero sé que algo es
diferente. Me retiro todo el camino y la tiro un poco hacia atrás. Miro hacia
abajo a mi polla y veo un pequeño rastro de rosa, y me golpea como una

53
tonelada de ladrillos.

—Eres virgen —gruño. Saco mi dedo pulgar de su boca y lame los Página
labios—. No digas nada. Dame un segundo.

Cierro los ojos con fuerza, tratando de envolver mi cabeza alrededor


del hecho de que está intacta y toda mía.

El hombre de las cavernas dentro de mí está golpeando su pecho, y


tengo que cerrar los ojos y respirar.
—Mason, puedo explicarlo. —Sus palabras me sacan de mis
pensamientos, y abro mis ojos para ver una mirada preocupada en su
rostro.

—No necesitas decir una palabra.

54
Página
10

L
a tiro de vuelta hacia mí y de inmediato envuelve mi polla en su
coño. Sintiendo la cálida tensión que me rodea de nuevo, gimo,
pero luego me doy cuenta que el gemido de Kennedy es más
fuerte. Bombeo en ella unas cuantas veces, mojando mi verga y dejando
que parte de mi semen se extienda dentro.

Pero antes de llevarla más lejos, la tiro de mi polla y la siento un


poco, dejando unos pocos centímetros de espacio.

—Mierda, Kennedy. ¿Nunca te lo han reclamado antes? —Espero, y


asiente con la cabeza hacia mí, luego balancea sus caderas en mi regazo
como si quisiera mi grosor en su interior—. Tengo que correrme en tu coño.
¿Entiendes? Tengo que marcar tu pequeño coño impecable y así tener mi
nombre estampado en él.

—Mason —gime y extiende más sus piernas.

No puedo creer que esté intacta. Debería haberlo visto. Esas sonrisas
tímidas, lo fácil que se ruboriza, pero se deshizo tan bellamente en mis

55
manos. Sólo mis manos. Me tomo un momento para absorber eso. El orgullo
me llena ante la idea de que sólo yo puedo hacerla deshacer así.
Página
La tiro hacia abajo en mi eje y sostengo sus caderas apretadas
mientras rebota en mi polla unas cuantas veces, mojándome de nuevo.
Siento el latido de su coño en cada cresta de mi polla y la manoseo antes
de sacarla de nuevo.

Gruñe un poco cada vez que la saco, y es adorable, así que sigo
haciéndolo. Le doy una sonrisa perversa mientras agarra en puños mi
camisa de vestir.
—Mason, por favor. —Es tan bonita cuando ruega.

—Nunca soñé con tener una virgen tan caliente —le digo,
burlándome—. Muéstrame tus tetas.

Tira de la parte delantera del vestido, ya no se avergüenza al


mostrarme lo que es mío.

—Buena chica. —La tiro hacia atrás y agarro sus caderas. Utilizo su
coño para masturbarme, los sonidos húmedos de succión me ponen aún
más caliente. Podría venirme sólo con este sonido, pero me gusta
prolongarlo.

Cuando comienza a relajarse, la vuelvo a sacar de nuevo, y esta vez


aprieta los dientes y se aferra a mí.

—Por favor, Mason. Deja de sacarlo.

—Quieres tu juguete para correrte, ¿verdad, cariño?

Muerde sus labios y gime mientras asiente.

—Asegúrate que tu bonito coño chupe todo el semen fuera de él.

Mis ojos casi ruedan hacia atrás en mi cabeza mientras su coño


caliente se desliza hacia abajo en mi polla todo el camino hasta la raíz.
Esta vez, se apoya en mí, moliendo su clítoris contra la base, gimiendo en
voz alta. Joder, espero que todos la escuchen montar mi polla, pero al
mismo tiempo, me gusta saber que su placer es sólo para mí.

56
Es una tortura agridulce, desesperado por dejar que todos sepan
que la he reclamado pero todavía queriendo ser el único hombre que
escucha sus sonidos secretos. Página

Le jalo el pelo, inclinando la boca para poder tomarla en un violento


beso, amortiguando sus sonidos. Soy agresivo con ella, pero me responde
derritiéndose en mi tacto y permitiéndome poseerla.

Frota más duro y sus gemidos vuelven. Está tan cerca del borde; solo
necesita un poco de ayuda. Moviendo mi boca a su pezón, chupo uno de
los brotes color rosa suave en mi boca mordiéndolo un poco.
La presión agregada es todo lo que necesita, y su coño virginal joven
se viene en una polla por primera vez. Estoy tan orgulloso de ella mientras
se retuerce encima de mí, apretando alrededor de mi polla caliente. Sus
gemidos y gritos son suficientes para permitirle finalmente a mi polla que se
suelte.

