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Vivimos tiempos en que la religiosidad mueve el corazón. Habría que desear, como algunos
verdaderos místicos y maestros espirituales dicen, que ocurra una transformación fundamental
en nuestro cristianismo. Una religión sin experiencia es un ritual seco, una conceptualización
disecada o una carga moral insoportable. El cristianismo es vida o no es nada. Sin experiencia
interior el cristianismo y cualquier fe es, todo lo más, una mera ideología. El cristianismo del
futuro, y de siempre, deberá estar marcado por la sabiduría que conoce y degusta algo del
misterio de Dios.
Ahora bien, en medio de esta época de la interioridad hay mucha superficialidad y muchos
olvidos. Crece la sensación como criterio de espiritualidad. La emotividad se eleva a detector de
la presencia de lo divino. La “experiencia”, reducida a sentimiento, se esgrime como el
discriminador de lo santo. Se olvida que la verdadera espiritualidad lleva consigo una fuerte
carga de introspección y de reflexión. La auténtica espiritualidad está cargada de la actitud de
la sospecha; al final, va conduciendo hacia la crítica y la visión distanciada de la inadecuación
radical que hay entre nuestras imágenes de Dios y la realidad a la que apuntan.
Estamos ante la necesidad de un giro radical en el cristianismo. Hace falta que la experiencia de
la fe se radicalice en sus tres dimensiones: del conocimiento, del corazón y de la práctica o
praxis. Necesitamos que la fe nos agarre el intelecto, conmueva el corazón y mueva las manos
en un hacer transformador de este mundo globalizado, lleno de clamores de exclusión social, de
desigualdades insostenibles y de injusticias y muerte hechas espectáculo cínico.
Para esta tarea, a la que somos convocados por los signos de los tiempos y la interpelación de
la fe, este libro de Patxi Loidi responde con frescura y vitalidad. Fruto del acompañamiento,
desde hace muchos años, de grupos de fe, estos capítulos nacieron del impulso de alimentar la
cabeza, el corazón y las manos de los creyentes. Llevan la marca del deseo, hecho tarea
pedagógica, de un cristianismo adulto y profundo, que tiene experiencia de Dios y trabaja por la
justicia, además de ser ilustrado y crítico.
Para esta tarea a la que nos convoca el Espíritu de Jesús, en una y otra parte del Atlántico,
serán muy valiosos estos materiales. Tienen claridad y cercanía, aliento espiritual e impulso
solidario, información adecuada y crítica.
El espíritu del concilio Vaticano II atraviesa de parte a parte esta obra, como a su autor, gran
impulsor de comunidades de fe (Grupos de Fe y Justicia, Fe y Acción Solidaria), tanto en
España como en Latinoamérica. El lector encontrará, sin duda, este aliento conciliar, junto con
el talante espiritual, la pasión pastoral y hasta el aliento poético que animan sus escritos. La
lectura y el estudio de estas páginas le pondrán en contacto con uno de los mejores autores
espirituales y pastorales de nuestro momento.
Este libro puede servir, tanto para la formación personal y hasta la lectura espiritual, como para
lo que fue concebido originariamente: el trabajo y la formación de grupos de fe. En cualquiera
de estos usos, el libro resultará muy beneficioso, por lo que no puedo por menos de alegrarme
de su publicación.