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IslasEspañol Julio 2007 8/18/07 3:24 PM Página 42

Razas, castas e
Testimonios

intocabilidad:
Lecciones de la India
Dr. Laurence A. Glasco
Profesor Asociado. Universidad de Pittsburgh

You can’t touch that! [¡No puedes tocar eso!]


M.C. Hammer

a India difiere de los Estados Unidos

L
Viajé con un grupo de veinte estudian-
de muchas maneras. Sin embargo, tris- tes, más o menos, a Madrás (hoy realmente
te pero significativamente, ambos paí- Chennai), a las oficinas del Dalit Liberation
ses tienen algo en común. En la India, como Education Trust (DLET). Dalit, que signifi-
en Estados Unidos, las divisiones existentes ca oprimido o “por el suelo”, es el término
son más estrictas y van más allá que las basa- que más usan los intocables para referirse a sí
das sólo en clase, religión o cultura. mismos, o sea, se han apropiado del término.
Claro está que en los Estados Unidos la DLET trabaja con los hijos de los dalits ayu-
división se basa en lo racial, mientras que en dándolos a ajustarse a la vida citadina, a con-
la India no se basa en diferencia física o racial seguir instrucción y a nutrir su autoestima.
alguna. En el sistema de castas está rígida- Recibe apoyo monetario de Bread for the
mente dividida la gente, según su rango, esta- World [Pan para el Mundo], una organiza-
tus y oficio, desde los brahmanes, la casta más ción alemana caritativa y católica, y de otro
alta, hasta los intocables, la más baja. En mi grupo estadounidense, Codel, que trabaja
condición de historiador de lo afroamericano específicamente con mujeres.
en Estados Unidos, sentía mucha curiosidad Fue ahí a donde nos fue a encontrar
por conocer a y hablar con hindúes de varias Henry Thiagaraj, líder y portavoz de DLET.
castas, sobre todo con los de la casta más baja Nos brindó información muy útil sobre la
–los llamados intocables. situación de los intocables, y sus esfuerzos
Visité la India en 1993, auspiciado por por mejorarla. Además, nos contó que los
el Semester at Sea, programa educacional que intocables habían tenido varios nombres —
envía a estudiantes y docentes alrededor del los británicos los llamaban las “castas pro-
mundo, vía marítima. Dicho programa orga- gramadas”; Gandhi los llamaba los “hari-
nizó una visita, con una noche de estancia, en jans”o “hijos de Dios”; y en la actualidad los
un pueblo de intocables. Resultó una de mis llaman dalits, o gente “oprimida”. Se consi-
más memorables experiencias. dera que casi un 15 por ciento de la pobla-

