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ANEXO NÚMERO 1

CARACTERÍSTICAS PSICOEVOLUTIVAS DE LOS ALUMNOS/AS.

Aunque existen diversas teorías que estudian la evolución del desarrollo del
niño, sin duda, la más completa y relevante en la actualidad es la que nos ofrece
Piaget, puesto que en ella se fundamenta el marco psicoevolutivo y la concepción
del proceso educativo recogido por la actual reforma. Por ello, a la hora de abordar
las características psicoevolutivas que presentan los niños/as de cuatro años,
tomaremos como referencia las aportaciones realizadas por este autor.
Piaget define el desarrollo cognitivo como un proceso a lo largo del cual, el
niño adquirirá las habilidades necesarias para conocer, comprender y controlar el
entorno inmediato. Estas capacidades suponen además, no sólo un imitación
mecánica de lo visto o aprendido, sino también el uso de la creatividad y la
imaginación.
De este modo, en dicho proceso, establece una serie de etapas o estadios,
correspondiendo a los alumnos de cuatro años el Estadio Pre-Operatorio, y dentro
de éste, la etapa del Pensamiento Intuitivo, lo cual lleva a preguntarnos, ¿qué
características presenta el pensamiento infantil a lo largo de este periodo?
Para Piaget, a partir de los cuatro años, el niño/a elabora una nueva
estructura cognitiva, que se caracterizará por aspectos como la posibilidad para
establecer una conversación continuada o llevar a cabo experiencias que permitan
manipular diversos objetos, con lo que se iniciará en la comprensión de nociones
como el espacio, el tiempo, la conservación, la clasificación o la seriación, entre
otros.
Esta nueva estructura cognitiva, se caracterizará principalmente por los
siguientes aspectos:

1. Ausencia de equilibrio.
Piaget caracteriza el desarrollo cognitivo como un equilibrio cada vez mayor entre la
asimilación y la acomodación. A los cuatro años, el niño carece de dicho equilibrio, lo
que da lugar a un pensamiento inestable, discontinuo y mutable.
2. Experiencia mental.
El pensamiento infantil durante esta etapa está más cerca de las acciones que de
las representaciones abstractas, lo cual se traducirá en una necesidad de manipular
y experimentar para conocer la realidad.
3. Centración.
Es la tendencia que tiene el niño/a a centrarse en unos aspectos de la situación,
desechando otros, lo que da lugar a razonamientos o juicios deformados.
4. Irreversibilidad.
El niño/a de cuatro años es incapaz de seguir un razonamiento en un sentido y
recorrerlo posteriormente en sentido inverso. De ahí la necesidad de llevar a cabo
actividades que permitan la superación de este aspecto.
5. Estatismo.
Hace referencia a la imposibilidad de percibir los cambios y transformaciones.
6. Egocentrismo.
El niño/a de cuatro años tiende a tomar el punto de vista como el único, lo que
dificulta en ocasiones un conocimiento acertado de la realidad.
7. Fenomenismo.
Es la tendencia a establecer un lazo causal entre fenómenos que son vistos como
próximos por los niños/as.
8. Finalismo.
Los niños/as a esta edad consideran que cada cosa tiene una función o finalidad que
justifica su existencia.
9. Artificialismo.
Es la creencia de considerar que todo lo que existe ha sido producido y fabricado por
el hombre.
10. Animismo.
Hace referencia a la tendencia a percibir como vivientes todos los objetos y
elementos del entorno.

En definitiva, podemos señalar que las características del pensamiento infantil no


deben ser consideradas como limitaciones o defectos con respecto al adulto, sino
como un rasgo distintivo propio del niño/a, que deberá ser tenido en cuenta por el
educador con el fin de adaptar las actividades a dichas características, y ayudarles a
superarlas.

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