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El beso sirve entonces como un primer examen del otro, un examen del que no somos
conscientes. Lo confirma un estudio de la Universidad de Oxford, realizado por Rafael
Wlodarski y Robin Dunbar, que sugiere que ayuda a evaluar la idoneidad de la pareja.
También la científica Sheril Kirshenbaum, de la Universidad de Texas, una de las
mayores expertas en la materia y autora del libro La ciencia del besar, aporta datos
interesantes, como por ejemplo que las mujeres se sienten atraídas por el olor de los
hombres que portan un código genético distinto del de ellas porque, de esa manera, se
aseguran mejor descendencia.
Pero, además, se liberan otras sustancias, como el óxido nítrico, que relaja los vasos
sanguíneos, provocando un incremento en el flujo sanguíneo del pene y, por tanto, la
erección. O la feniletilamina, "una anfetamina potente y rápida que estimula el
sentimiento de placer, por eso el primer beso de los adolescentes suele ser más intenso y
apasionado", explica el doctor Jesús de la Gándara, jefe de Psiquiatría del Hospital
Universitario de Burgos y autor del libro El planeta de los besos. Aunque el psiquiatra
destaca que no solo ocurre en los adolescentes, según Gándara, también puede darse en
adultos, "la clave reside en encontrar a la persona que despierte ese neurotransmisor".
Pero la pasión no es eterna. La química del beso parece cambiar con el paso del tiempo
dentro de una misma relación. De manera que el enamoramiento inicial donde todo es
energía y vitalidad se va desvaneciendo paulatinamente y deja paso a una segunda etapa
más sosegada. Para el biólogo David Bueno, la razón de este cambio reside en la
saturación de los receptores del cerebro, "se pasa a otra etapa en la que no se siente la
pasión inicial pero se está a gusto con esa persona. Aunque no todas las parejas realizan
el paso del primer estadio al segundo", aclara. El psiquiatra Jesús de la Gándara señala
incluso que existe un cambio en la química cerebral, "al principio de la relación hay gran
estimulación hormonal donde dominan los andrógenos (testosterona) y la dopamina, pero
con el paso del tiempo cambia y se estimula más la vasopresina y la oxitocina; se besan
con menos frecuencia e intensidad pero de manera más cariñosa y estable". Algo que
parece confirmar un estudio realizado en la Universidad Bar llán, en Israel, y que mostró
el importante papel de la oxitocina, la hormona que genera apego, en las relaciones
estables.
No hay que olvidar que a través del beso también compartimos enfermedades, por
ejemplo la mononucleosis (también conocida como la enfermedad del beso, muy
frecuente en adolescentes). De hecho, con cada beso de 10 segundos intercambiamos 80
millones de bacterias, según un estudio realizado en Holanda. ¿Esto quiere decir que es
malo besarse? "No, besarse en bueno. Hay estudios que han demostrado que las personas
que besan más viven más porque todo lo que hay a su alrededor es positivo (compañía,
ayuda, apoyo emocional). No hacerlo significa que no se tiene buena relación con seres
humanos", afirma el psiquiatra, quien concluye que lo difícil no es que te besen, sino tener
a alguien que se deje besar.