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Idaly Barreto, Henry Borja


Violencia política: algunas consideraciones desde la psicología social
Diversitas: Perspectivas en Psicología, vol. 3, núm. 1, enero-junio, 2007, pp. 109-139,
Universidad Santo Tomás
Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67930107

Diversitas: Perspectivas en Psicología,


ISSN (Versión impresa): 1794-9998
revistadiversitas@correo.usta.edu.co
Universidad Santo Tomás
Colombia

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www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
...............ISSN: 1794-9998 / Vol. 3 / No. 1 / 2007 / pp. 109-119...............

Violencia política: algunas consideraciones


desde la psicología social*

Political violence: some considerations


from social psychology
Idaly Barreto** Resumen
Universidad Católica de Colombia
Este trabajo presenta algunas cuestiones importan-
Fundación Universitaria Konrad Lorenz tes desde la psicología social para la explicación de la
Bogotá, Colombia violencia política; entre ellas, se destaca la impor-
tancia de los grupos humanos como actores principa-
les del conflicto intergrupal y las creencias grupales
Henry Borja como elemento central de análisis en la legitimación
Corporación Universitaria Iberoamericana de la violencia política. El planteamiento pretende
Bogotá, Colombia dilucidar la necesidad que tienen los grupos armados
de realizar construcciones ideológicas con el propósi-
to de justificar sus propias acciones.

Recibido: diciembre 15 de 2006 Palabras clave: legitimación, violencia política, con-


Revisado: enero 18 de 2006
flicto intergrupal, creencias.

Aceptado: enero 26 de 2007


Abstract
This work presents some important questions from
Social Psychology for the explanation of the political
violence. Among them one stands out the group
importance of the human groups like film stars of the
intergroup conflict and beliefs like central element
of analysis in the legitimation of the political violence.
The exposition tries to explain the necessity that has
the armed groups to make ideological constructions
in order to justify their own actions.

Key words: legitimation, political violence, intergroup


conflict, beliefs.

*
El presente trabajo hace parte de la línea de investigación en Psicología Política del Grupo de Investigación de Psicología Social y Política
de la Universidad Católica de Colombia.
**
Correspondencia: Idaly Barreto, Doctorado en Psicología Social, docente Facultad de Psicología, Universidad Católica de Colombia y
Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Dirección postal: Facultad de Psicología, Universidad Católica de Colombia, Calle 47 Nº 13-32.
Bogotá, Colombia. Correo electrónico: mibarreto@ucatolica.edu.co. Henry Borja, Doctorado en Psicología Social, docente Facultad de
Psicología, Corporación Universitaria Iberoamericana. Correo electrónico: henryborjaorozco@gmail.com.

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Introducción gica es la estrategia principal de los grupos para