Libero mi semen en su cuerpo, dejándolo fluir tan profundo como


pueda ir. Su pulso se hace más lento, y agarro su cabello un poco más
firme.

—Succiónalo todo con tu coño, cariño.

Me aprieta, y siento más semen saliendo de mi pene. Cuando no


hay otra gota, froto mis manos arriba y abajo de su espalda en
movimientos suaves. Hay tanto de lo que tenemos que hablar, pero no
quiero romper este momento. Nunca he sentido nada tan intenso y
maravilloso en toda mi vida.

Le doy besos suaves en sus mejillas y ojos antes que apoye su cabeza
en mi hombro. Todavía estoy duro como una roca dentro de su coño, pero
no tengo ningún deseo de retirarme en cualquier momento pronto. Si
pudiera mantenerme dentro de ella todo el día, lo haría.

Sus brazos me rodean la cintura mientras me siento aquí,


acariciándola. Comienzo a tararear algo suave, y antes de darme cuenta,
se ha quedado dormida.

—Descansa, cariño. Tenemos mucho que discutir.

57
Página
11

—N
o puedo levantarme —gemí, rodando hacia mi
lado de la cama. Mis piernas se enredan en las
sábanas mientras veo a Mason salir del baño y
entrar en el dormitorio. Tiene una toalla envuelta alrededor de su cintura y
una sonrisa en su cara. Ha estado allí todo el día. Lo hace parecer más
joven. Su cuerpo duro todavía está manchado con agua. Cada vez que lo
veo, me recuerda lo grande que es. Se ve aún más grande sin su traje. O
tal vez es porque ahora puedo ver todas las líneas duras de su cuerpo.

Su frialdad ha desaparecido, dejando sólo al Mason que no puede


mantener sus manos fuera de mí. O tal vez soy yo quien no puedo
mantener mis manos fuera de él. Me le he aferrado todo el día, asustada
de que su frialdad pudiera volver. Puede encenderla y apagarla tan
fácilmente. En algún momento de la noche anterior, debe habernos
apartado de eso.

Me había llevado de vuelta aquí después de lo que pasó en la


oficina, y pasamos el resto del día en la cama. Quiero pasar más de un día
como este. Quiero estar aquí acostada para siempre en el placer que sólo

58
él puede dar mi cuerpo. Todas las preocupaciones en mi vida se van
cuando estoy en sus brazos, y no las quiero presionando de regreso. Me Página
quiero pegar a él y nunca dejarlo ir.

—Pensé que podrías estar cansada, así que te dejé dormir —dice
mientras baja la toalla y se pone un par de calzoncillos. Luego se acerca a
la cama, hacia mí. Acostado junto a mí, me quita algunos cabellos del
rostro. Me mira con ese mismo resplandor hambriento que siempre tiene
cuando nos tocamos. Hay suavidad detrás de sus ojos, y tira mi corazón
más cerca del suyo.
—Podría estar acostada para siempre —le digo. Se inclina,
colocando un beso en mi hombro desnudo, su barba ligera me hace
cosquillas.

—Tengo un evento esta noche que no puedo perder. Si quieres


quedarte aquí, está bien. O puedes venir conmigo. —Arrastra sus dedos
abajo de mi brazo, haciendo la piel de gallina estallar en mi piel. Un solo
toque suyo y mi cuerpo se enciende instantáneamente.

—Hmm —gimo mientras comienza a dejar besos por mi brazo donde


su dedo estuvo.

Mis ojos se cierran y mi cuerpo tiene un dolor delicioso. Mis muslos se


han extendido durante todo el día para él, y puedo sentir los músculos
usados recordándome su tratamiento. O bien me estaba tomando
repetidamente o colocando su boca entre mis piernas. Pero de cualquier
manera, estaban abiertas.

Lo oigo murmurar algo acerca de que soy comestible, pero ni


siquiera puedo abrir los ojos cuando lo siento moverse de la cama. Debo
haberme desconectado por un momento, porque cuando me despierto,
encuentro un plato de comida situado en la mesita de noche.

Extrañándolo, me levanto de la cama, llevando la sábana conmigo.


Quiero recuperar su calor, y voy en busca de él. Realmente no quiero ir a
un evento esta noche. Sé que deberé vestirme. Pero vale la pena estar a
su lado. Es algo a lo que tendré que acostumbrarme. Esta es su vida,
después de todo, y después de hoy quiero ser parte de ella. No sólo

59
porque me paga para hacerlo, sino porque quiero. Me hace sentir
diferente. Me hace sentir cosas que nunca antes había sentido. No sólo
eso, sino que agitó algo profundo dentro de mí cuando me daba órdenes. Página
Cuando se puso un poco agresivo, sentí que podía dejarme ir por una vez.
Había pasado tanto tiempo desde que tenía el control, así que la pérdida
fue tan erótica. Le dejé tomar el control sin pensar en nada más. Sólo él.
Solo debía concentrarme en lo que le estaba haciendo a mi cuerpo y
todo el placer que me estaba dando.

