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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE NICARAGUA

UNAN-LEÓN

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN Y HUMANIDADES MAESTRÍA EN


HISTORIA

Curso: Diversidad Cultural, Valores e Identidades

Título del Ensayo:

Autor:

Revisión por:
INTRODUCCION:
Menuda ocupación la de conceptualizar y definir el termino Cultura, en vista que universaliza todas las
actividades inteligibles del hombre. Siendo estas actividades, aquellos rasgos distintivos tangibles e
intangibles, intelectuales y afectivos, los cuales permiten diferenciar y caracterizar a una sociedad, grupo
étnico-racial o social durante un periodo determinado. Es debido a la heterogeneidad del concepto mismo
de cultura que se suscita el término diversidad cultural.
En una sociedad más cercana consigo misma y ajena a la concepción del espacio-tiempo, como producto
de la masificación de los medios de comunicación, técnicos y científicos, el mundo es concebido como
una aldea global, permitiendo al hombre no solo tomar conciencia de sí mismo y su entorno, de igual
forma identificar, conocer y en un mayor o menor grado aceptar otras expresiones de carácter socio-
étnico cultural, a la cual podríamos denominar diversidad cultural.
De igual forma, dicha diversidad o pluralidad de manifestaciones intelectuales, artísticas y espirituales se
ven a sí mismo influenciadas por la interacción de carácter demográfico como producto de las
migraciones transitorias, estáticas o recreativas. Este contacto de carácter intercultural
supraterritorializado y transnacionalizado nos permite igualmente entender que la diversidad cultural se
presenta mediante el implemento de nuevas prácticas lingüísticas y modismos, transfigurando el concepto
de identidad y su aserción en el cotidiano.
La identidad cultural es asociada generalmente con la conceptualización, afiliación y la conciencia de
pertenencia a un grupo étnico-racial, el cual manifiesta todos sus rasgos distintivos como producto del
sentimiento de compartir valores comunes. De igual forma dicha identidad con el devenir de los años,
puede ser moldeada debido a factores de carácter endógeno de la misma entidad étnico-racial. El proceso
globalizante experimentado por las diversas naciones del mundo ha otorgado cierta maleabilidad al
término de identidad, en parte manifestada por la ola migratoria de carácter mundial o por la influencia
de los medios de comunicación.
Sin embargo el concepto y la noción de identidad resulta ser igualmente ambiguo, en vista que no solo
puede ser admitido en función de las manifestaciones distintivas de los pueblos, de igual forma es posible
concebirla a partir de la autopercepción en la que cada ciudadano se define y asocia a una región en
particular, en cuanto logra reconocer a los miembros de la comunidad y a su vez a sí mismo como parte
de un todo, es posible esgrimir el termino de identidad como estado resultante de las atribuciones y
expresiones de carácter cultural manifestada por la población misma a la cual pertenece.
Ante esta correlación entre lo expresado (cultura), lo establecido (diversidad) y lo admitido (identidad),
es de igual forma menester para este ensayo, correlacionar los conceptos de Nación y Etnia, en vista que
estos términos permiten de igual manera establecer los procesos de orden coyuntural por el cual
atraviesan aun hoy en los albores del siglo XXI, la sociedad en relación a la noción de sí misma y la
consagración de un estado-nación, que garantice los derechos fundamentales de sus ciudadanos a partir
de sus diferencias.
Es fundamental para toda expresión cultural, étnica-racial y social la existencia de un Estado institucional
y jurídicamente fuerte, que salvaguarde lo conceptuado como patrimonio histórico- cultural, como el
conjunto de bienes tangibles e intangibles como parte del activo de una nación. El primordial cometido
de este trabajo es el de establecer conceptual y sinonímicamente, aquellos elementos que pueden ser
considerados como parte de ese patrimonio manifestado de manera inteligible y espiritual en la
conformación de un verdadero concepto de Estado-Nación.
Se abordara desde el punto de vista historiográfico, como la transmutación de carácter política puede
influir en la concepción de cultura e identidad, en favor de la preservación o exterminio de una expresión
cultural o los diversos valores que conforman la diversidad y definen la identidad de una nación.
DESARROLLO
El concepto de Estado Nación expresa el modelo de organización política surgido en Europa a partir del
siglo XVI y que se consolidó entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. En Nicaragua la definición
de pensamiento político suele utilizarse como la visión del poder y del orden social, las cuales han dirigido
las prácticas políticas de las elites nicaragüenses1. Dicha definición y su implemento en la realidad ha
influido de igual forma en la percepción que se posee de la cultura y sus principales expresiones de
caracteres estéticos, plásticos, musicales, literarios y religiosos en función de una cultura considerada la
moderna, civilizada y más asociada a los intereses del selecto grupo económico con afiliación criollo
europeo.
Sin embargo desde el punto de vista centroamericano, la concepción nacional y su formación estructural
no puede ser forjada desde la homogeneidad étnica-racial, Centroamérica misma está constituida por una
miscelánea de expresiones étnicas2, las cuales dificultan el implemento de una teoría de unidad cultural
como proceso formativo de la nación en particular. La unidad nacional en virtud de una sola
manifestación cultural, desde el proceso de independencia, hasta la consolidación de una burguesía agro-
exportadora a inicios del siglo XX, estuvo caracterizada por la asimilación, segregación, discriminación o
eliminación de las expresiones culturales indígenas, afro descendientes y populares en Nicaragua, como
proyecto impulsado por grupos políticos-económicos de carácter liberal o conservador, con el propósito
de homogenizar una sola entidad étnica más fácil de manipular y controlar.
El concepto de nación es fundamental para la organización y consolidación de la expresividad cultural e
identidad de los pueblos, siempre y cuando se salvaguarden todas y cada una de sus expresiones, de esta
manera el término nación proviene del latín nascere que significa nacer asociando el hecho de pertenencia
al lugar de origen o de nacimiento3, donde se brindan las condiciones necesarias, entre ellas las culturales,
para realizar todas aquellas aspiraciones de una población en particular.
Sin embargo con el concepto de nación, no es posible desasociar los actuales conflictos de carácter racial
como producto de factores de la globalización misma, tales como la migración y la lucha de clases. A
estos términos generalmente se les asocia con paradigmas de raza, clase o cultura por su estatus
migratorio, condición económica o la condición histórica-política que ocupan como ciudadanos
discriminados o de segunda categoría, denominados de igual forma como etnia.
En vista a ello, generalmente se asocia la expresión etnia a los indígenas, sin embargo debemos establecer
que el término mismo aduce, a la unidad tradicional de conciencia de grupo que se diferencia de otros
por compartir lazos comunes de nacionalidad, territorio, cultura, valores, raza o tradición histórica. La
etnia no constituye una unidad estática, por lo que sus características pueden variar a lo largo del tiempo.
El incremento de la población puede generar su desplazamiento, separación o transformación, al sufrir
el contacto con otros grupos étnicos.
Después del periodo de la Anarquía, cuando la elite del incipiente estado de Nicaragua, recapacita en
función de la creación y clarificación de un verdadero concepto de nación, asociado a la necesidad de
construir un canal interoceánico en el país, para posibilitar la inserción de Nicaragua en la economía
mundial.