intentar obtener en algunos segmentos de la so-
Observando la realidad social y política que se vive ciedad la aceptación del grupo y la aprobación de
actualmente en el mundo, se puede apreciar que, sus acciones políticas violentas.
como en el pasado, la violencia política continúa
siendo un medio para dominar a otros y establecer, En este orden de ideas, el objetivo del presente
cambiar o preservar determinado orden social. Esta artículo es brindar una explicación psicosocial de
constante relación entre poder y violencia hace que la violencia política teniendo presente la estre-
la violencia política sea un tema complejo con con- cha relación entre la psicología de la legitimidad,
secuencias sociales, políticas y psicológicas, entre el conflicto intergrupal y las implicaciones del
otras, de vital importancia para los seres huma- discurso como medio de difusión para los proce-
nos. Visto de esta manera, la necesidad y posibili- sos de legitimación y deslegitimación.
dad de estudiar este fenómeno desde diferentes
perspectivas teóricas resulta interesante para los
investigadores de las ciencias sociales y humanas.
Sobre el concepto de legitimación
Por esto, y teniendo en consideración que la violen-
cia política ha sido una constante de la historia co- Aunque el concepto de legitimidad puede ser re-
lombiana, es esencial asumir desde la psicología lativamente nuevo para la psicología empírica,
social un compromiso con la explicación y construc- éste ha jugado un papel importante en disciplinas
ción de una sociedad en la que el ordenamiento social como la filosofía social y política (Jost y Major,
y político se pueda mantener y reformar a través 2001). Respecto al ámbito de la psicología, en la
de canales de participación democrática; es decir, década de los noventa se desarrolló el auge en
por vías pacíficas y dialogadas. Por tal razón, des- esta línea de investigación, principalmente en
de esta perspectiva, se hará especial énfasis en el 1993 y 1994 con la publicación de un amplio nú-
papel que desempeñan los grupos humanos como
mero de artículos y libros en psicología social, cuyo
protagonistas de esa constante lucha por el mante-
tema era la legitimidad aplicada al estudio de la
nimiento, reforma o cambio de determinado orden
ideología, la justicia y las relaciones intergrupo;
social.
todos motivados principalmente por las teorías
De esta manera, siguiendo la tesis planteada por de identidad social, dominancia social y sistema
Sabucedo sobre la legitimación de la violencia justificacional o sistema de legitimación.
política, cuyo planteamiento central es que cuan-
Enmarcados en la disciplina de la psicología, los
do un grupo social decide emplear la violencia
como estrategia de acción política es necesario conceptos de legitimidad e ilegitimidad han sido
que ésta se legitime, dado que el impacto psico- empleados para explicar fenómenos sociales
lógico que generan las acciones violentas implica como: estatus, desigualdad, justicia, desviación
consecuencias contrarias a las esperadas por el y control social; movimientos sociales, especial-
grupo (Sabucedo, Rodríguez & Fernández, 2002). mente protesta social; cambio social y desarrollo
Es decir que en lugar de cumplir con los objetivos y difusión de nuevas normas, actitudes, prácti-
políticos a través del uso de la violencia, el grupo cas; y forma institucional.
se enfrenta al rechazo social que genera el uso de
esta estrategia. Entre los temas de investigación destacados se
encuentran:
En este sentido, además del carácter instrumen-
tal, la aprobación o rechazo social a la violencia • Los procesos cognitivos y perceptuales
política depende principalmente de la legitima- involucrados en la valoración de la legitimi-
ción que se haga de ella. Esta justificación ideoló- dad (Crandall y Beasley, 2001; Yzerbyt y Rogier,

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2001; Robinson y Kray, 2001). Por otra parte, aunque el concepto de legitimación
se aplica extremadamente bien en psicología so-
• La tolerancia a la injusticia entre miembros cial, éste no ha sido tratado sistemática-mente (Jost
de grupos desventajados (Olson y Hafer, 2001; y Major, 2001), probablemente porque teorizar un
Major y Schmader, 2001; Ellemers, 2001; concepto involucrado en diferentes procesos socia-
Wright, 2001). les y en muchos niveles de organización social es
una tarea compleja. Esta variedad de fenómenos
• La legitimación de la desigualdad tomando explicados por la legitimación sugiere que es un
como base los conceptos de estereotipos e tipo de proceso auxiliar que explica la estabilidad
ideología, integrados con las teorías de iden- de alguna clase de estructura, en algún nivel, que
tificación social, dominancia social y siste- emerge y es mantenido por algún otro proceso so-
ma de justificación (Ridgeway, 2001; Glick y cial básico (las cursivas son del autor, Zeltditch,
Fiske, 2001; Sidanius, Levin, Federico y 2001). Desde esta perspectiva, la definición de le-
Pratto, 2001; Spears, Jetten y Doosje, 2001; gitimación y deslegitimación como proceso puede
Jost, Burges y Mosso (2001). proporcionar una definición general que agrupe to-
dos estos contextos.
• Los procesos institucionales y organizacio-
nales de la legitimación (Elsbach, 2001; Tyler, En el capítulo “Reflection on social and psychological
2001; Jackman, 2001). processes of legitimization and delegitimization”,
Kelman (2001, p. 57) define legitimación como
Todas estas líneas de investigación coinciden en
que la cuestión clave es la necesidad de las per- El proceso de recategorizar una acción,
sonas por construir racionalizaciones ideológicas política o demanda -o un sistema, gru-
que provean justificación para sus propias accio- po o persona- que fue previamente ile-
nes y la de los demás. En consecuencia, se han gítima y ahora se convierte en legíti-
desarrollado teorías de la psicología de la legiti- ma”. Y deslegitimación como “el pro-
mación (procesos intraindividuales de legitima- ceso inverso de recategorización, mien-
ción), sus efectos en otros procesos psicológicos tras que fue previamente legítimo aho-
(como identificación, comparación y atribución) ra se convierte en ilegítimo.
y sus efectos en procesos sociales (violación de
derechos humanos y normas establecidas) Esta definición es una importante contribución
(Zelditch, 2001; Kelman, 2001). para el análisis de la conducta social (poder, au-
toridad, influencia social, acción colectiva, cam-
En este orden de ideas, los estudios sobre psico- bio político), porque permite analizar útilmente
logía de la legitimación juegan un papel funda- la legitimación y deslegitimación como procesos
mental para la psicología social y política, pues de recategorización y explicar cambios en las nor-
las actitudes, creencias y estereotipos sirven para mas sociales que facilitan a subgrupos de una so-
legitimar el orden social y proveen el soporte ideo- ciedad justificar violaciones extremas de las nor-
lógico para el sistema social y político. En este mas sociales, tales como el asesinato político o el
sentido, es reiterativa la relevancia conceptual uso de la tortura.
de la legitimidad para explicar el origen y mante-
nimiento de la violencia política en una sociedad, Asumiendo esta definición como punto de refe-
y responder a cuestiones claves como ¿en qué for- rencia conceptual, y siguiendo las consideracio-
ma los violentos justifican sus conductas y demues- nes de Bar-Tal (1990), Apter (1997), Kelman (2001)
tran que ellos actúan de manera legítima? o ¿por y Zeltditch (2001), se plantean cinco aspectos re-
qué algunas personas justifican conductas violen- levantes para la aplicabilidad del concepto de le-
tas que traspasan las normas morales y sociales? gitimación al estudio de la violencia política
(Barreto, 2004):

