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Córdoba, diez de abril de dos mil quince.- Y VISTOS: Estos autos caratulados: “S. C. F.
Juzgado Penal Juvenil de Cuarta Nominación, Secretaría Número Tres, en los que ha tenido
lugar la audiencia de debate para tratar la eventual imposición de pena de C. F. S., integrando
el Tribunal el Juez Penal Juvenil de Cuarta Nominación, José H. González del Solar, con la
participación de la Sra. Fiscal Penal Juvenil de Cuarto Turno, Nora Gudiño de Stimolo, a
cargo de la Fiscalía Penal Juvenil de Segundo Turno, la Defensora Oficial Ana María Las
Córdoba Capital, el día veintitrés de enero de mil novecientos noventa y cuatro, hijo de C.
Fabián S. (F) y de Olga Fabiana Moreno, con último domicilio en calle Garzón Maceda nº
708, de barrio Alberdi de esta ciudad, Prio. N° 1.111.714 sección A.G., quien se encuentra
fecha veintidós de julio de dos mil once, la Cámara en lo Criminal de Quinta Nominación,
coautor del delito de Robo calificado por el empleo de armas reiterado -tres hechos-, en
concurso real (arts. 166 inc. 2º-segundo párrafo-, 45 y 55 del C.P.), por su accionar en el tercer
hecho, y autor del delito de Portación ilegal de arma de guerra, por su accionar en el hecho
denominado quinto (art. 189 bis, inc.2º, 4to párrafo del C.P.), todo en concurso real (art. 55
del CP), ambos de la requisitoria fiscal de citación a juicio obrante a fs. 265/276. Por
sentencia número treinta y dos, de fecha catorce de septiembre de dos mil doce, la Cámara en
agravado por el uso de arma de fuego (hecho único de la requisitoria fiscal de citación a
juicio de fs.443), en los términos de los arts. 45, 165 y 41 bis del C.P.- En ambas sentencias
la edad con la que contaba a la fecha de comisión de los delitos, remitiendo copia al Tribunal
a sus efectos (ley nacional 22.278). Los hechos quedaron fijados como sigue: Primer hecho:
“Con fecha veinticuatro de marzo de dos mil diez, minutos antes de las dieciséis horas con
de ingresar al domicilio sito en calle Humberto Primo Nº 2146, de barrio Alto Alberdi de la
garaje de tal vivienda, se hicieron presentes en el lugar los incoados R. .O. G. y C.F.L.S., de
dieciséis años de edad, con fines furtivos, e ingresan en contra de la voluntad presunta de
quien tenía derecho a excluirlos, la Sra. N.I.G.R. -portando ambos armas de fuego-, el citado
C.F.L.S. un revólver color plateado, calibre 38, sin marca visible, matrícula 149011, con
cuatro cartuchos en su interior y una vaina servida, en tanto el coencartado restante -Ghía-,
portaba un revólver, calibre 32, color negro, marca “Doberman”, matrícula Nº 08848, con
vivienda, en tanto el incoado C.F.L.S. procedió a apuntar con el arma en la cabeza al citado
Ponce, al tiempo que le refería “no me mires, date vuelta”, procediendo a trasladarlo hacia
el sector del comedor al cual se hace presente al Sra. N.I.G.R. Mientras ello ocurría, Guía se
Ponce, siendo la misma marca “Cerro”, 150 cc., color verde, dominio 914-EGL. Una vez en
interior la suma de veinte pesos y un MP5; lugar al cual también es ingresada por parte del
el lugar custodiadas por C.F.L.S.- Así, Guía se dirige hacia una habitación ubicada en el
tiempo de ser apuntada por aquel en el sector de la mejilla, le exige que le diga “donde está
la plata”, y al manifestar aquella que no tenía, que llamaría a la policía, es que el mismo se
amarillo con negro, de propiedad de N.I.G.R. Que mientras ello ocurría, el coenrostrado
“todo”, por lo que ésta le da diversos elementos de su propiedad, tales como una cámara
digital marca Lumix, un teléfono celular marca Samsung con tapa deslizable, un Mini Ipod
táctil color negro, una billetera color rojo conteniendo en su interior la suma de trescientos
de julio de dos mil once dictada por la Cámara Quinta Nominación en lo Criminal, fs.