Sólo soy su asistente, me recuerdo. Pero no sentía que eso fuera


todo. No con la forma en que me trató hoy. No con las cosas que me
había dicho mientras hacíamos el amor, susurrándome que le pertenecía y
era suya; que siempre me cuidaría.

Incluso me había dicho entre rondas de sexo que había cuidado de


mi abuelo. Me quedé allí mientras me alimentaba con aperitivos, y me dijo
que se encargaba de todo. Que tener un lugar para quedarme nunca
sería una preocupación de nuevo, aun estando trabajando para él o no.
Empecé a llorar y besó mis lágrimas y me hizo el amor otra vez. No, esto es
más que un jefe y una secretaria. Tiene que serlo. Puedo sentirlo.

Recorriendo el pasillo, envuelvo la sábana un poco más apretada


alrededor de mi cuerpo y me detengo al final del pasillo, buscando a
Mason. Cuando no lo veo, camino hacia su oficina, que está al otro lado
de la casa. Empujo la puerta y me congelo cuando lo veo a él y a Finn
Crate, su socio de negocios, en trajes y bebiendo de los vasos. No he
tenido ninguna interacción significativa con Finn, pero lo he visto en la
oficina una o dos veces.

—Vuelve al dormitorio —gruñe Mason, pasando delante de Finn y


apartándolo de mi vista.

La frialdad en la cara de Mason vuelve, formando un nudo en mi


garganta. Me giro, saliendo de la habitación y dejando que la puerta se
cierre detrás.

—Quizás cambias tanto de asistente porque eres un idiota. —Oigo


decir a Finn, haciéndome detener.

—Hablando de eso, necesito otra —dice Mason.

60
Sé que no debería estar escuchando, que debo irme y volver a mi
habitación, pero estoy pegada al lugar. Cierro los ojos, mi corazón Página
destrozado por el dolor. Sí, volver a mi habitación como un buen juguete,
porque eso es lo que soy. Lo peor es que me está reemplazando.

—¿Otra? ¿Así que tendrás dos? —pregunta, Finn lo mismo que me


estaba preguntando.

—Ella no puede manejar todas las cosas que necesito, así que sí.
Creo que me pondré en contacto con Jessie.
—Jessie parece demasiado inexperta, ¿no crees? —dice Finn, luego
se ríe—. Pero de nuevo, Kennedy parece estar todavía en la escuela
secundaria. No creí que la follaras.

No puedo aguantar más. Con las crudas palabras de Finn, corro


hacia la habitación, dejando caer la sábana y yendo al armario. Es
entonces cuando veo que todo está guardado. Todas las cajas y la ropa
que había en todo el lugar estaban perfectamente colocadas al lado de
la ropa de Mason.

La visión de todas nuestras cosas juntas sólo hace que mi corazón se


rompa un poco más. Dios, soy estúpida. Una lágrima se desliza libremente
mientras tomo un vestido y lo deslizo sobre mi cabeza. Entro en unos
zapatos planos antes de agarrar mi mochila.

No sé lo que estoy haciendo ni a dónde voy. Sólo sé que tengo que


salir de aquí por un minuto. Recomponerme. No puedo mirarlo ahora,
porque si lo hago, me romperé. ¿A quién estoy engañando? Ya estoy rota.
El día había sido pura perfección y ahora se está desmoronando a mí
alrededor.

Me dejé creer en algo que no era real.

Ni siquiera puedo estar enojada con Mason. Sólo puedo estar furiosa
conmigo misma. Sabía lo que era. Lo que fue desde el primer día que me
contrató. Era su puta. Nada más. Sólo porque me trató dulcemente no
cambió lo que era. Sólo yo tengo la culpa de enamorarme.

Sé que no puedo quedarme. Me destruirá verlo con otra mujer.

61
¿Viviría con ella también?

El pensamiento me hace querer vomitar. No puedo hacer esto. Página


Siento que empiezo a temblar. La idea de perder algo más en mi vida casi
me pone de rodillas. El peso de todo cae sobre mis hombros una vez más.
Todas mis responsabilidades caen pesadamente, y suelto un sollozo.