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1. Los procesos de legitimación y deslegitima- (deshumanización).


ción son claves para explicar el mantenimien-
to de la violencia política en algunos grupos 3. Estudiar como elementos centrales las creen-
de la sociedad. De acuerdo con lo anterior, cias en el proceso de recategorización de un
cuando un grupo utiliza la violencia se debe grupo o una acción. Las creencias se relacio-
enfrentar como mínimo a dos clases de con- nan con la ideología que un grupo necesita
secuencias: positivas y negativas. En rela- para construir racionalizaciones que provean
ción a la primera, al margen del carácter ins- justificación para sus propias acciones y la
trumental de la violencia política (consecu- de los demás. Sabucedo, Rodríguez &
ción de objetivos de parte de los grupos que Fernández (2002) han trabajado sobre las
la ejercen), ésta se mantiene principalmen- creencias legitimadoras de la violencia polí-
te por la capacidad que tienen los grupos para tica, entre las que se encuentran la referen-
legitimarla. En segundo lugar, los grupos se cia a la existencia de un conflicto, la situa-
ven enfrentados al rechazo social inherente ción en la que se encuentra el grupo, la pre-
al impacto negativo que conlleva una acción sentación del grupo como defensor de las vías
violenta. En este caso, es de esperar que el dialogadas y pacíficas, y el victimismo del
uso de la violencia disminuya. Sin embargo, endogrupo como elementos básicos para jus-
en algunas ocasiones los grupos optan por la tificar las acciones violentas, pues en la
estrategia de deslegitimación del adversario medida en que se logre ese respaldo social,
con el propósito de reducir el impacto emo- se irá legitimando esa forma de actuación
cional en algunos sectores de la sociedad y del grupo.
así mantener legítimamente el uso de la vio-
lencia. Como se puede apreciar, las creencias men-
cionadas anteriormente evidencian, tal y
2. Los procesos de legitimación y deslegitima- como lo plantea Van Dijk (2003), que el len-
ción son conjuntamente útiles cuando el pro- guaje del grupo se caracteriza habitualmen-
pósito es explicar que cuando una persona o te por una estrategia que favorece a los
grupo es deslegitimado, la violencia contra miembros del grupo y a la presentación posi-
esta persona o grupo es legitimada. En un tiva de éste. Básicamente las categorías que
conflicto social, normalmente los valores mo- definen de forma positiva el discurso políti-
rales y sociales inhiben las acciones violen- co de la agrupación están relacionadas con
tas, por lo que es de esperar que los grupos los aspectos sociales del grupo, esto es, los
que emplean la violencia como medio de aspectos históricos, sociales, políticos y cul-
acción política la legitimen necesariamente turales que comparten los miembros del gru-
recurriendo a una estrategia discursiva que po y definen la ideología.
contenga la deslegitimación del adversario.
Kelman y Hamilton (1989) han identificado Por el contrario, pero con el mismo objetivo
tres procesos sociales que facilitan la parti- de preservar su imagen positiva, cuando el
cipación de las personas en acciones violen- grupo se ve obligado a asumir la responsabi-
tas: cuando las acciones son explícitamente lidad de sus acciones, opta por referirse a
ordenadas y aprobadas por las autoridades ellas en términos jurídicos o militares pro-
legítimas (autorización) cuando las acciones pios de un ejército estatal (De la Corte, Mo-
se transforman en rutina como parte de ac- reno y Sabucedo, 2004). Así, encontramos que
ciones programadas tanto a nivel individual los grupos armados se refieren a los secues-
como organizacional (rutinización) y cuando tros como detenciones, a los asesinatos como
excluyen al objetivo de estas acciones como ejecuciones o bajas en las filas del adversa-
miembro o actor moral de la comunidad rio; éstos son sólo unos pocos ejemplos de lo
que se puede encontrar en el lenguaje militar