1 Pérez Baltodano, Andrés. 2003. Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación: providencialismo, pensamiento político y estructuras de
poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica – Universidad Centroamericana.
Fundación Friedrich Ebert. Managua, Nicaragua. Pág. 21
2 Dorrigón Dorrigama, William. 1999. El Proceso de Integración Centroamericano y su Impacto en los pueblos Indígenas. En:

Ricardo Grispun, Carlos Alvarenga y Yasmine Shamsie (edit.). Hacia una Integración desde abajo: Participación, Sociedad Civil
e Integración Centroamericana. Proyecto SICA/SERLA/PAR (Consejo Indígena de Centroamérica). Pág. 50
3 Ordoñez Cifuentes, José Emilio. Nación, Clase y Etnia. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de

la UNAM. Pag.43,44
Sin embargo la poca cohesión de carácter política, los intereses económicos de grupo y personales, no
concretaron ni la construcción de dicho canal, y menos aún los cimientos de una verdadera identidad
nacional, más allá de las evidentes diferencias no solo de carácter étnica-cultural, de igual forma
económica, social y políticas.
Por el contrario, empezó a presumirse y asumirse la realidad indígena a un contexto pretérito distante, en
donde la paz hispánica- que no es más que la eliminación de los pueblos mesoamericanos- no solo
coloniza al nuevo mundo, de manera simultánea contribuye en la construcción de la nueva nación con
una fuerte influencia castellana, pero con remanentes indígenas expresados en un mestizaje ostentado
por las clases sociales menos “culta”, menos blanca y más asociada a las actividades del campo que a las
intelectuales de la vida “urbana”.4