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ción de la India es oficialmente dalit, pero Según Thiagaraj, los brahmanes aún
DLET cree que la cifra es más alta, alrededor controlan la política del país y mucha de la
de un veinte por ciento en total. Esto signifi- tensión política (además de las tensiones a
ca que hay entre 150 y 200 millones de perso- causa de las diferencias religiosas y lingüísti-
nas con clasificación oficial de intocables. cas) se debe a que los dalits están pidiendo
El doctor B. R. Ambedkar, un hombre de mayor poder político para las castas más
origen dalit pero instruido en la India, bajas –no sólo para los intocables.
Inglaterra y Estados Unidos, fue el indiscuti- El origen de la intocabilidad está en el
ble héroe de los intocables. En la década de hinduismo, religión que divide a la gente en
1930, fundó un movimiento a favor de los cuatro castas: los brahmanes, los guerreros,
derechos de los intocables. Ambedkar difirió los comerciantes y los obreros (granjeros y
de forma fundamental con Gandhi en cuanto artesanos). Los dalits están aún más abajo que
a cómo abordar el problema. Para acabar con las cuatro castas antes mencionadas. Nadie
la discriminación, Gandhi quería apelar al sabe a ciencia cierta quiénes fueron los ante-
espíritu bondadoso y justiciero de las castas pasados de los intocables, pero muchos dalits
hindúes más altas. Por el contrario, creen que descienden de los dravidios, el pue-
Ambedkar quería que los intocables se orga- blo originalmente aborigen de la India que
nizaran y desarrollaran una campaña política fue conquistado y esclavizado por los invaso-
para conseguir sus derechos. Cedió al progra- res arios del norte. No difieren físicamente los
ma de Gandhi, por fin, y ayudó a escribir la dalits de los hindúes de casta más alta, enton-
constitución para la independencia de la ces realmente no existe “justificación” racial
India. Fue en esa constitución, que entró en por el sistema de castas vigente. Sin embargo,
vigor con la independencia hindú, en 1948, aun conociendo la discriminación racial en
que se proscribió la discriminación por castas. Estados Unidos, una visita a la India es sor-
A pesar de las leyes y la constitución, en prendente por las similitudes entre el trato de
las zonas rurales, donde vive el 70 por ciento de los dalits y el de los afroamericanos.
los hindúes, sigue habiendo una discrimina- Thiagaraj nos explicó por qué es difícil
ción feroz contra las castas más bajas: la situa- para los dalits escapar a su situación. Por
ción mejora en las grandes ciudades. Los dalits ejemplo, no es tan fácil como simplemente
siguen siendo los ciudadanos más pobres de la dejar el campo y mudarse a la ciudad, hacién-
India, país donde, ciertamente, hay mucha dose pasar por personas de casta más alta, o
pobreza. Muchos dalits siguen ocupando los cambiarse de religión. Primeramente, cuan-
peores empleos —barrer calles, cargar basura, do los dalits llegan a las ciudades, la gente les
lavar inodoros, encargarse de las vacas muer- pregunta de dónde son, o sobre su pueblo
tas, y trabajos agrícolas y urbanos mal paga- natal, para después averiguar a qué casta per-
dos. El gobierno tiene cuotas fijas y los dalits tenecen. Segundo, muchos dalits tienen nom-
reciben un por ciento de representación políti- bres humillantes que los delatan, como
ca, de empleos en el servicio civil y de acceso a Karuppan y Kuppan, que significan “negro”
educación universitaria proporcional a su y “basura”. Tercero, los que se convierten a la
número estadístico. No obstante, a pesar de cristiandad o al budismo son mirados como
estas cuotas, siguen con poca educación y míni- miembros “falsos”de la fe y conversos intoca-
ma representación en los niveles más altos del bles. Finalmente, para colmo, si tratan de
servicio civil hindú. dejar de ser dalits entonces ya no pueden reci-

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bir los beneficios que los programas guberna- Históricamente, las luchas dalits han
mentales les ofrecen. Al faltarles preparación, recibido poca atención positiva en la prensa.
la mayoría no habla inglés. El hindú y el Los medios, por ejemplo, casi no denuncia-
inglés son los dos idiomas oficiales del ban la violencia con que los hindúes de casta
gobierno central de la India, pero existen 22 los trataban. Pero hace unos años que se le
lenguas con estatus oficial. Además, hay otras está dando mucha más atención a tal violen-
1,683 lenguas “maternas” (aborígenes). De cia, incluso con la inclusión de imágenes.
los más de mil millones de habitantes de la Le pregunté a Thiagaraj si había apoyo
India, sólo entre 20 y 25 millones hablan por parte de la sociedad de casta superior
inglés. para una mejoría en la situación de los dalits,
Además de tener limitaciones lingüísticas, como pasó en los Estados Unidos con el
muchos dalits sufren de un complejo de inferio- movimiento de los derechos civiles, que habí-
ridad. Su falta de resolución también les impi- an apoyado estudiantes y liberales blancos.
de una exitosa integración con la gente de las Me replicó que estaba intentando fomentar
castas más altas. Están mal preparados, en esa cooperación inter casta, pero que había
parte porque sus familias no ven por qué deben poco interés en ella. Por añadidura, los dalits
sacrificar el poco sueldo que ganan sus hijos, frecuentemente sospechan de los motivos de
que son agricultores y hacen los trabajos peor los que los querían ayudar.
retribuidos del país, a cambio de instrucción. Finalmente, Thiagaraj nos dio alguna
Además, permanecen segregados de las castas información de trasfondo sobre la cultura
superiores: están obligados a vivir en caseríos dalit. Aunque esté basada en el hinduismo, no
ubicados aproximadamente a 1,600 metros de es igual al hinduismo “oficial” o tradicional
los pueblos de casta superior. También, en las que se encuentra en escritos clásicos como los
colonias dalits no hay escuelas, entonces sus Veda. La versión de la religión dalit incluye a
hijos tienen que caminar hasta los pueblos de dioses locales, de sus pueblos. Tampoco opri-
las castas superiores, donde sí las hay. Ello me a las mujeres, como el hinduismo tradi-
constituye una desventaja física y sicológica. cional. Enfatiza la importancia de lo que se
Los que perseveran, lo hacen a pesar de las podría llamar “cultos femeninos”. Los escri-
bajas expectativas. tos clásicos tradicionales, como el Manu de la
A Thiagaraj le decían que no podía ley hindú, ordenan que las mujeres se subor-
aprender porque era dalit, pero en vez de dinen a los hombres. Son estas circunstancias
aceptarlo, lo tomó como reto. A través de las que provocan que los hombres hindúes de
DLET, se ocupa de alentar a los líderes dalits casta superior consideren aceptable violar a
para que tengan más auto confianza y sean mujeres dalits. Es un gran problema en la
más enérgicos y firmes. Así, fue un logro para India.
él conseguir que todos los empleados de
DLET (todos dalits) se nos presentaran en En contacto con los dalits
inglés cuando llegamos (sabían inglés porque
estaban más o menos preparados). Por su Después de hablar con Thiagaraj, parti-
actitud sumisa, nos dimos cuenta de la pena cipamos en una ceremonia de preparación
que sintieron en nuestra presencia. Nos mental y emocional para entender mejor las
hablaron en voz muy baja y suave, por ejem- experiencias venideras. El piso de la asamblea
plo, y a veces nos costaba entenderlos. DLET estaba decorado con polvos colorea-