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que emplean los grupos armados. normas de la sociedad. Esto es, asumiendo
que el discurso es una estrategia que acom-
Esta estrategia de deslegitimar al adversario paña la acción política, es de esperar que los
ha sido estudiada en el contexto colombiano grupos que ejercen la violencia han de tratar
por el Grupo de Investigación en Psicología por todos los medios a su alcance de difundir-
Política de la Universidad de Santiago de lo ante la mayor parte de la sociedad. No obs-
Compostela (Barreto, 2004; Borja, 2004; tante, esto no es garantía de que el total de la
Sabucedo & otros, 2004; Sabucedo, Barreto, población apruebe dichos actos, si se tiene en
Borja, De la Corte & Durán, 2006). Dichos cuenta que la sociedad está expuesta a múlti-
estudios plantean e investigan la manera ples fuentes de información que transmiten
como las creencias son atribuidas a otro gru- discursos provenientes de diferentes sectores
po con el propósito de incluirlo en catego- sociales que pueden influir en la aceptación o
rías sociales extremadamente negativas para rechazo de las acciones de grupos armados.
ser excluidos de los grupos humanos que ac- Aun en el caso de que la audiencia tenga acce-
túan dentro de los límites de normas y/o so limitado a otros discursos, y la credibilidad
valores aceptables para la sociedad. En esen- y persuasión de los violentos puede ser tal que
cia, la deslegitimación niega la humanidad muchos subgrupos sociales adopten sus creen-
del grupo categorizado, para ello recurre a cias, tampoco pueden asegurar que las perso-
categorías como deshumanización, proscrip- nas justifiquen sus acciones como ocurre con
ción, caracterización de rasgos, uso de rótu- algunas comunidades indígenas y otros gru-
los políticos, comparación de grupos (Bar- pos sociales en Colombia.
Tal, 1996b, 2000; Worchel, Cooper, Goethals
& Olson, 2002). De los cinco aspectos mencionados anteriormente,
los tres primeros tienen que ver directamente con
4. Es importante destacar la propuesta de los procesos psicológicos involucrados en los pro-
Kelman (2001) dirigida a estudiar los proce- cesos de legitimación y deslegitimación; los dos
sos de legitimación y deslegitimación como últimos están relacionados con la difusión de creen-
fenómeno social, causados e impulsados por cias a través del discurso.
fuerzas operantes en todas partes de la so-
ciedad y propagados a través de diferentes
medios de comunicación e influencia. En con-
secuencia, es de esperar que la violencia Conflicto intergrupal
como estrategia de acción política, para cam-
biar o mantener la estructura política de una Asumiendo que las creencias son un elemento cla-
sociedad, necesariamente cuente con una ve en la legitimación, y definiendo violencia como
ideología que legitime las acciones violen- “una acción, o estado o situación, que se genera
tas del grupo, que las proscriba como políti- siempre y se cualifica de manera exclusiva en el
cas y deslegitime al adversario. De tal ma- seno de un conflicto” (Aróstegui, 1994, p. 29), es
nera que los grupos violentos se ven en la importante analizar este fenómeno desde una
necesidad de recurrir al discurso como me- perspectiva psicosocial con el propósito de iden-
dio de influencia social para legitimar accio- tificar los procesos intergrupales que le permiten
nes violentas; de lo contrario, algunos sec- a un grupo armado asumir y promover creencias a
tores sociales no las aprobarían. algunos segmentos de la sociedad, presentando
así una realidad social y psicológica del conflicto
5. Considerando la cuestión anterior, se debe que le facilite legitimar el uso de la violencia en
destacar que de los intereses y preferencias un contexto político. Por ello, referirse a los grupos
de las personas o grupos —contexto cultural— humanos como protagonistas del conflicto es una
depende un cambio rápido y congruente en las cuestión necesaria.