291/315). Segundo hecho: “Con fecha veinticuatro de marzo de dos mil diez,
O. G., es que los mismos ingresaron al domicilio sito en calle Igualdad Nº 2090, de barrio
Alberdi de esta ciudad, contra la voluntad presunta de quien tenía derecho a excluirlo, la
Sra. Susana Díaz, para lo cual se arrojaron desde una tapia que separa el patio de la
vivienda sita en Martínez Remonda Nº 708 (domicilio del imputado Lucas Daniel Vera) y el
patio del domicilio de la Sra Díaz. En dicha ocasión ambos imputados portaban armas de
fuego aptas para el disparo y cargadas, sin tener la debida autorización legal para ello, a
saber: el mencionado C.F.L.S., el arma de fuego tipo revólver, calibre 38, color cromado,
conteniendo cuatro proyectiles calibre 9 mm., sin marca visible Nº serie 149011, la cual
arrojó en el sector de la cocina; en tanto que el coincoado Guía portaba entre sus ropas a la
altura de la cintura, el arma de fuego tipo revólver calibre 32, color negra, marca
número diecinueve de fecha veintidós de julio de dos mil once dictada por la Cámara Quinta
Nominación en lo Criminal, fs. 291/315). Tercer hecho: “Con fecha once de enero de dos mil
once, siendo aproximadamente las dos horas con cincuenta minutos, en oportunidad que
Domingo Eduardo Villarreal, junto a sus hijos Ezequiel Eduardo, Ana Ximena y Yaquelin
Primero Nº 3268, de barrio Alto Alberdi Norte, de esta ciudad de Córdoba, se apersonaron
en el lugar con propósitos furtivos, los imputados M.s E.l S. y C. F. S. -menor imputable de
dieciséis años de edad-, quienes -en recíproca colaboración- tras dar un fuerte puntapié a la
puerta de acceso a la vivienda, provocaron que el pasador que esta tenía como medida de
seguridad se rompiera. En ese mismo instante, uno de ellos manifestó a viva voz: “…esto es
fuertemente la puerta, intentando cerrarla nuevamente mientras forcejeaba con los sujetos
que permanecían del lado de afuera de la vivienda, para luego tomar un palo y trabar la
puerta apoyando uno de sus extremos en el piso y el otro en la puerta, logrando de este modo
que los malvivientes quedaran afuera; inmediatamente, el imputado C. F. S., con total
indiferencia, efectuó con el arma de fuego que portaba (escopeta calibre 16,de unos
cincuenta cm. de largo ), un disparo a través del ventiluz (que posee la puerta de ingreso en
cuerpo de Ezequiel Eduardo Villarreal, quien con motivo del hecho se había levantado de
su cama al escuchar ruidos extraños en la morada, habiendo transitado unos pocos metros
dentro del interior de la vivienda hasta asomarse al sector de la casa destinada a living
comedor -desde donde provenían los ruidos- siendo allí alcanzado por los perdigones del
arma disparada, volviéndose sobre sus pasos nuevamente hacia su cama, lugar éste en el que
cayó tendido y minutos más tarde perdió la vida. Que el shock hipovolémico debido a las
lesiones contusas debido a proyectiles múltiples (escopeta) en cuello, toráx y abdomen, han
de septiembre de dos mil doce dictada por la Cámara Criminal de Octava Nominación,
Tribunal se planteó las siguientes cuestiones a resolver: PRIMERA: ¿Es necesario imponer
responsabilidad penal como coautor del delito de Robo calificado por el empleo de armas
reiterado -tres hechos- (arts. 166 inc. 2º segundo párrafo, 45 y 55 del C.P.), y autor del delito
de Portación ilegal de arma de guerra (art. 189 bis, inc.2º cuarto párrafo del C.P.), por
sentencia número diecinueve, de fecha veintidós de julio de dos mil once, de la Cámara en lo
Criminal de Quinta Nominación, Secretaría Diez (fs. 291/315); y como coautor del delito de
Homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego (arts. 45, 165 y 41 bis del
C.P.), por sentencia número treinta y dos, de fecha catorce de septiembre de dos mil doce, de
II) Los hechos de los que surge la responsabilidad penal han sido transcriptos en el exordio de
contempla el art. 4º de la ley nacional 22.278, ya que el encausado ha superado los dieciocho