Lo he perdido todo. Siento más lágrimas comenzando a derramarse


por mi cara mientras camino por el pasillo, queriendo salir de aquí antes de
que Mason me vea. Me detengo en la sala de estar cuando veo algunas
de mis pertenencias esparcidas por la habitación. Me recuerda que todo
lo que tengo está aquí. No sólo eso, sino que está guardado como si
perteneciera aquí. Como si este también fuera mi hogar. Esta no es tu
casa, me recuerdo. Este es tu lugar de trabajo.

Saco el teléfono de mi mochila, junto con las llaves que Mason me


había dado, dejándolos sobre la mesa junto a la puerta principal. Cuando
abro la puerta, veo al hombre de esta mañana de pie allí de nuevo, sólo
que esta vez también está en un esmoquin.

Me congelo, no sé qué hacer. Miro a los ascensores y de vuelta a él.

—No puedes detenerme —le digo.

Saca un pañuelo del bolsillo y me lo entrega. Lo tomo, murmurando


un gracias mientras me muevo hacia los ascensores.

—No, Kennedy, no puedo. Estoy bajo estricta orden de no tocarte —


me dice, llegando a estar a mi lado mientras espero el ascensor. Quiero
que llegue más rápido cuando lo veo sacar su teléfono. Sé lo que está
haciendo, y debo detenerlo.

Sin pensar, lo golpeo de su mano y tirándolo al suelo. Giro, corriendo


por las escaleras, pero sólo corro directamente hacia el hombre del que
estaba tratando de alejarme.

Mason se ve lívido.

62
Página
12

E
strecho a Kennedy en mis brazos, y por un momento creo que
va a intentar pelear conmigo. Puedo ver que está luchando
contra las lágrimas. Algunas ya han dejado huellas en su suave
piel de porcelana. Pero como siempre, se derrite en mí y la llevo de nuevo
dentro, sosteniéndola tan fuerte como puedo.

No puedo jodidamente creer lo que Finn me dijo. Sentí como si mi


mundo se hubiera caído de debajo de mis pies. Ni siquiera esperé saber
más. Volé de mi oficina, y cuando vi la puerta de entrada entreabierta,
más pánico se disparó a través de mí. Sabía que había sido una mierda
gritándole que saliera de mi oficina.

Veo a Finn salir de nuestra casa y sacude la cabeza, aún sin creer
que le había creído cuando me dijo que la ayudante que había
conseguido se ocupaba de todas mis necesidades. Pateo la puerta
cerrada detrás de nosotros, dejando a Brock de pie en el pasillo. No me
importa nada sobre ellos, sin embargo.

Lo único que me importa es mi mujer y tratar de averiguar por qué

63
está agitada. No puede ser sobre lo que Finn dijo. Mierda, probablemente

Página
pensó que era un idiota porque la maltraté día pensando que tenía todo
el derecho.

Lo tengo, me corrijo. Aprieto mi mandíbula. Ella es malditamente mía.


Pagada o no, no puedo dejarla ir.

Mierda, ¿cómo he estropeado todo esto? Me acerco al sofá y la


siento en mi regazo. Se menea como si estuviera tratando de alejarse de
mí, pero no hace mucho esfuerzo.
—Cariño —digo la palabra suavemente. Me mira, y una lágrima cae
de su ojo. Se siente como si alguien me estuviera apretando el corazón con
un puño.

—No me llames así. No soy tu cariño —responde. Tengo que luchar


contra una sonrisa. Siempre supe que el fuego estaba allí. Es una
luchadora. Podría derretirse cuando la tengo en mis manos, pero en todo
lo demás en su vida, lucha. Conmigo, sin embargo, no la quiero luchando.
Quiero darle todo lo que necesita. No tiene que pelear conmigo—. Tendrás
otra ayudante. ¿Será tu cariño, también?

Me oyó hablar con Finn. Me pregunto qué más escuchó. ¿Había


escuchado que no tenía idea que no era una prostituta pagada? Creo
que no. Su comportamiento en este momento me deja ver que piensa que
contratar personas para follar es una ocurrencia cotidiana para mí.

—Bueno, no creo que a Jessie le guste que lo llame cariño, pero lo


haré si eso te detendrá de llorar. —Intento burlarme un poco, desesperado
por hacer desaparecer las lágrimas que todavía se forman en sus ojos.

Su boca se abre, y robo la oportunidad de besarla. Derramo todo lo


que siento por ella en el beso, recordándole el día que tuvimos juntos. Toda
esta situación podría haber sido jodida desde el principio por pensar que
era algo que no era, pero la verdad es que sabía lo que era desde el
momento en que entró en mi oficina. Mía. Lo sentí todo hasta los huesos, y
los últimos días no han mostrado nada más que eso. Porque ya no estoy
actuando como yo. Estoy actuando como un loco enamorado, haciendo
todo lo que puedo por estar cerca de esta mujer, asegurándome que

64
nunca pueda dejarme, no importa el precio a pagar para que eso

Página
suceda... como no aparecer en la recaudación de fondos esta noche.
Podría costarme mucho, pero jodidamente no me importa. Quemaría mi
propia compañía en este momento sólo para obtener una sonrisa suya.