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Baile al ritmo de un tambor paria, en un pueblo dalit


dos, de forma muy elaborada. Habíamos sequía era más que evidente, pero vimos férti-
visto ese mismo patrón por toda la ciudad: les arrozales todavía inundados. Las vistas
era un diseño de bienvenida. Los dalits empe- eran como de documentales de viaje: chicos
zaron a encender las velas que estaban en felices bañándose en charcos de agua proba-
medio del diseño, en el piso. A nosotros tam- blemente estancada, donde bebían los búfalos
bién nos entregaron una pequeña cerámica y, probablemente, defecaban; mujeres con
con aceite, y una mecha. Uno por uno debía- torres de vasijas en las cabezas; búfalos blan-
mos dar un paso adelante y encender nuestras cos de la India, con cuernos pintados de azul,
mechas. Estando de pie en ese círculo, medi- rojo, verde o amarillo, con campanitas
tamos en silencio. Todo el que quisiera podía sonándoles en las puntas. Iban tirando de
expresar en voz alta una idea. Fue un momen- carretas llenas de paja.
to realmente inolvidable. Se estableció una Cuando llegamos, el guía (un empleado
conexión entre nosotros y los dalits, aun de DLET) nos instó a que contempláramos el
antes de partir para su pueblo. paisaje y al caserío dalit desde la cima de una
Después de la ceremonia, salimos a colina, donde la vista era inmejorable. Vimos
comer a un hotel local. Luego tomamos va- arrozales, el cercano pueblo de casta superior
rios taxis en dirección a su poblado, Vippedu, y su camino, y el caserío dalit, a más o menos
justo al sur de Madrás, cerca de la costa y de 1,600 metros del pueblo mencionado (tienen
Chengalpattu y Tirukkalukkundram. La que estar a esa distancia o más). Nos parecie-

