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La primera crítica a efectuar señala a que la clase política ha precisado el concepto de calidad, que
en sí es vacío en educación, estratégicamente y con una ambigua intención en la esfera legal y se
han otorgado facultades para que la idea se haga operativa lejos del ámbito público, a nivel de
Ministerio y comisiones técnicas, sin un debate de actores diferentes y en una postura en la cual
los ciudadanos no tienen mayor acceso informativo que los medios de comunicación y las
relaciones públicas. La ley evade precisar calidad, pero concibe un Sistema de Aseguramiento de
Calidad, en el cual El Estado se limita a garantizar, controlar, reconocer y sancionar bajo ciertos
estándares y a través de multas económicas cuando se detectan diferencias.
Primeramente, crear un sistema de rendición de cuentas no era lo que los demandantes pedían,
pero fue la posibilidad que la clase política ofreció para no perturbar a esa otra parte de la
ciudadanía que sí le satisface la segregación y la profunda brecha entre ricos y pobres y que reposa
en que el sistema ofrece la misma oportunidad a todos de desarrollarse. Además, el ofrecimiento
gubernamental no resuelve una de las principales demandas, luchar contra la segregación, aunque
sí apunta a apoyar temporalmente a quienes resulten mal evaluados a través de apoyo técnico
pedagógico de discriminación positiva.
La ley al no definir explícitamente lo que es calidad, la pregunta que emerge seria: ¿cuándo se
define y quién lo define? primero, el concepto de calidad es la unión entre el centro educativo y el
responsable de su mantenimiento, el sostenedor, o dueño.
asimismo, la noción de calidad es de obligación limitada al eximir a los actores políticos, debido que
se limita al espacio de acción de las instituciones educativas y se responsabiliza simplemente a los
actores directos (sostenedores, directivos y docentes) y con ello se evita apreciar una
responsabilidad global de la calidad del sistema educativo chileno al no incluir responsabilidades
de tipo político o administrativo.
Pero, ¿Quién es el encargado de definir los que es calidad? La ley confiere un mínimo espacio al
centro educativo, considerando sus autoevaluaciones y el proyecto educativo, pero se instala como
juez legitimador a la Agencia de Calidad. Por lo tanto, no se da autoridad de participación relevante
a los establecimientos educativos, ni a los docentes, ni a los estudiantes ni a los padres para
analizar y aportar una explicación de calidad autónoma y coherente con los objetivos locales del
centro educacional. No se otorga una independencia efectiva ni facultades a las instituciones
educacionales o a las administraciones locales para plantear sus propias definiciones de calidad y
llevarlas a cabo.
Por esto, el grupo gobernante promulga leyes de calidad para mantener la situación actual del
modelo educativo, y se restringe a asegurar el papel fiador del estado a través de un sistema de
rendición de cuentas y de discriminación hacia los estudiantes y centros educativos menos
favorecidos.
Se considera como unidad de calidad al centro educativo y responsabiliza a los actores locales de
su cumplimiento, liberando de responsabilidades políticas o administrativas a instancias superiores.
La calidad en educación es una noción vacía, condición que la clase gobernante utiliza para definirla
sectorialmente de arriba hacia abajo. En Chile no se dan espacios significantes y de autoridad real
a los actores ciudadanos para añadir ideales alternativas y amplias, lo que trae como resultado un
concepto de calidad impuesto, no consensuado y restringido.
Referencias
Consejo Asesor. (2006). Informe final Consejo para la Calidad de la Educación. MINEDUC.
(2011). LEY-20529.
Revisión del Concepto Calidad a Partir de dos Instancias de Movilización Estudiantil (2006
y 2011). Revista “Cisma” (2011), 1(2° Semestre), 1–25.
Facultad de Educación y
Ciencias Sociales
Ensayo: Crítica a la
calidad de la
Educación chilena.