Sus dedos cavan en mi cabello y me besa de vuelta. Presiono su


cuerpo más profundo en el mío mientras se mueve a mi lado. Sé a dónde
va esto, pero tengo que despejar el aire. No quiero más esta mierda entre
nosotros.
Separo la boca y apoyo mi frente contra la suya, tratando de
controlarme. Es algo que pierdo a su alrededor. No sé cómo lo hace, pero
lo hace. Incluso cuando no está cerca, gobierna todos mis pensamientos.
Me obsesiono con ella, preguntándome si ha comido, ha dormido lo
suficiente, si está pensando en dejarme.

Dejo que mis manos suban por su cuerpo, llegando a descansar


contra su garganta, sintiendo su pulso. No sabía que la sensación pudiera
ser tan erótica, tan relajante.

—Nunca he hecho esto antes. —Retrocede un poco para mirarme—.


Pensé que eras...—Ni siquiera puedo decir la palabra ahora. Lo he
pensado repetidamente. Puta. La palabra me vuelve loco.

Sus ojos buscan en mi rostro. —No he estado con una mujer en


mucho tiempo —admito. Nunca con alguien con quien trabajé.

—Pero…

La interrumpo. —Pensé que eras algo que no eras. Iba a rechazarte


ese día en mi oficina. Había pasado los últimos años esquivando a las
mujeres, sólo quería trabajar, pero luego entraste en mi oficina y fue como
si años de deseo enterrados vinieran a inundar la superficie, exigiendo ser
soltados, exigiendo tenerte. Todo lo demás en mi vida desapareció y
llenaste el espacio, el espacio que ni siquiera sabía que estaba vacío.

Las lágrimas que estuve tratando de detener se liberan cuando se


lanza hacia mí, envolviendo sus brazos a mí alrededor y sosteniéndome tan
apretado como puede mientras su pequeño cuerpo se sacude. Le froto la

65
espalda y trato de calmarla.

—Cariño. Por favor cálmate. Te pondrás enferma. Por favor. Te Página


quiero, pequeña. Me estás matando. —Solloza más fuerte y tira hacia atrás
para mirarme. Su cara está roja y manchada mientras intento limpiar las
lágrimas de su cara.

—T-tú —tartamudea sobre sus palabras—. ¿Me amas?

—Más que nada. —Dios, espero que eso no la asuste, pero es la


verdad. La amo.
Esa debe ser la respuesta a todas estas locuras que estoy sintiendo.
Es lo único que puede ser, y nunca quiero que este sentimiento se vaya.
Me hace sentir vivo.

—Yo también te amo —dice, con una sonrisa extendiéndose por su


rostro. Puedo sentir un estirón en el mío, también. Siento como el peso del
mundo se levanta de mí porque ahora sé que esta lucha por ella no será
tan difícil como pensé que podría ser.

—Tus lágrimas dicen lo contrario —replico, limpiando otra gotita


antes de inclinarme y besar sus mejillas.

—Lágrimas de felicidad. Es mucho para asimilar. Los últimos días han


sido irreales. Pensé que lo estaba perdiendo todo. Que podría no significar
mucho. Que esta cosa era normal para ti y lo hiciste con todas tus
asistentes. Que tal vez estaba viendo cosas que no estaban allí.

—No hay nada falso en lo que tenemos, Kennedy. Las cosas que
compartimos hoy son reales. Puedo prometerte que nunca me he sentido
así o hecho esto con nadie más. Sólo tú, cariño. Siempre tú. —Alcanzo mi
bolsillo y saco una cajita. Sus ojos se ensanchan al abrirlo.

—Oh Dios mío. Eso no puede ser...

—Era mi favorito de tus dibujos. Pensé que era perfecto para ti. —El
anillo tiene un gigante diamante circular en el centro, rodeado de
pequeños diamantes brillantes. La banda de platino está tachonada con
diamantes rosados en forma de pequeños arcos.

66
—Es mi favorito, también. No puedo creer que sacaste esto de mi
libro de dibujo. ¿Miraste los dibujos?
Página
—Miro todo lo que tiene que ver contigo, Kennedy. —Su rostro se
ilumina mientras lo deslizo sobre su dedo. —Ahora dime que te casarás
conmigo.