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ron iguales las dos colonias, pero el guía nos lar, dándonos así la bienvenida. Al bajar a la
explicó que la única forma en que el asenta- calle, cada diez o veinte metros paraban para
miento dalit recibía agua era usando la que prender otras pequeñas fogatas y calentar de
sobraba en el otro. nuevo sus tambores, para poder seguir bai-
No era en ese pueblo que nos ofrecerían lando. Nos invitaron a bailar y varias alum-
alojamiento, así que continuamos camino. Al nas lo hicieron, para felicidad de todos.
pasar por diferentes poblados, vimos que la Realmente, creo que lo que querían era que
gente se agitaba al vernos y salían a sus por- bailaran nuestros chicos (sólo había dos).
tales: los niños y adultos nos saludaban. La Nos dimos cuenta claramente que el baile
mayoría de las casas era de mampostería, público era privilegio de los hombres, porque
aunque también había algunas de barro y ninguna de las mujeres dalits bailó. Cuando
guano. La mayoría también tenía tejado de bailaron nuestras chicas, pudieron arrastrar
azulejos, y un pórtico delantero con tejado de con ellas a algunos chicos dalits, pero las chi-
guano. No vi muchos animales, además de cas dalits siempre se negaron.
reses —unas cuantas gallinas, algunas Mientras tanto, se juntaron todos los
cabras, pero no cerdos. Tampoco vi siembras aldeanos a sonreírnos y hablarnos. No era
de verduras o frutales, aunque sí había algu- posible emprender una conversación con
nas palmas y cocoteros. El entusiasmo de los ellos porque no hablaban inglés, y tampoco
residentes me hizo pensar que tal vez nuestra hablábamos su idioma. Los niños deseaban
visita a los dalits podía provocar celos entre tocarnos y pronunciaron las pocas frases en
los paisanos de casta más alta. Luego supe inglés que conocían: “Hello. How are you?
por otro grupo que habían regado espinas What’s your name?”.
por el camino, lo cual hubiera pinchado las La gente nos invitó a sus patios para
llantas de nuestros taxis al siguiente día. enseñarnos cómo vivían, con su cabra o su
Llegamos al pueblo a las cuatro de la vaca atadas al fondo de la casa. Querían que
tarde, más o menos: fue increíble la recepción viéramos las cocinas de barro en las que coci-
que nos dieron. Se acercó a nosotros un naban, que entráramos a sus humildes cho-
grupo de mujeres para ponernos coronas de zas. Nos dieron una bienvenida muy cálida.
jazmines blancos. Otras mujeres se acercaron La mitad de las casas eran de ladrillo
con cazos llenos de tinte rojo, dando tres o con acabado de estuco. Otro tercio era de
cuatro vueltas en ambas direcciones y luego barro con techo de guano. Típicamente, las
poniéndonos, a cada uno, una pintita roja en paredes medían unos 152 centímetros de
la frente. Luego llegaron los cazos de tinte altura. El techo era muy empinado y medía
amarillo (sándalo), con los cuales nos pinta- más o menos tres metros en su punto más
ron rayas horizontales en las mejillas y la alto.
parte delantera del cuello. Tuvimos que agachar la cabeza para
En medio del único camino que había entrar, pero ya en el interior nos enderezamos
—que era de tierra— unos hombres hicieron cómodamente. Entramos a una sala central
una pequeña pila con hojas y ramillas. que medía menos de dos metros; la casa tenía
Pasaron sus tambores por el fuego que pren- un ancho de casi 3.6 metros. El pasillo cen-
dieron en ella, para calentarlos. Parecían tral pasaba hasta el traspatio y a cada lado
grandes panderetas sin sonajas. Entonces del pasillo había un pequeño cuarto, proba-
empezaron a batirlos con entusiasmo, y a bai- blemente para dormir o para almacenaje.

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ple y solitaria. Regresamos a ella después de


estar en otro pueblo dalit, donde recibimos
idéntica bienvenida. En la iglesia descarga-
mos nuestras provisiones y pasamos la noche.
Nos sentamos en el piso para comernos nues-
tros almuerzos. Con ojitos curiosos, cientos
de niños nos miraban por las ventanas.
Mientras, otro grupo de estudiantes que
había estado en otro pueblo vino a estar con
nosotros. Nos informaron que el primer pue-
blo quería montarnos un espectáculo.
Calle principal de un pueblo dalit Regresamos con ellos para escuchar más tam-
bores y canciones interpretadas por solistas.
Eran pocas las casas que tenían paredes Más tarde representaron piezas teatrales que
de guano y techos de paja, y eran bastante habían aprendido en el DLET: se enfocaban
más pequeñas que las demás. Parecían tener en problemas de cortejo, del matrimonio y las
un solo un cuarto. La cocina se encontraba en mujeres. Eran como sátiras de las “malas”
el traspatio y era de barro, con dos pequeñas costumbres, y provocaron mucha risa entre el
aberturas al frente, donde se echaba la leña, público. Nuestro grupo les cantó varias can-
más dos hoyos redondos arriba, donde se ciones, desde el himno nacional de Estados
ponían las cazuelas a cocinar. Arroz integral Unidos, el Star Spangled Banner, hasta I’ve
era lo que más preparaban en ellas. Sólo vi Been Working on the Railroad, una canción
cazuelas con arroz —no vi vegetales, ni car- folclórica.
nes, ni frutas. Por fin, regresamos a la iglesia a dormir.
La gente fue amistosa y alegre con noso- No es difícil creer que la mayoría de los cris-
tros. Fue casi como un festival. Nos hicieron tianos en la India son del grupo dalit. Dada
sentirnos bienvenidos, y no vimos limosneros la forma en que los trata el hinduismo, vale
ni hostilidad, ni tosquedad, ni resentimiento. preguntarse por qué muchos más no se han
Al comienzo sí nos afectó la forma tan inten- convertido al cristianismo, ya que los dalits
sa en que nos miraban, aunque también nos representan entre un 15 y un 20 por ciento de
sonreían. Nos sentimos un poco fuera de la población del país. Pero los cristianos
lugar, pero al entrar la noche ya estábamos constituyen sólo un tres por ciento, más o
más tranquilos, y nos sentimos en casa. menos.
Bailaron y bailaron y luego —durante una La placa a la entrada de la iglesia reza-
puesta del sol maravillosa— dirigieron una ba: “Esta capilla fue construida con la ayuda
procesión en camino a otro asentamiento financiera del Katolische Jungschar Os-
dalit, donde nos esperaba una bienvenida terreichs Bunesleitung” [Dirigencia Federal
similar. No parecía haber fin para los bailes y del Grupo de Jóvenes Católicos Austriacos].
tambores. La fecha era 1977 y terminaba diciendo:
En camino al segundo pueblo pasamos “Please Pray for Them”[Por favor, recen por
por un templo hindú, pero estaba demasiado ellos].
oscuro para ver nada. También pasamos por Dentro, encontramos que había bastan-
una iglesia cristiana, en un campo, muy sim- te comodidad para hacer nuestras necesida-