años de edad (fs. 128), ha sido declarado penalmente responsable por los delitos cometidos,
como consta en el resultando, y se ha agotado el tiempo del tratamiento tutelar.- Cabe ahora
emergente de las resoluciones referidas y las normas aplicables a los delitos cometidos en la
niñez. Es lo que -como muchas veces hemos dicho- ha previsto la ley nacional 22.278 al
introducir en el proceso judicial para estos delitos la llamada cesura del juicio, esto es la
necesidad penal. Esto así para que medie entre ambos pronunciamientos un tiempo de prueba,
que la ley ha querido denominar tratamiento tutelar, el cual, valorado en su conjunción con
otras pautas que la ley enuncia, tiene luego incidencia en el segundo decisorio con efecto
“Delincuencia y Derecho de menores” (1ra. Ed. Depalma, Bs. As., 1986, 2da. Ed. Depalma,
Bs. As.1995), sea en la jurisprudencia de este Tribunal desde “Gómez, Gabriela Yanina”
nacional 22.278, hoy a luz de la Convención sobre los Derechos del Niño, la ley nacional
insuficientes para alcanzar la finalidad legal.- Con tal objeto se ha incorporado al debate
material probatorio consistente en: a) Documental: copia de sentencia número diez de fecha
veintidós de julio de dos mil once, dictada por la Cámara en lo Criminal Quinta Nominación
(fs. 639/680); copia de la sentencia número treinta y dos de fecha catorce de septiembre de
dos mil doce, dictada por la Cámara en lo Criminal de Octava Nominación (fs. 569/590);
copia de actuaciones por tentativa de evasión (fs. 144/192); copia de actuaciones por captura
tres de fecha veinte de diciembre de dos mil doce, dictado por este Juzgado Penal Juvenil,
por el cual se determinó el tratamiento tutelar de C. F. S. (fs. 625/627), oficios que disponen
capturas (fs.109, 320 y 536), certificación de antecedentes judiciales (fs. 10) y planilla
prontuarial (fs.790); b) Informativa: informes técnicos fs. 14/18/20, 94, 193, 221, 236, 243,
254, 345/346, 516/518, 527, 531, 533, 548, 558, 629/631, 633/634, 688, 698/699, 701/702,
707/709, 714, 745, 765, 769, 797; informes de aprehensión y reinternación (fs. 118, 333,
550), informes de fuga (fs. 95, 533, 535, y 744), informe del registro nacional de reincidencia
(fs. 785); c) Pericial: Pericias psicológicas (fs. 496/499, 774/776).- V) Las pautas de
valoración están explícitas en los extremos previstos por el art. 4º de la ley nacional 22.278
consistentes en: modalidad del hecho, antecedentes, impresión directa y personal y resultado
de las Naciones Unidas, que gozan de tal rango según el art. 75 inc. 22 de la Constitución
Nacional enriquecidas con las proposiciones explícitas previstas en los reglas 5.1 y 17 de la
(Beijing, 1985), y las disposiciones más recientes de la ley nacional 26.061, que integran el
modalidad de los hechos permite apreciar que C. F. S. no ha tenido una presencia ocasional
o esporádica en la delicción sino más bien habitual contra la propiedad ajena, valiéndose de
un proceder violento en que imponía la supremacía del número –ya que se acompañaba de
otros jóvenes para ello- y del uso de armas, con marcada indiferencia hacia sus víctimas como
obraba dispuesto a todo, disparó el arma que esgrimía y dio muerte a una de sus víctimas tan
sólo porque otra contenía la puerta y le impedía entrar a la casa, siendo que esa resistencia no
cuanto a los antecedentes, es muy necesario destacar que C. F. S. no ha sido traído a juicio
por una seguidilla de hechos delictuosos que mereciera una única intervención policial y
judicial. No; su propensión a delinquir contra la propiedad ajena lo sometió más de una vez a
proceso: ya, cuando era inimputable por su edad, se le había atribuido la comisión de hechos
que caían en previsiones legales, de tentativa de robo calificado por escalamiento el dieciséis
de septiembre de dos mil ocho, y de tentativa de robo calificado el veintitrés de junio de dos
mil nueve, actuaciones radicadas en el Juzgado Penal Juvenil de Séptima Nominación (fs. 10).