—Sólo porque trabajo para ti no significa que puedas controlarme


cuando estamos en casa. —Levanta la barbilla un poco, y mierda, sé que
voy a amar estos pequeños combates de desafío. Porque sé cómo hacer
para que cambie de opinión. Deslizo una mano entre sus piernas, yendo
derecho hacia su clítoris. Suelta un pequeño gemido.

—Dilo —gruño, inclinándome y mordiéndole el cuello. Se sacude en


mi contra.

—Sí, me casaré contigo.

—Buena chica —le digo, besando el lugar donde mordí.

—¿Sigo trabajando para ti? —Su pregunta sale ahogada mientras


intenta moverse contra mi mano.

—Trabajarás en mi oficina, pero trabajarás en algo en lo que quieras


trabajar. Y no me refiero a mí. —Se ríe, y el sonido me calienta. No la quiero
trabajando para mí si no quiere. Sé lo que es tener una habilidad para
algo, y la suya es para la joyería. Puede hacer eso. Pero puede hacerlo
con su escritorio al lado del mío.

Me levanto con ella en mis brazos y la llevo a la cama, la acuesto y


la despojo lentamente de su vestido. Me tomo un momento para mirar por
encima de su cuerpo y correr mis manos sobre su piel, calentándola.
Quiero recordar cada detalle de este momento. Diablos, siempre quiero
recordar cada detalle, pero esto de alguna manera se siente más
importante. Esto está lejos de ser la primera vez que hemos hecho el amor,
pero esta es la primera vez sin secretos entre nosotros. Nada nos detiene o
nos mantiene separados.

Descendiendo, me saco la ropa mientras bajo, empujando sus

67
piernas separadas. —Déjame ver tu coño antes de probarlo —le digo,
quitándome los pantalones y calzoncillos.
Página
No duda. Separa sus piernas más ancho y corre una mano entre ellas
para separar los labios de su coño. Su clítoris endurecido mira hacia fuera,
y me lamo los labios. Mi boca se llena por la anticipación y me sumerjo
entre sus piernas, gruñendo mientras abro mi boca sobre su coño.

Mueve sus dedos lejos justo al tiempo cuando me aferro a ella y


empiezo a lamer. No puedo contenerme mientras el dulce olor de su coño
llena mis pulmones y el sabor de su miel llena mi boca. Lo bebo, esperando
absorber su olor. Quiero su marca en mí tanto como quiero marcarla.
Tengo que llegar entre mis piernas para agarrar la base de mi polla para
evitar correrme mientras su pequeño coño se mueve contra mi boca.
Agarra a las sábanas y pide por más. Con la otra mano, hundo dos dedos
dentro de ella y le doy lo que quiere, mi lengua en su vagina y una parte
de mí llenando su canal vacío.

—¡Mason! —exclama mientras sus dedos sueltan las sábanas y me


agarran del cabello. Tira de mi boca contra ella mientras se remueve, y no
puedo evitar sonreír.

Está tomando lo que quiere, y es tan jodidamente erótico mirar. No


puedo mantener mis ojos fuera de ella mientras aplasta mi lengua y dejo
que trabaje coño. Cuando mira hacia abajo y nos miramos, siento su coño
apretar mis dedos, y llega al borde. Una mirada entre nosotros y su cuerpo
se empuja hacia el éxtasis.

Dejo ir mi polla y mantengo sus caderas hacia abajo mientras


absorbo cada gota de orgasmo de su cuerpo. Sus tensos músculos se
relajan y su cuerpo se vuelve suave, diciéndome que está lista para mi
polla. Deslizo mis dedos de su coño apretado y los limpio lamiéndolos
mientras me muevo por su cuerpo.

Con el sabor de ella en mi aliento, me muevo entre sus piernas y


deslizo mi polla dentro antes de dejarle un momento para adaptarse a la
nueva sensación. Inmediatamente, su cuerpo se envuelve alrededor de mi
verga y otro orgasmo se apodera de ella. Gruñe mi nombre mientras me
balanceo dentro y fuera de su coño empapado.

68
Siempre se pone imposiblemente más ceñida después de su primer
orgasmo, así que debo conseguir meter mi polla rápidamente dentro o Página
sería una lucha.

—Eso es todo, cariño. Sigue corriéndote y muéstrame lo apretado


que puede llegar ese lindo coño.

Muevo mi boca hasta su cuello, lamiendo las pequeñas gotas de


sudor que aparecieron en su piel.
Sus brazos y piernas se aferran a mí mientras otro orgasmo se
apodera de su cuerpo. Tengo que apretar los dientes para no dispararme
en su codicioso arrebato.

