Me consultan por un niño de 3 años recién cumplidos al que
una psicóloga le tomó tests para una evaluación "neuropsicológica". En el informe dice: "No logra permanecer solo en la sala, cuando se intenta persuadirlo de que permanezca solo llora o pega." Primera cuestión que se plantea y que vengo reiterando: ¿por qué un niño pequeño debería poder quedarse a solas con una persona desconocida? ¿Por qué el que pida que su mamá entre con él es un problema? ¿No sería más bien una muestra de reconocimiento de la diferencia entre familiar y extraño, es decir, la manifestación de una adquisición importante? Es algo que vengo escuchando reiteradamente: niños muy pequeños a los que se fuerza a entrar solos al consultorio y se evalúa negativamente el que no quieran hacerlo. ¿Los pensarán como robots, sin temores ni angustias, máquinas que deben obedecer a las órdenes de otros? A partir de allí, es claro que el niño no responde a las consignas, en gran medida porque está enojado y porque ese adulto no es confiable. El informe sigue: "El nivel de juego está por debajo de lo esperado para la edad cronológica.... no logra armar juego simbólico... el juego es de tipo paralelo. Lo esperable para la edad cronológica es que se encuentre juego simbólico." ¿Con qué sostén teórico alguien puede afirmar que a los tres años "debe" haber juego simbólico? ¿Cómo evaluar el juego de un niño al que se ha contrariado? ¿por qué no podría a esa edad hacer juego paralelo? Sigue: "Realiza garabato controlado, no logrando copiar figuras como círculo o línea. No ha desarrollado aún dibujo de la figura humana, no realizando "célula" ni agregando componentes al garabato (ojos)." De nuevo, una suposición errónea: pensar que un niño de tres años "debe" dibujar figura humana y que tiene que copiar figuras. Ningún niño chiquito acata consignas como si fuera un soldado. Suponer que obedecen todo lo que se les pide es no tener idea del modo en que va estructurando un niño. No saber, por ejemplo, que todo niño se opone a gran parte de lo que le proponen porque necesita diferenciarse y preservar su yo como autónomo frente a la irrupción de los otros. Por otra parte, esa famosa "célula" que no dibujó en esas entrevistas la dibujó, sin que nadie se la pidiera, en el pizarrón de mi consultorio, así como encastró sin ninguna dificultad e imitó a un león. Un niño con dificultades pero con muchísimas posibilidades... un niño al que habrá que acompañar, pero que es muy comunicativo (casi no habla pero se hace entender con gestos), que muestra su alegría y su enojo, que es muy curioso y cariñoso, que busca jugar con otros... Un niño al que se le quiere robar la infancia tomándole tests que implican un desconocimiento absoluto de la estructuración psíquica. Un niño que necesita que lo ayudemos a construirse como sujeto, que lo sostengamos para que él pueda organizarse, que quiere jugar y recibir mimos y palabras. Pero parece que están los que desconociendo los avatares de los primeros años de la vida, desestimando la historia, pueden avasallar a niños y a padres y diagnosticar retrasos guiándose por escalas absurdas y falaces. Y esto es un problema grave, porque muchos niños quedan a merced de estos supuestos "diagnósticos" que no solo no bucean en las determinaciones sino que los desconocen como sujetos que expresan su sufrimiento. Sería importante que en lugar de compararlos con escalas que no tienen en cuenta la variabilidad de las adquisiciones en la infancia y de intentar domesticarlos para que obedezcan órdenes, pudiésemos intervenir para que puedan expresar cada vez más sus amores y odios, para que puedan ir ligándose a otros e ir armando recorridos novedosos en sus propios tiempos.