Después, siendo ya imputable por su edad, vino a proceso en dos momentos: el primero, con
motivo de la secuencia a que se refieren los hechos aquí nominados primero y segundo, lo que
fue motivo de medidas cautelares tendientes a apartarlo de las condiciones que podían estar
terminar imputado como autor de tentativa de evasión el catorce de septiembre de dos mil diez
(fs. 144/192). Y por último, tras el gravísimo episodio, con resultado mortal, en el hecho
nominado tercero, al que arribó pese a que ya las intervenciones judiciales precedentes lo
habían llamado al orden y habían proveído a ese fin, como se dijo.- VIII) Para evaluar el
tratamiento tutelar cumplido en autos, tomamos como punto de partida el relevamiento que se
informativa, en marzo de dos mil diez, dice que para ese entonces C. F. S. trabajaba en la
escasa estimulación recibida. Se encontraba bajo la guarda de una tía materna, Marisa
nombrada y sus hijas Daiana, de diecinueve años de edad, estudiante de martillero público y
Catherine Ibarra, de dieciocho años de edad, quien cursaba quinto año de la escuela
secundaria y trabajaba a su vez en una estación de servicio. La vivienda contaba con espacio y
que el joven tenía buen vínculo con la familia, estaba entusiasmado en continuar sus estudios
en el colegio San Jerónimo de barrio Alberdi de esta ciudad. En ese tiempo, su madre Olga
Fabiana Moreno vivía a pocas cuadras con su abuela materna Mercedes Moreno y trabajaba
como empleada doméstica. Su padre había fallecido en la cárcel mientras cumplía una
condena. Que había estado incorporado a los programas Enraisur y Programa Sol por sus
problemas de adicción, pero no había tenido continuidad (fs.14/18/20).- De todo ello se infiere
recursos para sobreponerse y progresar, a partir de la guarda de su tía, en una familia con
espíritu de superación, recursos que estaba desaprovechando.- Una vez puesto bajo guarda
institucional, en junio de dos mil diez (auto interlocutorio número cuarenta, el tres de junio de
dos mil diez), el joven no presentó dificultades en un principio, por lo que el treinta de junio
de ese mismo año accedió a un permiso experimental para salir al hogar (fs. 94), no
retornando al establecimiento de guarda (fs. 95), por lo que se dispuso su captura (fs. 109).
Fue habido en septiembre de ese año, y devuelto a internación (fs. 118); cuando era trasladado
al Centro de Admisión del Complejo Esperanza, intentó darse a la fuga, siendo aprehendido
tras una persecución (fs. 146/147). Al ser reintegrado al establecimiento, el joven manifestó
establecimiento de internación tras el permiso porque tenía problemas con los adultos de ese
lugar (fs. 193).- En el mes de octubre de dos mil diez comenzaron nuevamente los permisos
de salidas al hogar, que se cumplieron regularmente (fs. 221), con lo que cabía colegir que
había cobrado conciencia en cuanto a lo que de él se esperaba con las medidas dispuestas a su
respecto. Sin embargo, al otorgársele un egreso a prueba por el término de cuarenta días, en
diciembre de dos mil diez (fs. 236), bajo el cuidado de su progenitora, se vinculó nuevamente
con pares de riesgo relacionados con el delito y la droga, corroborado esto por dichos de su
propia madre quien hizo saber que ya no convivía con ella (fs. 243). Luego de reiteradas
citaciones, a las que no respondió, se ordenó su retiro preventivo pero no se pudo ubicar el
Instrucción de Feria ordenó su captura como supuesto coautor del delito de homicidio
agravado, hecho de fecha once de enero de dos mil once (fs. 320). Es lo que explica que en el
mes de marzo S. se presentara ante la Unidad Judicial Homicidios, con intervención de la
Fiscalía Distrito Uno, Turno Dos (fs. 333).- Reintegrado al establecimiento de internación,
fue trasladado para su alojamiento al Instituto Horizontes en el mes de marzo de dos mil once.
Bajo guarda institucional, puso inicialmente de manifiesto buena disposición para el trabajo,
activa participación en los talleres de capacitación, buen comportamiento, trato adecuado con
problemática con drogas (fs. 345/346). Tuvo su oportunidad en cuanto a la instrucción, ya que
durante el tiempo de internación completó el nivel primario y cursó todo el secundario (fs.