—Mason —se queja, echando la cabeza hacia atrás y aspirando


aire.

—Te amo muchísimo, dulce Kennedy. Quiero uno más. Puedes


hacerlo por mí.

Chupar el pico duro de un pezón mientras pellizco el otro. No dejo


de empujar mientras sus puños se aprietan. Un orgasmo más y voy a
liberarme en ella.

—Dame otro más, entonces te daré lo que quieras. ¿Quieres que me


venga dentro de ti, no?

La miro a los ojos. Están desesperados por la liberación, a pesar que


ya lleva múltiples.

—Entonces dame lo que quiero. —Empujo fuertemente para dar


énfasis y chupo su pezón en mi boca. Esta vez, muerdo un poco, y es
suficiente para tenerla clavadas sus uñas en mi espalda y cerrando los ojos
en libertad.

Verla perdida en el placer es tan jodidamente caliente, no hay nada


en la tierra que pueda impedirme correrme con ella. Es tan hermosa, me
duele el corazón, y en este momento, el vínculo entre nosotros crece
imposiblemente más fuerte. Su imagen debajo de mí, perdida en el placer

69
que mi cuerpo le está dando, me hace sentir como su dios.

La estrecho fuertemente mientras siento que cada semilla dentro de Página


mí se transfiere a su vientre. Todo lo que puedo hacer es aferrarme a ella y
susurrar una y otra vez que la amo, hasta que mi cuerpo está débil con el
agotamiento. Me desplazo antes de colapsar encima suyo.

Sus manos descansan sobre mi pecho, y le beso la parte superior de


su cabeza. Nos sostenemos en silencio hasta que siento su sonrisa contra mi
pecho.

—¿Qué pasa? —pregunto.


Se sienta, y el movimiento me hace hundirme más profundo en su
coño. Gimo ante el calor cálido y húmedo que rodeaba mi polla, y en
unos momentos, se sube encima de mí.

—No puedo creerlo. Todo esto parece un loco cuento de hadas —


dice, extendiendo la mano para cubrir su pecho.

—Créelo, Kennedy. Eso es exactamente lo que te estoy dando, y lo


que te mereces. Un escape de la realidad a un lugar donde sólo estamos
tú y yo y nuestro amor por el otro. Nuestro perfecto feliz para siempre está
esperando por nosotros.

—Para siempre —confirma, inclinándose para besarme.

—Para siempre —estoy de acuerdo cuando nos giramos y hacemos


el amor otra vez.

70
Página
EPÍLOGO
Un año más tarde…

M
ason lleva en brazos a nuestro hijo, Noah, mientras
entramos en el hogar de ancianos. Cuando llegamos a la
habitación de mi abuelo, veo que está en su silla con una
manta en su regazo mientras observa a los pájaros por la ventana. Paso la
puerta y espero a que mire antes de acercarme más. Es más fácil de esta
manera. Ha ido muy abajo este año, pero hemos podido tener algunos
buenos días con él, y esos recuerdos son preciosos para nosotros.

Cuando me escucha, se gira y espero, deseando que hoy sea un


buen día. Veo que sus ojos se estrechan y luego se abren brillantemente
cuando mira más allá de mí.

—¡Noah! Ven aquí, pequeño.

Mason pasa por delante mío, llevando nuestro hijo a mi abuelo.


Sienta a nuestro recién nacido en su regazo y le ayuda a sostenerlo.
Observar a los tres juntos hace que mi corazón duela, y estoy tan
agradecida que hoy va a ser un gran día.

71
Mason y yo nos casamos un minuto después de decirme que me

Página
amaba, y luego unos treinta segundos después de eso, nos enteramos que
íbamos a tener un bebé. Como todas las mejores cosas de la vida, no
estaba planeado. Nos casamos en el jardín del asilo, y mi abuelo fue
capaz de entregarme. Tan pronto fui dada de alta del hospital, trajimos a
nuestro hijo aquí para que pudiera conocerlo por primera vez. No estaba
segura si hoy todo saldría bien y lo recordaría, pero ver sus ojos brillar era
como un poco de magia, sólo para nosotros.

Ahora me dedico a diseñar joyas y he vendido varias piezas a


algunas celebridades. Eso le dio a mis diseños mucha exposición y
publicidad, pero me gusta poder trabajar a mi propio ritmo sin sentirme
presionada para estar a la altura de la demanda. Mason me ama y apoya
todos mis sueños, siempre y cuando llegue a estar a mi lado.

Afortunadamente, ha aprendido a alejarse del trabajo, y creo que


tener a nuestro primer hijo ha cambiado eso para él.