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Según Bar-Tal (1990, p. 41), grupo “es una colecti- situación. Ellas son obligadas a tomar partido por
vidad de individuos con un sentido definido de per- los diferentes actores del conflicto y al ser conside-
tenencia y creencias compartidas, incluyendo las radas colaboradoras de alguno de los grupos son
creencias de grupo; las cuales regulan su conducta incluidas en la categoría de adversario. Esta pola-
al menos en materia relacionada con lo colectivo”. rización del conflicto supone, además, que un gran
Este concepto contempla lo que Bar-Tal considera número de personas en situación indefensa se vea
tres condiciones necesarias y suficientes para que expuesto a las retaliaciones propias de un grupo
una colectividad sea un grupo, éstas son: 1. los armado.
individuos de una colectividad se definen a sí mis-
mos como miembros de un grupo; 2. ellos compar- El ejemplo anterior evidencia que para ejercer la
ten creencias, incluyendo las creencias de grupo; y violencia política es fundamental que los indivi-
3. tienen algún nivel de actividad coordinada. Es- duos asuman la creencia “somos un grupo”. Para
tas tres características grupales se consideran su- ello es necesario, según la definición psicosocial
ficientes para iniciar la argumentación sobre el papel de pertenencia a un grupo propuesta por Tajfel
de los grupos sociales en el conflicto político y, por
(1984, p. 265), que los miembros de un grupo sean
lo tanto, en la violencia política.
considerados como tales cuando se autocate-
La definición de grupo planteada por Bar-Tal resal- goricen con un alto grado de aprobación dentro
ta la importancia de la pertenencia a un grupo por de un determinado modo de comportarse, y cuan-
parte de un individuo, lo cual, sin lugar a duda, es do los otros estén de acuerdo en categorizarlos
determinante para la conducta intergrupal. De dentro de ese mismo comportamiento. Definida
acuerdo con Tajfel (1984, p. 275), “toda la conduc- así, la pertenencia a un grupo es necesaria para
ta mutua de dos o más individuos está determina- la existencia del mismo. Si los miembros del gru-
da por su pertenencia a diferentes grupos o cate- po no comparten esta creencia, entonces no se
gorías sociales”. Esta cuestión es particularmente consideran miembros del grupo y, por lo tanto, no
importante para una explicación psicosocial sobre podrán desplegar una actividad coordinada (Mo-
el porqué de la violencia política ejercida por gru- rales, 1999, p. 284).
pos, si se tiene presente que los miembros de un
grupo cometen acciones violentas en función de sus Pero aunque la pertenencia es una característica
respectivas pertenencias a un grupo. esencial para el surgimiento de un grupo, así como
para las actividades que se puedan desarrollar en
Un ejemplo de ello son las acciones violentas que le él, la legitimación del uso de la violencia, ade-
son asignadas como objetivo a los miembros de un más, se fundamenta en ciertas creencias que el
grupo armado en contra del adversario, o cualquier grupo está preparado para adquirir (creencias de
enfrentamiento armado entre la guerrilla contra grupo). Éstas se constituyen en la segunda carac-
soldados del ejército o grupos paramilita-res. En terística y son definidas por Bar-Tal (1990, p. 36)
estos casos, es de esperar que las acciones violen- como convicciones (a) que los miembros de un
tas de los miembros de un grupo contra miembros grupo son conscientes de compartir y (b) a las
de otro(s) grupo(s) estén determinadas por el he-
que consideran definitorias de su ‘pertenencia
cho de pertenecer a la categoría de adversario.
grupal’”. Las creencias de grupo, según este au-
tor, contemplan dos elementos importantes a la
Cuando el adversario es el Estado, la categoría pue-
hora de definirlas.
de ser tan amplia (soldados del ejército, represen-
tantes políticos, funcionarios, etc.) que las accio-
El primer elemento de esta definición sugiere que
nes violentas se pueden dar contra personas que
las creencias han de ser compartidas por los miem-
están inmersas en el conflicto y, en muchos casos,
bros del grupo. Según Bar-Tal (1990), los miembros
ni siquiera están relacionadas directamente con las
del grupo comparten, por lo menos, dos creencias.
demandas políticas del grupo armado. El caso de
Una hace referencia a cualquier contenido que es
algunas familias campesinas es un ejemplo de esta