517/518).- El veintidós de julio de dos mil once se declaró su responsabilidad penal en los
hechos nominados primero y segundo (fs. 639/680), que llamaba a establecer modalidades de
un régimen de prueba con arreglo al art. 4° de la ley nacional 22.278.- En ese contexto, se
practicó una pericia psicológica en agosto de dos mil once, de la que surge: a) Una
desajustados desde temprana edad, que había sido detenido por primera vez a los quince años,
considerablemente los montos de violencia; ch) Había comenzado a consumir drogas a corta
edad, sin poder sostener tratamiento alguno; d) Su historia vital denotaba que el joven había
crecido en una familia donde la transgresión tenía persistencia, su padre y sus tíos habían
estado detenidos en diversas ocasiones, y había muertes de etiología dudosa; e) El ciclo vital
de la familia estaría atravesada por la ausencia de la figura paterna por extensos períodos, por
privación de libertad primero y luego por la muerte de su padre en la cárcel; f) Su contexto
exposición a la droga o hechos delictivos graves, y destacaban que las huellas de la historia
avanzar en su instrucción, y de adquirir con ello recursos para su integración social, no fue
óbice para que, a partir del mes de junio de dos mil doce, su evolución institucional mostrara
con el personal de seguridad en los traslados, amenazas a los guardias, intervención en peleas
entre los jóvenes internos e intentos de fuga, todo lo cual motivó su traslado al Centro
Socioeducativo Módulo III (ex Pasos de Vida) en el mes de julio de ese mismo año (fs. 533),
y el veintitrés de ese mes (fs. 535) se dio a la fuga previo violentar un candado de la puerta
trasera del edificio, razón por la cual el veinticinco de julio (fs. 536) se ordenó nuevamente su
captura. En el mes de agosto de dos mil doce (fs. 548/550) se presentó ante el Juzgado Penal
coautor responsable del delito de Homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma
de fuego (fs. 569/590), con lo que, con participación del ministerio público fiscal y su defensa,
se fijó el tratamiento tutelar previsto en la normativa vigente (art. 4º, ley nacional 22.278), que
debía cumplirse hasta alcanzar los veintiún años de edad (auto interlocutorio número ciento
tres, del veinte de diciembre de dos mil doce, fs. 625/627). Y aquí empezaba a correr el
tiempo útil para ponderar si había necesidad de pena, objeto del presente pronunciamiento.-
El informe de conducta producido en marzo de dos mil trece (fs. 629/631) registra cronológica
abril de dos mil doce, motín con toma de rehenes, principio de incendio y destrucción parcial
del sector C; el cinco de julio de dos mil doce, rotura de malla metálica del sector C, con fines
intento de evasión al comunicar el traslado al Módulo III; el veinticuatro de julio de dos mil
doce, evasión del Módulo III; el dieciséis de octubre de dos mil doce, personal del área de
de octubre de dos mil doce intento de evasión del area de educación y posterior reingreso; y el
seis de diciembre de dos mil doce, intento de evasión durante acto escolar. Ya dentro del
tratamiento tutelar, y relevante aquí y ahora, el veinte de febrero de dos mil trece, una pelea a
golpes de puño con otro joven; y el primero de marzo de dos mil trece, agresión con
carcelario dado que, habiéndose agotado todas las medidas de contención y recursos con que
contaba la administración para la reeducación del joven, el mismo no se había adaptado a las
normas institucionales, era promotor de conflictos entre sus pares, transgresor en cuanto al
régimen de vida, y no tenía aceptación por parte de la población del instituto, lo cual
comprometía su integridad física (fs. 633/634).- Dado que era legalmente inviable la solución
educacional (fs. 688). En este sentido, mostró significativos avances, cursando el sexto año
del ciclo secundario, para lo cual los docentes concurrían al establecimiento de internación
los días martes y jueves. No tuvo dificultades para el aprendizaje y rendimiento escolar, y
intervinientes. En el mes de agosto de dos mil trece fue trasladado al Centro Socioeducativo
adecuadamente con pares y adultos dentro del establecimiento. También a nivel individual se
para continuar sus estudios en el ámbito universitario. Por todo ello, los profesionales
estimaron que estaban dadas las condiciones para iniciar un proceso de reinserción familiar y
