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ÁFRICA

El hambre, la catástrofe más mortal y evitable


de la humanidad
En la última hambruna de Somalia murió casi el equivalente a la
población de Armenia, Quindío.

Más de 6 millones de personas se enfrentan a inseguridad alimentaria aguda en


Somalia, requiriendo asistencia humanitaria urgente, pues de lo contrario se
podría repetir la hambruna ocurrida en este país del Cuerno de África en
2011 cuando murieron más de 250.000 personas, casi el equivalente a la
población total de la ciudad de Armenia (Quindío).

“La gravedad de la situación en Somalia depende de dos factores: natural y


político. En contra de la naturaleza no hay nada que hacer, pero en cuanto a lo
político, la realidad es que el país lleva más de 26 años sin una autoridad central
real, además, el accionar de grupos islámicos insurgentes como Al- Shabab
incrementan los casos de hambruna en la población”, aseguró a ELTIEMPO.COM
Monseñor Giorgio Bertini, presidente en Somalia de la organización humanitaria
Caritas. Aunque Somalia es uno de los países más afectados por la sequía de
este año, no es el único. Sudán del sur, Yemen y Nigeria también se encuentran
en riesgo de hambruna. Según un informe de la ONU y la Unión Europea, la
combinación de precios récord, conflictos y condiciones climáticas
extremas aumentaron el número de personas afectadas por el hambre en el
mundo, hasta los 108 millones en 2016.

“Muchas de las tribus somalíes son pastores, por lo que cuando el agua se
seca en un lugar se mueven a otro. Este movimiento de personas también
dificulta que los grupos humanitarios respondan adecuadamente”, afirmó en
diálogo con este diario Lane Bunkers, representante de la organización Catholic
Relief Services en Somalia y Kenia. Además, en este país muchas tribus
minoritarias son estigmatizadas por las tribus mayoritarias, quienes son las que
terminan recibiendo la mayor parte de la ayuda humanitaria. Sumado a lo
anterior, las zonas más castigadas por la escasez de agua están controladas
por el grupo yihadista Al Shabab, que impide en muchos casos el acceso a las
poblaciones más necesitadas. La escasez de agua ha incrementado también
los casos de cólera en el país, pues la población termina bebiendo agua no apta
para el consumo humano. El Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) alertó
que los casos de cólera y de enfermedades diarreicas agudas detectadas en
Somalia durante los primeros meses de 2017 se elevan a más de 20.000, una
cifra que supera los 15.600 contabilizados en todo el año pasado. Estos casos
ponen en evidencia el alto riesgo, en especial para los menores, pues de los más
de 250.000 muertos que dejó la crisis humanitaria del 2011, al menos 130.000
eran niños, quienes son más propensos a contraer enfermedades como cólera y
sarampión. Unicef hace un llamado para aumentar la financiación para sus
operaciones en Somalia hasta 147 millones de dólares, de los cuales se ha
recibido el 46 % de lo solicitado.

“Se debe controlar la ayuda internacional que debe ir realmente a la gente necesitada.”

“La lección principal de lo que pasó hace seis años fue que la alerta
temprana no se tradujo en acción temprana, y aún hoy, con las medidas que
se están tomando, miles de personas se encuentran en riesgo de morir por
hambre”, le dijo a ELTIEMPO.COM Feargal O’Connell, director regional para el
Cuerno de África de la ONG irlandesa Concern Worldwide.

Asimismo, más de 3.000 personas al día se ven obligadas a abandonar sus


hogares en busca de agua y alimentos, en lo que ya es el mayor
desplazamiento desde la hambruna de 2011, según datos del Consejo Noruego
para los Refugiados (NRC)

“Somalia necesita una paz verdadera para lograr un progreso real, que los niños
puedan ir a la escuela y la gente puede acceder a la atención médica y los
servicios sin riesgo de conflicto y violencia. Se debe invertir en proyectos a
largo plazo que requieren inversiones considerables y que no se trate
únicamente de ayudar en momentos de crisis humanitarias”, afirma
O’Connell.
Sin duda para resolver estos problemas estructurales se debe erradicar primero
el hambre, pues como lo aseguró el periodista polaco Ryszard Kapuściński en
una entrevista al periodista y escritor Martín Caparros: “La pobreza no es sólo
material: es también social y psicológica. El pobre no lucha, porque para luchar
por algo se necesita poder imaginarse un objetivo, un futuro mejor. Y el que tiene
hambre no tiene tiempo ni ánimo para imaginar nada que no sea como pasar
el día de hoy, de dónde sacar la próxima comida.”

Finalmente, para Bertini, la comunidad internacional que actúa en Somalia debe


tener como prioridad al pueblo somalí y no sus intereses particulares. “Se debe
controlar la ayuda internacional que debe ir realmente a la gente
necesitada; y por supuesto, también es necesario reajustar el tipo de economía,
el pastoreo nómada no debe seguir siendo la base de su economía: se debe
explotar mejor la agricultura, la pesca y el turismo”.

En días pasados, usuarios de redes sociales en el mundo lanzaron una campaña


pidiendo a Turkish Airlines (la única aerolínea que viaja a Mogadiscio, capital de
Somalia) ayudar enviando provisiones a las personas en este país que están en
riesgo de hambruna, con el hashtag #TurkishAirlinesHelpSomalia. La aerolínea
se comprometió a transportar 200 toneladas de ayuda a lo largo de seis meses.

Organizaciones como Caritas, Concern Worldwide, Catholic Relief Services,


el Programa Mundial de Alimentos, entre otros, tienen su página habilitada para
hacer donaciones desde cualquier parte del mundo.

Diana Rincón Henao

ELTIEMPO.COM

Fuente: http://www.eltiempo.com/amp/mundo/africa/crisis-por-desnutricion-y-hambruna-
en-somalia-81228

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