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objeto de la creencia grupal, y la otra se refiere al el sistema social y político (Jost y Major, 2001).
conocimiento concreto que afirma que la anterior Según Tilly (1998, p. 30), el conflicto político in-
es compartida por los miembros del grupo. En el cluye en todas las ocasiones que:
segundo elemento, las creencias grupales se consi-
deran como definidoras de la esencia del grupo y • Un grupo de personas realice reivindicacio-
juegan un papel decisivo para la identidad social. nes colectivas públicas visibles sobre otros
De hecho, este mismo autor afirma que “las creen- actores (reivindicaciones que si se cumplie-
cias grupales sirven de base para la formación del sen afectarían los intereses de estos últimos).
grupo y posteriormente como ligazón para la exis-
tencia del grupo” (Bar-Tal, 1996a, p. 257). • Al menos una de las partes afectadas por las
reivindicaciones, incluyendo terceras partes,
A partir de la definición de creencias de grupo pro- es un gobierno.
puesta por Bar-Tal, que se fundamenta en la perte-
nencia y creencias de un grupo, se puede decir que En este orden de ideas, cuando uno a más grupos
los grupos que ejercen la violencia necesitan de las percibe las condiciones sociales reguladas por el
creencias de grupo. En primer lugar de la creencia Estado como ilegítimas, pero susceptibles de
fundamental “somos un grupo”; en segundo lugar, cambio,
de creencias adicionales que sean funcionales para
el grupo. Y aunque las creencias adicionales —me- la percepción de ilegitimidad determi-
tas, valores, historia, normas— pueden variar de nará probablemente, más pronto o más
un grupo a otro, éstas proporcionan identidad a los tarde, intentos de cambiar la situación,
miembros del grupo. Además, ciertas creencias y la percepción de inestabilidad (que
adicionales compartidas acerca del grupo (y del puede interpretarse como el desarrollo
exogrupo) cumplen con la función de legitimar las dentro de un grupo de la conciencia de
acciones violentas que en él se desarrollan.
alternativas cognitivas a la situación
existente) es probable que se asocie,
En coherencia con lo anterior, y de acuerdo con au-
más pronto o más tarde, con una dismi-
tores como Bar-Tal (1990), Bar-Tal, Kruglanski & Klar
(1989), Pruitt & Rubin (1986), cuando las creencias nución de la percepción dentro del gru-
varían de un grupo a otro y éstas, a su vez, son po de la legitimidad de la situación
percibidas como una amenaza por los miembros de (Tajfel, 1984, p. 281).
un grupo; la contradicción entre las creencias de
dos o más grupos puede conducir al conflicto y la Como resultado de esta situación, es de esperar
confrontación. Esta amenaza puede ser percibida que la combinación de creencias grupales sobre
cuando la incompatibilidad con otro(s) grupo(s) con- la ilegitimidad de ciertas condiciones sociales, en
lleva a que la consecución de metas u objetivos conjunto con la creencia de que con la acción
propios del grupo sea bloqueada o impedida por otro colectiva el grupo puede contribuir a crear o im-
grupo. Así pues, el conflicto intergrupal comienza pedir el cambio social, impulse al grupo social a
con la percepción de que las metas, intenciones y/ desarrollar la tercera característica para que una
o acciones propias del grupo son incompatibles con colectividad sea considerada un grupo: tener al-
las de otro grupo. gún nivel de actividad coordinada.