social. En el mes de diciembre de dos mil trece, desde el equipo técnico se realizaron las
durante el mes de enero de dos mil catorce fue apoyado para aprender y manejar materiales de
estudio por parte de una docente dependiente de la SENAF, quien concurrió al centro de
internación pese a estar de vacaciones. A principios del mes de febrero de ese año inició el
714).- Todo ese esfuerzo desplegado para brindarle apoyo al joven sujeto a prueba se
desmoronó cuando, el veintiséis de febrero de dos mil catorce, aprovechando que había sido
llevado al espacio universitario, se sustrajo a la internación, siendo aprehendido el mismo día
por personal policial en barrio Almirante Brown, que cumplía un operativo de saturación,
cuando se conducía en una motocicleta con otro joven de manera peligrosa y cruzando un
semáforo en rojo (fs. 721/740).- La reinternación fue seguida de nuevos desajustes , con una
conducta proclive a traspasar las normas, límites y confianza que logró parcialmente. Con sus
debía comportarse, pero no respondió, llegando incluso a introducir sustancias tóxicas dentro
normas impuestos. Los profesionales aprecian que se trata de un joven con un historial
marcado por un déficit adaptativo institucional y social, y hacen notar un marcado retroceso a
los logros parciales que se pudieron lograr en este último período, fracaso para adaptarse a las
normas sociales, tendencia a perpetrar repetidamente actos que son motivo de sanciones o
deshonestidad indicada por mentir repetidamente o procurar estafar a otros para obtener
institucionales (fs. 745, 765) .- Su acentuada inestabilidad llevó a que en mayo de dos mil
catorce se dispusiera una reevaluación, solicitada por la Dirección del Centro de Asistencia a
(fs. 756). Dado que revestía la condición de familiar directo de una persona afectada por
psicológica realizada por el Equipo Técnico de Niñez y Juventud del Poder Judicial, con el
abuela materna Mercedes Moreno había estado ilegalmente privada de su libertad durante dos
meses en tiempos del último gobierno de facto (1976- 1983), oportunidad en que había dado
a luz una hija la cual fue apropiada y de la que recién se pudo conocer su identidad hacía
social e institucional que el grupo había intentado reparar sin el acompañamiento político
relación del joven S. con su familia, así como también cambios conductuales, implementando
procesos reflexivos frente a situaciones que le venían generando cierta tensión emocional.
que se debía seguir trabajando en espacios específicos a fin de obtener mayores logros, que el
joven pudiese dimensionar de algún modo los alcances de su accionar, así como también el
impacto que éste tenía en terceras personas una vez ejecutados (fs. 774/776).- En los últimos
(fs. 765, 769), procurando autojustificar su comportamiento y brindar una imagen positiva de
sí mismo, y se advierte un cambio positivo en general (fs. 797), aunque incipiente. Participa
abrazó un estilo de vida antisocial, en circunstancias que lo promovían pero que también le
dieron oportunidad para sobreponerse, y que bajo fuertes estímulos institucionales para
modificar actitudes y hábitos de ilicitud, no ha dado una respuesta efectiva y estable al cabo de
años de intervención pública y con aplicación de todos los recursos disponibles en nuestro
Con relación a la modalidad de los hechos, sostiene que quien adoptó mayor protagonismo
criminal en las circunstancias fácticas de los mismos fue el encausado C. F. S.. Asimismo,
mismos. En cuanto al resultado del tratamiento tutelar, luego de considerar detalladamente los
informes institucionales, refiere que nunca aceptó las pautas y normas institucionales,
reflexión autocrítica. Resalta que cada vez que se articuló alguna acción en pos de su
reinserción social, las mismas resultaron infructuosas y destinadas al fracaso por la propia
conducta del encausado, quien no ha logrado internalizar las consecuencias de sus actos, ni
responsabilizarse por ellos. Dice que, luego de valorar en conjunto los extremos legales del
art. 4º de la ley nacional 22.278, se impone la necesidad de una pena en el caso concreto, y
teniendo en cuenta el monto de las penas de cada uno de los delitos cometidos, habiendo
tomado sólo en cuenta la escala penal prevista para la tentativa en cada uno de ellos, con
de quince años y dos meses de prisión.- XI) Por su parte, la defensa oficial solicita que se dé