Acercándome, froto mi vientre creciente, pensando en tener dos


niños menores de dos años. Va a ser difícil, pero por suerte tengo un marido
que siempre está ayudando y está más que dispuesto a frotarme los pies al
final del día. Y he aprendido que es dulcemente raro.

Mientras veo a Mason y mi abuelo sonreír y reír, parpadeo con


lágrimas. Mi abuelo probablemente no podrá conocer a nuestro segundo
hijo, pero sé que en mi corazón siempre estará allí para vigilar a nuestros
bebés. No importa cuántos tengamos.

Por alguna razón, eso me da paz. Me aparto de la puerta,


uniéndome a todos mis hombres.

72
Página
EPÍLOGO
Un año más tarde…

—A
hora tu otro pie, cariño.

Kennedy gime mientras su cabeza cae contra


el fresco azulejo de la ducha. El vapor caliente
nos rodea mientras le froto los dedos de los pies
y le paso la lengua por el tobillo.

Su mano está entre sus piernas, frotando su clítoris húmedo mientras


masajeo sus pies. El chorro caliente de la ducha corre a lo largo de sus
grandes pechos. Corro mi lengua más alto hasta donde su mano se mueve
y empujo sus gruesos muslos más separados.

Ha ganado peso desde que nos conocimos hace cinco años, y no


podría estar más feliz al respecto. Tener cuatro de nuestros bebés ha hecho
sus pechos más grandes y sus pezones más oscuros. Y por no decir lo duro
que me pone con las fugas de leche.

Gruño mientras empujo su mano fuera del camino y la reemplazo


con mi boca. Ella ríe y luego gime mientras mi lengua se desliza a través de

73
sus pliegues. Me agarra el cabello, y recorro la humedad que la cubre.

Hemos hecho el amor innumerables veces en esta ducha, pero Página


cada vez es como la primera. Al igual que cuando hacemos el amor en
nuestra cama o en cualquier otro lugar cuando puede escabullirse
mientras esquiva cuatro niños.

El vapor nos envuelve mientras la como hasta un orgasmo y luego la


hago darme otro. Al moverme para entrar en ella, me empuja hacia abajo
en el suelo de la ducha y me abraza.
Está cubierta con mi polla en un instante. Se sacude sobre mí,
tomando su placer de mi cuerpo, y me acuesto allí y lo tomo. La ducha es
enorme, y estoy agradecido por ello mientras agarro sus caderas y veo sus
tetas mojadas rebotar. Estoy tan cerca de venirme, pero Kennedy tiene
otras ideas.

—Quiero probarme —susurra y sale de mi polla, moviéndose por mi


cuerpo. Antes de poder abrir mi boca, chupa mi polla y los labios y su
lengua están rodeando mi eje.

—Mierda —gruño con los dientes apretados mientras deja caer la


cabeza de mi verga de su boca con un estallido y se sube encima.

Me siento para estar lo más cerca posible cuando comience a


rebotar. Tomo sus labios, y puedo probar su coño en su boca. Me vuelve
loco, no puedo soportarlo. Sabe exactamente lo que está haciendo, y no
puedo contenerme.

Dejo riachuelos de semen en ella y deslizo mi dedo entre nosotros


para recoger un poco. Llevo el dedo hasta su boca, y la abre, chupando
nuestros sabores.

—Prueba esta leche fresca, cariño. Sé cómo te gusta.

Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y me levanto,


empujándola contra la pared. Me muevo en ella con fuerza, y su risa se
convierte en un chillido bajo.

—Lo pediste —digo mientras mi animal interior se vuelve loco.

74
Una cosa que mi mujer sabe hacer es volverme loco. Empuja todos
los botones correctos para enviarme sobre el borde de la cordura. Pero no Página
cambiaría nada.

Hacemos el amor en la ducha y elogio a los dioses del agua por


tener un calentador de agua extra grande instalado. Porque planeo poner
a ese hijo de puta a prueba hoy —y la mayoría de los días— por el resto de
nuestras vidas.

FIN
ALEXA RILEY
Alexa Riley es un seudónimo tras el que se encuentran dos amigas
descaradas que se reunieron y escribieron algunos libros eróticos. Ambas casadas,
son mamás de dos niños que aman el fútbol, los donuts y los héroes de libros.
Se especializan en las historias de amor insaciables, sobrecargadas, dulces
y cursi que no toman todo el año para leer. Si quieres algo SEGURO, corto, y
siempre con un final feliz, entonces, ¡Alexa Riley es para ti!
Sitio web oficial: http://alexariley.com/

75
Página
TRADUCIDO, CORREGIDO Y
DISEÑADO POR:

¡INGRESA Y ÚNETE!
http://miracle-of-books.foroweb.org/

76
Página

You might also like