Lo anterior es común y frecuente de encontrar en Es de esperar, por lo tanto, que los grupos que ejer-
espacios donde se desarrollan los conflictos polí- cen la violencia creen un discurso social que con-
ticos; además, es fundamental para la explica- tenga creencias grupales que enmarquen la situa-
ción de la violencia política, si se tiene en cuenta ción social como injusta con el propósito de con-
que las creencias sirven para legitimar el ordena- vertir la percepción de injusticia en motivo para
miento social y proveen el soporte ideológico para participar y legitimar la violencia política; además,

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es obvio que incluyan creencias grupales que Pues así como los grupos armados crean marcos
responsabilicen al grupo adversario de la situación que hacen viable la justificación de la violencia
en la que se encuentra y, por ende, lo deslegitime. como instrumento para la obtención de objetivos
Este último aspecto, es considerado por Rodríguez, políticos, de la misma manera los esfuerzos es-
Fernández y Sabucedo (1999, p. 44) necesario para tratégicos de los grupos sociales pueden estar di-
la politización de la identidad, pues “la atribución rigidos a crear marcos de convivencia y toleran-
de responsabilidades al exogrupo que ostenta el cia social que hagan posible el rechazo social a la
poder o la autoridad (ellos) adquiere una clara di- violencia como estrategia de cambio social. Pero
mensión político-reivindicativa y, por lo tanto, po- no sólo el rechazo o la ausencia de la violencia
siblemente movilizadora”. política va constituir la paz en Colombia, se ne-
cesita, además, que existan condiciones reales de
Así pues, el conflicto político que desencadena en igualdad social y protección de los derechos de
la confrontación violenta se acompaña necesaria- los ciudadanos que garanticen la convivencia pa-
mente por la acción estratégica del grupo dirigida cífica de la sociedad colombiana.
a construir un discurso que promueva creencias que
preparen y mantengan a los miembros del grupo, y
algunos sectores de la sociedad, en disposición de
cometer y legitimar acciones extremas, como ase-
Referencias
sinatos indiscriminados, detenciones en masa o in-
clusive genocidio con el propósito, según el Apter, D. (1997). The legitimization of violence.
endogrupo, de disminuir la amenaza y el peligro que New York: University Press.
el adversario representa.
Aróstegui, J. (1994). Violencia, sociedad y políti-
ca: la definición de la violencia. Ayer, 13,
17-55.
Discusión
Barreto, I. (2004). Análisis textual del discurso
Para concluir este artículo, es importante reflexio- legitimador de las Farc-Ep. Tesis de Grado
nar sobre la importancia psicosocial que tiene de Doctorado. Santiago de Compostela: Uni-
estudiar el fenómeno de la violencia política, dada versidad de Santiago de Compostela.
la creciente necesidad de comprender y explicar
un tema que por el impacto que genera en dife- Bar-Tal, D. (2000). Shared Belief in a Society. So-
rentes áreas —psicológica, social, política, etc.— cial Psychological Analysis. Estados Unidos:
interesa cada vez más a las ciencias sociales. El Sage publications..
planteamiento realizado sobre la relevancia de
Bar-Tal, D. (1996a). Las creencias grupales como
las creencias en el conflicto intergrupal y en la
expresión de la identidad social. En: Mora-
legitimación de la violencia política pone de ma-
les, J., Páez, D., Deschamps, J. & Worchel,
nifiesto la necesidad de formular y desarrollar pro-
S. identidad social: aproximaciones
puestas de investigación dirigidas a analizar el
psicosociales a los grupos y a las relaciones
discurso, pues no sólo se pueden identificar las
entre grupos (pp. 255-287). España:
estrategias retóricas de los grupos que recurren a
Promolibro.
la violencia como estrategia de solución a los con-
flictos socio-políticos, sino que además permite
Bar-Tal, D. (1996b). Societal beliefs in times of
la posibilidad de prever el uso de la violencia y
intractable conflict: The Israeli case. Revista
reflexionar sobre el papel que desempeñan los di-
de Psicología Social Aplicada, 6, 3, 65-102.
ferentes grupos en la construcción de la socie-
dad.

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