CONCLUSIÓN
La heterogeneidad de las expresiones culturales de los pueblos latinoamericanos, como lo expreso
Agustín Cuevas, imposibilita a la sociedad civil la exteriorización de su autodeterminación como nación
independiente, y lo interioriza como Estado soberano5, evidenciando de esta manera la falta de criterio
de dichos Estados para consolidarse como una entidad regional multiétnica, multilingüe y con el
suficiente criterio político para salvaguardar dichas diferencias que configuran al país. De esta forma la
segregación o discriminación que experimentan ciertos sectores de la nación, no necesariamente los
convierte en parte de la misma, más bien divide al trabajador, al pueblo o la etnia con el propósito de ser
mejor controlado bajo el implemento de una cultura política que segrega y diferencia.
Una vez más se patentiza la supremacía de una cultura de carácter hegemónica ante la subalternidad de
quienes se encuentran en desventaja desde el inicio del proceso colonial y más aún durante la
conformación de los estados-nacionales, en virtud del control básicamente económico y político que se
implementa al ajeno de las elites agroexportadoras en primera instancia, y agroindustriales y técnicas en
la actualidad.
Consolidar un Estado-nación no implica la homogenización étnico-cultural como se pretendía en los
primeros días de la colonia, implica más bien la aceptación, inclusión y difusión de esas diferencias que
consagran a una entidad territorial y la convierten en una nueva especie de biodiversidad cultural o
diversidad. El respeto a dicha diversidad y su protección misma, permitirá brindar respuesta a otras tantas
disyuntivas en el marco de las actividades de carácter social, como la opresión de carácter económica
manifestada en una discriminación de clase social o posición económica.
En conclusión los términos de cultura, identidad y diversidad expresan un universo de afirmaciones como
parte de la expresión elocuente del hombre sobre el concepto que esgrime de su entorno y de sí mismo.
Con el devenir de los años ese mismo criterio de sí mismo, ha sido influenciado por otras manifestaciones
de carácter cultural e idiosincrático, como resultado de los avances de los medios de difusión y
comunicación que han acortan las distancias y disminuido el tiempo entre una zona horaria y otra.
Veremos si la globalización permite evolucionar la concepción del término mismo de cultura ya que si
esta representa valores propios e identificables a una comunidad, como se concebiría a la cultura cuando
uno de sus parámetros, como es la localización y territorialización, es ambiguo o inexistente en un mundo
cuyo diámetro es cada vez más corto, como producto del desarrollo científico.

4 Abdel Malek, Anouar. 1975. La dialéctica social. Ediciones Siglo XXI. México. Pág. 111
5 Cueva, Agustín. Cultura, clase y nación. Revista Cuadernos Políticos, núm. 31, enero-marzo de 1982. México p. 89.
BIBLIOGRAFIA
1. Abdel Malek, Anouar. 1975. La dialéctica social. Ediciones Siglo XXI. México.
2. Cueva, Agustín. Cultura, clase y nación. Revista Cuadernos Políticos, núm. 31, enero-marzo de 1982.
México
3. Dorrigón Dorrigama, William. 1999. El Proceso de Integración Centroamericano y su Impacto
en los pueblos Indígenas. En: Ricardo Grispun, Carlos Alvarenga y Yasmine Shamsie (edit.).
Hacia una Integración desde abajo: Participación, Sociedad Civil e Integración Centroamericana.
Proyecto SICA/SERLA/PAR (Consejo Indígena de Centroamérica).
4. Ordoñez Cifuentes, José Emilio. Nación, Clase y Etnia. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
5. Pérez Baltodano, Andrés. 2003. Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación: providencialismo,
pensamiento político y estructuras de poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. Instituto de Historia de
Nicaragua y Centroamérica – Universidad Centroamericana. Fundación Friedrich Ebert.
Managua, Nicaragua.

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