por compurgada la pena con el tiempo de privación de libertad que lleva cumplido el
encausado S. a título cautelar , y que ya supera los cuatro años de prisión, evitándole así el
ingreso en el régimen penitenciario. Funda su pretensión en el principio de mínima suficiencia
y en la normativa internacional vigente de los derechos del niño, que entiende no ha tenido
presente el ministerio fiscal al estimar la condena que pretende. Con respecto al resultado del
tratamiento tutelar, entre otras consideraciones, sostuvo que se debe tener en cuenta los
efectos negativos del encierro y que no recibió la asistencia psicológica adecuada. Por otra
parte, sostuvo que la respuesta punitiva debe ser inferior a la de los mayores de edad,
terminó los estudios primarios y secundarios, y sostuvo la importancia que tiene que el joven
agradece el acompañamiento de su familia y personas que lo apoyan, pide disculpas por los
errores que ha cometido, manifiesta que está arrepentido y solicita una oportunidad para
rehacer su vida.- XIII) El Ministerio Público Fiscal y la defensa oficial han coincidido en la
para dejar respondida la cuestión que se trata, pero no es así ya que ambas partes podrían estar
errando sobre el punto, por lo que no exime al juzgador de pronunciarse haciendo explícitos
sus fundamentos. He hablado de las modalidades y los antecedentes que lucen en el obrar
delictuoso de C. F. S., los que resultan más que suficientes per se para sustentar la
transcurrido desde que se perpetraran los hechos de la causa, extenso y exhaustivo en cuanto
al fin que le asigna la ley nacional 22.278, no ha sido aprovechado por el encausado para
adquirir y consolidar, de manera inequívoca, el respeto por los derechos humanos y las
constructiva en la sociedad (art. 40 in principio, Convención sobre los Derechos del Niño), lo
que recién –al cabo de tantos años- estaría en ciernes según la última pericia realizada.- C. F.
obstante que el tratamiento tutelar se ha desarrollado dentro de las posibilidades que brinda el
sistema institucional con que cuenta la Provincia, debiéndose destacar el esfuerzo aplicado en
infructuoso al cabo cuando -como en el caso que nos ocupa- falta la docilidad del educando,
conjugados los parámetros previstos en el art. 4° de la ley nacional antes citada, la respuesta
penal se impone. Por un lado, porque la potestad punitiva del Estado -cuya legitimidad goza
derechos fundamentales. Y por otro lado, porque la alternativa a la pena que ofrece el
régimen penal de la minoridad cede si ésta deviene necesaria, lo que sucede cuando la
erige entonces como el medio inevitable en que el reproche se expresa para satisfacer una
imputación objetiva en el Derecho Penal, Ed. Civitas, Madrid, 1996, pág. 61).- XV) Ante la
necesidad de imponer pena al encausado, debo hacerlo como medida que, a la vez que exprese
el reproche social subsistente, procure in extremis su corrección e integración social, sea por la
conminación que surge de la misma imposición, sea por la modalidad de ejecución. En esa
dirección, la especie de pena aplicable a los delitos cometidos por C. F. S. es la de prisión.
Para cuantificarla, debo atender en primer término a la posición del Ministerio Público Fiscal,
que solicitó se le imponga la pena de quince años y dos meses de prisión. Y digo que debo
atender a ello por fija un límite a la potestad punitiva dentro de la escala legal para el concurso
material (art. 55 del cód. Penal), que en el caso que me ocupa iría desde un mínimo de trece
años y ocho meses de prisión hasta un máximo de cincuenta años de prisión.- XVI) A fin de
individualizarla, tengo en cuenta en primer término que, tal como lo recuerda la Corte
es, en abstracto, inferior a la del adulto, razón por la cual la regla a aplicar debe ser la de
atenuación de de pena que autoriza el art. 4º de la ley nacional 22.278, y que, de acuerdo a los
arts. 42 y 44 del Código penal, lleva la escala aplicable que va desde un mínimo de ocho
años, diez meses y veinte días de prisión a un máximo de treinta y tres años y cuatro meses de
prisión. En segundo término, que las normas fundamentales a la luz de las cuales hay que
aplicar la citada ley nacional 22.278 exigen que esa individualización responda a principios
atender a las previsiones que hacen los arts. 40 y 41 del Código Penal. En tal sentido, debo
