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1-4-2018

“LA PAZ” ORBITANDO

ÁNGELUS FEBRERO
Y llegamos a febrero, el mocho, con mucho aún
por hacer por el principal derecho, LA
VIDA, que todos parece han olvidado,
en especial la Iglesia. Sin lengua en el
paladar, ni mordiéndomela, sino gritando, como
ha sido mi modus operandi hasta el momento,
voy a plasmar cuanto aquel
domingo 25 de febrero aconteció
a los pies de la familia. Poco antes
mi lucha por publicar mi título ¡¡¡HOLA NAVIDAD!!! ya un clásico
y que este año lleva por título ¡¡¡HOLA NAVIDAD!!! EN EL CIELO
TOCANDO LAS ESTRELLAS Haciendo precioso tándem con
ese artefacto orbitando sobre nuestras cabezas y lanzado
desde España, muy orgullosa por su primera vez, tres días
antes, el 22 y con seis intentos fallidos. Pero la insistencia
tiene su premio. Mis Ángelus, casi siempre en solitario y
sin ningún resultado a la vista, podrían parecer eso, “intentos fallidos”, nada
más lejos de la realidad. La paz interior que me dan, bien merecen la pena.
Esa paz que andan buscando como locos allá en la estratosfera o fuera de
cada uno cuando en realidad es dentro donde se encuentra. Como muy bien
“EL MÁS GRANDE DESTRUCTOR
decía la santa:
DE LA PAZ ES EL ABORTO”.
Como cada mes, hago mi rima casi sin enterarme, y con mi mente muy ocupada en
hacer sitio en mi ordenador un tanto colapsado. Mi saludo a la Navidad este año ha
estado tocado por el gran número de imágenes, tantas, que el programa no me dejaba
presentarlas juntas. Una vez comprimidas logro mi
objetivo. Como casi siempre, es casi al límite de tiempo
cuando me viene la inspiración. No desespero nunca,
sabedora de que al final ocurrirá lo de siempre, unos
pareados que me tienen un tanto impactada y, a veces me
cuesta creer que hayan salido de mi.

Nada más llegar, con tiempo de sobra, y tras dejarme mi

marido en el lugar, saco la foto que informa sobre la
Catequesis para Jóvenes y Adultos. Pronto empezaría la
misa en el cercano templo aquel 25 de febrero, domingo.
Dos mujeres suben la rampa dirección al templo. En su
pared, dos palomas. Otras dos señoras, ya de edad avanzada, hablaron conmigo, tras el
encendido de las velas, colocar mis proclamas de ese mes y unas estrellas compradas
para la Navidad pero sin haber sido estrenadas, aún, en recuerdo de esas vidas
extinguidas. Las explico el por qué de mi presencia en el lugar cada 25, a excepción de
diciembre. Una de ellas me comenta el triste tema de las niñas embarazadas y que cada
vez ocurre con más frecuencia.
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La comento que, en nuestra niñez, era pecado hasta mirarse para asearse esas partes
íntimas; ahora todo es muy natural, pero no se las conciencia de las consecuencias de
algo que, para nada, es un juego. La invito a rezar el Ángelus
a punto de dar las 12 me dice que va a misa. Le comento que
le rece dentro que vale igual. Me había dicho que algunos
días a las doce ella también le reza y la resulta muy
gratificante. Borro varias fotos para tener sitio y disparar mi
cámara. Una bandada de palomas vuela casi encima de mí.

No puedo visitar la cercana residencia, algo que lamento.

La pregunta del millón. ¡Ahí está la madre del cordero! Sigo
esperando esa respuesta desde Presidencia. Ese es el quid de
la cuestión. Si se contestase, muchos deberían estar en la
cárcel.

A la sexta consiguieron
hacer girar a esa “PAZ”
por encima de la tierra,
y con vosotros está,
orbitando sin cesar.

Yo mientras voy recordando

los cimientos por labrar
para que, también aquí abajo,
la podamos disfrutar
Atasco de gran calado
llamado INSTITUCIONAL
nos tiene muy ocupados.
ASCO, es lo que me da.
Razón tenía la Santa
SIN JUSTICIA
NO HABRÁ PAZ
Parece que no estamos en guerra, pero la paz brilla por su ausencia. A mí cada guiño de
esas estrellas allá arriba, donde orbita el lanzamiento, me recuerda a esos niños que no
tuvieron la oportunidad de nacer. No miento.

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Diferentes imágenes lustraban mi rima. Dentro y fuera el infante. El despegue de PAZ y
el monolito en Sotopalacios, El Rollo de Justicia alrededor del cual nuestros
antepasados ejecutarían tan imprescindible hecho. LA JUSTICIA, algo olvidado en
estos tiempos que nos toca vivir. Sin ella no habrá PAZ.

La deteriorada cúspide del monolito y lo que bien pudiera pasar por la estrella de Belén,
aparecen con un fondo azul imposible mejorar. Son mis particulares

CARICIAS.

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