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Nos encargamos de repartir los regalos


que habíamos traído. La gente se puso muy
alegre. El personal de DLET lo dividió todo
en dos montones —uno para chicas y otro
para chicos. Luego montaron una competen-
cia entre ellos para darlos como premios.
Después de varias carreras y otros juegos,
repartimos los obsequios restantes. Todo se
hizo de manera muy organizada. A los chicos
los llamamos por sus nombres; estaban apun-
tados en una lista que tenían (me pregunto de
dónde sacaron la lista). Luego, nos amonto-
namos en los taxis para volver a Madrás.
La visita me dejó muy impresionado.
Ante todo, me sorprendió la alegría y amabi-
El autor con una familia dalit
lidad de la gente. Esperaba que fueran poco
des. No obstante, aunque nos sentíamos aca- activos, infelices, tal vez poco amigables con
lorados, sudados y sucios, abrimos nuestros los forasteros, sobre todo con los estadouni-
sacos de dormir, petates y/o sábanas, y nos denses “ricos”. La vitalidad y dignidad que
acostamos en el piso de cemento de la iglesia. manifestaban me sorprendieron. Su ropa
Yo tenía sábana, pero hacía tanto calor que estaba generalmente nítida y limpia; no vi
opté por dormir en el portal. Resultó ser una señales de desnutrición o mala salud en chico
buena idea, había buena brisa, sin mosquitos alguno. Entre los niños —todos— vimos
u otros bichos. Sólo percibí unos cuantos sólo sonrisas y ojos relucientes, llenos de
muchachos pasando el tiempo en los alrede- amor. Me impresionó la pulcritud del asenta-
dores, una rana dando saltos y algunos miento.
perros. Es fácil dar por sentada la suciedad que
Era como estar en un campamento de vas a encontrar en un pueblo pobre. Pero no
verano. La gente madrugaba jugando a las fue como esperábamos. El hecho de que no
barajas y charlando. La noche pasó sin inci- hubiera autos, y las pocas bicicletas existen-
dente alguno y nos levantamos a las seis de la tes, demostraba la ausencia de bienes mate-
mañana. Empezaron a pasar los vecinos, riales. Sin embargo, se percibía el orgullo en
curiosos de vernos, y otros empezaron sus las calles, en los patios baldeados y libres de
quehaceres cargando una carreta de pasto. basura. Las casas, con su sencillo decorado,
Los niños vinieron a observar qué era lo que permanecían pulcras y recogidas.
teníamos. Les enseñamos a jugar con frisbees Toda la experiencia me dejó una pregun-
y a saludarse chocando palmas en el aire, ta sin respuesta: ¿Cómo gente tan maltratada
haciendo un high five. Sacamos muchas fotos puede ser tan bella y feliz?
y nos divertimos, pero estábamos muy cansa- Toda la experiencia me dejó una pregun-
dos, acalorados, sudados y sucios, con ganas ta sin respuesta: ¿Cómo gente tan maltratada
de volver al Big White Mother [la Gran puede ser bella y feliz?
Madre Blanca], nombre del barco S.S.
Universe, y ducharnos.

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