los que ponen de manifiesto que C. F. S. desenvolvía una conducta transgresora de gravedad,
ofensivo mediante el empleo de armas de fuego que utilizó para reducir a la víctimas, y que
dispuesto a todo no trepidó en usar la que esgrimía para imponer su voluntad de rapiña,
poniendo fin a una joven vida plena de posibilidades ya que Ezequiel Villarreal contaba recién
en guarda junto a su tía, en una familia con vocación de estudio y de trabajo, pero no lo supo
apreciar, desertó de ella y se lió con pares de riesgo, todo lo cual obstó a su socialización y
mínima suficiencia (arts. 37 y 40 Convención sobre los Derechos del Niño) como igualmente
la mínima suficiencia que exige el art. 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño, me
llevan a estimar justa la pena de nueve años y seis meses de prisión, con adicionales de ley
(art. 12 del Código Penal).- Para ello, tomo también en consideración la responsabilidad que
atañe a los jueces en cuanto a los resultados de sus sentencias, y que la Corte Suprema
nacional recuerda en sus pronunciamientos (ver Augusto M. Morello, “La Justicia, de frente a
la realidad”, Ed. Rubinzal Culzoni, Bs.As., 2002), pues esa incipiente recuperación que
insinúa el joven incoado puede encontrar oportunidad propicia para desenvolverse en el afuera
–lo que pide en su alegato la defensa- durante la etapa de prueba que se abre al cumplir la
mitad de su condena, para lo cual restan pocos meses en este caso, si pone especial cuidado en
satisfacer los requisitos que prevén las normas penitenciarias para acceder al beneficio.- Dejo
defensa oficial Ana María Las Heras por la labor desarrollada en esta etapa conclusiva y, en
mérito a la cuantía del asunto, el resultado obtenido y demás pautas legales de mensuración,
estimo justo fijarlos en la suma equivalente a veinticinco (25) jus, con destino al Fondo
Especial del Poder Judicial (arts. 24, 31, 36, 39, 69, 88, 90 y ccs. de la ley pcial. 9.459, y art.
34 de la ley pcial. 7.982, y art. 2 de la ley pcial. 8.002).- II) También corresponde regular los
Fernanda Machado, por la labor desarrollada en esta etapa conclusiva, y, en mérito a las
pautas de mensuración vigentes, las aprecio en la suma equivalente a veinte jus para cada una,
con destino al Fondo Especial para el Poder Judicial (arts. 31,36,39,49,69, 81 y cts.. de la ley
pcial. 9.459 y 1º de la ley pcial. 8.002).- III) Cabe imponer costas al encausado C. F. S. en
esta etapa procesal en atención al pronunciamiento que recae, arts. 550, 551 y cctes del
Código Procesal Penal.- Doy así por satisfecho el punto.- Por todo ello; RESUELVO: I)
responsable del delito de Robo calificado por el empleo de armas reiterado -tres hechos- en
concurso real, en los términos previstos por los arts. 166 inc. 2do, segundo párrafo, 45 y 55
del Código Penal, y autor del delito de Portación ilegal de arma de guerra (art. 189 bis, inc.2º,
4to párrafo del C.P.), todo en concurso real (art. 55 del CP); y autor del delito de Homicidio
en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego, en los términos de los arts. 45, 165
y 41 bis del Código Penal, todo en concurso real.- II) Imponer al nombrado para su
tratamiento penitenciario la pena de nueve años y seis meses de prisión, más adicionales de
ley y costas (art. 12, 41 42 y 44 de demás ccts. del Código Penal, arts. 4, 8 y demás
concordantes de la ley nacional 22.278, arts. 37, 40 y ccts. de la Convención sobre los
Derechos del Niño; art. 105 de la Ley Provincial 9.944, y arts. 412, 551 y cts. del Código
Procesal Penal).- III) Regular los honorarios profesionales de la defensora oficial Ana María
Las Heras, por la labor desarrollada en su carácter de defensora en esta etapa, en la suma
equivalente a veinticinco (25) jus, con destino al Fondo Especial para el Poder Judicial (art.
25, 36, 39, 90 y cts.. de la ley pcial. 9.459; art. 34 de la ley pcial. 7.982 y 1º de la ley pcial.
8.002).- IV) Regular los honorarios profesionales de las peritos oficiales Licenciadas Stella
M. Depasquale y Andrea Fernanda Machado, en la suma equivalente a veinte jus cada una,
con destino al Fondo Especial para el Poder Judicial (arts. 31, 36, 39, 49, 69, 81 y cts. de la
ley pcial. 9.459 y 1º de la ley pcial. 8.002).- V) Corresponde imponer costas en esta etapa
procesal en atención al pronunciamiento que recae, arts. 550, 551 y cctes. del Código Procesal